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De la realidad al exemplum. «Uno que avía nonbre Folcos» (Espéculo de los legos, 334)

Carlos Alvar


Université de Genève




1. Los testimonios

El exemplum 334 de la versión castellana del Speculum laicorum, contenido en el capítulo dedicado al «Infierno» narra la siguiente historia:

Onde uno que avía nonbre Folcos era mucho dado a las vanidades e a los viçios del siglo, e començó un día a pensar de las penas que estavan aparejadas a los pecadores e de la su duraçión perdurable, e dixo en su coraçón: «Si me acostasen en una cama mollida e delicada e me fiziesen estar algunos días en ella non lo podría sofrir en alguna manera, ¿e cómmo podré sofrir estar para sienpre en el infierno en pena?» E pensando esto, dexó el mundo e entró monje en la Orden de Çistel e fue ome de grand santidad e por la su vida virtuosa fue después tomado para obispo de la çibdad de Tolosa.1



El epígrafe del texto latino (Caput XLV, exemplum 343) resume con absoluta claridad el contenido: «De conversione Fulconis joculatoris»2. Las anotaciones de Welter al respecto, remiten a una tradición rica, representada por media docena de textos, vinculados en parte al repertorio de Étienne de Bourbon, Tractatus de diversis materiis praedicabilibus y a su «Supplément» (Bibliothèque Nationale de Paris, ms. lat. 15970), como son el Liber de dono timoris y el Liber Exemplorum secundum ordinem alphabeti3. No debe extrañar, ya que la colección reunida por el dominico entre 1250 y 1261 constaba de casi tres mil ejemplos y pronto fue considerada como una summa, formada por materiales de la más variada procedencia:

Non sine multo tempore et labore, ad omnia predicta, utilia collegi exempla diversa, de diversis libris, et de diversis materiis, et sub diversis titulis, et at diversis probis et doctis viris, a quibus plura eorum audivi. Collegi autem hec non attendens diffusionem verborum, sed sensum verborum, quam brevius potui, sub brevi verborum compendio, que erant in diversis libris sine titulorum distinccione et ordine diffusa, et per multa verba prolixius effusa.4



Pero el relato se encuentra también en obras independientes de la tradición del Tractatus, lo que viene a probar la popularidad de esta conversión, comprensible si se tiene en cuenta que un miembro del execrable y vilipendiado grupo de los juglares había llegado a convertirse en obispo de Tolosa nada menos, una de las ciudades más representativas del recién vencido espíritu herético albigense5.

No es necesario profundizar mucho para saber que se trata del obispo Fulco de Tolosa, conocido como Folquet de Marselha cuando era trovador. Miembro de una familia de mercaderes genoveses, los Anfossi, debió nacer hacia 1150; tras ingresar en la orden del Císter, llegó a la sede episcopal de Tolosa en 1205, donde ejerció hasta su muerte, en 1231. Destacó especialmente en la cruzada contra los albigenses, al lado de Santo Domingo de Guzmán y de Simon de Montfort, lo que le dio una fama no siempre favorable (ya que algunas fuentes, quizás mal intencionadas, le atribuyen medio millón de víctimas). De su época de trovador se han conservado diecinueve composiciones de atribución cierta, canciones de amor en su mayoría; después de su entrada en religión, no parece haber escrito poesías, y aunque dedicó gran parte de su actividad a la predicación -como dominico-, tampoco se conoce ninguno de sus sermones6.


1.1. La Cansó de la Crozada

Los testimonios que incluyen el relato de su conversión son mucho más numerosos y variados de lo que Welter indica, aunque no todos ellos pertenezcan a la literatura didáctica o moralizante. En la monografía de S. Stronski sobre el famoso personaje, podemos seguir las alusiones que se encuentran en los más diversos textos desde la primera parte de la Cansó de la Crozada contra los albigenses, redactada por Guillem de Tudela entre 1210 y 1213, es decir, a la vez que sucedían los hechos7. Gracias a esta obra sabemos de su importante participación en la guerra como hombre de confianza de Simon de Montfort; y a través de la continuación anónima -partidaria de los condes de Tolosa, y por tanto, enemiga de los cruzados- poseemos el reverso de la imagen del obispo8.

