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Descripción geográfica y estadística de la provincia de Santa Cruz de la Sierra

Francisco de Viedma



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  —I→  

ArribaAbajoDiscurso preliminar a la descripción de Santa Cruz de la Sierra

En la vasta superficie del continente americano son infinitos los puntos que se ocultan aún a las investigaciones de los sabios. No sólo las provincias centrales del Brasil, sino las limítrofes de la Guayana, del Perú y del Paraguay, la región magallánica, no pocos trozos de la costa del Pacífico, y casi todos los cursos de los grandes ríos, que debían haber facilitado estos reconocimientos, forman un inmenso vacío en la geografía de América. ¡Cuántos hechos ignorados, cuántos tesoros escondidos, cuántos gérmenes de prosperidad y grandeza, fuera del alcance de la civilización y de la inteligencia humana! Los celos de la Corte de Madrid los paralizaron en el largo periodo de su dominación, y las disensiones civiles no han permitido que se desarrollen después: todos ellos existen, aguardando el día en que puedan producir sus frutos. La reforma de los abusos, la consolidación del orden, y más que todo el aumento de la población, son las palancas que deben remover los obstáculos que presentan los hombres, y que en algunas partes opone también la naturaleza. En este último caso se halla la provincia de Santa Cruz de la Sierra.

Colocada en las fragosidades de las cordilleras, y donde más se enroscan sus ramificaciones; lejos de las costas; sin relaciones mercantiles, y en contacto inmediato con las tribus que le rodean, cuando no forman parte de su población, esta tierra de promisión carece de estímulos para fomentar su industria, y elevarse al   —II→   grado de prosperidad que le ha destinado la Providencia. Los frutos más exquisitos, los renglones más privilegiados, figuran en el cuadro asombroso de sus producciones. El arroz, el algodón, la miel, el añil, la cochinilla, etc., se cosechan junto con el azúcar, el café, el cacao, en el suelo que abriga vetas riquísimas de metales preciosos. Esta extraordinaria fecundidad del terreno, y las influencias de un clima demasiado cálido, contribuyen a aletargar a los hombres, que pasan la vida en una inalterable inercia.

Sus conquistadores, ofuscados por la riqueza de las minas, les sacrificaron la raza indígena, y se pusieron desde luego en la imposibilidad de explotar los demás ramos de industria. La tierra dejó entonces de fecundizar sus frutos, y como si participara de la degradación de sus hijos, recibió en su seno las primeras semillas de plantas hortenses, que fueron preferidas por hábito a las ricas producciones de los trópicos.

Así empezó a decaer esta provincia, que bien administrada hubiera sido una de las más florecientes de América. Sus descubridores la hallaron con tribus numerosas, cuyos caciques ostentaban mucha riqueza en sus trajes y se mantenían con lujo en sus habitaciones. Las coronas, las armillas, los vasos de plata y oro que envió Gaboto a Carlos V, provenían del botín que Alejo García había hecho en Santa Cruz de la Sierra; ni tenían otro origen las alhajas que se encontraron en el Paraguay. ¡Cuál no debía ser la copia de estos metales en el país que lo producía, cuando había Guaraní que poseía hasta 500 marcos de plata labrada!1 Todas estas preseas eran el producto de sus transacciones con los pueblos fronterizos del Perú, de cuyo comercio, según afirma el escritor que acabamos de citar2, tuvo noticia el Adelantado D. Pedro de Mendoza. En la época anterior a la conquista, y mucho después, las minas de Cuyabá, que podían haber esparcido estos tesoros, no sólo no eran explotadas, sino que aún no habían sido descubiertas; y nadie ignora que el territorio del   —III→   Paraguay, feraz en toda clase de producciones, carece de lo que tanto abunda en otras provincias.

Bajo el mismo cielo, y con una temperatura más suave, aunque más boreal, la provincia de Santa Cruz de la Sierra reúne todas las ventajas de un país colonial. Lo que no tiene, son medios de comunicación; no porque le falten, sino porque en su estado actual no le es posible activarlos. Estos medios son los ríos que fluyen de sus serranías, y que con el tiempo se convertirán en otros tantos vehículos para su comercio. El Itenes, el Mamoré, el Beni por un lado, el Pilcomayo por otro, son las aortas que deben dar circulación y vitalidad a este gran cuerpo: y un docto naturalista alemán, que navegó la mayor parte de estos ríos, demostró la posibilidad de poner las provincias más retiradas, del Alto Perú en comunicación con el Atlántico3.

Mientras esto no sucede, es difícil cambiar la suerte de este país, que por su posición geográfica se le puede considerar como la Suiza de América. Todos los que lo han recorrido no pueden olvidar la benignidad de su clima, la hermosura de sus valles, la lozanía de su vegetación, la fertilidad de sus campiñas, y el aspecto majestuoso y pintoresco de sus montañas.

Con tantas ventajas que le ha prodigado la naturaleza, este país no ha podido salir de su obscuridad, y apenas figura nominalmente en el mapa de los estados americanos; a pesar de haber sido uno de los primeros teatros de las hazañas de los europeos. Juan de Oyolas, Nuño de Chaves, Domingo de Irala, caudillos de las conquistas de los españoles en el Paraguay, penetraron hasta la frontera de Charcas, y el segundo de ellos fundó en 1557 la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, que dio su nombre a toda la provincia.

Las distancias, la falta de recursos, la indocilidad de los indios,   —IV→   y sobre todo las disensiones que estallaron en la Asumpción, hicieron abandonar esta conquista, que sólo el celo apostólico de los misioneros pudo intentar otra vez.

Los PP. Arce, González, Zea y Centeno, que habían abierto, un colegio en Tarija, se lanzaron con un valor heroico entre las hordas feroces que poblaban las orillas del Guapay, en donde fundaron en 1690 una reducción, con el título de Nuestra Señora de la Representación. Este fue el primer núcleo de las famosas misiones de Chiquitos.

Desde su instalación tuvieron que defenderse contra los Mamalucos, que después de haber asolado el Guayra y una parte considerable del Paraguay, se echaron con la misma saña sobre estos nuevos neófitos, arrastrándolos a los mercados del Brasil para venderlos como esclavos. Sus incursiones fueron tan frecuentes y destructoras, que en poco tiempo acabaron con varias tribus, de las que apenas se ha conservado el nombre.

Pasaron muchos años antes que se pensase en reparar estos estragos. La extensión territorial del antiguo virreinato de Buenos Aires era un obstáculo a su buena administración; y por más vigorosa que fuese la acción del gobierno, era imposible que se dejase sentir en un territorio, que ocupaba más de 30 grados del meridiano.

En su primer establecimiento todo el peso del gobierno gravitaba sobre el virrey, hasta que la Corte de Madrid, penetrada de la magnitud de su tarea, la repartió entre ocho intendentes, que reconocían en él el centro común de su autoridad y de su marcha.

La inspección y la responsabilidad inmediata de estos funcionarios, debían necesariamente promover reformas útiles; sobre todo, cuando la elección del Rey recaía en sujetos tan recomendables, como el que fue llamado a presidir la provincia de Santa Cruz de la Sierra.

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En el primer tomo de nuestra colección hemos tenido ocasión de hablar de los servicios del Sr. Viedma, y no volvemos a mencionarlos por no caer en repeticiones: pero no podemos prescindir de ponderar el mérito de este informe, en que, cumpliendo con uno de sus más importantes deberes, bosqueja con fidelidad el cuadro de una provincia hasta entonces ignorada. En él examina su situación geográfica, su organización administrativa, sus recursos naturales, y manifiesta todos los obstáculos que traban sus progresos proponiendo los arbitrios que debían emplearse para vencerlos. Su método es sencillo, y tal cual podía exigirse de un administrador en una época, en que eran nuevos los trabajos estadísticos, y poco adelantadas las ciencias naturales.

El primer modelo perfecto de esta clase de producciones es el Ensayo sobre la Nueva España del Barón de Humboldt, que pertenece al siglo presente: la tendencia de nuestros antepasados no fue al estudio material de los hechos, sino a la formación de sistemas, más o menos ingeniosos, para explicarlos. Entre muchos filósofos, que sometían las sociedades a sus teorías, había muy pocos observadores que las examinaban prácticamente. Las ciencias políticas, más rutineras y orgullosas que las naturales, no quisieron adoptar el método experimental, el único que podía perfeccionarlas. Continuaron, como en tiempo de Richelieu y Alberoni, sin más norma que los aforismos falaces de gobiernos que se hallaban en circunstancias muy distintas de los actuales.

De estos principios se hizo una aplicación tan rigurosa al régimen de las colonias, que se les condenó a vegetar en el silencio, como si fuese posible detener los progresos de los pueblos en el vigor de su adolescencia.

En este estado permanecieron hasta el reinado de Carlos III príncipe magnánimo, que sin tener mucha ilustración, no desconocía las exigencias de su época y deseaba satisfacerlas. Fue el primer Rey Católico que atendió a los americanos, y en todos sus estatutos se refleja su grande alma y el anhelo que tenía de cambiar la suerte de sus colonias. Una mayor latitud acordada al comercio en la habilitación   —VI→   de nuevos puertos; más responsabilidad en los administradores; más protección a los administrados; la reforma de muchos abusos y un plan progresivo de mejoras en los varios ramos de la administración, recomiendan la memoria de este monarca, que debió haber sido el modelo de sus sucesores.

