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Contra valor no hay desdicha

Lope de Vega



PERSONAS
 

 
CIRO.
ARPAGO.
EL REY ASTIAGES.
EVANDRO.
FINEO.
ALBANO.
FILIS,   dama.
FLORA,   villana.
BATO,   gracioso.
MITRÍDATES.
RISELO.
SILVIO.
UN CAPITÁN.
UN CRIADO.
Villanos.
Músicos.
Soldados.
Acompañamiento.





ArribaAbajoActo I

 

CIRO y MITRÍDATES, los dos en hábito de villanos.

 
MITRÍDATES
   Quitarte tengo la vida.
CIRO
   Tened, padre, la cayada;
que la sufro, levantada,
pero no podré caída.
MITRÍDATES
   ¡Tú tienes atrevimiento 5
para responderme así!
CIRO
   Más sufrimiento hay en mí,
que hay en vos entendimiento.
MITRÍDATES
   Acabóse: ya perdiste
la vergüenza; mas ¿perder, 10
Ciro, cómo puede ser,
cosa que nunca tuviste?
CIRO
   ¿Qué causa os he dado yo
para tratarme tan mal,
si este valor natural 15
conmigo mismo nació?
   Un honrado pensamiento,
que me habéis de agradecer,
¡viene con vos a perder
su justo merecimiento! 20
   Padre, ne, penséis que vos
solo mi artífice fuistes;
porque si el cuerpo me distes,
las almas infunde Dios.
   Este pensamiento honrado 25
nace del alma; y así,
lo que Dios infunde en mí,
¿cómo puede ser culpado?
   Corta un escultor un leño
y señala una figura, 30
que acabar después procura
por las líneas del diseño.
   Este leño os debo a vos,
figura muda y en calma;
que la perfección del alma, 35
sólo se la debo a Dios.
   Si traigo de la ciudad
algunos libros que leo,
decís que mi vida empleo
en tan loca vanidad; 40
   si lo que dellos aprendo
escribo, os da tal cuidado
que virtüoso os enfado,
y hombre de bien os ofendo.
   ¿Todo ha de ser cultivar 45
la tierra y seguir dos bueyes?
¿No tienen los dioses leyes
para saberlos honrar?
   ¿No es bien saber los secretos
naturales de las cosas 50
a la labranza forzosas
para acertar los efetos?
   ¿Qué se pierde por saber
el celestial movimiento?
MITRÍDATES
    Ese desvanecimiento, 55
Ciro, te ha echado a perder.
   Esas guerras que has leído,
y esos amores, te han hecho
caballero a mi despecho,
y por tu daño, atrevido. 60
   Todas estas caserías
quieres gobernar; muy necio,
haces de todos desprecio:
tales pensamientos crías.
    Vive Filis esta aldea, 65
de Arpago hermana, privado
del Rey, por no dar cuidado
a su madrastra Dantea;
   Y siendo tan principal,
la sirves, y eres contrario 70
de nuestro príncipe Dario:
¿puede haber locura igual?
CIRO
   Padre, si a Filis serví,
no toda la culpa fue
mía; que no la miré 75
sin que me mirase a mí.
   Nace de habernos criado
juntos este noble amor.
MITRÍDATES
    Tan grande competidor,
Ciro, me pone en cuidado; 80
   que el peligro a que te pones
es el que debo temer.
CIRO
   Yo me sabré defender
con excusar ocasiones
   en que le pueda dar celos. 85
MITRÍDATES
   De tu discreción lo fío.
CIRO
   Id seguro, padre mío.
MITRÍDATES
   Guarden tu vida los cielos.

 (Vase.) 

CIRO
   Las altas luces, despeñado en ellas,
para que con sus rayos se confronte, 90
en el carro del sol pisó Faetonte
con los diamantes de sus ruedas bellas.
   Del fulgurante ardor formó querellas
del Erídano claro el horizonte,
viendo correr por el celeste monte 95
extraño sol, atropellando estrellas.
   Así, mi dulce pensamiento honrado,
¿quién te podrá negar que al sol subiste,
aunque mueras de Filis abrasado?
   Con gloria mueres si atrevido fuiste; 100
pues ya que no eres sol, has confirmado,
muerto en el cielo, que del sol naciste.
 

