Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
IndiceSiguiente


Abajo

Comedia llamada Trato de Argel,

hecha por Miguel de Zerbantes, questuuo cautiuo en el siete años1.

Miguel de Cervantes Saavedra



  —[7]→     -fol. 1r-  
[Personages2.
 

 
AURELIO,   cautiuo.
ZAHARA,    ama de Aurelio.
SILUIA,   cautiua, esclaua de Yzuf.
YZUF,   renegado, amo de Aurelio.
MAMI (AYDAR),    soldado cosario.
FATIMA,   criada de Zahara.
SAYAUEDRA,   soldado cautiuo.
LEONARDO,    cautiuo.
SEBASTIAN,   muchacho cautiuo.
UN PREGONERO.
PADRE, MADRE y dos muchachos cautiuos (JUANICO y FRANCISCO).
Un niño cautiuo.
UN DEMONIO.
LA OCASION.
LA NECESIDAD.
PEDRO ALUAREZ,   cautiuo.
AZAN,   rey de Argel.
Dos mercaderes moros (1.º y 2.º).
UN MORO.
Dos muchachillos moros.
Otro morillo.
  —8→  
Dos esclauos christianos3.
Otro christiano.
Tres esclauos christianos mas.
Dos alarabes.
Un leon.
Varios moros.
Cuatro turcos.]





ArribaAbajo Jornada Primera

 

Interlucutores: AURELIO; ZAHARA, ama de AURELIO; FATIMA, criada de ZAHARA; YZUF, amo de AURELIO.4

 
AUR.
¡Triste y miserable estado!
¡Triste5 esclauitud amarga,
donde es la pena tan larga
quan corto el bien y abreuiado!
¡O purgatorio en la vida,5
ynfierno puesto en el mundo,
mal que no tiene segundo6,
estrecho do no ay salida!
¡Çifra de quanto dolor
se reparte en los dolores,10
daño que entre los mayores
se a de tener por mayor!
¡Neçesidad increible,
muerte creible y palpable,
trato misero intratable,15
mal visible e inuisible!
¡Toque que nuestra paçiençia7
descubre si es valerosa;
—9→
pobre vida trabajosa,
retrato de penitençia!20
Callese aqui este8 tormento,
que, segun me es enemigo,
no llegará quanto9 digo
a un punto de lo que siento.
Ponderase10 mi dolor,25
con deçir, bañado en lloros,
que mi cuerpo está entre moros,
y el alma en poder de Amor.
Del cuerpo y alma es mi pena:
el cuerpo ya ueis qual ua;30
mi alma rendida está
a la amorosa cadena.
Pense yo que no tenia
Amor poder entre esclauos;
pero en mi sus reçios clauos35
muestran11 mas su gallardia.
¿Que buscas en la miseria,
Amor, de gente cautiua?
Dejala que muera o viua
con su pobreza y laçeria.40
¿No ues que el hilo se corta
desa tu amorosa estanbre,
aqui con sed o12 con hanbre,
a la larga o a la corta?
Mas creo que13 no as querido45
oluidarme en este estrecho:
que as uisto sano mi pecho,
aunque tan roto el uestido.
Desde agora claro entiendo
que el poder que en ti se ençierra50
—10→
abraça el çielo y la tierra,
y mas que no conprehendo.
Una cosa te pidiera,
si en esa tu condiçion
una sombra de razon55
por entre mill sombras uiera,
y es que, pues fuiste la causa
de acabarme y destruirme,
que14 en el contino herirme
hagas un momento15 pausa.60
Yo no te pido que salgas
de mi pecho, pues no puedes;
antes te pido que quedes,
y en este trançe me valgas.
Mira que se me apareja1665
una muy fiera batalla,
y que no e de atropellalla
si tu consejo me deja.
Del lugar do me pusiste
me procuran derribar;70
-fol. 1v-
pero ¿quien podra bajar17
lo que tu una vez18 subiste?
Ya viene Zahara y su arenga;
¡ay, enfadosa porfía,
como que me falta19 el dia75
antes que la noche uenga!
¡Valedme, Siluia, bien mio,
que, si uos me dais ayuda,
de guerra mas ardua y cruda
lleuar la palma confio!80
  —11→  
 

(Entra agora ZAHARA, ama de AURELIO, y FATIMA, criada de ZAHARA20.)