Pero no sucedió así. En manos de ellos se esterilizaron las medidas más acertadas, y los trabajos que habían emprendido los Intendentes para patentizar los males que agobiaban a los pueblos, no sólo fueron desatendidos, sino que quedaron ignorados. El Sr. Viedma murió sin tener la satisfacción de ver realizado uno solo de sus pensamientos. La desmembración de su intendencia, para establecer otra en el territorio comprendido entre las misiones de Apolobamba y de Chiquitos, que había solicitado, con tanto fervor, por el convencimiento que le asistía de su utilidad, no mereció la menor atención del gobierno, cuya apatía no pudo entibiar el celo de este virtuoso magistrado. Murió, legando sus bienes a los pobres y huérfanos de la provincia que había administrado con tanto amor, y que miró con más cariño que a su país natal.

Es de esperar que algún fruto se saque con el tiempo de tantos conatos. Los nuevos estados americanos empiezan apenas su carrera, y nadie puede calcular cual será su porvenir; aunque por los elementos de prosperidad que encierran, es fácil pronosticar su grandeza. Luego que salgan de la crisis a que los ha arrastrado el cambio brusco de sus instituciones, serán rápidos y asombrosos sus adelantos. Los mercados europeos se enriquecerán entonces de muchos renglones, cuyos mismos nombres les son desconocidos, y el azúcar del Brasil, el café de Moka, el cacao de Guayaquil y de Caracas, tendrán que entrar en competencia con el azúcar del Cuzco, el café de Huanuco, el cacao de Moxos y Apolobamba -todos ellos exquisitos, y de una calidad superior a los más afamados.

Esta época debe parecer muy remota a los que sólo se fijan en el estado estacionario de las provincias interiores del Perú, en el largo periodo de la dominación española. Pero los acontecimientos que hemos presenciado, han cambiado la suerte de estos pueblos, y no sería extraño   —VII→   que fuese tan pronta su resurrección, como ha sido lenta su agonía.

¡Quién hubiera vaticinado, al empezar el reinado de Jorge III, que en las factorías inglesas del Nuevo Mundo se levantaría un poder soberano, que llegase a ser el rival de su propia metrópoli! ¡Quién no hubiera mirado como un hecho imposible el que una pequeña población, asilada en los bosques de la Pensilvania, se colocase al lado de las grandes potencias europeas y que en menos de medio siglo influiría en los destinos del mundo!

La generación presente, que ha sido testigo de acontecimientos tan extraordinarios, debe oír con desprecio los pronósticos que se fundan en tradiciones vulgares. Es tan imposible que no progrese un país, lleno de recursos y ricamente dotado por la naturaleza, como lo sería el ver inmóvil en medio del Océano un navío bien espalmado y con todos sus aparejos.

Las pocas, o ningunas noticias que existen sobre Santa Cruz de la Sierra, nos hacen esperar que se lean con interés las que publicamos ahora. En el segundo tomo de los viajes de Azara se halla una memoria de Haenche sobre la constitución física y los productos naturales de esta provincia. El mismo Azara se propuso comprenderla en sus mapas, pero no halló más materiales que los de su compañero Sotomayor, que si no los ha truncado, no corresponden a la importancia que él quiere darles. Más completo nos ha parecido un mapa inédito del mismo Haenche, en que está representado el territorio de la nueva provincia proyectada por el intendente Viedma: y lo hubiéramos agregado a su informe, si no se limitase a una sola parte de lo que propiamente se llama Provincia de Santa Cruz de la Sierra.

Estos preciosos documentos nos han sido franqueados con su acostumbrada liberalidad por el Sr. Canónigo Dr. D. Saturnino Segurola, que ha empleado muchos años en recoger todo cuanto puede ilustrar la geografía y la historia de estas provincias.

Pedro de Angelis

Buenos Aires, octubre de 1836.



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A SU EXCELENCIA

El Señor D. NICOLÁS DE ARREDONDO, Teniente General de los Reales Ejércitos, virrey de Buenos Aires, etc., etc., etc.



EXMO. SEÑOR:-

1. Con fecha de 13 de octubre del año pasado de 1787, me manda el Exmo. Señor antecesor de V. E.4, remitiese a ese Superior Gobierno una relación circunstanciada, que conteniendo el nombre de esta capital y sus partidos, diese conocimiento de la situación de ellos y de sus temperamentos; de las leguas que ocupa todo su distrito por un cómputo prudencial; número de almas, con distinción de colores en el total de la Provincia. Qué labranzas y cultivos se ejecutan; qué frutos y qué especies hagan el ordinario alimento de los naturales y habitantes; si se crían o producen en su tierra, o entran precarios de otras; cuales terrenos son llanos o fragosos, si son áridos, y de monte o pastos; qué maderas produzcan y a que sean aplicables; qué ganados, qué comercio o cambios se facilitan con ellos, y sus demás producciones. Qué fábricas o ramos de industria hay, y qué minas; cuales corrientes, cuales no, y porque causa; qué ingenios y para que uso. Últimamente, qué proporciones para combinar con otras provincias su respectiva conveniencia por agua, o de otro modo, en la salida o despacho de sus frutos y en la adquisición de lo necesario a sus usos comunes.

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2. Cuando recibí esta superior orden, se estaban levantando los planos topográficos de la Provincia por D. José Bureta, ingeniero de la tercera división de límites, a quien comisioné para el efecto, en obsequio del artículo 53 de la Real Ordenanza de Intendentes. Y como los puntos que contiene son de tanta extensión, que cada uno de ellos necesita un prolijo examen, se hizo la operación más dilatada, para apurar en lo posible los necesarios conocimientos, y hablar con alguna propiedad de todo ello. Por este motivo no he podido hasta lo presente desempeñar este encargo: hágolo ahora, remitiendo los planos de los respectivos partidos de la provincia en particular, y en general de toda ella.

3. Para la mayor claridad y buenos efectos de este informe, lo haré por la serie que contiene la Provincia, en su capital y partidos; incluyendo en cada uno los pueblos de su distrito con la respectiva descripción geográfica, histórica, gubernativa y económica de sus frutos, industria y comercio: demostrando el valor de ellos con la salida de estos intereses a otras provincias; para que pueda formarse idea en la balanza de unos y otros a la prosperidad o decadencia de toda ella; proponiendo aquellos medios más adaptados a su subsistencia y felicidad.

4. Con el establecimiento de intendencias en este virreinato, mandado hacer en la Real Ordenanza de 28 de enero de 1782, se formó la de esta provincia de los corregimientos de Cochabamba, Mizque y el gobierno y capitanía general de Santa Cruz de la Sierra; quedando sujetos en lo militar, y real hacienda los gobernadores de Moxos y Chiquitos al Intendente. Mas como estos gobernadores estén dependientes en lo gubernativo del Exmo. Señor virrey del distrito, y en lo económico de la producción de sus frutos, industria de sus naturales y causas de justicias, de la Real Audiencia de Charcas, se omite hacer la descripción de estas Misiones, y sólo se tocará de ellas oportunamente, para proponer el método más adaptado a la prosperidad de aquellos indios, conciliando sus intereses con la de esta provincia y demás del reino del Perú en el libre comercio, lo cual proporcionará distintas ventajas a la formalidad de su gobierno espiritual y temporal, otras seguridades a aquellas fronteras de los dominios de S. M. Fidelísima, y mayor aumento a la real hacienda.

5. Está situada esta provincia en la zona tórrida, en los 48 grados 16 minutos, y los 53 grados 45 minutos de longitud, al occidente del Pico de Tenerife, y 16 grados 38 minutos, y los 20 grados de latitud al sur.

6. Confina por el norte con los terrenos incógnitos que hay, de mucha serranía y monte, intermedios entre esta provincia y las misiones   —5→   de Moxos, habitados en parte de indios de nación Raches, Sirionós y Yuracarees: bien que de estos últimos hay una corta reducción en el nuevo Yunga de este nombre, inmediata al río Chaparé.

7. Por el sur, con el gobierno e intendencia de la Plata cuyos límites lo divide el Río Grande y una de sus principales cabeceras. Por el oeste, con el gobierno e intendencia de la Paz; y por el este, con el río Parapití, o de San Miguel de Chiquitos, que la divide de la provincia de este nombre, y parte de los terrenos que llaman del gran Chaco, poblados de diversas naciones de indios bárbaros.

Está dividida en ocho partidos, fuera de la capital y el nuevo Yunga de Yuracarees: cuatro corresponden al obispado de Santa Cruz de la Sierra, y los otros cuatro al arzobispado de Charcas. Los primeros son Clisa, Mizque, Valle-grande y Santa Cruz: este último está más al E y en él está la silla episcopal de su nombre. Los otros son Sacaba, que está al N de la capital, Arque al S, Tapacari y Hayopaya al O.


ArribaAbajoCiudad de Oropesa

9. Esta ciudad, capital del gobierno, la fundó el Señor D. Francisco de Toledo, virrey del Perú, en el año de 1577,5 con el título de la villa de Oropesa, en memoria de su casa, como hermano que era de los condes de este nombre: y por este motivo las armas de que usa son las mismas de la dicha casa de Oropesa. Comisionó al capitán Gerónimo de Osorio, desde la ciudad de la Paz, para que hiciese la población, y nombró por primer corregidor al capitán Francisco de Hinojosa, con el título de visitador de los pueblos de su jurisdicción y, comarca6. Las capitulaciones de su fundación hay noticia se hallan en dicha ciudad de la Paz, y se está solicitando por el Cabildo: pero yo me persuado han de estar en la de los Reyes, entre los papeles de aquel superior gobierno.

10. Por los buenos y leales servicios que hicieron sus vecinos en la pasada rebelión al Rey, Nuestro Señor, D. Carlos III, se dignó S. M. concederles la gracia y merced de hacerla ciudad, con el título de leal y valerosa, por real cédula expedida en Aranjuez a 26 de mayo 1786.