El anónimo continuador de la Cansó de la Crozada, dedica a Fulco una veintena de versos de extraordinaria dureza -lo considera más un Anticristo que un representante de Roma-, en los que le recrimina su pasado juglaresco, monástico y finalmente, episcopal:


E dic vos del avesque, que tant n'es afortitz
Qu'en la sua semblansa es Dieus e nos trazitz,
Que ab cansos messongeiras e ab motz coladitz,
Dont totz hom es perdutz qui.ls canta ni los ditz,
Ez ab sos reproverbis afilatz e forbitz,
Ez ab los nostres dos, don fo enjotglaritz,
Ez ab mala doctrina es tant fort enriquitz
C'om non auza ren dire a so qu'el contraditz.
Pero cant el fo abas ni monges revestitz,
En la sua abadia fo si.l lums escurzitz
Qu'anc no i ac be ni pauza, tro qu'el ne fo ichitz.
E cant fo de Tholosa avesques elegitz,
Per trastota la terra es tals focs espanditz
Que jamais per nulha aiga no sira escantitz:
Que plus de cinq cent melia, que da grans que petitz,
I fe perdre las vidas e.ls cors e.ls esperitz.
Per la fe qu'ieu vos deg, als seus faitz e als ditz
Ez a las captenensa, sembla mielhs Antecritz
      Que messatges de Roma!9



Fulco acompañaría a Simon en el asedio de Tolosa en 1218, que concluyó con la muerte del belicoso conde y el traslado de su cuerpo a Carcasona10.




1.2. Juan de Garlandia

Juan de Garlandia, que militó en el bando de nuestro personaje, lo recuerda en su De triumphis Ecclesiae, aludiendo también a su pasado juglaresco en Marsella y de cómo lo abandonó todo para entrar en el monasterio de Toronet, del que llegó a ser abad, y de donde saldría para ocupar la sede tolosana:


Pravos extirpat et doctor, et ignis, et ensis;
       Falcat eos Fulco, praesul in urbe sacra.
Hic dudum fuerat joculator, civis et inde
      Marsiliae, clarus conjuge, prole, domo.
Intrans coenobium Turoneti, veste sub alba
      Certat, ut interius albior esse queat.
Factus de monacho fuit abbas, praesul et inde
      Tholosae, passus pro grege multa mala,
Probra, minas, iter, exilium, suspiria, luctus,
      Raptus, contemptus, insidiasque graves.
Abbates facti Fulconis sunt duo nati,
      Consecrat et matrem relligionis apex.11






1.3. Guillaume de Pérault

Es el dominico Guillaume de Pérault (o Peyraut, muerto hacia 1260) quien posiblemente utiliza por primera vez los datos biográficos transformándolos en un exemplum en su Summa de vitiis et virtutibus:

Ite maledicti in ignem eternum. Diuturnitas pene multum affligit reprobos. Satis facile jacere in uno lecto suavi et mundo et tamen si alicui posito in tali lecto diceretur: «Jace et quiesce, quia oportebit te jacere per .XX. annos», ipse responderet ei: «Potius vellem essere mortuus». Quid ergo erit de illo qui erit in igne ardenti et sciet se mansurum ibi non tantum per .XX. annos, vel .C. vel .M. sed per infinita secula seculorum? In hac meditatione dicitur fuisse conversus Fulco qui postea fuit episcopus Tolosanus.



El texto de Pérault no habla del pasado de Fulco, sólo afirma que se convirtió -según dicen- al reflexionar sobre lo duro que sería pasar mucho tiempo en una cama, por suave y limpia que estuviera, y que mucho peor sería estar en el infierno eternamente.

Se encuentran ya aquí todos los elementos que reaparecen en el Espéculo de los legos, salvo que fue monje de la orden del Císter.

Hay que señalar, que para los dominicos, Fulco era considerado cofundador de la orden, junto con Santo Domingo de Guzmán, y que la anécdota piadosa recogida por Guillaume de Pérault surge evidentemente de alguna fuente de la misma orden, quizás incluso de algún sermón de nuestro personaje, como ya señaló Stronski12. Pero en ese mismo sentido, o quizás por eso mismo, no deja de ser elocuente el silencio sobre el pasado juglaresco del obispo.




