Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

  —61→  
261. El quirquincho y el zorro

SAN LUIS

Andaba el zorro buscando quien lo ayudara a enlazar unos potros. Jue y encontró al quirquincho que se llamaba Anastasio. Y ya lo saludó muy amable y que le dice:

-Mi compadre Anastasio, ¿no quere que vamos de compañeros a rodar tierra? Tengo por áhi otro compañero que va a ir con nosotros. El zorro que lo quería hacer comer al quirquincho con el tigre. Que el tigre lo 'tába esperando al zorro para matalo por todas las picardías que le hacía.

-Bueno, compadre -que le dice el quirquincho.

-Y, compadre Anastasio, ¿usté no sabe enlazar?

-Sí, sé enlazar, compadre -que le dice el quirquincho.

Y ya lo llevó a la aguada ande bajan los animales a beber, y le mostró el lazo. El quirquincho cavó una cueva, como la sabe hacer él, con recovecos. Cuando llegaban los potros, el zorro le pasó el lazo al quirquincho. El quirquincho en lazó y se metió en la cueva. El potro pegó l'estirada pero ni lo movió al quirquincho. Pegó otra estirada y cayó y se quebró el cogote. Es sabido que cuando se mete a la cueva el quirquincho nu hay quién lo mueva.

Bueno, ya se allegaron a carniar. Vino el tigre que 'taba áhi cerca, y comió hasta que se llenó. Chocho 'tába el tigre lo que podía dar esas comilonas.

Ya cuando si acabó la carne, tenía miedo que el tigre lo matara y lo envitó otra vez a enlazar al quirquincho. Ya jueron.

  —62→  

-Güeno, enlace usté, le dice el quirquincho al zorro.

Y el zorro creyó que como él era más grande lu iba a sujetar mejor al potro. Cavó una cueva derecha, como hace la cueva el zorro. Llegaron los potros a beber. Entonce el quirquincho l'hizo orillar la manada hasta que la tuviera a tiro, el enlazador.

Enlazó el zorro y se puso el lazo a media panza. Y áhi lo sacó el yeguarizo como una bala, y ya lo partía por el medio de la panza. Y Anastasio le gritaba:

-¡Tire, Juancito! ¡Tire, Juancito!

-¡Le voy dando lazo! ¡Le voy dando lazo! -decía el zorro al tiempo que el yeguarizo lu iba matando a golpes.

Y el animal lo mató no más al zorro. El quirquincho, de miedo, se escondió en la cueva, que ni tuvo tiempo de verlo el tigre.

-Bueno -dice el tigre-, ya se murió este pícaro, qué voy a hacer solo. Me voy.

Y se jué.

Y así se terminó la vida del zorro que se créia que él era más capaz de todos en cualquier trabajo.

Eustaquio Funes, 62 años. El Morro. Pedernera. San Luis, 1951.

Modesto propietario. Muy buen narrador.



  —63→  
262. El zorro y el quirquincho enlazadores

CÓRDOBA

El zorro y el quirquincho salieron a rodar tierra. Anduvieron mucho y no hallaban qué comer. Entonces se dispusieron de usar de alguna habilidá para buscarse algún alimento. Bueno... Dispusieron de enlazar algunos animales. Se jueron junto al agua, ande tenían que bajar los animales. Entre los dos se pusieron di acuerdo. Que uno tenía que enlazar un día, y a la vez siguiente, el otro.

Al quirquincho le tocó primero. El quirquincho se valió de sus ardiles49 y cavó la cueva con recovecos, como la sabe cavar él. Llegaron unos potros, y el zorro los echó pal láu que 'tába el quirquincho. Entonces el quirquincho tiró el lazo y enlazó un potro gordo, y se dentró a la cueva. Ande acabó el lazo se quebró el cogote, el potro. Lo carniaron al potro y tuvieron para comer unos días.

A los diyas50 le tocó al zorro. Él quiso hacer como el quirquincho y cavó su cueva. Él la cava derecho, a la cueva, ¡y claro!, no tiene ande hacer pie. El quirquincho l'echó la tropía51 y enlazó el zorro. Disparó el potro y lo sacó como una bala al zorro. ¡Qué pucha!, lo llevó por las nubes, y lo mató. Y así terminó la vida 'el zorro.

Rosario Gómez, 65 años. San Vicente. Córdoba, 1952.

Campesina. Buena narradora.



  —64→  
263. El zorro y el quirquincho enlazador

CÓRDOBA

Andaban de compañeros el zorro y el quirquincho. Andaban con hambre y se pusieron en una aguada para enlazar un potro. Como el zorro es tan metido, dijo que él iba a enlazar primero. Se pusieron ande bajaban los potros al agua. El zorro cavó una cueva derecha. Tiró el lazo y enlazó un potro. ¡Y qué!, el potro lo sacó arrastrando. Lo llevó no más y tuvo que soltarlo, para que no lo mate.

Entonce dice el quirquincho que iba a enlazar él. Entonce le dice el zorro:

-¡Qué vas a hacer vos!, no lo he sujetáu yo al potro, menos lo vas a sujetar vos.

El quirquincho dijo que iba a enlazar no más. Y cavó una cuevita, y le dice al zorro:

-Andá echame la tropilla para acá.

Y el zorro jué rezongando, pero le echó la tropilla. Enlazó un potro y se metió en la cuevita. No lo pudo sacar el potro. Lo dominó el quirquincho al potro. Y pegó la estirada el potro, y se jué al suelo, y se quebró el cogote.

-¡Qué hazaña! -dice el zorro- si has hecho la cueva con recoveco.

-Y si nu es hazaña, ¿por qué no lu hiciste vos? -le dice el quirquincho.

Y así el zorro quedó muy mal.

Reyes Barrera, 90 años. San Vicente (asilo de ancianos). Córdoba, 1952.

Es un buen narrador.



  —65→  
264. El zorro y el quirquincho enlazadores

CÓRDOBA

Andaban de compañeros el zorro y el quirquincho. Convinieron en que pa comer iban a enlazar una vez uno y otra vez otro, los animales.

El quirquincho enlazó un potro y se metió en la cueva. Y el potro se quebró, se mató. Y ya tuvieron carne. Y cuando se les terminó eso, le dijo el quirquincho al zorro:

-Ahora te toca a vos, qu' enlacís.

Y enlazó el zorro y se metió en su cueva. Bué... Y lo sacó el potro qu' enlazó, a la rastra, y lo mató.

Robustiano Bustos, 66 años. Tulumba. Córdoba, 1952.

Campesino. Buen narrador.



  —66→  
265. El zorro y el mataco enlazadores

CÓRDOBA

Dice que el zorro salió a robar con el mataco52.

El mataco enlazó un potro y se escondió en la cueva. Y áhi se mató el potro. Y salieron a carniar. Comieron. Y áhi tenían carne. Y cuando si acabó la carne, el mataco le dijo al zorro:

-Ahora te toca a vos.

Entonce el mataco arrió la tropilla y el zorro enlazó y se metió en la cueva. Y áhi disparó el potro y lo sacó arrastrando al zorro y lo descuartizó. Que el zorro se cré muy capaz y vivo y a veces es más bruto que otros.

Narciso Claudio Oviedo, 84 años. Villa de María. Río Seco. Córdoba, 1952.

Nacido y criado en este viejo pueblo de Córdoba. Ha sido un gran narrador pero ha olvidado casi todos sus cuentos.



  —67→  
266. El zorro y el quirquincho

CÓRDOBA

Iban de viaje los dos compañeros, el zorro y el quirquincho. Y tocó de buscar qué comer. Entonce el mataco dijo que iba a enlazar un animal y iban a carniar. Una vez cada uno. Bueno... Entonce echaron una tropía53. L' echó el zorro. El quirquincho l' esperó al láu de la cueva. Bueno, cuando pasó la tropía, pialó54 un potro y s' entró en la cueva. Y di áhi lo voltió y se mató del golpe. Áhi hicieron presa para comer. Y siguieron. Al tercer día ya no tenían carne y le dijo el quirquincho al zorro:

-Ya te toca a vos.

