Obras

La Rhetorica ad Alexandrum, obra anónima escrita en Grecia durante el siglo IV a. C., fue atribuida a Aristóteles, quizás por una dedicatoria a Alejandro que figura al frente de ella, pero que realmente no era obra del Estagirita. Los estudiosos actuales (J. J. Murphy, 1983), la atribuyen a Anaxímenes de Lámpsaco, otro contemporáneo de Aristóteles.

Tras una carta introductoria a Alejandro, trata de los tres géneros tradicionales de oratoria ‑deliberativo, epidíctico y forense‑, de sus diferentes especies ‑persuasiva, disuasiva, encomiástica, vituperativa, acusativa, defensiva e inquisitiva‑ y de los temas de cada uno de los géneros de oratoria. Dedica una amplia extensión a los diferentes tipos de pruebas, tanto directas como suplementarias. Describe detalladamente múltiples aspectos relacionados con la elocutio, como la elegancia y la claridad del discurso, la antítesis, la parisosis, y trata también de las diferentes partes del discurso. En la Antigüedad ejerció escasa influencia pero en la Edad Media fue traducida tres veces al latín.

A juicio de López Eire, la importancia de este tratado reside en ser un manual de retórica práctica y aplicada, «una especie de recetario o prontuario de la inmensa y complicada casuística en que se desenvuelven las reglas o normas que rigen los discursos retóricos» (2002: 242).