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11. Su situación es casi en un extremo del valle de Cochapampa, (llamado vulgarmente Cochabamba), que en idioma quichua significa «campos inundados, o con lagunas». Está en los 17 grados 22 minutos 33 segundos de latitud sur, y 53 grados 3 minutos de longitud, al occidente del Pico de Tenerife, y media legua por el sur de la Cordillera, en un terreno llano, que lo hace cenagoso en tiempo de aguas.

12. El temperamento es sumamente benigno: pues, aunque por su situación en la zona tórrida debiera ser muy ardiente, la elevación del terreno, a inmediación a la cordillera que siempre mantiene nieve, le proporciona en todas las estaciones una suave primavera; de modo que muy poca variedad se halla del invierno a lo rigoroso del estío, sin necesidad de mudar vestido. Bien es verdad que en el invierno suelen caer algunas heladas, pero luego que sale el sol, se desatan y vuelven en rocío.

13. Las lluvias principian por el mes de octubre o noviembre, que es cuando se hacen las sementeras: por lo regular son muy abundantes. Duran hasta el mes de abril; y templan de tal modo lo rígido de pasar el sol por cima para el trópico de Capricornio, y retroceder a su cenit por los meses de noviembre y enero, que muchos días se necesita aun más abrigo que en el invierno.

14. Los vientos más conocidos, y que con alguna intermisión reinan desde principios de mayo hasta fines de octubre, son el S, N y O. El primero es más continuo y recio: causa algunas veces tan fuertes nublados de polvo por la sequedad del tiempo, que obscurece el horizonte, pero duran muy poco. Los del N y O son muy sutiles y nocivos, por lo destemplado de la cordillera, de cuya parte vienen.

15. Las enfermedades más comunes son la hinchazón o hidropesía, por el uso de las aguas gruesas, el morbo gálico, en tiempo de verano muchas fiebres malignas y ardientes, en lo general, y fluxiones reumáticas; y en el principio del invierno, afectos catarrales y dolores pleuríticos.

16. En su inmediación, por la parte del N y O, baja el río de Cochabamba, o Rocha, el que tuvo su antigua madre por el centro de ella, y está expuesta a inundarse en tiempo de avenidas: que ya se hubiera verificado, a no haberse ocurrido oportunamente por este gobierno a contenerle con reparos; los que, como provisionales, no son suficientes al peligro que amenaza, sino se ejecuta la obra que se representó a esa Superioridad con fecha de 6 de enero del año pasado de 1786, y 4 de Marzo de 1788.

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17. Sus calles están a cordel: son de ancho de nueve varas; se empedraron en el centro de la ciudad el año de 1785. Tiene dos plazas; la principal, y otra llamada de San Sebastián, que se halla en uno de sus cantos. En la primera hay una fuente en medio, de regular y abundante agua, costeada por la magnificencia del Señor D. Carlos III, para lo que le hizo gracia a este Cabildo de diez mil pesos de sus reales cajas, por real orden de 29 de marzo de 1786: y aunque no fue suficiente a su conclusión, se consiguió esta, porque el Muy Reverendo e Ilustrísimo Señor Arzobispo de Charcas, D. Fray José Antonio de San Alberto, usó de la liberalidad de contribuir con mil pesos, y otros mil que se sacaron del sobrante de propios, en virtud de la facultad que al efecto dio la Real Audiencia de la Plata.

18. Las casas en el medio del pueblo son de dos altos; bastante grandes, cómodas y sólidas, aunque hechas de adobe crudo, que es el único material de que se fabrican, a excepción de algunas portadas de piedra: todas tienen balcones de madera y están cubiertas de teja. Las demás son de un solo alto, y entre ellas hay pocas grandes, como que muchas en los extramuros son pequeños ranchos del mismo material y cubiertas con paja.

19. La iglesia matriz, única parroquia, es en forma de crucero, bastante grande, aseada, y con mucha decencia sus altares y ornamentos: toda ella es de piedra, pero no guarda orden de arquitectura: el coro es regular. Hay dos curas rectores: el más antiguo sirve de vicario foráneo, con la jurisdicción en los dieciséis curatos, que tocan en esta provincia al arzobispado de Charcas. Tiene un sacristán mayor, un maestro de capilla, y diez o doce músicos de instrumentos y voces para solemnizar los oficios del culto divino. Los curas mantienen cuatro ayudantes, con sólo las misas que dicen en los entierros de difuntos, las de velaciones de matrimonios, arras, y cuarenta y ocho pesos mensuales que contribuyen entre el mayordomo de la Cofradía de ánimas, y el de la del Santísimo Sacramento, y hay ochenta clérigos, presbíteros, y cinco de menores órdenes.

20. La renta de estos curatos se compone del obvencional, y las primicias de los dieciséis de la Provincia, contra lo prevenido en su erección. La parten en la octava parte con el sacristán mayor: aquellos por un cálculo prudencial, tendrán cada un año, libres de todas cargas, 5.000 pesos, y este 1.500. Con motivo de la expatriación de los jesuitas, se aplicó la iglesia del Colegio para viceparroquia: es de tres naves, mayor que todas las de esta ciudad, de una fábrica hermosa: pero se está arruinando, y lo mismo las habitaciones interiores, que son   —8→   muy buenas, y pudiera servir esta casa colegio para un hospicio que recogiese todos los pobres de la provincia, cuyo establecimiento es utilísimo, como se hará ver en su lugar.

21. Tiene ocho conventos y un beaterio: los seis de religiosos, a saber: Santo Domingo, San Francisco, San Agustín, la Merced, San Juan de Dios, y Recoletos Franciscanos, Santa Clara, y Carmelitas descalzas.

22. El de Santo Domingo es fábrica antigua, y se halla muy maltratado. La iglesia se principió a hacer de nuevo el año pasado de 1778, a expensas de D. Francisco García Claros, vecino de esta ciudad, porque la antigua era de muy mala fábrica, y se estaba arruinando. Está muy adelantada, y en estado de que en todo el año próximo se podrá celebrar en ella: bien que su conclusión en el todo es dificultosa, porque las fuerzas de este vecino no pueden soportar tanto gasto, el cual me aseguran le pasa su costo de 70.000 pesos. El edificio es de mucha capacidad y de muy buena fábrica, todo de piedra: si se logra su conclusión, será una de las mejores iglesias que tenga la ciudad.

23. La renta de este convento, en buenas fincas, asciende a 1.886 pesos 5 reales al año: mantiene nueve religiosos y un prior.

24. El de San Francisco es de una fábrica regular. En la iglesia se está reparando la ruina que padeció, el año pasado de 1782, la capilla mayor desde el crucero, a expensas de la Orden Tercera y de D. Ambrosio Pardo de Figueroa, ya difunto; quien para ello dejó en su testamento la manda de 10.000 pesos. Está al concluirse: es de cal y piedra, y de bastante, capacidad: tiene un decente adorno.

25. Este convento tiene de renta en aniversarios, o memorias perpetuas, con pensión de misas, 1.960 pesos 4 reales anuales, sin contar con las limosnas contingentes que dan los devotos; con lo cual mantiene, entre sacerdotes y legos, veintinueve religiosos y un guardián.

26. El convento de San Agustín se fundó a pedimento que hicieron los vecinos de esta ciudad al Señor virrey D. Francisco de Toledo, el día de la Santísima Trinidad, el año de 1578: está bien derrotado, por haberse arruinado la mitad de la iglesia. Se principió a hacer de nuevo el año pasado de 1780, y sus paredes tendrán de alto unas cinco varas: todas son de cal y piedra. La obra está parada por falta de dinero, y lo que hasta aquí se ha hecho, se le debe al Padre Fray Andrés Escalera de la misma religión, quien con sus agencias y limosnas la ha fomentado, sin embargo del poco amor con que; se ha mirado este asunto por   —9→   los prelados del convento, y particularmente los provinciales. Hay algunas esperanzas de que podrá concluirse, a esfuerzos de dicho religioso, y con la cesión que el Provincial le ha hecho del usufructo de ciertas posesiones pertenecientes a la provincia, en compensación de haberse llevado el visitador Fray Manuel Beleochaga, el año pasado de 1788, tres mil pesos que estaban depositados en poder del expresado D. Ambrosio Pardo de Figueroa, como pertenecientes a las rentas del convento, y por declaración que hizo in articulo mortis, el Prior Fray Tiburcio Figueredo.

27. Tiene de rentas, cada un año, de réditos de censos y buena haciendas 4.742 pesos, mantiene diez religiosos y un prior.

28. El convento de la Merced, es de una fábrica regular, aunque está muy derrotado el claustro y algunas celdas hundiéndose. La iglesia tiene bastante capacidad, y está medianamente decente: goza de renta cada un año 1.642 pesos 4 reales, sin incluir el pie de altar, que le es de mucho interés: mantiene 12 religiosos, y un comendador. De su fundación no hay más noticia, que una escritura otorgada en el año de 1600 por el capitán Gonzalo Martín Castellón, y su mujer Doña María Sosa, en favor del Padre Fray Francisco Guerrero, Comendador de dicho convento, de unas casas que fueron el solar de su fábrica.

