Volver a la página de inicio Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

:: www.cervantesvirtual.com » Historia » Carlos V » Miscelánea de textos breves relativos a la época del emperador

Miscelánea de textos breves relativos a la época del emperador


1539, 17 de abril. Discurso pronunciado por Carlos V, en español, en la Sala del Consistorio del Vaticano ante el Papa Paulo III y los cardenales y embajadores extranjeros


     [MOREL-FATIO. Bulletin Hispanique Nº 15. 1913, pp. 212-15.]

     [MIGUÉLEZ (ed.). Ciudad de Dios. 1913. Con las correcciones de OLIVER ASIN. Historia de la lengua española. 216-19.]

     [GARCÍA-GALLO, A. (ed.). Antología de fuentes del antiguo Derecho. Madrid : 1975, pp.730-731.]



     Beatissime Pater, muy Reverendo Sacro Colegio, Ilustres Magníficos Cavalleros que presentes estais: Bien creo que ansi a Vuestra Santidad como a todos los demás, sea manifiesto quánto, así por Nos como por nuestros antepasados. desde grandes tiempos pasados hasta los que presente tenemos, de contino la paz y sosiego de la Christiandad se aya procurado, deseando siempre orgullosamente emplear todo el poder y grandeça que Dios nos dió contra los paganos e infieles, enemigos de nuestra santta Fee cathólica. Y así mesmo, a V. Sa. y a todos vosotros os será nottorio quánto por parte del Rey de Francia de contino los tales effetos se ayan estorvado: digo, de la paz de la Christiandad y de la guerra que con ella a los enemigos de Dios y nuestros se pudiera haver hecho. Y que esto sea verdad, claramente por lo pasado lo muestran las pruevas, tanto del sacro emperador Maximiliano, quanto del cathólico rey Femando, nuestros gloriosos agüelos, cuya memoria bien sé que en las vuestras estará tan fresca; que bien creo que os acordareis, así del estorvo que el Rey de Francia hizo al glorioso propósito que el rey don Femando tenía de con tan poderoso exército pasar en allende, como de las palabras que el emperador Maximiliano dixo la postrera vez que con el Rey de Francia hizo paz, que fueron estas: «Esta es la oncena vez que con el Rey de Francia hago, -así, como las otras vezes- la paz, por el deseo que tengo de la paz de la Christiandad, y no porque no sepa que la ha de romper el Rey de Francia, así esta como todas las otras que ha hecho.»

     Porque las cosas que en nuestro tiempo han pasado, V. Sd. y todos son buenos testigos si de ellas yo he sido causa; para lo qual no queraís más prueba y testimonio las grandes vittorias que Dios de contino nos ha dado, y muchas vezes con tanta desigualdad de gente como fué en tal y tal; de las quales, quasi todas más han seído en nuestros señoríos que, de nuestros enemigos. De lo qual, aunque otra cosa no fuese, cada uno podría colegir las dichas cosas hechas por nuestra parte más por necesidad de defender lo nuestro, que por<que> el deseo de adquirir lo ageno nos moviese. A lo qual, si el Rey de Francia dize que lo haze por tomar lo suyo, porque pretende haver no sé qué cosas de las nuestras, a esto digo Yo que, pues agora se á de hazer Concilio, que yo remito a él todas estas cosas, y sometiéndome a todo lo que en el dicho Concilio se dispusiere.

     Y esto y mucho más haré por la paz de la Christiandad y por que no tenga el Rey de Francia ocasión, si por otra cosa no lo haze, de hacer concierto y ligas con el Turco y con los infieles, de lo qual ellos serian los que gozarían, si Dios por nuestros pecados nos dexase un poco olvidar. Porque bien sabe V. Sa., y a todos es manifiesto, los conciertos y concordias que havia entre el Rey de Francia y el Turco al tiempo que pasarnos a Ungría, donde Nuestro Señor nos hizo tan señalada merced de damos tan gran vittoria, como fué, sin calçar espuela ni dar golpe de spada, hazer retirar al Turco con un tan poderoso e innumerable exército como tenía. A donde embiamos a rogar [al Rey de Francia] que nos favoreciese e ayudase en la tal empresa; y nos respondió que, por estar muy fatigado y por no poder ayudarnos, que no partía; y embiámosle a rogar de nuevo, y como nuestro embaxador le supplicó que por lo que cumplía a la Christiandad tomase él la empresa de Coron, y a esto respondióde arriva: que tan presto no se podía hazer una tal armada. Savido por Nos su voluntad, hezimos la armada por mar, que a V. Sd. y a todos es nottorio, y sabemos que el Turco, con avisos del dicho Rey, se retiró sin dar vatalla. También creo que V. Sd. savrá, y si no, sépalo, que al tiempo que quisimos partir a hazer la empresa de Túnez, le embiamos a rogar, para sólo este effeto, nos prestase sus galeras. A lo qual respondió que no lo podía hazer, por quanto Barb[r]oja hera su amigo. Y no solamente esto mas yo propio con mis manos tomé en la Goleta estas cartas que tengo en la mano, que las embiava a Barbarroja, en una fragata, el Rey de Francia, en las quales ay palabras de tan familiar amistad, quanto en ellas podrá b[i]en veer quien veer lo quisiere.

