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ArribaAbajoCAPITULO IX.

De las vestiduras, y adornos de Christo Señor nuestro


I No sin razon, ni sin fundamento colocó Aristóteles entre los diez géneros supremos de las cosas, á uno, al qual llamó habere, ó habitus, que es la exterior disposicion de un cuerpo, por mas que esto parezca á algunos cosa obscura, y despreciable. Pues no sé por qué, ó cómo sucede, que el adorno, y el vestido con que nos cubrimos, añade á la substancia, ó al individuo una cosa muy considerable; importando no poco para conocer á algun sugeto, singularmente si es un Héroe, ó un Príncipe, el que le pinten con armas, con toga, ó con capa. Y así, por lo que toca á las vestiduras de Christo, cuya conocimiento (para que sea la representacion hermosa, y verdadera) es de la inspeccion del Pintor Christiano; tengo mucho que advertir aquí, aunque no es mi ánimo detenerme demasiado en ello. Mas, para que á mis lectores, que seriamente lean esta obra, se les haga todo esto mas claro, y lo tengan por mas sólido, quiero advertir una cosa en especial, que desearía se tuviera siempre presente, á saber, que Christo Señor nuestro en lo perteneciente á la conversacion externa, instituyó, y abrazó constantemente un género de vida el mas apto, y y por decirlo así, mas proporcionado con el fin, á que que habia sido enviado. Este, que era el mas excelente de todos, no era otro, sino el de la redencion del mundo, y la instruccion, y enseñanza de los hombres. Por lo que, llevó una vida severa á la verdad, y de mucha gravedad; pero no sobremanera inculta, y austera, ni separada enteramente del comercio de los hombres, como lo habia practicado el Bautista: antes bien llevó una vida moderada, templada, y proporcionada al trato de los hombres. Viólo esto, y lo enseñó   —273→   con el grande juicio de que estaba dotado, el Doctor Angélico, el qual solo basta para demostrar con la mayor evidencia lo que vamos tratando. Dice pues617: Era correspondiente (como ya hemos dicho) al fin de la Encarnacion, el que Christo no hiciera vida de Anacoreta, sino que tratase con los hombres. El que está tratando con otros, es muy conveniente, que se conforme con ellos en la conversacion, segun aquello del Apostol I. ad Corinth. 9. Me hice todo para todos, &c. Véanse sin embargo sus Expositores, y particularmente el P. Francisco Suarez618, llamado con razon Doctor Exîmio, que en esta parte ocupa lugar muy distinguido.

2 Esto presupuesto, y advertido, aunque Tertuliano haya afirmado expresamente619, que Christo Señor nuestro fué inculto, y desaseado en el vestido, lo que indican tambien otros Padres de la Iglesia620, y singularmente Euthimio621, el qual, segun me parece, lo exâgera demasiado: juzgo en primer lugar, que las vestiduras de Christo no fueron en ninguna manera preciosas, ni exquisitas, y que se conformaban mas con el modo de vestir de la gente vulgar, como lo notó muy bien, é hizo evidencia de ello, el Doctor Angélico, cuyas son estas palabras622: No es creible, que Jesu-Chrisso usase vestidos preciosos, quando él mismo nos pinta recomendable á S. Juan, por no andar vestido con ellos. Ciertamente,si el Señor hubiese usado vestidos ricos, los Fariseos,que en lo exterior hacian ostentacion de santidad; así como decian de él, que era un comedor, y bebedor de vino, y aficionado á los publicanos; hubieran tambien dicho de él, que vestía delicadamente. Juzgoademas, que sus vestiduras no fueron demasiadamente viles, ó despreciables, y mucho menos, sucias, ni rotas;   —274→   sino decentes, y comunes. Con efecto, el Precursor Bautista usó siempre de vestidos groseros, y ásperos, conforme nos lo enseñan los Evangelistas623: San Juan (dice S. Matheo) traía su vestido de pelos de camellos,con un ceñidor de cuero por sus lomos. Y San Marcos624: Juan andaba vestido de pelos de camello, con un ceñidor de cuero por sus lomos: pero Christo Señor nuestro no vistió así, sino del modo, que acabamos de exponer; esto es, usó de aquellas vestiduras, que acostumbraban llevar, no los grandes, y ricos, sino como vestian comunmente los Judíos. Muchas razones me mueven á pensar de este modo. Primeramente, porque si Christo acerca del modo de vestir hubiera admitido alguna singularidad, y apartádose en esta parte de la costumbre de aquellos tiempos; no es, ni parece verisimil, que los quatro Evangelistas lo hubiesen callado: quando dos de ellos, S. Matheo, y S. Marcos, hicieron expresa mencion de la aspereza del vestido del Bautista, y aun (lo que es mas) la alabó el mismo Jesu-Christo. Ademas: porque la aspereza, y demasiada austeridad de los vestidos, parece que no decia bien con una comida comun, vulgar, y usual, y con beber vino, bien que con mucha moderacion. Y aunque es de creer, que Christo Señor nuestro, quando comía solo, ó con los suyos, se contentaba con comidas viles, y vulgares, sin embargo que sobre este punto podria haber tambien alguna duda, por leerse en un lugar625, que sus Discípulos se habian ido á la Ciudad (de Samaria) para comprar víveres:Sin embargo, digo, de ser esto así, es certísimo, que Christo se recostó no pocas veces en mesas de hombres ricos, y acomodados626, donde con efecto comía, lo que se le ponia delante, aunque con mucha templanza, y sobriedad; y entonces bebia tambien vino, pero siempre con la misma   —275→   moderacion. Pues esto es, lo que el mismo Christo objetaba con la mas grave, y vehemente energía á sus émulos, y envidiosos los Fariseos, cotejando su modo de vivir con la vida de su Precursor, con aquellas palabras, que enteras quiero ponerlas aquí, por ser muy oportunas para el caso627: ¿Qué otra generacion (dice Christo) podré encontrar, que se parezca á esta? Ella es semejante á los niños sentados en la plaza,que dando voces á sus compañeros, les dicen:Os cantamos, y no habeis baylado: Os diximos endechas, y no os lamentasteis. Pues vino Juan, que no comia, ni bebia,y dicen: Demonio tiene: Vino el hijo del hombre, que come,y bebe, y dicen: Es un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de los publicanos, y pecadores. De donde infiero, que si Christo hubiera usado de vestido penitente, muy áspero, y en todo vil, y despreciable, hubiera dado no poca ocasion á los envidiosos, y calumniadores, de exâgerar, y acriminar esto mismo, y de motejarle por la disonancia que habria entre su comer, y vestir: pues (como decíamos poco há) con un vestido demasiado rígido, vil, y áspero, no parece que decia bien, el que se hubiera recostado en mesas, donde se servian comidas espléndidas, por mas que algunos espontaneamente se lo hubieran ofrecido. Y así como Christo hacia todo esto por fines santísimos, y para utilidad, y provecho de los hombres con quienes trataba; así se puede decir, que no usó de vestidos delicados, preciosos, y exquisitos, sino solamente comunes, y decentes, aunque tiraban mas á austeros, y á los que usaban la gente vulgar.

3 Finalmente, me mueve tambien á pensar de este modo, porque á no ser así, los soldados que crucificaron á Christo, á quienes pertenecian enteramente las vestiduras del Señor, segun la antigua costumbre, que   —276→   reformó despues el Emperador Adriano, como consta del Derecho628; no hubieran tenido tanto cuidado de dividirlas, y repartirlas entre sí, procurando que á nadie de ellos se le hiciera injuria: ni hubieran porfiado sobre á quál de ellos habia de tocar la mejor parte. Consta esto expresamente del contexto de los Evangelios629: por lo que, observó muy bien Jansenio630, y lo insinuaron tambien Euthimio, y S. Ambrosio631, que los soldados echaron suertes sobre todas las vestiduras de Christo, aunque mas particularmente sobre la túnica; queriendo, que mas por suerte tocára á uno de ellos, que echarla á perder, si la cortaban. Y aunque es verdad, que todo esto sucedió en cumplimiento de las profecías, como en los lugares citados advierten los mismos Evangelistas; con todo, parece se infiere de aquí, que las vestiduras de Christo no eran tan viles, y despreciables, que no merecieran el cuidado, y diligencia de los soldados; y por tanto, que eran tales, quales las hemos representado. Esta es, y no otra la sentencia comun, si no nos dexamos llevar de alguna pasion. Y baste haber notado esto, sobre la qualidad de los vestidos de Christo. En quanto á la materia, nada tengo que advertir, sino que fueron de lana: en cuya prueba, no me parece debo gastar mucho tiempo, por haber sido esta, y no otra, la materia de que se hacian, y texian los vestidos, no solo entre los Judíos, sino casi en todas las naciones del mundo, quando todavía no se habia dado entrada al luxo, por el qual se introduxo el uso de la seda, y otros trages peregrinos. Acerca del color, hemos dicho ya bastante arriba632, y así no quiero repetirlo aquí: esto es, que fueron sus vestiduras; ó blancas, lo que no apruebo, ó del color   —277→   de la misma lana, y que tiraban á obscuras, y pardas, á que mas me inclino: lo que confirmo ahora con un excelente lugar de S. Clemente Alexandrino, el qual dice633: Y si es menester buscar tambien algun otro color (ásaber, ademas del blanco, de que antes habia hablado) digo, que basta el color natural del mismo vestido. Y añade elegantemente: Los abominables deleytes inventaron despues los tintes de Cerdeña, de agraz, ó de olivo,el verde, el de color de rosa, el de escarlata, y otros innumerables;de suerte que el fin del vestido, no es ya cubrir el cuerpo,sino el deleytar la vista. Hasta aquí S. Clemente Alexandrino. Para que entiendan los Pintores sabios, quánto se alejan de la verdad, los que pintan regularmente de color de grana, la túnica exterior de Christo Señor nuestro, y de color de violeta, ó cerúleo, su capa superior.