(BATO.)

 
BATO
   ¡Gracias a Júpiter santo
que vengo a topar contigo!
¿Dónde estabas?
CIRO
Bato amigo,
105
canséme de esperar tanto.
BATO
   Los árboles uno a uno
he contado por el prado
buscándote, y no he dejado
valle ni pastor ninguno 110
   sin preguntalles por ti.
CIRO
¿Qué hay de Filis?
BATO
Que salía
hoy para alegrar el día,
y el alba en sus ojos vi.
   Di luego la norabuena 115
a la selva; y a la fe,
que donde estampaba el pie
quedaba de flores llena.
   Cantaban los ruiseñores
de árbol en árbol a coros, 120
y los arroyos sonoros
los bajos entre las flores.
   Llegué con mi reverencia,
y la dije: «Venus bella
te guarde, aunque de su estrella 125
le ofenda la competencia.»
   Y ella, que apenas con risa,
«Bien vengas», me respondió,
del clavel con que me habló
cerró las hojas aprisa; 130
   que, a tardarse, no lo ignores,
tan bellas perlas mostrara,
que el alba se las tomara
para aljófar de las flores.
CIRO
   Parece que se ha mudado 135
tu rústico entendimiento.
BATO
    ¿No has visto, en el aposento
que el príncipe Dario ha entrado,
   quedar olor por un rato
del guante de ámbar? Así, 140
en después que a Filis vi,
has de imaginar a Bato;
   porque habrá sido ocasión,
si estoy discreto contigo,
que traigo, el ámbar conmigo 145
de su rara discreción.
   Mas aunque agora me precio
de discreto embajador,
luego que cese el olor
verás que me vuelvo a necio. 150
CIRO
    ¡Oh, Bato, mil años goces
la nueva sabiduría;
que aún te dura todavía
el ámbar, pues te conoces!
   Pocos hombres hallarás 155
que conozcan lo que son;
pero es esta imperfección
piedad del cielo en los más.
   Con esto, cielos, hicistes
que no haya tales desprecios; 160
que a conocerse por necios,
muchos anduvieran tristes.
    ¿Dístele mis versos?
BATO
Di
tus versos.
CIRO
Y ¿los leyó?
BATO
   Los leyó y agradeció. 165
CIRO
   Y ¿qué te dijo de mí?
BATO
   Que se admiraba de ver
tan honrados pensamientos.
CIRO
   El estar tan desatentos,
daño nos pudiera hacer. 170
    Ella pasa por el prado:
si en la fuente se detiene,
yo, ¿la hablo?
BATO
Hablaron hombres
mortales diosas: ¿qué temes?
 

(FILIS.)

 
CIRO
   A tu pie, Filis divina, 175
dice Bato que florecen
las selvas; yo, que las haces
campo de estrellas celestes.
No espera la blanca aurora,
en el nido donde duerme 180
el pájaro, con más ansias
para ver las ramas verdes
que tiñe de horror la noche
y en mudo silencio envuelve,
que yo tus hermosos ojos. 185
FILIS
   Ciro discreto y valiente,
Dario vino de la corte:
peligro en hablarme tienes.
Mira que estimo tu vida.
CIRO
   Si tanto la favoreces, 190
tendréla en mucho por ti.
FILIS
   A tus nobles partes debe
este amor mi obligación.
CIRO
   Si desa suerte engrandeces
un villano como yo, 195
no será mucho que piense
que estas selvas, estos montes,
a ver los amores vuelven
de Endimïon y la Luna,
permitiendo que contemple 200
los rayos de tu hermosura,
que el primer cielo enriquecen,
la humilde bajeza mía.
¡Ay, cielos! ¿Qué culpan tienen
las almas de que los cuerpos 205
naciesen humildemente?
El cielo no pudo errar
la infusión del alma: advierte
que en ella están las virtudes,
por quien el cuerpo merece. 210
Mírame todo por alma,
de la manera que suele
mirar las perlas el alba
por el agua transparente,
sin reparar en la concha 215
que les dió, cauta, a los peces,
naturaleza por arma
que las cubre y las defiende.
Alma soy, Filis: el alma,
por inmortal, te merece, 220
y prenda que con los dioses
en la eternidad conviene.
FILIS
   Ciro, si mi hermano Arpago
y mi fortuna quisieren
disponer de mí, te doy 225
la palabra... Escucha...
 

