Acto II
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El REY,
ARPAGO y
acompañamiento.
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REY |
¿Tan
obediente ha llegado, |
|
Arpago, el fingido rey? |
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ARPAGO |
Merece, por justa
ley, |
|
la muerte si está
culpado; |
|
pero cuando a
pensar llego |
5 |
que esta villana
invención |
|
no ha sido
conspiración, |
|
sino sólo burla y
juego, |
|
libre le siento
de culpa, |
|
y el venir sin resistencia |
10 |
declara más su
inocencia. |
|
|
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REY |
(Aparte.)
|
Mi temor no le
disculpa. |
|
No me atrevo a
declararme |
|
con éste, porque he
pensado |
|
que le disculpa culpado |
15 |
para volver a
engañarme. |
|
No ha de penetrar
mi intento |
|
hasta que sepa si ha sido |
|
cómplice en el rey
fingido. |
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|
ARPAGO |
Algún
grave pensamiento |
20 |
molesta al Rey
con temor |
|
de tales fingidos nombres. |
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|
|
REY |
(Aparte.)
|
Fue siempre el
alma en los hombres |
|
el adivino mejor. |
|
¡Cuántos, por no haber
creído |
25 |
su divina profecía, |
|
lloraron, cual yo la
mía, |
|
después de haber
sucedido! |
|
Que cuando el
temor en calma |
|
tiene un pensamiento impreso, |
30 |
se ve pintado, un suceso |
|
en el espejo del alma. |
|
¿Quién viene con él? |
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|
ARPAGO |
Su padre,
|
|
que allá tus ganados
guarda. |
|
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|
ARPAGO |
Lisarda
|
35 |
se llama, señor, su
madre, |
|
labradora como él. |
|
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|
REY |
(Aparte.)
|
Diles que
entren. |
|
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|
(Vase ARPAGO.)
|
REY |
(Aparte.)
|
Vil temor
|
|
me oprime, porque en rigor |
|
no siento malicia en
él, |
40 |
pues padres tiene
en su aldea, |
|
tan rústicos
labradores. |
|
|
|
|
(ARPAGO,
MITRÍDATES y
BATO.)
|
CIRO |
(Aparte a MITRÍDATES.)
|
Padre, no temas
ni llores. |
|
Entra, y lo que fuere sea. |
|
|
|
MITRÍDATES |
(Aparte a
él.)
|
¡Ay, Ciro!
Temblando, voy. |
45 |
|
|
ARPAGO |
Ya están,
señor, a tus pies. |
|
|
|
REY |
(A CIRO.)
|
¿Eres
tú el rey? |
|
|
CIRO |
¿No me ves?
|
|
Rey de los mancebos soy, |
|
que se juntan en
mi aldea |
|
a jugar y entretener; |
50 |
porque, ¿cómo puede
ser |
|
que de otra manera sea? |
|
Es verdadera en
ti solo, |
|
gran señor, la
majestad; |
|
sólo tu imperio es
verdad, |
55 |
que, como en el cielo Apolo, |
|
eres único
monarca, |
|
cuya vida de justicia, |
|
come al ave de Fenicia, |
|
siempre respeta la Parca. |
60 |
Reina entre los
animales |
|
el león; el campo
alegra |
|
del aire el águila
negra |
|
con plumas y alas reales; |
|
el sol, en sus
luces bellas |
65 |
reina; la luna en la noche, |
|
que de su argentado coche |
|
son vasallos las estrellas; |
|
el delfín,
en el rigor |
|
del mar, que asombra a las
naves; |
70 |
y entre domésticas aves |
|
el gallo, madrugador. |
|
De sierpes,
naturaleza |
|
al basilisco le dió |
|
imperio, y así
nació |
75 |
coronada la cabeza; |
|
y porque las
monarquías |
|
del tiempo más claras
vieses |
|
mayo es el rey de los meses |
|
y el jueves rey de los
días; |
80 |
En las flores, el
clavel, |
|
y en las semillas, el trigo, |
|
y el tiempo, de cuanto digo, |
|
porque está sujeto a
él. |
|
Reinan, con mucha
razón, |
85 |
de los humanos despojos, |
|
en las facciones, los ojos, |
|
y en el cuerpo, el
corazón. |
|
De las pasiones
mayores |
|
rey quieren que el amor sea, |
90 |
y yo también en mi
aldea |
|
soy rey de los labradores. |
|
|
|
REY |
(Aparte.)
|
¡Vive
Júpiter sagrado, |
|
que tanto a Mandane imita, |
|
que tiene en el rostro escrita |
95 |
la verdad de mi cuidado! |
|
Este sin duda es
mi nieto; |
|
que en aquel rudo horizonte |
|
no fuera el parto de un monte |
|
tan atrevido, y discreto; |
100 |
porque son
precisas leyes, |
|
de que tengo claras
señas, |
|
que peñas engendran
peñas, |
|
y reyes producen reyes. |
|
No le quisieron
matar |
105 |
traidores que me
engañaron, |
|
o los dioses le guardaron |
|
porque les quiso estorbar |
|
el intento que
tenían |
|
de que me matase a mí: |
110 |
oráculo que
temí, |
|
y adivinos me decían. |
|
Mas no
salió muy adversa |
|
entonces la astrología, |
|
de que éste
trasladaría |
115 |
mi cerro y corona al persa. |
|
quitándola
de mi frente. |
|
Pero ya el cielo, aplacado |
|
de sacrificios, me ha dado |
|
remedio piadosamente, |
120 |
pues que vino a
mi poder |
|
cuando en su primera edad |
|
intentó la majestad, |
|
reino que pudiera ser |
|
verdadero, aunque
fingido, |
125 |
de los juegos de la aldea, |
|
en que puede ser que sea |
|
el pronóstico cumplido. |
|
Por lo menos, con
secreto |
|
haré matar al villano: |
130 |
sin ser abuelo inhumano, |
|
hoy he de matar mi nieto. |
|
Dime tu nombre,
mancebo. |
|
|
|
|
|
CIRO |
A mi valor
|
135 |
y virtud pienso que debo |
|
hacerle con obras
grande. |
|
|
|
REY |
Con notable
libertad |
|
hablas. Ello fue verdad. |
|
(Aparte.)