29. El hospital de San Juan de Dios es de una fábrica de poca consistencia y malas proporciones, aunque lo mejoró el corregidor D. José Erdoysa en el año pasado de 1772, haciendo unas piezas muy capaces para enfermería. La iglesia es mediana: está decente y aseada. No goza este hospital del noveno y medio que le corresponde en el curato, con arreglo a la erección del Arzobispado, porque del todo de él se aprovecha él de la ciudad de la Plata; cuyas rentas son muy gruesas, y más bien sirve para utilidad del Prior, que de beneficio a los pobres enfermos; donde sólo se curan los de aquella ciudad, careciendo de este auxilio los pueblos del Arzobispado, particularmente los pertenecientes a esta provincia; no obstante que concurren con los frutos de sus terrenos y sudor en la parte que les corresponde de dicho noveno y medio, sobre cuyo particular, con motivo de la real cédula de 23 de agosto de 1786, que prescribe el método de dividir los diezmos en estos reinos, tengo representado lo conveniente a Su Majestad en su Real y Supremo Consejo de las Indias, para que se le conceda a este hospital dicho interés en los 16 curatos que tiene esta Intendencia, del Arzobispado de los Charcas: y sí se consiguiera esta solicitud tendría el hospital un buen apoyo, para subvenir a los muchos enfermos que entran en él por la suma pobreza de la ciudad, lo numeroso de sus vecinos y pueblos de los inmediatos valles. La renta anual que disfruta, sacada por un quinquenio, es de 2.978 pesos 4/5: mantiene cincuenta   —10→   camas, las que no bastan en muchas ocasiones para tanto enfermos y tienen que ponerlos en el duro suelo, sufriendo las incomodidades y desconsuelos que se dejan considerar. Los religiosos con el hermano mayor componen el número de diez.

30. El convento de la Recoleta no tiene más renta que la limosna de los fieles: está de la parte opuesta del río de Rocha, en un sitio ameno y delicioso. Su fábrica es moderna, y más capaz que los otros. La iglesia, aunque reducida, es primorosa, muy aseada y decente: tiene dos huertas de árboles frutales, donde siembran hortaliza, con abundante agua que les sirve de mucho alivio.

31. El monasterio de monjas clarisas es de fábrica antigua, pero está bien reparado. Tiene mucha capacidad: la iglesia es regular, y por la mucha humedad se reparó, poniéndole un suelo de tablas. Está muy decente y bien alhajada. Su renta anual es de 15.000 pesos. Entre religiosas de velo negro, blanco y donadas, hay sesenta y tres. Cada una de las primeras tiene tres, cuatro o más criadas, cholas, mestizas e indias, que no guardan clausura, y les sirven para hacer trencillas, encajes y otras manufacturas mujeriles, de que se aprovechan para su comercio: de esta costumbre resulta muy mal ejemplo para las religiosas, y no poco escándalo al público.

32. El monasterio de carmelitas descalzas se fundó en virtud de real cédula, su fecha en Aranjuez, a 24 de junio de 1753, con el título de la Santísima Trinidad, por el Ilustrísimo Señor D. Gregorio Molleda, Arzobispo de Charcas. Las religiosas fundadoras fueron las madres Sor Antonia de Santa Teresa y Vázquez, Sor Melchora de la Santísima Trinidad y Herboso, Sor María Dominga de San Bartolomé y Berecochea. Salieron a este efecto de su convento, de la ciudad de la Plata, el día 30 de setiembre de 1760, con el Penitenciario de aquella Santa Iglesia Catedral, y entraron en esta el 13 de octubre del mismo. Sus rentas ascienden, entre censos y haciendas, a 4.750 pesos. Mantienen un capellán, con la dotación de los réditos de un censo de 12.000 pesos de principal.

33. La iglesia era reducida, pero muy aseada y decente: se hundió el techo hasta la capilla mayor el día 18 de diciembre del año pasado de 1790, por haberse abierto las paredes que no pudieron resistir su peso; y fue en tan feliz ocasión, que no había persona alguna dentro de ella: de modo que si este acaecimiento hubiese sobrevenido durante el novenario, que aún no pasaba dos meses acababa de hacerse, de Santa Teresa, con la mayor solemnidad, por hallarse en aquella ocasión en esta ciudad el Muy Reverendo e Ilustrísimo Señor Arzobispo de Charcas, D. Fray   —11→   José Antonio de San Alberto, hubiera perecido este Prelado, el Cabildo secular con su Gobernador, y el numeroso concurso de gente que asistía. Pero quiso la misericordia de Dios evitar este estrago, y que sucediese a la vista del Prelado, que vivía frente al mismo monasterio: que al estruendo acudió a ver las ruinas de la iglesia para conmoverle a hacer otra nueva a su costa; y para ello se principiaron a abrir los cimientos en otro paraje más al propósito; y el día del Señor San José, 19 de marzo del siguiente año, puso la primera piedra el mismo Ilustrísimo Señor Arzobispo, a que concurrió el Cabildo, comunidades y otras muchas personas de ambos sexos. En el día se halla la obra concluida. Toda ella es de cal y piedra, de una regular proporción, y se hace juicio tendrá de costo con los retablos, colgaduras y demás adornos, unos 50.000 pesos.

34. El Beaterio de recogidas tuvo principio el año pasado de 1769, fue fundadora Doña Teresa Gainza, de las familias distinguidas de este pueblo: la cual, movida de Dios, dejó la profanidad del mundo, y con otras cinco compañeras se retiró de esta ciudad en distancia de una legua, donde edificó una pequeña habitación, y permanecieron en ella dos años y medio, con una vida de ejemplar edificación. Pero por las gravísimas incomodidades que pasaban para alcanzar el santo sacrificio de la misa y el pasto espiritual de sus almas, determinaron venirse a ella; donde edificaron una reducida casa, con pequeños cuartos, vendiendo todas sus alhajitas. En ella establecieron una vida prodigiosa, a cuyo ejemplar fueron acudiendo otras, que todas componían el número de veintidós.

35. Noticioso el cura rector, Dr. D. Faustino Mendoza, de todo ello, les asignó una corta limosna, y dio aviso al Muy Reverendo e Ilustrísimo Señor Arzobispo de Charcas, D. Pedro Miguel de Argandoña, quien se encargó de impetrar la correspondiente licencia de Su Majestad, para formalizar este establecimiento que no tuvo efecto por haberle sobrevenido la muerte.

36. Conociendo el expresado cura la incomodidad de su habitación, compró una casa de bastante capacidad, donde fueron trasladadas, y es la misma en que permanecen. Con este motivo fue creciendo el número, hasta cincuenta, todas pobres, jóvenes huérfanas, y muchas de buen nacimiento, dedicadas a la lectura: y labores de manos, sin faltar a sus ejercicios espirituales manteniéndose de su trabajo, y algunas limosnas en vida común, que la piedad de los vecinos les franquea.

37. Habiéndome posesionado del empleo de Gobernador Intendente de la Provincia, se me informó de las cualidades y circunstancias de este beaterio, y conociendo que era obra de Dios, sin embargo de no hallarse   —12→   fundado con las licencias necesarias de S. M., no quise hacer novedad, hasta tratar y ponerme de acuerdo sobre el método y forma de su subsistencia con el Ilustrísimo Señor Arzobispo de Charcas, D. Fray José Antonio de San Alberto, esperando viniese a la visita de esta Provincia, según lo tenía determinado. Con efecto, habiéndose informado por sí mismo de la ejemplar vida de estas mujeres, y sus útiles tareas en las manufacturas, les asignó la limosna de 25 pesos de mesada; y determinamos, que se destinasen las beatas de mejores circunstancias en nacimiento, prudencia, conducta y buenas moralidades, para que sirviesen de maestras al establecimiento de una casa de niñas educandas, bajo las mismas constituciones que las de Córdoba del Tucumán: y a este fin habiendo ocurrido ambos a S. M. en su Real y Supremo Consejo de las Indias, se ha acordado la correspondiente licencia en real cédula de 22 de julio de 1791.

38. El fondo que en el día se cuenta a este establecimiento, es de 4.000 pesos de principal, que mandó Dª. Francisca Borda, para con sus réditos mantener un capellán; y otros 4.000 pesos impuestos en una finca para sus alimentos. El Dr. D. Antonio Vervete ha cedido una casa que está avaluada en 22.000 pesos, con la condición de que se ha de destinar para que en ella se funde y habite la de niñas educandas, y 2.000 pesos que pensiona en una de sus haciendas D. José Ulloa, cura que fue del pueblo y doctrina de Capinota: 10.000 pesos de principal, para que lo gocen después de los días del Dr. D. Pedro Ulloa, su pariente. D. Ambrosio Pardo de Figueroa, administrador jubilado de la real renta de tabacos, ha dejado en su testamento la mitad de lo que reditúen las haciendas de Vinto y Sopo-chiquito, que llegará a 1.000 pesos cada año; y el Dr. D. Cayetano Martínez Luján, cura vicario de la doctrina de Tintin, ofrece 50 fanegadas de tierras en su hacienda de Toco. De modo que, con estos capitales y la asignación que se dignare la piedad del Rey hacer de su real erario, según se ha pedido, y con el auxilio de dicho Ilmo. Señor Arzobispo, no se duda tendrá efecto un establecimiento el más cristiano, y benéfico al vecindario de toda la provincia.

39. En un ángulo de la plaza están las casas capitulares: son reducidas y están muy deterioradas. En los bajos se halla la cárcel, que ha sido preciso mudar a una de las viviendas interiores del expresado colegio de los extinguidos, hasta que se reedifique y repare la otra: cuya obra se principió por el mes de junio del año anterior próximo, con el sobrante de los propios de esta ciudad, y contribución del vecindario; para cuyo fin se ha facultado a este gobierno por la Real Audiencia del distrito, en un auto de 26 de enero del mismo año. Se halla sacada de cimientos, y parte de sus paredes hechas: con este auxilio tal vez podrá concluirse en el presente año.