(Hablan bajo.)

 
 

(FLORA, sin ser vista de CIRO, BATO ni FILIS.)

 
FLORA

 (Aparte.) 

¿Puede
llegar a más mi desdicha?
¿Puede el rigor de mi suerte?
Hablando están... ¿Qué lo dudo?
¡Oh Filis, si tú supieses 230
qué es celos, dudo que amor
te dispusiese a ofenderme!
Celos es enfermedad
que el mismo que la padece,
con vergüenza de decirla, 235
no quiere, que la remedien.
Pero yo, ¿por qué me quejo,
cuando Ciro me aborrece,
cuando de verme se espanta,
cuando mi nombre le ofende? 240
Pero pienso que es la causa
que más en el alma duele,
ver que Ciro quiera a Filis,
que no el ver que no me quiere.
Pidiéndola está un favor, 245
y le dió una cinta verde,
para mis celos azul.
¡Mal fuego la cinta queme!
¡Mal fuego el favor abrase!
Y si lo invisible puede, 250
queme también la esperanza.
Ya se va. ¡Cielos, tenedme!
CIRO
   Estaré, Filis divina,
siempre a tu gusto obediente;
que en tanta desigualdad, 255
el alma que favoreces
apenas me da palabras
con que pueda agradecerte
la esperanza desta cinta,
dulce prenda, lazo fuerte, 260
que hará que mi obligación
dure en ella eternamente.
Yo me voy; tú, Bato amigo,
ven conmigo, y no me dejes;
que si hay muertes para tristes, 265
también las hay para alegres.
BATO
    ¡Oh, Ciro! ¡Plega a los cielos
que este favor no te cueste,
cuando, no. la vida, el seso!
 

(Vanse CIRO y BATO.)

 
FLORA
   ¿Dasme licencia que llegue 270
para hablarte dos palabras?
FILIS
    ¡Oh Flora! ¿En qué te detienes?
Yo soy tu amiga.
FLORA
Y yo soy
tu esclava. Escucha.
FILIS
¿Qué quieres?
FLORA
   Filis, hoy hace dos años 275
que, para tantos enojos,
en Ciro puse los ojos,
como él mí sus engaños.
Referirte aquí los daños
que me ha costado llegar 280
a merecer sujetar
su rigor a mis querellas,
será contar las estrellas
o las arenas del mar.
   Finalmente, me quería 285
por dejarme de querer;
que tanto suele vencer
una amorosa porfía.
En estas selvas hoy día
suenan fuentes, viven flores, 290
testigos destos amores;
pero hay, Filis, voluntades
que no llegan a verdades
y se quedan en favores.
   Después, Filis, que viniste 295
de la corte a nuestra aldea,
celos me mandan que crea
que de mi mal causa fuiste.
Veneno pienso que diste
desde tus ojos a Ciro. 300
Ya se enfada si lo miro:
tanto me pierde el decoro,
que se aburre si le adoro,
y me llego y me retiro.
   Está ya tan caballero, 305
el que era ayer labrador,
que le respeto señor
y cortesano le quiero.
De tu discreción espero
que de sus locos intentos 310
vengarás mis sentimientos;
que pierdes de lo que vales
si a prendas tan desiguales
humillas los pensamientos.
FILIS
   Flora, esa misma razón 315
te ha de obligar a pensar
que yo no le pude dar
para quererme ocasión.
Su buena conversación,
mi soledad entretiene; 320
mas si a darte celos viene,
mira que es necio rigor
pensar que de mi valor
alguna esperanza tiene.
   Ciro, entre esta humilde gente, 325
es un mancebo entendido,
a los demás preferido
por lo discreto, y valiente;
pero no creas que intente
en público ni en secreto 330
perderme, Flora, el respeto;
que ese día, fuera poco
que castigara por loco
a quien escucho discreto.
   Pero toma en tus desvelos 335
un cuerdo consejo agora:
y es, que nunca pidas, Flora,
de tu amor a nadie celos,
porque de aquellos recelos
y las penas que refiere, 340
que lo merece se infiere;
y siéndonos natural
la envidia, por hacer mal
queremos lo que otra quiere.
   Así que pedir te asombre 345
celos, aunque haya razón,
que es dar imaginación
de los méritos de un hombre;
que la de más casto nombre
quiere ver lo que no viera 350
sin la celosa tercera;
y si lo estorban el ver,
por tema querrá querer
lo que le quitan que quiera.