4 Mas, sobre de qué partes constaban las vestiduras de Christo, dexando ahora á parte algunas investigaciones sobradamente escrupulosas; este es mi parecer. Primeramente, que usó de túnica interior, que nosotros llamamos camisa: porque, sobre si usó de algun género de calzones, es cosa menos averiguada, y que así como se puede afirmar con mucha facilidad, así tambien será muy arduo, y dificil de probarlo. De la túnica, hace expresa mencion el Evangelio, diciendo de ella634: La túnica era sin costura, texida toda desde arriba. Esta, pues, como dicen expresamente las palabras referidas, no estaba cosida, aunque tenia tambien sus mangas, como acostumbraban los Hebreos, á manera de las que usamos hoy; sino que estaba texida por todas partes: lo qual, aunque algunos quieran atribuirlo á milagro, pero no fué así. Pues este género de túnicas las hacian freqüentemente los Judíos con telar,   —278→   y aun vemos hoy, que se hacen en Europa. En efecto, como en los Paises Baxos hay Oficiales industriosos, diligentísimos investigadores de todo género de Artes, y manifacturas, inventaron pocos años há los Olandeses, el modo no poco ingenioso de texer de arriba abaxo los vestidos: sobre que escribió un libro entero Juan Braunio635. Lo que sí, tengo yo por milagroso, y por muy digno de la magestad de Christo es, lo que muchos afirman; á saber, que la Virgen Santísima le hizo á Christo aquella túnica, quando todavía era niño, y que al paso que iba creciendo hasta la edad varonil, crecia tambien la misma túnica; y probablemente juzgo, que sucedería lo mismo en las demas vestiduras de Christo: pues no parece, que le hubiera sido decoroso, el que segun las diversas edades usara de nuevas, y diversas túnicas, habiendo menester para esto á los Sastres. Con efecto, el que sus vestiduras, ni antes, ni despues de su predicacion, y ministerio, se gastaron con el uso, ó el tiempo; me lo persuade, y á mi parecer con bastante fundamento, el que el mismo Señor concedió este mismo beneficio á los Israelitas, quando caminaron por el desierto, conforme lo manifiesta aquel lugar, en que se dice636: No se han envejecido vuestros vestidos, ni los zapatos de vuestros pies se han gastado de viejos. Y que esto mismo sucediese con las vestiduras de Christo, ¿qué hombre pío podrá haber, que no lo tenga por verisímil? Pero volvamos á la camisa. Muchos piensan, que esta fué basta, y de lana, lo que yo no niego, aunque considerada la cosa como ella es en sí, nada se puede decir con certeza: y aun se podria pensar, si fué acaso de puro lino, y trabajada á manera de red: pero no fué (como juzgaron algunos) de lino, y de lana, por estár esto expresamente prohibido á los Israelitas   —279→   por la Ley, que mandaba637: No te pondrás vestido alguno,que esté texido de lino, y de lana.

5 Por lo que respeta, pues, á la camisa de Christo Señor nuestro, el qual en quanto pudo, y era decente, se acomodó al uso de los de su pais, y Nacion; usó de una larga túnica, que llegaba hasta los pies, hecha de un paño vulgar: la que tengo por cierto se la ataría con algun ceñidor igualmente basto, poco curioso, y ordinario, por quanto dixo á sus Discípulos, quando les envió á predicar el Evangelio, despues de haberles instruido en los preceptos necesarios638: No tengáis oro, plata, ni dinero en vuestras bolsas. Llevaban los Apóstoles, segun se puede conjeturar, en los mismos ceñidores con que ataban sus vestidos, faldriqueras, ó bolsillos, donde ponian el dinero (lo que suelen tambien practicar hoy con mucha freqüencia nuestros rústicos, y arrieros), aunque no en mucha cantidad, sino solamente el que habian menester para aquellos usos mas obvios, y necesarios. Sin embargo, esto último no me lo puedo persuadir de Christo Señor nuestro, el qual, segun convenia á su magestad, y santidad, habia echado de sí enteramente este cuidado, y solicitud; de suerte que para el caso que se hubiese de guardar algun dinero, ó distribuirse á los pobres, habia comisionado á uno de los mismos Apóstoles, á saber, á Judas Iscariotes, para que tuviera cuidado de él, y lo guardára, como consta expresamente de la narracion del mismo Evangelio639. Finalmente, iba vestido Christo con una capa del mismo paño, no muy angosta, pues colgando de los hombros, podian doblarse, y volverse sus extremidades hácia los mismos hombros: por ser esta la costumbre, que tenían en sus capas los Judíos, como se puede ver, y notar en la excelente lámina, que pone un erudito Escritor640,   —280→   donde se representa el vestido del modo que hemos explicado. Ni por haber dicho, que Christo Señor nuestro usaba de túnica superior, y de camisa, hemos de pensar, que se contradice él mismo, ó que obraba contra el consejo, ó precepto, que él habia dado á sus Apóstoles, quando les prohibió que tuviesen dos túnicas641. Pues, como notó muy bien Euthimio sobre el mismo lugar de S. Matheo, Christo Señor nuestro no les prohibió, el que tuvieran dos túnicas para diverso uso, y distinto fin; sino solamente el que tuvieran dos, que sirvieran para un mismo fin, y uso. En una palabra: les prohibió el que lleváran consigo vestido para mudarse, cosa que no la tuvo el mismo Christo, como despues de otros muchos lo enseñó expresamente Thomas Waldense642. Y aun parece lo dixo mas claramente S. Lucas en aquellas palabras643: No tengais dos túnicas, esto es: no tengais dos de un mismo género, duplicadas, ó de prevencion para mudaros. Hase de advertir aqui con mucho cuidado, que Christo llevó al derredor de la extremidad de su vestidura (á lo menos, de la del palio, ó de la capa) una orla muy bien cosida, de que muchas veces se hace expresa mencion en el Evangelio: pues aquella muger, que habia mucho tiempo, que padecia fluxo de sangre, llena de fé, se metió por entre la turba, y tocó la fimbria de su vestidura644, lo que con las mismas palabras refirió tambien otro Evangelista645. Leemos ademas, que los hombres yendo á porfia á encontrar á Jesu-Christo, pedian poder tocarle solamente el borde de su manto. Y todos los que tocaron, fueron salvos646. Lo mismo dice S. Marcos647. Pero nunca llevó Christo (segun yo pienso) lo que llamaban Phylacteria, como   —281→   acostumbraban los Doctores de la Ley. Lo que necesita de mayor explicacion, para que se haga mas perceptible á los que no tienen mucha noticia de esto, y para que quede á lo menos enterado de ello el Pintor, á quien procuramos instruir. Sépase, pues, que en la Ley antigua estaba mandado á los Israelitas, que lleváran en la extremidad del vestido, á lo menos en la capa, ciertas orlas, que no son fáciles de explicar: estas se hacian de cintas de color cerúleo, el qual se llama muchas veces en la Escritura color de jacinto. Las palabras en que lo mandaba la Ley, eran las siguientes648: Les dirás (á los hijos de Israel), que se hagan franjas en los cabos de sus vestidos, poniendo en ellos cintas de color de jacinto: esto es, cerúleas. Lo mismo se repite en otro lugar649, donde se habla tambien de las fimbrias; ora se cosieran estas en las orlas del vestido, á la manera que entre nosotros se usan aquellos adornos, que llamamos franjas, ó guarniciones (lo que tengo por bastante probable); ora colgáran del mismo vestido, como vemos que están colgando, lo que llamamos fluecos, ó deshilados: sobre que puede verse Gerónimo Oleastro, que trata este punto con mucha erudicion650. Los Doctores, y Fariseos en tiempo de Christo llevaban tambien dichas fimbrias, pero mas anchas, y extendidas, que las de los demas, para significar con esto, que eran mas observantes de la Ley. De aquí se entiende facilmente aquel texto de S. Matheo, que dice de ellos651: Hacen todas sus obras para ser vistos de los hombres: y como dando la razon de esto: Porque ensanchan (dice) sus phylacterias, y extienden los fluecos de sus mantos. Ellos eran, los que en todo, y por todo fingian santidad, y sobre usar vestidos mas aseados, y mas largos, que los demas, los   —282→   quales el mismo Christo llamó estolas, quando dixo652: Guardaos de los Escribas, que quieren andar con ropas largas; hacian, y añadian fimbrias mas grandes en sus vestidos, y extendian mas sus phylacterias. De las fimbrias ya hemos hablado bastante: veamos ahora, qué cosa eran las phylacterias; pues es necesario saberlo, y muy conveniente á nuestro asunto. En la Ley que dió Dios á los Israelitas, se les mandaba, que tuvieran siempre presentes los preceptos del Señor, que por esto decia la Ley653: Los atarás como señal en tu mano, y los pondrás, y se moverán entre tus ojos. Por esto los mismos Judíos, que vivian en tiempo de Christo, como estaban instruidos por los Fariseos, y Doctores de la Ley, los quales tomaban esto muy á la letra, y materialmente; pensaron el medio de escribir algunos lugares de los mas principales de la Ley en ciertas membranas, las que doblándolas con algunos hilos, ó bramantes trabajados de una materia mas curiosa, se las ataban al brazo izquierdo, y en la frente, de manera que las membranas, y los preceptos, que en ellas estaban escritos, se movian delante de sus ojos. Y como dichas membranas servian para conservar la Ley del Señor, por esto se llamaron Conservatoria, y en Griego Phylacteria (que es lo mismo); las que los Fariseos, para dar á entender al Pueblo, que eran hombres mas religiosos, las hacian mayores, y mas anchas, como queriendo guardar esto con una observancia mas exâcta, y (segun yo pienso) no solo escrupulosa, pero aun supersticiosamente. De que por tanto no usó Jesu-Christo: pero el que usase de fimbrias, lo demuestra claramente el mismo Evangelio. Pasémos ahora á otra cosa.

