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Resultado número:1
Texto
- Título:
-
Sancho Saldaña ó El Castellano de Cuéllar / José de Espronceda - Registro bibliográfico
- Autor:
-
Espronceda, José de, 1808-1842
- Portales:
-
José de Espronceda
Visitar sitio web
| Novela Histórica Española
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- Pub. orig.:
- Madrid, Repullés, 1834
- Materia:
-
Narrativa breve española Siglo 19º
- Fragmentos
'elvira lindo' en la obra
: (44
coincidencias encontradas)
-
-
esto pasaba en Valladolid y
andaba tan alborotado el palacio con la muerte del señor de
Haro, nuestro lindo
-
lágrimas
y la soledad; cada visita que le hacía Saldaña era un
nuevo martirio, y la desaparición de Elvira
-
consuelo que sus lágrimas
y las religiosas palabras con que tal vez confortaba su
ánimo la generosa Elvira
-
Elvira, encerrada a todas horas en un oratorio
que allí había, rara vez, como hemos dicho, humillaba
-
con que dar el permiso que le
pedían de parte del que podía visitarla sin
él, y volvió el rostro a Elvira
-
-prosiguió Elvira en uno de sus arrebatos de
entusiasmo, sin atender a la respuesta de la camarera-.
-
Pero antes de que ella llegara, el lindo paje, que
irritado de su tardanza había ido con licencia de
-
Levantóse Leonor de su
asiento, saludándole con dignidad; entróse en el
oratorio Elvira sin descubrirse
-
airados a ver quién era la que con tanto atrevimiento le
interrumpía, y halló en pie a su espalda a Elvira
-
-Las
amenazas, los tormentos, los más crueles martirios -repuso
Elvira- que puedas imaginarte, son para
-
Sí, Leonor -prosiguió
volviendo la espalda a Elvira-; pero esta mujer tiene razón,
nadie es más desdichado
-
-exclamó Elvira con entusiasmo, echando atrás su
capucha, y descubriendo el rostro-. ¡Yo te amo!
-
-¡Elvira! -gritó
Saldaña espantado y retrocediendo algunos pasos con susto-.
¡Por Santiago!
-
¿eres tú Elvira?
¡Qué horror!, ¡qué horror!
-
¡Elvira!...
-
-Elvira -exclamó con humildad
Saldaña-, perdóname.
-
-Pide
a Dios tu perdón, no a mí -repuso Elvira con
majestad-: arrepiéntete de tus crímenes, deja libre
-
-exclamó Elvira alzando ambas manos
al cielo.
-
Quedaron todos suspensos: Leonor se
apartó amedrentada, Elvira se persignó y
Saldaña se puso encendido
-
-Si
tienes algún temor de Dios, detente -gritó Elvira-, y
acuérdate que con esas mismas manos que quieres
-
Leonor
y Elvira acudieron a socorrerle, y tomándole ésta una
mano, sintió el hielo de la muerte en la
-
agudos chistes
y las entretenidas canciones; en fin, todo era júbilo, y
todo lo había dispuesto el lindo
-
Por último, el
tiempo, que para Elvira andaba apenas con pies de plomo,
llegó ya de dejar el banquete
-
Volvía el rey la cabeza en aquel momento
dirigiéndoles la palabra, cuando la fanática Elvira
se aparece
-
-Cúmplase
la justicia de Dios -exclamó Elvira.
-
Leída que fue la
declaración del acusador, entró en la sala un joven
lindo de cara con la visera alta
-
Recordó también la aparición de Elvira en la
cueva de los bandidos, achacándosela ahora a Zoraida con
-
Pero
la persona más digna de compasión entre los
habitantes de la fortaleza de Cuéllar, era Elvira, que
-
La cabeza
volcánica de Elvira estaba asaz dispuesta a recibir las
impresiones que el supuesto fraile
-
sacerdote que había tomado inspiraba
demasiado respeto para que nadie intentase oír sus
diálogos con Elvira
-
Tiempo
hacía ya que el atrevido judío hablaba a puerta
cerrada con la infeliz Elvira, disponiéndola en
-
Hallábase Elvira en uno de aquellos accesos de
locura en que el mentido religioso había logrado ponerla
-
Hablaba Elvira
interrumpiéndose al mismo tiempo con cantos y oraciones que
ya entonaba en voz alta, ya
-
-exclamó Elvira-, benigno acepta mi sacrificio y ten piedad
de mi hermano.
-
Diciendo así tomó el
brazo de Elvira, y echaron a andar precipitadamente hacia la
estancia donde el rey
-
Iba Elvira fuera de sí hablando consigo
misma, tirada atrás la capucha de su almalafa, erizado el
cabello
-
Oíale Elvira sin replicar
palabra, y como una máquina se dejaba llevar del
judío.
-
del
éxito de tamaña empresa como trataba de llevar a
término, y muy desconfiado de la resolución de Elvira
-
Quedó, pues, Elvira sola y
oculta en una vuelta del corredor, temblando a veces al menor
ruido, esperando
-
agudos chistes y las entretenidas canciones; en fin, todo era
júbilo, y todo lo había dispuesto el lindo
-
Por
último, el tiempo, que para Elvira andaba apenas con pies de
plomo, llegó ya de dejar el banquete
-
Volvía el rey la cabeza en aquel momento
dirigiéndoles la palabra, cuando la fanática Elvira
se aparece
-
-Cúmplase la justicia de Dios
-exclamó Elvira.