|
¡Que lo que su rey le
mande |
140 |
no cumpla un vasallo! ¡Ah,
cielo! |
|
mas yo me sabré vengar. |
|
¿Por qué mandaste
azotar, |
|
bañado de sangre el
suelo, |
|
un labrador
inocente? |
145 |
|
|
CIRO |
Porque no me
obedecía, |
|
ni como a rey me tenía |
|
el respeto conveniente. |
|
Dos acciones de
los reyes |
|
son premiar y castigar. |
150 |
|
|
REY |
Y ¿no, se
han de moderar |
|
con justa piedad las leyes, |
|
como lo hacemos
nosotros? |
|
|
|
CIRO |
Había poco
que era rey, |
|
y echéle toda la ley |
155 |
para ejemplo de los otros. |
|
No tengáis
por nueva cosa |
|
mi exceso, si se reprueba, |
|
porque la justicia nueva |
|
entra siempre rigurosa. |
160 |
Después
que pase algún mes |
|
de jüez y de
señor, |
|
templarán este rigor |
|
el amor o el interés. |
|
Tiene el
gobierno, pasadas |
165 |
las horas de la
opinión, |
|
del amor la condición, |
|
que es más fuerte en las
entradas. |
|
Temer y amar ha
de ser |
|
la ley del buen gobernar: |
170 |
con beneficio el amar, |
|
y con castigo el temer; |
|
que aunque el
beneficio hallo |
|
por la ley más
provechosa, |
|
un buen castigo es gran cosa |
175 |
para que tema un vasallo; |
|
porque si un
delito es grave |
|
y éste el rey no le
castiga, |
|
mucho al cielo desobliga |
|
y al reino, que ya le sabe. |
180 |
|
|
REY |
¿Adónde aprendiste, Ciro, |
|
esas razones de Estado? |
|
|
|
CIRO |
Los libros me han
enseñado. |
|
|
|
REY |
Tu virtud e
ingenio admiro, |
|
porque cavar y leer |
185 |
no caben en un sujeto. |
|
(Aparte.)
|
¿Qué dudo de que es
mi nieto, |
|
y de que pudiera ser |
|
mi muerte si la
piedad |
|
del cielo, no me librara, |
190 |
y el pronóstico cesara |
|
fingiendo la majestad? |
|
¿Tu
padre? |
|
|
|
REY |
Quedaos
aquí tú y Arpago. |
|
Llevad a Ciro
vosotros |
195 |
donde, con mucho regalo, |
|
quiero que tenga aposento |
|
algún tiempo en mi
palacio. |
|
|
|
CIRO |
Beso tus reales
pies. |
|
(Aparte a
él.)
|
¿Qué te ha parecido,
Bato, |
200 |
de lo que le he dicho al Rey? |
|
|
|
BATO |
(Aparte a CIRO.)
|
No te quisiera
tan sabio, |
|
los reyes son como el sol, |
|
que han de deslumbrar sus
rayos; |
|
que es tener en poco el cetro |
205 |
mirarlos de claro en claro. |
|
|
|
CIRO |
Engañaste,
que yo sé |
|
que me queda aficionado. |
|
Así son los hombres
hombres; |
|
que, letrados o soldados, |
210 |
sin favor del Rey,
¿qué importan? |
|
|
|
BATO |
¡Por azotar
un villano |
|
quieres que te dé
favor! |
|
Yo me holgaré que
volvamos |
|
al monte como venimos. |
215 |
|
|
|
(Vanse CIRO,
BATO y el
acompañamiento.)
|
REY |
Solos habemos
quedado, |
|
porque me importa el secreto. |
|
|
|
MITRÍDATES |
(Aparte.)
