Al Exmo Señor Don Joaquín Roca, y Castelví
&c. Conde de Buñol, gentilhombre de cámara
de S. M. con exercicio &c.
Si la noble emulacion de siete ciudades de Grecia llegó
á competir por la palma de haber dado cuna al inmortal
cantor de Aquíles, ¿quan envidiable deberá
ser la gloria de Valencia, que vió nacer en su regazo
no uno solo, sino muchos Homeros, cuyas liras acordes resonaron
dulcemente en la cumbre del alto Pindo, siendo las delicias
y el recreo del mismo Apolo? Las Musas placenteras miraron
siempre con risueño semblante aquel suelo fecundo
de ingenios poéticos, é introduxeron en el
alcázar de aquella deidad á los Aldanas, Artiedas,
Polos, y Rebolledos, formando vistoso coro con los Ausías,
Agnesios, Mercaderes, y Aguilares, cuyas huellas siguen felizmente
con asombro de los eruditos los Colomeses, Lassalas, y Bahamondes
Don Nicolás Antonio no nos dexa duda alguna
sobre la patria de nuestro Capitan Virués en las siguientes
expresiones: Christophorus de Virues, valentinus, ex ipsa
urbe principe, quod quidèm
—IX→
patrium appellans Turiam,
fluvium eidem adjacentem, confirmare nobis videtur3, y se
apoya en las mismas palabras de nuestro poeta, donde dice:
Baltasar de Escobar,
su amigo, y coetáneo, confirma esto mismo en la carta
que le dirige en elogio del poema El Monserrate, «Demás
de esto (son expresiones suyas) habiendo vmd. de formar el
poema de materia verdadera, fue bien considerado tomalla
de historia de aquellos reynos de donde vmd. es natural,
siéndolo de Valencia, porque demás de cumplir
con el precepto de Platon, de que nacemos para nuestra patria,
es respeto de ánimo reconocido emplear el talento
en pagar lo que le dió la benignidad de aquel clima
tan favorable á los ingenios5. Esto mismo,
—X→
y mucho
mas expresa en abono de quanto va referido el Doctor Don
Vicente Ximeno en sus Escritores Valencianos6.
El haber servido
nuestro Virués á Felipe Segundo ascendiendo
hasta el grado de capitan, es igualmente notorio, y averiguado.
El mismo Virués en su enérgica égloga
de la batalla naval de Lepanto confiesa haberse hallado en
dicha expedicion, quando en persona del pastor Criseo se
expresa de esta suerte:
Y
hácia el fin de dicha égloga, después
de haber pintado con la mayor viveza el choque, y triunfos,
que la católica Liga reportó de las lunas otomanas,
y como nuestra armada partió para Mesina, añade
lo siguiente:
El presente poema
épico, titulado: El Monserrate, ó bien sea
fundacion de aquella Real Casa, y cámara angelical,
con la relacion de la vida y penitencia de Fr. Juan Garin,
se dió por primera vez á la luz pública
en Madrid año de 1588 (y no 1587, como lo afirma Don
Vicente Ximeno8 en sus Escritores Valencianos, siguiendo sin
duda equivocadamente en esta parte a Don Nicolás Antonio)
de que he visto un exemplar en la Real Biblioteca del Escorial,
impreso por Querino Gerardo, y dedicado al Príncipe
nuestro Señor: allí mismo se reimprimió
en 1601; luego el mismo Virués le reimprimió
en 1602 en Milán, en casa de Gratrado Ferrioli, titulándole
El Monserrate segundo, no porque fuese
—XII→
segunda parte de
dicho poema (pues es obra en sí perfecta, y completa
en todas sus partes) sino porque salió mas aumentado,
y añadido; y así la edicion última,
que se hizo en Madrid en 1609, en casa de Alonso Martin,
dedicada al Rey nuestro Señor, se conformó
con la insinuada; y de dicha edicion última he visto
un exemplar en la Real Biblioteca de S.M., y otro en la de
San Francisco el Grande de esta Corte, segun el qual se hace
la presente reimpresion.
Al principio se lee la expresada
carta de Baltasar de Escobar, que mi eruditísimo patricio
Don Gregorio Mayáns y Siscar insertó en sus
Cartas Morales. El objeto de Escobar fué dar á
conocer el mérito de este poema épico, el mas
ajustado, segun dice, á las leyes de la poesía
heroyca de quantos se han escrito en lengua castellana.
En aquel discreto examen de libros, que fingió el
inmortal Cervantes en su Don Quixote, se hace igualmente
honorífico recuerdo, y se recomienda el mérito
singular del Monserrate, habiéndose mandado reservar
del incendio á que fueron condenados otros muchos
libros, por
—XIII→
ser una de las mas ricas prendas de poesía
que tiene España, y uno de los mejores libros, que
en verso heroyco están escritos en lengua castellana,
el qual puede competir con los mas famosos de Italia9.
Por no hallarse sino muy escasamente,
y fuera de dichas obras, una cancion lírica, que nuestro
Virués escribió en elogio de las Jornadas para
el Cielo, la insertaré aquí, por ser muy tierna,
y un rasgo de sus años juveniles, que muestra bastantemente
los sentimientos, de que estaba poseido el corazon de este
poeta cristiano. Es pues la siguiente.
Qué tal? parece que no siga
la profesion militar quien así se explica, sino que
sea el asceta mas contemplativo, y versado en materias de
la mística mas refinada; pues tales son la mayor parte
de sus poesías. Siempre tienen por blanco la utilidad
mezclada con la dulzura, sin exceder los límites del
decoro aun en las pinturas mas halagüeñas. ¡Poetillas
almibarados!
—XVIII→
que profanais el sagrado de las Musas con vuestras
amorosas cantilenas, y obscenas letrillas; ¿de quando acá
os habeis encaprichado que la poesía séria,
y sensata, esa hija de las dulzuras del cielo, pierde de
su esplendor, y decoro, quando se la hace servir junto al
trono de la deidad increada, y emplearse dignamente en cantar
sus inefables atributos? Descorred el velo á vuestra
preocupacion, y seguid las honrosas huellas de nuestro Virués,
del inmortal Fr. Luis de Leon, del Agustiniano Malon16, y de
tantos otros sensatos, hijos del verdadero Apolo, que inmortalizaron
el Parnaso Español con sus amenas producciones.
