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ArribaAbajoDescripción y estado de las reducciones de indios chiriguanos

1. Con fecha 4 de agosto último informé a V. A. el estado en que se hallaban los pueblos de indios infieles de la Cordillera de Chiriguanos, confinantes a las nuevas reducciones de Mazavi, Tacurú e Igmiri, y con presencia de cuanto había reconocido y notado en mi visita, manifiesto por menor los riesgos que amenazan, y propongo la construcción de un fuerte en Saypurú, guarnecido con el corto destacamento de las milicias de Santa Cruz de la Sierra, para cubrir no sólo aquellas nuevas poblaciones, sino las antiguas del Piray, Florida, Cabeza y Abapó,

2. Las sucesivas noticias que fueron comunicando los Padres, a cuyo cuidado están, de la mala fe de los indios y riesgos que amenazan, clamando por este auxilio, no me dieron treguas a esperar la superior resolución de V. A., ni del nuestro Virrey de Buenos Aires, a quien dirigí igual consulta; y me vi obligado a poner por obra este proyecto en los términos que tengo informado a V. A. con fecha 2 del anterior próximo mes. Todo ello ha merecido vuestra superior aprobación, por auto de 17 del mismo, que en testimonio se me ha dirigido por mano de vuestro Fiscal: y como entre otras cosas se me ordene continúe mis avisos acerca de los ulteriores progresos, habiéndose fijado el fuerte con la denominación de San Carlos sin la más leve contradicción, y asegurado aquellas reducciones, según demuestra el adjunto diseño, sólo resta el que cumpla cuanto tengo ofrecido en mi citado informe, de continuarlo con mejor instrucción, remitiendo testimonio de los autos de visita, y proponiendo los medios de adelantar estas misiones sin el mayor gasto de los caudales de temporalidades, con conocimientos geográficos de aquellos parajes, por los cuales se venga a formar concepto de lo interesante que es a la religión y al estado la reducción de los demás pueblos de indios infieles que median hasta el río Parapití.

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3. Para la mejor claridad de este informe, lo dividiré en tres partes. En la primera haré alguna descripción de todos aquellos pueblos reducidos y por reducir, que se han reconocido, hasta el citado río Parapití; número de sus habitantes, trajes, usos y costumbres; proporciones y ventajas que ofrecen sus terrenos. En la segunda trataré del gobierno espiritual, temporal, político y económico de los cuatro referidos pueblos de Piray, Cabeza, Florida y Abapó; demostrando que la verdadera práctica de este último es el sólido fundamento de desterrar los vicios y no la privación del comercio con los cruzeños, contra quienes clama el P. Fray Manuel Gil. Y en la tercera propondré los medios para adelantar estas misiones, haciendo ver que con los frutos de sus terrenos o industria de sus naturales, no sólo podrán subsistir por sí, sino auxiliar con mucha parte de lo necesario el fomento y conservación de los nuevamente reducidos; y aun ir proporcionando medios a que en los demás, de infieles se vaya introduciendo nuestra Santa Fe católica, con otras ventajas a beneficio del estado.

4. El asunto no lleva más objeto que el mejor, de Dios y del Rey: procuraré explicarme con la claridad posible y sin zaherir a persona alguna. ¡Ojalá que yo acierte según mis deseos a desempeñar lo útil de su importancia!



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ArribaAbajoParte primera

5. En la vasta Cordillera de indios Chiriguanaes están situados diecinueve pueblos hasta el río Parapití: los ocho reducidos a nuestra Santa Fe Católica, y los restantes de infieles. Lindan por la parte del N con terrenos incógnitos, entre el Río Grande y dicho Parapití, o de San Miguel de Chiquitos, por el S con el partido de la Laguna, por el E con el Parapití y terrenos incógnitos, donde hacen sus correrías los indios Tobas; y por el O con el mismo partido de la Laguna, Río Grande y partido del Valle-grande.

6. Es la capital de estos pueblos el del Piray, por su numerosa vecindad, y ser primera reducción. Tuvo principio esta el año de 1630 al cargo del P. Juan de Torres jesuita, y por haberles querido privar el comercio con los cruceños, se alzaron intentando matar a este religioso, que escapó fugitivo a Santa Cruz: echaron los ornamentos, vasos sagrados e imágenes a una laguna grande, que está en las inmediaciones de aquella primera fundación, y destruyeron y quemaron el pueblo, manteniéndose en su barbarie y gentilismo, haciendo incursiones y correrías a los vecinos de Santa Cruz; hasta que domados por estos en los repetidos encuentros con que los escarmentaron, pidieron con instancias al Reverendo Obispo D. Francisco Ramón de Herboso, en el año de 1763, sacerdote para reducirse a nuestra Santa Fe católica; quien destinó al licenciado D. Lorenzo de Ortiz presbítero, eligiendo la situación para el pueblo donde se halla fijado, con la denominación de Nuestra Señora de la Asumpción del Piray, que permaneció a cargo de este eclesiástico y de su compañero D. Vicente Lobo, cura vicario que al presente es de la provincia de Chiquitos, hasta el año de 1773, que fue entregado a los religiosos de mi Padre San Francisco de Propaganda del colegio de Tarija.

7. Está situado en un llano, una legua para el N de la Cordillera, y veinteséis de la ciudad de Santa Cruz, entre dos pequeños ríos, el uno llamado Parabanó, y el otro Piray. Este es algo mayor que el primero. La plaza es bastante grande y cuadrada; las calles rectas, aunque estrechas; la iglesia proporcionada al pueblo, muy   —160→   aseada y bien adornada interiormente: tiene su música de indios medianamente hábiles en el violín, arpa y violón.

8. A un lado de la iglesia está la casa habitación de los Padres. Se compone de patio y traspatio, con buenas oficinas interiores; y aunque está fabricada con la misma solidez que la iglesia, no está techada con teja. Las habitaciones de los indios son unos galpones de palizada y barro, cubiertas de motacú, con reducida extensión para su familia.

9. El número de almas de que se compone, por la razón que ha dado el P. Fray Manuel Gil, asciende a 1.686; los 102 catecúmenos, y los restantes neófitos. Todos ellos son de nación Chiriguanaes; tuvieron su asiento antes de reducirse en aquellas inmediaciones. Su estatura es regular, su color moreno, de mejor presencia y agilidad que los indios de la Sierra, y muy robustos y fuertes para todo trabajo corporal. Su vestido es una camisa larga, de lienzo de algodón, los hombres, algunos gastan calzones que cubren la misma camisa, y otros el traje completo de español: las mujeres, una camisa sin mangas, que llaman tipoy, del mismo lienzo, que las cubre hasta los pies.

Hay algunos ricos con estancia de ganado vacuno.

10. El arma que usan es la flecha, la que manejan con gran destreza. Son muy inclinados a la bebida de la chicha, que hacen de maíz, camote y miel, de que resultan muchas embriagueces que causan grandes desórdenes, de que justamente se quejan los Padres. Las mujeres padecen mucho de la imperfección del coto que les sale a la garganta: se atribuye a que beben de unas aguas empozadas que están cerca del pueblo, por no tener el trabajo de andar algunas cortas cuadras de distancia que hay hasta el río.

11. El temperamento de este pueblo es muy ardiente y vario. Suelen experimentarse vientos sutilísimos por la cercanía al la Cordillera, de que alguna otra vez les resulta enfermar de terciana pero sin embargo por lo general es sano.

12. El terreno es muy fértil, y produce con abundancia maíz, yuca, camote, arroz, tabaco, sapallos, porotos, sandías y caña dulce de excelente calidad.

13. Hay por cuenta de la misma misión dos estancias de ganado vacuno, que por relación del P. Fray Manuel Gil resulta tener 915 cabezas de yerro; si bien el año anterior próximo, habiéndose   —161→   contado, pasaron de 1.400 cabezas, según me informó el P. Fray Lorenzo Ramos. Tiene así mismo 40 de ganado lanar sobre poco más o menos, 19 mulas y 36 cabezas de ganado caballar. Los particulares y por la misma relación, se hace juicio tendrán 800 cabezas de ganado vacuno, y de caballar pasarán de 200.

Pueblo de Nuestra Señora del Pilar de la Florida


14. Dista este pueblo al E legua y media del de Piray, y muy corto trecho por el N al del río de este nombre. Su situación es en terreno llano y húmedo. Se fundó en el año de 1731, con motivo de las guerras que en el de 79 tuvo el gobernador D. Tomás de Leso con los indios Chiriguanos de los pueblos infieles, de la parte opuesta al Río Grande hasta el Parapití. Todos ellos son naturales del de Mazavi, Tacurú e Igmirí. El no haberse unido con los otros para hacernos la guerra, y verse acosados de ellos, les precisó a pedir reducción a 102 familias sobre poco más o menos. El Gobernador intentó llevarlos a Santa Cruz para fundar pueblo en el mejor paraje de aquellas campañas. Se opusieron los Padres y recurrieron a V. A., para cuya superioridad se mandó que señalasen sitio para reunirlos a población. Así se hizo sin intervención de dicho Gobernador, y corrió a cargo del hermano Fray Francisco del Pilar, en los principios.

15. Por la razón que da el P. Fray Joaquín Beltrán, cura de dicha reducción, resulta tiene 444 almas de todas edades. Los 169 cristianos, y los restantes catecúmenos: su estatura, robustez, traje, armas y costumbres, son las mismas que los del Piray.

16. La capilla es reducida, pero suficiente para el vecindario. Está en un frente de la plaza, y al lado la casa habitación de los religiosos, con regular comodidad; se halla provista de ornamentos y vasos sagrados con mediana decencia. El pueblo no tiene formalidad de calles: las habitaciones son unos cortos ranchos y separados unos de otros, del mismo material que los del Piray.

17. Por igual noticia resulta tiene 400 cabezas de ganado vacuno de yerro; y de particulares 8 caballos, y yeguas 30, y de particulares 36; mulas, 22, y de particulares 3; cabras 9, las 4 con crías y un macho, y ovejas, 19.

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18. El temperamento, por la proximidad de una gran laguna y ciénega que está entre el pueblo y el río, es poco sano y los ha tratado mal. Este motivo, la inmediación al Piray, con cuyos vecinos son continuas las discordias y reyertas, y el ser naturales de los citados tres pueblos, donde ya está puesto el estandarte de nuestra Santa Fe católica, los tiene en una continua inquietud por desamparar el pueblo y pasarse a los de su naturaleza, llevados del dulce amor de la patria y parentela. Repetidas veces lo han intentado, y se les ha contenido con violencia. En el acto de la visita todos ellos en cabildo abierto me pidieron se les concediese licencia para mudarse a sus tierras, representando que supuesto mediaban allí los mismos motivos que en el Piray para ser cristianos, era de justicia su solicitud; con otras razones y expresiones vivísimas de sentimientos que jamás me persuado podrá borrárseles de su corazón. Procuré sosegarlos con buen modo, diciéndoles daría parte a V. A, por no tener facultades para proceder en el asunto, y ser peculiar a vuestra superioridad, con arreglo a la ley 13, lib. 6º., tít. 3º. de estos dominios.

19. Los motivos que exponen estos indios son de suma consideración, y si no se ocurre a fijar el pueblo con fundamento y solidez, al fin ellos harán lo que en el día puede asegurarse y arreglarse para en lo sucesivo.