     Por lo qual, digo que, si el Rey de Francia lo ha por querer el Ducado de Milán, que Yo me profiero y contento de darlo a su hijo tercero, con las condiciones que antes de agora tengo dichas. Y si lo quieren para este hijo segundo, yo me contento también de dárselo, con tal que sea con tal condición y seguridad que éste no presuma en Italia de mover guerra, diziendo que por parte de su muger pretenda a Florencia o al Ducato de Urbino.

     Y esto, si algunos piensan que yo lo hago por temor, están muy errados. Porque yo tengo tales vasallos y que tam bien me han servido y ayudado, que si el rey de Francia los tuviese a mi me seria forçado venir con las manos atadas a lo que él quisiese. Y que esto sea verdad, nos da[n] testimonio las obras que de sus manos han salido. Y algunos dizen que yo quiero ser monarcha del mundo. Y mi pensamiento y obras muestran que es lo contrario. Porque el Ducato de Milán yo le tuve antes de agora, y lo di a cuyo era; y agora digo que lo daré, pero quiérolo dar de manera que la Christiandad esté segura de guerra. Y por que V. Sd. sepa mi intención y el pensamiento del Rey de Francia, yo tengo letras suyas, que si le quería dar el Ducato de Milán que él me ayudaría y haría señor del resto de Italia. Y a su embaxador, que está presente, doy por testigo, que sabe lo que sobre ello me ha hablado y lo que yo le he respondido: que no lo quiero hazer. Porque mi intención no es hazer guerra contra los christianos, sino contra los infieles, y que la Italia y la Christiandad esté en paz y que posea cada uno lo suyo, y que nos concertemos y hagamos una confederación contra los infieles, como ha seído y es siempre mi intención de hazella; donde avrá mucha y mucha tierra para que podamos partir, sin pensar a lo de acá.

     Y si el Rey de Francia haze lo que haze por odio y por enemistad que a mi persona tenga, a esto digo que ninguna razón tiene; porque Yo, siempre que él de mí lo quisiere, le terné el amor y voluntad que a mi hermano devo tener. Mas si no basta esto para él, yo no sé para qué es querer tantos derramamientos de sangre y tántas muertes de christianos; donde redundará tánto daño a la Christiandad que a los que quedarán les será forçado venir a ser esclavos de sus esclavos mesmos. Y por tanto, Yo prometo a V. Sd., delante deste Sacro Collegio y de todos estos cavalleros que presentes están, si el Rey de Francia se quisiere conduzir conmigo en campo de su persona a la mía, de conduzirme con él armado o desarmado en camisa, con una spada y un puñal, en tierra o en mar, o en una puente o en isla, o en campo cerrado, o delante de nuestros exércitos, o do quiera y como quiera que él querrá y justo sea. Y con tanto, no digo más, sino que yo le doy veinte días de plazo, para que se resuelva en tomar la paz y estar en aquella verdad y fuerça que la verdad contiene -y no con seguridad y fuerça de palabras ni scrituras, las quales no creo que nadie nos culpará si yo no les diere fee, por el poco effetto que dellas tantas veces ha salido, sino con seguridad de poner en trocados y rehenes sus hijos y los míos; en la qual seguridad sola me parece que [la Cristiandad] podía estar segura-, o con tomar la guerra en la manera que tengo dicho. Donde si ninguna dellas quisiere, yo tomo a Dios y a V. Sa., como su vicario en la tierra, por juez para que, si yo no tengo razón, V. Sa. me castigue; y si la tengo, V. Sa. me ayude y favoresca contra los que no la tuvieren.

     Y con esto, Yo me parto mañana para la Lombardía, donde nos toparemos para rompernos también las cabeças; espero en Dios que será para el Rey de Francia peiora prioribus Y con esto acabo, diziendo una vez y tres: que quiero paz, que quiero paz, que quiero paz.



Mapa del sitio / Web map Página mantenida por el Taller Digital Marco legal Página principal Enviar correo