Ni
quiero menos defraudar al gusto de los eruditos de un discreto
soneto del mismo Virués, dirigido a Felipe Segundo,
en alabanza de la expresada obra de las Jornadas para el
Cielo, y es el siguiente.
Razon será
hacer aquí honorífico recuerdo del padre y
hermanos de nuestro insigne poeta, todos eruditos, y amantes
de las Musas. Aquel, como dixe arriba, fué uno de
los mas famosos médicos que tuvo Valencia en su tiempo,
conservó estrecha amistad y comunicacion literaria
con el célebre Juan Luis Vives, nuestro paisano. Debieron
sin duda ser muy eruditas sus cartas, porque escribiendo
Vives á Erasmo en 1527, se expresó en estos
términos: Missi ad te nupèr quod mihi erant
illinc ab Alphonso Viruesio scripta:: :: ::- y contrayéndose
luego á cierta
—XX→
carta de Virués, añade:
Ea epistola circùm per Hispaniam et legitur cum maxima
omnium approbatione, et est elegantissimè scripta17.
Sus hermanos Gerónimo y Francisco de Virués
no fueron menos humanistas que el padre. Aquel, al paso que
era médico muy acreditado, no dexó de ser elegantísimo
poeta. Concurrió en Valencia, su patria, á
la Academia de Humanidades, llamada18 de los Nocturnos, desempeñando
el título de académico con elegantes discursos,
é ingeniosas poesías, no faltando un momento
a sus obligaciones, y al crédito que se grangeó
en casi toda España de médico sublime, como
lo expresa el agudísimo poeta valenciano Don Vicente
Marinér en el siguiente dístico:
Vaya en prueba de esta verdad siquiera
un solo soneto; en que elogia el presente poema del Monserrate de su hermano Cristobal.
Don Francisco Virués,
su hermano, fué sacerdote, teólogo, y beneficiado
en la Santa Iglesia Metropolitana de Valencia, su patria,
profesó igualmente aficion á las Musas, como
se colige de algunas poesías suyas que han quedado
manuscritas, segun lo afirma con documentos el mencionado
Don Vicente Ximeno en sus Escritores Valencianos. El sentimiento
que causó al Capitan Virués la muerte de este
su caro hermano, le expresa en el siguiente
Por último hasta su misma hermana Gerónima
Agustina Benita de Virués fué muger muy perita
en la lengua latina. ¡Contagio feliz de literatura hereditaria,
que prendió hasta en un sexô, que regularmente
se retrae de la sujecion á Minerva! Pero tal era el
exemplo de su padre Don Alonso, y tal el estímulo
de nuestro Capitan Virués con sus inmortales obras.
De estas pues, ó lector erudito, te presento la mas
apreciable en el Monserrate, cuya reimpresion he procurado
con el objeto de promover el buen gusto en la poesía
española, y las glorias de los hijos de mi patria.
Madrid, y Mayo 20 de 1804.
He leido con mucho gusto mio, y considerado
el Monserrate, poema con que vmd. ha ilustrado su patria,
y enriquecido nuestra lengua, y confesaré una verdad
desnuda de la pasion de amigo, porque la modestia de vmd.
no la recuse, que de los poemas heroycos que hasta ahora
han salido en España, que casi todos se han dado á
la estampa de veinte años á esta parte, ninguno
he visto que me haya dexado satisfecho como el de vmd., porque
si bien en algunos se halla, ó agudeza de conceptos,
ó gala de elocucion, ó hermosura de invenciones,
en los mas se descubre desproporcionado argumento, inobservante
contextura, y inculto estilo, cayendo en tales defectos,
unos de floxedad y pereza (vicio en que facilmente dan los
buenos ingenios) otros de ignorancia del arte, otros por
no se querer sujetar á las leyes del poeta épico,
gustando de vivir en las de naturaleza, digo en las de su
buen natural, que es condicion propia de nuestros españoles;
y así han emprendido poemas heroycos, sin cuidado
de los tres principios en
—XXV→
que deben poner la mira en la
epopeya, que son invencion, disposicion, y elocucion; y pues
á vmd. he conocido cuidadoso en ellos, no callaré,
por modo de discurso, lo que en estas tres partes he advertido
por mas notable, y de consideracion. Lo primero hizo vmd.
eleccion de buen argumento, religioso, porque demás
de la autoridad que con esto recibe, si uno de los principales
efectos que ha de hacer el poeta, es mover los afectos de
los lectores; mas seguro será para la conciencia contar
las acciones de buen exemplo, que fábulas lascivas
que provoquen pensamientos amorosos, por el escrúpulo
del pecado á que se pudo dar causa. Fué tambien
acertada eleccion sacar el argumento de historia verdadera,
porque, autorizado, como he dicho, con la religion, y ayudado
de la verdad, durará mas en la memoria de las gentes:
así lo hicieron Homero, y Virgilio, príncipes
de la poesía griega y latina, no juzgando por menos
ingenioso artificio contar con novedad los casos sucedidos
á Aquiles y Eneas, que inventar otros de nuevo: valiéndose,
en la narracion de aquellas, de la licencia y arte poética,
que permiten y requieren los enxertos de las invenciones,
y para esto es muy á propósito la historia
en que se funda el poema antiguo; porque estos enxertos,
—XXVI→
mas parece que son reparar lo que los tiempos han arruinado
en este edificio histórico, que hacer en él
nuevas fábricas, mayormente no ofuscándose
ni pervirtiéndose la verdad puntual de la historia,
ni siendo estos enxertos impios, sino antes de sana y exemplar
doctrina, ni siendo artículo de fe la historia en
que se enxeren: con todo lo qual vienen a ser justa y doctamente
aplicados, y mas siendo verisimil. Y porque la verisimilitud
es una de las dos partes naturales del heroyco, siendo la
otra la maravilla, que en sí mesmas casi tienen repugnancia
estas naturalezas: digo, antes de pasar adelante, que vmd.
las ha acomodado y hecho tan compatibles, que lo verisimil
siempre en este poema va templando lo maravilloso para que
no pase al exceso, y lo maravilloso quando parece que va
a exceder, atribuyéndose á Dios, o al demonio,
se salva con lo verisimil. Esto se ve bien en la estanza
última del canto primero, que comienza: no es maravilla
pues que Garin quede: diciendo lo que satanás puede
y obra con estímulo de hermosura en nuestra flaqueza.