20. La población del Piray es numerosa: el P. Fray Manuel Gil le cuenta 1.686 almas, y el expresado Gobernador Leso, en el padrón que hizo el año de 1779, 2.450. Estemos a lo primero, porque tal vez alguna epidemia habrá causado tan notable diminución. La ley 46 del lib. 1º. tít. 6º. de estos dominios, encarga a los M. R. Arzobispos y R. Obispos, que para la educación de los indios y enseñanza de los artículos de nuestra Santa Fe católica, con especial cuidado reconozcan el número que cómodamente, puedan ser doctrinados y enseñados por cada doctrinero y cura, atenta la disposición de la tierra y las distancias de unas poblaciones a otras. Que en esta conformidad señale el distrito de cada doctrina, y el número que pareciese conveniente, que nunca ha de exceder de 400 indios; sino es que la disposición de los pueblos obligue a aumentarlo o minorarlo; y manda a los Virreyes, Presidentes y Gobernadores que del cumplimiento y observancia de esta ley den cuenta a Vuestra Real Persona, y de todo lo demás que conviniere para la educación y enseñanza de estos indios. La disposición del pueblo del Piray y proximidad del de la Florida, no permite tan numerosa vecindad porque como ellos mismos dicen, se están causando daños y vejaciones. Esta sola reflexión de gravedad, como opuesta al espíritu de la citada ley. Mi dictamen   —163→   no es se suprima el pueblo de la Florida, porque sería doloroso que después de haberse gastado 2.600 pesos de los caudales de temporalidades en sólo la construcción de capilla, casa de los Padres y formalizarle, sin contar los sínodos de estos religiosos, se diese por inútil; y aunque se le nota al temperamento de enfermizo, es de lo más delicioso y fértil de las otras reducciones, y no en términos tan extremosos que pueda dejar de ser habitado. Si del Piray se sacase otra tanto número de almas, que lo desean, quedaban ambos pueblos provistos de un regular vecindario, con arreglo al espíritu de la citada ley. Los Padres se oponen a esta deliberación, porque se persuaden que la fuerza y violencia han de contener a los indios de la Florida para no poner en obra sus pensamientos.

21. Bien veo que este asunta debía en algún modo tratarse con separación del presente informe, que a la verdad va desviándose de la idea que tengo propuesta en esta primera parte: pero por la conexión que con él tiene, y proporción que presta de tomar un pleno conocimiento de sus circunstancias, no me parece violento ni inoficioso. V. A. podrá hacer de él el mérito que tenga por conveniente, o para su resolución de plano, o para que se forme expediente separado, instruyéndole con otras formalidades.



Pueblo y Misión de Nuestra Señora del Carmen de Cabeza


22. Este pueblo dista ocho leguas del antecedente: se fundó un año después del de Piray, y puso a cargo del licenciado D. Melchor Mariscal el Reverendo Obispo D. Francisco Ramón de Herboso, el que permaneció así hasta que fue entregado con el otro, como va dicho, a los Padres de Propaganda.

23. Está situado en un llano o alto plan, con respecto al Río Grande que corre por la parte del E a distancia de un cuarto de legua. Los terrenos son de igual fertilidad que los otros, y producen los mismos frutos. No tiene forma de población porque las casas están sin orden, la iglesia es tan buena como la del Piray y se halla provista de ornamentos y vasos sagrados con la misma decencia. La casa habitación de los Padres es muy cómoda, y con suficientes piezas, para la hospitalidad de huéspedes. El temperamento es bueno, y los aires más puros que en la Florida, aunque suele algún otro año experimentarse tercianas. Los indios   —164→   son de la misma nación Chiriguana, y tenían su asiento en aquellas inmediaciones. Su estatura, robustez, armas, trajes y costumbres, son como los de los otros pueblos que van explicados.

24. Los campos están poblados de bosques, a excepción de algunos parajes de las inmediaciones del Río Grande. Tienen, excelentes maderas de diversas calidades y grosor, pero inútiles, porque nada puede aprovecharse por su situación y la ninguna industria de aquellos naturales. El número de almas de que se compone, de todas edades, es de 918: los 168 neófitos, y los restantes catecúmenos.

25. Tiene 2.042 cabezas de ganado vacuno de yerro por fondo esta misión; 88 caballos, 72 yeguas, 71 ovejas, 30 mulas, y ganado cabrío, 12. Los particulares tienen 805 cabezas de ganado vacuno, entre chicas y grandes: caballos, yeguas y mulas, 142.



Pueblo Misión de la Santísima Trinidad de Abapó, dista cinco leguas del antecedente


26. Se fundó este pueblo en el año de 1770 por el celo apostólico del hermano Fr. Francisco del Pilar. Está situado en la inmediación de la Cordillera, en un llano o alto plan, más elevado que el de Cabeza y muy próximo al Río Grande. El terreno en sus inmediaciones es de pequeños cerros poblados de bosque, con iguales maderas que los de aquel; bien que hay parajes llanos donde tienen sus chacras los indios. La iglesia que tenía era muy indecente e incómoda; motivo porque, luego que se hicieron cargo de esta misión los Padres Fray Narciso de Vesga Oteo y su compañero Fr. Pedro de Santiago, en el año de 1784, pusieron por otra la construcción de una nueva, que se halla concluida y está para estrenarse. Su circuito es de 133 varas: su hueco, de largo 43 y 14 de ancho. Está edificada con mucha solidez, y ha dirigido la obra el expresado Fray Pedro de Santiago. Le aventaja a las demás en hermosura y capacidad, y puede competir con muchas de los pueblos ricos de este reino del Perú. Todo ello se debe al celo de estos religiosos, que con infatigable vigilancia, así uno como otro, le han dado esta casa al Señor para que sea alabado y reverenciado en la tierra. La habitación de los Padres es de mejor fábrica que las otras, y con más orden y decencia en sus oficinas. El número de almas de este pueblo es de 1.102, los 908 neófitos, y los restantes catecúmenos.

27.Tiene por caudal de ganado vacuno 2.075 cabezas de todas   —165→   edades: caballar 99, mulas 21, y lanar 110, de particulares 400 de vacuno de todas edades: caballar 100, y mular 10, repartidos en cuatro escancias.



Nuevas reducciones situadas en la parte opuesta del Río Grande


Pueblo de San Rafael de Mazavi, dista del de Abapó 20 leguas


28. Tuvo principio su reducción por el mes de julio del presente año, que a solicitud y repetidas súplicas de los indios, cuando estuve en él de visita, pidiéndome religiosos para que los educasen en los artículos de nuestra Santa Fe Católica y permiso para hacer la iglesia, se la concedí al hermano Fr. Francisco del Pilar, en uso de las facultades que me tiene dadas V. A., y las peculiares a mi empleo. Me aseguran se halla acabada la capilla en tan corto tiempo, y habitación de los Padres, por el empeño con que se han aplicado los indios al trabajo de su construcción, y que una y otra fábrica son de suficiente capacidad, y consistencia.

29. Está situado en medio de unos cerros, al pie de la Cordillera poco elevada por aquel paraje: su temperamento es benigno y sano.

No tiene más agua que la que sale de un manantial bastante copioso y permanente para la subsistencia aun de mayor vecindario, y está distante algunas cuadras del pueblo. Los campos están poblados de bosques muy frondosos, aunque las maderas no son de tanto grosor como en los antecedentes. Los terrenos de sus inmediaciones, únicos que hasta el presente han labrado, producen con fertilidad los mismos frutos, y tienen muy buenos pastos, donde mantienen sus caballos y mulas.

30. Se le regula 400 almas de todas edades: son de mejor presencia y robustez que los de otros pueblos que van referidos.



Pueblo de Igmiri


31. Dista del antecedente una legua por la parte del E, se dio principio a su reducción por octubre de 1786, por el expresado hermano Fray Francisco del Pilar, a expensas de los caudales de temporalidades, y con licencia de V. A., según se me ha informado; bien que no tuve   —166→   noticia de ello, hasta que por el subdelegado de Santa Cruz se me presentó la oposición que hacia el Padre Fray Manuel Gil, a estas reducciones, de que han resultado los informes que he hecho a V. A., auxilios y demás providencias que tengo tomado para sostenerlas en observancia de sus superiores encargos y obligaciones de mi empleo. Está concluida la capilla y casa de los Padres, todo con buen orden, capacidad y consistencia, para la constitución del día, y se va arreglando el pueblo con formalidad.

32. Su situación es en una pequeña llanada, algo distante de la Cordillera, en medio de unas lomas todas llenas de bosque. Sus terrenos de igual fertilidad y producciones de frutos: el agua más escasa, aunque tiene la necesaria para su subsistencia. Las casas, costumbres, agilidad y robustez como el antecedente. Se le regulan de almas de todas edades 350; las 30 bautizadas, bien, que si llegan a reunirse los que están dispersos por los montes, puede contarse hasta 500.



Pueblo y reducción de Tacurú


33. Dista del antecedente dos leguas por el S. Tuvo principio su reducción en el mismo tiempo que el antecedente la iglesia y casa de los Padres está concluida, y ambos edificios de igual fábrica en materiales, consistencia y dimensiones que los de dicho pueblo; su situación, bosques y terrenos se asimila en todo al de Ygmiri: sólo el agua, es mucho más abundante. Se le regulan 300 almas de todas edades; las 80 bautizadas. Ambos pueblos tienen una estancia en las inmediaciones de este, a la otra parte de la Sierra, en los campos que llaman Opabusú, de excelentes pastos y aguadas, y compone el número de cabezas de ganado vacuno 160, entre chicas y grandes; caballos 4, y mulas 22: todo ello adquirido a esfuerzos de este buen religioso, el expresado hermano Fray Francisco del Pilar, parte de limosna, y parte que ha comprado con los caudales que se le suministraron de temporalidades; habiendo procedido con tanta escasez los Padres a cuyo cargo corren los cuatro pueblos de las antiguas reducciones sin embargo de la abundancia de ganado de sus estancias, que sólo el de Abapó le ha dado de limosna 2 novillos, y el de Cabeza 8 vacas con cría, 2 toro; y 2 bueyes; y el P. Fray Manuel Gil, a cuyo cargo corren los pueblos de Piray y la Florida, ni una res. Los primeros le vendieron a buen precio, 8 vacas y 4 novillos; y el P. Fray Tomás Nicolao, a cuyo cargo corre la misión de Azero, una yunta de bueyes en 16 pesos, un torejón en 4, y 4 vacas de cría en 6.



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Pueblo de Saypurú


34. Dista tres leguas del antecedente; su situación es terreno llano y hermoso, que hace una vista agradable. A un cuarto de legua para el E de la Sierra, por la banda del N, corre un arroyo caudaloso, y de buena agua que baja por una quebrada donde hay una mina de alcaparrosa. Los campos son muy fértiles en todas sus inmediaciones, donde hacen grandes cosechas de maíz y frijoles de extraordinario tamaño y buena calidad. Lo mismo produce los demás frutos que van referidos, y últimamente son adaptados para cuanto quiera sembrar. Los pastos muy buenos y con abundancia, y lo demás de la campaña se halla poblado de bosques en la misma forma que los otros.

35. Este pueblo ha sido el que se ha mostrado siempre rebelde a los españoles, fomentando las guerras en los pasados tiempos. En el año de 1779 fueron escarmentados en una batalla que se les ganó por los cruceños, en tiempo del citado mi antecesor D. Tomás de Leso. Mandó esta acción D. Gerónimo Bejarano, capitán de una de las compañías de aquellas milicias, que con 150 hombres que se le destacaron del principal ejército, pasó a reconocer una trinchera que habían fabricado para disputarnos el paso. Entrose sin recelo en el pueblo, y de improviso se vio cercado de multitud de bárbaros. Ocurrió con espíritu, reflexión y presencia de ánimo a la defensa, cubriéndose prontamente con una especie de trinchera o parapeto de las muchas tinajas que tenían los indios; donde reunida su gente, le hizo un fuego violento y activo, rechazándolos por diferentes veces del asalto con que intentaron ganarles esta corta defensa; hasta que les faltó la pólvora, en cuyo estado ya considerándose perdidos, quiso Dios les viniese el socorro que les mandó el comandante de toda la expedición, D. Alejandro, Salvatierra, y con este auxilio huyeron los bárbaros, dejando cubierta de cadáveres la campaña. El pueblo se dio al fuego, y escarmentados con tan sangriento encuentro, pidieron paces, que le fueron concedidas por V. A.; no habiendo sacado de estos gastos otro fruto que la reducción del pueblo de la Florida, en los términos que va explicado. El mismo sistema quiso llevar, cuando yo pasé a reconocerle por el mes de julio, su capitán Maruama, quien tuvo el atrevimiento de intentarnos sorprender; y a no haber yo ocurrido con tiempo, conociendo su mala fe, a resistirlo y retirarme al de Tacurú, hubiéramos perecido todos, como por menor tengo informado a V. A.