 
ZAH.
¿Aurelio?
AUR.
Señora mia...
ZAH.
Si tu por tal me tuuieras21,
a fe que luego hiçieras22
lo que ruega mi23 porfia.
AUR.
Lo que tu quieres yo quiero,85
porque al fin te soi esclauo.
ZAH.
Esas palabras alauo;
mas tus obras vitupero.
AUR.
¿Qual a sido por mi hecha
que en ella no te complaçes?90
ZAH.
Aquellas que no me haçes,
me tienen mal satisfecha.
AUR.
Señora, no puedo24 mas;
por agua me parto luego.
ZAH.
Otra agua pide mi fuego,95
que no la que tu trairas25.
No te vayas; está quedo.
AUR.
De leña ay falta en la casa.
ZAH.
Basta la que a mi me abrasa.
AUR.
¡Mi amo...!
ZAH.
No tengas miedo.
100
AUR.
Dejame, señora, yr,
no uenga26 Yzuf, mi señor.
ZAH.
Quien queda con tanto amor,
mal te dejará partir.
AUR.
No ay para que mas porfies,105
señora; dejame ya.
ZAH.
Aurelio, llegate aca.
  —12→  
AUR.
Mejor es que te desuies.
ZAH.
¿Ansi, Aurelio, me despides?
AUR.
Antes te hago fauor,110
si con el compas de onor27
lo compasas y lo mides.
¿No miras que soy christiano,
con suerte y desdicha mala?
ZAH.
amor todo lo iguala;115
dame por señor28 la mano.
FAT.
Zahara, señora mia,
digote que me a29 admirado
mirar en lo que a parado30
tu altiuez y fantasia.120
Ver, por çierto, es gentil cosa,
y digna31 de ser notada,
de un christiano enamorada
una mora tan hermosa.
Y lo que mas llega al cauo125
tu afiçion tan sin medida,
es mirarte estar32 rendida
a un christiano que es tu esclauo.
¡Y monta que corresponde
el perro a lo que le quieres!33.130
Perdoname; fragil eres.
ZAH.
¿Dónde uas?
FAT.
Bien se yo [adónde]34.
ZAH.
Dulçe amiga verdadera,
lo que diçes no lo niego;
mas ¿que hare?, que amor es fuego135
y mi uoluntad es çera.
Y puesto que el daño veo
y el fin do avre de parar,
—13→
imposible es contrastar
las fuerças de mi deseo.140
Buelue tu lengua e yntento
a combatir esta roca,
que no sera gloria poca
gozar de su uençimiento.
FAT.
Quiero en esto complaçerte,145
pues al fin puedes mandarme.
Christiano, buelue a mirarme,
que no es mi rostro de muerte.
AUR.
Mas que muerte me causais
con vuestros induçimientos.150
Dejadme35 con mis tormentos,
porque en uano trabajais.
  -fol. 2r-  
FAT.
¿No ves36 cómo se retira
el perro37 en su pundonor?
Ansi entiende el del amor155
como el asno de la lira.
AUR.
¿Cómo quereis38 que yo entienda
de amor en esta cadena?
ZAH.
Eso no te cause pena;
que luego se hará la enmienda.160
Las dos te la quitaremos,
AUR.
Muy mejor sera dejalla;
que no quiero, con quitalla,
pasar de un estremo a estremos39.
ZAH.
¿A que estremos40 pasarás?165
AUR.
Quitando al cuerpo este hierro,
caire en otro mayor hierro,
que al alma fatigue41 mas.
FAT.
¿Almas teneis los christianos?
AUR.
Si; y tan ricas y estremadas,170
—14→
quanto por Dios rescatadas.
FAT.
¡Que son pensamientos uanos!
Pero si almas teneis,
de diamante es su valor42,
pues en la fragua de amor175
muy mas os endureçeis.
Aurelio, ¡resolucion!
Ten quenta en lo que te digo;
no quieras ser tan amigo
de tu obstinada opinion.180