Demás desto, habiendo de formar el poema de materia
verdadera, fué bien considerado tomalla de historia
de aquellos reynos de donde es vmd. natural, siéndolo
de Valencia; porque demás de cumplir con el
—XXVII→
precepto
de Platon, de que nacemos para nuestra patria, es respeto
de ánimo reconocido emplear el talento en pagar lo
que le dió la benignidad de aquel clima tan favorable
a los ingenios. Las personas asimismo que introduce vmd.
todas son convenientes á escena épica, para
que las acciones salgan nobles y generosas, con lo qual,
segun Aristóteles, y los que le exponen, se ha cumplido
bastantemente con la primera parte, que es la invencion.
Vamos a la disposicion, ó contextura, que es la segunda:
en ella mide vmd, con proporcionada geometría la grandeza
de la historia, compasándola de manera que en un sugeto
entero, que consta de principio, medio, y fin, quedan sin
desproporcionarle los episodios y enxertos que el artificio
del poeta debe contribuir en la obra, caminando en ellos
con tal tiento, que siendo miembros del cuerpo principal
no salgan tan desmesurados que le hagan monstruoso; y labrándole
finalmente con tan perfecta escultura, que queda de estatura
buena, y de cantidad suficiente, para que qualquier mediano
entendimiento le pueda percibir todo. Muy bien cumple vmd.
con la libertad de poeta, sacudiendo el yugo estrecho de
historiador, en no pintar las cosas aplicadas y enxertas
como fueron, sino como pudieron ser, sin desviarse
—XXVIII→
de la
derecha senda del verisimil, valiéndose de la ocasion
de enxerir y aplicar acciones sucedidas en tiempos á
propósito, y reduciéndolas a la unidad de la
accion principal, de suerte que a nuestra vista todo nos
parece uno. Este cuidado podrá advertir quien acompañáre
á Garin en su admirable peregrinacion, donde le forma
vmd. un itinerario desde el tercero canto de mucha variedad
y gusto. No veo menos cuidado en las ocasiones que se ofrecen
alguna de las tres calidades en que el heroyco ha de ir cuidadoso,
que son las que los griegos llaman peripecia, que es mutacion
de fortuna, el reconocimiento, y la perturbacion, guardándoles
siempre que las encuentra el decoro poético. De la
mutacion de fortuna se ve el exemplo, sin otros, en el segundo
canto, quando Garin pierde la gracia, y cae en el pecado,
pondéralo muy bien la comparacion de la primera estanza:
qual en un campo seco los rastrojos: y las que se siguen;
y en el canto diez y seis, quando para contar la confesion
de Garin se hace aquella invocacion: ó musa, tú
las lágrimas y el llanto. Del reconocimiento se hallan
admirables demostraciones en el canto diez y ocho, que trata
la aparicion de la sagrada imagen, y de la perturbacion en
la tercera estanza del canto tercero; y
—XXIX→
en la octava del
treceno canto, que pinta los afectos que mueve á Garin
la vista de la hija del Conde Don Jofre, tampoco quiero callar
esta menudencia, que fué buen acuerdo no imitar a
los modernos en las moralidades de los principios de los
cantos, pues los antiguos no las usaron, y es introduccion
afectada y fuera de propósito, y con esto quede mostrada
la disposicion del poema. Quédame por decir de la
elocucion, tercera y última parte principal dél,
que podemos aplicar al ropage, siendo las otras dos ya dichas
alma y cuerpo de este individuo; pues siendo la elocución,
ó estilo, el ornato, necesariamente se ha de cortar
al talle de los que le visten; el sublime para las personas
heroycas; el mediocre para las que no lo son tanto; no admitiendo
en ningun caso el humilde para el poema, por ser mas propio
del cómico: que el heroyco debe siempre caminar por
entre la gravedad del trágico y la florida belleza
del lírico, valiéndose desta regla, que tratándose
de materias morales, o introduciendo personas heroycas, se
avecine con el estilo al trágico, y tratándose
materias ociosas se avecine al lírico. Destos preceptos
usa vmd. en sus lugares con destreza de maestro del primero
en la penitencia que se cuenta de Garin, tan maravillosamente
pintada
—XXX→
en el canto diez y siete, y introduciendo con tanto
arte las personas y hechos del Capitan Alberto, de Don Diego
Florel, y del Papa Leon: donde, y en las demás partes
que se ofrece tratar cosas de guerra de mar y tierra, no
diré mas de que las trata vmd. con el mismo honor
y punto que tantos años las ha tratado. Del segundo
precepto en el lamento, y caso de Lixerea, que se pone en
el décimo canto, y en el doceno, quando se pinta la
casa aparecida (dos cosas verdaderamente bellas) se ve toda
la belleza que dél se puede desear. No me quiero alargar
en notar la felice imitacion de autores extrangeros, que
bien lo testifica la estanza veinte y seis del canto noveno,
la buena composicion de los periodos, la hermosura de los
miembros de cada uno, la trasportacion alguna vez de substantivos,
los números, las figuras que se cometen á cada
paso, la única fineza de los consonantes; pues ya
á su parecer lo dixo todo el padre Padilla, quando
cerró la aprobacion con este endecasílabo:
el verso facil, grave, y numeroso: por que quidquid conobatur
&c. Querria hablar aquí también un poco
de la ortografía, loando el parecer de vmd. en habella
seguido; pero exclúyome por andaluz y apasionado della.
