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258 - Trozos selectos de literatura y método de composición literaria

Sacados de autores argentinos y extranjeros por Alfredo Cosson. Tomo I. Método de composición literaria - Narraciones descripciones y cuadros - Caracteres, retratos y paralelos. 5.ª edición aumentada. Buenos Aires. Librería «Rivadavia». Calle Rivadavia 95. 1880. En 8.º, VIII-468 ps.





259 - El mismo

Tomo III. Discursos y trozos oratorios - Disertaciones morales y filosóficas - Crítica literaria - Cartas - Diálogos. Nueva edición refundida y mejorada. Buenos Aires. Librería «Rivadavia». Calle Rivadavia 95. 1880. En 8.º, 486 ps.


He considerado siempre los Trozos selectos de Alfredo Cosson un libro simplemente de negocio. Todos los estudiantes nos hemos formado con ellos a la mano y podemos expresar nuestras impresiones de niño y el juicio de nuestro criterio actual, a propósito de esa obra que en el año 1880 ha alcanzado a su 5.ª edición, pasando por varias generaciones estudiosas.

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El infortunado cuanto conocido autor de la compilación, no fue nunca literato ni pedagogo. Dedicado a la dirección de estudios, rector del Colegio Nacional de Buenos Aires durante muchos años, tenía larga práctica, si penetración escasa, sobre las materias que correspondieron a su vigilancia y dirección.

La falta de un texto de trabajos selectos ha sido y es todavía una de las grandes deficiencias de la primera enseñanza literaria; y Cosson creyó llenar el vacío con la publicación de sus Trozos, que empezaron por un volumen y llegaron a tres, en la 4.ª edición. La empresa no tuvo igual como negocio; pero es mala como factura.

El Método de composición literaria de Pelissier, que abarca 54 ps. del primer volumen, carece de aplicación en el espíritu del niño, no obstante ser considerado como uno de los métodos más prácticos: frecuentemente sobrio, a veces su concisión se hace excesiva, degenerando en dificultoso; sus ejemplos son ampulosos y bombásticos o de impenetrable clasicismo; además, requiere ampliaciones del profesor para su verdadera inteligencia.

El primer tomo de los Trozos está dividido en tres secciones: 1.º Narraciones; 2.º Descripciones y cuadros; 3.º Caracteres, Retratos, Paralelos.

El segundo tomo contiene. 1.º Discursos y Trozos oratorios; 2.º Descripciones morales y filosóficas; 3.º Crítica literaria; 4.º Cartas; 5.º Diálogos.

Los nombres más heterogéneos se codean en esas páginas truncas, donde lo chabacano sucede a lo sublime y lo ridículo a lo solemne, justamente en la medida necesaria para formar el mal gusto de los jóvenes obligados a leer y releer la compilación, hasta extraviar por completo su poco sazonado discernimiento.

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La mayor parte de los autores, americanos o extranjeros, son de buena ley; pero no escasean los de falso cuño, los de mérito inferior o enrolados en escuelas perversoras.

Las transiciones violentas de estilo, consiguientes al maridaje de Schiller con Quesada, de Mma. de Sevigné con Sarmiento, de Byron con Juana Manuela Gorriti, no convienen a los principiantes; y hasta ahora se tienen por eximias las colecciones que han conseguido ocultar los abismos abiertos entre un pintor de la naturaleza y un disector del alma, entre un fragmento del Pablo y Virginia y un monólogo del Manfredo.

Reducida o trasformada en la mitad de su material, la colección de Trozos selectos llenaría su objeto. En la forma que está, no presta el menor servicio a la enseñanza. Los niños que desde la edad de once años se sirven de ese texto, gozarán leyendo el Facundo acosado por un tigre, soñarán con Stradella, o bostezarán en los mejores capítulos de Lamennais, sin conseguir, al fin y al cabo, encaminar con fijeza sus aspiraciones estéticas, extraviados por tanto tiempo en ese fárrago de fragmentos desiguales que suele constituir su única lectura durante años enteros.




La Biblioteca Popular de Buenos Aires

Dirigida por Miguel Navarro Viola. La Biblioteca Popular de Buenos Aires. Librería editora de Enrique Navarro Viola. Moreno núm. 100. 1880. En 8.º


Véase el núm. 223 del Anuario anterior.

Los acontecimientos políticos que conmovieron el país desde los primeros meses del año 1880, interrumpieron o demoraron la salida regularmente   —268→   mensual de esta Biblioteca, que sólo alcanzó a dar cinco tomos en el trascurso de ese año.


260 - Tomo XXV (Primero del tercer año). 250 ps.

Sumario: Escritos de José Tomás Guido: Rasgos políticos e históricos - Asuntos diversos - Fastos religiosos - Apuntes sobre Javier de Maistre, inéditos, por la señora C. M. de M. - El leproso de la ciudad de Aosta por Javier de Maistre, traducción inédita de la señora C. M. de M. - ¡Qué suerte! por Ramón de Navarrete - El gran mundo por Carlos Coello - El cordón de seda (cuento chino) por José Fernández Bremón - Espiritismo - Carta de José Mazzini a Daniel Stern, traducción inédita de M. N. V.




261 - Tomo XXVI (Segundo del tercer año). 255-IV ps.

Sumario: El Gentilhombre pobre y las traducciones de A. Korn para la Biblioteca por M. N. V. - El Gentilhombre pobre por E. Conscience, de trad. inéd. de A. Korn - Miss Olivia por P. Féval, trad. de M. Urrabieta - Los mismos perros con distintos collares, proverbio dramático de B. de Navarrete - El pino de San Lorenzo por B. Mitre - La leyenda del chaleco rojo por T. Gautier, trad. inédita de C. Olivera - El vestido de arlequín, cuento familiar por C. Lafont, trad. inédita en verso, por M. Navarro Viola - La Biblia de la humanidad por Michelet, art. bibliográfico por J. Mazzini, traducción inédita M. N. V.



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262 - Tomo XXVII (tercero del tercer año). 260 ps.




Sumario: Poverina, por la princesa Olga Cantacuzene Altieri, traducción inédita de S. N. V. - El San Antonio de Murillo por D. Francisco M. Carro - Victor Hugo por Pablo Lindau, traducción inédita de Alejandro Korn - Aventuras de un cantonal, por Cesáreo Fernández Duro - El paraíso perdido por Nataniel Hawthorne, traducción de M. J. Bender.




263 - Tomo XXVIII (cuarto del tercer año). 254 ps.

Sumario: Magdalena, novela de J. Sandeau, trad. inédita de E. Navarro Viola - La hierba de fuego por J. Fernández Bremón - La cocina del Quijote, por C. Fernández Duro - La vaquerita por R. de Navarrete - L'Arrabbiata por P. Heyse, trad. inédita del alemán por A. Korn - Una visita a Manzoni por E. de Amicis, trad. inédita del italiano por E. L. Negri - Una madre por A. Dumas, trad. inédita de S. Echart - El monje de Kremsmunster por A. Karr, trad. inédita de S. N. V. - La gota de agua (ciencia y poesía) por A. Rojas.




264 - Tomo XXIX (quinto del tercer año). 280 ps.

Sumario: De guardia, novela de R. Auerbach, trad. inédita por E. L. Negri - Washington, lectura del Dr. E. O. Stockmar, traducción inédita del alemán por A. Korn - La velada del Helecho o el donativo del   —270→   diablo, leyenda suiza, por G. Gómez de Avellaneda - La gran cara de piedra, cuento de Nathaniel Hawthorne, traducción inédita del inglés por C. Olivera - La muerte de Jesús, poema épico, por M. Ascutia: -Introducción -I. La entrada en Jerusalem -II. La cena y el lavatorio -III. El prendimiento -IV. El proceso -V. La sentencia -VI. La crucifixión -VII. La expiración -VIII. La Resurrección -Palabras textuales de los Evangelios, y notas de los Santos Padres y Doctores de la Iglesia.






Tirajes especiales en el mismo formato

Tomado de la Biblioteca Popular de Buenos Aires. Librería editora de Enrique Navarro Viola, Moreno núm. 100



265 - Escritos

De José Tomás Guido. 330-IV ps.


Hace más de treinta años que José Tomás Guido escribe para el público en diarios y revistas. Su estilo se ha mantenido invariablemente culto, elegante y, por decirlo así, perfumado. Ya se lea la Fantasía, uno de sus primeros trabajos, ya se lea la carta que a guisa de prólogo que dirige al Director de la Biblioteca Popular, se descubre siempre el mismo espíritu bajo la forma cuidada sin afectación, suave, sencillamente pura.

Puede asegurarse que no se ha producido en el mundo acontecimiento alguno trascendente, durante los últimos treinta años, que no haya determinado a Guido a escribir un artículo, una biografía, una crítica, un juicio, de ocasión, si se quiere, de oportunidad,   —271→   y a la vez duradero y permanente por la misma elección del asunto, por la exacta proporción de su desarrollo y por el exquisito gusto de su ropaje.

Al reunir esas hojas sueltas en un volumen, tomándolo de tres números de la Biblioteca Popular, ofrece una colección heterogénea, pero atrayente y hermosa.

Las Páginas literarias, primera sección del libro, revelan al hombre de imaginación y al crítico bondadoso, dispuesto a tolerar lo irremediable y a prestar aliento a los ensayos titubeantes.

Los Rasgos biográficos y elogios presentan un aspecto variadísimo: Florencio González Balcarce, el general Joaquín Prieto, el Dr. Mariano Moreno, Rivadavia, José Miguel Carrera, Napoleón III, el barón de Humboldt, Guizot, Thiers, Pío IX, pasan sucesivamente con sus grandezas y debilidades, con sus inspiraciones y miserias, destacándose siempre las primeras y desvaneciéndose las segundas en el fondo vago del cuadro, porque Guido profesa una mal entendida caridad como biógrafo, lo mismo que como crítico.

Los Rasgos políticos e históricos complementan la serie de biografías y discursos, con recuerdos patrióticos, estudios parciales de épocas o sucesos americanos, episodios y narraciones fieles llenas de colorido y movimiento.

En la sección de Asuntos diversos tienen cabida las cuestiones graves y las discusiones severas, la filosofía y la alta política. Finalmente, los Fastos religiosos descubren en pocas páginas la conciencia del creyente.

Guido debía necesariamente pertenecer al catolicismo; religión de resortes gastados, de influencias blandas, que habla de las eternas penas del   —272→   infierno a la concurrencia postrada al pie de los altares embriagada por el humo de los incensarios, ese es su estilo.




266 - El leproso de la ciudad de Aosta

Por Javier de Maistre, traducción inédita de la señora C. M. de M. con unos apuntes sobre el autor por la misma. 20 ps.


Novela filosófico-religiosa: los percances de la vida y conformarse con su suerte, el destino de los mahometanos suplantado por la Providencia católica, contra cuyas sentencias no hay apelación. Es una de las novelas más tontas que conozco, a pesar de toda su fama.




