A Eva, Bartolomé, Úrsula y Guillermina,
unidos por los lazos de sangre y peripecias del pasado.
A los amigos de la infancia, con quienes
compartí el acto y la esperanza.
A nuestros poetas, por la transferencia cálida
de sus mejores trinos, alimentos para el largo camino de la patria.
«No desdeñéis mis palabras, expresiones sinceras
de la verdad, porque soy un humilde ciudadano. La luz puede venir del sol, como
puede venir de una luciérnaga y de un oscuro pedernal».
(Marcelino Pérez Martínez, en carta a Manuel
Gondra, setiembre 10 de 1908)
—8→
—9→
Proemio
Una literatura asediada por múltiples dificultades es la
nuestra. A las de fuera se unen las de dentro, por lo que nunca estará
de más decir que nuestra literatura es hija sobresaliente del esfuerzo y
del sacrificio de quienes la elaboran, con la constancia que exige una labor
sisífica multiplicada por cifras abultadas.
Las producciones dispersas y escondidas en publicaciones de ligero
tránsito por el cielo cultural de nuestra patria, nos dan la
sensación de haberse estado sembrando no en la tierra que acrecienta y
perenniza los brotos y semillas entregádales, sino en el puro viento
inconsistente y sutil que todo lo dispersa y lo acaba. La no
consolidación en libros de dichas producciones, cuya realización
se halla condicionada preferentemente por factores de orden económico,
hace que la visión panorámica de nuestro quehacer literario se
presente desvaída o poco clara, como si el movimiento recomenzara una y
mil veces, para ¡oh, terrible destino! Estuviésemos retornando una
y otra vez a la estación de partida. El mecanismo de su conocimiento, se
torna, claro está, complicado y asaz tortuoso, en razón de que no
se la puede seguir por caminos accesibles y sencillos sin caer repentinamente
en abismos que la silencian o en sinuosidades que la pierden. Quien acomete
dicha tarea no puede sino armarse de una paciencia inalterable y de un acerado
afán de conocimiento, pagando el alto precio que siempre requiere la
trascendente faena. La mies así recogida no puede ser demasiado buena,
porque es el resultado de un campo mal abonado y peor sembrado, con el precario
utillaje del que vive de prestado porque no ha pensando en abandonar su
cíngara circunstancia. Y el desorden y la inconstancia han sido nuestras
características principales; mejor dicho, los peores males que se han
adueñado de nuestra incipiente literatura para minar aún
más todo esbozo de consistencia física, que es ya como el
sacrificio de toda su futura descendencia.
Desorden que es la prolongación de lo que se vive y se
acrecienta en otros órdenes del país, como expresión de
que no somos amigos de adquirir acciones para el futuro, sino para lo inmediato
presente, con lo que se proclama
—10→
una absoluta falta de fe en la
trascendencia de lo que se madura y se hace. E inconstancia que deviene de
ausencia de estímulos, de la debilidad de nuestros estamentos de
cultura, como así mismo de la subversión existente en el
aquilatamiento de nuestros valores.
Y bien dejemos que hable nuestra poesía, también
herida y asediada por el ardoroso silencio, que mucho significa, porque el
silencio siéndolo tan sólo, es elocuente y poderoso. Por ello
nuestra poesía tiene una tonalidad y características muy
especiales, que la torna un tanto diferente de las demás. La tierra y
las motivaciones derivadas de la misma, la libertad y su exasperado clamor, son
de especial cariño para nuestros poetas como no lo son para poetas de
otros países...
—11→
Tercer periodo
«Hay una hipocresía no menos interesada que la tesis
del intelectual aislado, en la teoría que lo quiere tolerante e
imparcial».
Aníbal Ponce
«Lo social como signo bien visible de la época, puede
y debe ser incorporado a las preocupaciones del escritor, que así se
completa, se nutre, de un tema vivo, y por otra parte nada nuevo...».
Manuel Mantero
«¿Puede el hombre vivir, cantar, sin sentir la herida
del tiempo?»
Antonio Machado
«La esencia de la poesía en esta época
inflexible, desnuda, severa, de actualidad desagradable, va en una
dirección también severa, sin una sombra donde
descansar».
D. H. Lawrence
«El literato de puerta cerrada no sabe nada de la vida. La
política, el amor, el problema económico, el desastre cordial de
la esperanza, la refriega directa del hombre con los hombres, el drama menudo e
inmediato de las fuerzas y direcciones contrarias de la realidad, nada de esto
sacude personalmente al escritor de puerta cerrada».
César Vallejo
—[12]→
—13→
Francisco Pérez-Maricevich
La puerta oscura
Tanto monte de llano acometiendo,
tanto río de sangre vadeando,
tanta patria en la patria sosteniendo
y tanta luz en sombras aguardando:
¿No son, oh patria, tu dolor que astilla
5
en cada pecho que lo vil no mella,
la madurez del trigo en la gavilla
que cae en el camino de tu estrella?
He aquí que somos todos tan de tierra
que de tierra a la tierra transitamos
10
como el amor que en el amor se aferra,
y vamos todos agitando ramos
mientras la noche agonizante cierra
la oscura puerta que al salir dejamos.
La espiga turbulenta
Ay, patria, patria, corazón de espada,
esmeralda ferviente, ala encendida,
pájaro fluvial, arpa callada
espiga turbulenta y dolorida.
¿Qué voz, qué filo, qué violencia
henchida
5
te alojó en la tormenta desatada
y te puso en la frente esa ancha herida
por donde sale a arder tu llamarada?
Levantando al andar la polvareda
nos vamos todos en tropel, callados,
10
mientras el corazón relampaguea
¿Mas todo ha de ser polvo lo que queda
después de tanto andar encenizados
impedidos de arder como la tea?