 (Vase.) 

FLORA
   ¡Por qué notable camino 355
castigó mi atrevimiento!
Despertó su pensamiento
mi celoso desatino.
Tarde su consejo vino,
y vino mi muerte en él; 360
mas no piense la cruel
salir con lo que desea,
que he de revolver la aldea
si la vuelvo a ver con él.

 (Vase.) 

 

(CIRO, BATO, ALBANO, RISELO, SILVIO y villanos.)

 
ALBANO
    Ciro ha ganado a todos.
BATO
¡Víctor, Ciro!
365
CIRO
   La honra os agradezco:
que bien se que por mí no la merezco.
RISELO
   La ligereza, como el salto, admiro.
SILVIO
   Valiente ha sido de la barra el tiro.
ALBANO
   No hay mozo que igual sea 370
a Ciro en el aldea.
BATO
   Si no soy yo, que lo que habéis saltado,
miré sentado en la mitad del prado.
ALBANO
Sólo resta luchar.
CIRO
Pues si hay quien quiera,
con los brazos abiertos Ciro espera. 375
BATO
   Yo lucharé contigo.
CIRO
    Mira que soy tu amigo.
Pero ven con un brazo.
BATO
   Para darte un abrazo.
 

(Lucha CIRO con BATO.)

 
SILVIO
   Con Bato dió en el suelo, 380
asiéndole del brazo solamente.
BATO
   Una costilla me ha quebrado. ¡Ay, cielo!
CIRO
   Ea, persiana juventud valiente,
¿quién lucha? ¿Quién me tuerce aqueste brazo?
BATO
   No yo, que estoy sin mí del batacazo. 385
CIRO
   Bato, dame esa mano si ver quieres
milagros.
BATO
Temo que de hierro eres.
CIRO
    Muestra, no temas.
BATO
¡Ay, que me ha quebrado
la mano!
CIRO
¿No hay, mancebos, en el prado
quien luche, corra, salte o quien esgrima? 390
RISELO
   A todos desanima
tu fuerza, ligereza y gentileza.
Mas justo es coronarte la cabeza
deste verde laurel,
que envidie Apolo, 395
por siempre vencedor,
único y solo.
ALBANO
   Tu digna frente adorne,
 

(Pónenle una corona de laurel.)