267 - Magdalena

Por J. Sandeau. Traducción inédita de Enrique Navarro Viola. 128 ps.


Este tiraje lleva al frente un prólogo del traductor que no existe en el tomo correspondiente de la Biblioteca Popular.

Magdalena es una narración sencilla y llena de interés, que el traductor supone sin fundamento haber sido escrita como un mea culpa de Mariana -pecado que todos los que quieren no son capaces de cometer.






268 - Discurso del Presidente de la República en la bendición de la bandera del regimiento 1.º de caballería de línea

22 de abril. Imprenta de «El Nacional», Bolívar 65 y 67. 1880. En 8.º, 10 ps.


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Este discurso del doctor don Nicolás Avellaneda, tiene dos partes: la primera rememora las glorias de la caballería argentina, y la segunda recuerda las hazañas del regimiento cuya bandera acababa de bautizarse. Casi al comienzo hallo este precioso cuadro que merece trascribirse:

«Es Suárez descendiendo por la tarde y con paso lento la meseta de Junín para abrevar su caballo nacido en las Pampas argentinas, en aquel lago insondable de Reyes que da nacimiento al Amazonas majestuoso, y volviéndose a contemplar los rayos del sol poniente que iluminaban las cumbres de los Andes, mojones inmensos que eran necesarios para marcar las distancias recorridas desde el Plata al Ecuador».






269 - Discurso patrio del ilustrísimo señor obispo de Córdoba doctor fray Mamerto Esquiú

Pronunciado en 8 de Diciembre de 1880 en la santa iglesia metropolitana de Buenos Aires en la celebración de la Capital de la Nación. Buenos Aires. Imprenta de M. Biedma, calle de Belgrano números 133 a 139. 1880. En 8.º, 28 ps.


Después de tantos años de fama oratoria pomposamente adquirida, el P. FR. Mamerto Esquiú, hoy obispo de Córdoba, habló ante el público más culto e ilustrado del país, para descender muchas gradas de su pedestal.

Ni la concepción y plan del discurso, ni su forma corresponden a la expectativa de los que no conocían a este orador sagrado, o de los que abrigaban en él demasiada confianza. El místico a quien Dios hablaba en la celda del convento para que se negase a aceptar el obispado, reaparece atribuyendo a la intervención   —274→   divina los hechos lógicamente encadenados en la evolución de las naciones. Desconoce razones históricas, y está lejos de atribuir su verdadero y genuino carácter a la Capitalización de Buenos Aires cuando la interpela: «¡Y qué!, ¿ese pequeño sacrificio, no es acaso debido en expiación de las horribles hecatombes que en nombre y a cargo del sistema federal, hacían tus ejércitos el año 40 por toda la República?».




270 - Discorso dell' avvocato cav. Paolo Tarnassi

Pronunciato in occasione dell' esordio della Nouva Societá Filodrammática Paolo Ferrari sulle scene del Politeama Argentino la sera del 18 aprile 1880. Publicato per risoluzione della Societá in attestato di riconoscenza all' oratore. Buenos Aires. Establecimiento Tipográfico-Librario «La Patria». Calle de Cuyo núm. 79. 1880. En 8.º, 16 ps.


«La nueva Sociedad, dice el orador, se propone la institución de un teatro italiano en esta ciudad, mediante el estudio y la cultura del arte dramático».



El discurso es bello por su forma, de tendencias elevadas y perfectamente proporcionado.

Edición cuidada, con páginas en cuadro.




271 - Real Compañía dramática italiana A. Morelli y A. Tessero Guidone, bajo la dirección del caballero A. Morelli

Buenos Aires. Imprenta de Ostwald, calle Florida número 136. 1880. En 8.º, 12 ps.


Contiene brevísimos datos biográficos y apreciaciones críticas sobre cada uno de los artistas de la compañía.



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272 - Sociedad literaria Dean Funes. Conferencia literaria

5 de setiembre de 1880. Córdoba. Imprenta de «El Eco de Córdoba». 1880. En 8.º, 44 ps.


Contiene un discurso de apertura por el Presidente de la Sociedad, Sr. Moyano Gacitúa, una disertación sobre la caridad por D. Enrique López, y trabajos en prosa y verso, de D. Ramón J. Cárcano, D. J. M. Velázquez y D. José G. del Solar.




273 - Sociedad cosmopolita de protección mutua. Conferencia literaria

Celebrada en los salones de la Sociedad el domingo 1.º de agosto de 1880 en conmemoración del cuarto aniversario de su fundación, 23 de julio de 1876. Buenos Aires. Imprenta de La Presidencia, Esmeralda 23. 1880. En 8.º, 44 ps.


Presenta reunidos los trabajos de los señores A. Miranda Naon, José Firmat, Manuel Barros, J. A. Gianti, Francisco Canale, R. Martín y Herrera, Carlos F. Scotti, R. López, José Hernández y Juan Ronco, que se leyeron en la conferencia, siendo varios de ellos alusivos al acto o referentes a la Sociedad.




274 - Centro Industrial Argentino. Discursos

Pronunciados en ocasión de la colocación de la piedra fundamental del monumento que el Centro va a erigir a la imprenta en el primer centenario de la introducción de ésta, 21 de noviembre 1880. Buenos Aires. Imprenta de Túñez y Lozano, Perú 107. 1880. En 8.º, 30 ps.


Contiene una reseña del acto, escrita por D. J. R. Silveyra, presidente de la Comisión, y los discursos del mismo señor, de D. Antonio Zinny, del doctor   —276→   D. José López de Morelle, de Pablo Della Costa, una composición, en verso, de D. Germán Vega y una carta del Doctor D. Dámaso Centeno.

El discurso de D. Antonio Zinny es el trabajo más importante por la historia que hace de la imprenta entre nosotros.




275 - Miscelánea literaria

Por S. Estrada. Buenos Aires. 1880. En 16.º, 408 ps. (Fue empezado en la imprenta de la América del Sud y terminada en la de Biedma. No lleva nombre de editor)


Este libro del Señor Santiago Estrada es la colección de sus artículos de crítica de arte y de literatura publicados en La América del Sud, diario religioso a cuyo frente estuvo durante dos o tres años.

La mayor parte de los trabajos pueden considerarse de ocasión, y carecen hoy del mérito que debieron tener en los momentos de su publicación. Otros, por el contrario, poseen la estabilidad del asunto sobre que versan, ya sea la estatua del dolor, de Tantardini, ya sean producciones argentinas destinadas a rememorarse por largo tiempo, hallándose en este caso las poesías de Andrade o El fraile de Gutiérrez.

Esta colección encierra varios discursos, sobre la Compañía de Jesús, sobre las bibliotecas populares, sobre educación e instrucción, a propósito de una primera comunión, etc. Varias críticas musicales, sobre el dúo del cuarto acto de los Hugonotes, replicas a la Gaceta, etc., una serie de artículos sobre Rossi, en Otelo, en Luis XI, en Nerón, en Hamlet, etc.; y finalmente, críticas literarias sobre Las Neurosis de José María Ramos Mejía, el Martín Fierro   —277→   de José Hernández, y varias poesías de Andrade.

Santiago Estrada es un escritor formado, con todos sus defectos, que probablemente no lo preocupan gran cosa. Conoce la lengua de una manera poco general entre nosotros y la maneja hábilmente, sin que su estilo, un tanto pesado para el género crítico, se adapte por completo a los matices y variaciones de su inteligencia bien preparada. Con frecuencia, aglomera demasiado las citas, apelmazando sus escritos, que reclaman siempre mayor movilidad y soltura.

En los artículos sobre el nido de cóndores, el arpa perdida, Prometeo y San Martín, de Andrade, no ha estado feliz. Proponíase hallar reminiscencias de otros autores, y únicamente ha encontrado el aire de familia o versos idénticos que a nada responden, que nada significan, respecto de los cuales es ridículo suponer, en autores de cierta categoría, que han sido copiados servilmente, porque ni susceptibles son de imitación. El artículo de Valera -La originalidad y el plagio-, y el precioso libro de Eduardo Fournier -L'esprit des autres-, leídos a tiempo, hubieran probablemente disuadido a Estrada de su vano cuanto preconcebido empeño.

Por lo demás, la colección tiene el interés de la variedad, y aunque hayan de tomarse con cierta precaución las opiniones del crítico que de alguna manera se rocen con cuestiones religiosas, merece regularmente fe por la sinceridad de su convicción y la prodigalidad de sus estudios.




276 - Mazzini y Monteverde

Por Luis B. Tamini. Buenos Aires. 5903 - Imprenta del Porvenir, calle Defensa 130. 1880. En 16.º, 36 ps.


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Luis B. Tamini es uno de nuestros escritores mejor preparados. Nutrido de conocimientos variados, estudioso, poseyendo las matemáticas lo mismo que las letras y la historia, dotado de relevantes cualidades de escritor, con un estilo vivaz y naturalmente animado, apareció descollando desde el primer momento entre nuestros literatos.

El simpático y joven catedrático del Colegio Nacional de Buenos Aires, después de largos y serios estudios habíalos dilatado y afirmado en sus viajes por Europa. A su vuelta mostrose en sus trabajos inclinado a la crítica de arte, y en éste, como puede hacerlo en cuantos puntos aborde, reveló toda la madurez de su juicio, al par del brillo e inspiración de su inteligencia. El trabajo que he mencionado, pertenece a ese género de estudios.

Mazzini y Monteverde es un artículo inspirado por nuestro monumento del gran político italiano. Fue primeramente publicado en el diario «La Nación», donde Tamini colaboró algún tiempo lo mismo que en «El Nacional», escribiendo brillantes y originales folletines.

Este artículo es una de las buenas producciones de Tamini. Está escrito con elegancia y naturalidad, lleno de interés, con sobria elocuencia y dejando ver, sin ostentarla, toda la erudición de su autor. Las apreciaciones de crítica artística que contiene muestran la capacidad excepcional de Tamini para tal estudio.

El siguiente sumario da una idea de lo que comprende ese trabajo, desarrollado con tanto acierto: I. Preámbulo - II. La juventud de Mazzini - III. Carácter y dotes de Mazzini - IV. Escultores clásicos y realistas - V. La escuela italiana - VI. La estatua de Mazzini.



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277 - Carlos Francisco Scotti. Dante, la Patria y la Familia. Estudios

Buenos Aires. Imprenta de M. Biedma, Belgrano números 133 y 135. 1880. En 8.º pequeño, 20 ps.


El joven Carlos Francisco Scotti que trabaja de tiempo atrás la confección de una lira del Plata con poesías traducidas al italiano, dedica a Ernesto Rossi y a la juventud argentina, este breve estudio que hace en la vida y obras del divino poeta, de sus dos grandes creencias: la patria y la familia.

Manifiesta un conocimiento nada superficial del Dante; y aunque no sale de las conclusiones aceptadas, a las que llega por el análisis sin novedad de sus propias palabras en la Comedia o en la Vita Nuova, merece especial mención este ensayo elegante, no siempre correcto, debido al movimiento que produjeron las representaciones de Rossi en Buenos Aires.