Ya te ues sin libertad,
entre hierros apretado,
pobre, desnudo, cansado,
lleno de neçesidad,
subjeto a mill desuenturas,185
a palos, a bofetones,
a mazmorras, a prisiones,
donde estás contino43 a escuras.
Libertad se te promete;
los hierros se44 quitarán45,190
y despues te vestiran.
No ay temor de escuro brete46.
Cuzcuz, pan blanco a comer47
gallinas en abundançia,
y aun avra vino de Françia,195
si vino quieres beuer.
No te pido48 lo imposible,
ni trabajos demasiados,
sino blandos, regalados,
dulçes lo mas que es posible.200
Goza de la coyuntura
que se te rie49 delante;
—15→
no hagas del ignorante,
pues muestras tener cordura.
Mira tu señora Zahara205
y lo mucho que mereçe.
Mira que al sol escureçe
la luz de su rostro clara.
Contempla su jubentud,
su riqueza, nombre y fama.210
Mira bien que agora llama
a tu puerta la salud.
Considera el ynteres
que en haçer esto te toca,
que ay mill que pondrian50 la boca215
donde tu pondras51 los pies.
AUR.
¿As dicho, Fatima?
FAT.
Si.
AUR.
¿Quieres que responda yo?
FAT.
Responde.
AUR.
Digo que no.
ZAH.
¡Ay, Ala! ¿Que es lo que oy?220
AUR.
Yo digo que no conuiene
pedirme lo que pedis,
porque muy poco aduertis
el peligro que contiene.
FAT.
¿Que peligro puede auer,225
quiriendolo tu señora?
AUR.
La ofensa que, siendo mora,
a Mahoma uiene a haçer.
ZAH.
¡Dejame a mi52 con Mahoma,
que agora no es mi señor,230
porque soy sierua de Amor,
que el alma subjeta y doma!
—16→
¡Hecha ya el pecho por tierra,
y leuantarte e53 a mi çielo!
  -fol. 2v-  
AUR.
Señora, tengo un rezelo235
que me consume y atierra.
FAT.
¿De que te rezelas, di?54.
AUR.
Señora, de que no ueo
ningun camino55 o rodeo
como complaçerte a ti.240
En mi ley no se reçibe
haçer yo lo que me hordenas;
antes con muy graues penas
y amenazas lo56 prohibe;
y aun si batismo tuuieras,245
siendo, como eres, casada,
fuera cosa harto escusada
si tal cosa me57 pidieras.
Por eso yo determino
antes morir que haçer250
lo que pide tu querer,
y en esto estare contino.
ZAH.
Aurelio, ¿estás en tu seso?
AUR.
Y aun por estar tan en el58,
soi para uos59 tan cruel.255
ZAH.
¡Ay, desdichado suçeso!
¿Que es posible que tan poco
ualgan mis ruegos contigo?
FAT.
Sin duda que este enemigo
es muy cuerdo, o es muy loco60.260
¡Perro!61. ¿Tanta fantasia?
¿Pensais que hablamos de ueras?
¡Antes de mal rayo mueras
primero que pase el dia!
—17→
¡Ruin sin raçon ni compas,265
nacido de uil canalla!
¿Pensauades ya triunfalla,
perrazo62, sin mas ni mas?
Comigo las as de auer,
y de modo, que te auiso270
que dira el que nunca quiso:
«¡Mas le63 valiera querer!»
No estes, Zahara, descontenta;
deja el remedio en mi mano,
que a este perro64 christiano275
yo le hare que se arrepienta.
ZAH.
No es bien que por mal se lleue.
FAT.
Ni aun bien65 lleuarlo por bien.
ZAH.
Cese, Aurelio, tu desden.
FAT.
Con eso el perro66 se atreue.280
Ven, señora, al aposento;
que, en esta pena creçida,
o yo perdere la vida,
o tu ternas67 tu contento.
 