 
para que cuando del ocaso torne,
en sus amadas hojas amanezca. 400
RISELO
   ¿Quién hay que, como tú, el laurel merezca?
BATO
   Hagamos algún juego
ya que estás coronado, porque luego
celebremos alegre tu victoria.
CIRO
   Juguemos al reinar con la memoria 405
deste laurel divino.
ALBANO
    Pues ¿quién ha de ser rey?
BATO
Yo.
ALBANO
¡Desatino!
CIRO
   Echad suertes, mancebos generosos,
y a quien la suerte caiga obedeciendo,
el juego podréis ir entreteniendo. 410
SILVIO
   Si fuera por los hechos valerosos
y por la dignidad de tu persona,
tú solo merecieras la corona.
RISELO
   El que dijere tres cosas
las más fuertes, que ése salga 415
por rey.
CIRO
Bien dice Riselo,
y comience Silvio.
SILVIO
Vaya.
La cosa más fuerte digo
que es la fortuna, contraria
para todas sus acciones, 420
en un discreto que calla.
La necesidad es fuerte,
pues obliga a cosas bajas;
y la muerte, pues los reyes
son hierba de su guadaña. 425
CIRO
    Diga Albano.
ALBANO
La porfía
la ambición, que nunca para,
y el diamante, pues que sólo
con otro como él se labra.
CIRO
    Diga Riselo.
RISELO
La mar
430
con tormenta, o cuando baja
el rayo, rompiendo, el viento,
a dar en sus torres altas;
y sin temor de los dioses,
un tirano de su patria. 435
CIRO
    Diga Bato.
BATO
La más fuerte
es la que a los hombres saca
de sentido, que es el vino,
tan poderoso monarca
que hace a muchos de su nombre 440
que en diversas lenguas hablan;
y con dormir siempre en cueros,
entre la nieve y escarcha,
jamás amanece helado;
pues si un hombre se desmaya, 445
con un traguito de gloria
vuelve lo amarillo en grana.
La hambre es cosa muy fuerte;
y porque de veras haya
alguna cosa, es la honra, 450
si la tiene a quien agravian.
ALBANO
    Diga Ciro.
CIRO
Lo más fuerte
que en el cielo y tierra se halla,
es la voluntad, divina
forma en la materia humana; 455
el amor, en cuyo triunfo
tantas letras y armas tantas
y tantas coronas rinden
libros, laureles y palmas.
La mujer y su hermosura 460
son fortaleza que basta
a rendir los altos dioses,
de quien en historias tantas
desde el principio del mundo
sangrientas memorias hablan. 465
ALBANO
    Ciro venció.
BATO
¡Víctor, Ciro!
SILVIO
   El sacro laurel que enlaza
su frente, con verde auspicio
pronosticó su esperanza.
Hincad todos la rodilla. 470
ALBANO
    ¡Viva el rey!
TODOS
¡Viva!
CIRO
Por tanta
fiesta, vasallos, hoy queda
mi voluntad obligada.
Yo os haré merced a todos.
BATO
   ¡Oigan qué presto nos manda, 475
con ser rey por madurar!
RISELO
   Siéntate sobre estas ramas.
CIRO
   Quien ha de velar, vasallos,
una república varia
de guerra y paz, no es razón 480
que se siente.
BATO
¡Buena entrada!
Pues ¿ha de ser grulla un rey?
CIRO
   Pues ¿qué labrador trabaja
como un rey? Y yo he leído
que un sabio a los reyes llama 485
de la república esclavos,
y que por eso se pagan
las rentas, que se le deben
por ley divina y humana.
ALBANO
   Ya somos vasallos tuyos. 490
¿Qué mandas?
CIRO
Quiero dar traza
en lo que importa al gobierno
de mi reino y de mi casa.
Tener un amigo es fuerza;
quien esto niega se engaña, 495
porque yo no puedo solo
gobernar provincias tantas.
Quiero que éste Albano sea;
que lo que el rey quiere y ama,
no lo ha de escoger el pueblo, 500
sino su gusto y su gracia.
ALBANO
   Beso tus manos mil veces.
CIRO
   Mi capitán de la guarda
será Silvio.
SILVIO
Soy tu esclavo.
CIRO
   Mi presidente en la sala 505
de mis Consejos, Riselo,
pues la falta de las canas
suplirá su entendimiento.
BATO
   Luego ¿a mí no me das nada?
CIRO
   Mi secretario has de ser. 510
Despachos, decretos, cartas
y audiencias, corran por ti.
 

(FINEO.)

 
FINEO
   Ciro, tu padre te llama:
deja las fiestas y juegos.
RISELO
   Con más respeto lo habla. 515
Hinca la rodilla en tierra:
mira que la mano alarga
porque se la beses.
FINEO
¡Yo!
Un tigre puede besarla.
Astiages es mi rey; 520
que de Ciro la arrogancia
ya debe de ser locura.
BATO
   ¡Al rey desa suerte tratas!
CIRO
Presidente...
RISELO
Gran señor...
CIRO
   De pies y de manos ata 525
este villano a aquel roble,
y hasta que la sangre salga,
dos labradores le azoten.
 