|
En el pecho me
está dando |
|
mil saltos el corazón. |
|
|
|
REY |
Dime, labrador
honrado, |
220 |
tu patria y tu nombre. |
|
|
MITRÍDATES |
Soy
|
|
tu ganadero, y me llamo |
|
Mitrídates. |
|
|
REY |
Este Ciro,
|
|
¿es tu hijo? ¡Por el
santo |
|
Júpiter que, si me
engañas, |
225 |
que de Agrigento el tirano |
|
no ha de haber formado toro |
|
que te abrase a fuego manso |
|
como le haré para ti! |
|
|
|
MITRÍDATES |
En la lealtad de
vasallo |
230 |
pienso que hallaré
mejor |
|
la respuesta, que en el
daño |
|
que me puede suceder |
|
de no respetarte airado. |
|
Arpago
está presente, que a mi aldea |
235 |
trujo un niño, señor,
entre mantillas |
|
ricas, en quien naturaleza
emplea |
|
pinceles de sus altas
maravillas. |
|
Como suele en la copia de
Amaltea |
|
azucena entre humildes
florecillas, |
240 |
así, entre los
pañales primitivos, |
|
del rostro en el marfil dos soles
vivos. |
|
Llegó, en
efeto, con secreto y prisa, |
|
y me mandó que a fieros
animales, |
|
adonde planta de pastor no
pisa, |
245 |
le echase entre peñascos y
jarales. |
|
Apenas le tomé, cuando con
risa |
|
de su inocencia me mostró
señales, |
|
porque fuese testigo en su
inocencia |
|
el recibir con risa la
sentencia. |
250 |
¡Cruel
decreto, dar la muerte a vida |
|
que de la ejecución se
está riendo! |
|
Pero como de mí no fue
admitida |
|
la apelación, calló,
perlas vertiendo. |
|
Fuése Arpago, señor;
yo, infanticida, |
255 |
llevéle al monte, aunque
entre mí diciendo: |
|
«¿Qué
más fiera que yo?» Pues no pudiera ninguna |
|
de aquel monte ser más
fiera. |
|
Echéle
entre dos peñas, que parece |
|
que piadosas entonces se
abrazaban. |
260 |
Aun agora decillo me
enternece, |
|
y entonces ellas pienso que
lloraban. |
|
La hierba así que en sus
espacios crece, |
|
y las flores, parece que
ocultaban |
|
el tierno niño, en
ocasión tan fuerte, |
265 |
porque no le pudiese ver la
muerte. |
|
Volví a mi
casa, que con tierno llanto |
|
la senda apenas de aquel monte
vía, |
|
donde hallé mi mujer,
¡oh cielo santo! |
|
que un hijo muerto malparido
había. |
270 |
Contéla el caso, y
afligióse tanto, |
|
que me dijo, llorando que
tendría |
|
consuelo si aquel niño le
trujese, |
|
si Júpiter vivir le
permitiese. |
|
Al monte parto
con ligero paso, |
275 |
que apenas con los pies tocaba al
suelo, |
|
cuando al bordar el sol de oro el
ocaso, |
|
hallo mi niño y mi dolor
consuelo. |
|
Una perra le daba,
¡extraño caso!, |
|
piadosa el pecho por piedad del
cielo, |
280 |
y de aves y animales
defendía, |
|
que en torno dél la muerte
conducía. |
|
Alzole en brazos
de la dura tierra, |
|
imprimiendo en su cara tiernos
besos. |
|
Voy por el monte, sígueme la
perra |
285 |
entre las peñas y
árboles espesos. |
|
Llego a mi casa, en fin...
¡Oh cuánto yerra |
|
quien piensa que impedir puede
sucesos |
|
que tienen ya los cielos
decretados, |
|
ni reprimir la fuerza de los
hados! |
290 |
Crióle mi
mujer, púsole Ciro |
|
por la perra que el pecho le
había dado |
|
(que así se llama en nuestra
lengua), y miro |
|
el cielo a su favor
determinado, |
|
porque cuando fingido rey le
admiro, |
295 |
y saber su valor te da
cuidado, |
|
conoces que es el niño que
ha vivido |
|
para hacer verdadero el rey
fingido. |
|
Conocíase
bien que era tu nieto |
|
en tanta discreción y
valentía, |
300 |
que no pudiera ser menos efeto |
|
el que tan alta causa
producía. |
|
Ya de las cielos se cumplió
el decreto |
|
en el reino de burlas que
fingía; |
|
si el haberle criado culpa ha
sido, |
305 |
de mi inocente error perdón
te pido. |
|
|
|
REY |
Dame tus brazos,
dignos justamente |
|
de un rey; que por piedad ninguno
ha sido |
|
castigado en el mundo, ni ha
perdido |
|
el premio de librar a un
inocente. |
310 |
¡Oh Arpago! ¿De
qué temes, cuando siente |
|
tu pecho que mi amor te ha
perdonado |
|
no haber ejecutado |
|
mi necio mandamiento? |
|
|
|
ARPAGO |
Señor, yo
le cumplí; que sólo siento |
315 |
no verte el alma agora. |
|
|
|
REY |
Pues
¿puede ser traidora |
|
alma de un rey? |
|
|
ARPAGO |
El pensamiento humano
|
|
sólo del cielo se defiende
en vano. |
|
|
|
REY |
Por mi corona,
que te debo, Arpago, |
320 |
la vida, y que te pago |
|
con la verdad que debo, |
|
agradecido a sucesor tan
nuevo. |
|
Y porque lo que digo verdad
sea, |
|
vuélvase Ciro,
vuélvase a la aldea; |
325 |
váyase libremente |
|
hasta que llegue tiempo
conveniente |
|
que pueda declaralle por mi
nieto; |
|
pero advirtiendo que ha de estar
secreto, |
|
porque, por todo el coro |
330 |
de los dioses que adoro, |
|
que si le declaráis
quién es, que luego |
|
os abrase a los dos en vivo
fuego. |
|
¿Daisme aquesta
palabra? |
|
|
ARPAGO |
Yo la juro
|
|
a Marte, protector del patrio
muro. |
335 |
|
|
MITRÍDATES |
De mí no
tengo yo que asegurarte; |
|
que bien puede obligarte |
|
lo que he tenido tanto tiempo
oculto. |
|
|
|
REY |
Pues ya no
dificulto |
|
que con estar secreto |
340 |
haré jurar por sucesor mi
nieto. |
|
Tú parte,
Mitrídates, |
|
porque de volver trates |
|
con Ciro al monte donde se ha
criado. |
|
|
|
|
REY |
Que me he holgado
|
345 |
de conocer en rústico
sujeto |
|
un mozo tan valiente y tan
discreto. |
|
|
|
MITRÍDATES |
Guarde tu vida
el cielo. |
(Vase.)