-
Yacía Elvira en tierra sin
movimiento.
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- Espronceda, José de, 1808-1842 1 [Eliminar filtro]
- 1834 1 [Eliminar filtro]
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Resultado número:1 Texto
- Título:
- Sancho Saldaña ó El Castellano de Cuéllar / José de Espronceda - Registro bibliográfico
- Autor:
- Espronceda, José de, 1808-1842
- Portales:
- José de Espronceda Visitar sitio web | Novela Histórica Española Visitar sitio web
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- Madrid, Repullés, 1834
- Materia:
- Narrativa breve española Siglo 19º
- Fragmentos 'elvira lindo' en la obra : (44 coincidencias encontradas)
-
- esto pasaba en Valladolid y andaba tan alborotado el palacio con la muerte del señor de Haro, nuestro lindo
- lágrimas y la soledad; cada visita que le hacía Saldaña era un nuevo martirio, y la desaparición de Elvira
- consuelo que sus lágrimas y las religiosas palabras con que tal vez confortaba su ánimo la generosa Elvira
- Elvira, encerrada a todas horas en un oratorio que allí había, rara vez, como hemos dicho, humillaba
- con que dar el permiso que le pedían de parte del que podía visitarla sin él, y volvió el rostro a Elvira
- -prosiguió Elvira en uno de sus arrebatos de entusiasmo, sin atender a la respuesta de la camarera-.
- Pero antes de que ella llegara, el lindo paje, que irritado de su tardanza había ido con licencia de
- Levantóse Leonor de su asiento, saludándole con dignidad; entróse en el oratorio Elvira sin descubrirse
- airados a ver quién era la que con tanto atrevimiento le interrumpía, y halló en pie a su espalda a Elvira
- -Las amenazas, los tormentos, los más crueles martirios -repuso Elvira- que puedas imaginarte, son para
- Sí, Leonor -prosiguió volviendo la espalda a Elvira-; pero esta mujer tiene razón, nadie es más desdichado
- -exclamó Elvira con entusiasmo, echando atrás su capucha, y descubriendo el rostro-. ¡Yo te amo!
- -¡Elvira! -gritó Saldaña espantado y retrocediendo algunos pasos con susto-. ¡Por Santiago!
- ¿eres tú Elvira? ¡Qué horror!, ¡qué horror!
- ¡Elvira!...
- -Elvira -exclamó con humildad Saldaña-, perdóname.
- -Pide a Dios tu perdón, no a mí -repuso Elvira con majestad-: arrepiéntete de tus crímenes, deja libre
- -exclamó Elvira alzando ambas manos al cielo.
- Quedaron todos suspensos: Leonor se apartó amedrentada, Elvira se persignó y Saldaña se puso encendido
- -Si tienes algún temor de Dios, detente -gritó Elvira-, y acuérdate que con esas mismas manos que quieres
- Leonor y Elvira acudieron a socorrerle, y tomándole ésta una mano, sintió el hielo de la muerte en la
- agudos chistes y las entretenidas canciones; en fin, todo era júbilo, y todo lo había dispuesto el lindo
- Por último, el tiempo, que para Elvira andaba apenas con pies de plomo, llegó ya de dejar el banquete
- Volvía el rey la cabeza en aquel momento dirigiéndoles la palabra, cuando la fanática Elvira se aparece
- -Cúmplase la justicia de Dios -exclamó Elvira.
- Leída que fue la declaración del acusador, entró en la sala un joven lindo de cara con la visera alta
- Recordó también la aparición de Elvira en la cueva de los bandidos, achacándosela ahora a Zoraida con
- Pero la persona más digna de compasión entre los habitantes de la fortaleza de Cuéllar, era Elvira, que
- La cabeza volcánica de Elvira estaba asaz dispuesta a recibir las impresiones que el supuesto fraile
- sacerdote que había tomado inspiraba demasiado respeto para que nadie intentase oír sus diálogos con Elvira
- Tiempo hacía ya que el atrevido judío hablaba a puerta cerrada con la infeliz Elvira, disponiéndola en
- Hallábase Elvira en uno de aquellos accesos de locura en que el mentido religioso había logrado ponerla
- Hablaba Elvira interrumpiéndose al mismo tiempo con cantos y oraciones que ya entonaba en voz alta, ya
- -exclamó Elvira-, benigno acepta mi sacrificio y ten piedad de mi hermano.
- Diciendo así tomó el brazo de Elvira, y echaron a andar precipitadamente hacia la estancia donde el rey
- Iba Elvira fuera de sí hablando consigo misma, tirada atrás la capucha de su almalafa, erizado el cabello
- Oíale Elvira sin replicar palabra, y como una máquina se dejaba llevar del judío.
- del éxito de tamaña empresa como trataba de llevar a término, y muy desconfiado de la resolución de Elvira
- Quedó, pues, Elvira sola y oculta en una vuelta del corredor, temblando a veces al menor ruido, esperando
- agudos chistes y las entretenidas canciones; en fin, todo era júbilo, y todo lo había dispuesto el lindo
- Por último, el tiempo, que para Elvira andaba apenas con pies de plomo, llegó ya de dejar el banquete
- Volvía el rey la cabeza en aquel momento dirigiéndoles la palabra, cuando la fanática Elvira se aparece
- -Cúmplase la justicia de Dios -exclamó Elvira.
- Yacía Elvira en tierra sin movimiento.
- Formatos:
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- Espronceda, José de, 1808-1842 1 [Eliminar filtro]
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