36. Ni las amenazas que se le hicieron a Maruama, ni el explicarle lo mucho que adelantaba con nuestra amistad, ni el ponerle a la vista el infeliz catástrofe de su pueblo desecho en cenizas por el fuego, y muerto lo más del vecindario al rigor de la guerra, ni el recordarle   —168→   lo próximo que estuvo a ser castigado como merecían sus excesos, cuando en aquel tiempo se le trajo preso a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, ha sido bastante a contener su espíritu contumaz y rebelde: cada vez se fue empeñando más y más en conspirar en los otros pueblos para destruir los nuevos reducidos. Estos riesgos representados repetidamente por los misioneros, a cuyo cargo corren aquellas reducciones, me obligaron a socorrerles con el auxilio que va citado, por no esperar la estación de aguas, y que impidiendo el paso del Río Grande, lo fuerte y rápido de sus inundaciones, se aprovechara de la ocasión para sus malvadas ideas. Llegó la expedición a Saypurú el día de nuestro augusto Monarca, y aunque luego que supieron estaba inmediata nuestra gente, lo redujeron a ceniza, poniendo fuego a las casas y retirándose con sus mujeres, hijos y corta familia a los montes, se consiguió no obstante, en día tan dichoso, fijar el estandarte de nuestra Santa Fe católica.

37. A este pueblo se le regulaban cerca de 600 almas. Estaba mandado por dos capitanes Maruama y Canderugua, aquel de más séquito que éste por su viveza y agilidad: eran ambos enemigos. Canderugua, temeroso de verse sacrificado por su contrario, se acogió con los suyos al hermano Fray Francisco del Pilar, ofreciendo reducirse, y esta retirada incendió más las iras de Maruama. Socorrido con la expedición del mando de D. José Buseta y ya desamparado el pueblo de su enemigo, se presentó con los suyos al lado del expresado hermano, y se dio principio a la construcción de la iglesia que con el mayor empeño se está trabajando. Concurrieron a traer los materiales muchos de los indios del de Tapuitá, y parte de los que huyeron co Maruama se han id volviendo desengañados de los males que les esperan; según las últimas noticias, que con fecha de 25 de diciembre último ha comunicado a este gobierno el comandante de dicho fuerte, quien asegura pasaban de 100 y tantas almas las que ya tenía, y no se duda que a excepción de algunos otros pocos de sus parientes, se restituyan los demás. Legua y media de este pueblo hay unas cortas rancherías en un sitio llamado Equiterapua, cuyos pastos, agua y terreno son ventajosos. Se duda si también lo desampararon los indios, porque estaban independientes del de Saypurú. En este propone hacer la población de españoles D. José Bufeta en su informe de 15 de diciembre, de que acompaño copia para que determine V.A., y me prevenga de lo que tenga por conveniente.



Pueblos de indios infieles hasta el río Parapatí


38. Dista tres leguas del antecedente. Está en medio de la serranía   —169→   con abundante agua. El sitio es triste: el terreno fértil, y produce los mismos frutos que los antecedentes. Hay abundantes pastos, se le regulan 500 almas de todas edades; las casas están muy dispersas. Su capitán se llama Dari.



Tacuarembo


39. Dista una legua del antecedente, y cuatro de Saypurú por la parte del S, su situación es un vallecito por la banda del N muy alegre. Al pie del pueblo corre un arroyo caudaloso que baja del de Tapuitá. El terreno es muy fértil, produce los mismos frutos que los otros, los pastos regulares. La mayor parte de la campaña está poblada de bosques hasta media legua para el E, donde se encuentran pequeñas lomas, y cañadas de mejores pastos, aunque sin aguadas, bien que puede haber algunas lagunas estacionadas: se le regula más de 500 almas de todas edades.



Sauce


40. Dista una legua por el E del antecedente. Su situación es en medio de unas llanadas muy hermosas, una legua para el N de la Sierra. A la banda del S de este pueblo, baja un arroyo de agua muy buena y abundante. Los terrenos son fértiles y producen los mismos frutos que los otros. Se le regulan 400 almas de todas edades. Su capitán se llama Carey.



Piriti


41. Dista una legua del antecedente. Está situado en unas llanadas espaciosas de terrenos fértiles, y abundantes pastos: sus casas están esparcidas. Pasa por medio un arroyo grande de buena agua. Dista media legua o más para el E de la Sierra, y se tiene por más ventajosa esta situación que la de los otros. Se le regulan 450 almas.



Ubaú


42. Está distante media legua del antecedente: sus aguadas son más abundantes que las de los otros: su situación más ventajosa, y cuantas proporciones pueden apetecerse para una excelente población, se le regulan más de 1.000 almas, cuyo número denota estas ventajas. Su capitán se llama Guarena.



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Charaguá


43. Dista una legua del antecedente por la parte del S, su situación es en una cañada muy hermosa, y más próximo a la Sierra que el otro. Por sus inmediaciones baja un arroyo de agua muy buena. Los terrenos son fértiles: producen cuanto siembran. Hay buenos pastos, aunque la mayor parte de sus inmediaciones son lomerías pobladas de bosque. Se le regulan 400 almas. Su capitán se llama Guaiyumbá.

44. Se asegura que a distancia de legua y media de este pueblo, río abajo, hay otro llamado Charaguatate, el que no se ha reconocido.



Iguacti


45. Dista dos leguas de Charaguá por la parte del S. Está situado inmediato a la Sierra, de pequeñas lomas pobladas a trechos de islas de bosques. Es más escaso de agua, sus terrenos son fértiles en sus inmediaciones, no se pudo regular el número de almas que tiene. Su capitán se llama Tambué.



Timboy


46. Dista legua y media por la parte del S, del antecedente, su situación, extensión y terrenos se conceptúan iguales, tampoco se ha podido regular el número de almas. Su capitán se llama Caguaré.



Parapití Chico


47. Está situado en distancia de 18 leguas de la reducción de Tacurú para el S, y legua y media por el E de la Sierra, en unos campos muy llanos y fértiles, con muchos y buenos pastos. Pasa el río Parapití por sus cercanías. Este río es de San Miguel de Chiquitos, y antiguamente se denomina de Condorillo, y es hasta donde llega el distrito de Santa Cruz de la Sierra, por el término que se le asignó por el Señor virrey de este reino del Perú, D. García Hurtado de Mendoza, Marquez de Cañete, su fecha en la ciudad de los Reyes a 2 de octubre de 1592. Se le regulan 450 almas. Su capitán se llama Yaguajay.



Purapití Grande


48. A la parte opuesta de este río está la situación del pueblo   —171→   de Parapití Grande con otros muchos de indios de nación Chaneses, y Chiriguanaes, situados en sus orillas de una y otra banda, donde hacen sus siembras de maíz y demás frutos que van explicados. Tienen sus grandes chacras una legua para el E de la Sierra, entre el monte, cuyos terrenos son muy llanos y fértiles; producen con mucha abundancia cuanto siembran, principalmente la cosecha del maíz, que por no poderla consumir los más años, la dejan perder.

49. Los indios de todos estos pueblos son de nación Chiriguana, a excepción de algunos Chaneses que hay en el de Parapití. Su estatura regular, bien formados, bastante robustos, blancos y algunos rubios; tienen el labio izquierdo taladrado, y pendiente de él un pedazo de pluma o palo, que llaman tambetá. No gastan más ropa que un taparrabo para cubrir su honestidad, Y cuando reciben los capitanes u otras personas de mayor viso, usan el cumplimiento de cubrirse con un poncho. Tienen de costumbre pintarse la cara y otras partes del cuerpo, de encarnado y listas negras, y muchas veces los dientes de azul, que los hace parecer horribles; aunque estas colores las usan por lo regular cuando salen a la guerra, tal vez por presentarse formidables a sus enemigos. Tienen buenos caballos y mulas; son regulares jinetes, y los más no gastan otro aparejo que un albardón de paja, y cuando lo montan a caballo se ponen bota fuerte, coleto, montera y calzón largo, todo de cuero de venado, muy bien curtido. Sus armas son la flecha y la lanza: la primera la manejan con bastante destreza, como acostumbrados a la montería. No tienen otro ejercicio que andar bebiendo chicha de pueblo en pueblo, o estar tendidos en la hamaca. Son bastante corrientes, festivos y obsequiosos: aman mucho la paz con los españoles por el temor de las armas de fuego, cuyos efectos experimentaron en la expresada batalla de Saypurú. Se ignora a quien dan adoración: su cuenta es por lunas. No usan más que de una mujer, los capitanes dos, menos en los casos de borracheras.

50. Sus casas son unos pequeños ranchos hechos de caña, de que abunda mucho el país, y cubiertas de paja. Tienen por costumbre enterrarse dentro de ellas, metidos en grandes cántaros o tinajas, con todas sus prendas y avíos de comida, y bebida. Las indias son bien parecidas, bastante blancas; de modo que ninguna otra nación se asimila más a la española; muchos de sus hijos pudieran pasar por nacidos en el norte. Su vestido es un pedazo de lienzo con que se ciñen medio cuerpo, viven en el continuo afán, de día y de noche, de hacer chicha: ellas recogen las cosechas de los frutos de la tierra, tejen, hacen cántaros y en una palabra, son esclavas de los indios.





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ArribaAbajo Parte segunda

51. El gobierno espiritual de los pueblos reducidos es muy correspondiente al religioso, cristiano y apostólico celo de los Padres misioneros, a cuyo cargo se hallan. Su infatigable desvelo se reduce a educarlos en los misterios de nuestra sagrada Fe. Al romper el día concurren todos los neófitos con uno de los Padres a la iglesia, a rendir las alabanzas al Señor, rezar la doctrina cristiana y oír misa. Ocupan cerca de dos horas en estos actos religiosos, y a la tarde, como una hora antes de ponerse el sol, vuelven a juntarse en la plaza las mujeres y niños, así neófitos como catecúmenos, donde, aquellas haciendo un cerco, y estos separadamente en otro, se les va enseñando la doctrina cristiana por uno de ellos mismos que mejor la saben, celando los religiosos el que no se falte a la formalidad de esta loable costumbre: bien que por lo regular no asisten todo el tiempo que se ocupan en ella, sino procuran dar alguna otra vuelta. Dura este ejercicio hasta ponerse el sol, y después de anochecido, tocan al rosario y vuelven a juntarse en la iglesia para rezarle; aunque no todos, porque muchos, o por sus ocupaciones verdaderas o aparentadas, se excusan valiéndose de este pretexto.

52. En el pueblo de Abapó me informaron aquellos religiosos que habían muchas indias de ejemplar vida, y que frecuentaban los Santos sacramentos de la eucaristía.

53. Para el gobierno temporal no hay formalidad en la elección de jueces: estos son un gobernador y un teniente, dos alcaldes ordinarios de primero y segundo voto, dos de la santa hermandad, un alcalde provincial, diferentes capitanes, un alguacil y fiscales; cuyo número arreglan los Padres con respecto al vecindario de su pueblo, y eligen a su gusto; y aunque en el primer año de mi gobierno precedió mi aprobación, después se ha faltado a esta formalidad. No mantienen la autoridad, al gobernador ni alcaldes, debida a sus empleos. Algunas veces el mayordomo u otro de aquellos confidentes del Padre, aunque sean los muchachos de la cocina, les exceden en el mando. Si incurren en alguna fragilidad u otro exceso, de resultas de sus embriagueces, se les castiga, de orden de los mismos Padres, públicamente con la pena de azotes como a los demás, y se   —174→   les suspende de su empleo cuando les parece; de modo que en nada representan la distinción y autoridad superior para con los otros indios, que previenen las leyes; antes por el contrario se hacen despreciables y ridículos sus empleos, y sólo son unos mandatarios de los Padres para ejecutar penas aflictivas en los españoles comerciantes que pasan a aquellos pueblos, prenderlos y quitarles sus cargas, aunque lleven la correspondiente licencia de los jueces de Santa Cruz; con abandono de las disposiciones y reglas que para el efecto se han dictado por este gobierno. En una palabra, estos religiosos son absolutos en el mando temporal, con desprecio de la autoridad regia.