6 Confieso ingenuamente (y no me avergüenzo de confesarlo, pues ignoro otras muchas cosas, y acaso   —283→   mas dignas de saberse): Confieso, digo, ingenua, y sencillamente, que no sé, si Christo Señor nuestro usó, ó no, de alguna cosa para cubrir su sagrada cabeza. Porque, quanto he podido observar en lo que diligentemente he leido, advierto, que sobre este punto, no solo no dicen cosa alguna los Evangelistas, pero ni los Santos Padres, ni otros gravísimos Escritores. Pero yo no puedo menos de tocar algo sobre una materia, que dice no poco con mi asunto. Tomaré, pues, el único medio que resta: esto es, poner á la vista los fundamentos de una, y otra parte; esperando, que hombres sabios me enseñen la opinion, que he de llevar. Los que quieran decir, que Christo Señor nuestro usó de turbante, gorra, ú otra cosa para cubrir su cabeza, pueden deducirlo principalmente, de que el Señor (como hemos dicho) se adaptó, y acomodo regularmente en estas cosas comunes á las costumbres recibidas de los de su pais, y Nacion, con quienes vivia, y conversaba. Y aun, Autores gravísimos, y muy diligentes en averiguar estas materias654, enseñan, que los Judíos, aun en tiempo de Jesu-Christo, usaban de gorras á la manera de los de su region, para cubrir la cabeza; singularmente, ó á lo menos, quando salian en público, ó entraban en el Templo, ó en sus Sinagogas: y los que para demostrarlo mejor, han procurado representarlo todo en láminas, dicen, que dicha cubierta de la cabeza era una cierta gorra plana, y redonda, sobre la qual ponian una larga faxa de lino muy fino, que baxaba de una, y otra parte hasta la mitad del cuerpo. Con efecto, por lo que toca á la antigüedad de esto, no conjeturan mal; por ser constante, que las Naciones Orientales, no solo acostumbraron cubrir sus cabezas, sino tambien adornarlas; cosa   —284→   que aun la observan en el dia de hoy. Dexo ahora á parte los que habitan en el extremo del Oriente, que llamamos Chinos, los quales retienen dicha costumbre con tanta tenacidad, que no cabe mas: pues allí los plebeyos llevan gorras redondas algun tanto elevadas; pero los nobles, y magistrados, las llevan quadradas, y mucho mas altas: Unos, y otros las llevan siempre puestas en la cabeza, y nunca se las quitan, sino en sus casas, ó quando están conversando con personas de su mayor satisfaccion, y familiaridad: de otra suerte en ninguna manera, particularmente saliendo en público; ni aun quando mutuamente se saludan. Pues entre ellos, no se tiene por urbanidad, sino al contrario por falta de atencion, y por descortesía, el enseñar, y descubrir la cabeza. Sobre que han dicho muchas cosas los que han escrito de aquellas regiones655. Dexo, digo, á parte á los Chinos: pues consta, que los Persas, los Medos, y los Armenios, usaron antiguamente de una cobertura en la cabeza, que llamaron Tiara, la que usaron al principio las mugeres; pero despues fué adorno propio de los hombres, y singularmente de los Reyes: lo que infiero de Suetonio, el qual dice656: Finalmente, suplicándoselo (el Rey de Armenia) quitóle la tiara, y le impuso el diadema. Pero al fin, entre los Medos, y Persas fué este un adorno comun de los hombres, lo que tambien se colige del Sagrado Texto, que dice657: Y atándoles luego, les echaron al horno con sus paños, y sus turbantes,y sus calzados, y sus vestidos. Qué cosa fuese la tiara, lo describió elegantemente S. Gerónimo sobre este mismo lugar de Daniel, quando dixo: Tiara es palabra Griega, que el uso ha hecho ya Latina, de la qual dice Virgilio,Sceptrumque sacerque tiaras. Es un género de gorra, de que usan los   —285→   Persas, y Caldéos. Y todavía lo explica mas el mismo Santo, quando escribiendo á Fabiola, hace una bella pintura de la tiara con estas palabras658: El quarto género de vestidura, es una gorra redonda, segun la vemos pintada en la Odyséa de Homero, como si fuera una esfera, ó un globo, que partido por en medio, pusieran la una mitad en la cabeza: Este adorno los Griegos, y nosotros, lo llamamos Tiara, algunos lo llaman Sombrero, y los Hebreos Miznepheth: no termina en punta,ni cubre toda la cabeza hasta el pelo, sino solo la tercera parte desde la frente; y lo atan de tal modo en el colodrillo con una cinta, que no se cae facilmente de la cabeza. Y que con corta diferencia usaron lo mismo otras naciones del Asia, y del Oriente, sería muy facil probarlo, y hacerlo ver. Pero volvamos á los Israelitas, y Judíos, los quales, por solas las palabras de la Escritura, donde se mira como cosa de horror, y como señal de algun castigo, el andar con la cabeza desnuda, y descubierta; podemos persuadirnos, que no la traerían así, sino cubierta, y tapada. Por esto se mandaba al leproso, que quando, á juicio del Sacerdote, constase, que estaba manchado con lepra, anduviese desnuda la cabeza. Estas son las palabras de la Ley659: Traerá descosidas sus vestiduras, descubierta la cabeza, tapada la boca con el vestido, &c. Ademas: consta expresamente de las Sagradas Letras, que el descubrir la cabeza era señal de tristeza, y de llanto, por cuyo motivo se prohibia con la mayor severidad á todos los Sacerdotes, y singularmente al Sacerdote Sumo, el descubrirla, y rasgar sus vestiduras, aun quando los de su casa, y parentela se hallaban en ocasiones de llanto, y de tristeza. Pues conforme nos refiere la Historia Sagrada, quando Nadab, y Abiú perecieron en el incendio por haber ofrecido fuego profano en el   —286→   Santuario, se permitió al Pueblo, y en especial á sus parientes, el que pudiesen llorarlos; lo que en ninguna manera se permitió á los Sacerdotes, antes por el contrario se les prohibió con mucha severidad, como consta de aquellas palabras660: Y habló Moysés á Aarón, y y á Eleazár, y á Ithamár sus hijos: No querais descubrir vuestras cabezas, ni rasgar vuestros vestidos, no sea caso que esto os cause la muerte...... Vuestros hermanos, y todo Israel lloren el incendio, que levantó el Señor. Lo que se prohibe tambien generalmente en otro lugar661: El Pontífice,esto es, el Sumo Sacerdote entre sus hermanos....... no descubrirá la cabeza, ni rasgará sus vestiduras. En ninguna manera entrará en casa de algun muerto; no se contaminará,ni aun por la muerte de su padre, ni de su madre, &c. De lo qual, si bien se considera, se echa bastantemente de ver, que los Israelitas nunca acostumbraron llevar descubierta la cabeza, sino en tiempo de llanto. De propósito paso en silencio, y muchas cosas, que podria traer de las Historias sagradas, y profanas en confirmacion de lo que llevo dicho. Y que este modo de cubrir decentemente la cabeza, durase hasta los tiempos de Christo, y que aun hoy se observe entre los Judíos, lo afirman los Autores, que antes he citado. Por tanto, como Christo Señor nuestro se conformó en quanto convino (como hemos dicho muchas veces) con las costumbres recibidas de su patria, no es verisimil, que fuera, ó contra la costumbre de los demas, anduviera descubierta, ó desnuda la cabeza. Estas son (omitiendo otras muchas) las razones, que pueden persuadir con bastante fundamento la parte afirmativa.