Bien creerá vmd. de lo dicho, que no fué adulacion
—XXXI→
lo que al principio le dixe, pues lo ha fundado en razon,
aunque á costa de quien me ha escuchado discurso tan
largo, y leida carta tan prolixa, en que fué mi intento
(pero acabaré con él) alegrarme con vmd., con
su patria, con la poesía española, y conmigo
mismo: con vmd. pues en tan buena edad ha dado fin á
empresa tan honrada; con su patria, que ve por mano de tan
excelente artífice engastados en oro tan subido, y
con tan ricos esmaltes, aquellos peñascos de Monserrate,
joyas de la corona de Aragon mas preciosas que finísimos
diamantes; con la poesía de España, por tener
ya un exemplar método para emprender obras deste género,
y una luz tan clara que en ellas la alumbre; y conmigo finalmente
de que nos haya abierto este camino tan cerrado un amigo
tan grande mio, cuya gloria me redunda en gozo. Ya con tan
buen pié como vmd. ha salido a publicar obras suyas,
podrá sacar las rimas que se hallaren recogidas por
los borradores que se han escapado de las borrascas y peligros
de sus honrosas peregrinaciones militares, en tanto que esperamos
los frutos mas maduros de ese ingenio autorizado con los
años y mucha experiencia: los quales dé Dios
á vmd. tan prósperos, que pueda sin perturbacion
de fortuna atender á tan virtuosos exercicios. De
Roma á 12 de Marzo de 1589.
Canto I
|
|
La excelsa causa del honor divino, | | |
| Que causa
á Monserrate excelsa gloria, | | |
| Y de aquel su habitante
y peregrino | | |
| Que junto se celebra en su memoria, | | |
| El
admirable celestial camino, |
5 | |
| La mortal guerra, y la inmortal
victoria, | | |
| Vuelvo á cantar habiendo alzado el punto
| | |
| Al grave tono, y dulce contrapunto. | | |
| Tú;
santa Musa, que por premio ofreces | | |
| Divina laureola de
tu mano |
10 | |
| Al mismo que tú dotas y enriqueces | | |
| Por tu gracia, de intento soberano, | | |
| Pues por la misma
ilustras y engrandeces | | |
| Con divino favor estilo humano,
| | |
| Tú levanta mi voz, dale tú el tono |
15 | |
|
Que mejor suene en tu elevado trono.
| | |
—2→
|
| Y
adorna tú, con el primor del arte, | | |
| El admirable
principal intento, | | |
| Quanto conviene de su dulce parte
| | |
| Ser adornado el alto heroyco acento: |
20 | |
| Lo uno y lo otro
es gracia que reparte | | |
| A su eleccion tu favorable aliento,
| | |
| Lo uno y lo otro, ó santa Musa, imploro | | |
| A gloria
eterna del eterno coro. | | |
| Y vos, excelso
Rey, en quien el cielo |
25 | |
| Nos muestra con tan ciertas esperanzas
| | |
| Aquel valor del padre y del abuelo | | |
| Que no cabe en humanas
alabanzas, | | |
| Quando el gobierno universal del suelo | | |
| Suspendeis
en justísimas balanzas |
30 | |
| Con santos ocios de que
el alma usa, | | |
| Volved á oir el canto de mi Musa.
| | |
| Por el alto supuesto de que canta,
| | |
| Y por su melodía sonorosa, | | |
| Al gusto de vuestra
alma se levanta |
35 | |
| Con proporcion entre las dos gozosa,
| | |
| Pues música divina, heroyca y santa, | | |
| Como en
su centro natural reposa | | |
| En heroyco, divino y santo gusto,
| | |
| A gran intento y gran contento justo. |
40 | |
| Al
peso inmenso de la real diadema | | |
| Este alivio entre algunos
se interponga, | | |
| Con ese gusto de virtud extrema, | | |
| Quando
en sus santos ocios se componga, | | |
| Para volver en magestad
suprema |
45 | |
| a donde el cielo os guie, y os disponga | | |
| a
ser señor de su divina Astrea | | |
| De quanto ciñe
el mar y el sol rodea.
| | |
—3→
|
| Y no menos que
tanto el mundo espere | | |
| Del gran nieto de César invencible,
|
50 | |
| Del gran hijo del Rey, por quien se infiere | | |
| Virtud
en vos en grado incomprehensible, | | |
| La qual, quando en su
punto pareciere, | | |
| Puesta ha de estar en punto inacesible
| | |
| A humano canto, mas mi Musa ahora |
55 | |
| Al de su monte
grata audiencia implora. | | |
| Revuelto habia
el tiempo presuroso | | |
| Ocho siglos y medio, desde el dia
| | |
| Que el humanado Redentor piadoso | | |
| Salió del sacro
claustro de MARIA, |
60 | |
| Quando el valiente Don Jofre Velloso
| | |
| Libre del francés feudo poseía | | |
| El condado
y ciudad de Barcelona, | | |
| Por el valor y ser de su persona.
| | |
| En cuyo tiempo en Monserrate estaba
|
65 | |
| Garin, el ermitaño, recogido, | | |
| Donde con aspereza
exercitaba | | |
| En santidad su espíritu encendido;
| | |
| Y tanto en ella el gran varon ganaba, | | |
| Que el angel comunero,
y confundido, |
70 | |
| Teniendo su virtud por propia injuria,
| | |
| Le movió guerra con inmensa furia. | | |
| Y
resuelto en hacella á todo trance | | |
| El principe furioso
del infierno, | | |
| Acrecentando va de lance en lance |
75 | |
| Su
interna rabia, y su rencor interno; | | |
| Y dándole el
dolor furioso alcance, | | |
| Con horror nuevo del horrible averno,
| | |
| Y alteracion del mas confuso abismo, | | |
| Desta suerte el
cruel dixo á sí mismo.