1.4. Étienne de Bourbon

Étienne de Bourbon (h. 1195-h. 1261), también dominico, reúne en su Tractatus de diversis materiis predicabilibus, numerosísimos ejemplos, como ya he señalado, agrupándolos de acuerdo con los siete dones del Espíritu Santo (aunque sólo completa cinco de ellos); por lo que respecta a la figura de Fulco, utiliza el texto de Pérault, al que añade los dos datos que faltaban: que fue juglar y que luego se hizo monje cisterciense,

Cogitando de eternitate poenae dicitur in «Summa de virtutibus» conversus fuisse Fulco, episcopus Tholosanus. Qui cum esset primo joculator, incepit cogitare quod, si daretur ei in penitencia quod semper jaceret in pulcherrimo et mollissimo lecto, ita quod nunquam pro aliquo recederet, non posset hoc sustinere; quanto minus ergo in poena inestimabili. Et factus est monachus Cisterciensis, et post episcopus Tholosanus.13



El gran éxito que tuvo la colección de ejemplos de Étienne de Bourbon aseguraría la difusión del relato, a través de su incorporación en otras colecciones y, tal vez, mediante su utilización en los sermones de los dominicos. No extrañará, pues, encontrar el mismo texto en Vincent de Beauvais (m. 1264), correligionario de Étienne de Bourbon, que lo incluye en el Speculum morale14.




1.5. Robert de Sorbon

Tradiciones más tardías o ajenas al ámbito dominico omiten el motivo de la conversión del antiguo juglar, aunque recogen otras anécdotas que ponen de relieve el arrepentimiento del obispo por la vida que había llevado con anterioridad. Tal es el caso de Robert de Sorbon (1201-1274), que en uno de sus sermones afirmaba que Folquetus se mantenía a pan y agua el día que oía alguna de las canciones que había compuesto cuando estaba en el siglo, como le ocurrió estando en la corte del rey de Francia:

Folquetus, episcopus Tolosanus, cum audiebat cantare aliquam cantilenam quam ipse existens in saeculo composuerat, in illa die, in prima hora, non comedebat nisi panem et aquam. Unde etiam accidit semel, cum esset in curia Regis Franciae, in mensa quidem joculator incepit cantare unam de suis cantilenis, et statim episcopus praecepit sibi aquam afferri, et non comedit nisi panem et aquam.15






1.6. La Vida

La antigua Vida provenzal (segunda mitad del siglo XIII) de Folquet de Marselha recoge un motivo diferente para la conversión de nuestro personaje, lo que evidencia una fuente distinta a la de la tradición dominica, y en parte coincide con la de Juan de Garlandia:

Folquetz de Marseilla si fo de Marseilla, fills d'un mercadier que fo de Genoa et ac nom ser Amfos. E qand lo paire moric si.l laisset molt ric d'aver. Et el entendet en pretz et en valor; e mes se a servir als valens homes et a briguar ab lor et a dar et a servir et a venir et anar. E fort fo grasitz et honratz per lo rei Richart, e per lo bon comte Raimon de Tolosa, e per En Barral, lo sieu seignor de Marseilla. Mout trobava [e mout chantava] be e mout fo avinens hom de la persona. Et entendia se en la moiller del sieu seignor En Barral; e pregava la e fazia sas chansos d'ella; mas anc per precs ni per chanssos no.i poc trobar merce per qu'ela li fezes nuill ben en dreich d'amor; per que totztemps se plaing d'amor en sas chanssos. Et avenc si qe la dompna moric, et En Barrals, lo maritz d'ella e seigner de lui, e.l [bons] reis Richartz, e.l [bons] coms Raimons [de Tolosa], e.l [bons] reis N'Amfos. Don el, per tristessa de la dompna e dels princes qe vos ai ditz, abandonet lo mon. E rendet se a l'orden de Cistel ab sa moiller et ab dos fills qu'el avia. E si fo faitz abas d'una rica abadia qu'es en Proenssa que a nom Lo Torondet. E pois el fo faitz evesches de Tolosa. E lai el moric.16






1.7. Dante

Pero no es ahora el momento de hacer la biografía de nuestro personaje, labor que realizó con el máximo escrúpulo Stronski, ni de establecer el influjo posterior de su obra, recogido con precisión por Squillacioti17. Bastará recordar ahora que Dante sitúa a Fulco en el Paradiso (IX, 82-102) y aunque era conocedor de sus composiciones poéticas18, sólo da cabida a su figura histórica como combatiente de la herejía cátara, sin aludir ni a la conversión, ni a los motivos de la misma, por más que la sombra de la vida juglaresca anterior sobrevuele el episodio de la Commedia19.

No queda duda, pues, de que el exemplum de nuestro Espéculo de los legos está inserto en una tradición que se documenta a mediados del siglo XIII, y que quizás tuvo su origen en vida aún del famoso obispo20.