278 - Buenos Aires desde setenta años atrás

Por el Dr. José Antonio Wilde. Buenos Aires. Imprenta y librería de Mayo, de C. Casavalle, Perú 115. En 8.º, 323 ps.


A pesar de sus tres siglos de existencia, Buenos Aires puede llamarse una ciudad novísima, porque sus primeros doscientos treinta o cuarenta años han resbalado iguales, monótonos, sin la más mínima variación, entre festejos y falsas alarmas, amarrado a preocupaciones estacionarias cuando no retrógradas.

Actualmente es una ciudad de costumbres cosmopolitas, invadida en sus cuatro ámbitos por extranjeros que llegan de los cuatro puntos cardinales   —280→   de la tierra y que van destruyendo radicalmente las sencillas costumbres coloniales en que vivieron nuestros abuelos y se criaron todavía nuestros padres.

Como las costumbres, la arquitectura española desaparece, y la casa de la Virreina Vieja que hoy ocupa el Monte de Piedad, el Consulado, donde hoy está el Tribunal de Comercio y otros edificios que «conservan la fisonomía especial de las construcciones de aquella época, con sus espaciosas piezas, sus grandes patios», semejan animales antidiluvianos en una exposición de animales vivos o de razas persistentes.

Alfredo Delvau, escritor fecundo y de mérito, publicó en 1857 una Histoire anecdotique des barrières de Paris, deseoso de salvar del olvido la descripción de las antiguas construcciones y los recuerdos curiosos de la gran ciudad que se trasformaba. Antes que él, una hija de Daniel Stern había impreso, bajo el seudónimo de C. de Sault, su Paris qui s'en va, libro no menos interesante que el de Alfredo Delvau, propios ambos para despertar ese cariño que se acerca al culto por las cosas que fueron, sin desconocer los beneficios y ventajas de los progresos civilizadores.

El Dr. José Antonio Wilde, reputado educacionista que ha dotado a la enseñanza primaria de textos excelentes, ha temido también que desaparezcan las dulces tradiciones de nuestros incultos antecesores y sus formas de actividad hasta cierto punto grotescas, pero de pintoresco efecto, que han ido retrocediendo vencidas por la constante importación de novedades europeas; y ha enriquecido la literatura patria con un libro precioso en que se propone modestamente: «salvar del olvido algunos   —281→   hábitos, usos y costumbres de los tiempos ya pasados».

No creo nuevo el tema, y aun hallo, entre otras tendencias de este género, el folleto del señor N. Larráin, Noticia histórica de los nombres de las calles de Buenos Aires; pero el Dr. Wilde ha huido el contagio del ejemplo de perversión con un acierto digno por sí solo de encomio.

Enumeraciones prolijas y sin movilidad; recuerdos mal recogidos o pesados; acumulación de datos cronológicos o efemeridográficos, completísimos si se quiere, son trabajos factibles especialmente para los papelistas; trabajos que Zinny y Carranza mismo, el desautorizado autor de obras seudo-históricas, llevarían a cabo paciente y voluminosamente, sin que se pudiese afirmar con propiedad que habían aumentado con ellas el escaso caudal de nuestra literatura en pañales.

El libro del Dr. José Antonio Wilde está arriba de las concepciones vulgares, aunque formado de elementos análogos a los de tantas obras de cargazón que nos inundan.

Se basa en documentos, en datos fidedignos; respira la atmósfera del pasado en periódicos y publicaciones que se excusa de exhumar a vista y paciencia del lector, porque comprende que el polvo de los archivos no es para todos los pulmones, pero que extracta y comenta con lujo de pormenores y detalles, ligando a ellos su observación personal y los recuerdos muchas veces trasmitidos en familia de una generación a otra para enseñanza de los que han menester de la experiencia ajena.

Por su fondo, por el material empleado, es un libro verdaderamente argentino -sin reticencia.

Su confección determina su mérito. Sin reconocer en el autor las dotes, siempre difíciles de hallar,   —282→   de un estilista consumado, sería injusto negar que ha escrito con sobriedad de lenguaje en medio de la prodigalidad del tema, escogiendo, ordenando, distribuyendo, con admirable tino y sobre todo con la fineza y el gusto seguro que distingue a los literatos de los hombres de letras; el discernimiento delicado, vivo, neto y preciso de toda la belleza, la verdad, y la exactitud de los pensamientos, como lo define Rollin.

Se lee con placer ese volumen en 8.º de 323 páginas, sin experimentar los sacudimientos de las transiciones bruscas, aunque se empiece por la descripción de la ciudad con sus calles desempedradas e inmundas, los pantanos peligrosos, los edificios por desplomarse, las rejas voladas amenazando al transeúnte, y se concluya con las fiestas de la Recoleta, a que concurrían durante el día las personas de las mejores clases sociales, y durante la noche los compadritos y la gente baja dispuesta siempre, como lo nota el autor, a armar bailecitos o chagangos, amenizados con el accesorio indispensable de uno que otro barullo.

En los setenta años retrospectivos que abraza el plan de la obra, se encuentra el origen de instituciones y costumbres que por la rapidez de su desarrollo o por circunstancias de otro orden, despiertan necesariamente el deseo de la investigación.

Los teatros y las representaciones, extensamente estudiados en dos capítulos, las primeras óperas, las primeras asociaciones literarias y sus fundadores, los cafés y hoteles, las peluquerías, el trato en familia, las tertulias, el baile e innumerables otros puntos de interés general tratados todos con igual conocimiento, con igual gracia, salpicados de anécdotas y referencias alegres en las que figuran   —283→   personajes que no hemos alcanzado, pero cuyos nombres hemos oído mentar con frecuencia en las reuniones de nuestros mayores, dado que no los conozcamos ya por la historia, porque allí entran desde maestros de baile y actrices, hasta Brown, Bonpland, los Robertson, De Angelis y veinte más: todo eso constituye el cuerpo de la obra, amenizado, complementado con la apreciación de sucesivas cuestiones heterogéneas, con salidas chispeantes o sátiras amargas.

Pocos libros instruirán tanto sobre tan diversos tópicos. Sólo la trascripción de su índice detallado daría idea aproximada de lo que contiene; pero no es aventurado afirmar que hay lectura útil para todas las clases y condiciones, para el historiador como para el estanciero, para el obrero más ínfimo como para el abogado. El estado material en sus variados aspectos, la cultura social en sus múltiples manifestaciones, la influencia municipal, el gobierno, antecedentes casi indispensables de problemas administrativos irresolutos aún... ¡Cuánto se aprende en esas páginas sensatas de experiencia y estudio, que los niños de las escuelas debían recibir de libro de lectura para cotejar dos faces de civilización y proponerse exceder a sus antepasados según las exigencias del progreso, e igualarse siquiera a ellos en la práctica de las virtudes!

El doctor Wilde sintetiza con una precisión notable:

«Si nuestros antecesores volviesen a la vida, ¡de cuántas cosas se admirarían, pero de cuántas también no tendrían que ruborizarse!».



Es escritor y filósofo.



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279 - Belisario F. Arana. Juvenilia

Buenos Aires. Imprenta de «El Economista», Alsina 56. 1880. En 8.º, 22 ps. Edición de cuarenta ejemplares para los amigos. «Sin permiso del autor»


La jeunnesse n'a qu' un temps, cantaba Mürger. Arana, que puso de epígrafe de su artículo ese verso tan recordado, ha descrito con la chispeante galanura del autor de La Vida bohemia una escena íntima de amigos pobres y de talento, frenéticos por hacerse de unos cuantos pesos, siquiera sea embaucando al público, siempre digno de ser mistificado. El epígrafe corresponde, pues, al Juvenilia y el autor tiene aptitudes para explotar ese género.




280 - Cuentos

Por Eduarda Mansilla de García. Buenos Aires. Imprenta de la República, Belgrano 189. 1880. En 8.º, VIII-180 ps.


La imprenta de La República ha hecho un ensayo de edición lujosa, formando de los Cuentos de la autora del Médico de San Luis un volumen con páginas encuadradas en marcos llenos de adornos y viñetas. Pero el ensayo resulta de bastante mal gusto, recargado, encabezadas las páginas con angelitos de libro de misa y sobre todo, impreso en feo tipo y con tal incorrección y descuido que raya en lo increíble.

Parece que nuestros editores se han propuesto no variar el formato de los libros que dan a luz -partidarios probablemente de un formato argentino-, y los Cuentos de Eduarda como firma sus crónicas y Sarmiento querría que se llamase en la carátula del libro, presentan el mismo aspecto de folleto   —285→   grande que la memoria de la Capitanía del Puerto o de la Comisaría de Inmigración.

Como de esto no tiene culpa la autora, o la tiene sumamente leve, justo es hacerle otra clase de cargos por el contenido del libro.

¡Sólo al diablo se le ocurre, en estos buenos tiempos que corremos, escribir cuentos para muchachos!

Verdad que la señora tiene hijos chicos, que leerán la historia de la jaulita dorada recreándose en las descripciones fieles de que está salpicado ese cuento, y hasta creyendo oír el tilín de las rojas campanitas de la jaula comprada por la niña mimada para prisión de su canario.

Ellos gozarán siguiendo a Nika ansiosamente en sus audaces atrevimientos, y sufrirán también, con el corazón oprimido, cuando la pobre laucha muere víctima de su falta de experiencia, o cuando el desgraciado Chimbrú sucumbe al bárbaro latigazo del organista, como si no fuera bastante castigo de su huida vivir sujeto a la sed de dinero del músico ambulante.

No sé si todos los padres que tienen hijos pondrán estos cuentos en sus manos, porque no todos los padres se preocupan de ver felices a sus hijos.

Les anticipo por si quieren dárselos, que son narraciones a su alcance, salvo uno que otro párrafo de vuelo literario gravemente encumbrado; escritas con claridad y vivacidad, en lenguaje culto, aunque no siempre castizo, interesantes para niños de corta edad o inocentes, hasta el punto de tomar a lo serio los dolores morales de una jaula de alambre dorado.

Dos chiquilines que acababan de leer a Anderson y devoraban la colección de Eduarda, hanme   —286→   asegurado que el soldadito de plomo del poeta danés es más lindo que la jaulita dorada; y yo creo que el tío Antonio no alcanza ni se acerca al rebosamiento de ternura de la historia de una madre, tan bellamente parafraseada por Dumas en su Bric-à-brac.

Pero la inferioridad respecto de maestros -narradores que vivirán mientras haya infancia sobre la tierra- no disminuye el mérito de trabajos bien concebidos que acusan una inteligencia nada vulgar, y mejor desempeñados, con esa facilidad encantadora y esa gracia chispeante, casi inapreciable, de la pluma de Eduarda.