Entonce echó otra tropía el quirquincho y tamén el zorro lo esperó al lau de la cueva. Pero el zorro cava una cueva derecha que no le sirve pa hacer pie. Bueno... Y si había atau el lazo en la cintura. Y cuando pasó la tropía, enlazó el potro y se metió en la cueva. Cuando dio el tirón el potro lo sacó y lu arrastró, lo llevó lejo y lo mató.

Al tiempo, el quirquincho lu encontró al compañero, el esqueleto no más. Y claro, que estaba los dientes blanquiando y que dice:

-Velo a mi compañero, tuavía s' está riendo de la hazaña qui ha hecho.

Salvador Carranza, 52 años. San Francisco del Chañar. Sobremonte. Córdoba, 1952.



  —68→  
267. El zorro y el quirquincho enlazadores

CÓRDOBA

Se hicieron socios el zorro y el quirquincho para buscar qué comer. Iban a ir por turno. El primer día iba a ser el quirquincho. No sabían cómo hacer pa agarrar algo. Lo único que podían agarrar era un novillo gordo que bajaba al agua. Pero, ¿cómo lo agarraban? Se agenciaron de un lazo. Pero, ¿cómo lo podimos enlazar? Bueno, le tocó al quirquincho primero. Cavó su cueva áhi cerca, a tiro 'e lazo. Y la cueva del quirquincho es con vericuetos. Y se preparó el quirquincho. Lu enlazó al novillo y ganó la cueva. Hinchó el lomo y quedó firme. El novillo pegó l'estirada y cayó al suelo y se mató. Lo carniaron y tuvieron comida para varios días.

El zorro vio este trabajo del novillo y se aprontó. Para el otro día le tocaba el turno. Le pidió el lazo al quirquincho. Y también hizo la cueva, pero la cueva del zorro es derecha, no tiene ande hacer pie. Y ya vino al agua otro novillo gordo. Y cuando lo tuvo a tiro 'e lazo lu enlazó y se entró en la cueva. Y el animal disparó, y en el tirón lo sacó como una bala al zorro. Que si había atado la punta 'el lazo en la cintura.

Y el quirquincho di afligido le gritaba:

-¡Haga pie, mi amigo!

Pero el zorro por no dar el brazo a torcer, decía:

-Le voy dando lazo, le voy dando lazo.

Y lo mató no más el animal bravo al zorro.

Arturo Valentín Reina, 52 años. San Francisco del Chañar. Sobremonte. Córdoba, 1952.

Nativo de la región. Campesino inteligente, gran conocedor de las artesanías tradicionales. Muy buen narrador.



  —69→  
268. El tatú y el mono

FORMOSA

Se encuentran en el campo y se llaman. Le llamó el mono al tatú55. Le dijo que van a buscar un potro y llevar al corral para domarlo. Entonce le dijo el tatú que bueno. Que una vez cada uno iba a enlazar. Y el mono dijo que bueno. Y cada uno hizo su cueva para enlazá y entrase áhi.

Y el tatú hizo su cueva con vuelta, como suele56 hacé siempre su cueva. Y el mono arrió un caballo. Y el tatú entonce enlazó un caballo y entró en la cueva. Y el caballo se quedó enlazado bien. Y despué le domó. Y no le tiró.

Y el mono quiso hacé lo mismo, pero él no suele hacé cueva como el tatú. Le57 enlazó al caballo y el caballo disparó. Y el mono saltó. Y el caballo le tiró y como 'staba con el lazo, le tiró juerte y le hizo saltar a un árbol y le dejó colgado por el árbol y con la boca abierta que mostraba los dientes.

Y que él había dicho que era más capaz que el tatú, y no era.

  —70→  

Entonce el tatú pasó por allí y le dijo:

-¿Qué te pasa compadre, que te 'stá riyendo?

Y le dejó así, por58 el árbol para que sea más mejor.

Antonio Rubén Filipighi, 16 años. Formosa, 1960.

Muchacho del pueblo que cursa el último grado de la escuela primaria. Oyó contar el cuento muchas veces a peones del campo.



  —71→  
269. El zorro y el quirquincho

CHACO

Una güelta el quirquincho 'taba en la orilla de un riacho59. 'Taba por enlazar un potro pa comé. 'Taba haciendo su cueva con entraditas pa hacé pie. Y 'taba con la armada del lazo pronta porque 'taban por llegá los potro al agua. Vino el zorro, don Juan, y como 'é tan letrao60, le dice:

-Chamigo, si me convida, yo enlazo la otra güelta, cuando se acabe la carne.

Quedaron de socio.

Vinieron los potro. El quirquincho enlazó uno. Se afirmó en la cueva. El potro pegó un salto, cayó, se descogotó. Cuando comieron la carne, el quirquincho le dice al socio:

-Chamigo, ara le toca a usté.

El zorro, haragán de má, hizo una cuevita como un aujero, preparó la armada del lazo, y dice:

-Ara va vé, chamigo. A enlazá no me gana nadie -dice el zorro compadrón.

  —72→  

Vinieron lo potro. Enlazó uno, el zorro, y se afirmó en su cueva. Era un potro chúcaro. Pegó un salto y lo sacó volando al zorro. Disparó a lo monte. Lo despedazó al zorro y le desparramó los pedazo en la maciega61. Y ahí se quedó sin socio el quirquincho.

Luis Coria, 68 años. Las Breñas. 9 de Julio. Chaco, 1960.

El narrador, rústico, es peón de campo. Oyó el cuento en sus andanzas por la provincia, a peones criollos como él.



  —73→  
270. El quirquincho y el zorro

CORRIENTES

Había una vez un quirquincho y un zorro. Andaban junto. Y le dice el quirquincho:

-Vamo a domar un potro.

-Bueno -dice el zorro.

Y salieron a lazar el potro en el campo. Y le encontraron a lo potro. Y el quirquincho hizo la cueva, y le lazó y se metió en la cueva y le sujetó. Y le subió el quirquincho y no le echó. La cueva es con curva, por eso le sujetó al potro.

Y entonce le tocó al zorro. Y el zorro hizo la cueva, y lo lazó al potro y lo sacó disparando. La cueva es derecha, por eso no le pudo sujetar y casi le mató. Le ayudó el quirquincho y el zorro le subió al potro. Y el potro le echó y lo mató.

Cástulo Cerdán, 13 años. Isla Apipé Grande. Ituzaingó. Corrientes, 1959.

El narrador, nacido y criado en la isla, es alumno de su única escuela primaria. Aprendió el cuento del padre, que es el mejor domador de la isla.

Variante del cuento tradicional en el que se mata al potro para comer.



  —74→  
271. La apuesta del peludo y el zorro enlazadores

SANTA FE

Juegan una apuesta el zorro y el peludo, quién pialaba más potros. Los dos hicieron sus cuevas para entrarse cuando enlazaran. La cueva del peludo es con vueltas y la cueva del zorro es derecha.

El peludo se puso en la puerta de la cueva y el zorro le echó los potros. Y pialó uno el peludo y se metió en la cueva con el lazo. Y el potro disparó y al terminar el lazo no lo pudo sacar al peludo de la cueva. Y se fue al suelo, y se tumbó el potro, y se mató.

Y el zorro quiso hacer lo mismo. El peludo le echó los potros y el zorro pialó y se metió en la cueva. Y al terminar el lazo lo sacó el potro limpito, y lo dio contra el palo. Y quedó como muerto, el zorro. Y cuando se repuso el zorro le dijo al peludo que no servía el lazo. Nunca dice el zorro que los demás son más capaces que él.

Ramón Villarroel, 20 años. Sancti Spiritus. General López. Santa Fe, 1953.

El narrador menciona el antiguo topónimo, el lugar se llama Gaboto, del departamento San Javier.

Campesino que ha concurrido a la escuela primaria.



  —75→  
272. El zorro y el peludo

SANTA FE

Era en el tiempo que el peludo, para comer, enlazaba potros. 'Taba gordo el peludo y el zorro le tenía envidia de ver cómo andaba.

Una güelta, el zorro, al ver al peludo62 que comía siempre carne gorda de potro, le pregunta:

-¿Y cómo hacés vo para agarrar los potro?