54. En el pueblo del Piray, de cuya fundación se cuentan 19 años, no hay formalidad en el gobierno político económico, ni hay otro adelantamiento que una radicada holgazanería. Esta, como causa de todos los vicios, hace que los clamores del P. Fray Manuel Gil sean continuos contra la embriaguez y sensualidad de aquellos neófitos. La atribuye al mal ejemplo de los cruceños por permitirles el comercio, y se queja altamente de sus excesos; aunque en parte ser le da la razón, no se hace cargo del origen de estos males, y que para su reforma y destierro, el establecimiento de esta policía, con útiles ejercicios y tareas en que ocupara a sus indios, resultaría conocidas ventajas a la subsistencia y fomento del pueblo, bien del estado, y servicio a Dios, nuestra Señor.

55. Esta falta de gobierno económico, ni la conoce, ni su edad tampoco le permite acercarse a reflexionar lo importante de sus resultas. Todo su empeño es desterrar el comercio, y atribuir a este la falta de primeras materias para ocupar a los indios en aquellos tejidos de lienzo de algodón que necesitan para sus vestidos. Asegura tienen los particulares 41, telares, y 4 más del común; que unos y otros están todo el año sin ejercicio por falta de algodón. Si tuviera a la vista los continuados clamores de los mismos indios por los daños que están experimentando de los ganados de la misión, que no les dejan planta en sus chacras que no destruyan, se haría cargo que este es el verdadero motivo de carecer de algodón. Aquellos terrenos son fertilísimos, y libres los indios de estos daños que inutilizan su trabajo, ya por su propio interés, ya obligados por los mismos Padres a la agricultura, lograrían abundantes cosechas, no sólo para lo ocupación de dichos telares, sino aun de mucho más, y con sobrantes frutos para poder comerciar. Pero si estos infelices no tienen arbitrio a remediar la causa que impide su trabajo, ¿cómo es posible que vayan de adquirir, ni la necesario para su subsistencia ni para su ocupación?

56. El pueblo de Abapó nos da, un fiel testimonio de estas, verdades.   —175→   El acertado gobierno económico del reverendo Padre Fray Narciso de la Vesga Oteo, su primer cura y presidente, lo ha puesto en un estado ventajosísimo. El puede dar reglas y ejemplos a los demás, siendo más moderno que el de Piray y Cabeza. Las estancias están más provistas de ganado que aquel, sin que les causen daño alguno a los indios en sus chacras. Estas se labran y cultivan con conocidas utilidades, y sus frutos de algodón les dan ocupación en las fábricas de tejidos que tiene establecido. Ha puesto escuelas de hilazas, donde las niñas, y mujeres solteras se ejercitan todo el resto del día en tan útiles tareas. Los niños tienen otra, en que se les enseña la doctrina cristiana y primeras letras, y cuando están en edad competente, unos aprenden a tejer tucuyos, y de otros géneros, con lo que no sólo ha conseguido este benemérito religioso vestir a hombres y mujeres con honestidad y decencia, sino que le queda mucho sobrante para venderlo y aplicar su importe a los fondos de la misión; y otros se destinan a carpinteros y herreros con notable adelantamiento en estas artes, respecto a carecer de maestros hábiles y herramientas necesarias.

57. ¿Qué diferencias tiene el Piray en sus terrenos, acaecimientos y proporciones que el de Abapó? Claro está que ninguna, y si puede haber alguna ventaja está por el primero, por su inmediación a Santa Cruz, Valle-grande, a donde el sobrante de sus frutos tienen más fácil salida, y mejor proporción de surtirse de lo necesario. Si es por el mal ejemplo de los comerciantes, lo mismo podrá decir Abapó. Cotéjense pues las grandes ventajas que le lleva. Este con tan cortos principios es un pueblo activo y laborioso: su gobierno, educación y economía son el más sólido fundamento a su fomento y subsistencia. Es el más firme apoyo a nuestra sagrada religión. Es el remedio de la embriaguez y sensualidad; y en una palabra es toda su felicidad.

58. Aquel es un congregado de haraganes; su educación y gobierno económico, son la inacción y el ocio que lo acaba y destruye, es la puerta falsa para nuestra sagrada religión, es el incentivo de la embriaguez y sensualidad, y en una palabra es toda su ruina y perdición.

59. Cuando el Padre Fray Narciso de Vesga Oteo entró en estas misiones, llevado de la política del Padre Fray Manuel Gil, unió sus clamores con éste y los demás compañeros para que se privase enteramente del comercio, persuadido que era el origen de los desórdenes de aquellos pueblos. Tomada distinta experiencia, reflexionó justamente que el ocio y haraganería era la raíz de sus vicios; gobernó su pueblos estableciendo escuelas, y en lo posible fomentando aquellas artes que permite la estrechez de él, y falta de maestros, como va explicado, con cuyos principios   —176→   ha ido desengañándose, de que esta es la verdadera felicidad de una república, y el escudo con que puede contener los vicios, y conoció que el privar enteramente el comercio en lugar de aprovecharles había de causar no pocos inconvenientes. Por este motivo en parte reforma su primera solicitud al tiempo de la visita, expresando que si se redujese este comercio a bayetas, pañetes, hachas, sal, costales y otros efectos, a cambio de cera fuerte y algún poco de maíz, el sobrante sería muy conveniente, se civilizarían los indios y estarían vestidos. Igual reforma hace el Padre Fray Manuel Parra, presidente de la misión de Cabeza, y Fray Joaquín Beltrán cura de la Florida, añadiendo que no han experimentado exceso notable de estos comerciantes.

60. Al contrario es el empeño del Padre Gil: nada es capaz de disuadirle y desengañarle de su preocupación y capricho. Sus continuadas representaciones, con que ocupa todo el tiempo, se dirigen a exclamar contra el comercio, queriendo sea aquel pueblo un presidio cerrado donde no entre persona alguna. No ha habido gobernador que no haya experimentado los anatemas de sus ardimientos. Todos han sido malos, porque no han sabido gobernar a gusto de este religioso, y ninguno peor que yo, pues ni la mansedumbre de su estado, ni la caridad cristiana le ha contenido para tratarme con los ultrajes y amenazas con que se explica en sus cartas, y particularmente en la de 9 de octubre de 1785 escrita al subdelegado de Santa Cruz. En tiempo de mi antecesor, D. Tomás de Leso, dirigió sus quejas al Sr. Presidente de esa Real Audiencia con una difusa representación contra todo el vecindario de Santa Cruz, por el comercio; la que habiéndose remitido a dicho gobernador para que averiguase los hechos contenidos en ella, y tomase las providencias conducentes evitar y castigar los desarreglos que se notaban ejecutados por aquellos vecinos, oyendo en caso necesario al síndico procurador y cabildo, paso este juez al Piray, y tomadas algunas declaraciones a pedimento del procurador, se cortó el asunto por haber reformado el Padre Gil su delación, interpretándola en modos honestos y satisfactorios a favor del vecindario de modo que cuando se ve estrechado para que justifique lo que propone, se vale de estos subterfugios a que la cosa no pase más adelante.

61. Igual sistema ha seguido en la que contiene su carta de 6 de marzo último dirigida a este gobierno y al superior de Buenos Aires, aunque por distinto método. Estrechado para que esclareciese y justificase los particulares de ella en la visita que actué en aquella reducción, presentando testigos a fin de ocurrir al remedio, y satisfacerle como era debido en méritos de justicia, se escusó en aquel entonces, pidiendo el término de 20 días que le fue concedido, y después de haberse cumplido, en lugar de proceder con aquella sinceridad que corresponde a su estado   —177→   religioso, y a que le obligaban mis buenos deseos al desempeño de mi ministerio, confunde más y más el asunto con una difusa delación de cuantos excesos de sensualidad se han cometido en aquella reducción desde que se fundó; como si el juez pudiese sujetar el espíritu del hombre a un proceder angélico, y como si yo hubiese de residenciar los delitos, desde el tiempo de dicha fundación. También exclama de los ultrajes que ha recibido por la resistencia de los sujetos que en ella relaciona; pero omite las causas de estos atentados que atrae el natural derecho de la defensa.

62. Si no se hubiera excedido a mandar imponer la pena afrentosa a los españoles, no se experimentarían estos arrojos. Yo jamás los disculpo ni disculparé, porque nunca hay motivo para faltar al respeto a los ministros del Señor; pero la veneración que se les tributa en gente rústica, por lo regular es aquella que se granjean por su buen modo y dulce trato. El P. Gil todo lo lleva por la vía del rigor: sus recursos, cartas y representaciones manifiestan esta vehemencia.

69. Si este religioso dedicara su talento y celo apostólico, en hacer a su pueblo culto y laborioso, con la misma educación y método que el P. Fray Narciso de la Vesga Oteo, tranquilizaría su espíritu, librándose de muchas incomodidades, e iría remediando, poco a poco los excesos que lamenta, sin valerse del brazo de la justicia, porque este no es capaz de poner freno y cortar en un todo los desórdenes, particularmente a los indios, en punto a sensualidad y embriaguez; cuyo castigo, está prevenido por las disposiciones legales de estos dominios, sea más moderado que a los españoles.

64. Los pueblos de Cabeza y la Florida, aunque no se hallen con los adelantamientos que Abapó, están con un regular arreglo, procurando en lo posible imitarle. El primero le excede en caudal de ganados, pero no en la educación de tejidos y artes, si bien va prosperando con la escuela que ha establecido de niñas, el Padre, a cuyo cargo corre, donde a más de enseñarles la doctrina cristiana, se aplican a hilar el algodón, y este último, como se hallan tan violentos aquellos indios, por más esfuerzos que haga el religioso que le gobierna, es muy poco lo que puede adelantarse. Todos ellos tienen su chacra por cuenta de la misión en plantíos de caña y trapiche para beneficiar la azúcar. Es de mejor calidad que la de Santa Cruz, a excepción de la Florida, que, o por ser paraje muy húmedo y algo salitroso, o por la fortaleza de la tierra, o por no haber acertado con el beneficio, se le nota algún desabrimiento. Los cañaverales en estos terrenos se dan con más fortaleza.

65. Estas chacras se cultivan por los respectivos indios de la misión   —178→   en aquellos días que señalan los Padres; y si no se consumiera entre ellos por lo regular más de la mitad de la cosecha, experimentarían muy buenas utilidades. No obstante, en Piray y Cabeza han despachado algunas arrobas que venden a Chuquisaca, y en este último ha sido más abundante la cosecha.

66. Los demás días que dejan de trabajar para la misión, tienen libertad para asistir a sus chacras, que son unos terrenos muy reducidos, donde a más de los frutos que van relacionados, siembran tabacos, que en el día por contrata con la administración de esta real renta de la ciudad de Santa Cruz, cambian a géneros, en que ha de resultarles mucha utilidad.

67. En todos hay escuela para los niños, en que, como va dicho, se les enseña la doctrina y primeras letras; pero su asistencia no es tan cumplida como en Abapó, por lo que no se experimentan tan buenos efectos.

68. Aunque hay algunos otros maestros de carpintería y herrería, son cortísimos en estos oficios, y sumamente desaplicados.

69. La policía, en cuanto a limpieza de los pueblos, está regular; pero la formación de calles y desarreglo de las casas, es muy notable, particularmente en el pueblo de Cabeza. El del Piray les aventaja a todos en orden y arreglo, si bien los Padres de Abapó van reformando el desbarato de aquella población. Los caminos son llanos, y en algunas temporadas se abren, cortando el mucho monte que se cría.



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ArribaParte tercera

70. La mucha fertilidad de estos terrenos, que producen útiles y copiosos frutos, su vasta extensión y abundancia de pastos para la cría de ganado de toda especie; la miel y cera silvestre de sus dilatados bosques, la buena calidad de sus maderas, y lo ágil de aquellos naturales, presentan un conjunto de proporciones, no sólo para la subsistencia y fomento de estos cuatro pueblos, sino para auxiliar a los demás, sin que los caudales de temporalidades tengan los desembolsos que hasta aquí, siempre y cuando se dicten otras reglas y establezca distinto método del que se observa en el día.

