Escena
II
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Se alza por escotillón un magnífico trono,
y en él sentados el REY y la REINA, con manto real
y corona. Rápidamente se cambia la escena al mismo
tiempo en un salón fantástico y magnífico.
Salen por un lado y otro guardias, damas, pajes y cortesanos,
todos vestidos de gala, y LISARDO con la cabeza descubierta,
seguido de ARBOLÁN y de sus seis caballeros.
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REY:
| Valeroso Lisardo, en quien el mundo | | ve arder un sol de gloria
sempiterna, | | defensor de mi reino y de mi trono, | | ven, y
a mis brazos, cual mereces, llega. | | Ven a que ciñan
tus gloriosas sienes | | de laurel eternal mi mano regia. | | Ven
a ser el segundo de mi imperio, | | y la joya mayor de mi diadema. | |
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LISARDO: | Monarca generoso, cuyo nombre | | postrado el mundo
atónito respeta, | | y a quien espero que mi fuerte lanza | | haga dominador de la ancha tierra, | | esas palabras que os
dignáis hablarme | | son premio suficiente y recompensa | | de mis fatigas todas, y me ensalzan | | de la inmortalidad
a la alta esfera. | | Logre la dicha, sí, de que mi frente | | vuestra mano real hoy engrandezca | | con el verde laurel.
Mas permitidme | | que, antes que goce las mercedes vuestras, | | las reclame en favor de los valientes | | que con esfuerzo
heroico y fortaleza | | a lograr la victoria me ayudaron | | y
a dar cima feliz a mis empresas. | | El valiente Arbolán,
y estos valientes, | | que hoy ante vuestro solio se presentan, | | a mi lado gloriosos combatieron, | | arrollando las bárbaras
enseñas | | y sembrando el asombro y exterminio, | | de
la patria y de vos en la defensa. | | Antes que a mí
premiadlos, yo os lo ruego. | | Dadles el galardón de
sus proezas, | | pues sin su esfuerzo y lanzas invencibles, | | el término felice de la guerra | | no hubiera, no, tan
pronto coronado | | nuestro noble valor con gloria eterna. | |
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REY: |
Con tu esfuerzo, Lisardo generoso, | | que compita pretendes
tu nobleza. | | Ven, y el laurel recibe de mi mano; | | y a tu
gusto después corona y premia, | | como dispensador de
mis mercedes, | | a los que han militado en tus banderas. | | Tú,
testigo ocular de sus hazañas; | | tú, ejemplo
de su arrojo y fortaleza; | | tú, segundo en mi imperio,
eres el solo | | que en mi nombre ha de darles recompensa. | |
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LISARDO:
| (Aparte.) | ¡Oh inefable placer!... Es imposible | | que alcance
un hombre superior esfera. | | ¡Ah!... Todos mis afanes se han
cumplido. | | No hay mortal más feliz que yo en la Tierra. | | (Al acercarse al trono clava los ojos en la REINA, y se turba.
Aparte.) | ¡Cielos!... ¡Qué sol radiante de hermosura! | | Merece ser del Universo reina. | |
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(Llega al trono, hinca las
rodillas delante del REY, y éste toma un laurel, que
le presenta un Paje en una batea, y corona a LISARDO. Entre
tanto suena bajo el tablado la VOZ DEL GENIO DEL MAL.)
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VOZ DEL GENIO DEL MAL: |
Lisardo, en el mundo hay más. | | Tú
de rodillas estás | | delante de este dosel, | | y un hombre
sentado en él, | | que no es, cual tú, vencedor. | | ¿Lo sufrirá tu valor? | | (Acaba el REY de coronar a
LISARDO, y éste se levanta agitado y pensativo.) | REY: La rodilla doblad también, Lisardo, | | ante las
plantas de mi esposa excelsa | | para que por su mano galardone | | el insigne valor que en vos alienta. | |
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LISARDO: | (Aparte, acercándose
turbado.) | ¡Oh, qué prodigio de beldad!...Mi pecho | | al ir a contemplarlo tan de cerca, | | arde y se abrasa...
¡Oh, cuán venturoso | | será el mortal que su
atención merezca! | |
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(Se hinca de rodillas delante de
la REINA, y ésta se quita una rica banda bordada de
oro, y la echa al cuello de LISARDO. Entre tanto suena bajo
el tablado la VOZ DEL GENIO DEL MAL.)