(A FINEO.)

 
RISELO
    Camina.
FINEO
¿Sabes que hablas
con un hijo de un criado 530
del Rey?
RISELO
¿Para qué te cansas?
Mándalo el rey, y ha de ser.
FINEO
   ¿Qué rey o qué calabaza?
CIRO
Llevadle de aquí.
RISELO
Camina.
FINEO
    ¿Hay tal insolencia?
RISELO
Calla.
535
 

(RISELO y otros villanos se llevan a FINEO.)

 
CIRO
   Vasallos, ya tengo edad
para casarme.
BATO
¿Eso tratas
tan presto?
CIRO
A la sucesión
importa, para que vaya
en aumento mi corona, 540
y porque a la guerra salga
en teniendo quien me herede.
Pero decidme: ¿qué dama
estará mejor al reino?
ALBANO
   Lucinda es bella zagala. 545
CIRO
   Es necia, y saldrán mis hijos
necios.
ALBANO
Pues ¿salen del alma?
SILVIO
   Aunque morena, es hermosa
y discreta Felisarda.
BATO
   No la quieras, porque tiene 550
una madre temeraria,
vieja, loca y socarrona.
Mejor me parece Antandra.
sino que es un poco roma.
ALBANO
   Belisa tiene mil gracias. 555
BATO
    Belisa es flaca.
ALBANO
¿Qué importa?
BATO
   ¿No importa una reina flaca?
A Semíramis, Camila
y otras, las pintan las caras
como un tamboril, a quien 560
la nariz sirve de flauta.
CIRO
   Si os digo verdad, vasallos,
solamente a mí me agrada
la hermana de Arpago, Filis.
BATO
    ¡Oh, qué graciosa arrogancia! 565
¡Siendo hija de un privado
del Rey!
SILVIO
Flora se olvidaba...
pero ella viene.
 

(FLORA.)

 
FLORA
¿Qué es esto,
Ciro? ¿En qué locuras andas?
A Fineo, dos pastores, 570
atado al tronco de una haya,
le han dado tantos azotes
que el suelo de sangre baña.
Dícenme que te haces rey;
eso solo te faltaba. 575
Filis te ha quitado el seso.
BATO
   Mira, Flora, cómo hablas,
que te mandará azotar
si le replicas palabra.
CIRO
   En las cosas de los reyes. 580
Flora necia o avisada,
ningún discreto se meta.
Yo lo mando, y esto basta.

 (Vase.) 

FLORA
   ¿Hay semejante locura?
BATO
   Flora, mucho te adelantas. 585
Tres cosas te importan, Flora,
si quieres morir lograda,
que en tres palabras se encierran.
FLORA
    ¿Y son?
BATO
Oye, mira y calla.
 

(Vanse.)

 
 

(El REY ASTIAGES y ARPAGO.)

 
REY
   Hoy hace algunos años, noble Arpago, 590
que vi mi reino libre, con mi vida,
de la desdicha del fatal estrago,
por los sabios de Media prometida.
A Júpiter divino satisfago
la sucesión que reparé perdida, 595
con víctimas, por quien, deshecho en llanto,
mancho las aras de su templo santo.
   Sueños me atormentaban cada día;
ya, gracias a los dioses, me dejaron
sombras que nuestra antigua monarquía 600
al imperio de Persia trasladaron.
Casé a Mandane, sucesora mía
(tanto los adivinos me obligaron),
con el hombre más bajo que hallar pude,
porque a los hados el decreto mude. 605
   Y no sólo con esto satisfecho,
a mi primero nieto eché a las fieras,
en cuyos dientes rígidos deshecho,
no salgan mis sospechas verdaderas.

 (Aparte.) 