71. El distrito que debe señalarse a cada población es uno de sus principales fundamentos, porque ni los jueces pueden extender su jurisdicción más que en las goteras, ni tampoco contar con sus terrenos para arraigarse el vecino al adelantado de sus intereses con el cultivo de ellos, como la más sólida riqueza y verdadero poder del hombre. Nada se ha formalizado en este asunto: todos los cuatro pueblos no tienen más distrito que aquellos que medita la voluntariedad. Hecho su arreglo, conforme prescriben las sabias leyes de estos dominios, señaladas las estancias y ejidos para los ganados por el mismo orden; separadas las tierras que deben sacarse para bienes de comunidad, y repartidas las otras en los indios, puede desde luego prometerse que el cultivo e industria, aplicados por tanto brazo con actividad y celo, exijan las ventajas que se desean.

72. Aunque por la ley 3ª. del tít. 5º. lib. 6 de estos dominios se ordena que los indios infieles reducidos de su voluntad a nuestra Santa Fe Católica, no paguen tasa por diez años, y los tres pueblos de Piray, Cabeza y Abapó, exceden con mucho de este tiempo, por lo que debían reconocer a Vuestra Real Persona con esta contribución tan justa a la suprema protección y soberanía que disfrutan, no es mi ánimo por ahora el tratar de este arreglo, porque el estado en que se hallan no ofrece oportunidad, ni conviene imponerles semejante carga. Es menester primero sacarlos de la rusticidad, haciéndolos hábiles e industriosos en la agricultura y artes, bajo de una política prudente y sabia dirección, que con amor y celo los gobierne. Por este medio no sólo se conseguirá un fin tan   —180→   santo, sino que hasta el gobierno temporal tendrá otro orden, corrigiendo y desterrando los vicios, dándoles a reconocer vuestra suprema soberanía. En la jurisdicción real de los jueces, propondré este pensamiento con la calidad que pueda.

73. Ha de nombrarse un subdelegado con la jurisdicción en las cuatro causas, según previene el artículo 9 de la instrucción de intendentes, y crear una junta compuesta de este juez, el cura párroco y dos de aquellos indios que descubran mejor viveza y capacidad; de los cuales el uno será alcalde y el otro regidor; y un mayordomo español, hombre activo e inteligente en el cultivo de la agricultura y crías de ganados. Se destinarán tres días en la semana precisamente a que todos los indios de cada pueblo, que no tengan otro ejercicio ni aplicación que el trabajo personal, hayan de concurrir a aquellas labores necesarias para los plantíos de cañaverales, algodón, arroz, maíz, tabaco y demás frutos que a expensas de la comunidad se siembren en los terrenos que se les señale, y para ello se nombrarán aquello; sobrestantes o mayordomos que se regulen precisos a compelerles a este trabajo, y que no falten en el día, después de la distribución religiosa y cristiana que se observa todas las mañanas. Se tendrán los libros necesarios para llevar el formal asiento de los frutos que por este medio se adquieran y sus utilidades: en el uno se pondrá el cargo de entrada, y en el otro los costos legítimos y necesarios, así para su recolección, como para su beneficio, cuyo asiento ha de ser del cargo del mayordomo y con intervención precisamente del subdelegado y cura. Los azúcares se despacharán para su venta a aquellos pueblos donde tengan mejor salida, procurando siempre la mayor economía de sus fletes, en caso de no tener mulas las misiones de que valerse.

74. Los ganados se contarán con la misma intervención, poniendo capataces, o mayordomos hábiles que los manejen, y sujetándolos en las estancias destinadas a este fin, en términos que no se experimente lo que en el Piray, que hay mucho alzado, y hacen grandes estragos los tigres por falta de inteligencia y gobierno. Se llevará el mismo asiento y formalidad por el principal mayordomo de la junta, y no se podrá matar res alguna, a menos que no sea con consentimiento de todos sus vocales, y para el socorro de los enfermos y demás necesidades precisas del vecindario. Lo mismo acaecerá si se trata de la venta de algunas cabezas, cuyo producto ha de entrar por fondo de la misión cargándolo en el asiento del dinero, y datando esta saca en el del ganado.

75. Se facilitarán maestros hábiles de las provincias de Moxos y Chiquitos para poner escuelas de tejidos, carpintería, herrería y demás artes que prometían las circunstancias de aquellos pueblos.   —181→   Se dedicarán a las hilazas los niños; mujeres y aun los hombres impedidos a otro trabajo corporal, destinando a estos a cardar o preparar el algodón para la mayor facilidad de los otros, y si se pudiera traer tornillas como se acostumbra en España, y obrajes del Cuzco, se adelantaría mucho; formando unos galpones o viviendas proporcionadas para esta asistencia, como lo ejecutan los Padres de Abapó, aunque no tienen la comodidad necesaria. El algodón se les dará diariamente por cuenta, y con la misma se recogerán los hilados; pues como que es uno de los frutos de los bienes de comunidad, y ya el mayordomo ha de estar hecho cargo del todo de esta cosecha, para su legítima data no se le puede dispensar otro método. La misma formalidad llevará para con los tejidos.

76. De aquellos niños que manifiestan más viveza, inclinación y habilidad, se aplicarán a los oficios que elijan para que vayan aprendiendo estas artes, proporcionándoles premios de chaquiras o abalorios y otros efectos de los que más deseen, a los que sobresalgan, como se practica en las sociedades económicas de España. Se procurará que aprendan los primorosos y diversos tejidos de Moxos y Chiquitos, pues el algodón no es inferior de lo que allí se cría, ni los indios son de menos habilidad, antes si hay algunas ventajas, se puede poner por estos.

77. En la carpintería se trabajará no sólo lo necesario para el pueblo, sino taburetes, cujas, escritorios, baceras y demás curiosidades que admiramos en los Chiquitos. Tendrán libertad para trabajar en su provecho estos artesanos los tres días restantes de la semana: lo mismo los otros destinados a la agricultura del campo en las chacras de sus particulares terrenos, que estando asegurados de su propiedad, y que el fruto es suyo, la codicia de sus utilidades los ha de hacer más activos, celando con el propio cuidado que no falten a estas tareas por pretexto alguno, hasta que la experiencia les haga ver resultarles en su provecho. Se les obligará que entre las plantas que pongan, hayan de tener precisamente algodón y maíz: aquel para que se invierta en vestirse ellos y sus mujeres, a cuyo efecto han de tener el trabajo de darlo hilada para que a cuenta de la misión se le teja; y este para su propia manutención, dejándoles el sobrante de uno y otro fruto para que comercien con él. Se les procurará ir inclinando a que pongan plantíos de caña, y se les molerá y beneficiará en los trapiches de la misión, para que se aprovechen de este beneficio y sus intereses,

78. El mismo régimen se tendrá con los artesanos; si los tejedores   —182→   tuvieren proporción de tejer por cuenta de otros, ganando sus jornales, se les dejará, como va, dicho, libertad para que se aprovechen de estas utilidades, y si quisieren por sí, adquiriendo las primeras materias, ya dedicándose igualmente a la agricultura en los ratos más desocupados, ya por otros medios, podrán hacer sus tejidos; mejor proporción a este fin tienen los carpinteros por la abundancia de maderas, y que nada les cuesta.

79. Viendo el provecho que sacan, se han de estimular al trabajo, con no poco adelantamiento, particularmente si se les deja que se vistan con el traje español, a que son muy inclinados, y los Padres se lo privan. En el pueblo de Cabeza se me presentó un indio decentemente vestido con este traje, quejándose de que el P. le había castigado porque gastaba su dinero en aquellas galas que no debía usar. Yo tuve mucha complacencia de oírle, le alenté a que continuara en la misma costumbre, y al P. le expliqué la utilidad que se seguía al estado en introducir este traje en los indios que era una de las políticas que aconseja el Señor Ward, en su proyecto económico.

80. Se destinarán en aquellos tiempos oportunos los más robustos, ágiles e inteligentes para que vayan a los montes a melear y recoger cera, obligándolos a que presenten cuanto hayan recogido de uno y otro fruto: y haciendo todo ello un cuerpo, se les repartirá la mitad, y la otra quedará a beneficio del caudal de la misión, para que igualmente se aprovechen de él en sus comercios, en los cuales, aunque se les deje entera libertad, se pondrá mucho cuidado de intervenir en ellos, para que no los engañen, adoptando las reglas prescriptas en el reglamento del reverendo Obispo D. Ramón de Herboso, que interinamente tengo mandadas observar en el día.

81. No se permitirá el comercio que se acostumbra con charque y quesos, y sí con los efectos que tan juiciosamente propone el P. Fray Narciso de Vesga Oteo, porque en la realidad esta es una engañifa con que les extraen sus frutos de distinto valor con ningún aprovechamiento, por cuanto carecen de carne, y sólo se mantienen con puro maíz, yucas, camote, arroz, sapallos y otras frutas silvestres, y es tanto el amor que tienen al queso y charque, que a cambio de ellos, dan sus mejores frutos, pero todo puede irse superando y venciendo con el tiempo, bien aprovechado en una económica y prudente administración.

82. La abundancia de ganados en el día presenta en todos los   —183→   cuatro pueblos comodidad ventajosa al que no se carezca del primer fruto. Destinando cuarenta o cincuenta vacas lecheras, a que con la que den diariamente se invierta en mantequilla y queso, tienen dentro de casa lo que van a mendigar fuera. Aquellos pastos son de más nutrimiento que los de Santa Cruz, y Valle-grande, por consiguiente de mejor calidad y gusto. Para establecer esta industria en los principios, pueden elegirse los indios necesarios, a quienes enseñará un sujeto de inteligencia en este beneficio; él es fácil de aprender, y muy apetecido, por lo que se pega. Los tres días que están obligados a trabajar para los bienes de comunidad, lo harán de balde, y los restantes se les pagará por cuenta de la misión, o por mejor decir, de los bienes de comunidad, sus jornales en géneros, o como más bien pareciese a la junta, procurando siempre que conozcan la equidad, en sus precios y valor en que se estima su personal trabajo. Todo el queso y mantequilla que se juntare por semanas o meses, se harán dos partes: la una para que su valor entre en el fondo de la misión, y la otra para distribuirla en los mismos indios, rebajando de esta el costo de los jornales; pero de tal suerte, que sirva como de premio a los que se señalasen en el trabajo de la agricultura y artes. Lo mismo puede hacerse con las mujeres en sus hilazas, costuras y tejidos; de este modo se les provee y socorre con aprovechamiento de todos, y se va proporcionando introducir el modo con que en adelante ellos mismos tengan por suyos propios estos frutos, aun para su libre comercio.

83. El segundo de charque o carne es algo más difícil de conseguir, pero no imposible. Unas de las máximas de política que debe tener la junta, es que de las utilidades que saquen los indios en los tres días que en la semana les quedan libres, apliquen el sobrante de su manutención y vestido en la compra de ganado vacuno, caballar y mular, según respectivamente lo necesiten a su industria y trabajo, ya para el fomento de la agricultura y labranza, y ya para la arriería, como aplicación necesaria a la saca de los frutos de las misiones, pero en el primero, como el más útil, se ha de poner mayor empeño a que se acaudalen de él. Aun sin esta prevención hay indio en el Piray que pasa de 500 cabezas de yerro el que tiene, consiguiendo que los demás, a proporción de sus fuerzas, vayan adquiriendo este ganado; tendrán bueyes para sus labores, vacas para la cría y fomento, modos y medios para surtirse de carne a su propio beneficio y de su familia, y aun para vender, y leche con que hacer queso y mantequilla.

