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Madrid, Alhambra, 1980.

 

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Twayne's World Authors Series, 798, Boston, 1988. La reseña apareció en Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, vol. XIV, 3, Ottawa-Toronto, primavera 1990, págs. 605-616. El número de la revista está dedicado monográficamente al tema «Presencia y ausencia de la mujer en las letras hispánicas» y dirigido por María Elena de Valdés.

 

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Coincidía, en este punto, con Janet Pérez, que daba como ejemplos de ello dos diccionarios de literatura: el Columbia Dictionary of Modern European Writers y el Diccionario de literatura española de Revista de Occidente, en los que el porcentaje de mujeres es respectivamente de 4 y de 1,8%. No me parecía un muestrario suficiente, por lo que sugerí que en el futuro se hiciera un recuento parecido en los numerosos manuales al uso, empezando, noblesse oblige, por el que Twayne Publishers había editado poco antes, y cuyo autor es una mujer: Margaret E. W. Jones. De entrada, empecé revisando mi propio manual, y a mi descargo pude afirmar que el porcentaje, someramente calculado, frisaba el 14% de mujeres, lo que no estaba lejos de revelar la proporción real de autoras editadas por aquellos años.

 

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Véase en Ínsula, 516, diciembre de 1989, un «estado de la cuestión» sobre la literatura de «las románticas».

 

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A este respecto cabría recordar la larga tradición de literatura obrerista como corriente marginal y marginada. Literatura con objetivos reivindicadores, dirigida al proletariado aunque no necesariamente escrita por miembros de la clase obrera. El círculo vicioso que se crea en este tipo de literatura -textos «a la altura de su lector potencial», y autores con quienes los lectores puedan identificarse- viene a completar el cerco que, desde fuera, le hace la institución literaria, socialmente ajena al proletariado y a sus intereses de clase. Si se añade un tercer factor -a saber, el desinterés de la industria editorial por una producción con escasos lectores potenciales (bajo nivel económico y elevado índice de analfabetismo)- se puede empezar a entender su carácter efímero y la cuarentena a que la historiografía oficial la ha sometido siempre. La mala conciencia que ésta arrastra, no obstante, hace que, en general, cuando se escribe sobre la «subliteratura» o «infraliteratura», se olvide de esta producción, a la que se dedican, por otra parte, estudios monográficos sólo desde posiciones historiográficas reivindicadoras de «izquierda». Véanse, contrastadamente, los trabajos de Lily Litvak (Musa Libertaria, Barcelona, A. Bosch, 1981), Marisa Siguán (Literatura popular libertaria, Barcelona, Península, 1981) o de Gonzalo Santonja (La República de los libros, Barcelona, Anthropos, 1989) y Víctor Fuentes (La marcha al pueblo en las letras españolas, Madrid, Eds. de la Torre, 1980) por una parte, y por otra M. C. García de Enterría («Literaturas marginadas», vol. 22 de Lectura Crítica de la Literatura Española, n. 22, Madrid, Playor, 1983) o el Diccionario de Literatura dirigido por Ricardo Gullón (Madrid, Alianza, 1993).

 

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Véase más abajo la aguda y sarcástica observación de Cristina Peri Rossi acerca de la cesión del ya inofensivo juguete de la novela a las mujeres como resultado de la pérdida de su prestigio frente a las instancias del poder.

 

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El fenómeno se ha generalizado a partir de su fallecimiento en octubre de 1997. Nos referimos, por supuesto, a Pilar Miró.

 

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Además de la citada de Janet Pérez, véanse, por orden cronológico de publicación: Susana Regazzoni, Cuatro novelistas españolas de hoy. Estudios y entrevistas, Milán, Cisalpino-Goliardica, 1984; Carolyn L. Galerstein, ed., Women Writers of Spain. An Annotated Bio-Bibliographical Guide, Nueva York, Greenwood Press, 1986; «Narradoras españolas de hoy», número 14 de Ventanal, Perpignan, Université, 1988; Manteiga, Galerstein & McKerney, eds., Feminine Concerns in Contemporary Spanish Fiction by Women, Potomac, Scripta Humanistica, 1988; Biruté Ciplijauskaité, La novela femenina contemporánea (1970-1985), Barcelona, Anthropos, 1988; Géraldine C. Nichols, Escribir, espacio propio, Minneapolis, Un. of Minnessota, 1989; Noël Valis & Carol Maier, eds., In the Feminine Mode. Essays on Hispanic Women Writers, Lewisburg, Bucknell University Press, 1990; N. E. Orthmann & J. Cruz Mendizábal, eds., La escritora hispánica, Miami, Eds. Universal, 1990; Elizabeth Ordóñez, Voices of Their Own: Contemporary Spanish Narrative by Women, Lewisburg, Bucknell Un. Press, London & Toronto, Associate Universities Press, 1991 [existe una tesis universitaria de Ordonez, de 1976, con el título Woman as protagonist and Creator in the Contemporary Spanish Novel, Irvine, Un. of California, que no hemos visto]; Joan L. Brown, ed., Women Writers of Contemporary Spain: Exiles in Homeland, Newark, Un. of Delaware Press, 1991; Linda Gould Levine, Ellen E. Marson & Gloria F. Waldman, Spanish Women Writers. A Bio-Bibliographical Source Book, Westport, Conn. Greenwood Press, 1993; María del Carmen Riddel, La escritura femenina en la posguerra española, Nueva York, Peter Lang, 1995.

 

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A veces esta ya vieja tendencia en los historiadores de la literatura parece simplemente el resultado de un interés erudito por cubrir un territorio intransitado de la historia literaria. Así ocurre con el voluminoso trabajo de Manuel Serrano y Sanz, Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas desde el año 1401 al 1833, Madrid, Suc. de Rivadeneyra, 1903, en dos voluminosos tomos, y premiado por la Biblioteca Nacional en un concurso público de 1898, y que incluye escritoras de América y Portugal.

 

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No conviene olvidar tampoco la probabilidad de intenciones discriminatorias más o menos conscientes (a veces compartidas, quizá rutinariamente, por las propias historiadoras) en la tendencia a excluir a las escritoras de los manuales y estudios históricos o panorámicos de la literatura o de los géneros. Desde la perspectiva feminista se ha hecho algún estudio estadístico que deja a los eruditos en posición precaria e ingrata, aunque no inmerecida.