|
|
|
REY |
De tu piadoso celo
|
|
satisfecho, con justa
confianza, |
|
Arpago generoso, |
350 |
te quiero dar de Ciro la
crianza; |
|
que espero harás un rey tan
belicoso, |
|
que ponga nuestra media
monarquía |
|
en los últimos
límites del día. |
|
|
|
ARPAGO |
Tan justas
confianzas |
355 |
puedes tener de mí como de
Ciro, |
|
mancebo de tan altas
esperanzas |
|
que al resplandor de tus
hazañas miro |
|
águila caudalosa. |
|
|
|
REY |
Para pagarte la
amistad piadosa |
360 |
que con él has usado, |
|
hoy, Arpago, serás mi
convidado; |
|
hoy comerás conmigo, que es
muy justo. |
|
|
|
|
REY |
Por este gusto
|
|
no sé qué honras
hacerte, |
365 |
llámame a Evandro. |
|
|
ARPAGO |
Voy a obedecerte.
|
|
(Vase.)
|
|
|
REY |
¿Habrá maldad que como
aquésta sea? |
|
¡Oh, fementido Arpago! |
|
¿Así mi imperio tu
traición desea? |
|
Pero yo te daré tan justo
pago |
370 |
que sea mas dolor que el darte
muerte. |
|
Villano, ¿desta suerte |
|
obedeces tu Rey? ¡Viven los
cielos, |
|
que la sangre sosiegue mis
desvelos |
|
del labrador valiente |
375 |
que quiere los laureles de mi
frente |
|
trasladar a la suya! |
|
Que no es justicia que a maldad se
arguya |
|
que, a quien quiere matarme al
mediodía, |
|
le mate yo a la aurora. |
380 |
|
|
|
(EVANDRO.)
|
EVANDRO |
¿Qué manda Vuestra Alteza? |
|
|
REY |
Evandro, agora
|
|
mandé partir a Ciro sin
castigo. |
|
|
|
|
REY |
Evandro amigo,
|
|
no fue sin ocasión, porque
no quiero |
|
parecer tan severo |
385 |
a los ojos del pueblo,
aficionado |
|
a ese mancebo loco y alentado. |
|
Hoy se parte, y hoy quiero que le
mates. |
|
Sólo va con el viejo
Mitrídates: |
|
síguele con soldados de mi
guarda, |
390 |
y de noche le aguarda |
|
al paso más oculto deste
monte. |
|
Pero a pensar disponte |
|
que has de traerme su cabeza
fiera, |
|
que el frontispicio de mi templo
espera, |
395 |
como del oso o jabalí le
adorna |
|
el cazador que torna alegre de la
presa. |
|
|
|
EVANDRO |
De que se tarde
el claro sol me pesa, |
|
de partirse al ocaso. |
|
|
REY |
Ya te espero:
|
|
por verlo muerto, muero. |
400 |
(Aparte.)
|
¡Oh cielos, no os
canséis de asegurarme |
|
de un hombre que nació para
matarme! |
|
|
|
|
(Vanse.)
|
|
(FILIS y
BATO.)
|
FILIS |
Como si fuera la
ausencia |
|
fácil pena al
sentimiento, |
|
añadieron mis desdichas |
405 |
el peligro a mis deseos. |
|
¿Cómo dejas, Bato, a
Ciro? |
|
Que amor, en tales sucesos, |
|
del mal temiendo lo
más, |
|
del bien espera lo menos. |
410 |
|
|
BATO |
Aunque el Rey le
recibió |
|
a los principios severo |
|
por enojo o por costumbre |
|
(que es la majestad en ellos |
|
como un vínculo real), |
415 |
después, con rostro
risueño |
|
templó la deidad; que
mueve |
|
mucho al airado el discreto. |
|
Así diez años
Ulises, |
|
matador de Polifemo, |
420 |
aquel gigante de un ojo, |
|
anduvo por varios reinos. |
|
¡Oh, si le vieras hablar |
|
con atrevido despejo, |
|
pensaras que era Sibila |
425 |
o el oráculo de Delfos! |
|
Finalmente, le mandó |
|
regalar: y así, le dejo |
|
en un cuarto de palacio |
|
tan metido a caballero, |
430 |
que parece que lo ha sido |
|
toda su vida. |
|
|
FILIS |
El ingenio
|
|
lo alcanza todo: y así, |
|
muchos hombres que subieron |
|
en brazos de la fortuna |
435 |
a ocupar honrosos puestos, |
|
saben presto ser
señores. |
|
|
|
BATO |
Y aún
saben serlo tan presto, |
|
que cuanto fueron humildes, |
|
parecen después
soberbios. |
440 |
Finalmente, por quitarte, |
|
Filis, del peligro el miedo, |
|
me ha enviado a que te diga |
|
que no le tengas en esto; |
|
porque aunque lamenta Evandro |
445 |
los azotes de Fineo, |
|
espera Ciro del Rey |
|
en vez de castigo, premio. |
|
|
|
FILIS |
¿Qué dice mi hermano Arpago? |