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VOZ DEL GENIO DEL MAL: |
Esa divina mujer, | | ¿por qué tuya no ha
de ser...? | | Piensa el camino en que estás. | | Lisardo,
en el mundo hay más. | |
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| (Se levanta LISARDO muy agitado,
y dice aparte.) |
LISARDO: | ¡Yo de rodillas, yo, y otro hombre
en tanto | | sentado en un dosel...! ¡Y una hermosura, | | una
celeste angélica criatura | | siendo a mis ojos su amoroso
encanto! | | No sé qué pasa en mi abismado pecho. | | Ni la gloria, ni el eco resonante | | del popular aplauso,
ni el triunfante | | laurel me lo han dejado satisfecho. | |
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REY: | (Levantándose de su asiento.) | ¿Qué os suspende,
Lisardo...? Ansioso espero | | que premiéis en mi nombre
los afanes | | de esos esclarecidos capitanes, | | y en mayor libertad
dejaros quiero. | | (Baja del trono) |
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REINA: | (Con vehemencia
bajando del trono acercándose a LISARDO.) | Modelo
de valor y gallardía, | | eterna, cual será vuestra
alta gloria, | | en vuestro pecho reine la memoria | | de que esa
banda que os ceñís fué mía. | |
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(Vanse el REY y la REINA y todo el acompañamiento,
quedando solos LISARDO, ARBOLÁN y los seis Caballeros.)
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LISARDO: | (Aparte.) | El todo su poder así me deja; | | pero no me ha sentado, no, en su trono. | | Y de ella, ¡cielos!,
el semblante, el tono | | No sé qué afán
el corazón me aqueja. | | Aún hay más,
y ese más ha de ser mío. | | ¿Por qué me
he de parar en la carrera | | que ofrece la fortuna placentera | | al raudo curso de mi ardiente brío? | |
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ARBOLÁN: | (Hincando una rodilla, y lo mismo hacen los seis Caballeros.) | Valeroso general, | | permítenos que postrados | | tus
favores señalados... | |
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LISARDO: | (Aparte, mirándolos
con complacencia.) | Puestos así no están mal. | |
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LISARDO: | (Levantándolos
con afectada solicitud.) | ¡Qué locura! Alzad amigos
leales, | | pues somos todos iguales | | en la gloria y la ventura. | |
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ARBOLÁN: | No hay ninguno igual a ti. | |
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LISARDO: | (Aparte.) | ¡Ojalá! | (Alto.) | Todos lo fuimos | | cuando en el campo
vencimos, | | y debemos serio aquí. | |
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ARBOLÁN: | Nos
honras, que fué tu espada | | la sola que consiguió | | el mayor triunfo que vió | | la Tierra. Y es extremada | | la bondad con que ante el rey | | de elogios hoy nos colmaste | | y premios solicitaste... | |
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LISARDO: | Muy justos a toda ley. | | Y pues que en mi mano está | | el repartirlos, pedid, | | que vuestro esfuerzo en la lid | | galardonado será. | |
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ARBOLÁN: | Eres generoso y justo; | | a tu voluntad dejamos | | el premio, y nos sujetamos | | a lo que fuere tu gusto. | |
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LISARDO: | (A ARBOLÁN.) | Tú senescal has de ser | | del imperio,
y del Tesoro | | quinientos marcos de oro | | puedes ir a recoger. | | (A los Caballeros.) | A aquesto seis caballeros, | | generales
de frontera | | los nombro, y tras su bandera | | verán
doce mil guerreros. | | Y dos mil marcos de plata | | cada cual
ha de tomar. | |
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ARBOLÁN: | (Arrojándose con los
seis Caballeros a los pies de LISARDO.) | Déjanos tus
pies besar. | | Tuviéramos alma ingrata | | a no demostrar
así | | que esclavos tuyos nos haces; | | y hasta de morir
capaces | | somos, Lisardo, por ti. | |