Entonce le dice el peludo:

-Es muy fácil. Vo prepará tu cueva y te conseguí un buen lazo. Te poné en la puerta de la cueva. Cuando pase los potros le tirá el lazo, enlazá uno y te meté en la cueva.

Güeno, se pusieron de compañero para conseguir carne para lo do. Entonce lo do hicieron la cueva. El zorro hace la cueva derecha, pero el peludo la hace con vuelta, que se puede sostener si se agarra de las vueltas, que hace.

Le tocó de hacer la primera prueba al peludo. El peludo enlazó un potro, se metió en la cueva, lo sujetó y el potro pegó una estirada y cayó al suelo y se descogotó. Entonce tuvieron carne para unos día.

Cuando terminaba la carne le tocaba al zorro.

Y entonce llegó el día que le tocó al zorro. El zorro enlazó el potro y se entró en la cueva, pero como la cueva era derecha,   —76→   no se podía sostener en nada, y el potro lo sacó a la rastra y casi lo mató. Quedó el zorro tirado y el potro disparó con el lazo. Entonce el quirquincho decía:

-No ve, me matan el compañero. Pero si Juan no sabe enlazar, no sabe, cómo se va a defender.

Jue el peludo y lo atendió al zorro y lo trajo. Entonce volvió a enlazar un potro y se metió en la cueva y se afirmó en los recovecos de la cueva. Y mató el potro y comieron.

Cuando se acabó la carne el zorro dijo que le tocaba a él y que él sabía enlazar bien.

-Güeno, yo sé enlazar bien como vo y voy a enlazar también.

Entonce le dio rabia al peludo y entonce le dice, para joderlo:

-Güeno, yo voy a echar la tropilla y vo vas a enlazar. Hacé bien la cueva. Pero te tenés que atar el lazo del cogote. Atate bien el lazo del cogote y entrate a la cueva.

Claro, el peludo lo quería joder al zorro por eso le decía que hiciera así.

Entonce el zorro se ató la punta del lazo del cogote. Cuando enlazó el potro lo sacó arrastrando y lo augó al zorro. Y ahí se acabó.

Juan Mansilla, 50 años. San Jenaro Norte. Estancia La Lolilla. San Jerónimo. Santa Fe, 1961.



  —77→  
273. El zorro y el peludo enlazadores

ENTRE RÍOS

El zorro y el peludo salieron al campo, y le dice el zorro:

-Mirá, andamos de a pie y no puede ser. Dos hombres grandes tenemos que agarrar un potro para hacer un caballo -dice.

Entonce dice:

-Pero, precisamos dos.

-¡Ah, no es nada! -dice-. Yo agarro el mío y vos elegite el tuyo.

-Sí, cómo no -le dice el zorro, muy activo.

Y se van. Tenían un lazo. Se consiguieron un lazo. Hizo cada uno su cueva. Y el peludo se ató el lazo a la cintura y esperó que se arrimara el potro a la cueva, a una distancia, y cuando pasó el potro que le gustaba a él lo enlazó y se metió a la cueva. Hinchando la cáscara lo tuvo ahí atado hasta que más o menos se ablandó un poco el potro. El zorro le ayudó y lo embozalaron, lo ataron y lo hicieron caballo, ¿no?

Despué le tocaba al zorro agarrar el de él. Y bueno, como vio que era fácil la tarea del peludo, hizo lo mismo. Se ató el lazo a la cintura. Y al potro que le gustaba también a él, lo esperó que se arrimara a la cueva de él, que era distinta a la del peludo, ¿no? Cuando se aprosimó le tiró el tiro 'e lazo. Lo enlazó también y se metió a la cueva. Pero no tuvo la misma suerte, porque el zorro no tiene la habilidá 'el peludo ni la defensa que tiene éste. Entonce lo arrastró por todo el campo,   —78→   qué sé yo... Hasta que fue el peludo y lo socorrió. Le sacó el lazo y lo defendió, lo socorrió. No se alcanzó a matar. Así el zorro, que es tan autero63, fue vencido por el peludo que parece zonzo, pero que tiene unas uñas que, ande se agarra, nu hay quien lo saque, y porque hace una cueva con vueltas, ande se puede agarrar, mientras que el zorro hace una cueva derecha.

Rubén Tejeda, 30 años. Villaguay. Entre Ríos, 1970.

El narrador es trabajador de campo.



  —79→  
274. El tatú y el zorro enlazadores

ENTRE RÍOS

El tatú, que parece medio zonzo, lo vino a joder al zorro que siempre cré que sabe más que todos.

Se convidaron pa enlazar unos baguales, una güelta uno, otra güelta otro. A la orilla del agua vino una tropilla. Ellos habían hecho las cuevas, como las saben hacer.

Le tocó primero al tatú. Enlazó un potro y se metió a la cueva. El yeguarizo, bravo, pegó una estirada. El tatú, firme, no se movió y áhi se quebró el yeguarizo. Cayó las patadas al suelo. Y áhi esque lo carniaron y lo comieron.

Después, cuando terminaron la comida que tenían, le dijo el tatú al zorro:

-Bueno, che, ahora te toca a vos enlazar y meterte en la cueva.

Y bueno, lo enlazó el zorro y se metió a la cueva.

Bueno... Llegaron otros baguales. Enlazó uno y se metió a la cueva. Como la cueva del zorro es derecha y el zorro no tiene las agarraderas como las del tatú, áhi lo sacó el yeguarizo como una bala. No podía resistir el zorro. El potro lo sacó, lo arrastró y lo llevaba arrastrando en la punta del lazo, porque el zorro si había atado el lazo en la cintura.

  —80→  

Cuando vio que lo llevaba el potro arrastrando, el zorro, siguió el tatú al galope, atrás, y ande lo encontró muerto, dijo el tatú:

-Acá 'tá mi compañero. Si ha muerto por mal enlazador.

Manuel Conte, 66 años. Estancia La Calera. Palmar de Colón. Colón. Entre Ríos, 1970.

El narrador es peón de estancia.



  —81→  
275. El zorro enlazador

ENTRE RÍOS

Que el zorro si había disparau del velorio del tigre64 y que andaba montado en una gama. Y que después dejó ese caballo y agarró un ñandú65 de caballo. Y se jue a una estancia a pedir trabajo. Y llegó y 'taban de yerra66. Y ya vio como todos los piones enlazaban y voltiaban los animales. Y ya también dijo que era un güen enlazador.

Y dentró Juan, las tendidas67 no más en su caballo chúcaro68. Y le dieron un lazo para que enlazara. Y él dijo que de a caballo no más iba a enlazar. Y ya no más pialó un ternero y salió disparando el ternero, y le quitó el caballo, y lo arrastró al caballo que li había atau el lazo a la cincha, y que lo arrastró al caballo y lo mató. Y así se salvó el zorro porque, lo voltió al caballo. Se quedó sin caballo, pero jué y lo juntó. Que le había quebrau todo el cuerpo el ternero al avestruz lo que lo había arrastrau. El zorro lo juntó al animal deshecho y se lo comió. Salió ganando aunque quedó de mal enlazador.

Dora Pasarella, 30 años. Villaguay. Entre Ríos, 1959.

Variante del cuento tradicional.



  —82→  
276. El peludo, el zorro y el avestruz

ENTRE RÍOS

Eran tres compañeros que habían salido a rodar tierra, el peludo, el zorro y el avestruz.

Primeramente, para tener qué comer, el peludo se enterró en una cueva, y hizo echar una cuadrilla de yeguas, y enlazó una. Cuando la enlazó, le gritó:

-¡Lazo güeno, caracú pescuezo!

La mató. Cuando la agarraron, comieron.

Depué, cuando habían pasado otros días y no tenían qué comer, iba un carro con queso. Se puso el peludo debajo 'e la rueda, hinchó el lomo, le hizo pegar un barquinazo y voltió un queso, y comieron.

Después le tocó buscar de comer al zorro. Y quiso hacer la misma prueba del peludo, enlazar una yegua. Y se enlazó de la verija con la presilla y se enterró en una cueva. Hizo echar las yeguas y enlazó una. Y lo sacó la yegua de la cueva, y disparó con él a la rastra. Y l'avestruz lo corría pa atajar las yeguas y entonce le decía:

-¡Tiendalé el poncho, compañero! ¡Tiendalé el poncho, compañero!

