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ArribaAbajo Viaje de la Academia a Salta


ArribaAbajo Recepción de la doctora Susana Martorell de Laconi como académica correspondiente por Salta19

Pedro Luis Barcia


Señor Rector de la Universidad Católica de Salta,
doctor Patricio Colomba
Autoridades de la Universidad
Señores Miembros de la Academia Argentina de Letras
Señora Académica, doña Susana Martorell de Laconi
Señoras y Señores:

Es con verdadera satisfacción que llegamos a Salta para la incorporación pública al seno de nuestra Corporación de la doctora Martorell de Laconi, como Miembro Correspondiente por la Provincia de Salta.

Agradezco en nombre de la Academia, y en el mío propio, al señor Rector la generosa hospitalidad para la organización de este acto público que hoy se concreta, orgullo para ustedes y para nosotros. Esta ceremonia es, en rigor, un homenaje a Salta, a su intelectualidad, a su valiosa labor en el campo de las letras y de los estudios lingüísticos, en la persona de la nueva académica.

Traigo el saludo para todos ustedes del académico salteño y miembro de número don José Edmundo Clemente, quien fue invitado por la doctora Martorell, pero don José debió declinar esa invitación por razones de salud de su señora esposa.

Saludamos a don Raúl Aráoz Anzoátegui en sus primeros floridos ochenta años. Ya lo hicimos por vía formal e informal, pero queremos   —88→   hoy reiterarlo en presencia del poeta y con la calidez de su cercanía. Como un breve homenaje, permítaseme recordar uno de sus últimos poemas:




«Algunas señales»


Tantas vidas de mí
tengo yo,
que soy solo una parte
de mí mismo.

Así me va quedando
su herencia,
señales de humo,
para construir mi propia mitología
sin echar mano
a los dioses
y a viejas leyendas.

Como acaso se dijo
alguna vez:
«Mis cosas deben
estar muertas
en un país de antaño;
pero yo estoy aquí».

Sobrevivo crisis
y fracasos,
llevo pantalones hechos
a la medida de ahora
en los que me sostengo
no sé por cuantos años.

Es hora, entonces,
de empezar a ordenar
nuestros papeles.



Saludamos, también, en nombre de los académicos, a don Carlos Aparicio, de valiosa obra. Como escribió Aráoz Anzoátegui, su hermano de pluma, sobre el personaje Pedro Orillas: «Que solo Pedro   —89→   viene de su oficio/ y a su cantina va». No está mal como lema cotidiano de la vida. Pero, claro, hay que hacerse espacio entre la pluma y el vino, para otros menesteres, por salteño que se sea.

La doctora Martorell fue propuesta por nosotros -con personal orgullo- al Pleno como Académica Correspondiente. Una propuesta más que viable por su legajo de méritos sobrados, a los que no me refiero, pues de ellos dará cuenta el doctor Quiroga Salcedo.

Es otro orgullo personal el subrayar que, cuando asumimos la Presidencia, propusimos a los cofrades el celebrar actos de incorporación de los Correspondientes, con dos rasgos nuevos: que toda la ceremonia protocolar fuera estrictamente igual a la de los de Número. Hasta el momento, no había acto público ni discurso de recepción para los elegidos en provincias. El segundo rasgo y, esto es definitivo, que el acto de incorporación se realizara en el seno de la provincia misma a la que el académico representa. No tenía mucho sentido que tal acto se realizara en Buenos Aires. Con un sentido federativo, inauguramos en San Juan, precisamente con el doctor César Quiroga Salcedo que hoy nos acompaña, este procedimiento, que aquí y ahora retomamos. En junio lo realizaremos en Trelew, con la asunción de la doctora Ana María Virkel, por la provincia de Chubut, y luego, en agosto, con la del doctor César Aníbal Fernández, por la Provincia de Río Negro. Una intención fuerte de nuestra gestión es la presencia de la Academia desde el NOA hasta la Patagonia austral.

