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- Título:
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Nuestro Padre San Daniel : novela de capellanes y devotos / Gabriel Miró - Registro bibliográfico
- Autor:
-
Miró, Gabriel, 1879-1930
- Portal:
-
Gabriel Miró
Visitar sitio web
- Materia:
-
Novela española Siglo 20º
- Fragmentos
'ana amparo millás' en la obra
: (10
coincidencias encontradas)
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Acuden alfareros al amparo de la ermita.
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Les obliga a marchas rápidas y penosas, a caminar veinticuatro millas en cinco horas soportando armas
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callado de las frondas inmóviles, le dejaban una clara conciencia de la quietud y de la soledad, un amparo
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Entonces, el asco y la piedad le dieron a Paulina un súbito denuedo, y amparó al ruin.
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Una vez al año -por Santa Ana- lo tomaba don Magín.
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Parose don Magín gritándoles:
-¡La paz sea en San Ginés, y bien podíais rociarlo siquiera por Santa Ana
-
-¡En este Santa Ana ya recelábamos no verle!
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porque era menester reducirlos y no podía para no malograr tres huevos que empollaba en el caliente amparo
-
Llegaba la hora de las súplicas; y, arrostrando el diluvio, acudían las devotas al amparo de sus paraguas
-
se murmuraba del arquitecto diocesano, de Su Ilustrísima, de sus consejeros, del Municipio, que no amparó
- Formatos:
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Resultado número:1 Libro electrónico
- Título:
- Nuestro Padre San Daniel : novela de capellanes y devotos / Gabriel Miró - Registro bibliográfico
- Autor:
- Miró, Gabriel, 1879-1930
- Portal:
- Gabriel Miró Visitar sitio web
- Materia:
- Novela española Siglo 20º
- Fragmentos 'ana amparo millás' en la obra : (10 coincidencias encontradas)
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- Acuden alfareros al amparo de la ermita.
- Les obliga a marchas rápidas y penosas, a caminar veinticuatro millas en cinco horas soportando armas
- callado de las frondas inmóviles, le dejaban una clara conciencia de la quietud y de la soledad, un amparo
- Entonces, el asco y la piedad le dieron a Paulina un súbito denuedo, y amparó al ruin.
- Una vez al año -por Santa Ana- lo tomaba don Magín.
- Parose don Magín gritándoles: -¡La paz sea en San Ginés, y bien podíais rociarlo siquiera por Santa Ana
- -¡En este Santa Ana ya recelábamos no verle!
- porque era menester reducirlos y no podía para no malograr tres huevos que empollaba en el caliente amparo
- Llegaba la hora de las súplicas; y, arrostrando el diluvio, acudían las devotas al amparo de sus paraguas
- se murmuraba del arquitecto diocesano, de Su Ilustrísima, de sus consejeros, del Municipio, que no amparó
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