|
|
|
BATO |
¡Por
Júpiter que no entiendo, |
450 |
Filis, si verdad te digo, |
|
el alma destos enredos! |
|
El y el Rey y
Mitrídates |
|
andan hablando en secreto. |
|
Ayer comió con el Rey. |
455 |
|
|
|
BATO |
Puedo
|
|
asegurar lo que vi, |
|
y que entré a verlos
comiendo. |
|
¡Tanta plata, tantos
platos, |
|
de tantos manjares llenos, |
460 |
tanto servicio y criados, |
|
éste entrando, aquél
saliendo, |
|
todos atentos al Rey, |
|
y alguno, por dicha, atento |
|
más al capón que
comía |
465 |
que a la deidad del imperio! |
|
¡Oh, bien haya, dije yo, |
|
debajo de un pobre techo |
|
la olla de un labrador, |
|
los rotos manteles puestos |
470 |
sobre una tabla de pino, |
|
y aquel ver salir hirviendo |
|
el repollo en el verano, |
|
los nabos en el invierno, |
|
a su lado su mujer |
475 |
con el hijo tierno al pecho, |
|
el gato por mayordomo, |
|
y por maestresala el perro! |
|
Porque los contentos, Filis, |
|
si hay en el mundo contentos, |
480 |
no están en las
ceremonias, |
|
sino en el gusto y el
sueño. |
|
|
|
FILIS |
¡Bueno
vienes de la corte! |
|
|
|
BATO |
Filis, este poco
seso |
|
de acá le llevé; que
allá |
485 |
no venden entendimientos. |
|
|
|
FILIS |
Y
¿cuándo piensas volver? |
|
|
|
BATO |
Esta noche volver
pienso; |
|
que sólo a verte he
venido. |
|
|
|
FILIS |
Escucha un
atrevimiento. |
490 |
|
|
|
FILIS |
Yo he de ver a Ciro;
|
|
que secretamente quiero |
|
irme contigo esta noche. |
|
|
|
BATO |
A no estar el
monte en medio, |
|
fuera fácil la jornada |
495 |
con recato y con silencio. |
|
|
|
FILIS |
Entra, y despacio
en mi casa |
|
la venida trataremos; |
|
que amor no permite espacio |
|
donde le lleva el deseo. |
500 |
|
|
|
FILIS |
No gusta amor de
consejos. |
|
|
|
BATO |
Pues ¿de
qué gusta el amor? |
|
|
|
FILIS |
De ejecutar los
remedios. |
|
|
|
|
(Vanse.)
|
|
(MITRÍDATES
y CIRO con
espada.)
|
CIRO |
Apenas de la
licencia |
505 |
del Rey, padre, me
informé, |
|
cuando, de la corte fue, |
|
y para siempre, mi ausencia. |
|
¡Bien haya
mi pobre aldea, |
|
que me falte o que me sobre, |
510 |
porque no hay contento pobre, |
|
ni bien que sin él lo
sea. |
|
|
|
MITRÍDATES |
Sólo me
causa cuidado, |
|
Ciro, de Evandro la queja, |
|
pues sin venganza le deja, |
515 |
el Rey, del hijo azotado. |
|
No hay
satisfacción que cuadre |
|
a injuria tan afrentosa, |
|
y ya sabes que es la cosa |
|
mas ciega del mundo un padre; |
520 |
que el amor con
que le viene |
|
a estimar su pensamiento, |
|
le quita el entendimiento; |
|
pues ¿qué hará
si no le tiene? |
|
Temo, al fin, un
padre airado, |
525 |
Ciro, y aumenta mi pena, |
|
saliendo en noche serena, |
|
haberse el cielo turbado; |
|
Que, aunque no
está del aldea |
|
este monte muy distinto, |
530 |
no hay Creta ni laberinto, |
|
que como su centro sea. |
|
Las nubes, rotos
los senos, |
|
las estrellas amenazan, |
|
que el campo desembarazan |
535 |
del cielo, huyendo los
truenos. |
|
Alguna desdicha
temo |
|
entre tanta oscuridad. |
|
|
|
CIRO |
Si vos, de tan
larga edad |
|
llegando, padre, al extremo, |
540 |
teméis,
con mayor razón |
|
temiera mi juventud |
|
la muerte, sin la virtud, |
|
que es alma del
corazón. |
|
¿Qué monte, que padre airado, |
545 |
qué cielo tempestuoso, |
|
qué enemigo poderoso |
|
en obscura noche armado; |
|
qué voraz
actividad |
|
del fuego, ni qué
violencia |
550 |
de agua o viento, o negra
ausencia |
|
de la solar claridad; |
|
qué
relámpagos y truenos, |
|
qué rayos ni qué
centellas? |
|
Que, si huyeren las estrellas, |
555 |
estará firme a lo menos |
|
la que
nació con mi dicha. |
|
Venga el mundo contra
mí; |
|
que si con valor nací, |
|
contra valor no hay
desdicha. |
560 |
|
|
MITRÍDATES |
¡Ay, hijo!