|
80 | |
—4→
|
| ¡Que
pueda el hombre contra mí ya tanto! | | |
| ¡Que tan enflaquecida
esté mi fuerza! | | |
| ¡Que á tan cobarde miedo
y vil espanto, | | |
| y a tanta mengua el hombre ya me fuerza!
| | |
| ¡Que yo he de ser el del eterno llanto! |
85 | |
| ¡Que el hombre
tan de veras ya se esfuerza | | |
| Con la gracia y favor de aquel
cordero, | | |
| Que fué y es para mí leon tan fiero!
| | |
| ¡Que una vil criatura, torpe y llena
| | |
| De desventuras, y de imperficiones, |
90 | |
| Que anda afanando
de una en otra pena | | |
| Tras mil várias miserias y
pasiones, | | |
| Ha de heredar aquella estancia amena | | |
| Que
tiene asiento sobre los triones! | | |
| ¿Aquella dulce y rica
patria mia, |
95 | |
| Llena de eterno gozo y de alegría?
| | |
| ¡Yo en ella colocado, en ella puesto
| | |
| Por lustre y ornamento á su grandeza, | | |
| No de
materia baxa y vil compuesto, | | |
| Sino de tan real naturaleza,
|
100 | |
| Eternamente de mi bien depuesto, | | |
| Privado de mi próspera
riqueza, | | |
| He de sufrir el gran rigor del cielo, | | |
| Sin
que haya para mí jamás consuelo! | | |
| No
será así, que aun no está en mí
perdido |
105 | |
| Aquel valor y espíritu primero | | |
| Con
que en ardiente cólera encendido | | |
| Al alto trono
me mostré tan fiero; | | |
| Y aunque quedó mi brazo
enflaquecido, | | |
| No dexó de quedar mi ser entero,
|
110 | |
| Para poder hacer sangrienta guerra, | | |
| Ya que no al
cielo, á toda la ancha tierra.
| | |
—5→
|
| Y
así ha de ser mientras el cielo diere | | |
| Sus influxos
al hombre favorables; | | |
| Y si él, qual padre le favoreciere
|
115 | |
| Con regalos y dones tan amables, | | |
| Yo no habrá
cosa, en quanto el mundo fuere, | | |
| Que con ingratitudes detestables
| | |
| No procure que el hombre corresponda, | | |
| Con que á
mi saña su dolor responda. |
120 | |
| ¡Que
un vil ermitañuelo, que no sabe | | |
| Si hay mas mundo
que un monte y una cueva, | | |
| Donde duerme en el seno, y do
le sabe | | |
| A maná el fruto que la sierra lleva, | | |
| Tanto contente á Dios, tanto le alabe, |
125 | |
| De virtud
haga tan heroyca prueba, | | |
| Que eterno gozo tenga! Y yo que
tanto | | |
| Sé, y puedo, he de tener eterno llanto!
| | |
| Pero ¡que estoy mi pena acrecentando
| | |
| Con la gloria, el contento, y el sosiego |
130 | |
| De que
este monge vil está gozando, | | |
| Leña añadiendo
á mi encendido fuego! | | |
| ¿Qué sirve estar gimiendo
y reventando | | |
| Con mortal inmortal desasosiego | | |
| En la
ponderacion de la esperanza, |
135 | |
| Y de la gloria que este
monge alcanza? | | |
| Consuelo, ó sombra
de consuelo busque | | |
| Mi potencia, y mi furia vengativa,
| | |
| Sin que la pena y el dolor me ofusque | | |
| La soberana inteligencia
altiva: |
140 | |
| Ya que no vendimió gloria, rebusque
| | |
| Las sombras della mi virtud nativa: | | |
| Tenga en batalla
en su vital palestra | | |
| Al hombre siempre mi potente diestra.
| | |
—6→
|
| Desta suerte á sí mismo
se provoca |
145 | |
| El fiero rey del tártaro tremendo:
| | |
| Así su mal con brava envidia toca | | |
| El rico bien
del pobre monge viendo: | | |
| Sus ministros fortísimos
convoca, | | |
| Y en su extremo espantable, airado, horrendo,
|
150 | |
| Con furores bravísimos altera | | |
| El inmenso
esquadron de gente fiera. | | |
| Y á
todos los rebeldes capitanes, | | |
| los mas crueles, bravos
y furiosos, | | |
| Pláticos en mortíferos afanes,
|
155 | |
| Probados en mil trances peligrosos, | | |
| Con soberbias
palabras y ademanes | | |
| Impone sus intentos maliciosos, | | |
| Diciéndoles con voz turbada y fuerte, | | |
| Ardiendo
en ira y rabia, desta suerte. |
160 | |
| Valientes
capitanes, que á mi lado | | |
| Desde la gran jornada
temerosa | | |
| Habeis con tanto esfuerzo militado, | | |
| Que espanta
vuestra mano belicosa: | | |
| Ese valor y espíritu indignado,
|
165 | |
| Esa astucia sutil y artificiosa, | | |
| Ahora quiero que
la vea el hombre, | | |
| Para que mas nuestro poder le asombre.
| | |
| Anda por el camino verdadero, | | |
| Que
al hombre a nuestras altas sillas lleva, |
170 | |
| Uno, nuestro
enemigo bravo y fiero, | | |
| Haciendo en santidad divina prueba:
| | |
| Este, soldados valerosos, quiero | | |
| Que venga á
mi infernal eterna cueva, | | |
| A despecho del cielo que le
guia |
175 | |
| Con tanta infamia y tanta pena mia. | | |
—7→
|
| ¿Quien
emprendió la guerra contra el alto | | |
| Empíreo
cielo con tan fuerte pecho, | | |
| No ha de tenelle de valor
mas alto | | |
| Contra un vil hombre de vil polvo hecho?