(Salense las dos, y queda AURELIO solo68.)

 
AUR.
¡Padre del çielo, en cuya fuerte diestra285
está el gouierno de la tierra y çielo;
cuyo poder aca y alla se muestra
con amoroso, justo y santo zelo!
Si tu luz, si tu mano no me adiestra
a salir deste chaos, temo y rezelo290
que, como el cuerpo está en prision esquiua,
tanbien el alma a de quedar cautiua69.
En uos, Virgen santisima Maria,
—18→
[entr]e Dios y los hombres medianera,
de mi mar inçïerto çierta guia,295
Virgen entre las virgenes primera;
en uos, Virgen y Madre, en uos confia
mi alma, que sin uos en nadie espera,
que la aueis de guiar con vuestra lumbre
deste hondo valle a la mas alta cumbre.300
Bien se que no merezco que se acuerde
vuestra eterna memoria de mi daño,
porque tengo en el alma fresco y uerde
el dulçe fruto del amor estraño;
mas vuestra alta clemençia, que no pierde305
ocasion de haçer bien, mi mal tamaño
remedie, que ya estoy casi perdido,
de Sçila y de Caribdis combatido.
Si el cuerpo esclauo está, está libre el alma,
puesto que Siluia tiene parte en ella,310
y la amorosa trunfadora palma
sola a de lleuar70 mi Siluia della.
Ponga Zahara su amor, pongale en calma,
que mi firmeza no ay pensar rompella,
y aquello que a mi Dios y a Siluia deuo,315
me haçe que aun mirarla no me atreuo.
-fol. 3r-
¿Do estás, Siluia hermosa? ¿Que destino71,
que fuerça insana de implacable hado,
—19→
el curso de aquel próspero camino
tan sin causa y razon nos a cortado?320
¡O estrella, o suerte, o fortuna, o signo!
Si alguno de vosotros a causado
tamaña perdiçion, desde aqui digo
que mill quentos de ueçes le72 maldigo.
Yo morire, por lo que al alma toca,325
antes que73 haçer lo que mi ama quiere;
firme e de estar qual bien fundada roca
que en torno el viento, el74 mar combate y hiere.
Que sea mi vida mucha, o75 que sea poca,
importa poco; sólo el que bien muere,330
puede deçir que tiene76 larga vida,
y el que mal, vna muerte sin medida.
 

(Segunda Jornada77. Interlocutores: SAYAVEDRA, soldado catiuo; LEONARDO, catiuo; YZUF, amo de AURELIO; AURELIO; SEBASTIAN, muchacho catiuo.)78