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ARBOLÁN: | (Levantándose.) | ¡Oh, qué
bondad tan inmensa! | |
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LISARDO: | (Con énfasis.) | Sólo
quiero en recompensa | | que me juréis amistad. | |
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ARBOLÁN: | (Con vehemencia.) | ¡Ojalá llegue ocasión | |
en que de ella reclaméis!... | |
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ARBOLÁN: | (Resuelto) | Nuestros brazos vuestros son. | |
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LISARDO: | Está bien. ¿Y los soldados? | |
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ARBOLÁN: |
Os adoran, general. | | No reconocen igual | | en todos estos Estados. | |
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LISARDO: | (Satisfecho.) | Está bien. Víveres,
oro, | | laureles les repartid, | | y en mi nombre les decid | | que
su amor es mi tesoro. | |
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ARBOLÁN: | Sois su numen tutelar; | | confianza en ellos tened, | | vuestro apoyo en ellos ved, | |
que a todo os han de ayudar. | | (Vase con los seis Caballeros.) |
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LISARDO: | (Después de meditar un momento.) | Grandes
mis dichas son. | | Mucho le debo, mucho, a la fortuna. | | Ya
sólo un escalón | | hay para una eminencia cual
ninguna. | | (Mira al trono.) | ¿Y no lo he de subir...? | | Fuerza,
sí, para hollarlo hay en mi planta. | | ¿Quién
me lo ha de impedir?... | | Aunque es su altura grande, no me
espanta. | | ¿Qué me detengo, pues? | | (Se dirige al trono,
y se para como asombrado.) | Ante mí, ¡cielos!, se
alza una barrera..., | | ¡ay, que más alta es | | de lo
que mi delirio presumiera! | | Pero qué..., ¿yo temblar? | | ¿Yo como un miserable retrocedo? | | No, que allí he
de llegar: | | allí ha de colocarme mi denuedo. | | Dadme
la muerte hoy, | | ¡cielos!, o que ese puesto altivo escale. | | ¿Qué es la altura en que estoy, | | si otra mayor encima
sobresale? | | (Meditando.) | Heroico vencedor | | me pregonan los
labios de la fama... | | Por su libertador | | un pueblo entero
atónito me aclama. | | ¿Y no podrá tal vez | | el
público entusiasmo y ardimiento | | coronar mi altivez, | | dándome hoy mismo ese elevado asiento? | | (Despechado.) | No quiero otro mortal | | ver, de rodillas yo, cual vi sentado | | en ese alto sitial, | | que ha de ser mío aunque le
pese al hado. | | (Corre hacia el trono resuelto y se detiene
viendo venir a la REINA.) | ¡Cielos!... ¿Quién viene
allí? | | La reina, hermosa como sol luciente. | | Nunca
turbado vi | | beldad más seductora y esplendente. | | (Sale
la REINA.) |
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REINA: | (Cariñosa.) | ¿En esta cámara
solo | | aún estáis, noble Lisardo, | | y, cual vuestra
frente muestra, | | pensativo y agitado? | | ¿Qué os altera
y acongoja, | | cuando habéis en lo más alto | |
la rueda de la fortuna | | con firme planta fijado? | | ¿Qué
inquietud turba los goces | | que os deben dar esos lauros, | | tan esclarecida gloria, | | tan merecidos aplausos? | | Si aun
hay en el ancho mundo, | | valiente guerrero, algo | | que excite
vuestros deseos, | | al punto manifestadlo | | sin temor a vuestra
reina, | | pues si pende de su mano, | | al punto tendréis,
lo juro, | | cuanto apetezcáis, Lisardo. | |
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LISARDO: | (Perplejo.) | Señora..., el interés grande | | que me muestra
vuestro labio, | | mi más fervoroso anhelo | | deja cumplido
y colmado; | | que merecer de ese modo | | solícito sobresalto | | a vuestro pecho es, señora, | | una dicha, un bien tan
alto, | | (Con vehemencia.) | que por conseguirlo diera | | gloria,
laureles, aplausos, | | mi sangre, toda mi vida... | |
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REINA: | (Complacida.) | ¿Estáis de veras hablando? | |
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LISARDO: | Con el alma...