Y el peludo como era más lerdo iba más atrás. Y decía:

-Por aquí ha ido mi compañero porque ha ido perdiendo el tabaco.

Y era la bosta del zorro que iba perdiendo porque ya iba medio muerto, los golpes, a la rastra.

  —83→  

El quirquincho, el carumbé69, tiene sus uñas como grampas, que lo engrampa en la tierra y es muy difícil sacarlo una vez que dentra adentro 'e la cueva. Y además tiene los anillos que los hincha y si afirma en la cueva. Y el zorro no tiene nada de eso.

Esteban Pérez, 70 años. Viale. Paraná. Entre Ríos, 1970.

Peón de campo y tropero. Buen narrador. Variante del cuento tradicional.



  —84→  
277. El zorro y el peludo

BUENOS AIRES

El que lo redotó al zorro fue el peludo. Hay que conocer cómo le ganó.

El zorro espiaba a un peludo que tenía su cueva y en la puerta de la cueva una perdiz había hecho nido en unas pajas. Gué... Se alimentaba el peludo de los güevos que ponía la perdiz. Le comía los güevitos. El zorro no podía pescar esa comida. El peludo agarraba los güevos y se metía en la cueva. El zorro lo miraba de lejo no más.

Un día, el zorro se atrevió a meterse en la cueva cuando vio que el peludo había llevado tres güevos. Se entró y le preguntó el peludo qué hacía. El peludo se puso molesto. Abrió la cáscara de un güevo y se quedó mirandoló sin contestarle al zorro. El zorro le pidió que le diera de esos güevitos. El peludo saca dos con el hocico y deja uno. Se los tira al zorro a los dos. En agradecimiento lo invita a ser compañeros, a salir a buscar otros animales más grandes para alimentarse. El zorro lleva las de perder, pero piensa aprovecharse del quirquincho o comerlo cuando pueda. El quirquincho sabe y le tiene miedo que lo coma. Inventa una cosa muy linda. Le propone este negocio, el peludo al zorro, de carniar una yegua. El zorro le contesta en qué forma. El peludo más astuto le esplica:

Yo la vuá enlazar y me voy a meter en la cueva. Y va a disparar la yegua y se va descogotar.

  —85→  

Al peludo, cuando se mete en la cueva, no lo saca nadie. Abre la cáscara70 adentro y no lo pueden mover pa atrás, ni pa adelante. No puede dir pa atrás aunque lo tiren a la cincha de un caballo. Ya sabe. Y con la cáscara corta a las víboras por el medio, tiene mucha juerza.

Y así lo hizo. Cavó su cuevita. Preparó el lazo y el zorro l'echó una yegua. La enlazó y se metió en la cueva y el yeguarizo disparó y se descogotó. Carniaron y comieron. Y después le tocó al zorro. Y le dijo el quirquincho:

-Le toca a usté, amigo.

El zorro hizo la misma operación. Cavó su cueva y preparó el lazo. Y se ató la punta a las verijas pa sujetar mejor. Y el quirquincho l'echó una yegua. El zorro l'enlazó y se metió en la cueva. Y lo sacó a la rastra la yegua al zorro y lo mató. Y el peludo le dijo:

-¡Aquí la pagaste, don Juan!

Y se libró el peludo del zorro para siempre.

Felipe Lasarte, 62 años. Bahía Blanca. Buenos Aires, 1957.

Oyó contar este cuento muchas veces en Rauch cuando era resero. Es un campesino rústico. Muy buen narrador.



  —86→  
278. El peludo y el zorro

BUENOS AIRES

Un peludo y un zorro hicieron una apuesta, mejor dicho, una trampa que se quisieron hacer los dos.

Resulta de que había una gran abundancia de pasto. Se morían muy pocos animales y no tenían qué comer, ni el peludo ni el zorro.

Se encuentran por ahí, empiezan a conversar de esas dificultades, y el peludo le dice al zorro:

-Yo me animaría a enlazar una yegua si usté me acerca la manada.

-¿Y cómo va hacer para tenerla?

-Ésa es cuestión mía.

Bueno... El zorro hace correr unas yeguas que pasen cerca de la cueva donde vive el peludo. Éste, que tiene el lazo preparado, a la pasada enlaza una yegua. Si había atado antes el lazo a media espalda. Se mete dentro de la cueva. Cuando se termina el lazo, la yegua se quiebra el pescuezo porque al peludo es imposible sacarlo de su cueva. Y tuvieron carne para comer durante una temporada.

Pero se terminó la yegüita que habían comido y entonce le tocaba al zorro, ahora, a su vez, enlazar una. Fue el peludo, echó la manada y el zorro enlazó una yegua a la pasada. Quiso hacer lo mismo que el peludo. Se metió a la cueva. Pero cuando se terminó el lazo y vino el tirón, salió como corcho de botella,   —87→   de la cueva, el zorro. Y cuando iba la yegua disparando y llevandoló a la rastra, se encontró con el peludo, que lo encontró, y que le preguntó:

-Pero, ¿qué hace, amigo?

-Voy dando lazo, compañero -dijo.

Y lo mató la yegua, por cierto.

Marcos Aguirre, 58 años. Azul. Buenos Aires, 1969.

Dice el narrador: Este cuento lo oí en Salto Argentino hace 15 años, en una estancia que se llama Los Álamos. Lo contó un mensual de esa estancia que se llama Carlos Carraza y tendría unos 18 años.



  —88→  
279. El zorro y el peludo

BUENOS AIRES

El zorro y el peludo eran compadres. Se encontraron una güelta. Tenían hambre y tenían que carniar pa comer. Se jueron ande había unas yeguas. Se pusieron di acuerdo pa carniar, una güelta uno, y otra güelta otro. Cavaron cada uno su cueva, pa ganarse áhi, que no lo vean las yeguas.

El peludo si ató el lazo a media espalda, él. Y cuando pasó una yegua la enlazó. Y se ganó en la cueva, el peludo. Como la cueva del peludo es honda y tiene cuervas y todo, y el peludo tiene unas uñas que si agarra con mucha juerza, cuando se mete no lo saca naides. La yegua enlazada disparó. Como no lo pudo sacar al peludo, pegó el tirón y se quebró el cogote, y cayó.

Ahora comieron los dos, el peludo y el zorro. Tuvieron carne unos cuantos días hasta que la terminaron. Cuando la terminaron, el peludo le dijo al zorro:

-Bueno, ahora le toca a usté, compadre.

-'Tá bien, compadre -dijo el zorro.

El zorro, entonce, hizo lo mismo que el peludo. Si ató el lazo a media espalda y se ganó en la cueva. Cuando pasó una yegua la enlazó. Como la cueva del zorro es corta y derecha, la yegua disparó, dio el tirón y lo sacó al zorro. Lo sacó y se lo llevó. Disparó la yegua con el zorro a la rastra. Quién sabe hasta dónde lo arrastró y lo mató.

Antonino Tieri, 72 años. Azul. Buenos Aires, 1969.

Nativo de Azul. Ha trabajado toda su vida de resero y conoce todos los trabajos del campo.



  —89→  
280. El zorro y el peludo

La apuesta de la enlazada


BUENOS AIRES

Lu he sentido en los fogones camperos, por áhi, a este cuento.

Dice que el peludo y el zorro siempre son dos enemigos en las cosas de hacer hazañas, ¿no? Siempre quieren tratar de ser uno más que el otro.

Y viene el zorro creyendo que esta vez le iba a ganar al peludo, a desafiarlo, a hacer una enlazada, ¿no? Y él aceptó tranquilamente, dice. Y se prepararon y organizaron a ver cómo iba a ser el asunto. Y dice que cada cual iba una vez, que iban hacer pasar un potro por el lado de la cueva, y el otro enlazaba y se metía a la cueva, adentro, y tenía que, vamos a decir, echar verija para darlo vuelta al potro, ¿no?, y que caiga el potro, y tenerlo. Y el que lo tenía más fácil, ése ganaba. Bueno, así si hicieron las apuestas, y comenzó el asunto.