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40. El Cabildo se compone de dos alcaldes ordinarios de primero y segundo voto, doce oficios de regidores, los seis preeminentes: y son, alférez real, alguacil mayor, alcalde provincial, fiel ejecutor, depositario general y receptor de penas de cámara; y los otros seis son regimientos rasos. De los primeros están en uso el alcalde provincial y alguacil mayor; de los segundos sólo cuatro, los demás se hallan vacos. Hay dos porteros españoles, que sirven de maceros cuando sale el Cabildo a las funciones públicas, y un escribano, que también lo es público. Lo preside el Gobernador, y en su ausencia el Asesor.

41. El caudal de los propios en el año pasado de 1784, que formé el reglamento para su administración y manejo, según prescribe la real Ordenanza de intendentes, tenía de renta anual 1.674 pesos 4 reales, y en el presente ha subido a 3.121 pesos 4 reales; y si se esclarecen los derechos que tiene perdidos, podrá pasar de 4.000 pesos.

42. A más del escribano de Cabildo, hay otras dos escribanías públicas, de Provincia y Real Hacienda: esta última se creó después de establecidas las Intendencias, por la Junta superior de Real Hacienda de Buenos Aires, en virtud de real orden.

43. En toda la Provincia no hay más que unas cajas reales que se hallan en esta ciudad, y la subalterna de Santa Cruz: están servidas por dos Ministros de real hacienda, tesorero y contador: gozan cada uno 2.000 pesos de sueldo al año; un oficial mayor con 600 pesos, cuyo empleo sirve D. Pedro Zigarán por sustituto, desde el año pasado de 1780, a pretexto de sus achaques, a quien da 192 pesos, y se aprovecha de lo demás. Otro segundo, con destino al real ramo de alcabalas, su sueldo 500 pesos: otro entretenido, con la aplicación al ramo de temporalidades y gratificación de 12 pesos al mes que salen de estos intereses: otro en la misma clase de entretenido y con destino al real ramo de alcabalas, a quien los ministros gratifican de su propio peculio con 12 pesos mensuales, hasta que se arregle por la expresada Junta Superior la necesaria dotación de estos subalternos. Un vista con 500 pesos al año, que avalúa los efectos que se internan de Castilla, y de la tierra a esta provincia para el pago de alcabala. Un guarda mayor con 400 pesos: cuatro guardas camineros de a caballo; los tres para el resguardo de las entradas de esta ciudad, con el sueldo de 150 pesos al año; y el otro permanente en el sitio que llaman la Angostura, cerca de tres leguas de ella; paso preciso para la provincia de Chuquisaca, Santa Cruz y otras de la carrera, hasta Buenos Aires. En los partidos de Clisa, Tapacari y Arque hay en cada uno un receptor de alcabalas, que cuida de recaudar el producto de las que causan las ventas en sus respectivos   —14→   distritos. Gozan de sueldo anual, el primero 360 pesos, y los dos últimos, 240. En los partidos de Hayopaya, Mizque y el Valle-grande se recauda este ramo por arrendamiento; y en Santa Cruz corre su administración a cargo de aquel ministro subalterno, como también los demás intereses reales por lo que goza de asignación un cinco por ciento de lo que atesorare por vacantes, y dos por ciento de los demás ramos, y se le abonan uno y medio por ciento de costo de conducción de estos caudales a la tesorería principal de esta capital: 25 pesos para gastos de escritorio, y los 100 pesos para un amanuense.

44. Hay una administración general para la real renta de tabacos, a quien están sujetas las demás de la provincia, que sirve de factoría para proveer las inmediatas de la Plata, Potosí, Puno y la Paz, con los plantíos de tabacales, que se crían en el Valle-grande, obligándose por contrata formal cada un año, diferentes vecinos de aquella subdelegación, a poner en esta administración los mazos de tabaco de que se hacen cargo a medio real cada uno, y se vende en toda la provincia a 2 reales. Está servida de un administrador factor, con el sueldo anual de 1.000 pesos, y 200 para la casa administración: un contador con 500 pesos: un oficial mayor con 450; otro segundo con 350; un tercenista con 300 pesos: un comandante visitador con 700 pesos; un teniente de visitador con 450; y cuatro guardas, cada uno con el sueldo de 200 pesos: dos administraciones particulares, una en la ciudad de Mizque, y otra en la de Santa Cruz de la Sierra, cuyos administradores gozan un diez por ciento de lo que importan las ventas por menor del polvillo, cigarrillos y mazos. En esta ciudad hay cuatro estanquilleros, y doce en los demás partidos y pueblos de la provincia: estos tienen de gratificación un diez por ciento de las ventas del tabaco en polvo, y un cinco por ciento del de rama.

45. En todo el distrito del curato hay 14 haciendas, que vienen a ser como pueblos pequeños, por las rancherías de indios y mestizos que las labran en calidad de arrenderos y separación de dueños que las poseen; y en los cantos o extramuros, cinco pagos, cuyos terrenos son de árboles frutales y para sembrar hortalizas, fresas o frutillas y alfalfares de mucha extensión y fertilidad, por el abundante riego con que se benefician; lo que hermosea y hace deliciosísima la ciudad, y con razón la denominan la Valencia del Perú. Están estas haciendas y pagos tan poblados, que se les puede regular una tercera parte del vecindario: este en el todo tiene 22.305 almas de diferentes castas, a saber: 6.368 españoles, 12.980 mestizos, 1.600 mulatos, 175 negros y 1.182 indios.

46. Entre la gente vulgar no se habla otro idioma que el quichua,   —15→   y aun entre las mujeres decentes hay muchas que no se saben explicar en castellano.

47. Los víveres se hallan todos los días en la plaza con mucha abundancia, y a precios muy moderados, tanto el pan como la carne, y todo género de legumbres, frutas y aves; y estaría bien provista de caza menor si hubiera quien se dedicase a este ejercicio, y sujetos que la comprasen. La provisión de carne se hace por medio de unos indios que llaman mañazos, que se dedican a este comercio surtiéndose, de ganado vacuno en los partidos de Mizque y el Valle-grande, y del lanar en las Punas. Ni para su venta ni para la del pan hay arreglo en precio, peso y calidad: cada uno vende donde quiere y como puede; y aunque desde el principio de mi gobierno quise arreglar ambos abastos, por medio de un obligado el primero, y el segundo destinando gremio de panaderos que debiesen proveer de pan al precio que correspondiese a las harinas y de calidad, no he podido conseguirlo, por más esfuerzos que he puesto; y por evitar mayores inconvenientes, he dejado correr las cosas, hasta que con el tiempo pueda el gobierno metodizar este asunto y otros muchos, lo conveniente a la utilidad pública.

48. La sal, pescado seco, azúcar, vinos y aguardientes, se traen de las provincias de fuera. El azúcar, aunque superior la del Cuzco a la de Santa Cruz, es corto su consumo, por ser más barato el precio de esta.

49. La mucha pasión o vicio por la chicha del maíz hace que se consuma muy poco vino y aguardiente, aunque estos últimos años se ha experimentado mayores entradas de estos caldos: mas el desorden de la chicha es de tal manera, que me aseguran que se consume, en solo el distrito del antiguo corregimiento de esta ciudad, más de 200.000 fanegas de maíz anualmente en este asqueroso brebaje.

50. Aunque los nuevos Yungas de Yuracarees (cuya descripción se hará en su lugar), dan alguna porción de coca, no es suficiente a proveer la provincia. La yerba del Paraguay, llamada mate, tiene mucho consumo, y se trae de Buenos Aires. Los géneros de Castilla por lo regular se proveen de la misma ciudad. Es mucho el consumo de ellos por el lujo que ha introducido la moda, lo que ocasiona una saca de dinero, incapaz de soportar la provincia, como se hará ver: y los de la tierra, que son bayetas y pañetes, vienen de la provincia del Cuzco, por haberse perdido el obraje llamado Hulincate, situado, en el partido de Sacaba, tres leguas de esta ciudad, que servía de mucha utilidad al público, y respecto a la justicia, en la pena de los delincuentes que se destinaban a este trabajo. Los lienzos ordinarios de algodón, que llaman tucuyos,   —16→   se trabajan en esta ciudad, y muchos de los pueblos de la provincia, no sólo para proveer el vecindario del grande consumo que hay, de ellos, sino para un comercio utilísimo en las demás de la Sierra, Tucumán, y aun hasta Buenos Aires. En estas manufacturas se ocupa mucha gente pobre, con lo que mantienen sus familias. De algodón se proveen, de la costa de Arequipa, que traen a vender a esta ciudad, o a la villa de Oruro, de cuyos productos, y demás conducentes a la utilidad de esta provincia, se tratará ca su lugar.

51. En el año pasado de 1785 establecí pósitos de granos en ella, y pueblos de que se hará referencia, en obsequio del artículo 66 de la real Ordenanza de intendentes, a expensas de los vecinos, que voluntariamente donaron aquellas fanegas, 6 viches de granos, según su posibilidad y generosidad. Para su manejo y administración, formé una instrucción, con fecha de 25 de junio del mismo año, adaptando en lo posible la que rige en la península de España, y mandé se observase ínterin se determinaba lo conveniente por ese superior Gobierno, a quien di parte de este establecimiento, con fecha de 6 de julio del citado año, bajo del número 54, de que no he tenido contestación. Y habiendo repetido oficio en 7 de Marza de 1787, bajo del número 170, acompañando un estadito, comprensivo a los fondos de los pósitos que se habían formado, se sirvió el Exmo. Sr. Marqués de Loreto, antecesor de V. E., responderme en 15 de abril, haber mandado, por decreto del mismo día, se pasase al ministerio fiscal, donde paraban los antecedentes de la materia, sin que haya habido otras resultas: no obstante, los pósitos siguen con rápidos progresos. El de esta ciudad y Sacaba tiene en el día de fondo 134 fanegas, 4½ viches de trigo, y 51 fanegas y 6 viches de maíz.