|
180 | |
| Alcáncese un asalto a otro asalto: | | |
| No haya defensa
en él, no haya pertrecho | | |
| Que de cimiento no se
desmantele: | | |
| Todo se bata, se destruya, y vuele. | | |
| Tengo,
no sé porque, un temor oculto, |
185 | |
| Que me atormenta
como el fuego eterno, | | |
| Al grande y enriscado monte inculto,
| | |
| Donde habita este monge en tal gobierno; | | |
| Y aunque en
vencelle yo no dificulto, | | |
| Y el modo facilísimo
discierno, |
190 | |
| Temo, como si viese en tal vitoria | | |
| De
pena aumento en mí, y en él de gloria. | | |
| Pero
padezca quanto mi adversario | | |
| Cielo me da con vengativo
intento, | | |
| Y este monte, no menos que el calvario, |
195 | |
| O que el carmelo, cáuseme tormento, | | |
| Que eternamente
yo he de ser contrario | | |
| Tambien al hombre, sin cesar momento,
| | |
| Qual verá ahora con su inmenso daño | | |
| En
el temido monte este ermitaño. |
200 | |
| Volad
a Monserrate, mis leones, | | |
| Y empréndase Garin, que
libre y suelto | | |
| Está de nuestras ásperas
prisiones, | | |
| Y en las de su esperanza y gozo envuelto:
| | |
| Ya me entendeis, ya veis mis intenciones, |
205 | |
| Ya conoceis
en lo que estoy resuelto; | | |
| No he menester deciros mas,
volando | | |
| Partid, poned por obra lo que mando. | | |
—8→
|
| Tembló
por largo espacio el gran profundo, | | |
| Y pararon Cocito y
Flegetonte |
210 | |
| Al soberbio mandar fiero, iracundo, | | |
| Del
bravo rey del reyno de Aqueronte, | | |
| Y en aquel punto, acá
en el claro mundo | | |
| Se estremeció mas de una sierra
y monte, | | |
| Y el soberano de la luz ministro |
215 | |
| Casi turbóse
desde el Tajo al Istro. | | |
| Visto pues ya
lo que su rey les manda, | | |
| Con furia horrenda parten al
momento | | |
| Los dos, á dar principio á la demanda,
| | |
| Que es tan á gusto de su mal intento. |
220 | |
| Garin,
el enemigo se os desmanda, | | |
| Poned en orden vuestro alojamiento,
| | |
| Fortificad la mal segura tierra, | | |
| Que á sangre
y fuego se os hará la guerra. | | |
| Fuego que encienda
en vuestro flaco pecho |
225 | |
| Llamas abrasadoras sensuales,
| | |
| Sangre inocente derramada á hecho | | |
| Por vuestras
fieras furias desleales: | | |
| Guerra mortal, que os traiga
al fuerte estrecho | | |
| De eternas destruiciones infernales,
|
230 | |
| Batalla á todo trance, á toda muerte,
| | |
| Presenta el enemigo armado y fuerte. | | |
| Estaba
el religioso en una cueva, | | |
| Que aun hoy se llama de su
mismo nombre, | | |
| Haciendo de su cuerpo y alma prueba
|
235 | |
| De casi mas que humano y mortal hombre. | | |
| En solo Dios
allí sus gustos ceba; | | |
| No hay contento sin Dios
que no le asombre; | | |
| Oraciones, cilicios y abstinencia
| | |
| Regalan su limpísima conciencia.
|
240 | |
—9→
|
| Pero
los dos, sus enemigos fieros, | | |
| Que ya emprendieran su mortal
viage, | | |
| Con pies apresurados y ligeros | | |
| Llegaron en un
punto á su parage. | | |
| Diferentes tomaron los senderos,
|
245 | |
| Y diferente el hábito y lenguage; | | |
| A Barcelona
el uno va invisible; | | |
| Al monte el otro llega, y va visible.
| | |
| En forma y trage de ermitaño
anciano, | | |
| Blanco el cabello, y barba blanca y larga,
|
250 | |
| A Monserrate llega aquel tirano | | |
| Vestido de grosera y
vieja sarga; | | |
| Y con plática dulce, y rostro humano,
| | |
| Fingiendo la inhumana voz y amarga, | | |
| Como si allí
á Garin á caso viera |
255 | |
| Se le presenta,
y habla en tal manera. | | |
| Si, como pareceis,
sois ermitaño, | | |
| Y no divino espíritu escondido
| | |
| En esa humanidad, y en ese paño | | |
| Humilde y pobre
de que estáis vestido, |
260 | |
| Vuestra mano me dad,
y el desengaño, | | |
| Diciendo la ocasion que os ha traido
| | |
| Aqui, donde en el hábito que os veo | | |
| El habitante
solo yo ser creo. | | |
| Admirado Garin de
lo que oía |
265 | |
| Responde al enemigo simulado: | | |
|
La razon misma que decís podria | | |
| Deciros yo muy
cierta, padre amado; | | |
| Pues desde que la santa compañia
| | |
| Por quien en este monte en este estado |
270 | |
| Viví
faltó, jamás hasta ahora supe | | |
| Que hubiese
en él quien como yo se ocupe.
| | |
—10→
|
| Desde
que al cielo el alma santa, á cuya | | |
| Virtud divina
debo yo esta vida, | | |
| Subió dichosa á convertir
la suya |
275 | |
| En la eterna de gloria enriquecida, | | |
| Hasta
este punto la persona tuya | | |
| Otra jamas he visto, y que
traida | | |
| Por el cielo ella sea estimo y tengo, | | |
| Con que
á cobrar la ya perdida vengo. |
280 | |
| Finge
notable admiracion el fiero | | |
| Y cruel enemigo, y junto muestra
| | |
| Gran contento en hallar tal compañero, | | |
| Y dale
con amor la mano diestra, | | |
| Diciendo: vuestra vida, padre,
espero |
285 | |
| Que me será tan singular maestra | | |
| Para
mi pretension y firme intento, | | |
| Que consiga su fin mi pensamiento.