7 Al contrario, á favor de la parte negativa, se puede alegar en primer lugar (lo que hace mucha fuerza) el que entre todas las imágenes de Christo, aun   —287→   las que han hecho los Artífices mas peritos en el Arte; apenas hallamos alguna, que esté pintada cubierta al cabeza. Apenas, digo, y aun casi ninguna. Porque, el que en alguna parte se vea la Imagen del Crucifixo de Luca, vestido con túnica talar, y cubierta la cabeza con tiara662, de cuya manera se ven tal vez algunas Imágenes entre los Griegos: nada hace para el caso, que vamos tratando. Pues esto, solamente da á entender de algun modo, nuestro respeto; pero no la verdad del hecho: porque sino, debiéramos decir, que Christo fué crucificado con sus vestiduras, lo que es contra la Fé663. De aquí se saca un argumento de bastante peso para probar, que Christo nuestro Señor nunca usó de cobertura en su cabeza: porque sino, no es creible, que en todas sus Imágenes hubieran por tantos siglos omitido malamente los Pintores este adorno. Ademas: es de creer que Christo Señor nuestro, el qual en todas sus cosas se portaba con un juicio prudentísimo, no quiso en esta parte conformarse con los demas, particularmente con los ricos, y magistrados; á lo menos, por el motivo, de que la cobertura de la cabeza, segun la usaban los judíos, significaba dignidad, y autoridad; y el Señor estaba muy lejos de semejante ostentacion. A esto se añade, ser una cosa innegable, que el andar descubierta la cabeza, llevándola siempre expuesta á los ardores del Sol, y á las inclemencias de la lluvia, es un género de admirable constancia, y de exemplo, que tal vez quiso practicar el Señor: no solo, para que sus discípulos, que habian de peregrinar despues por todo el mundo, se fueran acostumbrando poco á poco á estas cosas bastante penosas; como para reprehender así de algun modo, y tácitamente á los hombres mas delicados. Con efecto,   —288→   así como ha habido muchas naciones (y ahora casi todas) que usaron de cobertura en la cabeza; así ha habido otras muchas, que la llevaron enteramente descubierta. Y no dexa de hacer alguna fuerza, el haber andado así los antiguos Romanos, y de mas severas costumbres: pues en las imágenes, que vemos de ellos con toga, nunca se nos representan cubierta la cabeza. Sobre que puede verse á Felipe Rubens, hermano del Pintor de este apellido664. Pero dexemos á los Romanos, ni por ahora queramos acordarnos tampoco de los Americanos, que regularmente no usaban de ninguna cosa para cubrir sus cabezas. Ciertamente nuestros antiguos Españoles, no solo despreciaron esta cobertura en tiempo de paz, sí tambien en el de guerra, de suerte, que peleaban teniendo la cabeza enteramente desnuda: como de los Vascones, pueblos de España, lo cantó elegantemente Silio Itálico, quando dixo665:


Galeæ contempto tegmine Vasco.

y en otra parte:


Nec tectus tempora Vasco.

Lo mismo escribió Tácito de los Alemanes666: Pocos traían escudo, y solo uno,ú otro, morrion, ó capacete. Dion Casio, hablando de un esquadron de Alemanes, dice de ellos667: Peleaban desnudas las cabezas. Y Herodiano, tratando el mismo asunto, lo confirma diciendo: Embestian los ballesteros á las cabezas desnudas de los Alemanes. Esto era lo mas freqüente; aunque otros de la misma nacion, no lo usaban. El que quiera ver tratado este punto mas largamente, lea al erudito Felipe Cluverio668: que á mí me basta lo   —289→   dicho, pareciéndome que es ya tiempo de dexarlo. Pero no puedo omitir, lo que del Cesar Adriano refiere Elio Esparciano: Era (Adriano) tan amante de viajar (dice este Autor) que queria enterarse por la vista de quanto habia leido de los lugares del universo. Y añade luego: Sufrió con tal paciencia los frios, é inclemencias del tiempo, que nunca se cubrió la cabeza. Ni quiero tampoco pasar en silencio, lo que de Gregorio Lopez Español (hombre que vivió santamente en las Indias Occidentales) refiere algunas veces Francisco Losa Presbítero, escritor de su vida669: pues dicho Lopez nunca cubrió con cosa alguna su cabeza, la que siempre llevaba descubierta: ya lo hiciese por la grande reverencia, que tenia á Dios, en cuya presencia andaba continuamente: ó ya por juzgar, como él confesó de sí mismo, que esta cobertura no era muy necesaria al hombre. He querido referir estos dos casos con el fin de que ya que no se pueda poner en claro lo que tratamos, se ilustre á lo menos de algun modo: y por tanto parece probable, que Christo Señor nuestro anduvo siempre descubierta la cabeza, ó bien estuviese en casa, ó saliese en público. Y si fué así (lo que yo no me atrevo á afirmar) es de extrañar, que no hayan hecho mencion alguna de esto, los que se han ocupado en averiguar cosas de menos monta, y mas sutiles. No puedo yo ahora dexar de advertir aquí al Pintor una cosa: á saber, que aun supuesta, y admitida la probabilidad de la primera sentencia (pues á mi juicio nunca se podrá averiguar con certeza); sin embargo el Pintor cuerdo, y erudito, nunca debiera ponerla en práctica, por ser cosa desusada, y exôtica el representarnos con gorra, ó cubierta de otro modo la Imagen de Jesu-Christo, que de muchos siglos acá, la hemos visto siempre con la cabeza descubierta.