52. Es patrona de esta ciudad la Reina de los ángeles, en su misterio glorioso de la Asumpción a los cielos, por haberse fundado en este día: por cuyo motivo todos los años en el mismo se celebra, con el real pendón, asistiendo el Cabildo a vísperas, y a la misa con sermón. La función es de las más solemnes, por el numeroso y lúcido concurso, que asiste al paseo de tarde y mañana, a caballo, con exquisitos jaeces, buenos caballos, y lucidos vestidos, con que procuran señalarse a porfía, y jamás baja el número de 170 a 200: de modo que en todo el reino del Perú se duda pueda hacerse función de más lucimiento.

53. Por la epidemia que padeció esta ciudad, de una cruel peste, juró por patrón al glorioso San Sebastián, por cuyo motivo se le hace una función muy lucida, y hay festejos públicos de toros en la plaza extramuros, que se halla al pie de cerrito, denominad San Sebastián, donde   —17→   es innumerable el concurso que asiste, y hay feria de frutas, dulces secos, helados, etc.

54. Los tributos que pagan los indios a S. M., con arreglo a la matrícula que rige, importan 5.493 pesos 6 reales al año.




ArribaAbajoPartido de Sacaba

55. Confina por el N con terrenos incógnitos de serranía, poblada de monte y habitada en parte de indios bárbaros, de nación Yuracarees, y con el nuevo Yunga de Yuracarees, que intermedia a la provincia de Moxos. Por el E con el partido de Clisa, y terrenos incógnitos, de Yuracarees. Por el S con el distrito de la capital de esta provincia, y por el O con el partido de Hayopaya. Comprende este partido el valle de Sacaba, de quien toma el nombre, (es de tres y media leguas de largo, y por algunos parajes muy cerca de dos de ancho) parte de la Cordillera real, y muchos terrenos de serranías despobladas: al N se hallan vetas de oro, plata y bronce, en sus quebradas y cerros: al S hay árboles y arbustos, y muchas yerbas medicinales, como son culantrillo, doradilla, orosus, salvia, pimpinela y otros vegetables; y a la del N monte muy espeso de gruesas maderas, algunas propias para construir embarcaciones. En este sitio hay un astillero para trabajar tablas, vigas y otros maderos a los edificios de las casas, y todo género de carpintería, de que se hace comercio en esta ciudad de Cochabamba para con las provincias inmediatas.

56. En dicho monte y serranías se crían osos, tigres, gatos monteses, leopardos, que los del país llaman leones, zorros, jabalíes, antas, puercoespín y otros cuadrúpedos menores, y en la Cordillera, vicuñas, guanacos, alpacas y venados.

57. De volátiles; buitres, gallinazos, sacres, halcones, perdices grandes y chicas, teruteros, palomas, torcazas, tórtolas, becacinas, gallinetas, bandurrias, garzas, guallatas muy parecidas al ganso, cigüeñas, pariguanas, algo mayores que las garzas y muy semejantes a ellas, menos en el color que es blanco y rosado, y el pico de hechura de una espátula, patos y otras varias aves, así chicas como grandes.

58. Reptiles e insectos hay muchos al N de la Cordillera, por ser paraje cálido.

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59. Este partido tiene varios ríos caudalosos y de mucha rapidez, principalmente los que corren por el N: y son, Duraznuni, que trae su origen de la famosa quebrada de Choquecamata, Incarracay, Tocorani, que se forma en las quebradas de Lisaguarata, el Tambo de los Zorros, Altamachi, que procede del río Totorani, y son las aguas de la quebrada de Peñas, Viscachas, Francamayo, y otros pequeños arroyos que proceden de lo más elevado de la Cordillera; el de Colomi que es reducido, y el de Sacaba que es el mismo que pasa por la inmediación de esta ciudad de Cochabamba, con el nombre de Rocha. Sólo tiene dos pueblos o Curatos, que son Sataba y Chequecamata.




ArribaAbajoPueblo y doctrina de San Pedro de Sacaba

60. Está en medio del valle de su nombre, y a distancia de dos leguas y media de la capital, en un terreno llano y cortado en algunos parajes, por las acequias con que se riega parte del valle. Sus casas son de adobe, techadas con paja, a excepción de una que es de dos altos y está cubierta de teja. La plaza es cuadrada y bien grande: en uno de sus frentes está la iglesia, y es muy capaz y nueva. La hizo el Dr. D. Domingo Sepertegui, cura que fue de ella: le falta mucho adorno en los altares, y embaldosar el suelo. A las inmediaciones del pueblo pasa el río de Sacaba, de muy poca agua y mala calidad; pero hay manantiales de exquisita no lejos, de donde se proveen para beber. Su temperamento es más sano que el de Cochabamba, por ser los aires más puros: aunque en ocasiones muy incómodos por lo recio de ellos, y polvaredas que levanta; y las enfermedades más frecuentes, como en la capital.

61. De comestibles goza iguales proporciones en carne, pan y vituallas. En los días festivos hay mercado en la plaza, donde se vende algodón en rama e hilado, ají, papas, con otros efectos y comestibles que produce el país, o traen de fuera, donde van a surtirse muchos vecinos de esta ciudad y pueblos inmediatos.

62. A más del riego que se saca del río, se trae de unas grandes lagunas que tienen los dueños de las haciendas en lo alto de la Cordillera, para beneficio de sus tierras y se forman de las lluvias y algunos arroyos que se introducen en ellas. El agua viene despeñada por acequias desde la serranía, con ímpetu imponderable, hasta el valle, cuyo beneficio fertiliza sus terrenos: de modo que por lo regular son buenas las cosechas.   —19→   En todo el valle hay 27 haciendas algunas con paradas de molinos, muchas de ellas de excelentes casas, y pobladas con los arrenderos, entre indios, mestizos y mulatos, que parecen cortas poblaciones: las más tienen sus estancias o dehesas en lo alto de la Cordillera, para herbajes o pastos del ganado lanar o vacuno; pues el valle carece de ellas, porque sus terrenos están sembrados o barbechados. Para las bestias de su servicio se valen de la alfalfa que siembran en abundancia; y en tiempo de la cosecha bajan los ganados de las estancias a aprovecharse de las rastrojeras.

63. Entre estas haciendas hay una llamada Hulincate, que ha sido un obraje para paños y bayetas, de muchísima utilidad para la provincia, y sujeción de los delincuentes. En el día está arruinado y perdido, por la decadencia y pobreza en que ha venido a parar su dueño: de él se hará mérito donde corresponde, para el beneficio público que de su reposición resultará a toda la provincia,

64. Las estancias están muy pobladas de indios y algunos mestizos, en forma de ranchería. La de Colomí pasa de 700 almas, y pide a voces una viceparroquia, para que no carezcan aquellos infelices del pasto espiritual y administración de sacramentos. El gasto que en ella se le ocasiona al cura, es causa de no tener efecto.

65. El curato tiene de sínodo, que se paga en estas reales cajas 1.015 pesos 5 reales, de los cuales se descuenta el cinco por ciento para satisfacer el de los curas de las misiones de Moxos y Chiquitos, y le quedan líquidos 964 pesos 6¾ reales; y con las obvenciones de derechos parroquiales, llegará de 4 a 5.000 pesos. Mas si a los curas se les pregunta acerca de este asunto, disminuyen tanto el valor de sus curatos, que se ponen en clase de mendigos.

66. La población se compone de 1149 españoles, 2093 mestizos, 227 mulatos, 3383 indios, y un negro, cuyo total suma 6853 almas. Por razón de tributos, contribuyen a Su Majestad sus indios 4.115 pesos 5 reales en cada año.




ArribaAbajo Pueblo y parroquia llamada del Venero de Choquecamata

67. Dista 25 leguas de camino de la capital: su situación al   —20→   N de la Cordillera, en una ladera de serranía bastante elevada, que forma la quebrada por donde corre el río de este nombre. Su piso es pendiente, desigual, y en parte cortado por las excavaciones que se hicieron en busca de oro, que ha sido el motivo de su fundación.

68. Este hallazgo fue en el año de 1740, con la casualidad de haberse extraviado un viajero de su camino, buscando, una caballería: y a la fama de estas riquezas pasaron de 20.000 almas las que se establecieron, unas para el trabajo de sacar el oro, otras para rescatarle, y otras para comerciar con víveres y efectos, proveyendo de lo necesario a los vecinos de la población. Aseguran que excedió de 20 millones de pesos lo que se extrajo de este precioso metal en el río, en solo la extensión de tres cuartos de legua del sitio nombrado la Angostura, en que suponen la mayor parte del torrente o boyada que se descolgó de aquellos cerros, y corrió por dicho río hasta el de Durasnuni. Lo cierto es, que en este paraje se está sacando continuamente oro, aunque poco y con mucha dificultad, por su mucho caudal y peñas.

69. En el día sólo ha quedado para memoria de estas riquezas que fomentaron a Cochabamba, en cuya plaza se recateaba públicamente el oro a cambio de géneros, una capilla próxima a arruinarse, y unos ranchos muy infelices, donde viven algunos indios y muy pocos mestizos, los cuales se ocupan en trabajar los relaves, cuya utilidad es bien corta.