Primero le tocó, este, enlazar al peludo. Y el zorro era el que tenía qui hacer pasar al potro. Así que fue hasta la manada, hizo cortar71 uno y lo hizo pasar a toda furia por el lado del peludo que 'taba preparado con el lazo. Entonces el peludo le pone dos o tres rollos al lazo y se lu echó cuando pasó el potro, y lo agarró justito, y se zampó a la cueva inmediatamente, rápido. Y como la cueva del peludo tiene varios recoveco adentro,   —90→   vueltas, y es muy honda, es muy fácil de atrancarse adentro, ¿no? Y entonce se afirmó fuerte, y claro, cuando enlazó, pegó el tirón, y el potro cayó, se dio vuelta. Así que lo tumbó no más. Y lo tuvo. Y el asunto es que él cumplió con su cometido, ¿no?

Después, este, sale el peludo, y bueno, le toca al zorro hacer la misma operación. Y... el zorro se prepara su cueva que estaba a unos metros más lejos, y el peludo va y hace cortar otro potro, que pasa a toda furia también por el lado del zorro. Entonce el zorro le echa el lazo también, y también lo enlaza y se ganó a la cueva a hacer lo mismo que hizo el peludo, ¿no? Pero resulta que la cueva del zorro es derecha, no tiene donde calzarse, así que cuanto el lazo se terminó, lo sacó como un tiro de adentro, ¿no? Y entonce el potro iba disparando como una luz. Y el zorro no largaba, pero iba los tumbos. Lo levantaba para arriba y lo tiraba pa abajo. Entonce, dice que el peludo le gritaba di allá lejos, dice:

-¡Eche verija! ¡Eche verija, hermano! -dice.

Y él decía:

-¡No, no, si le voy dando soga, no más! ¡Le voy dando lazo, le voy dando lazo, no más!...

Ronaldo Ellecer Urruti, 35 años. Cañuelas. Buenos Aires, 1969.

Joven estanciero. Como resero ha recorrido toda la pampa de Buenos Aires. Tiene una gran vocación de narrador.



  —91→  
281. El zorro y el peludo

BUENOS AIRES

El zorro y el peludo se hicieron socios. Iban a enlazar pa carniar. Se jueron a una laguna. Áhi venían animales al agua. Hicieron trato que s'iban a turnar pa carniar.

Hacen las cuevas de cada uno. El peludo enlaza primero. ¡Una yegua gorda! La enlaza y se mete a la cueva. La yegua da el tirón. Como el peludo no se movió, la yegua se descogotó. Cayó y se descogotó.

Ya tuvieron pa comer más di una semana.

Cuando terminaron la carne, le tocó al zorro. Enlazó una potranca y se metió a la cueva. La potranca dio el tirón y lo saca ¡limpito!, al zorro. En el aire iba el zorro con el lazo atau a la cintura. Claro, lo mató áhi cerca, no más.

Y esto pasó porque la cueva del peludo es con vueltas y áhi se puede afirmar el enlazador. La del zorro es derecha, no se puede hacer pie. Y áhi murió el zorro que no sabe hacer una buena cueva.

Victoriano Frijón, 71 años. Azul. Buenos Aires, 1969.

El narrador ha sido amansador y conoce todos los trabajos de campo.



  —92→  
282. El zorro y el peludo

LA PAMPA

Había una vez un zorro y un peludo, los cuales se decían compadres. Eran unos años muy malos que casi no había comida. Llegó un momento de que el zorro, encontrandosé flaco y hambriento le propuso a su compadre el peludo, cazar un animal grande, porque ya no había animales chicos pa comer. Lo cual el peludo le contestó:

-Yo soy lerdo y no puedo alcanzar animales más ligeros que yo.

-Eso no es nada, compadre -le dice el zorro-. Yo con mi habilidá y astucia puedo ayudarlo y la vamos a pasar bien. Habiendo potros podemos agarrar algunos.

-¿Cómo podemos hacer, compadre?

-Lo podemos enlazar, compadre. Podemos cavar cada uno una cueva y cuando lo enlacemos nos metemos y hacemos pie. Nos podemos atar el lazo en la cintura, así vamos a poder hacer más fuerza.

-Eso no me parece mala idea, compadre -dijo el peludo-. Haremos la prueba.

Los dos hicieron sus cuevas. La cueva del peludo es con curvas. La cueva del zorro es derecha no más. Las cuevas 'taban cerca de una aguada.

El zorro, entonces, fue y buscó y trajo un lazo.

-Le toca a usté primero -le dijo al peludo.

El zorro fue y echó unos potros que llegaban al agua.

  —93→  

El quirquincho se ató el lazo a la cintura. Salió y enlazó un potro y se metió a la cueva. Como el potro venía a la carrera, cuando lo sujetó el peludo, pegó una rodada y se quebró el cogote. Lo carniaron y tuvieron muchos días de carne gorda. Cuando se acabó la carne, el zorro le volvió a decir al peludo que le proponía enlazar un potro.

-Bueno, compadre -le dice el peludo-, pero esta vez le toca a usté.

Y el zorro dijo que sí, que esa güelta iba enlazar él. Que él era buen enlazador y que lo iba a sujetar de la cintura y se iba entrar a la cueva para hacer pie. El quirquincho puede hacer pie en su cueva porque tiene vueltas, pero el zorro no puede porque su cueva es derecha.

El zorro se preparó. Se ató el lazo a la cintura y armó el lazo. El peludo arrió los potros cerca de la cueva del zorro. Enlazó el zorro a un potro muy gordo y se metió a la cueva. Pero como la cueva del zorro es derecha, no tenía adonde hacer pie, y salió como bala, y el potro lo arrastró en lo que disparaba. Cuando vio esto el peludo le gritaba:

-¡No le afloje, compadre! ¡No le afloje, compadre!

Y el zorro compadrón decía:

-Le voy dando lazo, compadre...

Pero qué le iba a dar lazo si lo llevaba arrastrando el potro y lo arrastró hasta que lo mató.

José Luis Torino, 41 años. Santa Rosa. Capital. La Pampa, 1964.

Campesino. Ha cursado los grados de la escuela primaria. Es un buen narrador.



  —94→  
283. El peludo y el zorro enlazadores

NEUQUÉN

El peludo son compagre con el zorro, pues.

Éste invitaron carniar una yegua.

-Y bueno -que le dijo el peludo al zorro.

-Voy buscar yeguada, compagre. Voy carniar una yegua. Bueno. Trajieron la yeguada 'el cerro.

El peludo 'tá pronto con un lazo.

-Ya 'tá, compagre -le dijo.

Y para al lau la yeguada. Y echa un pial el peludo, y se entra la casa, la cueva. Y mataron la yegua. Y comieron. Después echó yeguas el peludo y enlazó el zorro.

-Ya 'tá, compagre -le dijo el peludo.

Y echa un pial el zorro. Bueno. Enlazó el zorro y disparó la yegua. ¡Caramba!, el zorro no alcanzó agarrarse la casa, no alcanzó entrar, y lo llevó la yegua. Y lo llevó con lazo y todo. Redau él. Y güeno, y le dice el peludo:

-¡Guarda, compagre! -que le dijo.

-Sí, me redé lazo, compagre -que le dijo el zorro.

Se bajó del caballo el peludo y lo sacó al compagre. Y se jue la yegua. Al último no lo carnearon nada.

Y que dijo el peludo:

-Va a ir a bajar la yeguada, yo voy a enlazar.

Y se jue el zorro.

-Pegue un grito, compagre, cuando viene bajando 'el cerro.

  —95→  

Y bajó la yegua. Bueno. Ya pegó el grito el zorro:

-¡Compagre, compagre, allá va la yegua!

Bueno, cuando bajó, pasó. Echó un pial, pues, el peludo y se entró en la casa que va derecho y tiene que doblá, así, una güelta. Y enlazó. Y carnian. Sacan matambre y asau. Un pión tenían que haga asau.

Dijo el zorro:

-Mire, compagre, ¿por qué no me deja sacar una achura72 'el gusto mío?