 
SAY.
En la veloz carrera apresuradas
las oras del ligero tiempo veo,
contra mi con el çielo conjuradas.335
Queda atras la esperança, y no el deseo,
y asi la vida del, la79 muerte della,
el daño, el mal aunmentan80 que poseo.
—20→
¡Ay dura, iniqua, inexorable estrella!
¡Cómo de81 los cabellos me as traido340
al terrible dolor que me atropella!
LEO.82
El llanto en tales tiempos es perdido,
pues si llorando el çielo se ablandara,
ya le vuieran mis lagrimas mouido83.
A la triste84 fortuna, alegre cara345
deue mostrar el pecho generoso:
que a qualquier mal, buen ánimo repara.
SAY.
El cuello enflaqueçido, al trabajoso
yugo de esclauitud amarga puesto,
bien ues que a cuerpo y alma es peligroso;350
y mas aquel que tiene prosupuesto85
de dejarse morir antes que pase
un punto el86 modo del viuir onesto.
LEO.87
Si acaso yo tus obras imitase,
forçoso me sería que al momento355
en braços de la hambre me entregase.
Bien se que en el catiuo88 no ay contento;
mas no quiero creer yo mi fatiga,
tiniendo en ella siempre89 el pensamiento.
A mi patrona tengo por amiga;360
tratame qual me ues; huelgo y paseo;
«cautiuo soi», el que quisiere diga.
SAY.
Triunfa, Leonardo90 y goza ese tropheo;
que, si por ser cautiuo le91 hermoseas,
yo se que es torpe, desgraciado y feo.365
—21→
LEO.92
Amigo93 Sayauedra, si te ar[r]eas
de ser predicador, esta no es tierra
do alcançarás el fructo que deseas.
Dejate (d)eso y94 escucha de la guerra
que el gran Philipo haçe nueua çierta,370
y un poco la pasion95 de ti destierra.
Diçen que una fragata de Viserta
llegó esta noche alli con96 un catiuo
que a dado vida a mí esperança muerta.
Quitóle libertad el hado esquiuo,375
de Malaga pasando a Barzelona;
catiuóle97 Mami98, cosario esquiuo99.
En su manera muestra ser persona
de calidad, y que es exerçitado
en el duro exerçiçio de Belona.380
Diçe el número çierto que a pasado
de soldados a España forasteros,
sin los tres terçios nuestros que an bajado;
los prinçipes, señores, caualleros,
que a seruir a Philipo uan de gana;385
los naturales y los estrangeros,
y la muestra hermosisima lozana
que en Badajoz haçer el rei100 pretende
de la pujança de la union christiana101.
Diçe con102 esto que ninguno entiende390
—22→
el disinio del rey, y el hablar desto,
al103 grande y al104 pequeño se defiende.
SAY.
Rompeos ya, çielos, y llouednos105 presto
el librador de nuestra amarga guerra,
si ya en el suelo no le teneis puesto.395
Quando llegué catiuo y ui106 esta tierra107
tan nonbrada en el mundo, que en su seno
tantos piratas cubre108, acoje y çierra,
-fol. 3v-
no pude al llanto detener el freno109,
que, a pesar mio, sin saber lo que era,400
me ui el marchito rostro de agua lleno.
Ofreçiose110 a mis ojos la ribera
y el monte donde el grande Carlo111 tuuo
leuantada en el ayre su vandera,
y el mar que tanto esfuerço no sostuuo,405
pues, mouido de enbidia112 de su gloria,
ayrado entonçes mas que nunca estuuo113.
Estas cosas boluiendo114 en mi memoria,
las lagrimas trujeran115 a los ojos,
forzados116 de desgraçia tan notoria.410
Pero si el alto çielo en darme enojos
no está con mi ventura conjurado,
y aqui no lleua muerte mis despojos,
—23→
quando me uea en mas seguro117 estado,
o si la suerte o si el fabor me ayuda415
a verme ante Philipo ar[r]odillado,
mi lengua balbuziente y118 casi muda
pienso mouer en la real presençia,
de adulaçion y de mentir desnuda,
diçiendo: «Alto señor, cuya potençia420
sujetas trae las baruaras naçiones
al desabrido yugo de obediençia;
a quien los negros indios con sus dones
reconoçen onesto vasallaje,
trayendo el oro aca de sus rincones;425
despierte en tu real pecho coraje
la desuerguença con que una uil oca119
aspira de contino a haçerte ultraje.
Su gente es mucha, mas su fuerça es poca,
desnuda, mal armada, que no tiene 430
en su defensa fuerte muro o roca.
Cada uno mira si tu armada viene,
para dar a los pies el cargo y cura
de conseruar la vida que sostiene.
De la esquiua prision amarga y dura, 435
adonde mueren quinçe mill christianos,
tienes la llaue de su zerradura.
Todos, qual yo, de allá120 puestas las manos,
las rodillas por tierra, sollozando,
cerrados121 de tormentos inhumanos,440
poderoso señor, testan122 rogando
—24→
bueluas los ojos de misericordia
a los suyos, que estan sienpre llorando;
y pues te deja agora la discordia123,
que tanto te a oprimido y fatigado,445
y amor en darte124 sigue la concordia,
haz, ¡o125 buen rey!, que sea por ti acabado
lo que con tanta audaçia y valor tanto
fue por tu amado padre començado.
El126 solo ver que vas, pondra un espanto450
en127 la barbara gente, que adiuino
ya128 desde aqui su pérdida y quebranto.»
¿Quien duda que el real pecho begnino
no se muestre, oyendo129 la tristeza
donde estan estos miseros contino?455
Mas ¡ay! ¡Cómo se muestra la bajeza
de mi tan rudo ingenio, pues pretende
hablar tan bajo ante tan alta alteza!
Mas la ocasion es tal, que me defiende.
Pero a todo silençio poner quiero,460
que creo130 que mi plática te ofende,
y al trabajo e de ir adonde131 muero.
 

(Aqui entra SEBASTIAN, muchacho, en abito de esclauo132.)