| | |
| Con la humildad á su virtud anexa
| | |
| Le responde Garin: antes yo creo |
290 | |
| Que aquella perficion
que se me aleja | | |
| Tanto quanto alcanzalla yo deseo: | | |
| Si
en lo exterior el alma ver se dexa, | | |
| En vos, padre carísimo,
la veo, | | |
| Y por vuestra bendita compañia |
295 | |
| Podrá
ser alcanzalla yo algun dia. | | |
| Estas y
otras razones se dixeron | | |
| Con que la compañia confirmaron,
| | |
| En sus dos cuevas ambos estuvieron, | | |
| Y sus secretos
se comunicaron. |
300 | |
| Desde aquel dia cada dia se vieron,
| | |
| Y mil cosas santísimas trataron, | | |
| Tratadas por
el uno santamente; | | |
| Por el otro, rabiando en saña
ardiente.
| | |
—11→
|
| Cerca de donde el buen Garin
estaba |
305 | |
| Tenia el enemigo en una altura | | |
| Una pequeña
cueva en que habitaba, | | |
| Que el nombre de Satán aun
hoy le dura; | | |
| Mas mientras esto así despacio andaba,
| | |
| El otro compañero se apresura, |
310 | |
| El otro que,
cumpliendo su viage, | | |
| Fué á Barcelona sin
fingido trage. | | |
| Este del cuerpo de una
dama bella | | |
| Se apoderó con presurosa furia, | | |
| Hija
es del Conde Don Jofre, y doncella, |
315 | |
| y á él,
el fiero, como á ella, injuria: | | |
| Fué conjurado,
y respondió que della | | |
| Jamás saldrá,
ni cesará su injuria, | | |
| Si Garin no lo manda, y que
en su cueva | | |
| Nueve dias estar la dama deba. |
320 | |
| Dice
quien es Garin, y dice donde | | |
| Tiene su habitacion. Pártese
al punto | | |
| Con la doliente dama el triste Conde, | | |
| Ella
en tormento, y él casi difunto: | | |
| Hallan la cueva,
y que en su centro esconde |
325 | |
| Al que es de santidad vivo
trasunto: | | |
| Póstrasele delante el Conde en verle,
| | |
| Sin que Garin pudiese detenerle. | | |
| Y
con los ojos hechos fuentes dice: | | |
| No os espanteis si destos
ojos hago |
330 | |
| Rios, pues las ofensas que á Dios
hice | | |
| Hacen en l'alma de amargura un lago; | | |
| Y ellas son
causa de que martirice | | |
| Esta niña inocente el fiero
drago, | | |
| El infernal dragon, que el cuerpo á ella,
|
335 | |
| Y el alma á mí, qual veis, nos atropella.
| | |
—12→
|
| Que sea del cielo paternal castigo,
| | |
| Siéntolo así, bendito padre, y veo | | |
| Que
el justo Dios, que al hombre es tan amigo, | | |
| Y que es solo
salvarle su deseo, |
340 | |
| Permite que este pérfido
enemigo | | |
| Haga en nosotros de su saña empleo | | |
| Para
ganancia nuestra: así del pío | | |
| Divino amor
yo firmemente fío. | | |
| Y así,
qual padre de misericordia, |
345 | |
| Consuela mi mortal desasosiego,
| | |
| Por este mismo padre de discordia | | |
| Que ardiendo veis
en tan airado fuego; | | |
| Pues venimos con él en tal
concordia, | | |
| Que á vuestro mandamiento saldrá
luego |
350 | |
| Del afligido cuerpo de mi hija, | | |
| Sin que mas
la atormente, ni la aflija. | | |
| Por esto
vine aquí, por esto os pido | | |
| Que os dolais desta
moza lastimada. | | |
| Así el Conde rogaba, y condolido
|
355 | |
| Con alma en caridad toda abrasada, | | |
| Garin postrado,
el vuelo mas subido | | |
| Levanta, en su oracion de punto alzada,
| | |
| La qual apenas el varon concluye, | | |
| Quando Satán
de la doncella huye. |
360 | |
| Huye el demonio,
y huye juntamente | | |
| La tristeza, el dolor, la pena, el llanto
| | |
| Del ya contento Conde, y de su gente, | | |
| Huyendo de la
dama el fiero espanto: | | |
| La qual revuelve con serena frente
|
365 | |
| Los bellos ojos que espantaban tanto, | | |
| Y al padre
y los demás y al monte mira, | | |
| Y de todo, y de verse
así, se admira.
| | |
—13→
|
| No maravilló
mas la extraña vista | | |
| A Lázaro el dichoso
muerto, visto |
370 | |
| Que trasladado de una en otra lista
| | |
| Por quien el hecho tuvo tan previsto, | | |
| Sin que el infierno,
ó muerte le resista | | |
| Al mundo vuelve á la
alta voz de Cristo, | | |
| De lo que á la doncella maravilla
|
375 | |
| El ver en sí la misma maravilla. | | |
| Y
no con mayor gozo las hermanas | | |
| Al hermano ya vivo acariciaron,
| | |
| Y las gentes incrédulas profanas | | |
| No con mayor
admiracion quedaron |
380 | |
| De ver salir las carnes vivas sanas,
| | |
| Que quatro dias antes enterraron, | | |
| Que es del padre
la dama acariciada, | | |
| Y que toda su gente está admirada.