2. Las transformaciones

Es frecuente que los exempla se inspiren en anécdotas tomadas de la vida real, contemporáneas en muchos casos del propio autor de la colección, aunque no siempre se puede seguir con claridad el itinerario del cuento, conocer la vida del personaje citado o identificar el hecho que sirve de base al relato21. La difusión del texto puede provocar alteraciones y transformaciones capaces de hacer irreconocible su origen.

En el caso que ahora nos ocupa, podemos señalar algunas alteraciones significativas: por una parte, las referencias al pasado juglaresco y, por otra, los motivos de la conversión.


2.1. El pasado juglaresco

Ni el castellano Espéculo de los legos, ni el texto de Guillaume de Pérault, ni Dante aluden a la poco edificante actividad juglaresca de Fulco, silencio que podría considerarse significativo ya que se trata de poner de relieve un modelo, pero que no es plenamente justificable, pues los autores buscan marcar la distancia moral recorrida, en un proceso salvífico que puede servir de ejemplo a cuantos se encuentren entre ambos extremos, el más abyecto (el juglar) y el más excelso (el obispo); es decir, es un ejemplo para todos los cristianos.

Es posible que Guillaume de Pérault nada diga porque es un hecho tan conocido en su momento que no merece la pena insistir; todos lo saben.

En cuanto a Dante, considera a Folquet uno de los más destacados maestros en el arte de trovar22, a la vez que sitúa al personaje en el cielo de Venus23, como gran amador que fue, según se deriva de la vida provenzal y de la razo de Tan mou de corteza razo24 donde se indica que tras ser alejado de N'Azalais de Rocamartina, mujer de En Barral, su señor, porque corrían rumores de que se entendía a la vez con las dos hermanas de Barral (Laura de Saint Jorlan y Mabelia de Ponteves), acudió a ver a la «Emperatriz» Eudoxia, mujer de Guillermo de Montpellier e hija del emperador Manuel de Constantinopla, que lo reconfortó e hizo que continuara componiendo canciones. Más tarde, parece que se enamoró también de Eudoxia25. La salvación de Fulco es el resultado de sus obras posteriores, como ocurrió a la pecadora Raab en Jericó26, con un significativo paralelismo entre los logros de la cruzada albigense y el triunfo de Josué.

Nada de esto aparece en los textos citados, lo que podría hacer pensar que para Guillaume de Pérault y Juan de Garlandia el pecado de ser juglar era peor que el de dedicarse a amar mujeres de todo estado y condición. Dante no está pensando en moralización, sino en política, en encuentros de amor y guerra, en combates contra herejes y paganos, y en el Papa, que no actúa como debería. Es muy posible, además, que Dante no llegara a asociar en una misma persona al juglar y al obispo, pues no en vano había transcurrido ya un siglo desde que se produjo la famosa conversión.

El Espéculo de los legos nada dice del pasado juglaresco del obispo, a pesar del epígrafe del Speculum laicorum y de la fidelidad con que suele traducir, pero afirma que «Folcos era mucho dado a las vanidades e a los viçios del siglo». Es posible que nos encontremos ante un resto de la tradición que venía de Guillaume de Pérault y que el silencio sea el resultado de una omisión ya dos veces centenaria. Pero también es posible que a mediados del siglo XV los juglares no fueran ya las figuras denostadas de la época de Fulco, pues habían caído en una profunda crisis; así, por ejemplo, «la crónica de Juan II no nombra nunca a juglares, sino a ministriles [...] En cuanto a los poetas palacianos, rechazaban ya desde antiguo el nombre de juglar; ahora no se llaman sino trovador, aunque en todo sean a veces semejantes a los juglares antiguos, aunque mendiguen dones y se quejen de la avaricia de los privados del rey, aunque se difamen unos a otros y disputen por arrebatarse los regalos, aunque sean jugadores, borrachos y de baja condición»27.

Se puede considerar, sin embargo, que la frase «Folcos era mucho dado a las vanidades e a los viçios del siglo» encierra en sí misma todo el contenido que se atribuía a los juglares e incluso que alude a las otras actividades juveniles, las no juglarescas, del que sería obispo; pero la idea de que bajo la frase citada se esconde una alusión a sus inclinaciones amatorias no encuentra sustento de ningún tipo, por lo que tendremos que pensar que se trata de una consideración de carácter general, sin mayores pretensiones.




