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Libro electrónico
- Título:
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La velada del helecho o El donativo del diablo : novela / Gertrudis Gómez de Avellaneda - Registro bibliográfico
- Autor:
-
Gómez de Avellaneda, Gertrudis, 1814-1873
- Portales:
-
Biblioteca americana
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| Gertrudis Gómez de Avellaneda
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| Escritoras españolas
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- Materia:
-
Novela cubana Siglo 19º
- Fragmentos
'juan montero delgado' en la obra
: (20
coincidencias encontradas)
-
-
nuestra historia
no llegaban a doscientos, a pasar la velada en la casa del rico
ganadero Juan
-
A pesar de esto era tan modesta y
tan amable la hija de Juan Bautista, que la querían de todo
-
un solo piso bajo, pero suficiente para prestar alojamiento a los
varios pastores que empleaba Juan
-
hablaremos, por ser el destinado a
servir de punto de reunión a los convidados a la velada de San Juan
-
figuras de aliso
hábilmente labrado, representando a la Santa Virgen, al bienaventurado
San Juan
-
Juan Bautista,
con un aire de hospitalidad verdaderamente patriarcal, salió al
encuentro de sus
-
Era este un joven como de veintidós a veintitrés
años, delgado, esbelto, de estructura nerviosa,
-
la sala el
baile comenzado en el campo, y para acallar a unos y disipar el enojo de otros,
Juan
-
Mi difunta
madre era hija de un montero del viejo barón (que Dios haya perdonado),
y el dicho
-
montero, mi abuelo (que también descanse en paz), tuvo una
vez la dicha de salvar la vida a la señora
-
resérvame un jarro de vino y el mejor pedazo de tu
queso la noche de la velada de San Juan, pues
-
-Solo se dice -repuso Juan Bautista-, que la persona agraciada debe
hallarse completamente sola y
-
Oscura por demás estaba la noche en el momento en que
abandonó el paje la casa de Juan Bautista.
-
Antes de que pudiera terminar su frase la sorprendida joven
entró Juan Bautista en la estancia, y
-
-pronunció Juan
Bautista soltando su paquete y mirando al joven pasmado de su audacia-.
-
Hízolo así Juan Bautista, mientras su interlocutor,
aprovechando el momento, buscó con los ojos a
-
-Ningún inconveniente veo -respondió Juan Bautista-;
¿pero sabéis que no hubiera sospechado jamás
-
-¿No os decía yo que Juan Bautista Keller era el
hombre más afortunado del mundo?
-
-Tenéis razón, vecina; Juan Bautista es el hijo de la
dicha: todavía lo habéis de ver a él mismo,
-
-Es novio de mi hija -respondió Juan Bautista-; hele
allí, ¿qué queréis de él?
- Formatos:
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Resultado número:1 Libro electrónico
- Título:
- La velada del helecho o El donativo del diablo : novela / Gertrudis Gómez de Avellaneda - Registro bibliográfico
- Autor:
- Gómez de Avellaneda, Gertrudis, 1814-1873
- Portales:
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- Materia:
- Novela cubana Siglo 19º
- Fragmentos 'juan montero delgado' en la obra : (20 coincidencias encontradas)
-
- nuestra historia no llegaban a doscientos, a pasar la velada en la casa del rico ganadero Juan
- A pesar de esto era tan modesta y tan amable la hija de Juan Bautista, que la querían de todo
- un solo piso bajo, pero suficiente para prestar alojamiento a los varios pastores que empleaba Juan
- hablaremos, por ser el destinado a servir de punto de reunión a los convidados a la velada de San Juan
- figuras de aliso hábilmente labrado, representando a la Santa Virgen, al bienaventurado San Juan
- Juan Bautista, con un aire de hospitalidad verdaderamente patriarcal, salió al encuentro de sus
- Era este un joven como de veintidós a veintitrés años, delgado, esbelto, de estructura nerviosa,
- la sala el baile comenzado en el campo, y para acallar a unos y disipar el enojo de otros, Juan
- Mi difunta madre era hija de un montero del viejo barón (que Dios haya perdonado), y el dicho
- montero, mi abuelo (que también descanse en paz), tuvo una vez la dicha de salvar la vida a la señora
- resérvame un jarro de vino y el mejor pedazo de tu queso la noche de la velada de San Juan, pues
- -Solo se dice -repuso Juan Bautista-, que la persona agraciada debe hallarse completamente sola y
- Oscura por demás estaba la noche en el momento en que abandonó el paje la casa de Juan Bautista.
- Antes de que pudiera terminar su frase la sorprendida joven entró Juan Bautista en la estancia, y
- -pronunció Juan Bautista soltando su paquete y mirando al joven pasmado de su audacia-.
- Hízolo así Juan Bautista, mientras su interlocutor, aprovechando el momento, buscó con los ojos a
- -Ningún inconveniente veo -respondió Juan Bautista-; ¿pero sabéis que no hubiera sospechado jamás
- -¿No os decía yo que Juan Bautista Keller era el hombre más afortunado del mundo?
- -Tenéis razón, vecina; Juan Bautista es el hijo de la dicha: todavía lo habéis de ver a él mismo,
- -Es novio de mi hija -respondió Juan Bautista-; hele allí, ¿qué queréis de él?
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