281 - Dramas policiales. Juan Moreira

Escrita para «La Patria Argentina» por Eduardo Gutiérrez (con ilustraciones). Segunda edición. Buenos Aires. Imprenta de «La Patria. Argentina», calle Belgrano núms. 137 y 139. 1880. En 4.º, a dos columnas, 102 ps.





282 - Dramas policiales. El jorobado

Escrita para «La Patria Argentina» por Eduardo Gutiérrez (con ilustraciones). Buenos Aires. Imprenta de «La Patria Argentina», calle Belgrano núms. 137 y 139. 1880. En 4.º, 224 ps. a dos columnas





283 - Dramas policiales. El tigre del Quequén

Escrito para «La Patria Argentina» por Eduardo Gutiérrez (con ilustraciones). Buenos Aires. Imprenta de «La Patria Argentina», calle Belgrano núms. 137 y 139. 1880. En 4.º, 186 ps. a dos columnas




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284 - Dramas policiales. Juan Cuello

Escrito para «La Patria Argentina» por Eduardo Gutiérrez (con ilustraciones). Imprenta de «La Patria Argentina», calle Belgrano núms. 137 y 139. 1880. En 4.º, 184 ps.


No caben dos opiniones sobre estos vulgares folletines: es la literatura más perniciosa y malsana que se ha producido en el país, la única digna, si hubo alguna, del famoso timbre especial con que a indicación de M. de Riancey, la Asamblea Legistiva recargó el porte de los diarios franceses en cuyas páginas figuraba el monstre roman-feuilleton.




285 - Biblioteca de Las Novedades. La venganza del esclavo

Episodios de la guerra con los indios por M. Reid. Buenos Aires. Imprenta de M. Biedma, calle de Belgrano núms. 133 a 139. 1880 En 4.º, 200 ps. con láminas





286 - Biblioteca de Las Novedades. El cazador de tigres

Obra escrita en inglés por M. Reid. Edición ilustrada con grabados. Buenos Aires. Imprenta de M. Biedma, calle de Belgrano núms. 133 a 139. 1880. En 4.º, 228 ps.


El irlandés Maine Reid es un escritor pintoresco y original. Nació en 1818; abandonó el estudio de la teología para viajar por Norte América, de 1838 a 1844; asistió a la guerra con México en 1845, volviendo en 1849 a Londres, donde se estableció. Los cinco años de su permanencia en los Estados Unidos, que recorrió detenidamente estudiando con especial cuidado las costumbres de los indios, le dieron elementos para la interminable serie de novelas que empezó a publicar en Europa.

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En la imposibilidad de analizar ninguna de sus obras, llenas todas de episodios de diverso género, de luchas en las selvas y en los desiertos, de aventuras admirables cuando no imposibles, de incidentes y percances que sucesivamente oprimen el corazón o ensanchan el alma de alegría, me limito a esta breve noticia sobre un autor cuyas novelas son tan populares en América como en Europa.




287 - Biblioteca de Las Novedades. El resucitado

Episodio histórico de la invasión francesa en España. Traducido para Las Novedades. Buenos Aires. Imprenta de M. Biedma. Belgrano números 133 a 139. 1880. En 16.º, 66 ps.


Episodio de la invasión francesa en España a principios del siglo. Pocas guerras más fecundas en actos de heroísmo y abnegación; pocas, también habrán encontrado más narradores, porque los escritores de una y otra nación no olvidan ni los más pequeños incidentes de sus glorias militares.

El resucitado tiene en sus pocas páginas todo el interés de una novela, aunque no se distingue por la limpieza ni corrección del estilo.




288 - Biblioteca de Las Novedades. El Crimen de Orcival

Por Emilio Gaboriau. Novela escrita en francés y traducida al español por Gabriel Cantilo. Buenos Aires. Imprenta de M. Biedma, calle Belgrano números 133 a 139. 1880. En 4.º, 354 ps.


Por regla general las novelas de Emilio Gaboriau -escritor francés nacido en 1835 y muerto en 1873- carecen de brillo literario. Es difícil hallar   —289→   en sus páginas bellas figuras retóricas o pensamientos arrebatadores; en cambio tienen un mérito indisputable: el interés creciente, la trama perfectamente urdida y las pesquisas policiales llenas de novedad y lógica inducción, de que el autor se sirve como elemento principal en casi todas sus novelas.

El crimen de Orcival fue publicado por primera vez en 1867. Un asesinato cometido en Orcival, rodeado de detalles conmovedores y de irresistible interés, forma la base de esta obra. Después de tener los datos más minuciosos del crimen, el lector se pierde en el intrincado laberinto de las investigaciones y manejos de la policía. Con ella se vacila, se tienta y se cobra esperanza; se piensa y se la ayuda a seguir en sus astutos procedimientos, o se remonta con ella en la vida anterior de cada personaje, descubriendo en él ya una venganza no satisfecha, ya un amor criminal o no correspondido, despecho u odios de familia, algo, en fin, que sirve de primer eslabón a la cadena de sucesos desarrollados al principio de la novela, y basta para dar con la pista del verdadero culpable, que, en la mayor parte de los casos, resulta ser el menos sospechado -¡tan hábilmente se ha desviado la atención del lector!

Alguien ha dicho que la lectura de una novela de Gaboriau se asemeja a una noche de juego: cada uno sale con el capital que introdujo, después de haber pasado por todas las incertidumbres, todas las dudas, todas las esperanzas, sin conseguir absolutamente nada.

En cuanto a la traducción, la mejor garantía de su bondad es el nombre de Gabriel Cantilo, diestro en el manejo de la frase y conocedor a toda prueba del francés como del castellano.



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289 - Apuntes del viaje de D. José Portugués para Europa de 1878 a 1879

Recuerdo. 1880. Buenos Aires. Tip. del Colegio de Artes y Oficios, en la villa San Carlos, Almagro. En 8.º, 136 ps.


D. José Portugués partió de Buenos Aires el 20 de setiembre de 1878 y volvió a ella el 2 de diciembre del año siguiente; pero los curiosos Apuntes no forman sólo la odisea del que carga con su paternidad, sino también de varios secretarios de esos que salen baúles para volver petacas. Están mal escritos, porque los amanuenses de que se sirvió el autor no conocen la gramática; hay muchos días en blanco, porque: permanece D. José en el hotel algo indispuesto; no salimos por seguir D. José indispuesto, etc. (diciembre 8 y 9 a 13); o porque D. José hace diligencias y encargos (julio, 21); o compra «tres alfombras y una chica; ésta es sin costura, quedando todo lo comprado en París a la orden de los señores Mallman y Ca. que lo remitirán a Buenos Aires» (octubre, 20, textual). En fin, el libro contiene absurdos de todo género, tilingadas de todo tamaño, barbaridades sólo concebibles en personas que se dedican a visitar los mercados y fábricas de baldosas, van a las iglesias únicamente por oír misa, y tienen la franqueza de confesar que «por la mañana en la estación tomaron boletos para Genève en vez de Genes, esto, es para Ginebra en vez de tomarlos para Génova» (octubre, 27).

No quiero privar a los lectores del Anuario de algunos juicios y apreciaciones artísticas de tan notables taurists, que entresaco de su obra, con indicación de la fecha.

En Roma:

«Hemos visto hermosos cuadros y frescos; la   —291→   estatua de San Bruno es hermosa y dicen que Clemente XII dijo que si la orden no se lo prohibiese hablaría; efectivamente no se puede dar una obra más hermosa» (diciembre, 6).



En Florencia:

«Esta ciudad es más digna de ser visitada por artistas que no por los que somos profanos en el arte; sin embargo no deja de tener cosas muy recreativas, aun para los que no sabemos apreciar el arte sino por el gusto. Su magnífica Catedral (por fuera) parece una de las primeras maravillas del mundo. Estuvimos largo rato muy entusiasmados viendo aquel edificio no sólo por estar forrado de mármol de mil colores sino por el grandioso que es o aparenta (por fuera), pero pierde todo su mérito al verla por dentro, pues vimos no habrá Iglesia más pobre en el Orbe. No vimos siquiera un altar medio decente en que se pueda recoger el corazón humano» (enero, 18).



«Salimos de Génova con dirección a Turín habiendo pasado por Alejandría, no pudiendo ver nada por estar nevando; muy distraído para don José por estar el campo cubierto de nieve» (enero, 21).



Inútil decir que trascribo a la letra; y la cosa sigue en esa forma por Palestina, por Egipto, por España, por Inglaterra...

El autor da gracias a Dios «por haber podido llegar a volver a pisar las sagradas y bien ponderadas tierras argentinas». Los habitantes de esas tierras deben también agradecer a Dios que ha conservado a D. José y sus secretarios para honor y prez de las letras.



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290 - Recuerdos de viaje y de guerra

Por Florencio del Mármol. Carta a mi amigo el doctor D. Juan Carballido. Buenos Aires. Imprenta de obras de La Nación, calle de San Martín número 208. 1880. 120 ps.


Los Recuerdos de viaje y de guerra fueron publicados en el folletín de La Nación a fines de 1880 y editados por la imprenta del mismo diario.

Contiene las observaciones recogidas por el autor durante su permanencia en el Perú y Bolivia, con muchos detalles sobre su viaje.

El señor Florencio del Mármol estuvo en el Pacífico durante una parte de la guerra de Chile contra el Perú y Bolivia; y ofrece datos curiosos, muchos de ellos importantes y otros de interés pasajero. Por la aglomeración de estos datos, referencias, incidentes, diríase que es el libro de un reporter a quien se ha encomendado el estudio de la guerra.

El Señor del Mármol ha publicado en 1875 un grueso volumen sobre la revolución de 1874.




291 - El Doctor Whüntz

Fantasía por Raúl Waleis. Carlos Casavalle, editor. Buenos Aires. 1880. En 8.º, 70 ps.


El mérito de esta obrita es muy escaso, y puede considerársela un ensayo poco feliz, en un género para que no tiene aptitudes el autor. El estilo es difuso, trivial, lo que hace que la acción se desarrolle lenta y fríamente.

La escena pasa en Flandes, en el siglo XVI.

El doctor Whüntz vive encerrado en su gabinete, haciendo experimentos, primeramente sobre irracionales y después sobre cadáveres de ajusticiados,   —293→   para encontrar en el examen de los centros nerviosos, el asiento de la voluntad.

Aislado siempre en su gabinete, llega un momento en que no le quedan más amigos que su familia y el verdugo, proveedor de cadáveres.

Un hijo de éste, Herman, que sirve de ayudante al doctor, y vive bajo su mismo techo, se enamora de Margarita, hija única de Whüntz, la cual le corresponde.

Margarita es huérfana de madre, que murió al darla a luz.

Herman, como hijo de verdugo, debía suceder a su padre en el oficio, según las leyes flamencas, y cuando éste fue demasiado viejo para poder manejar el hacha, la justicia exigió al hijo que lo reemplazara en el puesto.

Deseoso el Doctor Whüntz de salvar a Herman, le produjo una locura momentánea, de que le libró después, administrándole una medicina cuyo secreto poseía. Los enemigos del verdugo y los médicos que veían burlada su ciencia, denunciaron a la autoridad que Herman había recobrado sus facultades y aquella resolvió a prenderlo.