Mas ¿qué os turba? | |
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REINA: | (Agitada.) | Temor, ¡oh noble
Lisardo!... | |
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REINA: | (Tímida.) | De
que sorprendisteis | | de mi pecho los arcanos. | |
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LISARDO: | (Turbado.) | ¡Señora...! ¿Llegará
a tanto | | mi dicha...? ¿Tan venturosa | | mi suerte...? | |
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REINA: | (Apasionada.) | ¡Quién contemplaros | | puede con esa
aureola | | brillante como los astros, | | que vuestra frente circunda, | | sin que os rinda..., ¡cielo santo! | | ¿Por qué la pasión
del pecho | | no sabe encubrirla el labio?, | | sin que os rinda...
Pero basta; | | ¡no puedo más..., no, Lisardo. | |
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LISARDO: | (Arrebatado.) | Vuestras palabras, ¡oh reina!, | | sol, diosa,
prodigio, encanto, | | me hacen más que hombre; me lanzan | | a un cielo que el de los astros | | deja atrás... Desde
el momento | | que os vi, los ardientes rayos | | de vuestros divinos
ojos | | con tan poderoso encanto | | mi corazón y mi mente | | encendieron y alumbraron, | | que ya no vi en todo el orbe | | más que a vos, a vos, ansiando | | sólo merecer
dichoso | | vuestra atención y cuidado. | | Y la victoria,
los triunfos, | | los laureles, los aplausos, | | ya nada para
mí fueron, | | que eran nada al compararlos | | con la dicha
de serviros, | | con la gloria de agradaros. | |
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REINA: | ¡Cielos,
qué escucho? ¿Merezco que | | seáis vos...? |
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LISARDO: | (Arrojándose a sus plantas.) | Sí...,
vuestro esclavo | | soy, y en serlo venturoso. | |
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REINA: | (Levantándolo.) | Alzad, mancebo gallardo, | | que no está bien a mis
plantas | | quien debe estar en mis brazos. | | Juráis secreto
profundo, | | impenetrable, de cuanto | | mi confianza deposite | | en vos...? |
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REINA: | (Recelosa.) | ¿Y con valeroso esfuerzo | | y con decidido brazo me ayudaréis...? |
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LISARDO: | Hablad
pronto, | | que en impaciencia me abraso, | |
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REINA: | (Satisfecha.) | Sí. Lo esperé desde el punto | | que os vi, glorioso
Lisardo. | | Y tan ciega confianza | | con el amor en que ardo | | me inspirasteis, que resuelta | | he venido aquí a buscaros, | | porque de vos necesito. | |
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LISARDO: | (Resuelto.) | Soy vuestro
humilde vasallo. | |
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REINA: | (Con énfasis.) | Sois más...
Y seréis, lo juro, | | mucho más. |
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LISARDO: | (Enajenado.) | ¡Oh
Cielo santo! | |
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REINA: | (Agitada y con reserva.) | Oye. Bajo esta
corona, | | bajo este soberbio manto, | | la mujer más infelice | | soy del orbe. Y de ti aguardo | | el fin de mis desventuras, | | de mis zozobras descanso. | |
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LISARDO: | Hablad... ¿Qué
tardáis, señora? | |
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REINA: | Ese trono es mío,
Lisardo. | | Lo heredé de mis abuelos, | | y el rey que
viste sentado | | en él, es rey solamente | | porque yo
le di mi mano. | | Y se la di. ¡desdichada, | | en mis infantiles
años | | por políticas razones, | | sin conocerlo
ni amarlo. | | Mas paga favor tan grande | | detestándome
inhumano, | | y a mis pueblos oprimiendo, | | cual si fuesen sus
esclavos. | | E incapaz de defenderlos | | con valor y de ampararlos, | | sin tu denodado esfuerzo, | | sin el vigor de tu brazo, | | presa
mi reino sería, | | y víctimas mis vasallos, | |
de esas huestes furibundas | | que huyeron sólo al amago | | de tu poderosa lanza | | y de tu aliento bizarro. | | El pueblo
y yo, no te asombre, | | ansioso necesitamos | | quien nos liberte... |
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REINA: | Y que ocupar pueda el trono... | | Y de mí
pecho y mi mano... | |
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LISARDO: | (Con vehemencia.) | Basta...,
basta...; al punto sea. | |
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REINA: | El Ejército
te adora, | | todo el pueblo entusiasmado | | te proclama. Y yo,
tu reina, | | en amor por ti me abraso. | |
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LISARDO: | Eso basta a
darme brío | | aun para escalar el alto | | firmamento...