Los altos cielos inmortal han hecho, 610
como en su cielo están las once esferas,
mi reino en Darío, pues de aquí se arguye
que eterno en su valor se constituye.
ARPAGO
   Aplacar a los dioses, sacro Astiages,
es inviolable ley contra sus iras: 615
así corren del mundo los linajes,
que tantos siglos propagados miras.
Con esto, sin mudanzas, sin ultrajes,
de mármoles fabrica eternas piras
la sucesión de la imperial corona, 620
desde la fría a la abrasada zona.
   Muerto aquel niño, que cumplió a los hados
el decreto cruel contra tu imperio
de quitarte el laurel, y los sagrados
cercos romper con tanto vituperio, 625
pacíficos quedaron tus cuidados
(que fue del cielo singular misterio),
y asegurada la fortuna adversa
de trasladar de Media el reino al persa.
 

(EVANDRO y FINEO.)

 
EVANDRO
   Si no castiga, señor, 630
tu justicia esta maldad,
ociosa la majestad
tendrá suspenso el valor.
   Pues has sido padre, advierte
qué sentirán mis enojos 635
mirando a un hijo a mis ojos
maltratado desta suerte.
   Un mozuelo, labrador
del monte en que tus ganados
tengo, con bríos soldados 640
y corazón de traidor,
   fingido en un juego rey,
mi hijo mandó azotar
porque no quiso guardar,
siendo de burlas, su ley. 645
   ¡Vive Júpiter sagrado,
que, como no le castigues,
a poner fuego me obligues
al monte en que se ha criado!
   De agraviado el seso pierdo, 650
y con los locos me igualo.
Soy padre, y no hay hijo malo;
es hijo, y no, hay padre cuerdo.
   Mas fío de tu piedad
que vengarás su malicia; 655
que en la paz y la justicia
consiste la majestad.
REY
   ¡Por los dioses soberanos,
que me has causado temor!
¡Rey fingido un labrador! 660
No son pensamientos vanos;
   porque no sin fundamento
en hombre tan bajo y vil
cupiera lo varonil
de tan alto pensamiento. 665
   Dime, mancebo, su nombre.
FINEO
   Ciro se llama, señor.
REY
   ¿Es fuerte? ¿Tiene valor?
¿Es bien hecho? ¿Es gentil hombre?
FINEO
   Es tal, que en su compostura 670
trasladó naturaleza,
de Alcides la fortaleza,
y de Adonis la hermosura.
   Ni hay hombre en toda la aldea
que no le tema, señor, 675
ni por fuerza o por amor
moza que suya no sea.
   El goza, sin que con él
ruego o justicia aproveche,
de las ovejas la leche, 680
de las colmenas la miel.
   El come lo que no ara,
y coge lo que no siembra;
un oso a brazos desmiembra,
y una tigre desquijara. 685
   Verdad es que, por lo hablado,
es apacible y discreto.
REY

 (Aparte.) 

   ¡Cielos! ¿Si es éste mi nieto,
que habéis, por mi mal, guardado
para quitarme el imperio? 690
mas quiero disimular;
que mandarle yo matar
y vivir, no es sin misterio.
   Parte con Evandro, Arpago,
y a Ciro me trae. ¿Qué estás 695
suspenso?
ARPAGO
Ya voy.
REY
Verás,
Evandro, si satisfago
   con mi ofensa tu venganza.
EVANDRO
   Así lo espero, señor.
REY

 (Aparte.) 

   ¡Cielos, quitadme el temor, 700
pues que me dais la esperanza!
 

(Vanse.)

 
 

(CIRO, ALBANO, SILVIO, BATO y villanos, de soldados, con chuzos, espadas y banderas.)