El doctor concertó un plan de fuga, frustrada por la llegada de la justicia que forzó la entrada de un pabellón donde se había refugiado Whüntz con Margarita y Herman. Adelantose el doctor y entregó al Juez el brazo derecho de Herman que acababa de separar del cuerpo, por medio de una rápida operación.

Su novela termina como todas las de tipo vulgar: el desenlace es un enlace. Herman y Margarita se casan, son muy felices, tienen muchos hijos, etc.

El anagrama Raúl Waleis es bien conocido en   —294→   Buenos Aires para que necesite recomponer sus letras a propósito de este ligero trabajo.




292 - Estela

Por Jorge Alberto. Buenos Aires. 1880. En 8.º, 171 ps.


Es la historia de una cortesana desde su caída brutal, infame, hasta su viaje a Europa, roto por el hastío el último lazo que la retenía en Buenos Aires.

Hortensia, la amiga de Estela, la que tramó su pérdida y la inició en todas las depravaciones del vicio -más prostituida que ella desde la edad de la inocencia-, muere asesinada por su antiguo querido al salir de un baile de máscaras; y la justicia, gracias a la notable defensa del Dr. José María Moreno, condena al asesino a solo quince años de presidio. El Dr. X, seductor poco delicado de Estela, a quien abandona al cabo de un tiempo, es sorprendido en flagrante adulterio, y muere también juntamente con su cómplice, a manos del esposo ofendido; quedando Estela, con sus padres locos desde el primer paso que diera en la senda de su perdición, sin otro amparo que el de Jorge Alberto, autor de esta narración ligera, terriblemente escéptica, enamorado de la cortesana infeliz hasta que el hastío -tan absolutista como el orgullo- lo decide a separarse de esa mujer a quien ama todavía después de diez años de vida activa.

Cuidando más de sostener los caracteres y de evitar algunos que otros defectos leves, estas páginas podrían formar un verdadero romance. Aún así, tienen interés y no carecen de mérito.

El carácter íntimo que asume esta narración por la participación del autor en los últimos sucesos   —295→   que cuenta, me veda entregar al público su nombre conocido.




293 - Folletines de «La Patria Argentina». Cristian

Por Ricardo Gutiérrez. Buenos Aires. Imprenta de La Patria Argentina. Belgrano núm. 168. MDCCCLXXX. En 8.º menor, 94 ps.


El Cristian del Dr. Gutiérrez no responde a ninguno de los sistemas admitidos en la factura del romance moderno: no es una novela, porque le falta el desarrollo y la acción, no es un estudio filosófico, porque ni estudia los acontecimientos ni desprende de ellos ninguna filosofía, porque tal vez él mismo ignora lo que pudiera producir para esta ciencia el amontonamiento de inepcias, sin lógica ni trabazón, sin estilo ni color. En una palabra: un inmenso salmo, que parece haber sido hecho alguna vez en verso y luego vertido a mala prosa por un principiante de retórica enamorado de las frases huecas y de los contrastes ridículos.

Citaría la trama que corre en las cien páginas del impreso si de veras tuviera alguna, pero la diré en dos palabras. Un estanciero que se llama Lorenzo tiene un hermano estudiante que se llama Cristian. El estanciero ha cometido la torpeza de casarse con un ángel, Rosalía, que inspira a su hermano una de esas pasiones que no retroceden ante el incesto, y que bien vistas parecen salirle al encuentro llenas y desbordantes de deseos criminales. En unas vacaciones el joven estudiante vuela al seno del hogar fraterno buscando descanso a sus tareas escolares. Allí el drama se desarrolla. El estudiante se revuelve en su tremenda pasión, observa a su cuñada, se complace en detallarla, la acaricia con los ojos, vive en su   —296→   ambiente y concluye por mirar a su hermano no obstante su cariño, como el rival afortunado que le ha arrancado su parte de gloria en este mundo.

Las cosas continúan así durante cuarenta páginas, hablando mucho del alma, de los sentimientos, del mar, de las auroras teñidas de mil colores, de los árboles, de las sierras, de los ranchos solitarios, hasta que finalmente, Cristian concluye por desbarrancarse con caballo y todo en uno de los precipicios que dan al mar con mucha alegría del lector, que no siente ningún remordimiento por ostentarla en sonoras carcajadas y porque en verdad no estima al héroe, que cuando no da asco le parece soberanamente tonto.

El Cristian es un Werther estanciero.




294 - Apuntes de un proscrito

Libro segundo. Materias de que trata: Un sepulcro - un gran incendio - una hermosa ciudad - un terremoto y otros episodios escritos por Pedro Echagüe. San Juan, Enero de 1880. Imprenta de la Unión. Plaza «25 de Mayo» núm. 52. 1880. En 8.º, 68 ps.


No he podido saber cuándo se publicó el primer libro, o propiamente, la primera entrega de esta colección de artículos, a que el autor se refiere en su dedicatoria al Deán del Cabildo Eclesiástico de Cuyo, Dr. D. Braulio Laspiur.

D. Pedro Echagüe está muy lejos de seducir con sus escritos. No obstante, se aplica a lo que hace, elabora pacientemente y aun produce versos, carentes de inspiración, pero correctos en su forma. Las narraciones que contiene este folleto son de escaso mérito; empieza con la representación de Casacuberta en Valparaíso de un drama francés traducido por el doctor don Vicente Fidel López,   —297→   despertando así en el lector la curiosidad de los recuerdos íntimos, de los detalles felices; mas el desengaño no tarda en responden fríamente a los naturales anhelos, y las páginas siguientes se ofrecen insulsas, descosidas, desprovistas de todo interés.




295 - Elvira o sea el temple de alma de una sanjuanina

Novela escrita por Pedro Echagüe. San Juan. Imprenta de La Unión. Plaza «25 de Mayo» núm. 52


Hace más de quince años se publicó en San Juan la primera edición de esta novela en número de cuarenta ejemplares. Su autor la ha revisado antes de darla nuevamente a la estampa, dejándole, empero, ocurrencias tan ingenuas que causan hilaridad. En una de sus páginas describe los estragos del huracán, y al pie, en forma de nota, dice: «Esta tempestad es supuesta». La verdad histórica no toma tan a pecho las cosas que exija en el novelista observaciones meteorológicas precisas de los días en que se produjo tal o cual acontecimiento secundario en la vida de pueblos aún menos importantes. Parece sin embargo, y se debe creer al autor que así lo asegura, que la narración es verídica.

Un malvado, asesino de la época de Rosas, se cruza entre la felicidad y una digna familia que merecía conseguirla.

Amante en un tiempo de la madre de Elvira, este hombre se enamora de la hija, y humillado por el desdén que ésta le opone, asesina al prometido de la joven; pero olvida el facón en el sitio donde ha perpetrado el crimen. Cuando vuelve a buscar su arma, Elvira que se ha apoderado de ella, se lanza sobre él y lo mata. Al fin y al cabo sólo hay   —298→   dos muertes; pero las inconveniencias de otro orden abundan: basta citar el capítulo sin objeto en que doña Claudia cuenta a su hija Elvira las relaciones poco edificantes que mantuviera con el belitre Terraza, para comprender que D. Pedro Echagüe necesita ensayarse todavía mucho como escritor si pretende aspirar a ser tenido por un pasable literato.




296 - Recuerdos de la niñez

Por un profano en literatura. Buenos Aires. Imprenta de Pablo E. Coni, especial para obras. 60 - Calle Alsina - 60. 1880. En 8.º, 38 ps.


Una dedicatoria «a mi querida madre Da. Antonia S. de Domínguez», firmada con iniciales, descubre la incógnita: el profano en literatura llámase S. Domínguez, quien data su dedicatoria en Arrecifes, 1880, y como sería más que casual que en ese pueblo hubiese otro escritor homónimo, estoy por creer que es el Dr. Silverio Domínguez, autor del Tratamiento de la difteria- núm. 192-, miembro corresponsal del Círculo Médico Argentino.

Los recuerdos nos muestran su origen español, y las primeras páginas bastan para probar que escribe correctamente.

Estilo galano y ligero, sencillez y exactitud en las descripciones, unidad de sentimiento y casi puede decirse fervor por el pueblo natal: he ahí las buenas condiciones de ese breve trabajo. La crítica más desmenuzadora poco tendría que fustigar. Paréceme, sin embargo, excesivo el colorido local que suele oscurecer algunos buenos párrafos, como en el capítulo La virgen del Cortijo.




297 - Histórico. Lina Montalván o el terremoto que destruyó el Callao y la ciudad de Lima en 1746

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Con una reseña sobre el descubrimiento del Perú, a que se agrega algunas reminiscencias históricas acerca de su independencia, por José Victoriano Cabral. Buenos Aires. 5769 - Imprenta del Porvenir, Defensa 139. 1880. En 8.º, VII-280-11 ps. con tres láminas


Hacer a propósito del terremoto de Lima de 1746, una reseña del descubrimiento del Perú, es ya fantasía indigna de un escribano, que ha debido ceñirse a protocolizar la época en que se proponía martirizar al público.

Presentar cuadros de ese terremoto en una ensalada con pretensiones de novela, ensartar rectificaciones históricas de la época de la independencia con lamentos de Lina en los días de la catástrofe; y con motivo de todo esto y sin motivo alguno, intercalar párrafos y párrafos a cual más sabroso del diario que D. José Victoriano Cabral llevó durante su viaje por Europa y ocuparse del discurso de Ernesto Quesada en el Congreso de Americanistas -Anuario anterior, núm. 462-, de las investigaciones de Rossi sobre la última erupción del Vesubio en 1878 o del micrófono de Edison y el teléfono de Bell, probablemente para dar carácter científico a la novela histórica: todo esto coloca la obra y al autor fuera del derecho de gentes literario; y acto meritorio sería enviar su nombre y su libro al conocido bibliófilo Philomnestes Junior, a fin de que los incluya en la próxima edición de sus Fous littéraires, interesante ensayo bibliográfico de la literatura excéntrica, contemporáneo precisamente de Lina Montalván o el terremoto que destruyó al Callao, etc. D. José Victoriano Cabral no podría quejarse de abandono ni aislamiento, porque lo acompañarían muchas obras ridículas o desatinadas que se han publicado en Buenos Aires.



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298 - Rivadavia ante la posteridad o sea razón y fanatismo (un sueño)

Por Manuel L. Míguez. Buenos Aires. Imprenta de M. Biedma, calle Belgrano números 133 y 135. 1880. En 8.º, 55 ps.


Hace dos años publicó el autor este mismo trabajo con el título de Razón y fanatismo. Hoy lo reimprime precedido de los sueltos con que la prensa anunció su aparición y parapetándose en el nombre popular de Rivadavia. Son páginas de un insensato. La Nación decía:

«Es una especie de Apocalipsis religioso-moral, que por su carácter fantástico corresponde al género literario.