2.2. La conversión

En cuanto a los motivos que llevaron a Fulco a abandonar la mala vida juvenil, también hay notables diferencias según las tradiciones y los autores.

La coherencia interna del relato y su capacidad persuasiva exigen una explicación; hay que buscar la razón de ese paso, del cambio de vida. Así lo hacen los textos que tienen carácter didáctico o moralizante. Toda la tradición eclesiástica, vinculada a los predicadores, hace hincapié en la anécdota de la cama, sólo ausente de Juan de Garlandia, cronológicamente el más cercano a los hechos, que nada dice al respecto.

Robert de Sorbon sólo recoge la anécdota del arrepentimiento y el castigo a pan y agua que se imponía al oír alguna de las canciones que había compuesto de joven, y quizás se trate en este caso de un hecho real, pues reviste cierto aire de verosimilitud.

El biógrafo provenzal habla de la conversión como consecuencia directa de la muerte de sus protectores: «Murió la dama y En Barral, su marido, y el buen rey Ricardo y el buen conde Raimon y el buen rey don Alfonso. Y de tristeza por la dama y los citados príncipes, abandonó el mundo». Una reflexión ascética que le lleva a pensar en la brevedad de la vida y en la fugacidad de los bienes terrenales: en definitiva, una historia como las de tantos otros a los largo de toda la Edad Media y aun en épocas posteriores; el ejemplo, aunque válido, era poco llamativo, y naturalmente los predicadores necesitaban modelos más directos, de asimilación inmediata, modelos que transmitían un ejemplo dentro del mismo ejemplo.

Sin duda, las verdaderas razones de la conversión de nuestro juglar no se pueden saber, pero no creo que sea necesario conocerlas para comprender cómo se ha ido construyendo el cuento que ha pasado a las colecciones posteriores.






3. Resultado final

El relato 334 del Espejo de los legos es una traducción fiel del exemplum 343 (caput XLV) del Speculum laicorum, y por tanto gran parte de lo que se diga del texto castellano es atribuible, por «propiedad transitiva», al original latino. El Speculum laicorum adapta una narración que figuraba en el repertorio de Étienne de Bourbon, quien por su parte había recurrido a las informaciones transmitidas por Guillaume de Pérault, como hemos visto.

En efecto, Pérault mantiene una estructura bastante tradicional, con una breve lección introductoria acerca de las penas del Infierno; Bourbon prescinde de la frase inicial, que sustituye por la cita de la auctoritas correspondiente, la Summa de virtutibus de Pérault, y el Espéculo no tiene ni la lección introductoria, ni la referencia inicial, entrando directamente en materia con la presentación de Folcos y elaborando ampliamente la situación para dar paso a la anécdota, que es presentada en estilo directo, puesta en boca del propio pecador, lo que supone una mayor efectividad. Los otros textos, por el contrario, o insertan de forma poco hábil la anécdota (Pérault), o la transmiten de forma distante, casi fría (Bourbon).

La conclusión es aparentemente la misma, aunque desde un punto de vista literario, las diferencias también son claras: Pérault había ocultado el nombre del protagonista a lo largo del texto, para conseguir el golpe de efecto final. Bourbon expone los hechos de acuerdo con una sucesión cronológica, subrayando que se trataba del obispo tolosano, ya que la identificación aparece inmediatamente antes de la anécdota y al acabar el relato. El Espéculo comienza dando el nombre del protagonista, sin más datos que sus muchos pecados, pero al concluir, de acuerdo con una gradación intensificatoria, el protagonista deja el mundo, se hace monje del Císter, es hombre de gran santidad y de vida virtuosa, y finalmente, es nombrado obispo de la ciudad de Tolosa: frente a las circunstancias iniciales, Fulco ha superado la prueba y, por tanto, es merecedor de una recompensa, que aunque es de este mundo, tiene una clara valoración espiritual.

Y aún se puede señalar otra diferencia significativa: tanto Pérault como Bourbon dejan bien claro que se trata de una historia que les ha llegado de segunda mano, dicitur, «se dice». El Espéculo busca un mayor acercamiento; no hay intermediarios en el relato y, naturalmente, tampoco existen verbos dicendi.

Así, nuestro texto se muestra como una pieza construida con gran habilidad literaria en la que quedan de manifiesto elementos tan significativos como la capacidad del protagonista ante las tentaciones del mundo, la adecuada utilización del libre albedrío, el miedo a la condena eterna... Temas clave en el mecanismo del exemplum medieval28.





 
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