70. En el cerro denominado de Cocapata, o Santa Catalina, en distancia de tres leguas de dicho pueblo de Choquecamata, y treinta de esta ciudad de Cochabamba, el año pasado de 1787, descubrió una veta de oro D. Juan Antonio Postigo, de que ha hecho registro. La mina tiene treinta varas de profundidad. Para formalizar su trabajo, se está construyendo un trapiche. Se estacaron diez y ocho interesados sobre el rumbo de lo misma veta, y aunque dieron principio al trabajo con mucho fervor, por falta de inteligencia en unos, y en otros de facultades, desistieron de la empresa, como se dirá en su lugar, y sólo continua dicho Postigo, costeándose con el poco oro que saca, por los auxilios que le proporciona su hacienda, en cuyo distrito se halla.

71. El cerro tiene todas las muestras de panizos de buen mineral de oro: es bastante montuoso, de excelentes maderas para la fábrica de trapiches e ingenios, al beneficio de estos metales. Pasan tres ríos a su inmediación, con abundante agua y buenas proporciones   —21→   a dichas máquinas. El terreno inmediato al cerro es fertilísimo, y se dan plátanos, chirimoyas, paltas y yucas. Al N y E se cría maíz, papas, guinoa y otros frutos. En toda su circunferencia se cría mucho ganado, y hay buenos terrenos para formar estancias. Dos leguas de dicho mineral pasa el río de Cotacages, muy caudaloso, de donde puede transitarse por agua a las misiones de Moxos, con grandes ventajas a los intereses de aquellos naturales. El temperamento es húmedo y cálido, y las aguas son exquisitas, lo que le hace ser sano: por lo que respecta a la inmediación de dicho mineral pero en el río de Cotacages se experimenta mucha terciana, y por lo que hace al de Choquecamata, es muy frío, y el agua excelente.

72. Tiene el curato una viceparroquia en Icarí, que está en medio del río de Altamachi, a distancia de 11 leguas, en cuyas inmediaciones hay buenas haciendas de cultivos con sus estancias. Su temperamento y agua es bueno, y aunque frío, no tanto como en Choquecamata.

73. El cura no goza de sínodo real ni predial, y se duda si las obvenciones le darán de utilidad 300 pesos. Su población se compone de 100 españoles, 197 mestizos, 42 mulatos y 422 indios, cuyo número de almas suma 761, y el total del partido 7614. Contribuyen a S. M. los indios, por razón de tributos, 506 pesos 2 reales al año.




ArribaAbajoPartido de Hayopaya

74. Confina por el N y O con la provincia de la Paz, la cordillera real y el partido de Oruro, dividiéndolo por la parte de la Paz el río de Hayopaya. Por el S con el partido de Tapacari, y por el E con este mismo partido y el de Sacaba.

75. El terreno es de mucha serranía, casi la más elevada de toda la provincia: forman unas quebradas bien estrechas y profundas, por las que corre la mayor parte de los ríos de que se hará mención, con mucha rapidez. Por un lado le atraviesa la Cordillera real y otras ramas de esta en las que hay nieve todo el año, y vetas de metales de plata y bronce, y aun dicen las hay de azogue: pero, por más exquisitas   —22→   diligencias que se han hecho a su descubrimiento, nada ha podido adelantarse.

76. Los ríos son, el de Hayopaya, el de Santa Rosa, que se forma de varias quebradas y pequeños ríos que tienen su origen la mayor parte de ellos en lo más elevado de la Cordillera, y son Piusilla, Morochata, Punacachi, Palca-chiquito, Calchani y Palca-grande. Dicho río se une con el de Hayopaya: en las juntas toma el nombre de Lambaya, y ambos forman el de Cotacages, que es una de las cabeceras del Beni.

77. Los terrenos de este partido están poblados de árboles y arbustos, en las inmediaciones de los ríos o en las quebradas, y el que es poco elevado por la parte del N, de monte muy espeso, donde hay maderas buenas para construir embarcaciones.

78. Se crían muy buenas frutas, tanto de Castilla como de la tierra, y son ciruelas, duraznos, uvillas, abrimelos, manzanas, melocotones, peras, bergamotas, higos, cidras, limones, paltas, chirimoyas, guayabas, piñas, plátanos, granadillas, pacaes y otras. Animales cuadrúpedos, volátiles, reptiles e insectos, lo mismo que en el de Sacaba.

79. Todo este partido es muy azotado de los vientos, por las grandes serranías de que se compone, principalmente en las quebradas y laderas de ellas; y son más o menos fríos, según la mayor o menor elevación del terreno: todo lo bajo por la parte del N, es muy cálido, y se experimenta mucha terciana, conocida en el país con el nombre chuccho.

80. Los indios llevan todo el peso de la agricultura, los cuales sirven en calidad de arrenderos en las haciendas, con unas pensiones más duras que en los demás partidos, en cuya posesión tiránica se hallan a título de entable. He tenido que disimular por evitar mayores inconvenientes; y los mestizos por lo regular se ejercitan en la arriería, que les proporciona el comercio de granos, harinas y carnes curadas, que llaman charques, a los Yungas de la Paz y otras partes.

81. Por lo general son robustos los que viven en los altos, y de proporcionada estatura: los que se crían y habitan en las inmediaciones de algunos ríos, son débiles, muchos de ellos sordos, mudos, contrahechos, y de una estatura muy chica: lo que se atribuye a las aguas flemosas, y lo muy cálido del temperamento. Se les cría en el pescuezo una bolsa de flemas, que generalmente se llama coto: cuyos   —23→   parajes son muy perseguidos de la terciana, y este es el motivo del poco fomento de la población. El traje e idioma de estas gentes son como en el partido de Sacaba.

82. Los terrenos son muy fértiles, y producen mucho trigo, cebada, papas, ocas y anís en los altos y laderas de los cerros, poco elevados pero pendientes, lo que hace muy trabajoso y difícil su cultivo. En las quebradas y bajos, principalmente a la parte del N, se cría maíz, jucas, ají, camote, algodón de color blanco y de color canela, que llaman moyado, maní, y cuanto se quiere sembrar. Los más de estos terrenos son de riego.

83. En las estancias se crían excelentes pastos, de mucho engorde y nutrimento, particularmente para el ganado vacuno, que abunda más, por las utilidades que procura al este comercio la inmediación al Yunga de la Paz. Hay también caballar, lanar y cabrío.

84. Se divide este partido en cuatro curatos o doctrinas, y son: Yani, Paica, Charapaya, o Palca-chiquito y Machacamarca.




ArribaAbajo Curato de Yani

85. Su pueblo está situado a la falda de una serranía muy elevada, 17 leguas de la capital, en un terreno desigual y pendiente: sus casas son unos malos ranchos hechos de palizada, y techados de paja, sin método ni orden. La iglesia es regular, si bien la techumbre es de paja: el temperamento es algo frío, por la elevación en que se halla, y los aires rasos y desapacibles, principalmente de noche y en tiempo de heladas. El agua es buena, y está bien provisto de carne, pan y demás comestibles.

86. Tiene una viceparroquia, donde de continuo mantiene el cura un ayudante, y tres anexos, llamados, Calchani, Punacachi y Chinchiri, que son unas capillas muy reducidas: y a más hay otras haciendas de españoles, con oratorio, donde se dice misa algunos días de fiesta.

87. El pueblo viceparroquia de Morochata, dista del curato de Yani 6 leguas, y 11 de la capital de la provincia. Su situación es al pie de la misma serranía, en terreno menos elevado: sus casas   —24→   lo mismo que las de Yani, pero tiene más vecindad. La iglesia es bien reducida, hecha de adobes y techada con teja. El temperamento es variable y más caliente que Yani, y el agua regular: está bien provista de víveres.

88. El cura tiene de sínodo 443 pesos 4 reales, que se paga en estas reales cajas; y con las obvenciones, llegará a 2.500 pesos, sobre poco más o menos. Su vecindario se compone de 421 españoles, 936 mestizos, 200 mulatos, 1887 indios, y 2 negros, cuyo total hace 3446 almas. Por razón de tributos, contribuyen a S. M. sus indios 1.693 pesos al año.




ArribaAbajoCurato de Palca

89. Su pueblo y parroquia dista del de Yani 7 leguas de camino, y 25 de la capital: su situación es en la falda de una serranía de bastante elevación, llamada Tunari, donde afirman hay metales de plata: no tiene más que una sola calle, tuerta, desigual y pantanosa; las casas son unos malos ranchos, como en los pueblos del anterior curato. La iglesia bastante grande y proporcionada al curato: el temperamento es mejor que el de Yani, y el agua es buena; se experimentan tercianas y tabardillos en los parajes bajos; o quebradas, por lo ardiente y húmedo de ellos: en las inmediaciones hay algunas paradas de molinos.

90. A corta distancia está la iglesia, que fue arruinada en la pasada rebelión por los indios, con muerte del cura, y unas 300 personas de todas edades y sexos.

91. Este curato comprendía antiguamente el de Yani, y se dividió en el año pasado de 1789.

92. Tiene cinco anexos o capillas, que son, Tapasa, Santa Rosa, Tiquirpaya, Tacocumo, y Pocanchi.

93. Su población se compone de 349 españoles, 342 mestizos, 31 mulatos y 870 indios, cuyo total asciende a 1592 almas.

94. El cura tiene de sínodo lo mismo que el de Yani, y con las obvenciones legará a 2.500 pesos. Por razón de tributos satisfacen a S. M. los indios 925 pesos al año.