»A la inversa del apóstol de Samos, todas las cosas del cielo las refiere a la tierra.

»Figura en esta fantasía la sombra, el alma o el espíritu de Rivadavia, que ora sube a los cielos, baja a la tierra, se precipita con Satanás en el infierno y resurge como principio de luz y de verdad, conversando con el arcángel Gabriel, con el diablo, con San Pedro y con San Pablo».



Esta ridícula fantasía empieza por unas palabras del autor que aparecen dirigidas por Rivadavia a San Pedro bajo el epígrafe de Núcleo de la obra.




299 - Galería dramática. El anillo de hierro

Drama lírico en tres actos, original y en verso de Marcos Zapata, música del maestro Marqués. Representado en el Teatro de Jovellanos el 7 de noviembre de 1878. En 8.º, 84 ps. (A la vuelta de la segunda carátula: Buenos Aires. Imprenta de Pablo E. Coni, Alsina núm. 60)


Regularmente las zarzuelas tienen escaso mérito literario; se parecen a los libretos de ópera, aunque de éstos puede afirmarse sin vacilar que son todos malos.

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El anillo de hierro es una de las zarzuelas más populares y aplaudidas: si lo debe en gran parte a la música del maestro Marqués, no contenida en el folleto, tampoco lo debe menos al verso fluido y correcto de D. Marcos Zapata, ya que no a la concepción y desempeño dramático, estrechados y como sofocados por las exigencia de la música.

No faltan en esta zarzuela situaciones cómicas, chistes llenos de sal, expectativas graciosas, formando contraste con ternezas y arranques de sentimientos; y las estrofas se deslizan constantemente suaves, sin dificultad, sin tropiezo, verdaderamente cantables en los tres actos, que parecen una colección de cantábiles, como dicen nuestros mulatillos.




300 - Souvenir

1.er Janvier. 1880. En 4.º, 24 ps.


Riquísima y bien correcta edición de pocos ejemplares hecha por la imprenta de Coni. Contiene nueve poesías francesas del Dr. Alberto Larroque, que sus hijos Alberto M. y Eduardo dedican al mismo autor como recuerdo de año nuevo.

Propiamente, cometo una indiscreción al dar noticia de este folleto; pero hay en él estrofas sentidas, composiciones sencillas, tersas, que no merecían el completo olvido a que se las condena.




301 - La noche de Mendoza

Por Olegario V. Andrade. Buenos Aires. Imprenta de M. Biedma, Belgrano 133 y 137. 1880. En 8.º, 10 ps.





302 - El mismo

20 de marzo de 1861. Buenos Aires. Imprenta de El Nacional, Bolívar 65 y 67. 1880. En 8.º, 12 ps.


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Edición de pocos ejemplares. Poesía sobre el terremoto de Mendoza, dedicada por el autor al señor Emilio Civit. Su comienzo es magistral y forma por sí solo una composición completa. La poesía entera es bella en sus conjuntos y en sus detalles, aunque el final es un tanto débil. Empieza así:


Inmenso campo de batalla, abierto
      bajo el ojo de Dios,
palenque de las fuerzas de la vida,
la tierra, el cielo y el oceano son.






303 - Dante Alighieri

Por Alberto Navarro Viola. Buenos Aires. 1880. En 8.º, 8 ps.





304 - Angelus

Por A. N. V. En 12.º, 6 ps.


Dos preciosas ediciones de la imprenta de La Nación, en corto número de ejemplares, hechas por amigos del autor.

Ambas composiciones habían sido publicadas, la primera en diario y la segunda en La Revista Literaria.




305 - Eduardo

Por A. N. V. 1880. En 16.º, 66 ps.


Este librito con que el autor se inaugura en el género, es un canto escrito teniendo en vista algunas obras análogas de Byron.

A. N. V. ha sido acusado de haberse enrolado   —303→   con él en las filas naturalistas: acusación fundada en cierto modo por varios pasajes, un tanto subidos de color de la obra. Sin embargo, sería más lógico decir que el autor ha errado por exagerar. Aquellos mismos pasajes un poco empalidecidos podrían pasar sin llamar mayormente la atención.

Es preciso no olvidar que A. N. V. no ha tenido a Zola sino a Byron en vista cuando escribía, y que este último se deja arrastrar muchas veces hasta términos no muy delicados, sin que por eso lo haya acusado nadie de ser un antecesor del primero como naturalista. Es evidente, además, que A. N. V. no ha tratado de hacer un poema de esta escuela pues artista como es no habría faltado a la regla que hubiera querido seguir. Entre tanto vemos la introducción, los fragmentos y muchos otros pasajes en que se muestra verdadero poeta de inspiración y gusto delicado. ¿Dónde queda entonces el naturalista?

El poema traza a grandes rasgos la figura de un joven. El autor nos descubre aquella alma, y admirar podemos en ella los más nobles sentimientos y las más altas ideas. Soñador y romántico ha chocado de frente con ese mismo naturalismo de que se acusa al autor y siente todas las aflicciones que se experimentan cuando se baja de un mundo ideal de perfecciones a la mísera tierra tan llena de prosaicos accidentes.

¿Y ese tipo a quien exaspera la vida real -que vaga abstraído y escéptico sólo porque vio la falsedad de sus sueños-, ese sería un tipo naturalista? Tanto valiera decir que lo es Westher o Renél.

Lo único naturalista que hay en el poema son algunas expresiones, que más bien que de otro modo podrían llamarse crudas.

Es aquel malhadado pasaje del baile donde se   —304→   describen tantas cosas indescriptibles y sin embargo -olvidemos un instante las expresiones-, ¿qué encontramos? A Eduardo frío ante aquel lujo de sensualidad y conmovido sólo cuando una voz tierna lo arrebata a la escena presente, le habla con el calor de un alma pura: no oyendo en el «te amo», que se le dice al oído sino al ruido de alas de sus santas aspiraciones y no viendo sino como la evocación de un hermoso pasado muerto entre las nieblas del olvido.

La acusación de naturalista no es pues fundada y mucho más se podría aducir para probarlo, si lo dicho no bastara. Pero es preciso ser breve y no podemos extendernos más sobre ese tema.

Si tuviéramos espacio y lugar trascribiríamos algunas estrofas. Pero en su defecto las señalaremos como bellezas prominentes de la obra.

En primer lugar, la introducción que es lo más bello del libro; luego, varios de los fragmentos.

De la estrofa XV a los fragmentos hay mucho bueno, y algo prosaico. En adelante ambas cosas están admirablemente mezcladas.

Como cualidad general es de notarse la facilidad de expresión, la exactitud de las palabras respecto de las ideas, en fin, la abundancia poética. Como defecto general, giros exóticos, rimas rebuscadas y extrañas, conceptos prosaicos, palabras bajas.

Pero no se olvide que A. N. V. es un poeta, y aun lo malo está tan bien matizado que se lee con gusto. Al lado de un mal verso hay otro admirable, al lado de una imagen vulgar otra original. Todo eso debe depender en parte de que el poema fue escrito d'un jet y sin ser corregido más tarde.

Como quiera que sea, esta obra ha encontrado muchos críticos y pocos defensores y aun éstos   —305→   están en el caso de aquellos de que habla Labruyere cuando dice:

«Il n'y a point d'ouvrage si accompli qui ne fondit tout entier au milieux de la critique, si son auteur voulait en croire tous les censeurs, qui ôtent chacun l'endroit qui leur plaît le moins».



Efectivamente, el Eduardo desaparecería si fuera eso a ejecutarse; pero se salva porque el autor se atiene a aquel consejo del mismo crítico: ser en el dilema, partidario de los que lo aprueban.

No es posible concluir estas breves líneas sin pedir al autor que reincida escribiendo otro poema, el cual con la experiencia por él adquirida será indudablemente de mayor mérito. Escriba con el estilo apropiado, pero no olvide que es siguiendo la inspiración que dictó los pasajes que he señalado como buenos, que ha de conseguir segura victoria. Vuelva a leer lo reprochado pero sea para repetir después con el tono compungido del arrepentimiento: non vis in idem.

J. E. M.




306 - Poesías

Por Martín García Mérou, miembro de la Academia Argentina. 1878-1880. Buenos Aires. Imprenta de S. Ostwald, Florida 136. 1880. En 8.º, IV-224 ps.


Martín García Mérou ha empezado brillantemente su carrera de escritor. Niño aún, pues hoy tiene sólo diez y nueve años de edad, se abre paso entre los literatos, por sus Poesías y sus eruditos folletines publicados en varios periódicos de Buenos Aires.

Hay en él inspiración, fecundidad, brillo imaginativo, riqueza de lenguaje. Sabe dar colorido,   —306→   infundir movimiento a las abstracciones severas, a los temas áridos, a los pensamientos graves.

Sus estrofas rotundas arrastran y seducen. No se las debe analizar; no se debe escudriñar el fondo de esa cascada, sino dejar que nos acaricie el oído con el desgranamiento de sus rimas y la armonía de sus acentos.

La suavidad del alma no está siempre a la altura de la imaginación; la ternura y la espontaneidad de los sentimientos parecen ofuscadas por los anhelos vagos de las ilusiones que abarcan y concentran todas las fuerzas del alma. Pero el hombre no tiene la culpa de haber sufrido poco. Las amarguras de la vida redondean los contornos del espíritu y prestan la inefable unción de la tristeza, que es imposible falsificar con expresiones de dulzura.

Martín García Mérou empezará tarde a conocer por experiencia propia los desgarramientos del corazón. Entonces será el poeta completo que sus amigos auguran, que las letras argentinas recibirán con cariño.

Sus primeras poesías, salpicadas de bellezas y defectos, revelan una facilidad extraordinaria de versificación, que lo ha llevado a improvisar cantos al Huáscar, al 3 de febrero de 1852 y otros, para fiestas de ocasión, sin posesionarse perfectamente de temas que contrarían la corriente de sus impresiones.

En cambio, sus composiciones breves, esbozos de los cuadros de Coppée, hacen presentir el talento; y las cuatro redondillas que llevan el título de La cuna, valen por muchas páginas del género declamatorio a que ha tenido la mala idea de aficionarse.

Entre todas sus poesías, que las hay muy buenas, descuella una fantasía originalísima, Bric a Brac;   —307→   y no han faltado críticos, que los hay muy malos, que se ensañen contra ella, precisamente porque no se parece a lo demás -no se parece a nada.

Sin que sea dado prever hasta dónde llegará, Martín García Mérou merece ya la reputación de que goza; y lejos de su país y su familia, si es cierto que todo lo que nos aísla nos engrandece, según dice Mma. de Girardin; con la copa de los primeros sinsabores en la mano; secretario de la Legación Argentina en Venezuela y Nueva Granada; febriciente por los boulevards de París o taciturno por las calles de Caracas, el niño sentirá que se produce en él la gran evolución de los dolores; se acentuará la duda en su conciencia, se entronizará la amargura en su espíritu, y no hablará solemnemente, sino con la sencillez de los profundos sentimientos de la existencia.