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8 Finalmente: ¿sobre si Christo llevó zapatos, ó no? y por tanto ¿si se ha de pintar con algun calzado, ó desnudos enteramente sus pies? Es esta una qüestion, que ya antiguamente se ha tratado, y que muchos la controvierten en el dia, tal vez con mas empeño, que fruto. Yo, que no estoy apasionado por ningun partido, diré ingenuamente lo que en mi concepto tengo por mucho mas probable, y verisimil, afirmando en primer lugar, que Christo Señor nuestro, por lo comun, y regularmente (como decimos) no anduvo enteramente descalzo. En confirmacion de esto, y para establecerlo con mas firmeza, deberia bastarnos, lo que dixo claramente de Christo su glorioso Precursor670: Vendrá otro mas fuerte que yo, y á quien yo no soy digno de desatarle la correa de sus calzados. Donde supone S. Juan como cosa clarísima, y evidente, que Jesu-Christo usó de algun calzado. Digo, que este solo texto debiera bastarnos, si con sutiles interpretaciones no se le diera otro sentido. Pues ningun cuerdo negará, que el referido texto, se pueda entender de algun modo en un sentido proverbial: esto es, que S. Juan no se tenia por digno de servir á Christo, aun en el ministerio mas baxo, y abatido: lo que decimos en Castellano: No merezco descalzarle. Pero tambien todo hombre prudente, y advertido, no dexará de conocer, que es mucho mas verisimil, que el Bautista, el qual hablaba sencillamente, y sin adornos, ni figuras de Retórica, pronunció de tal suerte aquellas palabras, que sin ningun rodeo, y literalmente (como solemos decir) convinieran, y se adaptáran á la Persona de Jesu-Christo. Con efecto, así parece lo entendió el Gran Padre de la Iglesia S. Agustin, quando dixo671: Porque, quanto al calzado, de que solemos usar quando andamos, á mí me consuela el mismo Señor; pues, si él   —291→   hubiese andado descalzo,no dixera de él S. Juan: No soy digno de desatarle la correa de sus calzados. Argumento sin duda de mucha fuerza, y por tal lo han tenido hombres doctísimos; ni podrá menos de parecer siempre tal, á los que consideren la materia sin ninguna preocupacion. Pero quedan todavía otros argumentos de no menor peso, como se hará manifiesto, exâminando mas el asunto. Sentado ya, que Christo no anduvo descalzo, como lo convence el mencionado argumento, ningun hombre prudente podrá negar, que usase el Señor de suelas, ó sandalias. He juntado estos dos nombres, pues todos ellos significan una misma cosa; como lo persuadió con muchas razones á toda la república literaria un Varon sabio, que sobre este punto; á saber, de Caliga, escribió un librito, pequeño á la verdad, pero lleno de antigüedad, tanto sagrada, como profana672. Es, pues, la suela, ó sandalia, segun en dicha obrilla la representó en una lámina el referido Autor, lo que hizo tambien el P. Bernardo Lamy, á quien citamos mas arriba; una cubierta, no del muslo, ni de la parte superior del pie; sino de la planta de él, que vulgarmente en Palestina la llevaban los hombres defendida con una suela: á la manera (para hacer esto mas perceptible) que usan de este género de calzado los PP. Franciscos, que llamamos Observantes. Dichas suelas las ataban con correas de uno, y otro lado, al pie, ó en la parte inferior de la espinilla. Este es en efecto aquel género de calzado, que llamaron con el nombre de Caliga, así los Soldados en el exército, como en otras partes la gente, singularmente del vulgo; como afirma, y elegantemente lo aclara el mencionado Autor en toda su disertacion de Caliga. Volviendo ahora á nuestro asunto, digo, que Christo Señor nuestro usó sin duda   —292→   de este género de calzado, como lo convencen las citadas palabras de S. Juan. Ataban, pues, al pie la sandalia, ó suela, con alguna correa ordinaria, ó de ningun valor, segun lo dan á entender aquellas palabras de Abrahan, quando hablando con un Rey de Pentápolis, le dice673: Desde un hilo de la trama, hasta la correa del calzado, no tomaré cosa alguna de lo que es tuyo. Esto es; no tomaré aun la cosa mas vil, y despreciable. Pero todavía prueba nuestro intento mas claramente, el precepto, que dió Jesu-Christo á los Apóstoles: pues, donde, segun el Evangelio de S. Lucas674, se les manda no llevar consigo saco, alforja, ni zapatos, se dice clarísimamente en el de S. Marcos675: Sino calzados de sandalias: que es la verdadera, y genuina concordancia de ambos lugares, como á cada paso lo han advertido los Intérpretes. Es, pues, de creer, que Christo Señor nuestro mandó observar á los demas, lo que él hacia con su exemplo, conforme á aquello de los Hechos Apostólicos676: Comenzó Jesus á obrar, y á enseñar. Y así, prescribiendo el Señor, y mandando á sus Discípulos, que fueran á predicar el Evangelio calzados con sandalias, consiguientemente se ha de decir, que Christo usó de ellas, segun la comun costumbre. Lo que todavía se ilustra mas por lo que aconteció á San Pedro, quando estando durmiendo en la carcel, le dispertó un Angel, y le dixo677: Cíñete, y ponte tus calzados; en Griego ta\ sanda/lia sou . Cuyo modo de traducir, esto es, que á las sandalias corresponda lo que nuestra Vulgata llama caligas, lo prueba con muchas razones el citado Nigronio. Ahora prosigo así mi argumento: Los Apóstoles, y particularmente el Príncipe de ellos S. Pedro, siguieron aquel género de vida, que habian aprendido de Christo, no tanto de palabra, sino mucho mas con su exemplo: es así, que se nos   —293→   describe S. Pedro llevando caligas, ósandalias, que es lo mismo; síguese pues, que las usó su Maestro. Viólo esto S. Clemente Alexandrino, Escritor antiguo, y severo, el qual adhiriendo á este mismo dictamen, y hablando de las suelas, ó sandalias, dice678: Bástanos por testigo de este género de calzado humilde, y sencillo, S. Juan, quando decia, que no era él digno de desatar la correa del calzado del Señor; el qual no llevaba zapatos superfluos, ó curiosos, siendo él el que manifestaba á los Hebreos el modelo de la verdadera filosofía. Hasta aquí S. Clemente Alexandrino.

9 Ni para movernos á pensar de otra manera, nos deben hacer ninguna fuerza algunas razones, que se traen, no sin alguna confianza de los mismos que las alegan, para probar, que Christo anduvo enterarnente descalzo. La primera es: Que Christo Señor nuestro, enviando á los Discípulos á predicar el Evangelio, les mandó, que no lleváran zapatos, como consta expresamente por los Evangelistas679. La segunda: Que quando Christo fué crucificado, le desnudaron antes sus vestiduras, pero no sus zapatos, y que por esto los Soldados, de quienes leemos haber dividido entre sí sus vestiduras, no se lee de ellos, que repartieran entre sí sus zapatos. Estas dos razones las produce elegantemente, y con la vehemencia, que acostumbra San Gerónimo, quando dice680: A Moysés, y Josué, se les manda entrar en la tierra santa los pies descalzos, y los Discípulos del Señor fueron enviados á predicar el nuevo Evangelio, sin el embarazo del calzado, ni ataduras de pieles:y los soldados habiendo echado suertes sobre los vestidos de Jesus, no tuvieron calzados que partir; pues no podia tener el Señor, lo que habia prohibido á sus siervos. A que se puede añadir otra, como tercera razon:   —294→   á saber, que la Magdalena lavó los pies á Jesu-Christo estando á la mesa, no con otra agua, que la de sus lágrimas: lo que no parece pudiese ser, á no estár Christo descalzo, y á no ser, que anduviese así regularmente. Pero todas estas razones, y acaso otras, que se pueden alegar, no las miro por de tanta monta, que me obliguen á apartarme de la opinion, que he propuesto, y que tengo por mucho mas probable. Porque, quanto á lo primero, ya he manifestado arriba, que Christo Señor nuestro prohibió á los Apóstoles el que usáran de zapatos; esto es, conforme los traían los hombres mas ricos, y que llevaban una vida regalona: los zapatos, digo, que cubrian todo el pie; pero no el que llevasen suelas, ó sandalias: antes consta lo contrario de las palabras de S. Marcos, que citamos arriba: Sino calzados de sandalias. Y así, no hay para que detenernos mas en esto. Paso á la segunda razon, á que es muy facil dar solucion: por ser muy verisimil, que, ó bien los Evangelistas, baxo el nombre de vestiduras, comprehendieron tambien los zapatos; ó que los Soldados, que crucificaron á Christo, despreciaron las suelas por cosa vil, y de ningun precio. Ni es mas dificil dar respuesta á la tercera pregunta: pues digo, que en el convite, que el Fariséo dió á Jesu-Christo, se recostó el Señor enteramente descalzo, siguiendo la costumbre de todos los antiguos, y la de los mismos Judíos, que acostumbraban echarse en las camas, y ponerse á la mesa descalzos, lo que hacian por no manchar con el calzado las cubiertas, ó tapetes de las camas: cosa, que nadie la ignora por medianamente que esté instruido en las bellas letras. Por esto dixo Marcial681:


Deposuit soleas: affertur protinus ingens
Inter lactucas oxyarumque liber.

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Sobre cuyo lugar han amontonado muchas cosas el Padre Radero, y el Señor Ramirez de Prado, á quien puede verse en su Pentecontarchô682. Pero de esto acaso hablarémos mas en otra parte. Quede, pues, sentado, que Christo Señor nuestro usó regularmente de suelas, ó de sandalias, y que así debería pintarse: con esto se puede conciliar á muchos Theólogos, y Autores gravísimos; advirtiendo con la debida reverencia ser uno de ellos S. Buenaventura, el qual parece afirma absolutamente, que Christo anduvo siempre á pie descalzo683.