 
CIRO
   Parad, soldados, aquí
para que la reina os vea.
ALBANO
    ¿Qué reina? ¿Estás en tu seso?
CIRO
   Pues ¿ha de haber rey sin reina? 705
SILVIO
   Mira que se ha de enojar
de ser reina.
CIRO
No lo creas;
demás de que esto es de burlas,
y Filis es muy discreta.
BATO
   Yo la dije esta mañana 710
que querías hacer guerra
a los vecinos mancebos
de la contrapuesta aldea,
no sólo para enseñarte,
mas por castigar la afrenta 715
de entrarse por nuestras viñas
y disfrutar nuestras huertas.
Díjela cómo cazaban
por las vedadas dehesas,
con redes nuestros conejos, 720
nuestras perdices con percha,
y parecióle muy bien.
CIRO
   Juega, Albano, esa bandera
con aire y donaire.
ALBANO
¿Cómo?
CIRO
    Mírame a mí.
ALBANO
Toma.
CIRO
Muestra.
725
Toca a rebato la caja,
pon el pie desta manera,

 (Juega la bandera.) 

y vuelve y revuelve.
ALBANO
¿Quién
te enseñó?
CIRO
Naturaleza.
 

(MITRÍDATES en la calle, FILIS a la ventana.)

 
MITRÍDATES
   ¿Qué es esto, loco? ¿Qué haces? 730
Suelta la bandera, suelta.
¿No hay más que quitar de casa,
esta cortina de seda,
que dejó olvidada Evandro?
Rómpela, y vendrán por ella, 735
y será buena disculpa
que en tus locuras la empleas.
CIRO
   Padre, temerario andáis
conmigo.
MITRÍDATES
Déjala, deja.
CIRO
   Por Dios, que creo que habemos 740
de atropellar la obediencia.
FILIS
   Dádsela, Ciro; que yo
daré una cortina nueva,
que en la bandera pongáis.
CIRO
   En un libro de una guerra 745
he leído que es deshonra
que la bandera se pierda.
Mi padre se irá en buen hora,
y vos, mi dueño y mi reina,
veréis en esta campaña 750
cómo su ejército ordena
este capitán de amor
que hoy en serviros se emplea.
 

(ARPAGO, EVANDRO y FINEO.)

 
ARPAGO
¿Cuál es Ciro?
FINEO
Aquel que tiene
en la mano la bandera. 755
FILIS

 (Aparte.) 

   ¡Mi hermano! ¿A qué viene al monte?
Irme quiero, no me vea.

 (Quítese de la ventana.) 

ARPAGO
¿Eres Ciro?
CIRO
Yo soy Ciro.
ARPAGO
   ¿Qué gente de guerra es ésta?
CIRO
   Los mozos deste lugar, 760
que para tiempos de veras
se ejercitan en las burlas.
Por eso, cuando se ofrezca
en qué sirvamos al Rey,
no hayáis miedo que nos vean 765
bisoños, sino enseñados.
ARPAGO
   ¿De qué doctrina y escuela
has aprendido a ordenar,
Ciro, ese campo, que llevas,
y que tan diestro conduces? 770
CIRO
   Naturaleza me enseña
la inclinación; lo demás
he aprendido de un poeta
que arte militar escribe.
ARPAGO
   El Rey te llama: no seas 775
rebelde a su mandamiento.
CIRO
   Por dicha le ha dado quejas
de mí el padre dese mozo;
y supuesto que pudiera
defenderme con mi gente 780
de que castigarme pueda,
no quieran los dioses, no,
que a la corona suprema,
aunque aventure la vida,
el justo respeto pierda. 785
MITRÍDATES
    Oye, Ciro.
CIRO
¿Qué queréis,
padre?
MITRÍDATES
Escucha.
CIRO
Si es que tema,
perdonadme.
MITRÍDATES
Si allí vas,
hijo, no espero que vuelvas.
CIRO
¿Por qué?
MITRÍDATES
Yo sé la ocasión.
790
CIRO
   Si me echasen a las fieras
o me diesen dos mil muertes...
MITRÍDATES
    Pues no pienses que me dejas,
que allá tengo de ir contigo.
CIRO
   Matarán las dos ausencias 795
a mi madre.
MITRÍDATES
No lo excuso.
CIRO
   Dejad, soldados, la guerra,
deponed todos las armas.
Tú, Bato, avisa a la reina
de que se va el rey de burlas 800
porque le llama el de veras.

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