Será el poeta completo.




307 - El Peregrino del Plata. Abel y poesías diversas

Por José María Zuviria. 2.ª edición corregida y aumentada. Buenos Aires. Imprenta de Pablo E. Coni, especial para obras. 60 - Calle Alsina - 60. 1880. En 4.º, IX-388 ps.


Si son astre, en naissant, ne l'a formé poëte, ha debido abrir otros rumbos a su actividad intelectual, dedicarse a la historia, a la filosofía, al derecho, a cualquier cosa más de acuerdo que la poesía con los caracteres y las condiciones de su espíritu. Sin embargo, el Dr. José María Zuviria publica la segunda edición de su grueso volumen de versos, después de haberse hecho representar en la primera con traje a lo Lamartine, abotonado hasta el cuello, o negligentemente envuelto en una negra   —308→   capa, a fin de ofrecer en su persona el tipo del Abel, peregrino que alcanza a parodiar grotescamente al Child-Harold.

Las composiciones líricas son detestables, por lo regular. Cualquiera de ellas puede servir de ejemplo; y creería hacer uso de un arma prohibida si trascribiese la titulada letrilla A un ruiseñor, porque no tiene atadero.

Hay en el Abel cantos pasables y aun estrofas buenas... cuando se equivoca como decía Boileau al hablar de Scudery. Ese viaje del Peregrino del Plata, bajo el peso del infortunio, a través de las grandes naciones como a través de los grandes sentimientos, no corresponde, ciertamente, a un plan original; pero presenta pasajes descriptivos vigorosos, una que otra idea poética expresada con elegancia, breves arranques apasionados y frases llenas siempre de amargo sabor.


¡Ah!, ¡si la vida toda dar pudiera,
en sombra, al menos, el paterno hogar!
¡Si algo más dulce el universo diera
que el primer sueño del que empieza a amar!




El corazón nunca miente,
habla mudo y ciego ve.




Joven, me dije, esclava es la belleza,
la fuerza, esclava del talento fue.




¡Nadie -¡ni tú!- más infeliz que yo!




Rodando del orgullo en el abismo,
el alma hastiada, el corazón sin fe,
todo lo espera el hombre de sí mismo;
y así, ¡engañada tu esperanza fue!



  —309→  

En cambio de estas luciérnagas, no le faltan reminiscencias bastante chocantes, como:


¿Quién en la ausencia más pesar devora
el que se queda, ¡ay Dios!, o el que se va?



o ésta, menos disculpable aun:


¿Qué importa a la creación la frágil vida
de un átomo de polvo que se va?



ideas, ambas, que se encuentran semejantemente expresadas en poetas españoles.

Si algún mérito puede reconocerse a estas Poesías sofocadas por los defectos de forma y aplastadas por la vulgaridad o la imitación servil, es su origen, su producción, porque cada una de ellas constata un dolor o un abatimiento del hombre que ha querido dar estabilidad a la historia de su vida guardándola en estrofas cansadas, de difícil y nunca perfecta elaboración, en las cuales llega a contar hasta los enredos y camorras de su suegra.

Al dejar el libro, más que desengaño de su lectura, se siente desfallecimiento por la aberración de una inteligencia bella: Martín García Mérou no ha debido escribir un prólogo a las Poesías de J. M. Zuviria -es demasiada abnegación hundir en ellas la independencia de un crítico joven.




308 - La vuelta de Martín Fierro

Por José Hernández. Cuarta edición: adornada con diez láminas. Precio: 20 $. Se vende en todas las librerías de Buenos Aires. Depósito central: Librería del Plata, calle Tacuarí 17. 1880. En 4.º, 58 ps. a dos columnas y varias láminas


Véase el Anuario anterior núm. 284, donde figura la primer edición de esta misma obra. No conozco las dos ediciones intermedias, que, prueban   —310→   de todos modos, la boga que ha adquirido este libro.




309 - First love

A poem by Sarfield D. Brenan. Buenos Aires. Imprenta, Esmeralda 23. 1880. En 8.º, 24 ps.


Composición fantasmagórica en la que Alfonso XII, a quien está dedicada, figura como militar al servicio de la República Argentina y enamorado de una tal Corina Silva, belleza fantástica que vaga bajo los sauces de San Fernando y cuya muerte, en el momento de recibir un mensaje del ya rey Alfonso, termina el poema sin pies ni cabeza escrito en versos detestables.




310 - En la sentida muerte del presbítero don Cayetano Porfirio, canónigo dignidad de Trivento

Inscripción y madrigal de Constantino Porfirio, su sobrino. Versión al español por Dr. D. José Agustín Escudero, Ministro Residente de la República de Costa Rica cerca del Gobierno de la Confederación Argentina, Encargado de Negocios y Cónsul General de la República del Salvador en las Repúblicas del Plata, etc., etc. Segunda edición. Buenos Aires. Imprenta de Pablo E. Coni, especial para obras. 60 - Calle Alsina - 60. MDCCCLXXX. En 8.º, 16 ps.


Doce inscripciones y un madrigal, con muchas notas de ampliación.

Oye, lector:





I


¡Conciudadanos!
Más con las preces que con el llanto
Honremos la grata memoria
de
Cayetano Porfirio.
—311→



II


Fue siempre hijo tierno
de la Católica Iglesia
y de su cabeza visible.



III


¡Justísimo Dios!
¡Ay!,
admitid a los celestiales goces
a vuestro bueno y fiel siervo.



¡Libre Dios a todo tío cristiano de un sobrino literato capaz de turbar la tranquilidad de la tumba con producciones semejantes!




311 - Himnos del corazón (poesías)

De Román I. López (1879-1880). Tomo primero. Buenos Aires. Tipografía La Velocidad, San Martín 42. 1880. En 16.º, 28 ps.


En la dedicatoria del folleto, el autor dice que sus versos son especies de himnos del corazón.

Otro autor francés aseguraba seriamente:

Je me suis cru poéte... et n'ai fait que rimer!



Pueden canjearse las expresiones, aunque saldría ganando mucho Román I. López. Al fin C. Gay tiene de vez en cuando una ráfaga, un chispazo, lo suficiente para mostrar que no es idiota.

Debe juntarse con el anterior: Arcades ambo!





  —[312]→     —313→  

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312 - Cancioncita

Del Presbítero Constantino Porfirio dedicada a la bienaventurada Virgen María, acompañada de los juicios hechos por algunos célebres literatos. Buenos Aires. Imprenta de Pablo E. Coni, especial para obras. 60 - Calle Alsina - 60. 1880. En 8.º, 20 ps.


Los célebres literatos son Bibolini, Tripepi, Bennassuti, Spataro, etc.

No puedo resistir a dar como muestra una estrofa de la «versión libre al español», fechada en 12 de agosto de 1880, Buenos Aires:


Y tú eres terrible
cual bien ordenado
ejército valiente
a lucha preparado:
valor al alma,
¡ay!, danos, ¡o Pía!,
dulce María,
dulce María.





  —314→  
313 - Conferencias científico-Religiosas

Dadas en la Iglesia de la Merced de Barcelona por el Rdo. P. D. E. Llanas, Pbro., Sacerdote de las Escuelas Pías, Rector del Colegio de Villanueva y Geltrú, y taquigrafiadas por D. P. Folguera y Surroca, D. E. Crexans y Borrás, D. J. Sala y Bonastre y D. A. Puig y Soler, miembros de la «Corporación taquigráfica del sistema Garriga», de Barcelona. Buenos Aires. Imprenta de «El Parlamento», Cangallo 48. 1880. En 8.º, 170 ps.


Edición argentina de un libro español publicado en Barcelona y que tiene por objeto probar «que la ciencia moderna, lejos de contrariar la revelación, genesiaca, la confirma en todas sus partes».

Desde la publicación de los Conflictos de Drapper, mucho se ha escrito en el sentido de las Conferencias del P. Llanas, porque la Iglesia se sintió profundamente sacudida; y estas Conferencias no son lo mejor que se haya escrito.

La obra fundamental pertenece a un P. de la orden de los Agustinos, encargado especialmente por el Papa de rebatir al escritor científico. El buen hombre empleó tres o cuatro años en la confección de un libro voluminoso que en vano se ha tratado de popularizar en el mundo cristiano. El dogma revestido de estola científica es algo que choca invenciblemente a los feligreses.

Es probable que los atentos oyentes del P. Llanas salieran edificados de sus pláticas; pero ellas nada demuestran, ni alcanzarán a llevar el convencimiento a ningún espíritu. La ciencia no se estudia partiendo de la revelación.

La existencia de Dios, por ejemplo, lo mismo que su no existencia se prueba por cualquier método: en tanto que la verdad del catolicismo sólo se prueba por la revelación -método inaplicable para   —315→   constatar la compatibilidad de la ciencia y el dogma.

El P. Llanas ha tenido buenos materiales a mano. A veces es elocuente, con elocuencia de púlpito; muchas veces sofista y siempre exagerando.

No alcanzo el objeto de la reimpresión hecha en Buenos Aires, salvo que lo haya realizado algún santo varón de los que todavía se empeñan en hacer propaganda religiosa.




314 - La obra de expiación

Por Santiago Estrada, con aprobación de la autoridad eclesiástica. Con láminas y apéndice. Buenos Aires. Imprenta de Pablo E. Coni, especial para obras. 60 - Calle Alsina - 60. 1880. En 8.º, 46 ps.


La Obra de la expiación ha sido fundada por el P. Vaughan; cuenta con quince o más socios en Buenos Aires, y es una especie de hermandad mística que se ofrece en holocausto de «los grandes pecados del mundo moderno, ofensas a la palabra divina, ofensas a la divina persona de Jesucristo, negación de la divinidad del evangelio y negación de la divinidad en el Sacramento del Altar».

Ellos son blancos y se entienden.

D. Santiago Estrada hace la historia poética de esta asociación, acompañando su panfleto de los documentos aprobatorios, retratos de los socios fundadores y de los que se han suscrito aquí en ese carácter, proyectos de Catedrales, retrato de Jeremías, «el apóstol de las lamentaciones, de Cristo de pie en el polo», etc.

Folleto de propaganda de una logia cuyo fin inmediato es remitir fondos a Londres.



  —316→  
315 - Breves reflexiones sobre la propaganda católica de las sagradas escrituras

Predicadas en la iglesia de «la profesa», en México por Kenelm Vaughan. Buenos Aires. Imprenta de Pablo E. Coni, especial para obras. 60 - Calle Alsina - 60. 1880. En 8.º menor, 32 ps.


Son tres pláticas, bastante místicas. «I. sobre la biblia en general; II. la legislación de la Iglesia católica sobre el uso común de la santa biblia; III. sobre la lectura de las sagradas escrituras».