| | |
| Y vuelto el Conde al pío Garin,
llorando |
385 | |
| Le dice: padre, pues lo mas hicistes, | | |
| Vence
del todo al enemigo bando | | |
| Con el valor que ahora le vencistes
| | |
| Porque nos dixo aquel tirano, quando | | |
| Puestos nos tuvo
en el dolor que vistes, |
390 | |
| Que aunque como ha salido ya
saliese | | |
| Quando á vuestra obediencia aquí
viniese, | | |
| Con mas furor sin duda volveria
| | |
| A dar á esta afligida jóven pena, | | |
| Si
en esta santa cueva no tenia |
395 | |
| En vuestra compañia
una novena. | | |
| El buen Garin que atento aquello oía,
| | |
| Con voz de amargo sentimiento llena, | | |
| Y con cristiana
alteracion responde, | | |
| No convenirle aquello á él,
ni al Conde,
|
400 | |
—14→
|
| Y esfuerza aquesto con
fervor haciendo | | |
| Mil razones vivísimas y urgentes,
| | |
| Con gran prudencia y santidad poniendo | | |
| Mil graves causas,
mil inconvenientes, | | |
| Con exemplos notables concluyendo
|
405 | |
| Sus argumentos firmes y prudentes; | | |
| Pero, aunque
mas se esfuerce, y mas arguya, | | |
| La agena voluntad fuerza
á la suya. | | |
| Porque, demás
del encendido ruego | | |
| Del afligido Conde, el triste llanto,
|
410 | |
| El bravo miedo, el gran desasosiego | | |
| De la triste
doncella, pueden tanto, | | |
| Que vino bien en ello: y así
luego, | | |
| Condescendiendo el ermitaño santo, | | |
| Quedó
en su pobre cueva la doncella, |
415 | |
| Donde solo Garin queda
con ella. | | |
| A Monistrol, un pueblo situado
| | |
| Al pié del alto monte floreciente, | | |
| De la cueva
una legua desviado | | |
| Hácia la parte del dorado oriente,
|
420 | |
| Baxó, contento el conde, y consolado | | |
| De haber
dado remedio al daño urgente, | | |
| Con sus criados,
y sus compañias, | | |
| Para esperar allí los nueve
dias. | | |
| Y cada dia desde alli enviaba
|
425 | |
| Criados con regalos y comida, | | |
| De quien sabia quanto
ella gustaba | | |
| De aquella santa solitaria vida: | | |
| A los
quales Garin importunaba, | | |
| Su mortal guerra ya reconocida,
|
430 | |
| Que llevasen al padre la doncella, | | |
| Lo qual rehusaban
ellos, y él, y ella.
| | |
—15→
|
| El tiempo
ahora, ó buen Garin, os fuerza | | |
| A mostraros soldado
valeroso, | | |
| Para valer contra la brava fuerza |
435 | |
| Del
enemigo fiero y poderoso: | | |
| Mirad que ya con la ocasion
se esfuerza, | | |
| Y juntamente es fuerte y cauteloso: | | |
| Prevenid
vuestras armas y defensas | | |
| Para que se resistan sus ofensas.
|
440 | |
| Anchos fosos abrir, cerrar portillos,
| | |
| Reconocer traveses y cortinas, | | |
| Levantar puentes y calar
rastillos. | | |
| Cuidoso prevenir secretas minas, | | |
| Municionar
del alma los castillos, |
445 | |
| Plataformas en ella alzar divinas,
| | |
| Caballeros trazar, poner reparos, | | |
| Conviene ahora para
aseguraros. | | |
| Y aunque veo que destas
defensivas | | |
| Prevenciones os vais apercibiendo |
450 | |
| Con
las trazas mas finas y mas vivas, | | |
| Que estais en vuestro
espíritu escogiendo; | | |
| Las armas enemigas ofensivas
| | |
| Son dañosas en modo tan horrendo, | | |
| Que de sus
furias pocos se defienden, |
455 | |
| Si como á vos ahora
los emprenden. | | |
| Vos, Garin, encendeis
la ilustre dama | | |
| A contemplar la celestial riqueza, | | |
|
Y en vos el enemigo enciende llama | | |
| Que os arda y dexe
en mísera pobreza: |
460 | |
| Vos le mostrais el bien del
que bien ama, | | |
| Del bien eterno la inmortal belleza; | | |
|
Y el enemigo á vos amar os hace | | |
| Esa mortal belleza
que os aplace.
| | |
—16→
|
| Era la virgen tierna
y delicada, |
465 | |
| Un angel en aviso y hermosura, | | |
| Las gracias
la tenian adornada, | | |
| Y dellas era una real hechura: | | |
|
Los dos hermanos que con luz amada | | |
| Platean y doran la
estrellada altura, |
470 | |
| Cada qual con la faz serena y bella,
| | |
| Menos hermosos son que la doncella. | | |
| De
quince á diez y seis años tenia | | |
| La bellisima
dama generosa, | | |
| Enriquecidos de una gallardía
|
475 | |
| Tierna, suave, blanda y amorosa: | | |
| Solo con el mirar rendir
podia | | |
| El furor de una tigre rigurosa, | | |
| El de un cruel
determinado asalto, | | |
| El del airado mar quando mas alto.
|
480 | |
| Si la gran perficion, si la luz viva
| | |
| De sus ojos, mexillas, boca y frente, | | |
| Y aquella gracia
angélica y altiva | | |
| De que sabía usar perfetamente,
| | |
| Hubiera visto el gran pintor que iba |
485 | |
| Buscando lo
perfeto y lo excelente, | | |
| No deseára mas hermosa
idéa | | |
| Para pintar la linda Citeréa. | | |
| Su
gran beldad á toda humana vista | | |
| Admiracion dulcísima
causaba: |
490 | |
| Fué su alta gracia con espanto vista,
| | |
| Espanto que en mil gustos se anegaba: | | |
| Su excelso aviso
general conquista | | |
| Hizo de quantas almas regalaba, | | |
| Formando
en cuerpo y alma un paraiso, |
495 | |
| Gran beldad, alta gracia,
excelso aviso.
| | |
—17→
|
| Fué al fin en
hermosura aventajada | | |
| A quantas en su tiempo en todo el
suelo | | |
| Al alma de mas dones adornada | | |
| Causar pudieran
celestial consuelo: |
500 | |
| Naturaleza, de su fuerza armada,
| | |
| A imitacion de la beldad del cielo | | |
| La de la generosa
dama hizo, | | |
| Y allí de su poder se satisfizo. | | |
|
No es maravilla pues que Garin quede
|
505 | |
| Vencido por Satán en la batalla, | | |
| Si demás
de lo mucho que obra y puede | | |
| Tal ocasion para su intento
halla: | | |
| Si al valiente Varon en fuerza excede, | | |
| Y en
este trance rinde y avasalla, |
510 | |
| No es de espantar que
á fuerza de belleza | | |
| Resista mal nuestra mortal
flaqueza.
| | |