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21

Dos décadas después, en su libro Regreso de tres mundos escribirá sobre esa experiencia: «Los totalitarismos en la forma eruptiva y elemental como se desarrollaron en Europa después de la primera gran guerra, acaso nos enseñaban que en el civilizadísimo Viejo Mundo todavía hay multitudes miserables y frustradas, gentes resentidas que ni siquiera pudieron llegar al muy europeo ideal de una cultura mediana» (Picón-Salas 1959, p. 142).

 

22

En el «Prólogo de 1937» a este libro escribió: «El viaje a Europa fue un viaje al fondo de mi yo suramericano que anhela tener conciencia de lo que le falta, y lo busca a través de los hombres, los paisajes y las culturas distintas» (Picón-Salas 1947, p. 25). Cito de Europa-América. Preguntas a la Esfinge de la Cultura, México: Ediciones Cuadernos Americanos, 1947.

 

23

Andrés Bello dedicó sus estudios a esta realidad. En 1850 escribió en la página inicial de uno de sus libros: «La más antigua civilización de que hay noticia, rayó en el Oriente. El Indostán fue probablemente la cuna de la civilización antigua. Su primitiva lengua fue el Sanscrit, que se apropiaron después los brahmanes; lengua que, según el juicio de los más sabios orientalistas, no tiene igual en su composición, en su vasta y fecunda flexibilidad» (Compendio de la historia de la literatura, Santiago: Imprenta Chilena, 1850: 1).

 

24

Este ensayo apareció en El Araucano, n.º 912, Santiago, 28 de enero de 1848. Lo cito del volumen que publicó dos años después: Opúsculos literarios y críticos, publicados en diversos periódicos desde 1834 hasta 1849, Santiago: 1850.

 

25

Adviértase que en la propuesta de Bello respecto a esas dos modalidades de filosofía de la historia se ve una alusión a la filosofía de la historia que proponía G. W. F. Hegel (1770-1831), aunque no mencione a éste. Los escritos de Bello rechazan constantemente la filosofía especulativa de su tiempo, cuyo mayor especulador era Hegel, por otra parte contemporáneo menor en tres años respecto a Bello. La filosofía del teólogo luterano no dejaba de ser una redundante metafísica teológica o teodicea.

 

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Compárese esta cita de Bello sobre el estudio de la cultura, escrita en 1848, con la que escribió un siglo después uno de los filósofos más importantes del siglo XX, Ernst Cassirer (1874-1945). Un año antes de su muerte publicó su libro Essay of Man, que en 1945 apareció en castellano con el título de Antropología filosófica: introducción a una filosofía de la cultura. Cassirer escribió: «No podemos definir al hombre mediante ningún principio inherente que constituya su esencia metafísica, ni tampoco por ninguna facultad o instinto congénitos que se le pudiera atribuir por la observación empírica. La característica sobresaliente y distintiva del hombre no es una naturaleza metafísica o física sino su obra. Es esta obra, el sistema de las actividades humanas, lo que define y determina el círculo de humanidad. El lenguaje, el mito, la religión, el arte, la ciencia y la historia son otros tantos "constituyentes", los diversos sectores de este círculo. Una filosofía del hombre sería, por lo tanto, una filosofía que nos proporcionara la visión de la estructura fundamental de cada una de esas actividades humanas y que, al mismo tiempo, nos permitiera entenderlas como un todo orgánico» (Cassirer 1963: 108).

 

27

Este ensayo de Bello, «Modo de estudiar la Historia», fue publicado (un mes después de «Modo de escribir la historia») en el periódico El Araucano, n.º 913, el 4 de febrero 1848. Lo cito de Opúsculos literarios y críticos (Bello 1850: 154-160).

 

28

Comprensión de Venezuela. Antologías y selecciones, Caracas: Ministerio de Educación Nacional, 1949.

 

29

Este ensayo ha sido publicado en tres diferentes formatos el mismo año de 1955. Dividido en bes parles, apareció originalmente en el diario El Nacional, de Caracas, los días 3, 4 y 5 de junio de 1955, en la p. 4 de cada edición, y con los siguientes títulos: «I. Historia desde el presente», «II. Concepto de tradición» y «III. Tradición como nostalgia y como valor histórico». Asimismo, fue publicado como opúsculo: Pequeño tratado de la tradición, Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1955, 17 pp. Citaré del volumen Crisis, cambio, tradición: Ensayo sobre la forma de nuestra cultura, Madrid: Edime, 1955a.

 

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Cito del artículo «Retrato de un país», que se ocupa del libro Guatemala, las líneas de su mano (1955) del ensayista y poeta Luis Cardoza y Aragón (Guatemala, 1901-1992). Este artículo apareció originalmente en el periódico El Nacional, Caracas, 7 de abril de 1956, p. 4. Lo cito del volumen Hora y deshora (1963).