 
SEB.
¿Ase uisto tal maldad?133.
¿Ay tierra tan sin concordia,
do falta misericordia465
y sobra la crueldad?
—25→
¿Dónde se halla134 disculpa
de maldad tan insolente:
que pague el que es inoçente
por el que tiene135 la culpa?470
¡O çielos! ¿Que es lo que e uisto?
¡Este si que es pueblo injusto,
donde se tiene por gusto
matar los sieruos de Christo!
¡O España, patria querida!475
Mira qual es nuestra suerte,
que, si allá das justa muerte,
quita[n]136 aca justa vida.
LEO.137
Sebastian, dinos que tienes,
que hablas razones tales.480
SEB.
Una infinidad de males
y una penuria138 de bienes.
  -fol. 4r-  
LEO.139
En ser, como eres, esclauo,
se ençierra todo dolor.
SEB.
Otra pena muy mayor485
me tiene a mi tan al cabo.
SAY.140
¿De dónde puede causarse
la pena que diçes braua?
SEB.
De una vida que oy se acaba
para jamas acabarse.490
Ya sabes141 que aqui en Argel
se supo cómo en Valençia
murio por justa sentençia
un morisco de Sargel142;
digo que en Sargel viuia,495
puesto que era de Aragon,
y, al olor de su naçion,
pasó el perro en143 Berueria,
—26→
y aqui cosario se hiço,
con tan prestas crueles manos,500
que con sangre de christianos
la suya bien satisfiço.
Andando en corso, fue preso,
y, como fue conoçido,
fue en la Ynquisiçion metido,505
do le formaron proceso;
y alli se le aueriguó
cómo, siendo batizado,
de Christo auia renegado
y en Africa se pasó,510
y que, por su industria y manos144,
traidores tratos esquiuos,
auian sido cautiuos
mas de seisçientos christianos;
y como se le prouaron515
tantas maldades y herrores,
los justos inquisidores
al fuego le condenaron.
Supose del moro aca,
y la muerte que le dieron,520
porque luego la145 escriuieron
los moriscos que ay allá.
La triste nueua sabida
de146 los parientes del muerto,
juran y haçen conçierto525
de dar al fuego otra vida.
Buscaron luego un christiano
para pagar este escote,
y hallaronle147 saçerdote,
y de naçion ualençiano.530
—27→
Prendieron148 este a gran priesa
para executar su hecho,
porque vieron que en el pecho
traia la cruz de Montesa,
y esta149 señal de victoria535
que le cupo en buena suerte,
si le dio en el suelo150 muerte,
en el çielo le dio gloria;
porque estos çiegos151 sin luz,
que en el tal señal an visto, 540
pensando matar a Christo,
matan al que trae su cruz.
De su amo lo152 compraron,
y, aunque eran pobres, a un punto
el dinero todo junto545
de limosna lo153 allegaron.
En nuestro pueblo christiano,
por Dios se pide a la gente
para sanar al doliente,
no para matar al sano.550
Mas entre esta descreida
gente y maldito lugar,
no piden para sanar,
mas para quitar la vida.
Oy en poder de sayones 555
e visto al sieruo de Dios,
no sólo puesto154 entre dos,
sino155 entre dos mil sayones156.
Yua el saçerdote justo
entre injusta jente puesto,560
marchito y humillde el gesto,
a morir por Dios con gusto.
—28→
En darle penas dobladas
todo el pueblo se desuela157:
qual sus blancas canas pela,565
qual le da mill bofetadas158.
-fol. 4v-
Las manos que a Dios tuuieron
mill veçes, oy son tenidas
de dos sogas retorçidas
con que atras se las asieron.570
Al yugo de otro cordel
puesto el cuello humillde lleua159,
haçiendo seis160 moros prueua
quanto pueden tirar del.
A ningun lado miraua575
que descubra un solo amigo:
que todo el pueblo enemigo
en torno le rodeaua.
Con voluntad tan dañada
procuran su pena y lloro,580
que se tuuo por mal moro
quien no le dio bofetada161
A la marina llegaron
con la victima inoçente,
do, con barbaria insolente,585
a un ancora le ligaron.
Dos ancoras a una mano
vi yo alli en contrario zelo:
una, de hierro, en el suelo;
otra162, de fe, en el christiano.590