316 - Una justificación

Por Kenelm Vaughan. En la segunda carátula: Exposición relativa a la propaganda católica de las sagradas escrituras en la República Argentina, hecha en una reunión celebrada bajo la presidencia del Dr. D. Pedro Goyena, en el Club católico de Buenos Aires por Kenelm Vaughan, Capellán Privado de su Eminencia el Cardenal Arzobispo Manning, Promotor de la Propaganda católica de las Sagradas Escrituras y de la obra de Expiación en Londres. Buenos Aires. Imprenta de Pablo E. Coni, especial para obras. 60 - Calle Alsina - 60. 1880. En 4.º menor, 48 ps.


Da explicaciones sobre la edición económica y numerosísima que se propusiera hacer del nuevo testamento, documentando la inversión de fondos.




317 - Mi conversión o motivos que me indujeron a ingresar en la iglesia católica

Por Emilio Hunziker. Buenos Aires. Imprenta de Pablo E. Coni, especial para obras. 60 - Calle Alsina - 60. 1880. En 8.º, 44 ps.


Hay un prefacio del traductor.

En cuanto a la obrita traducida, poca importancia puede atribuírsele: impresiones personales y resolución   —317→   de cuestiones propuestas en forma de catecismo, con los viejos argumentos de siempre. En una palabra: panfleto de polémica católica; especialmente dirigido a los protestantes.




318 - Novena en honor de la mística doctora Santa Teresa de Jesús ínclita reformadora del orden carmelitano

Por Monseñor Fr. Luis de Agazio del Seráfico orden franciscano, Obispo de Trivento, Prelado Doméstico de Su Santidad y Asistente al Solio Pontificio. Traducción al Castellano por el presbítero D. Constantino Porfirio. Segunda edición. Buenos Aires. Imprenta de Pablo E. Coni, especial para obras. 60 - Calle Alsina - 60. MDCCCLXXX. En 16.º, 16 ps.





319 - Novena a la Santísima Cruz de los milagros

Dispuesta para que los fieles fervoricen su espíritu con el amor de esta Sagrada Señal, de todo cristiano, y con su memoria se alienten a llevar con paciencia la cruz, que Dios le diere. Buenos Aires. Librería de Igon Hermanos, calle de Bolívar esquina Alsina. 1880. En 32.º, 30 ps.





320 - Novena de la Santísima Cruz de los Milagros

Dispuesta para que los fieles fervoricen su espíritu en el amor de esta Sagrada Señal, de todo Cristiano y con su memoria se alienten a llevar con paciencia la cruz que Dios les diere. Corrientes. Librería de Eustaquio Díaz. Calle Julio núm. 85. 1880. En 32.º, 30 ps.





321 - Novena de Nuestra Señora de Luján venerada en el misterio de la Inmaculada Concepción

Buenos Aires, Igon hermanos-Editores. Librería del Colegio   —318→   (Frente a la Iglesia de San Ignacio). 1880. En 32.º, 102 ps.





322 - Novena en sufragio de las Ánimas del Purgatorio

Tomada en gran parte de la que escribió el P. Mach, de la Compañía de Jesús. (Con permiso de la autoridad eclesiástica). Buenos Aires. Igon hermanos-Editores. Librería del Colegio (Frente a la Iglesia de San Ignacio). 1880. En 32.º, 36 ps.





323 - Novena al glorioso Arcángel San Rafael, médico, guía, abogado y protector de sus verdaderos devotos

Buenos Aires. Librería del Colegio-Igon hermanos, editores. Calle de Bolívar esquina Alsina. 1880. En 32.º, 40 ps.





324 - Novena al gloriosísimo San Juan Bautista precursor del Divino Verbo encarnado

Con aprobación de la autoridad eclesiástica. Buenos Aires. Librería del Colegio-Igon hermanos, editores. Calle Bolívar esquina Alsina. 1880. En 32.º, 30 ps.





325 - Novena de Nuestro Padre Jesús Nazareno

Buenos Aires. Igon hermanos, editores. Librería del Colegio (Frente a la iglesia de San Ignacio). 1880. En 32.º, 42 ps.





326 - Novena para implorar el auxilio y protección de la Santísima Virgen contra la peste bajo la advocación de su glorioso nacimiento

(Con aprobación de la Autoridad Eclesiástica). Buenos Aires. Igon hermanos, Editores. Calle Bolívar esquina Alsina. (Frente a la Iglesia de San Ignacio). 1880. En 32.º, 34 ps.




  —319→  
327 - Novena del seráfico Padre San Francisco de Asís para implorar su patrocinio en cualquier tribulación

Buenos Aires. Igon hermanos, Editores. Calle Bolívar esquina Alsina. 1880. En 32.º, 40 ps.





328 - Novena que en alabanza de la siempre Virgen María Madre de Dios y Señora Nuestra en el título del Pilar compuso el R. P. Fray Francisco de Paula Camargo

Religioso de la Regular Observancia de N. S. P. San Francisco (Impreso con licencia de la autoridad eclesiástica). Buenos Aires. Igon hermanos, Editores. Calle Bolívar esquina Alsina. (Frente a la Iglesia de San Ignacio). 1880. En 32.º, 104 ps.





329 - Novena para honrar a María Santísima en su título de Madre de Misericordia con que se venera en la Iglesia de Padres Predicadores de esta ciudad

Está formada con el auxilio de varios escritos piadosos sobre el Santuario de aquella Señora en Savona, por un eclesiástico, hijo de Buenos Aires. Buenos Aires. Librería del Colegio, Igon hermanos, editor. Calle Bolívar esquina Alsina. 1880. En 32.º, 78 ps.





330 - Novena del glorioso San Ramón Nonato de la Orden de Nuestra Señora de la Merced

Buenos Aires. Igon hermanos, Editores. Calle Bolívar esquina Alsina. 1880. En 32.º, 32 ps.





331 - Novena de la Santísima Virgen María de la Merced redentora de cautivos

(Con permiso de la autoridad eclesiástica). Buenos Aires. Igon hermanos, Editores. Librería del Colegio (Frente a la Iglesia de San Ignacio). 1880. En 32.º, 34 ps.




  —320→  
332 - Letanías o invocaciones para uso de las jóvenes cristianas

Buenos Aires. Igon hermanos, Editores. Calle de Bolívar esquina Alsina. 1880. En 32.º, 8 ps.





333 - Modo de rezar la Corona de María Santísima de los Dolores y su septenario

(Con permiso de la autoridad eclesiástica). Buenos Aires. Librería del Colegio. Igon hermanos, Editores. Calle de Bolívar esquina Alsina. 1880. En 32.º, 20 ps.





334 - Ejercicio de las siete salutaciones a Jesús Nazareno para todos los martes del año

Que se reza en la Iglesia de San Juan de esta ciudad (con aprobación de la autoridad eclesiástica). Buenos Aires. Igon hermanos, Editores. Librería del Colegio. (Frente a la Iglesia de San Ignacio). 1880. En 32.º, 20 ps.





335 - Ejercicio que se hace concluida la novena del niño Dios en los cuatro días que restan, hasta el día de los Santos Reyes, es decir desde el día 3 de Enero hasta el día 6

Buenos Aires. Igon hermanos, editores. Librería del Colegio. (Frente a la Iglesia de San Ignacio). 1880. En 32.º, 36 ps.





336 - Devoción de los siete domingos consagrados a honrar los dolores y los gozos de San José con indulgencia plenaria para cada domingo

Van al fin oraciones para oír la santa misa en honor de San José. Buenos Aires Librería del Colegio. Igon hermanos, editores. Calle de Bolívar esquina Alsina. 1880. En 32.º, 138 ps.




  —321→  
337 - Visitas al Santísimo Sacramento con la distribución de las cuarenta horas circulares establecidas en esta ciudad

Segunda carátula: Visitas a Jesús Sacramentado en testimonio de amor y desagravio a su sagrado corazón por el P. F. X. Gautrelet, de la C. de J. Con la fórmula de la Comunión Espiritual de San Alfonso M. de Liguori. Buenos Aires. Librería del Colegio-Igon hermanos, editores. Calle de Bolívar esquina Alsina. 1880. En 32.º, 32-4 ps.





338 - Ejercicio piadoso en obsequio del sagrado corazón de Jesús

Anunciate hoc in universa terra. Isaí. c. 12, v. 5. Reimpreso. San Juan. Imp. de La Unión. Plaza «25 de Mayo», núm. 52. 1880. En 16.º, 16 ps.





339 - Oración a María Santísima del Rosario para implorar por su intercesión la misericordia de Dios

Aprobada por el ilustrísimo y reverendísimo señor Arzobispo Dr. D. Federico Aneiros. Buenos Aires. 6238 - Imprenta del Porvenir, Defensa 139. 1880. En 32.º, 30 ps.





340 - Ordo divini officii in ecclesia cathedrali civitate, ac archidioecesi bonaerensi justa, rubricas breviarii, missalisque momani-hispani ac etiam decreta S. R. C. a Joanne Josepho Blanes ceremoniarum magistro pro anno domine MDCCCLXXXI

Bonis Auris ex Tipografia de P. Coni, Alsina 60. 1880. En 8.º, 54 ps.





341 - Ordo recitandi divinum officium missasque celebrandi pro P. P. Societatis Jesu in Republica Argentina anno 1881

Bonis Auris. Ex Tipog. Pauli Coni. Alsina 60. 1880. En 8.º, 40 ps.




  —322→  
342 - Ordo divini officii persolvendi recteq. missae celebrandae juxta ritum sanctae romanoe ecclesiae novissimam. brev. ac. missal. seraph. reformationem in gratiam filiorum trium ord. S. P. N. Francissi intra nostrae huyus almae prov. assumpt. deiparae fluvii Platensis limites existentium dispositus pro anno domini MDCCCXXXI a P. Fr. Angelo Pueyo et venerabilis definitorii jussu editus

In civitate Bonaerensi. Ex Tipografia de P. Coni. Alsina 60. 1880. En 8.º, 36 ps. (A ambos lados de una cruz, en la misma carátula: Crucis virtus & gratia. Nos consignet in frontibus; in membris, & in sensibus. Pro perenni custodia. Amen. -Hymn. S. P. N. F. 17 Lep.-)





343 - Reglamento de los siervos y siervas de la Virgen de los Dolores y Hermandad de Ánimas establecida en la Santa Iglesia Metropolitana

Buenos Aires. 6236. Imprenta del Porvenir, calle de la Defensa núm. 139. 1880. En 8.º, 12 ps.





344 - Catecismo de la doctrina cristiana

Escrito por el P. Gaspar Astete y añadido, para su mayor aclaración, con varias preguntas y respuestas por el licenciado D. Gabriel Menéndez de Luarca, colegial que fue en el insigne de San Pelayo de la Universidad de Salamanca, catedrático de filosofía y teología en ella, y canónigo penitenciario de la Santa Iglesia Catedral de Segovia. Buenos Aires. Librería Reñé, Perú 43. 1880. En 16.º, 64 ps.


Es el catecismo más usado en las escuelas de Buenos Aires, superior por su claridad al del P. Claret y otros.