¿Qué estás diciendo? |
|
Aunque de valor te armas, |
|
con rumor de gente de armas |
|
está el monte
estremeciendo. |
|
Pienso que sale
verdad, |
565 |
Ciro, el rigor que
temí. |
|
|
|
CIRO |
Pues padre,
escondeos allí, |
|
entre aquella oscuridad; |
|
que si no
habéis de ayudarme, |
|
mejor es que viváis
vos. |
570 |
|
|
MITRÍDATES |
Eso no permita
Dios. |
|
Vengan primero a matarme, |
|
y
¡ojalá pudiera ser |
|
que me transformara en ti, |
|
porque, matándome a
mí, |
575 |
te pudiera defender! |
|
Que es mi amor
tan excesivo, |
|
que, si por ti me matara, |
|
pienso que resucitara |
|
con saber que estabas vivo. |
580 |
|
|
CIRO |
Padre, retiraos
allí: |
|
mirad que se acercan ya. |
|
|
|
|
(EVANDRO,
FINEO y
soldados.)
|
|
CIRO |
Y aquí está
|
|
quien buscáis....... |
|
|
|
|
|
MITRÍDATES |
¡Ay, hijo de mi vida!
|
585 |
(Riñen.)
|
(Aparte.)
|
¿Cómo te diré
quién eres |
|
antes que mueras, pues mueres? |
|
|
|
FINEO |
¿Tienes,
hombre, revestida |
|
la furia de
Flegetonte, |
|
en ese pecho? |
|
|
CIRO |
¡Villanos,
|
590 |
mal conocéis estas
manos! |
|
(Mételos a
cuchilladas.)
|
|
|
MITRÍDATES |
Huyendo van por
el monte. |
|
¿Quién pensara tal valor? |
|
|
|
|
(Dentro.)
|
|
MITRÍDATES |
Fineo
|
|
es aquél. No es éste
Ciro. |
595 |
Marte, de su quinto cielo |
|
debió de bajar armado |
|
de diamante. Ya no siento |
|
las voces. ¡Ay de mí,
triste? |
|
¿Si por dicha Ciro es
muerto? |
600 |
¡Ciro!... Nadie me
responde. |
|
Sólo, de lástima, el
eco |
|
repite su amado nombre. |
|
Subir por el monte quiero. |
|
¡Ánimo, caducas
fuerzas! |
605 |
(Súbese por el
monte.)
|
|
|
|
(CIRO, sangriento,
con la espada desnuda.)
|
CIRO |
Tres de los
villanos dejo |
|
entre las peñas
tendidos, |
|
y los demás van
huyendo. |
|
Herido estoy; pero poco. |
|
Sólo de mi padre siento |
610 |
la pena, porque habrá
sido |
|
la espada con que le han
muerto. |
|
¡Qué terrible
obscuridad! |
|
Si ignorar pudiera el cielo |
|
que no habían de
matarme, |
615 |
pensara que lo había
hecho |
|
por cubrir su gran teatro |
|
de paños de luto negro. |
|
|
|
|
(Dentro y lejos.)
|
|
CIRO |
¿Qué voz es
aquella?
|
|
Pensara que destos cerros |
620 |
era pastor si mi nombre |
|
no pronunciara tan presto. |
|
|
|
|
(Dentro.)
|
|
CIRO |
Otra voz diferente:
|
|
que es de mi padre sospecho. |
|
Por acá, por acá,
padre. |
625 |
No responde: mi deseo |
|
debió de burlarme. |
|
|
|
(Dentro y lejos.)
|
|
CIRO |
¡Júpiter santo! ¿Qué
es esto? |
|
Parece voz de mujer, |
|
y si el alma no hace enredos |
630 |
(porque no es mujer el alma, |
|
si en el nombre, no en los
hechos), |
|
Filis es la que me llama. |
|
¡Qué pensamiento tan
necio! |
|
¡En un monte... a media
noche! |
635 |
|
|
|
(Dentro.)
|
|
CIRO |
Más cerca la siento.
|
|
Quiero responder.
¿Quién es? |
|
¿Quién llama a
Ciro? |
|
|
|
(Salen por tres partes a un tiempo, FILIS, MITRÍDATES y BATO.)
|
|
|
|
CIRO |
¡Cielos! ¿Quién
respondió?
|
|
|
|
|
|
|
MITRÍDATES |
Si hay para un
padre después |
|
brazos, aquí estoy
contigo. |
|
|
|
|
|
CIRO |
¡Bato!
¿Es posible que os veo, |
|
o es burla de mi deseo |
645 |
que los tres estéis
conmigo? |
|
|
|
FILIS |
¡Ay, mi
bien! ¿Herido estás? |
|
|
|
CIRO |
De tu amor, Filis
hermosa. |
|
|
|
FILIS |
No de balde tu
dichosa |
|
presencia, ¡oh Ciro!, me
das; |
650 |
pero pudiendo ser más |
|
entre enemigos tan fieros, |
|
que el eco de sus aceros |
|
llevaba el aire al
oído, |
|
dichosa desdicha ha sido. |
655 |
|
|
CIRO |
¡Ay,
bellísimos luceros! |
|
Cese el
aljófar que os baña; |
|
que más me podréis
vencer |
|
que los que pueden volver |
|
con más gente a la
montaña. |
660 |
Aún pienso que amor me
engaña; |
|
que cuando tu voz oí, |
|
que era el alma
presumí, |
|
que con la imaginación, |
|
hurtando a tu voz el son, |
665 |
hablaba dentro de mí. |
|
¿Cómo vienes desta suerte? |
|
|
|
FILIS |
Llevando a Bato
por norte, |
|
me llevaban a la corte, |
|
Ciro, las ansias de verte. |
670 |
Era el estruendo tan fuerte |
|
de las armas y las voces |
|
de tus contrarios atroces, |
|
que en hielo me transformaron, |
|
y aun pienso que se espantaron |
675 |
los animales feroces. |
|
Y si en aquesta
ocasión |
|
vives, yo pienso que fue |
|
porque tu vida pasé |
|
desde el campo al
corazón; |
680 |
que entre aquella
confusión, |
|
fiero y bárbaro tropel |
|
de tanta gente cruel, |
|
con el alma enternecida, |
|
dije: «Aquí
estará su vida, |
685 |
y me matarán por
él.» |
|
|
|
CIRO |
Con este favor,
mi bien, |
|
que amor trujo a mis
oídos, |
|
los que huyeron, van vencidos; |
|
los demás, muertos se
ven. |
690 |
Pero pelear tan bien |
|
no fue mucha valentía |
|
si Filis me defendía; |
|
que si más cerca
llegara, |
|
con los ojos los matara, |
695 |
y yo descansar podía. |
|
Padre, gran pena
me distes. |
|
|
|
MITRÍDATES |
Ninguna a mi
pena iguala, |
|
ni pensé volverte a
ver, |
|
perdido por la montaña. |
700 |
|
|
CIRO |
Bato amigo, mucho
debo |
|
a tu amor. |
|
|
BATO |
Si me le pagas,
|
|
claro está que no le
debes. |
|
|
|
FILIS |
¡Ay de
mí! Gente con armas |
|
discurre el monte. |
|
|
BATO |
Ellos vuelven.