10 Lo que hemos dicho hasta aquí, podria parecer bastante para satisfacer al título de este capitulo. Mas, supuesto que lo que voy á decir, servirá no poco para su mayor ilustracion, añado brevemente, que quando muchas veces se pintan los Apóstoles acompañando á Christo, se les debe pintar casi de la misma manera, por lo que toca al trage, y al vestido. Será, pues, un error dimanado de impericia, aunque ligero, el representar los Pintores á los Apóstoles vestidos con túnicas encarnadas, cerúleas, ó de otros colores, y mucho mas el distinguir entre ellos la túnica de la capa con colores muy subidos, y fuertes á la vista: quando esto no se puede tolerar en los vestidos del mismo Jesu-Christo, por lo que arriba llevamos dicho. Pínteseles, pues, con túnicas, y capas de un mismo color; ora sea este blanco (si á alguien le gustase mas), aunque no muy blanco, y resplandeciente: ora sea de color pardo (lo que á mí me parece mejor), pero no muy largas las capas, ó túnicas, ni tampoco muy anchas; y ceñidos el vestido con ceñidores vulgares: y finalmente calzados, como antes diximos, con suelas, ó sandalias. Este será, si mucho no me engaño, el modo mas verisimil de pintarlos, y representarlos. Aunque facilmente creeré,   —296→   que los Apóstoles, si no usaron regularmente de vestidos mas groseros, los usaron á lo menos, menos curiosos, que Christo Señor nuestro: no que el Señor usase de vestidos de alguna manera delicados, preciosos, y exquisitos (que estoy muy lejos de decir una cosa semejante) antes los usó bastos, y verdaderamente vulgares, como diximos arriba; sino que su magestad, y dignidad, distante en todo de un sordido desaséo, llevaba siempre consigo, segun pienso, un no sé qué, que aun en esto le hacia distinguir de algun modo de aquellos desaliñados pescadores, y de los hombres de la mas ínfima plebe, como fueron los Apóstoles, segun la condicion, que tuvieron en el siglo. He dicho antes, por lo que toca al trage, y al vestido: porque en quanto á los lineamentos, y figuras de los semblantes, es una cosa del todo incierta, sobre que puede qualquiera discurrir conforme mejor le pareciese: bien que á San Pedro suelen pintarle constantemente con un mismo semblante, ó ya provenga esto de alguna tradicion, ó bien traiga su origen (á que mas me inclino) de las Imágenes antiguas, de quienes, como hemos advertido, hace mencion Eusebio684. No faltan quienes han dicho, que Santiago, pariente de Christo, á quien por esto llamó el Apostol hermano del Señor, á saber, el que despues fué Obispo de Jerusalen; se parecia en el semblante á Christo Señor nuestro: pero sobre esto tocarémos algo en su propio lugar685. Mas, por lo que respeta á su edad, no se han de pintar viejos los Apóstoles, sino como varones de edad robusta, y vigorosa; en cuya edad los eligió Jesu-Christo, y así convenia elegir á los que despues (y algunos de ellos por muchos años) habian de sobrevivir en carne mortal á Christo Señor nuestro. Con efecto, S. Juan era mozo, quando fué elegido, como se puede probar por los monumentos   —297→   de la Historia Eclesiástica; y S. Pedro, que era el mayor de todos ellos, no era (como se le suele pintar) verdaderamente viejo: pues haciendo el cálculo de su edad (conforme lo he intentado en otra parte; bien que no con toda exâctitud)686, probablemente no tenia mas de quarenta años, quando fué llamado al Apostolado.




ArribaAbajoCAPITULO X.

Del Bautismo de Christo Señor nuestro, de sus tentaciones en el desierto, y de las Pinturas sobre uno, y otro pasage


I Ya gracias á Dios, concluí del modo que pude, la Pintura de Christo Señor nuestro, y he dicho lo suficiente por lo que respeta á su forma, y á su trage. Pide ahora el buen orden, que vaya siguiendo los hechos de su Santísima Vida por lo perteneciente á mi intento, lo que procuraré hacer tambien con el debido método. Lo primero, pues, que se ofrece decir, es sobre el Bautismo del Señor, cuya historia, como las demas, que se irán tratando, no es de mi asunto referirlas á la larga. Dos cosas hay en las Pinturas del Bautismo de Christo, que es menester observar, y advertir; y la una de ellas, confieso ingenuamente, que me desagrada en extremo. Esta es, que quando los Pintores representan á Christo, que está recibiendo el Bautismo de manos de su Precursor, no le pintan, como era debido, metido algun tanto profundamente dentro del agua; sino solo el talon, ó lo que mas, hasta la mitad de la espinilla. Es esta una cosa inepta, y casi diría ridícula, aunque vemos, que así la han pintado Artífices peritos en su Arte, y de mucho nombre. Porque en primer lugar, no era tal el rio Jordan, donde   —298→   recibió, é instituyó Christo Señor nuestro el Bautismo, como es (para explicarme así) el rio Manzanares de Madrid, donde algunas veces apenas corre agua; sino que era tal, y lo es todavía (aunque no muy grande, y caudaloso), que podian meterse los hombres con bastante profundidad, sin apartarse mucho de la orilla. Ademas: porque, segun explican comunmente los Intérpretes, exponiendo aquellas palabras de San Matheo687: Y él les bautizaba en el Jordan; no de otra manera les bautizaba el Bautista, sino metiéndoles, y tal vez no una, sino dos, ó tres veces en el Jordan, sacándoles despues, y poniéndoles su mano sobre sus cabezas, ó echándoles agua sobre ellas. Es, pues, una cosa ridícula el pintar á Christo Señor nuestro en su Bautismo, llegándole el agua no mas, que hasta el talon, ó lo que mas, hasta la mitad de las espinillas; y no pintarle (como era razon y como lo he visto pintado mejor) metido en el agua hasta el pecho: singularmente, porque habiendo instituido Christo el Sacramento del Bautismo, quando fué bautizado, metiéndose en el rio Jordan688; de aquí sin duda tuvo su origen, el que antiguamente, tanto en la Iglesia Oriental, como en la Occidental, se confiriese el Bautismo por immersion, como dicen; ya fuese esta trina, ó única, segun la variedad, y costumbre de los lugares, é Iglesias particulares, como ademas de los Autores mas antiguos, lo enseña elegantísimamente S. Gregorio Papa verdaderamente Magno, cuyas palabras, aunque algo largas, llevará á bien el pío, y docto lector, que las ponga aquí: Acerca de la trina immersion, dice este Santo Padre689, nada se puede responder mejor, que lo que vosotros habeis juzgado: pues no se contradice á la Fé, que es una, el que haya diversas costumbres en la   —299→   Iglesia. Nosotros en la trina immersion significamos los tres dias de la sepultura de Christo, de suerte que sacando al niño tres veces de las aguas, se exprese la resurrecion al cabo de tres dias: Y si alguno piensa acaso que esto se hace en honor de la Santísima Trinidad, tampoco á esto se opone la única immersion: porque habiendo una sola substancia en tres personas; en ninguna manera puede ser reprehensible meter al niño en las aguas tres veces, ó una vez sola: pues en las tres immersiones se significa la trinidad de las personas, y en una sola, se puede significar la singularidad de la naturaleza divina. Pero vamos al asunto: pues el que Christo Señor nuestro en su Bautismo se metiese dentro de las aguas del Jordan, lo afirma clara, y elegantemente S. Gregorio Nacianceno, el qual hablando del Baustismo de Christo, dice690: Subió Jesus de las aguas, sacando consigo, y elevando al mundo,que en cierto modo estaba sumergido.

2 Ni es contrario á lo dicho, el pintar al Precursor (como se hace freqüentemente) echando agua con una concha sobre la cabeza de Jesu-Christo. Porque S. Juan, como antes advertimos, á los que bautizaba, les ponia suavemente la mano sobre sus cabezas, y les ayudaba á que se metieran totalmente dentro del agua, ó bien les echaba agua sobre sus cabezas con la mano, ó con una concha: lo que, ya se executase de este, ó de otro modo, es evidente que pertenece al Bautismo. De esta manera, pues, que significa mayor reverencia, pintan á S. Juan bautizando á Christo; de que se puede dar tambien otra razon bastante oportuna: á saber, porque así, la pintura que mudamente habla, nos enseña no ser necesaria la immersion para recibir el Bautismo, siendo este igualmente válido, ora se confiera por infusion, ó por aspersion: lo que enseñó con mucha solidez, como siempre, el Doctor Angélico con estas palabras691:   —300→   Hase de decir, que el agua en el Sacramento del Bautismo, sirve para la ablucion corporal, por la qual se significa la ablucion interior de los pecados. Esta ablucion puede hacerse no solamente por immersion; sino tambien por aspersion, ó efusion. Por lo que, aunque es mas seguro bautizar por immersion (pues esto es lo que regularmente se acostumbra)692; sin embargo puede tambien bautizarse por aspersion, ó por efusion, &c. Pero el que quiera instruirse de esto mas á la larga, lea á los Theólogos tratando del Sacramento del Bautismo. Yo confieso haberme alargado algo mas de lo que era razon; pues por lo que toca á mi intento, bastaba haber advertido, que es una bobería el pintar á Christo Señor nuestro en su Baustismo sin llegarle apenas el agua á sus pies, ó no mucho mas de los talones. Mas, el pintar algunos Angeles, que con sus manos están teniendo las vestiduras de Christo, quando desnudo recibió el Bautismo; aunque esto no representa ninguna exâcta narracion, que nos refieran los Evangelistas; es sin embargo una cosa muy pía, y dignísima de imitarse, para significar con esto la profunda reverencia, que tuvieron siempre los Angeles al Verbo Divino encarnado: singularmente, porque, como verémos luego, los mismos Angeles en el desierto sirvieron la mesa á Jesu-Christo.