-Güeno -que dijo-, saque no más su gusto, compagre.

Y sacó el zorro. Ya sacó el pecho. Y dice que se jue.

-Ya terminamo el trabajo, compagre, me voy pa mi casa -le dijo el zorro.

Y alzó el asau y se jue.

Llegó a la casa el zorro.

-Acá te mandó un asau mi compagre -dice a la zorra, que pichone73, dice que tenía.

Y que le dice la señora:

-Agora a las doce punto, vaya ver si mi compagre va 'tar durmiendo y traiga otro asau.

Y que le dice:

-Güeno, agora me voy.

Y dice que se jue despacito, el zorro. Ya no se veía el peludo, 'taba durmiendo el peludo. Lo sacó mal. Había un perro pastoriando74 la carne. Cuando llegó a la casa lo corrió el pastor, el perro. Y no volvió más.

José Evaristo Sura, 43 años. Catán-Lil. Neuquén, 1954.

El narrador, indígena, habla el mapuche, su lengua materna. Es analfabeto. El cuento documenta el español que habla un araucano que no ha concurrido a la escuela.



  —96→  
284. El zorro y el quirquincho enlazadores

NEUQUÉN

Una vez, que juegan el zorro y el peludo75. Van a lazar76 animales pa comer.

Anda el peludo por tierra y haciendo su cueva. Que no levanta cabeza. Y le dice al zorro:

-Usté haga así su cueva, como yo. No haga mal. Usté es muy jodido. Que vamo a hacer una jugada.

El zorro le dijo:

-Güeno, sí, güeno.

-Vamos a lazar un animal arisco, muy juerzudo.

-Entonce gano -dijo el zorro.

Entonce el peludo lazó una yegua arisca. Y entonce lazó, y la yegua arisca se jue echando el diablo77, y el peludo se saltó adentro la cueva. Y entonce se afirmó en la cueva, y lo sujetó a la yegua. Y lo echó a tierra.

Entonce le dijo el peludo al zorro:

-Ahora le toca a usté.

Y güeno, el zorro agarró el lazo. Y pasa el cojudo más grandote y lo lazó. Quiso hacer la misma prueba, y se metió a la cueva, así como hacía el peludo. El tipo no pudo sujetarlo   —97→   y se echó el lazo a la verija, como para sujetar. Y no lo pudo sujetar. Y lo llevó rastrando el animal arisco. Y lo cortó por medio. Y quedó cuartizáu el zorro. Y el peludo ganó. Y ganó por la cueva como él la hace, con vuelta. El zorro hace la cueva derecha, por eso perdió.

Gervasio Pailacura, 62 años. Catán-Lil. Neuquén, 1954.

El narrador es bilingüe araucano-español y analfabeto. Narra con gusto.



  —98→  
285. El zorro y el peludo

NEUQUÉN

Salieron en junta el compadre zorro con el compadre peludo. Entonce se encuentran po' áhi. Y dice el zorro:

-¿Qué tal, compadre peludo?

-Bien no más, compadre zorro.

-¿Qué tal se halla para agarrar una yegua?

-Yo me encuentro bien no más, compadre peludo.

-Usté vaiga78, usté, 'espacio, y lo echa pal lau de mi casa.

Entonce lo echó a la yegua pal lau de la casa del peludo. Entó lo rodiaron las yeguas. Entó tiró el lazo el compadre peludo y el compadre zorro también. Enlazaron los dos juntos. El compadre peludo se metió en la cueva y el compadre zorro también. El compadre peludo quedó juerte, en la cueva. En cambio al compadre zorro lo sacó de la cueva y lo mató, porque la cueva del zorro es derecha, no es pa sostenerse cuando enlaza. Y áhi le ganó el peludo no más.

Vicente Rivas, 32 años. Catán-Lil. Neuquén, 1960.

El narrador es araucano, de la tribu de Namún Curá. Dice que entiende, pero no habla la lengua indígena. Ha concurrido a la escuela primaria de la tribu. Es semianalfabeto. Conserva rastros del bilingüismo en su expresión oral.



  —99→  
286. El zorro y el quirquincho enlazadores

NEUQUÉN

Lo quería comer el zorro al peludo. Y el peludo le dijo que venía una manada de yeguas, al compadre, porque eran compadres. Y le dijo:

-Mire, compadre, yo tengo poca carne. Yo le voy a matar una yegua. Echemé aquella manada. Yo tengo un lazo. Le voy a enlazar una para que tenga carne.

Y el peludo hizo su cuevita mientras el zorro jue a echar las yeguas. Y armó el lazo. Y les echó el lazo. Enlazó una potranca y se metió en la cueva. Y la voltió y la mató. Y áhi comió el zorro hasta que se hartó.

Y después, el peludo le dijo al zorro que le tocaba a él. Y el zorro cré que él es capaz de hacer mejor que los demás las cosas. Y el peludo l'echó otra manada. Y el zorro hizo la cueva y armó el lazo. Enlazó una yegua y se metió en la cueva. Y el lazo se le jue a las verijas y lo sacó volando y lo mató, la yegua. No jue capaz de hacer verija79 porque la cueva del zorro es derecha, y no sirve para hacer pie, mientras que la del peludo es con güeltas y se puede afirmar el enlazador.

Enrique Ignacio Nordenston, 67 años. Neuquén, 1954.

El narrador, ganadero, es persona culta.



  —100→  
287. El peludo y el zorro enlazadores

RÍO NEGRO

El peludo perdió al compañero zorro apretado por un carro y siguió buscando otro compañero80.

Por áhi se encuentra otro zorro.

-¡Oh! -dice--, hermano, has vivido otra vez.

El zorro dice:

-Éste es seguro qui ha andau con algún compañero mío y lu han muerto. Sí -dice-, ¿qué tal?

-Pero, andamos juntos, ¿qué contás? -dice.

-Mirá, che, voy de viaje y no llevamos qué comer -dice el peludo-. Tenemos que buscar algo para comer.

-¿Y qué hacemos acá? ¿qué podemos hacer?

-Vamos a pialar -dice-. Vamos a pialar.

-Bueno -dice el zorro-. ¿Cómo vas hacer?

-Vamos a echar una punta de yeguas al corral y vamos a pialar. A ver quién piala mejor. Y después, la última potranca que quede la vamos a carniar.

-Bueno -dice el zorro.

Y se pusieron a pialar.

  —101→  

Y bueno... Dice:

-Puerta afuera, ¡eh!

-Bueno, puerta afuera.

Y sale una yegua puerta afuera.

Hicieron cueva los dos. El peludo hizo la cueva así, con vueltas, como lo hace, con recovecos. Y el zorro hace la cueva derecha.

Agarra y echa una potranca y la piala, el peludo. La dio contra el suelo. Bué...

-¡Muy bien!, compadre. Me toca a mí -dice el zorro.

Se ató el lazo bien atau a las verijas. Y le echó una yegua puerta afuera. Y la enlazó. Y allá se disparó la yegua con el zorro. Bueno, disparó, se fue. Y lo sigue el peludo al zorro a ver adonde lo iba a dejar. Lo sigue, y lo sigue, y lo sigue... Por allá encuentra la cabeza del zorro, que estaba así, mostrando los dientes. Lo halla y le dice:

-¿Todavía te 'tás riendo? -dice-. Después que ti has quedau, te 'tás riendo -dice-. Levantate de una vez.

Qué se iba a levantar si el otro 'taba muerto. Y así termina el cuento.

Domingo Adelaido Tello, 68 años. Valcheta. Río Negro, 1971.

Campesino muy conocedor de las tradiciones de su provincia.



  —102→  
288. El zorro y el peludo

RÍO NEGRO

También es un cuento gauchito81, el del zorro y el peludo.

Bueno... Entonces, el zorro lo buscó pa compadre al peludo. Le dijo:

-Bueno -dice-, mire, vamo a ser compadre.

-Bueno -le dice el peludo-, cómo no. Vamos a sé compadres.

Y entonces le dice el zorro, le dice, este...

-Bueno -dice-, mire cumo vamos a hacer, ya que somos compadres; a mí me gusta carniar -dice- animales, animales ajenos -dice.