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ArribaAbajoCurato de Machacamarca

95. Dista del antecedente 4 leguas, y 29 de la capital. Está situado en la hacienda de su propio nombre, que posee, por vía de vínculo o mayorazgo, el Marqués de Montemira, vecino de Lima, y al pie de una cuesta muy pendiente, y de terreno desigual, media milla del río de Hayopaya, de quien, como va dicho, toma el nombre el partido, y divide el gobierno e intendencia de la Paz. Tiene muy pocas casas, las que, a excepción de la del cura, son unos infelices ranchos. La iglesia es bastante grande, las paredes de adobe y cubiertas de teja: el temperamento y agua son regulares; se experimentan tercianas y tabardillos en las inmediaciones del río. Toda la población de este curato se compone de haciendas, que poseen los españoles, muy fértiles en sus terrenos, donde se cogen los frutos de que se hace relación arriba: tiene cinco anexos, que son Fuisonga, Sanipaya, Cuti, Caimani y Usungani.

96. Su población se compone de 198 españoles, 80 mestizos, 8 mulatos y 911, indios, y su total 1197 almas.

97. El curato tiene de sínodo 485 pesos 2½ reales, que se pagan en estas reales cajas, y con las obvenciones tasadamente llegará a 1.500 pesos, Pagan de tributo a S. M. los indios 750 pesos al año.




ArribaAbajo Curato de Palca-chiquito, o Charapaya

98. Dista 20 leguas de la capital y 8 del antecedente: su situación está en una quebrada muy profunda y estrecha, por la que corre un pequeño arroyo de agua bien mala. Toda esta población se reduce a 14 ó 15 ranchos, muy infelices y esparcidos: hay entre ellos algunas paradas de molinos. La iglesia es bien reducida, y el antecesor cura, D. Miguel Ceballos, la ha adornado y puesto muy decente: la demás población del curato es de diferentes haciendas. Tiene de sínodo 485 pesos 2½ reales, como el antecedente; ambos eran un solo curato, y se dividió en el año de 1789, y con el obvencional ascenderá a algo más en renta.

99. Su vecindad se compone de 246 españoles, 104 mestizos,   —26→   8 mulatos y 917 indios, y su total 1.275 almas. Pagan de tributo a S. M. los indios 831 pesos al año.

100. A más de estos curatos comprende este partido el anexo de Leque, perteneciente al de Mohosa, que corresponde a la intendencia de la Paz: está situado en una quebrada que se nomina. Leque o Usungani. La iglesia es muy reducida, de bóveda de cal y piedra: su población unos malos ranchos, y sólo la casa de la hacienda, donde está situado este anexo, es de adobe y teja, con bastante comodidad; el temperamento es mejor que el de los curatos de este partido. Su vecindad se compone de 61 españoles, 31 mestizos, 1035 indios, y su total 1127 almas, y el todo de las de este dicho partido 8.637.




ArribaAbajoPartido de Tapacari

101. Linda por el N con el de Hayopaya y el de Sacaba por el S con el de Arque y el partido de Oruro de la provincia de la Plata, y por el E con la jurisdicción de la ciudad de Cochabamba, el partido de Clisa y parte del de Arque; y por el O con el referido partido de Hayopaya y el de Oruro.

102. Tiene dos ríos grandes; y son, el de Tapacari y Sipesipe: el primero se forma de otros menores y varios arroyos; a saber, Calliri, Combuyo, Tirata, Guayco, Choroma, Retamani y Uma. El de Sipesipe, de los de Tamborada y Cochabamba, que bajan de los valles de Clisa y Sacaba, y otros varios arroyos; como son, Hapote, Tiquipaya, Lapiani, Mohora, Viloma y Vilomilla, que los más no llevan agua en las estaciones de seca. Tienen los principales, remansos o pozos, donde se crían pescados sabrosos, y son bagres, sábalos, dorados y otros.

103. Este partido comprende casi todo el valle de Cochabamba, y en partes le dan el nombre de Quillacollo, o Sipesipe, sin embargo, de ser uno mismo: lo demás es un terreno de mucha serranía bien elevado, que forma quebradas espantosas, donde corren algunos de los ríos y arroyos expresados, principalmente los de Tapacari y Calliri, aunque este último, es más inferior.

104. Por la parte del S hay una pequeña rama de cordillera muy elevada, en el sitio llamado, Sayari. Tiene su origen en los   —27→   altos de Tapacari, y sigue hasta el partido de Arque. Por la banda del N y O le sirve de límites otra rama de la misma, para con el partido de Sacaba. En ambas hay metales de plata e indicios de haber oro: los primeros se ven en dicho cerro de Sayari, donde se encuentran algunas pequeñas bocas minas, que por falta de facultades e inteligencia no se benefician.

105. Los campos tienen en parte árboles y arbustos, principalmente en las quebradas y laderas de los cerros poco elevados y son, molles, sotos, alisos, algarrobos, guaiñas y tunas de varias calidades. De frutas hay en abundancia en muchas huertas y haciendas de la quebrada; y son, duraznos, abrimelos, manzanas de dos o tres calidades, peras, higos y uvillas.

106. En la serranía y monte se crían los mismos animales cuadrúpedos, insectos, reptiles y volátiles que en el partido de Sacaba.

107. Es muy azotado de los vientos sures y oestes, principalmente lo que llaman valle de Sipesipe: el temperamento igual al de Cochabamba, aunque en algunas quebradas es más ardiente.

108. Las enfermedades son lo mismo que en dicha ciudad; bien que suele experimentarse terciana o chuccho en tiempo de aguas, en las inmediaciones del río de Sipesipe.

109. El terreno de todo este partido es fértil; lo más del valle se riega, y con el corto cultivo que le dan, produce mucho maíz, trigo y cebada, y en los altos, con el beneficio de las lluvias cuando no se experimentan heladas, hay abundantísimas cosechas de trigo, papas de dos calidades, ocas y quinua.

110. Los pastos son escasos, pero de mucho nutrimento para el ganado, principalmente las quebradas, y todo terreno bajo, donde se cría en abundancia lanar y cabrío, y en los altos, carneros de la tierra y vacuno.

111. Este partido está dividido en seis curatos, o doctrinas; que son, Tapacari, Calliri, Sipesipe, Quillacollo, Paso y Tiquipaya.




ArribaAbajo Pueblo doctrina de Tapacari

112. Está situado en la quebrada de su nombre, a distancia de   —28→   14 leguas de la capital, en un terreno muy llano, casi cercado de cerros bastante elevados: sus calles están a cordel, son estrechas, desiguales y desempedradas: la plaza cuadrada y proporcionada al pueblo; en una de sus frentes está la iglesia; su construcción en forma de crucero, y la mejor de todo el partido por su capacidad y adorno. Las casas son de adobes crudos, y techados con teja, sólo unas tres o cuatro tienen dos cuerpos. El temperamento y agua son buenos, y lo mismo los comestibles: la leña está escasa por lo distante. Tiene una viceparroquia, llamada Itapaya, y cinco anexos; al saber, la Ramada, Chigmuni y Colpa, Tirata, Escaleras y Guayco, Tallija y Muglli. Es pueblo real de indios; son los más acomodados de toda la provincia: su ejercicio, el de la agricultura y trajín de la arriería, por estar en el tránsito o camino real para Oruro, la Paz y carrera de Lima.

113. Los bienes de esta comunidad se administran por una junta que se estableció el año de 1797, compuesta de los vocales que previene la real Ordenanza de intendentes de este virreinato, con sujeción al reglamento que se ha formado, e instrucción relativa a los artículos que en ella tratan sobre el asunto. Las tierras sobrantes se cultivan por los mismos indios, según prescriben las leyes de estos dominios, o se arriendan si no hay proporción para ella. Producen un año con otro 1.186 pesos ½ real, y desde que se estableció este método de gobierno hay en arca de tres llaves 4.023 pesos 2½ reales. A más de estos caudales tiene la comunidad, en capitales de censos, más de 150.000 pesos, los más perdidos, se manejan por el Señor Oidor, juez privativo de censos de la ciudad de la Plata.

114. Las tierras que poseen los indios originarios no están conforme la razón y justicia, porque unos no llegan a los dos topos de medida que les corresponde por ley, otros, como los caciques y principales, pasan de 50, 60 y más fanegadas, y otros, como españoles, cholos y mestizos, se han introducido a detentarlas, lo que tenía atrasado este pueblo y demás de indios reales. Para reformar tan perjudicial abuso, desagraviando a los indios con un repartimiento justo de las que deben gozar, y revindicar las ocupadas por los intrusos detentadores, se están practicando las correspondientes diligencias con el dinero sobrante de la comunidad, en virtud de la facultad que ha concedido la Real Audiencia de Charcas; con lo cual cesarán los clamores de los pobres indios. El Rey tendrá más aumento en el real ramo de tributos, ampliando el repartimiento de las muchas tierras que sobran a los indios agregados sin ellas, en el mayor aumento que por esta razón pagan de tributo, y estos miserables lograrán salir de una especie   —29→   de esclavitud y miseria a que se ven reducidos, como dependientes de los pocos originarios que las tienen.

115. La población se compone de 339 españoles, 259 mestizos, 206 cholos, 44 mulatos: 6.849 indios y 3 negros, cuyo total compone el número de 7,694 almas.

116. Este curato es uno de los que se destinaron al convento de San Agustín, en conformidad de la real cédula de 23 de junio de 1757: goza de sínodo real entero, que compone la cantidad de 1.562 pesos 4 reales, y hecho el descuento del 5 por ciento para los curas de las expresadas misiones, le quedan líquidos 1.484 pesos 3 reales: de obvencional pasa de 5.000 pesos; de modo que se le regula unos 7.000 pesos, sobre poco más o menos, un año con otro. Pagan los indios de tributo a S. M. 11.628 pesos 1 real al año.



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