3 Acaso es digno de mas consideracion, lo que diximos en segundo lugar; esto es, que muchas veces, y aun siempre que hemos visto Imágenes de esta clase, vemos pintado á Christo Señor nuestro, como que su Eterno Padre da testimonio de su Hijo, y ademas, que baxa el Espírítu Santo en figura de paloma sobre su cabeza, quando entrando el Señor en las aguas del Jordan, recibió el Bautismo. Pero que esto no fuese así,   —301→   lo persuade el mismo Evangelio, si se lee con juicio, y reflexîon: pues dice, que el Padre Eterno dió testimonio de que aquel era Jesu-Christo; no en el mismo acto del Bautismo, sino despues de bautizado, y quando habia ya salido del rio Jordan. Estas son las palabras de S. Matheo693: Jesus, despues de bautizado, subió luego del agua: Y hé aquí,que se abrieron los Cielos, y vió al Espíritu de Dios, que baxaba en figura de paloma, &c. Y si alguno desea algun texto mas claro, pongo aquí lo que dice S. Marcos, que parece interpreta, y comenta á S. Matheo694: Bautizó Juan á Jesus en el Jordan. Y subiendo al instante del agua, vió abiertos los Cielos, y tambien al Espíritu Santo, que baxó en figura de paloma, y estaba sobre él. Y se oyó una voz del Cielo: Tú eres mi amado Hijo, en tí me he complacido. Aquí se echa de ver delineada con la mayor exâctitud la historia, y serie de este hecho: de manera que de dicha narracion se percibe con evidencia, que el Espíritu Santo se apareció en figura de paloma sobre la sagrada cabeza de Christo, no antes, sino despues de haber salido el Señor del Jordan; y que entonces fué quando resonó la voz del Padre reconociéndole, y preconizándole por su Hijo: sin embargo nuestros Pintores unen ambas cosas; á saber, á Christo recibiendo actualmente el Bautismo, al Espíritu Santo en figura de paloma puesto sobre su cabeza, y el que abriéndose entonces los Cielos, se oyó claramente la voz del Padre, á quien pintan tambien en este Misterio: cuya voz (aunque era un efecto ad extra, como dicen los Theólogos) no es ahora de mi proposito el manifestar, cómo, y de qué manera pueda, y deba decirse voz de solo el Padre. Con todo, no tengo por dignos de reprehension los Pintores, que antes han pintado así este hecho, ni tampoco los que despues les han seguido:   —302→   Así por ser esta una cosa, que es ya muy recibida, y á que están ya acostumbrados los ojos; como porque, el que dieran testimonio de Christo el Padre, y el Espíritu Santo, sucedió luego de haber salido Christo de las aguas del Jordan, y recibido el Bautismo de manos de S. Juan: y como dice el comun adagio, lo que poco dista, parece que nada dista. Finalmente, porque si se pintára de otro modo, no entenderían los hombres con tanta facilidad, que aquello sucediese luego despues de haber recibido Christo el Bautismo, y es muy del caso, que lo entiendan: singularmente, porque como recibiendo Christo el Bautismo de S. Juan, se portó á la vista de los hombres (á lo menos en lo exterior, y en la sombra) como pecador, y exhortando á todos con su admirable exemplo á la penitencia; convenia, que su Eterno Padre diera testimonio, de que Christo (como era en realidad) vencía el pecado, y triunfaba de él.

4 ¿Y qué diríamos, si todo el hecho se representára, y pusiera á la vista de otro modo mucho mas cómodo, y oportuno? ¿Pero quál será este? Digo, que el pintar las corrientes del Jordan, y mucha gente al rededor de ellas, al Bautista cubierto con su pellica, á Jesu-Christo vestido con su túnica, humedecidos sus cabellos, orando á Dios, y de rodillas, y sobre su cabeza al Espíritu Santo en figura de paloma, y al Padre Eterno, como que abriéndose los Cielos, se dexa ver resplandeciente. Qué? ¿acaso no se representaría así mas oportunamente todo el hecho? Diráse tal vez ser esta una cosa inaudita, y sin duda nueva: enhorabuena. Pero veamos, si este modo de pintar tiene fundamento, y muy grave en la misma narracion del Evangelio695. Sucedió,dice S. Lucas, que bautizándose todo el pueblo, y despues de bautizado Jesus, y orando él, se abrió el Cielo, y baxó sobre él el Espíritu   —303→   Santo en figura corporal como de paloma: y oyóse del Cielo una voz: Tú eres mi amado Hijo, en tí me he complacido. He puesto entero todo el lugar, para que se eche de ver mas claro, que la luz del medio dia, el orden, y serie de todo el suceso, y que la testificacion de Christo Señor nuestro, ó su clarificacion (pues quiero mas usar de esta palabra) sucedió, no en el acto de su Bautismo, sino despues de ser bautizado, ó lo que es lo mismo, Jesu baptizato; y no solo esto, sino orante: de suerte, que no se puede dar cosa mas clara. Pero falta, dirá alguno, que dicho modo de explicar, y declarar este hecho, lo haya adoptado algun grave Intérprete. Lo adoptó con efecto un Intérprete gravísimo, y que en quanto á mí, vale por muchos: de tanto peso es para conmigo la gravedad, y autoridad de este varon696: Refiere San Lucas (dice Maldonado) que estando orando Christo,se abrieron los Cielos, y que baxo la paloma: y es de creer,que en saliendo el Señor de las aguas á tierra,se arrodillase, para recibir con reverencia el testimonio de su Padre. Pues los hijos bien educados, quando hablan con sus padres, están descubierta la cabeza. Hasta aquí Maldonado. Todo esto lo propongo como cosa muy probable: pues si hubiere algunos, á quienes les agrade mas el modo antiguo de pintar este hecho, y por tanto quieran defender á los Pintores antiguos, no es mi ánimo traerlos como por fuerza á mi dictamen. Baste esto por lo que toca al Bautismo de Christo.

5 Despues de bautizado el Señor, se fué luego al desierto: y no será fuera de propósito, si este se quiere pintar espantoso por sus rocas ásperas, y escarpadas; pero ademas se debería añadir entre árboles silvestres, y encumbrados, tambien fieras, que van divagando por él, pues de ellas abunda bastante la Palestina,   —304→   singularmente en los lugares desiertos. Esto dice muy bien con lo que refiere San Marcos697: Estuvo (dice) en el desierto por quarenta dias,y quarenta noches...... y habitaba con las bestias. Mas: el que acercándose á él el tentador, se pinte á este en figura visible, y humana, es cosa, que la aprueban en gran manera los hombres doctos, y tambien el que se le represente en figura de un hombre, que profesa santidad: pero ni ellos, ni hombre alguno cuerdo han aprobado, ni aprobarán jamas, el que se pinte en trage del todo semejante al que llevan los Religiosos, ya sean de los que llaman Mendicantes, ó Monacales. Pues esto, á mi parecer, huele mas á una sátira, é impiedad herética, que á otra cosa. Sobre lo que, como ya he dicho mucho antes698, no quiero añadir aquí cosa alguna, juzgando, que basta pintarlo macilento, erizados los cabellos, y cubierto con algun basto pellejo. Pero, el que se le añadan pequeños cuernos en la cabeza, ó uñas de grifos en los pies, no es cosa fuera de propósito. Porque, si bien Christo Señor nuestro no podia ignorar, quien era el que se le acercaba para tentarle: sin embargo, pintándole así, se quita la equivocacion, en que podrian tropezar los que miran: cuya advertencia la dan freqüentemente los peritos en la Theología Ascética; esto es, que el demonio, no solo quando se le aparece á alguno, sino que tambien le habla, apenas puede dexar de dar algunas señales de sí mismo, con que no solamente en lo exterior, pero mucho mas en lo interior, se puedan conocer, y precaver bastante sus engaños, é ilusiones. Esto es por lo que toca á la forma visible del demonio, la primera vez, que tentó á Jesu-Christo. Porque, en quanto á las dos últimas tentaciones (por decir tambien algo sobre esto) no es improbable, antes tiene mucha verisimilitud el decir, que   —305→   el demonio, qual otro Prothéo, tomó otras formas del todo desemejantes; á saber, en la segunda, la de un Angel luminoso, pues pretendia incitar al Señor á un pecado mas grave y mas enorme; esto es, á vanagloria, á ambicion, y á tentar al mismo Dios: y era sin duda una cosa mas conforme, que un Angel tornase á Christo, y le pusiese en el pináculo del Templo. Finalmente, en la tercera tentacion, en que le prometía poder, riquezas, y todos los Reynos del mundo; es de creer, que tomaria la figura de un magestuoso Emperador, vestido de púrpura, como probabilísimamente lo afirma un Escritor muy docto, y erudito699. Todo lo qual, como que son cosas, que se afirman con mucha probabilidad, toca al Pintor, que se precia de erudito, el estár instruido en ellas. Pintan ademas de esto muy á menudo los Pintores al demonio, quando tentó la primera vez á Jesu-Christo, llevando tres, ó quatro piedras en la mano, y enseñándoselas al Señor; por leerse en el Evangelio en boca del demonio700: , que estas piedras se conviertan en pan. No que yo quiera condenar esto de error: pero advierto, que tampoco lo sería el pintar al demonio señalando, y mostrando piedras, que estuvieran al rededor, ó á los pies de Christo: y esto, insistiendo en la significacion Latina del pronombre isti, con que en Latin se significa propiamente, no lo que llevamos con nosotros mismos, y que está con nosotros, ó muy cerca de nosotros, de suerte que lo toquemos, ó podamos tocar; sino que denotamos con mas propiedad, lo que tenemos á la frente, ó delante de nosotros. Mas claro: El pronombre iste, ista, istud, no corresponde al pronombre Castellano este,esta, esto; sino al pronombre Español, ese, esa, eso, como lo podria convencer, y demostrar con muchos exemplos de los mejores Autores, y   —306→   de mas pura latinidad. Pero no quiero detenerme en estos pelillos de la gramática; singularmente confesando, que en la Escritura, y en los Autores Eclesiásticos se confunden freqüentísimamente los pronombres hic, y iste.