Y el peludo dice:

-A mí también -dice-; no me gusta mucho, pero también podría carniar.

Bueno -dice el zorro- usté es un hombre de juerza -dice-, y yo no -dice.

Y dice:

-Bueno, mire, vamos hacé un contrato, compadre -dice-. Cuando yo mate una res -dice-, vamos a comé los dos juntos -dice-. Y cuando se termine ésa -le dice al zorro- tiene que matar usté compadre -le dice el peludo.

-Bueno -le dice el zorro-, cómo no.

  —103→  

Claro, el peludo sabe que él es ágil82. Y el zorro dijo:

-Éste no es ágil.

Bueno... Va ver. Entonce dice el peludo:

-Cómo no.

Bueno...

Entonce agarró, y el peludo dice:

-Bueno compadre -le dice.

Entonces había yeguas alzadas, en un centro, vio. Ahí estaban ellas. Entonce vino el peludo y dice:

-Bueno, compadre, yo voy hacer una cueva pal lau de la aguada. Aquí baja mucha hacienda, en la noche. Hacienda arisca, vio. Yeguada matrera, vio, que bajaba en la noche a tomar agua, a bebé.

Y entonce se puso, se puso ahí el peludo. Y se armó di un lazo, vio. Y, entonces, si armó di un lazo y se lo puso en la cintura. Se lo puso el peludo, en la verija. Bueno, y entonce se ganó al lau de la cueva, vio. Y en la noche dentraron a bajá las yeguas. Y claro, venía el padrillo, vio, que siempre 'tá gordo, y es un animal grande. Y entonce agarró el peludo, cuando 'taba tomando agua, y le encajó el lazo. Cuanto le encajó el lazo se metió a la cueva. Vio, que el peludo en la cueva no lo saca nadie. Porque no lo saca. Es muy fuerzudo. Y se ganó adentro. Claro, se ganó adentro. Cuando el padrillo sintió el lazo, salió disparando a toda furia. ¡Qué!, ande terminó el lazo, ¡qué!, se descogotó. Áhi quedó muerto. Y entonces comieron. Comió el zorro, el compadre, vio. Que eran compadres. Comió y... comió y tuvieron pa una punta 'e días. Cuando ya quedaba poco, entonce le dice el peludo:

-Bueno, compadre -le dice al zorro-, ahora le toca a usté compadre.

Y el zorro como había visto que lo hizo tan fácil el peludo, dijo:

-Yo también lo voy hacer -dijo.

Bueno... Y entonce agarró y se puso el lazo en la verija. Ya quedaba poca carne.

  —104→  

-Bueno -dice- esta noche me toca carniar a mí.

Agarró y se puso el lazo en la verija, el zorro. Pero, el zorro es flaco, vio. Y hizo una cueva también áhi, al lau 'e la aguada. Pero derecha, claro, áhi está. Y entonce la hizo al lau 'e la aguada. Y llegaron las yeguadas. Y enlazó una, una yegua... Bué... Y claro, gorda. Que ¡miesca!, cuanto sintió el lazo salió... Y él disparó y se metió en la cueva. Qué, la yegua lo sacó como rata por tirante. Qué lo hizo pedazo. Disparó a la gran puta. Y entonce, claro, como lo hizo pedazo, claro, el peludo, ¡pu!... tenía para comerlo a él. Áhi lo mató, lo jodió. Porque el zorro lo quería matar a él pa comerlo y el peludo lo jodió, lo comió a él. Fue más vivo, claro, lo mató.

Pedro Nievas, 47 años. Ingeniero Jacobacci. 25 de Mayo. Río Negro, 1971.

Campesino dedicado a las tareas ganaderas. Las numerosas muletillas que usa el narrador oscurecen algo el relato escrito, pero no cuando se lo oye, por sus inflexiones de voz muy matizadas.



  —105→  
289. El zorro y el peludo enlazadores

RÍO NEGRO

El peludo dice que le dice al zorro:

-Vamos a jugar una apuesta. A ver quien sujeta el animal que vamos a enlazar. Un animal, uno, cada uno, y vamos a matar.

Y el zorro que es tan compadrito dice que le dice:

-Cómo no, te juego no más.

Bueno... El peludo enlazó una potranca y la hicieron salir puerta afuera del corral. Y al ir a salir el peludo se metió a la cueva, en seguida, y allá la sujetó y la dio vuelta. El peludo tiene mucha fuerza en la cueva, no lo va sacar cualquiera, ¡che!

Y el zorro dice que quiso hacer lo mismo también. También enlazó y se metió a la cueva. Y me lo sacaron a la rastra. Lo hizo pedazo el animal. Claro, no es capaz, no tiene fuerza. El pobre murió.

Apolinario Paileman, 78 años. Conesa. Río Negro, 1971.

El narrador es descendiente de araucanos, pero él se considera muy criollo.



  —106→  
290. El zorro y el peludo enlazadores

CHUBUT

Una vez el zorro andaba caminando por áhi y lo encontró al peludo y le dice el peludo:

-Che, Juancito, ¿querés que comamos asado?

-Bueno -dice el zorro.

-Entonce andá echame esas yeguas que vienen áhi, que voy a enlazar un padrillo.

Y el zorro fue y echó la manada de yeguas para donde 'taba el peludo. Y el peludo había hecho su cueva, que es con vueltas, y sacó el lazo y enlazó un padrillo grandote. Y el padrillo disparó y áhi le pegó una estirada el peludo, y el padrillo se descogotó. Y áhi la carniaron. Pero el zorro no quiso comer.

-No me gusta esta carne -dice-. Es carne muy dura. Yo voy agarrar un animal nuevo, éste es muy duro.

Y el zorro hace su cueva, que es derecha. Entonce venía un potro nuevo y lo enlazó. Y el potro disparó. Y el zorro no podía hacer pie en la cueva, y el potro lo sacó. Pero, ¿qué paso? Que el lazo se lo había atado el zorro a las verijas y di áhi lo arrastraba el potro.

-¡Largalo, Juan! ¡Largalo! -le gritaba el peludo.

Y que lo había estropiado, y le había sacado los pelos de la cola. Y hasta que en un cimbronazo que pegó, zafó el lazo por casualidá. Y áhi el zorro todo golpiado por darselás de valiente se paró como pudo y le dice al peludo:

  —107→  

-Claro, ¡Largalo! ¡Largalo! Y ahora, vos has comido y yo ¡qué mierda voy a comer!

Y así quedó el zorro como que lo largó al potro, porque le decía el peludo, pero fue por casualidá no más.

Baldomero Terraza, 73 años. Rawson. Chubut, 1959.

Muy buen narrador. Hombre de campo. Es oriundo de la provincia de Buenos Aires radicado en la Patagonia desde hace muchos años.



  —108→  
291. El zorro y el peludo enlazadores

CHUBUT

El zorro y el peludo se desafiaban a cuál sabía enlazar mejor. Entonce el peludo enlazó un cojudo del cogote. Y como el peludo hace la cueva de cuatro güeltas pa todos lados, se metió a la cueva y echó a la cintura. Y el cojudo cayó de espaldas.

Después le tocó al zorro. Enlazó otro cojudo, pero como la cueva del zorro es bajita y derechita, el potro en el tirón lo sacó en el aire. Y el cojudo salió con el zorro a la rastra, y gritaba:

-¡Juac!, ¡Juac!

-¡Asujete, compañero! -le volvía a gritar el peludo.

Y el zorro que 'staba bastante asustado abrochaba el lazo en la cintura, confiaba en que iba a tener más juerza que el cojudo. Por eso lo sacó a la rastra y lo mató.

Y ganó el peludo no más.

Francisco Arbe, 56 años. Esquel. Chubut, 1954.

Comenta el narrador que este cuento era de los que se oían en todos las fogones cuando él era arriero y cruzaba los largos caminos de la Patagonia con tropas de ganado.