Al punto, al punto. | | ¿Dó el rey está? ¿Qué
tardamos? | |
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REINA: | Aguarda, joven heroico; | | pues cuento ya
con tu brazo, | | voy a preparar el golpe, | | a sosegar el palacio, | | a adormecer a las guardias, | | a alejar los cortesanos, | | y
tornaré en busca tuya. | | Espérame aquí,
Lisardo. | | (Vase apresurada.) |
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LISARDO: | (Fuera de sí.) | ¡Cielos!... ¿Conque ya del solio | | me dais el camino franco? | | En él sabré colocarme. | | Y al ver al mundo
postrado, | | como escabel de mi planta, | | sabré, ¡vive
Dios!, hollarlo. | | (Sale ZORA.) |
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ZORA: | (Cariñosa.) |
Esposo del alma mía, | | mi amor, mi felicidad, | | ¡ay
Dios, con cuánta ansiedad | | te he seguido todo el día! | |
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LISARDO: | (Sorprendido y aparte.) | ¿Zora aquí?... ¡Oh
fatalidad! | |
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ZORA: | (Con gran afán y ternura, arrojándose
en brazos de LISARDO.) | Dame tus brazos, Lisardo. | | Ven y
descansa en mi pecho, | | que gozoso y satisfecho | | te encuentra,
al fin, tan gallardo. | |
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LISARDO: | (Aparte, abrazándola
confuso) | Todo mi plan se ha deshecho. | |
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ZORA: | Entre turbas
populares, | | que tu nombre proclamaban, | | y guerreros que ensalzaban | | tus hazañas singulares | | y ardientes vivas te daban; | | y al fin en estas mansiones | | de reyes y cortesanos, | | que
te dan a llenas manos | | lauros, palmas y blasones, | | y timbres
y honores vanos, | | afanosa te seguí, | | sin saber cómo
pudieras | | horas ver tan lisonjeras, | | sin que buscándome
a mí | | conmigo verlas quisieras. | |
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ZORA: | Y
como hoy lo allana | | todo tu nombre, alcanzar | | con él
pude el penetrar | | hasta aquí, do logro ufana | | todo
mi anhelo encontrar. | | Sí, te hallé, querido
esposo. | | (Abrazándolo otra vez.) | Torna al seno palpitante | | de tu Zora, que anhelante | | sin ti no encuentra reposo. | | (Notando la inquietud y desdén de LISARDO.) | Mas ¿qué
anubla tu semblante? | | ¿Qué miras en rededor...? | | ¿Por
qué desdeñas los lazos | | de mis cariñosos
brazos?... | | ¿Olvidastes, ¡ay!, mi amor?... | | Tengo el alma
hecha pedazos. | |
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LISARDO: | (Muy agitado.) | ¡Zora!... ¡Zora! |
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LISARDO: | (Perplejo.) | En esta estancia sería | | abrazarte demasía... | | ¿No miras allí un dosel?... | |
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ZORA: | (Apasionadísima y abrazándolo.) | Sólo
a ti ve el ansia mía. | |
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LISARDO: | (Separándose
con inquietud.) | ¡Zora!... No es éste el momento... | | La reina... | |
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ZORA: | (Asustada.) | ¡Lisardo mío! Tú
tiemblas...; de sudor frío | | bañado tu rostro
siento... | | ¿Qué tienes? | |
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LISARDO: | (Despechado.) | ¡Destino
impío! | | (Haciendo esfuerzos por disimular su agitación.) | Zora..., ¿por qué abandonaste | | nuestro palacio,
y así | | a la Corte, y hasta aquí | | a venir te
aventuraste? | |
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ZORA: | (Con vehemencia.) | Vine buscándote
a ti. | |
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LISARDO: | Está bien... Mas es forzoso | | que regreses
al instante. | | Es en extremo importante | | a mi vida, a mi reposo... | |
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ZORA: | (Abatida.) | Lisardo, ¿estás delirante?... | | ¿A
tu reposo, a tu vida | | importante puede ser | | alejar a esta
mujer, | | a ti para siempre unida?... | |
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|
LISARDO: | (Turbadísimo.) | No me puedes entender. | | ¡Zora!... |
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ZORA: | (Desconsolada.) | Sí,
te entiendo, sí. | | Has olvidado mi amor, | | y sólo
estorbo..., ¡oh dolor!, | | es ya Zora para ti. | |
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LISARDO: | (Conmovido
y aparte.) | ¡Cielos!... ¡Ah!... ¡Qué hermosa es! | | (Alto, yendo a abrazarla.) | No, que mi pecho te adora... | | (Conteniéndose.) | Mas, ¡ay!..., retírate ahora. | | Ya nos veremos después. | | (Resuelto.) | Déjame
aquí solo, Zora. | |
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ZORA: | (Desconsolada.) | Sí,
Lisardo, ya me alejo; | | pero tendrás entendido, | | amante
desconocido, | | que para siempre te dejo. | | Tengo el corazón
partido. | | (Queda a un lado llorando y abatida.) |
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LISARDO: | (Aparte, enternecido y contemplándola.) | ¡Zora!...