|
705 |
Huyamos, Ciro. |
|
|
CIRO |
Esta espada
|
|
no sabe huir. Todos juntos |
|
os poned a mis espaldas. |
|
|
|
|
(ARPAGO y
soldados.)
|
ARPAGO |
Pisando voy
cuerpos muertos, |
|
que la misma luz del alba |
710 |
nos enseña por las
sendas. |
|
|
|
UN SOLDADO |
Sangrientas
están las ramas. |
|
|
|
ARPAGO |
¡Ay de
mí si es muerto Ciro! |
|
|
|
CIRO |
(Aparte a FILIO.)
|
¡Ay, Filis,
gran mal me aguarda! |
|
Arpago, tu hermano, es
éste. |
715 |
Detrás destas altas
hayas |
|
es fuerza que os
escondáis. |
|
|
|
FILIS |
(Aparte a FILIO.)
|
¿No
estás, fortuna, cansada |
|
de perseguirme? |
|
|
BATO |
(Aparte.)
|
Señora,
|
|
no temas aunque haya causa; |
720 |
que quien ha muerto a los
otros |
|
se dará tan buena
maña |
|
que hará de aquéstos
lo mismo. |
|
|
|
|
(Retíranse FILIS, MITRÍDATES y BATO.)
|
CIRO |
Arpago, yo soy.
¿Qué aguardas? |
|
|
|
ARPAGO |
Esperaba a
conocerte; |
725 |
que tan poco a poco baja |
|
el alba, que se ve apenas |
|
si es la noche o la
mañana. |
|
|
|
CIRO |
Si a matarme
vienes, ¿cómo |
|
tienes la espada en la vaina? |
730 |
|
|
ARPAGO |
No vengo a
matarte, Ciro: |
|
Ciro, en que he sido repara |
|
quien dos veces te dió
vida |
|
a costa de sus
entrañas. |
|
Retiraos todos. |
|
|
|
|
(Retíranse los soldados.)
|
ARPAGO |
Que escuches la
historia larga |
|
de tu vida y mi desdicha. |
|
|
|
CIRO |
Dime, Arpago, si
me engañas, |
|
porque no, será valor. |
|
|
|
ARPAGO |
Antes que del
monte salgas |
740 |
sabrás si te engaño:
escucha. |
|
|
|
CIRO |
Yo escucho en tu
confianza, |
|
pero más en mi virtud; |
|
porque, si a traición me
matas, |
|
volveré del otro mundo |
745 |
y sabré tomar venganza. |
|
|
|
ARPAGO |
Ciro valiente, de
quien |
|
pende la corona toda |
|
del Asia, aunque te quitaban |
|
con la vida la corona, |
750 |
ya no es tiempo de callar; |
|
que cuando la verdad sobra, |
|
aunque rompa mi palabra, |
|
más que me infama, me
honra. |
|
No es la causa que yo tengo |
755 |
para vengarme tan poca; |
|
que no pedirá palabras |
|
quien hace tan malas obras. |
|
El cielo me manda hablarte, |
|
que rompérsela no
importa; |
760 |
antes el cielo se sirve |
|
de que a un tirano la rompa. |
|
El rey Astiages, de Media, |
|
tuvo por hija la hermosa |
|
Mandane, de cuyo vientre |
765 |
soñó que con verdes
hojas, |
|
entre fértiles racimos, |
|
salía una vid frondosa |
|
que toda el Asia
cubría, |
|
por cuyo temor se informa |
770 |
de los sabios que en su reino |
|
guarnecen talares togas. |
|
Todos dicen que su hija, |
|
y unánimes se
conforman, |
|
pariría un bello
infante, |
775 |
que con fuerzas belicosas |
|
el reino le quitaría; |
|
y de suerte el Rey se asombra, |
|
que en Persia casa a Mandane |
|
con la más pobre
persona, |
780 |
aunque noble, que halló en
Persia, |
|
pensando que al cielo estorba |
|
el poder, a quien están |
|
sujetas todas las cosas. |
|
Pero no hay fuerzas humanas |
785 |
que a las divinas se opongan: |
|
antes, resistido el cielo, |
|
a más rigor se provoca. |
|
Preñada Mandane, el Rey |
|
la vuelve a su casa, y toma |
790 |
el niño que della nace. |
|
y a su marido la torna. |
|
Este me entrega, y me manda |
|
¡qué crueldad! que en
una sola |
|
selva le deje a las fieras, |
795 |
que le devoren y coman. |
|
No quise yo ser verdugo |
|
de un ángel; que
galardona |
|
la piedad el cielo, tanto |
|
la inocencia le enamora. |
800 |
Con esto, aquel mismo
día |
|
con tierno llanto le arroja |
|
mi ganadero a las fieras; |
|
después le vuelve a su
choza, |
|
donde por suyo le cría, |
805 |
en cuya rústica ropa |
|
aquel ánimo real |
|
no de otra manera brota |
|
(volviendo en coturnos de oro |
|
las que eran abarcas toscas) |
810 |
que del conducto la fuente, |
|
por la superficie rota, |
|
bullendo las arenillas, |
|
revienta menudo
aljófar. |
|
Este fuiste, fuerte Ciro, |
815 |
que de burlas rey te nombras, |
|
porque te enseñaba el
cielo |
|
que a las veras te dispongas. |
|
Astiages, viéndote
vivo, |
|
de tal manera se enoja, |
820 |
que me convida a comer, |
|
¡ay, Dios!, con alma
traidora. |
|
Como, y después me
pregunta |
|
si fue espléndida y
sabrosa |
|
la comida; yo, ignorante, |
825 |
le agradezco tantas honras. |
|
Enséñame luego...