84. Para la mejor comodidad de estos naturales en los pastos que necesitan sus ganados, a más de la estancia perteneciente a bienes   —184→   de comunidad, sería utilísimo se les señalase otra para el del vecindario, en la cual sólo ha de tener entrada el de aquellos indios que no excedan el número de 50 cabezas, a fin que de este modo los ricos dejen vivir al pobre, como más preferido, y busquen otros sitios o parajes para estancias de sus ganados fuera del distrito de la misión, cuya oportunidad les franquea los despoblados de la parte opuesta del Río Grande. En los égidos, que deben estar situados en la inmediación del pueblo y son el abrevadero de los ganados que tienen a la mano para su servicio, se apacentará a las vacas lecheras, porque la necesidad de no alejarlas, no permite se lleven a las estancias.

85. Todos los frutos sobrantes de la misión y manufacturas, se venderán y cambiarán por efectos, de los que se necesiten en las provincias inmediatas, o donde mejor pareciere a la junta, en aquellos tiempos oportunos, por medio de personas de su confianza que elija.

86. En cada un año, por el mes de enero, formará y presentará la cuenta el mayordomo a la misma junta, instruida con legítimos documentos de cargo y data; y reconocida y adicionada por esta, la remitirá al Intendente para que la pase al contador de provincia a que ponga los reparos que le note, según se observa y está dado con la de los caudales de propios.

87. Ha de enviar la junta por mano del subdelegado a principio de cada mes al Intendente una relación circunstanciada de las entradas y salidas de efectos o dinero del mes anterior, quien por su decreto la mandará pasar a la contaduría. Este documento servirá de instruir al Intendente, de los adelantamientos de la misión, o decadencia, con cuyos conocimientos podrá ocurrir al remedio de lo que pida su aplicación, y al mismo tiempo servirá al contador de un comprobante fiel a la revisión de las cuentas.

88. La dirección superior de las misiones es del resorte de V. A. por estarse costeando de los caudales de temporalidades. En esta parte deberán estar los Intendentes y demás subalternos sujetos a vuestra superioridad; observando, y haciendo cumplir las órdenes y prevenciones que se sirva comunicarles. Enterado el tribunal, o por las relaciones mensuales, o por las cuentas del año, de los caudales de cada pueblo, siempre, y cuando pasen de los sínodos que se dan a los religiosos, sueldo del subdelegado y de que se tratará en adelante, puede disponer del sobrante beneficio de la misma o para el fomento y adelanto de las nuevas conquistas, que,   —185→   aun en los primeros años, me prometo ha de rendir lo suficiente estas importancias. No es lisonjera esperanza fundada, en la fantasía del espíritu, es efecto de una sólida reflexión. El pueblo de Abapó, con la policía y gobierno económico que de dos años a esta parte va introduciendo el Padre Fray Narciso Vesga, Oteo, ha demostrado unas ventajas superiores a las demás. Allí no se encuentra escasez, ni para el vestido, ni para la manutención. Sin maestros, se van en lo posible perfeccionando los tejidos. Las muestras de ellos comprueban esta verdad. Ahora pues, si procediendo con tan sencillo gobierno, se toca la aplicación y adelantamientos de estos naturales, destinados con maestros hábiles, sujetos, y estimulados por medio de un celo prudente y político, con la seriedad y premios que dicten estos sólidos principios, ¿qué no podrá conseguirse? Apuremos la materia con una física y matemática demostración de lo que se le puede graduar a todas las almas que componen los cuatro expresados pueblos, en el sueldo o ganancia de un moderado trabajo. Demos principio por el de Piray: este se compone, según la citada relación del expresado Padre Fray Manuel Gil, de 1.686 almas, rebajo 361 mujeres casadas, porque éstas deben asistir al cuidado de su familia, y aunque no les faltaría tiempo para ocuparse algunas horas en el trabajo de comunidad, lo dejo a su propio provecho. Igualmente rebajo 514 párvulos de ambos sexos, que resultan de dicha relación no pasar de diez almas, cuyas dos partidas componen 875 almas, que restadas de las 1.686, quedan 811: les regulo a real a 503 indios flecheros por su jornal diario, que entre casados y solteros están anotados por tales en dicha relación, y a medio a 45 viudas, 70 solteros de los 180 que restan, por no estar en edad de usar el arma de la flecha, y por consiguiente con menos vigor para ejercitarse en el trabajo, y 193 solteras de 10 años arriba; importa todo ello 657 reales diarios, que multiplicados por 151 días que corresponden al año, con respecto a los tres que en la semana deben ocuparse al trabajo de los bienes de comunidad, rebajados los festivos según el concilio limeño, suman 12.400 pesos 7 reales. Por el mismo método de cuenta, el de la Florida 4.614 pesos 7 y medio reales: el de Cabeza 5.417 con uno, y el de Abapó 7,738 con seis, cuyas partidas ascienden a 30.171 pesos 5 y medio reales; cantidad asombrosa al concepto que se tiene de aquellos pueblos, según los clamores de los Padres de su indigencia y miseria. Aquí se ve lo que es la policía económica, aplicada prudentemente, y con un mediano celo. Aunque se rebajara la mitad de la citada cantidad, no sólo quedaba para pagar el sínodo de los curas, sueldo del subdelegado, y salarios de los mayordomos, sino con mucho sobrante para fomentar las nuevas reducciones, y aun satisfacer el prest de los 25 soldados y oficiales que guarnecen el fuerte de San Carlos de Saypurú.

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89. Hágome cargo que tal vez se intentará rebatir esta cuenta, titulándola de imaginaria, con querer suponer ser imposible que el indio gane en aquellos parajes un real diario, ni medio las mujeres y muchachos que pasan de 10 años para arriba. Sin salir de Santa Cruz certificaría todo aquel vecindario, que cuantos indios van de la cordillera, tantos son admitidos por los hacendados al cultivo de sus chacos, y beneficio de la caña con el jornal diario de dos reales: y aun hablando sobre este asunto con algunos, me dijeron que si aseguraran estos jornaleros para sus labores, les aumentarían hasta tres reales, porque exceden en mucho a los de aquella ciudad en el trabajo. Una mujer o un niño que pase de diez años, aplicados a la hilaza o tejidos, por precisión ha de pasar de medio real su industria y tarea.

90. Es buen convencimiento de esta verdad el ejemplo que nos pone a la vista el Sr. Ward, en su proyecto económico, tratando de las demostraciones prácticas sobre experiencias hechas en unos pobres de uno y otro sexo, para prueba o muestra de lo que se puede hacer, se explica con las siguientes palabras. «La primera experiencia se hizo en 10 cojos estropeados, que andaban arrastrando por las calles de Madrid pidiendo limosna; la segunda en unas veinte mujeres pobres que viven en sus casas a la portería de San Francisco: siendo la idea ver si a los primeros se les podía dar medio de vivir de alguna industria, y a éstas facilitarlas el modo de emplear el tiempo, que tienen ocioso, y de sacar de él medios de remediar su necesidad.

91. «La primera experiencia se empezó a hacer a principios de este año de 1750, por un pobre cojo y manco, con accidente del mal caduco, y se dispuso que se enseñase a engarzar rosarios, hacer cruces, pendientes, y otras obras de poca fatiga; y en menos de dos meses se halló en estado de ganar la comida, y un real al día: empleándole por todo el año un mercader que trata en estos géneros. Por medio de este cojo se juntaron otros nueve, y pasando éste a sus casas, y dándoles lección todos los días, les enseñó lo que sabe, en menos de mes y medio, de suerte que se hallaron al cabo de este tiempo ocho de ellos con el maestro en paraje de ganar de dos reales y medio a tres al día cada uno, como lo averiguó el que hizo la experiencia, haciéndole trabajar en su presencia: el noveno, a más de no tener piernas, y de no poder quedarse sentado sino echarse de un lado mientras trabajaba, tiene en las manos un temblor paralítico; y con todo esto, según la prueba puede ganar diez o doce cuartos al día; el décimo lo dejó antes   —187→   de llegarse a perfeccionar, siendo ya hombre de edad, y no queriendo sujetarse a lo que los demás»...

92. «Como el emplear las veinte mujeres ha sido para prueba, se han escogido de diferentes edades, estados y ocupaciones, casadas, viudas y doncellas, las unas criando niños, las otras cuidando de sus hijos, de sus maridos enfermos, de sus padres; unas con algunas tareas para ganar la vida, y otras ocupadas sólo en el cuidado de su casa. Como unas y otras suelen tener algún tiempo hueco, la idea de llenar este tiempo útilmente, lo primero para que así se ayuden a mantenerse, y lo segundo para acostumbrarse a una ocupación continua: pues lo que en grande parte aumenta la ociosidad en España es la falta de tener en que emplearse de continuo»...

93. «El método ha sido dar un sobrestante que cuida del trabajo de estas veinte mujeres, a razón de doce reales por cada una, para comprarles géneros según sus habilidades respectivas; a unas estambres para hacer medias, a otras hilo para encajes y calcetas, y a otras lana para hilar etc. Tiene cuidado el sobrestante, según van acabando su tarea, de vender su obra, y de volverles siempre igual porción del mismo material, para que nunca les falte que hacer; y lo primero que se les encargó fue que cada una atendiese a sus ocupaciones ordinarias, y que sólo empleasen en el material de los doce reales aquel tiempo que se hubiese perdido, para que todo lo que saquen de este trabajo sea pura ganancia y fruto, del tiempo que antes no producía nada. Cada vez que acaban su tarea, regularmente sacan de la obra otro tanto como costó el material, y el caudalejo lo han doblado, y algunas veces en diferentes tiempos según las otras ocupaciones que tenían entre manos, unas lo han doblado en doce o catorce días, otras en dieciséis, o veinte; pero quien más, no tardó un mes en doblarlo, a excepción de una que murió de dos o tres que cayeron malas, y de una muchacha con quien no se pudo hacer carrera... Las veinte mujeres, haciendo cada una cuanto tiene que hacer en su casa, y aprovechando sólo el tiempo perdido, doblará según el cómputo más moderado los doce reales una vez cada mes, lo que suma ciento cuarenta y cuatro reales al año.» Hasta aquí el citado autor.

94. Cotéjese pues la diferencia que hay de estos pobres impedidos, y mujeres que no pueden dejar el cuidado de su casa, con la robustez y agilidad de los indios de Cordillera, y con las viudas, niños y jóvenes de ambos sexos, de diez años para arriba, que   —188→   no tienen otra atención que las tareas a que se destinen, al trabajo personal de unos rosarios o cruces que son géneros de necesidad, y mucho menos en un reino donde los hay con tanta abundancia; a la agricultura de unos terrenos que por su fertilidad producen abundantes frutos de caña dulce, tabaco, maíz y algodón, etc. y no necesitan de muchos labores en el cultivo de la agricultura; a la industria del beneficio de la caña, cuyas azúcares son tan superiores como las del Cuzco, por ser aquellos parajes secos y libres de los vientos húmedos, que en Santa Cruz les priva el que se purifique con perfección; a la de hilazas de los excelentes algodones, que dan a los tejidos de estas primeras materias que pueden labrarse con los de Moxos y Chiquitos; a las curiosidades de escritorios, baseras, cujas, taburetes, y otras manufacturas de carpinterías que admiramos en las provincias, y en que hay tan buena proporción por sus maderas y viveza de los naturales, y últimamente al beneficio de la mucha cera que producen aquellos bosques, que puesta en perfección puede imitar a la de Castilla; y se verá que medianamente aplicados en la industria y artes que van explicados, no sólo puede tenerse por fantasía la cuenta del real por cada indio de trabajo, y medio a las mujeres solteras, niños y jóvenes, sino por escasísima; porque no hay duda que todos estos frutos y efectos casi son en estas provincias inmediatas de primera necesidad: los azúcares y tejidos de tucuyo, y otros lienzos de la tierra se han hecho tan apreciables por el mucho consumo que no bastan de aquellas, las del Cuzco, ni aun las de Santa Cruz, en medio de no ser de tan buena calidad. Sus excesivos precios de 10 pesos arroba las primeras, y 6 las segundas lo demuestra, y de estos el gran comercio que se hace en esta ciudad de Cochabamba, donde se ocupan en ella, y pueblos de su antiguo corregimiento, más de dos mil tejedores sobre poco más o menos, invirtiéndose cerca de quince a dieciséis mil arrobas de algodón, como se comprueba del adjunto certificado, que compran de Arequipa, y otros parajes de la cesta, a precio de veinte reales de esta moneda en Oruro, y tres pesos en Cochabamba. Esta es otra ventajosa proporción para las misiones en venta de este fruto en rama, pues es poca la diferencia que media en camino, del de Arequipa a esta ciudad, y de ella a dichas misiones, para que no pueda costear sus fletes con utilidad en sus ventas.