Tan pura..., tan bella..., | | tan tierna y angelical... | | ¡Cielos,
qué angustia mortal!... | | (Suena bajo el tablado la
VOZ DEL GENIO DEL MAL.) |
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VOZ DEL GENIO DEL MAL: |
Lisardo, elige entre ella y la corona real. | |
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LISARDO: | (Resuelto
y aparte.) | Sacrificarla es preciso, | | cueste lo que cueste,
sí. | | (Alto.) | Zora, al punto sal de aquí, | |
que es grande tu compromiso, | | y en el que me has puesto a
mí. | | Si me amas, vete..., lo ordeno. | |
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ZORA: | (Confundida.) | ¡Ay de mí, desventurada! | | (Suplicante.) | Lisardo... |
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ZORA: | ¡Qué mortífero veneno | |
das a mi alma desgarrada! | | Sé, Lisardo, venturoso. | | Y si es precisa mi muerte | | para venturoso verte, | | ingrato
y feroz esposo, | | completa será tu suerte. | |
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LISARDO: | (Enternecido.) | ¡Zora! | (Desconcertado, viendo venir a la
REINA.) | Mas
la reina aquí | | llega apresurada, sí. | | (La ase
del brazo y la arroja fuera de la escena.) | ¡Cielos! ¿Y
no te confunde | | la tierra, o te traga y hunde...? | | Huye,
mísera. |
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ZORA: | (Cayendo detrás del bastidor.) | ¡Ay
de mí! | |
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(Queda LISARDO agitado y descompuesto, procurando
esconder el sitio por donde arrojó a ZORA, y sale
la REINA, La escena se oscurece.)
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REINA: | ¿Mas que turbación te agita? | |
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LISARDO: | (Esforzándose.) | El ansia de libertaros | | de un opresor. |
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REINA: | (Observándolo.) | Pero
¿tiemblas? | |
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REINA: | (Asiéndole
del brazo.) | Sí,
tiemblas. ¿Acaso | | el valor te falta? |
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LISARDO: | (Respuesto.) | Nunca. | | Pronto estoy a demostrarlo. | | Mi inquietud es solamente | |
ansia de llevar a cabo | | tu venganza y la del pueblo. | |
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REINA: |
Pues ni un momento perdamos. | | El rey dormido... |
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REINA: | Dormido. Y es necesario | | que en la eternidad despierte. | |
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LISARDO: | (Retrocediendo, aparte.) | Ahora tiemblo y me acobardo. | | ¿Ha de dar muerte a un dormido | | con traidor golpe mi brazo? | | Cuerpo a cuerpo mejor fuera. | |
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REINA: | ¿Qué pronuncias...?
¡Insensato! | | Nunca empresa tal se fía | | al capricho
del acaso: | | que en asegurar el golpe | | están la gloria
y el lauro. | | Ese trono, esta corona, | | mi tierno amor y mi
mano, | | merecen... | |
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(Se hunde el
trono por el escotillón por donde salió, y
se descubre, en el espacio que ocupaba, una ancha puerta,
y dentro al REY dormido en un magnífico lecho de púrpura,
a la luz de una lámpara. Toda la escena estará
oscura, menos la alcoba.)
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REINA: | (Dándole un puñal
y señalándole al REY.) | Allí está
todo, Lisardo. | |
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(LISARDO titubea, horrorizado. La REINA le
empuja, y él se arroja decidido, enarbolando el puñal,
y cae el telón.)
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