  —109→  

ArribaAbajoNota

Este cuento de animales, el de El zorro y el quirquincho enlazadores, figura entre los creados por nuestro pueblo eminentemente ganadero. Sus motivos expresan aspectos de una de las prácticas más antiguas y famosas de nuestro campesino, la de enlazar ganado; ganado bravío en la época de la conquista y la colonización, ganado doméstico en la actualidad. Los personajes son dos animales de nuestra fauna. Uno, es un armadillo desconocido en el Viejo Mundo, el quirquincho, de caparazón fuerte, de grandes uñas que cuando se clavan en la tierra sólo lo arrancan matándolo, y que cava su cueva en zigzag; el otro es el zorro, vivaz, que caza por sorpresa y, cuando cava su cueva, la hace derecha y corta. En la humanización del relato, el quirquincho es el trabajador humilde, en apariencia poco inteligente, pero de una resistencia   —110→   insospechables; el zorro, ya conocido, es el aprovechador y vanidoso. Puede ser el cotejo del campesino y el pueblero. Son sus motivos esenciales:

A. Un zorro y un quirquincho se proponen enlazar y matar un potro para alimentarse, casi siempre en competencia. Cavan sus cuevas junto a una aguada y esperan la presa. El quirquincho debe enlazar primero.

B. Llega un potro, lo enlaza el quirquincho y hace pie firmemente en los tramos de su cueva; el potro da un salto y por la rigidez del lazo, cae y se descogota. Los compañeros comen.

C. Le toca el turno al zorro. Llega un potro. El zorro enlaza y trata de afirmarse en su cueva, pero como ésta es lisa y él se ha atado el extremo del lazo en la cintura, el potro lo saca en el aire, lo arrastra y lo mata.

Es uno de los cuentos de animales de mayor extensión geográfica y de particular preferencia de nuestros campesinos. Lo prueban las 54 versiones recogidas desde Jujuy hasta Chubut. Susana Chertudi publicó una versión de Tucumán (Cuentos, 1, p. 50, Encuesta, legajo 49).

No figura ni en la clasificación tipológica de Aarne-Thompson ni en la de Boggs.

Difusión geográfica del cuento

Difusión geográfica del cuento





  —[111]→  

ArribaAbajo El zorro y el quirquincho. El mataco y el sapo

La carreta volcada


25 versiones y variantes


Cuentos del 292 al 316


  —[112]→     —113→  
292. El zorro y el mataco

SALTA

Diz que el zorro con el quirquincho bola83 se habían juntado una vez. Y diz que le ha dicho el zorro:

-Chey, yo ando con hambre. ¿No tenís vos algo que comamos?

-No tengo nada yo, pero viene un carro cargado por el camino, con una cargazón de quesos. Yo me gua84 poner en el camino y cuando vaya a pasar la rueda del carro gua hinchar el lomo. Cuando el carro se güelque, áhi van a cair los quesos. Vos arrebatate uno y escondete, y ya tenimos pa comer.

Bueno... Entonce, lo que hizo el quirquincho bola, se puso en el camino y se cerró cuando pasó la rueda. Y la rueda ha trompezau en el quirquincho y ya si ha volcau el carro. Y el zorro ha llevau el queso al monte y han comíu muchísimo. Y ya cuando se ha terminau el queso, qui ha dicho el zorro:

-Chey, ¿qué vamos a comer?

Y le ha dicho el quirquincho bola:

-Ponete vos, cuando pase el carro cargado.

-Güeno -ha dicho el zorro.

  —114→  

Ha veníu otra tropa de carros con cargazón de quesos. Y si ha puesto el zorro en el camino. Si ha puesto arrollau. Y ha pasau la rueda del carro y lu ha reventau y no si ha volcau el carro. Y así terminó el zorro.

Bernardino Zoto, 52 años. Obraje Las Hacheras. Las Víboras. Anta. Salta, 1952.

Hachero de este obraje. Muy buen narrador.

Obraje, «establecimiento de explotación forestal».



  —115→  
293. El zorro y el quirquincho bola

SALTA

Que tenían hambre el quirquincho bola y el zorro. Y pasaba un carro con quesos. Y el quirquincho bola se pone en el camino. Y pasa el carro y encoge el cuerpo y pega un salto el carro y cai un queso. Y comen los dos.

El zorro le dice que él es más grande y que él va a voltiar más de un queso. Y se pone el zorro en el camino y mira el carro y encoge el cuerpo. Y le pasa por encima el carro y lo parte por la mitá.

Marcos Alberto Tolaba, 12 años. Salta, 1952.

Alumno de la escuela primaria; su apellido es indígena.



  —116→  
294. El zorro y el quirquincho bola

El carro cargado de queso


SALTA

Que han ido viajando por un camino el zorro y el quirquincho bola. Y que han ido con hambre. Han visto que venían unos carros cargados con quesos. Y que el zorro li ha dicho al quirquincho bola:

-¿Cómo haremos, compadre, pa alquirir unos quesos de esos que train esos carros?

-¡Ah!, pero eso es fácil. ¿Sabe lo que hago yo, compadre? Yo me pongo en medio 'e la huella por donde va la rueda 'el carro, yo hincho el lomo. Y a eso, el carro da un barquinazo y cain los quesos. Yo lo voy hacer pa que vea.

-¡Ah!, compadre, yo lo85 voy hacer mañana lo mesmo. Así tenimo mucha comida.

Y va el quirquincho bola y se pone en la huella, bien enterradito pa que no lo vea el carrero, y cuando ha pasado la rueda, ha hinchado el lomo. Áhi da un barquinazo el carro y cain los quesos. Y comieron toda la noche los dos compadres. Y ha quedau muy agradecido el zorro.

Al otro día el zorro va y hace lo mesmo tamén. Ya cuando venían los carros cargados se pone en la huella, bien apretado. Y le ha pasado la rueda y lu ha aplastado, y áhi muere.

Eusebio Maita, 46 años. Salta, 1952.

Hombre del pueblo. Es un buen narrador.



  —117→  
295. El quirquincho y el zorro

La carreta volcada


JUJUY

Resulta de que una tarde estaba el quirquincho sentado, casi cerquita de la puerta de su cueva. Y en eso pasa el zorro y le dice:

-¿Qué hacés, compadre?

-Aquí 'toy, compadre, tristón -dice-. Nu hay ni siquiera una raíz para morder. Han síu tan fuertes las heladas que todo si ha perdido. Nu hay nada para comer. Aquí 'toy esperando que pase un carro que trae quesos.

-¿Y cómo vas hacer para sacarte un queso del carro? ¿Vas a comprar, qué vas hacer?

-No -dice-. Yo me voy a dar maña y me voy a sacar un queso di arriba.

-Pero, ¿cómo vas hacer?

Dice:

-Ya vas a ver cómo voy hacer -dice-. Yo, cuando pase el carro, yo me pongo abajo, y un queso va a caer.

Y efectivamente. Se ponen a esperar y 'taban divisando... para un lado, para el otro... En eso ya han visto que venía el carro a lo lejo. Y el quirquincho le dice:

-Áhi viene el carro. Hay que 'tar listo cuando pase.

Se acercó. Y el quirquincho se hizo bolita y se tiró en medio del camino, de manera que la rueda del carro le pasó por encima. Dio un semejante barquinazo y se cayó un queso.

-¿Has visto? -le dice el quirquincho-, así se hace -dice.

  —118→  

-Ya ves, ya tenemos un queso para comer.

-Bueno, compadre, pero supongo que no será egoísta, usté me dará un pedazo para mí.

-Cómo no -le dice el quirquincho.

Parten el queso y se lleva cada uno la mitá. Y le dice el zorro:

-¡Ah!, mañana -dice- mañana yo lo voy a jorobar a éste.

-¿Pasa todos los días el carro?

-Sí -dice-. Casi todos los días 'ta pasando.

-Mañana yo lo voy a esperar más arriba -dice-, al carro, para comerme el queso solo.

Y se fue el zorro, efectivamente, más arriba a esperar. 'Taba esperando. Ya lo ve venir. Y 'taba listo, hecho rosquita, el zorro. Pasa el carro y se tira abajo 'e la rueda. Y claro, como él nu es duro como el quirquincho, lu hizo pedazo el carro. ¡Pobre zorro!

Delia Corvacho de Saravia, 46 años. Humahuaca. Jujuy, 1970.

La narradora es maestra de escuela.