95. La cosecha del tabaco, de que se ha tratado como de paso, es uno de los frutos del mayor interés. En el año pasado de 1785 se estableció la administración de Santa Cruz de la Sierra estancando este género por el administrador factor de la provincia D. Ambrosio, Pardo de Figueroa, sostenido de las providencias que para ello se han expedido por esta intendencia; y se mandó fuese abastecida del que se   —189→   cosecha en el partido del Valle-grande; por la escasez de lluvias, y destrucción de plantíos que hizo el visitador de la Plata, fue tan corta la cosecha en estos dos últimos años, que ni aquella administración, ni la de esta ciudad y provincias de la Paz, Puno, Potosí y la Plata han estado provistas como debían, teniendo que acudir estas a la del Tucumán por la escasez del Valle-grande; y quien más ha sufrido es Santa Cruz. Sin embargo, por la adjunta certificación resulta se han consumido en estos dos últimos años los mazos que constan de ella. La buena calidad del tabaco de la Cordillera, su inmediación y abundantes cosechas, han estimulado al administrador, para suplir esta falta, a hacer contrata con aquellos indios a cambio de género, pero nada se ha adelantado por no haber concurrido los Padres con su influjo a persuadirlos en tan útiles plantíos, como se hace ver de la misma certificación. Por medio de la junta se allanarán estas contradicciones, sembrando todo lo que se necesite para el consumo de Santa Cruz; y aun para otras provincias, ya en terrenos de la misma comunidad, o ya de los particulares, lo que atraerá muchos intereses a aquellos pueblos; por cuanto, puesto el tabaco en la administración, se paga el mazo a medio real, y aunque se rebaje el importe de conducción, como quiera que la distancia es corta, el camino bueno, y no carecen de caballerías, es muy poco el costo que pueda regularse, y si atendemos al consumo de las provincias inmediatas ¿qué ingreso les franquea el comercio de este solo fruto, mediante a haber camino abierto para la de la Plata y Potosí?

96. No debe pasarse en silencio el que presenta la cría de ganado vacuno en las mismas provincias. En el día se cuentan en los cuatro pueblos del Piray, Florida, Cabeza y Abapó, según la relación de los Padres, 7.445 cabezas, sin tener el mejor orden, e inteligencia en su cuidado, ya por los daños, como va dicho que causan los tigres, ya por lo mucho que se alza por la falta de rodeos, ya por las que hurtan aun los mismos indios. Puesto este ganado en otro orden bajo de una buena dirección, y prohibiendo no se maten vacas, más que las que por viejas estén inútiles para criar, dentro de pocos años se aumentará a un número crecidísimo, y en términos que así al caudal de la misión, como a los particulares, les atraiga considerables intereses, porque allí tiene más estimación este ganado, que en Santa Cruz, por sus pastos salitrosos, mayor inmediación, y mejores caminos a dichas provincias.

97. No quiero hacer mérito, de la mucha cochinilla que abunda, de tan buena o mejor calidad que la del Tucumán, e yerba con que se hace el añil, ni de las excelentes pieles de anta y venado con   —190→   que actualmente comercian los indios; porque estos frutos y otros que con el tiempo pueden beneficiarse y descubrirse, no son para ahora, y sí para en adelante, según los progresos que se consigan con el propuesto sistema, por medio del celo de los intendentes y buena administración de la junta.

98. Bien conozco que todo ello se ha de intentar rebatir con la cantinela vulgar de que los indios no pueden sujetarse al trabajo, porque los quieren graduar de irracionales, mayormente en las tareas diarias que se proponen. Esta opinión es hija de la preocupación y capricho. La experiencia tiene acreditado que entre los indios hay hombres (como en todos) de talento superior, mediano e ínfimo. Los primorosos tejidos de los de Moxos y Chiquitos, y la facilidad de imitar con perfección cuantas obras dificultosas se les presentan, manifiestan su comprensión y viveza. Los Chiriguanaes no son de menos ingenio; antes si hay alguna ventaja, debe estarse por este nación. La muestra del tejido de cordoncillo, de que trata la carta del P. Fray Narciso Vesga Oteo, de 7 de octubre de 1737, lo manifiesta. En doce días que estuvo en la escuela el muchacho que envió este religioso a aprender el tejido a la moda de Moxos y Chiquitos, lo ha sacado en términos, que se deja conocer lo mucho que promete este ingenio. A su imitación son por lo regular los demás. La otra muestra que se remite de lienzo de tucuyo, que es el que acostumbran tejer sin enseñanza de maestros, y sólo a su uso bárbaro, como dice el mismo P., es otro comprobante de esta certeza.

99. Todos los principios son dificultosos, y más los de una policía económica como la presente; no se aspira a que el primer año estén establecidas todas sus reglas; mucho hay adelantado con el ejemplo del pueblo de Abapó; y si sólo el laudable celo de aquel religioso lo ha puesto en tan buena disposición, ¿porqué hemos de dificultar que no pueda conseguirse el objeto de tan benéficas ideas, mediando la soberana protección de V. R. P. y sus sabias providencias? ¡Temerario arrojo será negar estas verdades!

100. El comercio con los indios bárbaros, que repugnan todos los religiosos de las cuatro misiones, es el más interesante en mi concepto a la religión y al estado, porque proporciona domesticarlos y civilizarlos, conciliando el amor y cariño a los intereses que nos resultan, y el descubrir los pueblos internos, diversidad de naciones; su religión, usos y costumbres, que son los más sólidos principios por donde se va introduciendo su conquista. Pensar en conseguir esta sin que falte aquel temor que cansa a todo hombre una nación desconocida,   —191→   es pretender un imposible. Con distinto aprecio se oye a los que estamos hechos a tratar, y tenemos experiencia de sus ideas: al contrario, al extranjero desconocido, todos son recelos, por más pruebas que nos dé de su buena fe. Pues si esto se experimenta entre nosotros mismos, y aun en las naciones más cultas, ¿qué efecto causaría en la de estos bárbaros la entrada de los misioneros, de quienes no han tenido noticia, son desconocidos, y recelan de sus intenciones, por más que procuren acariciarlos? La misma razón natural lo dicta. ¡Raro empeño el de estos religiosos que se cierren las puertas que han de ser su entrada para sembrar la semilla evangélica! Por el comercio se ha conseguido descubrir los pueblos de bárbaros que median hasta el Parapití, y sus frutos hacerlos provechosos a nuestros intereses: y por el comercio puede con el tiempo descubrirse o proporcionarse un camino utilísimo a todo el reino del Perú, desde el mismo río Parapití hasta la ciudad de Jujuy, de que trata D. José Buzeta en su informe, sin las serranías y penalidades del que usamos. La latitud de este río con la de aquella ciudad, no diferencia en más que en tres grados y medio y algunos minutos, cuya distancia computada, aun excediendo en mucho, no llega a 100 leguas. Todos aquellos terrenos manifiestan ser llanos, por lo que se reconoce en las 90 leguas que hay de camino, desde la ciudad de Santa Cruz hasta el expresado río Parapití, donde se pueden abrir carriles apacibles y cómodos para el trajín de la carretera: si es igual hasta Jujuy ¡qué beneficio tan grande! No hay sitio que carezca de pastos, y el río Pilcomayo, que corre pocas leguas de la Plata, lleva su curso por las inmediaciones del de Parapití, y hace confluencia con el río Paraguay, a poca distancia de la ciudad de este nombre, lo que proporciona poder abrir otro camino desde dichos ríos a esta ciudad. Su situación está en 25 grados, 16 minutos, 40 segundos de latitud austral, cuya diferencia de la del río Parapití, es de 5 grados y minutos, que hace demostrables las proporciones de este proyecto. Pero estos no son ara que se traten en el día, y sí sólo sirven de dar una idea de ellos, hasta que el tiempo y el buen modo con los indios, por medio del comercio, vaya dando luz, y conocimiento con seguridad de estas ideas. Las sabias reglas que propone el Señor Ward, con respecto a la práctica que con estas bárbaras naciones en África, Asia, y aun en América tienen establecida los ingleses y franceses a tan útil objeto, son de suma importancia. ¿Qué dificultad tenemos en que se establezcan los reducidos fuertecitos de que trata, con la corta guarnición de 10 a 12 soldados en los parajes más ventajosos, proveyéndolos en forma de almacén de aquellos efectos comerciables para esta nación, y de destinar pueblos donde se celebren ferias? Parece que todo presenta las mismas, y aun   —192→   mayores proporciones de que se hace cargo este autor. Si no se hubieran sostenido las nuevas reducciones de Mazavi, Ygmiri y Tacurú con el fuerte de San Carlos que se ha fijado en Saipurú, tal vez estuvieran reducidas a ceniza. Estableciendo la población de españoles que se propone por D. José Buzeta en aquel paraje, puede mudarse el fuerte al río Parapití, ocupando aquel puesto ventajoso o con la misma guarnición que hoy tiene, o menos si no fuere necesario, surtiéndolo en forma de almacén de los efectos más comerciables para los indios, se consiguen muchas utilidades; como son quedar cubierto los pueblos de infieles que hay en el intermedio de Saypurú, y proporcionar un modo eficaz para la reducción de todos ellos, introducir el comercio en estos pueblos, y en los que están por descubrir a la parte opuesta del Parapití, y tirar las primeras líneas para el proyecto de los dos expresados caminos, con las demás ventajas que atraigan los descubrimientos que se logren.

101. No es mi ánimo que se emprendan gastos, sin que la misma experiencia haga demostrable sus ventajas, y menos que sea a costa de la real hacienda; todo puede salir de los fondos de misiones, y ser este otro ramo benéfico a sus intereses, aun costeando los de la guarnición del fuerte.

102. Los pueblos nuevamente reducidos, aunque en los primeros años atraen gastos en la construcción de capilla, ornamentos y vasos sagrados, casa de los Padres misioneros, útiles y aperos para las labores o industria de la agricultura, provisión de bueyes y vacas para el fomento y cría de este ganado, y últimamente el sínodo de los religiosos, en mucha parte, aun en el día pueden ser socorridas de los otros pueblos de que va hecha mención; y hasta que adquieran otros fondos con el nuevo régimen, se continuará sufragando los demás gastos de los caudales de temporalidades, a cuyo ahorro pueden contribuir en gran parte, si desde los principios se van inclinando a los indios, por medio de caricias y premios, a las mismas tareas y trabajo que se proponen, pero esto ha de ser con tanta prudencia y sagacidad que no se les haga molesto y fastidioso, para que a los cinco años de reducidos, en que previene la ley 20 del título 1º lib. 6. que se les procure introducir en él, se tenga vencida la mayor dificultad. Por este medio, aunque sean muy pocas las horas que trabajen al día, y sólo de aquellos indios que no resistan, y su docilidad los atraiga voluntariamente a tan útiles ocupaciones, se ha de adelantar mucho en su educación e intereses de las misiones.

103. Por bula de la Santidad de Inocencio XI está concedido   —193→   a los Padres de Propaganda fidei corran a su cargo los pueblos que reduzcan el término de 10 años, y pasados estos los entreguen los curas seculares, que pongan los prelados eclesiásticos, como se previene en los demás beneficios curados, debiendo estos religiosos continuar sus conquistas en los de infieles para la propagación de nuestra Santa Fe Católica. Esto mismo da a entender el Padre Fray Manuel Gil en su carta de 6 de marzo, en que dice: «Se retirarán al colegio en la hora menos pensada, como ya lo han puesto en práctica otros muchos, atento a que ninguno de los que se hallan en aquellas misiones están por obligación de justicia sino de pura caridad, por haber loablemente cumplido el tiempo de las reales cédulas y bulas pontificias» aunque desentendiéndose de la obligación que tienen de continuar la propagación de su ministerio en los pueblos de infieles; como si vuestra Real Persona les costeara su viaje a estas Américas con tan crecidos gastos a la real hacienda, para que se perpetuasen en la conventualidad de sus colegios.