Además, resulta estimulante que sea don César Quiroga Salcedo, ungido hace poco, quien reciba en el seno académico a la nueva integrante de la Corporación. Estamos avanzando concatenadamente, en el pase del testimonio fraternal. Eso está muy bien.

Cuando inauguramos nuestro trajín presidencial, había doce provincias sin representación. Ya avanzamos con cuatro nuevas incorporadas. En cuanto a Salta la bella, esta noble provincia estaba muy bien representada en el coro de las argentinas con dos notables escritores. Se suma a ellos ahora la doctora Martorell y, con ella, la lingüística a la creación literaria. Con esta tríada, Salta pasa a ser la provincia con representación académica más numerosa. Lo celebramos.

Cada día se hace más imprescindible, para las tareas planificadas por la Asociación de Academias de la Lengua Española, en las que tenemos activa participación como delegados regionales rioplatenses   —90→   -el Diccionario panhispánico de dudas, la Gramática panhispánica española, el Diccionario de americanismos-, el asociar a nuestras labores el aporte profesional y especializado de los lingüistas.

En estos días hemos presentado nuestro Diccionario del habla de los argentinos, que creemos habrá de convertirse en un éxito de edición. Es el primer diccionario producido por la Corporación. Como se sabe, no hay diccionarios concluidos, solo editados, en un proceso de reelaboración constante. Ahora esperamos que todos los académicos del país interior se apliquen a perfeccionar, con sus observaciones y aportes, con sus regionalismos y enmiendas, la tarea de todos, para que la segunda edición del DiHA salga realmente renovada y mejorada. Ya están en maceración cerca de mil quinientos vocablos nuevos.

Responde también, a esta concepción de la plenitud argentina de nuestra Academia, el gesto de insertar nuestra «Recta sustenta» en el corazón mismo del mapa celeste de nuestro país, con todos sus atributos insulares y antárticos. Ahora sumamos a la tradición clásica de la columna griega y la sentencia latina, de nuestro emblema, su inserción en la realidad de la soberanía argentina, y todo, expresado en la lengua española, que nos asocia a la vasta familia de la Hispanidad.

Hemos constituido la Comisión de recepción de doña Susana Martorell con los académicos que nos acompañan en este acto: doña Elena Malvina Rojas Mayer, que ha tenido la delicadeza de abandonar su reino de Tucumán, para estar con nosotros y, de muy cordial manera, junto con su amiga Susana Martorell; los escritores académicos o académicos escritores, Aráoz Anzoátegui y Aparicio; el académico lingüista Quiroga Salcedo; y de las tierras abajeñas y porteñas, el doctor don José Luis Moure, académico de número, y quien habla.

Le hemos solicitado a Aráoz Anzoátegui que haga entrega a la académica Martorell del diploma que la acredita como miembro de la Corporación; a doña Elena Rojas Mayer, que le entregue el distintivo de nuestra Casa; a don Carlos Aparicio, los antecedentes y reglamentos de la Academia; y a don José Luis Moure, un ejemplar del DiHA. A la vez, aprovechando esta pequeña academia que aquí hemos constituido, quisiera hacerles entrega a todos nuestros miembros de un ejemplar del tomito Reflexiones sobre la lectura, que colecta las columnas que sobre este tema publicó La Nación, de Buenos Aires, con las colaboraciones de aquellos académicos de todo el país que acudieron   —91→   a nuestra invitación a hacerlo, y un ejemplar del Diccionario del habla de los argentinos. No solo para placerse en su lectura, sino también para que se apliquen a trabajar, y duro, en este proyecto común.

A todos muchas gracias por su presencia aquí. A nuestra flamante académica, le deseamos la mejor de las suertes y le pedimos el mayor de sus esfuerzos en pro de las tareas que nos unen. Descontamos que lo hará, sin lugar a dudas, pues toda su vida intelectual es prueba de consagración al trabajo fructífero.