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1

Como se sabe, mediante bula de 1493, Alejandro VI donó graciosamente a la corona española los territorios que los soldados de ésta invadieran y ocuparan en América; convirtió además al monarca castellano en su «vicario». De ese modo, el Vaticano junto a España, impusieron el coloniaje en el continente. Castañeda Delgado, en pleno siglo XX, justificó y alabó la arbitrariedad del pontífice distribuidor de territorios ajenos: «No era la primera vez que los reyes occidentales habían obtenido de Papas Bulas semejantes que pueden considerarse como precedentes de las Bulas Alejandrinas. En ellas aparece el Papa como distribuidor de territorios de infieles a príncipes cristianos» (La teocracia pontifical y la conquista de América, Vitoria: Seminario Diocesano, 1968, p. 251).

 

2

Cito del primer volumen de Menéndez y Pelayo, Marcelino, Antología de poetas hispano-americanos, Tomos I y II, Madrid: Sucesores de Rivadeneyra, 1893.

 

3

Cito de La vida intelectual en América Española durante los siglos XVI, XVII y XVIII, 2.ª ed. Introducción de Horacio Ramos Mejía, Buenos Aires: La Cultura Argentina, 1917.

 

4

Cito del artículo «De Andrés Bello a la crítica actual», Primer Libro de la Semana de Bello en Caracas. 25 de Noviembre-1 de Diciembre de 1951, Caracas: Ministerio de Educación, 1952.

 

5

Cito de MPS, Comprensión de Venezuela, Caracas: Ediciones del Ministerio de Educación Nacional, 1949.

 

6

Cito de MPS, Obras selectas. Segunda edición, corregida y aumentada, Madrid-Caracas: Ediciones Edime, 1962. La introducción a este volumen es el artículo conocido como «Pequeña confesión a la sordina». La generación de principios del siglo XX a la que me refiero, está integrada, para citar pocos nombres, por Teresa de la Parra (Venezuela, 1890-1936), Fernando Paz Castillo (Venezuela,1893-1981), Andrés Eloy Blanco (Venezuela,1897-1955), Mario Briceño Iragorry (1897-1958), Arturo Uslar-Pietri (Venezuela, 1906-2001), José Carlos Mariátegui (Perú, 1894-1930), Samuel Ramos (México, 1897-1959), Carlos Pellicer (México, 1897-1977), Jesús Lara (Bolivia, 1898-1980), Miguel Ángel Asturias (Guatemala, 1899-1974), Jorge Luis Borges (Argentina, 1899), Roberto Artl (Argentina, 1900), Germán Arciniegas (Colombia, 1900-1999), Guillermo Francovich (Bolivia, 1901-1990), Jorge Carrera Andrade (Ecuador, 1902-1978), Nicolás Guillén (Cuba, 1902-1989), Javier Villaurrutia (México, 1903-1950), Eduardo Mallea (Argentina, 1903-1982), Alejo Carpentier (Cuba, 1904-1980), Luis Cardoza y Aragón (Guatemala, 1904-1992), Agustín Yáñez (México, 1904-1980), Rodolfo Usigli (México, 1905-1979) y muchos más.

 

7

Este tema está tratado en O. Rivera-Rodas, Picón Salas, historia de la cultura y cosmopolitismo, Caracas, Venezuela: Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, 2011.

 

8

Cito ambos textos de Hispano-América, posición crítica, Santiago de Chile: Imprenta Universitaria, 1931.

 

9

La denominada «teología de lo sobrenatural» ha desarrollado largas controversias europeas entre los siglos XVI-XVIII. Miguel Bayo (Bélgica, 1560-1582), teólogo de Lovaina, que participó en el Concilio de Trento, enviado por Felipe II, fue condenado por el regente del Vaticano Pío V, en 1567, mediante la bula Ex omnibus afflictionibus por considerar que los supuestos «dones» sobrenaturales del ser humano eran sólo naturales, Bayo fue declarado hereje. Según la mentalidad mágica europea de entonces lo sobrenatural podía perfeccionar lo natural. El fraile Toribio de Benavente Motolinía (c. 1490-1569) que hacia 1530 empezó a escribir sus Memoriales, solo publicados en 1903, afirma según su experiencia en Tlaxcala, México, que los «naturales convertidos» eran incrédulos de las realidades sobrenaturales: «Si las cosas terrenales no creen, ¿cómo creerán las cosas sobrenaturales? No es de maravillar si algunos que no creen la ley ni los profetas en lo que a sí mesmos toca para salvarse y les conviene como la vida, cuándo darán crédito a las visiones y revelaciones, aunque resucitase y se lo viniese a decir uno de los muertos» (Motolinía 1903: 115). Otro clérigo, Joseph de Acosta (1540-1600), escribió en su Historia Natural y Moral de las Indias (1590) que aunque se hallaron en las culturas precolombinas mexicanas «cosas dignas de memoria», les faltó «la luz sobrenatural» (Acosta 1894, II, p. x).

 

10

Cito de Lecciones sobre filosofía de la historia universal. Prólogo de José Ortega y Gasset, Advertencia y versión de José Gaos, Madrid: Alianza Editorial, 1980.