104. Para evitar estos continuado gastos en la transmigración de religiosos, y que verdaderamente se ejerciten a la propagación de la Fe a que les obliga su ministerio apostólico, en observancia de la citada bula y real cédula de 23 de junio de 1757, parece no se debe dar lugar a estas conminaciones, por haber llegado el tiempo de su entrega a clérigos seculares en las tres misiones de Piray, Cabeza y Abapó: haciendo las doctrinas y beneficios curados con las asignaciones de sínodos que se les regule, según prescribe la real cédula de 20 de enero de 1772; con lo cual podrán continuar los religiosos a cuyo cargo corre la propagación de nuestra Santa Fe Católica, en los cuatro pueblos nuevamente reducidos; con inclusión de Saipurú que carece de estos ministros del Señor, y continuando bajo de este método no se notará la falta de estos operarios evangélicos, sus envíos no serán tan continuados y gravosos a vuestro real erario, ni estarán con tanta facilidad dispensados de seguir la regla e instituto de su sagrada religión, que es el espíritu a que se contrae la citada real cédula de 23 de junio de 1757, pues desengañados en España que ya no vienen a establecerse en pueblos reducidos con las omnímodas facultades que ejercen en lo espiritual y temporal, sino a hacer guerra abierta al enemigo común con peligros de sus vidas, no admitirán este cargo más que los que se hallen tocados de un verdadero espíritu en pelear y morir por la propagación de nuestra sagrada religión.

105. En el día media la dificultad para echar mano de clérigos seculares, de que es menester tomar el conocimiento práctico   —194→   en uno o dos años de este nuevo sistema de gobierno, para que sea un seguro comprobante de sus ventajas o pérdidas, porque lo demás sería poco acuerdo. También se encuentra el inconveniente que de no hacerlo así, como quiera que el influjo del cura ha de ser el primer móvil que los incline al trabajo de sus diarias tareas, hemos de tocar el mayor obstáculo donde buscamos el más eficaz auxilio. Yo no negaré el mérito de estos religiosos en su continuada asistencia a la educación cristiana de los neófitos, su virtud y su ejemplar conducta, sin desdecir un punto ni separarse como hijos verdaderos de una sagrada religión que es la antorcha y mejor sol de la iglesia militante. Todo esto es cierto, y si unieran a sus excelentes cualidades un celo discreto, prudente y político, no había que apetecer; pero lo contrario se experimenta, como difusamente llevo demostrado en este informe. Aun en medio de la laudable política, aplicación y sanas intenciones del P. Fray Narciso Vesga Oteo, no puede menos de notarse que no se ha separado del todo del mismo sistema. Lo disculpo, porque el gobierno de los claustros es muy distinto que el de una república, y más en aquellos que carecen de la experiencia y política del mundo.

106. También conozco lo difícil que se hace el encontrar caras en el clero secular que se acomoden al método propuesto, porque por lo regular se autorizan en su ministerio con abusivas facultades, de las que les corresponde. La regia potestad, representada en la jurisdicción de los jueces seculares, está muy vulnerada por ellos en estos vastos dominios: nada necesita de más reforma, porque es trastornar, todo el orden de nuestra sagrada legislación, tan monstruosos abusos. Estoy viendo por una y otra parte dos escollos más temibles que los que nos pintan en Syla y Caribdis, donde ha de tener que chocar el subdelegado a cuyo cargo se ponga el gobierno temporal de las misiones y providencias de la junta, si se dejan los religiosos en ellas, cuyo sistema antiguo han de tirar a sostener; y si se ponen clérigos seculares, porque se encuentran muy pocos de la virtud, política y moralidades que se requieren. Sus necesidades en muchos, y amor a sostener sus familias, les distrae muy lejos de su carácter y ministerio, con estrago de sus doctrinas. ¡Que infelicidad la de este desgraciado reino, que parece no tuvo otro principio que la pura confusión!

107. En medio de estas contrariedades es menester tomar el rumbo más adaptable a superarlas; o permanecen los religiosos, o se ponen clérigos seculares, haciendo los tres expresados pueblos de Piray, Cabeza y Abapó, doctrinas curadas. Si lo primero, que por ahora parece   —195→   más fácil, es de pura necesidad se separe de estas reducciones al Padre Fray Manuel Gil, y de intervenir directa ni indirectamente, con influjo alguno en cualquier parte que resida. Él, no hay duda, ha servido con un celo apostólico digno de los mayores elogios en su ministerio, que por espacio de más de 30 años ha estado ejerciendo, y es acreedor a que se le distinga, y atienda con un honroso retiro en su religión; pero su demasiado fervor, y satisfacción propia en una edad tan avanzada, que si no llega a los 80 años les faltarán muy pocos, le han puesto tan indócil e impertinente, que sin duda alguna será el mayor estorbo en el método que se propone, y en su lugar se ponga por Presidente director de los demás religiosos al Padre Fray Narciso Vesga Oteo, porque la experiencia tiene acreditado su juicio y talento adaptable a este sistema, que formalizado con las correspondientes instrucciones y recomendado por V. R. P. no me persuado se deje arrebatar de otros principios.

108. Si lo segundo: deben elegirse por el Reverendo Obispo tres eclesiásticos para cada pueblo, y proponerlos al Intendente Vicepatrón para que le presente el más digno en nombre de V. R. P. según prescriben las leyes del real patronato. Estos eclesiásticos, a más del sínodo que tiran, no han de estar otro tiempo en aquellos curatos que seis años, y cumplidos, según hagan constar por informes de su prelado, y el intendente, de su conducta, y adelantamientos de sus pueblos y doctrinas, han de ser preferidos por los muy Reverendos Arzobispos, y Reverendos Obispos, en los mejores beneficios curados de este reino, o en vuestra real Cámara de Indias para las prebendas de estas catedrales, o la de Castilla para España; de modo que su verdadero mérito en el esmero y eficacia de concurrir al establecimiento de este sistema, haciendo su pueblo culto y laborioso, y fomentando los caudales de comunidad, les ha de atraer sus ascensos. Igual método puede seguirse para con los primeros en los empleos condecorados de su religión. Si merece la aprobación de V. A. este sistema podrá elegir de los dos medios el que le parezca más adecuado.

109. En cualquiera manera que sea debe tratarse sobre la elección del subdelegado, sueldo y facultades para poner a su cargo el establecimiento de esta importante y dificultosa empresa, que pide un hombre de instrucción, celo, prudencia, política y constancia; sin cuyos requisitos todo se pierde. Pocos se encuentran de estas cualidades, y más para ser destinados a unos parajes, que en realidad viene a ser un honroso destierro. No obstante, la esperanza del premio y un mediano sueldo pueden proporcionarlo. Este debe satisfacerse   —196→   de los fondos de todas las misiones, porque la jurisdicción del subdelegado ha de extenderse; los reducidos, y que se vayan reduciendo; y en todos ellos ha de procurar introducir este mismo sistema de gobierno. Esto supuesto, me parece que en los primeros años puede gozar mil pesos, y según los adelantos que haga y aplicación que demuestre aumentarlo en lo sucesiva. El tiempo de esta subdelegación ha de ser el mismo de los seis años, aunque prorrogable según acomode, a los adelantamientos de las misiones, y su mérito premiado con otros empleos de mayor autoridad e interés. Ha de tener el comando militar de aquellas fronteras, con dependiencia en todo al comandante general de Santa Cruz. Se hará este nombramiento o por el mismo Intendente, como se practica en los demás de los otros partidos, por cuanto tiene el mayor interés en que se verifique este proyecto, o en la forma que fuere del soberano agrada de V. R. P.

110. Los mayordomos de cada junta de sus respectivos pueblos se han de nombrar por el subdelegado y cura, con aprobación del Intendente, y han de gozar un salario regular al estilo de Santa Cruz de la Sierra, y a proporción de los intereses que manejen, al que podrá separarlo la misma junta y elegir otro, consultadas las justas causas que medien para ello, con el Intendente.

111. Este gobierno permanecerá el tiempo que baste a civilizar a los indios, hasta ponerlos en estado de que puedan depender de sí, como los demás pueblos de indios reales de este reino del Perú, y pagar su tributo, en cuyo caso pueden ser gobernados con las mismas reglas que estos, y salir de un pupilaje que les ha de ser penoso.

112. Tengo demostrado todo el plan que me propuse para este informe. Las bellas proporciones de los expresados pueblos en sus fértiles terrenos, viveza y robustez de sus naturales, sus abundantes frutos aprovechados y aplicados a los tejidos y demás artes que permiten y proporciona tanto brazo ocioso con la industria, y el beneficio, bajo la dirección de una junta, cuyos sujetos que la compongan se desvelen con un verdadero amor al servicio de V. R. P. y bien del estado, ha de ir cultivando aquellos espíritus bárbaros para que profundicen en ellos las raíces de nuestra sagrada religión con distinta solidez, ha de atraer a este verdadero conocimiento los demás pueblos de infieles que median hasta el río Parapití, ha de proporcionar medios y modos para descubrir, y tal vez abrir los dos caminos que desde este río se meditan con fundadas esperanzas a la   —197→   ciudad de Jujuí y Asumpción del Parapay, con otros útiles descubrimientos, que nos den las mayores ventajas; ha de introducir un gobierno justo, pacífico y racional en todos aquellos pueblos, sin ultraje de la real jurisdicción dimanada de vuestra suprema soberanía; ha de preparar un comercio activo y útil para ellos, y las provincias circunvecinas; ha de desterrar la haraganería, reformando las viciadas costumbres de que se lamentan los Padres Misioneros; ha de dar lo suficiente, no sólo para su subsistencia y fomento sin dispendio de los caudales de temporalidades, sino para los pueblos nuevamente reducidos; ha de preparar los auxilios necesarios para continuar estas conquistas en los demás, y últimamente ha de atraer a estos vastos dominios una floreciente provincia en los 19 pueblos que van descriptos en la primera parte de este informe, con mejores ventajas, y utilidades que las de Moxos y Chiquitos, por su apacible y sano clima, y situación inmediata a las de la Plata, Potosí y Cochabamba, con el ingreso en lo sucesivo de los intereses de tanto indio que podrá tributar a la real hacienda.

113. Si no estuviéramos en la más dichosa época que ha logrado España con el feliz reinado de V. R. P., restableciendo las artes, comercio y agricultura, por medio de la elección de Ministros sabios y celosos a sus soberanas intenciones, no hubiera puesto la pluma en este informe proponiendo un sistema, que en otros tiempos tal vez se tendría por efecto de una fatua preocupación. En el presente haría yo agravio a los que tan dignamente ocupan ese regio tribunal, si ahogara en el silencio el adoptar las proporciones que ofrecen aquellos pueblos a un gobierno de policía económica, que los haga felices y atraigan al estado las demostradas ventajas de que va hecho mérito. V. A. con su superior talento adoptará lo que le parezca útil, y despreciará lo superfluo, consultando si lo tiene por conveniente, en lo que sea digno de aprecio a V. R. P., o en su real y supremo Consejo de las Indias, o por la vía reservada, para que se digne resolver sobre el establecimiento de este proyecto lo que sea de su soberano agrado, o aquello que se tenga por conveniente por V. A., según sus facultades, hasta cuyas resultas no pongo mano en lo más leve de estas reducciones, por no exponerme a un desaire de aquellos religiosos, según lo tengo expresado en el auto de 13 de noviembre último con que cerré mi visita. - Dios guarde la Católica Real Persona de V. A. los muchos y felices años que la cristiandad ha menester.- Cochabamba, 15 de enero de 1788.

Francisco de Viedma