¡Ay, cielo! |
|
¡Qué lágrimas y
congojas |
|
el prólogo quieren ser |
|
de mi tragedia llorosa! |
830 |
Me enseña, dije... ¡Ay
de mí! |
|
¿Cómo diré?
¿De qué forma? |
|
En una sangrienta fuente |
|
vi la cabeza amorosa, |
|
pies y manos de mi hijo. |
835 |
Tanto mueve y alborota |
|
el alma ver que su cuerpo |
|
su mismo padre le coma. |
|
En mi llanto y en su sangre |
|
mis tiernos ojos se mojan, |
840 |
por ver si pueden lavar |
|
la misma engañada boca. |
|
Volví elser que di a mi
hijo |
|
a mi ser, como quien cobra |
|
lo que ha dado, y de mi carne |
845 |
se aumenta mi carne propia. |
|
Así me dijo: «En tu
hijo |
|
tomar venganza me toca |
|
de no haberme obedecido, |
|
pues vive mi nieto
agora.» |
850 |
¿Qué león de
Albania, qué sierpe |
|
de Libia, qué tigre,
qué onza |
|
hiciera tan gran crueldad |
|
cuando los hijos le roban? |
|
Disimulé cuanto pude, |
855 |
y el Rey, con falsas lisonjas, |
|
te deja volver al monte |
|
para que sus peñas,
sordas |
|
y mudas, fuesen testigos |
|
de tu muerte lastimosa. |
860 |
Apenas lo supe, Ciro, |
|
cuando quiere que socorra |
|
dos veces tu vida el cielo; |
|
pero cuando ya la aurora |
|
abre las puertas al
día, |
865 |
veo en la florida alfombra |
|
del monte tres hombres
muertos, |
|
y esa mano vencedora |
|
de la crueldad de tu abuelo. |
|
Vuelve, Ciro, a la memoria |
870 |
tus agravios; que los cielos |
|
con su mano poderosa |
|
le defienden, y te llaman |
|
al hecho de mayor gloria |
|
que en eterno bronce anima |
875 |
de la alta fama la trompa. |
|
Honra a tu madre Mandane, |
|
tu imperio heredado cobra |
|
de quien mil veces te ha
muerto |
|
con fieras, hierro y
ponzoña. |
880 |
Aunque para no matarte |
|
defenderte el cielo sobra; |
|
que es querer matar en
él |
|
del sol la dorada antorcha. |
|
Consagra al templo inmortal |
885 |
esta verdadera historia; |
|
tu mismo imperio restaura, |
|
tu frente de lauro adorna. |
|
Yo te ayudaré.
¿Qué esperas? |
|
Pelea, mata, despoja, |
890 |
atropella, venga, rinde, |
|
tala, quema, vence, roba; |
|
rey te llama, gente junta, |
|
las banderas enarbola. |
|
Valor tienes, di quién
eres; |
895 |
queDios te dará
victoria. |
|
|
|
CIRO |
¡Notable
historia! Y tan llena |
|
de prodigios, que me ha dado |
|
contento como cuidado, |
|
y como esperanza pena. |
900 |
Lo que Júpiter ordena, |
|
resistir intenta en vano, |
|
la más poderosa mano; |
|
porque es mortal desatino |
|
contra el decreto divino |
905 |
oponerse intento humano. |
|
No sin causa me
ponía |
|
el alma en el pensamiento |
|
ser rey; que este fingimiento |
|
de aquella verdad
nacía. |
910 |
Esforzándose va el
día; |
|
si nos ven, perdido soy. |
|
Palabra de rey te doy, |
|
si me ayudas, de vengarte, |
|
escribiéndote en qué
parte |
915 |
gente levantando estoy. |
|
Mi padre, aunque
no lo ha sido, |
|
y un amigo que venía |
|
conmigo, buscar quería, |
|
queen el monte se han perdido; |
920 |
que por eso, me despido |
|
de ti con tanto recelo. |
|
Dame tus brazos. |
|
|
ARPAGO |
El cielo
|
|
confirme nuestra amistad. |
|
|
|
CIRO |
Tú
verás mi voluntad. |
925 |
|
|
|
|
|
|
|
CIRO |
Arpago, tu amigo
es más, |
|
y cumpliré lo que digo. |
930 |
|
|
|
CIRO |
Cielos,
escríbase en vos |
|
esta amistad de los dos. |
|
|
|
|
|
|
|
|