6 Por lo que respeta á la segunda tentacion, hombres doctísimos han tenido por muy dificil, el explicar, y discernir, quál fué el lugar del Templo adonde llevó á Christo el demonio, aconsejándole, que se echára abaxo701: Púsole sobre el pináculo del Templo, y le dixo:Si eres hijo de Dios, échate abaxo; y por consiguiente son de parecer, que no es fácil de determinar, cómo deberá pintar este hecho el Pintor sabio. Pero yo, dexando á parte las opiniones de los demás, digo, que aquel lugar no fué otro, sino el que llamamos en Castellano balaustre, mas alto, y elevado, que rodeaba todo el techo; y estaba en esta forma, para que si alguno estuviese en el techo, ó se pasease por él, no pudiese resbalar, ni caerse. Pues el techo del Templo, ni tampoco los demas de las casas de Palestina, y de las otras regiones Orientales, no terminaba en punta, como los nuestros de Europa; sino que estaba enteramente llano, de modo que habia allí un lugar muy cómodo para pasear, ó conversar. Los Griegos llamaron pteru/gion, el corrredor, balaustre, ó pináculo del templo, por salirse aquello en algun modo del edificio, y hacer á manera de ala, lo que llamamos nosotros volado: ó por decirlo en Castellano, particularmente hablando con Españoles, le puso sobre el corredor, la barandilla, ó el balaustre,de aquella parte del Templo, que era la mas elevada: de suerte que de esta, y no de otra manera, deberá pintar este hecho el Pintor erudito.

7 En quanto á la última tentacion, con que el demonio   —307→   quiso tentar á Jesu-Christo, y que el Evangelio la refiere con estas palabras702: Tomó el demonio otra vez al Señor, y lo llevó á un monte muy empinado, y le manifestó todos los Reynos del mundo, y la gloria de ellos, &c. siendo mas que cierto, que aun de la cumbre del monte mas elevado, no se pueden ver, ni señalar todos los Reynos del mundo, se fatigan no poco los Intérpretes sobre la inteligencia, y explicacion de este lugar. Pero yo, por lo que es de mi asunto, y por si acaso conviniere alguna vez pintar este hecho, juzgo que basta decir, que el demonio con su arte verdaderamente Mágica, representó, y manifestó á Christo en la parte del ayre, que estaba á su vista (como de algun modo suele hacerse en una excelente prespectiva) un grande aparato de todas aquellas cosas, por las que suspira el mundo, y que anhelan en gran manera los hombres mundanos. Tales son á la verdad, los palacios excelsos, y magníficos, alhajas de oro, y plata, piedras preciosas, grandes montones de dinero, vestidos de púrpura, y de seda, tronos de oro, ostentacion de un triunfo, carros triunfales, y otras cosas de esta clase: A que atendiendo el demonio, añadió: Todo esto te daré, si postrándote me adoras: sabiendo muy bien quántos, y quántos se afanan, y suspiran por estas cosas, y por otras no tan preciosas; y que solo con enseñárselas, y prometerles, que las gozarán, logra, que vil, é indignamente le rindan adoraciones. Acerca de ambas tentaciones, se pregunta tambien, como cosa dificil, ¿si el demonio con sus propias fuerzas, llevó á Christo por el ayre, del desierto al templo, y del templo al monte? ó si no fué así; sino que andando á pie, se adelantára, y le conduxera allá como por la mano? Ni una, ni otra cosa, en quanto me acuerdo, la he visto pintada. Conviene sin embargo, que sepan   —308→   los Pintores, como esto sucedió. Muchos Autores gravísimos, como S. Gerónimo, S. Gregorio, Estrabón, y el Autor Operis imperfecti, dicen haber acontecido del primer modo, esto es, que el demonio arrebató á Christo, y lo llevó volando por el ayre. Otros, como Orígenes, Euthimio, y los que siguen á estos, piensan haber sucedido del segundo, cuyo dictamen seguiria yo gustoso, si no me hicieran fuerza la autoridad, y razon, en que se fundan los Padres muy graves, que llevan lo contrario. Digo, pues, que el demonio arrebató á Christo, y lo llevó como volando por el ayre: moviéndome á sentir así la razon, y autoridad de tan grandes Padres. En primer lugar, su autoridad: porque sin duda son Padres gravísimos S. Gerónimo703, San Juan Chrisóstomo, S. Gregorio, y Santo Thomas704, cuya autoridad no se ha de poner en el último lugar; dexando ahora á parte á Beda, al Abulense705, y á otros muchos, que son del mismo parecer. Ademas de esto, la razon; pues en el mismo texto del Evangelio, se dice, que tomó el demonio al Señor, Assumpsit eum; y en Griego pare/laben. Lo que, si bien algunas veces significa lo mismo que duxit, y en Griego h)/gagen, y de este modo se explicó tambien S. Lucas: sin embargo es mas expresiva, y todo lo abraza la palabra assumpsit; esto es, lo llevó consigo, ó lo arrebató. A que se añade: que si el Señor, siguiendo al demonio, que iba delante, hubiera ido á pie del desierto al Templo, y luego del Templo al monte; acaso se hubieran gastado en esto algunos dias; lo que, á mi parecer, no es muy conforme al texto, ni á la mente del Evangelio. Finalmente, lo que convence mas, es lo que leemos en el mismo Evangelio: Y le colocó sobre el pináculo del   —309→   Templo. Porque, si Christo no hubiera hecho mas, que seguir al demonio, yendo este delante; antes debiera decirse, que el mismo Christo se puso en aquel lugar, donde con dificultad se podia entrar, y no que allí le colocase el demonio, como dice el Evangelio. Ni hacen mucha fuerza las razones que se alegan, ó pueden alegarse en contra. La primera, que no parece verisimil, que Christo diera al demonio tanto poder para consigo; que se dexase llevar de él, que son las formales palabras de un gravísimo Intérprete706; y la segunda: que tampoco parece creible, que Christo se dexára llevar del demonio por el ayre, de suerte que todos le vieran, conforme habia de suceder, si de esta manera lo hubiera trasportado el demonio. Digo, que esto no hace ninguna fuerza. Porque en quanto á lo primero, es innegable, que respondió gallardamente San Gregorio, quando dixo707: Ciertamente el demonio es la cabeza de todos los malos, todos los quales son miembros de esta cabeza, ¿Por ventura no fué miembro del demonio, Pilatos? ¿Por ventura no fueron tambien miembros suyos los Judíos, que perseguian á Christo, y los soldados, que le crucificaron? ¿Pues qué mucho, permitiese el Señor ser llevado al monte por el demonio, habiendo permitido, que los que eran sus miembros, le crucificasen? Y en quanto á lo segundo, respondió igualmente bien el Doctor Angélico con estas palabras708: A lo séptimo, se ha de decir,que conforme dice S. Juan Chrisóstomo, de tal manera el demonio llevaba á Christo al pináculo del Templo, que todos le veían; y el mismo Christo, sabiéndolo el demonio, se portaba de modo, que no era visto de nadie. Y así, por lo que es de mi intento, si conviniere pintar este hecho, como no se puede representar, que el demonio arrebatase á Christo   —310→   invisiblemente; se le deberá pintar llevado en manos, ó sobre los hombros del demonio, como de algunos lo refiere Santo Thomas709. Con efecto, quanto á expresar el hecho, parece que no se ha pensado sin fundamento. Esto es lo que acerca del título, que puse en el capítulo, me ha parecido mas digno de notar, y advertir.



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