Y, la una a la otra asida,
la de hierro se conuierte
a163 dar cruda y presta muerte;
la de fe, a164 dar larga vida.
—29→
Ved sí es bien contrario el zelo595
de las dos en esta guerra:
la una en el suelo165 afierra;
la otra se ase del çielo;
y aunque corra tal fortuna
que espante al cuerpo y al alma166,600
como si estuuiera167 en calma,
no ay desasirse la una168.
Sin hierro al hierro ligado,
el sieruo de Dios se hallaua,
y, en su169 cuerpo atado, estaua170605
espiritu desatado.
El cuerpo no se rodea,
que le ata mas de un cordel;
mas el espiritu del
todos los çielos pasea.610
La canalla, que se enseña
a haçer nueua crueldad,
trujo luego171 cantidad
de seca y humosa172 leña,
y una espaçiosa corona615
hiçieron luego con ella,
dejando ençerrada en ella
la sancta humillde persona;
y aunque no tienen sosiego
hasta uerle ya espirar,620
para mas le atormentar,
ençienden lejos el fuego.
Quieren, como el cozinero
que a su ofiçio mas mirase,
que se ase y no se abrase625
la carne de aquel cordero.
—30→
Sube el humo al aire vano,
y a ueçes le da en los ojos;
quema el fuego los despojos
que le uienen mas a mano;630
vase ar[r]ugando el uestido
con el calor violento,
y el fuego, poco contento,
busca lo mas escondido.
Esperad, sinple cordero173,635
que esta ardiente llama insana,
si os a quemado la lana,
os quiere abrasar el cuero.
Combatenle fuegos dos:
el vno humano y uisible,640
el otro sancto inuisible,
que es fuego de amor de Dios.
Yo no se a qual mas deuia,
puesto que a los dos pagaua:
al que el cuerpo le abrasaua,645
o al que el alma le ençendia.
Los que estauan a miralle,
la yra ansi les peruierte174,
que mueren por darle muerte,
y entretienense en matalle.650
Y, en medio deste tormento,
no mouio el sancto varon
la lengua a formar razon
que fuese de sentimiento;
-fol. 5r-
antes diçen, y yo e visto,655
que si alguna vez hablaua,
en el ayre resonaua
el eco o nombre175 de Christo;
—31→
y quando en el agonia
vltima el triste176 se vio,660
çinco o seis veçes llamó
la Virgen Sancta Maria.
Al fuego el ayre le atiza
y con tal ardor rebuelue,
que poco a poco resuelue665
el sancto cuerpo en zeniza.
Mas ya que morir le vieron,
tantas piedras le tiraron,
que las piedras177 acabaron
lo que las llamas no hiçieron.670
¡O Santisteuan178 segundo,
que me asegura179 tu zelo
que miraste abierto el çielo
en tu muerte desde el mundo!
Queda el cuerpo en la marina675
quemado y apedreado;
el180 alma el181 buelo a tomado
haçia la region diuina.
Queda el moro muy gozoso
del injusto y crudo182 hecho;680
el turco está satisfecho;
el183 christiano, temeroso.
Yo e venido a referiros
lo que no pudistes uer,
si os lo a dejado entender685
mis lagrimas y suspiros.
SAY.
Deja el llanto, amigo, ya;
que no es bien que se haga duelo
por los que se uan al çielo,
sino por quien queda aca:690
—32→
que, aunque pareçe ofendida
a humanos ojos su suerte,
el acabar con tal muerte,
es començar mejor184 vida.
Mide por otro niuel695
tu llanto, que no ay paçiençia
que las muertes de Valençia
se uenguen aca185 en Argel.
Muestrase allá la justiçia
en castigar la maldad;700
muestra aca la crueldad
quánto puede la injustiçia.
SEB.
En tan amarga querella,
¿quien detendra los jemidos?
Ellos con culpa punidos;705
nosotros, muertos sin ella.
LEO.186
Bastauanos ser cautiuos,
sin temer187 mas desconçiertos,
pues188 si allá queman los muertos,
abrasan aca los biuos.710
Vsa Ualençia otros modos
en castigar renegados
no en público sentençiados189;
¡mueran a tosico190 todos!
Mas un moro viene aca;715
no estemos juntos aqui;
Sayauedra, por alli;
tu, Sebastian, por allá191.

IndiceSiguiente