—14→
Poema
El hombre está mirando
-¿Por dónde la salida?-
El muro es alto
y negro.
El viento frío
5
agita
sus vegetaciones erizadas.
El hombre espera. Busca
en qué sentarse. En torno
no hay nada.
10
Viento.
Noche.
El hombre piensa,
graba.
-¿Por dónde la salida?-
15
figuras en la arena.
FRANCISCO PÉREZ-MARICEVICH (1937). Buen poeta pero de no
numerosa producción, es también al decir de Moacir Santana
«un hombre de grande y poderosa inquietud interior». Obra
poética:
Axil y
Paso de hombre. Recientemente
Alcándara Editora dio a conocer su último poemario
Los muros fugitivos.
—15→
Esteban Cabañas
Poema
Para él
no es el muro
solamente,
sino la ausencia del muro,
no es un tiempo
5
sino que el tiempo ha muerto,
no es que el dictador ha muerto,
el dictador persigue todavía
su inevitable sombra
su enceguecido ojo perturbado
10
por inocentes vírgenes,
no es que el ojo mire
ni crezca el labio
ni su mano vieja de lujuria
con su costra sedienta
15
se encuentre en otra mano,
él persigue otra cosa;
no es el muro solamente
que envejece pronto,
ni el tiempo que ha muerto,
20
ni la ausencia del sentido
completo,
porque si todo el tiempo
persistiera para él sólo
se habrá hecho inmortal.
25
Uno
En el viento que agita un laberinto
palpita apenas el temblor
de un animal herido:
los fusiles hallaron solo cuerpos y cuerpos
atravesando la carne en ese punto
5
que acaba con el sueño y la palabra.
Pasaron de a diez
de a veinte
—16→
de a cincuenta
revisaron la casa
10
levantaron el techo
cortaron las manos que yacían
sobre alguna almohada.
Después, algunos despertaron
para morir en un reducido cuarto sin misterio
15
donde alguien escribe sobre la piel de un hombre
una señal indescifrable
donde alguno se divierte extirpando las uñas,
donde todo sucede en un país sin nadie
en un cuarto sin puerta.
20
Cinco
Por la ventana atropellados sones
viento oscuro
con manos de ceniza, subieron las paredes
pisaron cada paso marcando con su peso
las señales sin prisa
5
sacudieron el rostro
escupieron palabras
abrieron con un gesto las puertas.
Salieron de la casa
sólo dejaron los muertos.
10
Final
He aprendido a callar.
He aprendido a trabajar tranquilo
sin levantar la vista de mis manos
He aprendido a decir lo que no pienso
A decir lo que pienso sin decirlo
5
Es decir, a no decir sino lo que es oportuno decir.
He aprendido a no ser hombre
A gotear con el tiempo la piedra
A esquivar el viento
—17→
Modificar la naturaleza de la boca
10
A sonreír incluso cuando ladro.
XIII
(Fragmento de «Piedras»)
Estoy preso en todo este ámbito oscuro
estoy preso por todos los costados
estoy preso en mi sombra
estoy preso en medio de la noche,
estoy preso en medio de la luz
estoy preso de la inmensidad y de lo ínfimo
estoy preso del tiempo
estoy preso en este país
estoy preso en el mundo con todas sus galaxias
estoy preso en esta casa
estoy preso en el espacio que rodea mi casa
estoy preso en el aire
estoy preso del sueño que no cesa
estoy preso de la solidez, del orden, de la dulzura
estoy preso en todas las comisarías
estoy preso del hambre y del hastío,
estoy preso de la mediocridad
estoy preso de la inteligencia
estoy preso en el agua azul de la cordura
estoy preso de mí mismo.
ESTEBAN CABAÑAS (1937). De gran imaginería, es un
poeta de palabra sencilla pero profunda, donde sus versos argumentan los
días desapacibles de los hombres de su patria cercados por acosos e
interdicciones. Obras:
Los monstruos vanos,
El tiempo, ese círculo,
Desentierro...
—18→
Miguel Ángel Fernández
Homo fortis
Nunca la duda
penetrará su piel
(tan dura como el hierro
de sus garrotes,
tan sucia
5
como el agua pútrida
de sus «bombas contra incendios»),
nunca vacilará
en escupir la orden
ejemplar,
10
el vómito de mando
contra la subversión
(el caos que amenaza
su «paz»,
su digestión,
15
sus privilegios),
esa palabra inquietante
con que justifica
la punición
(o sea la tortura,
20
la cárcel,
el destierro,
la muerte)
del culpable
(soñador execrable
25
de extraños mundos prohibidos);
el hombre libre.
Estudiantes
El fuego secreto,
tantos años escondido
en la sangre,
en los libros,
en las cárceles,
5
—19→
en la palabra contenida,
el fuego tenaz,
el fuego puro,
se hace llamarada,
canto, afirmación
10
multitudinaria
de dignidad,
el fuego inmemorial
hace retroceder lo oscuro,
toda la mentira,
15
toda la paja y la baba,
toda la tinta (el excremento)
de sus discursos,
el gran fuego secreto,
el gran incendio
20
del corazón del hombre.
El fuego
No lo extinguen el agua,
el hierro, los gases,
la picana, el calabozo,
toda la fuerza,
todos los uniformes,
5
todos los esbirros,
el gran fuego del mundo
(la libertad)
nunca se apaga.
Alguna vez
No es posible dormir
ni soñar,
no es posible la flor
de unos ojos fugaces,
ni la amistad,
5
ni el tranquilo coloquio
en el café,
ni el logos,
ni la vida perdurable,
no es posible el amor
10
—20→
mientras aúlla un hombre,
cuando el tiempo se ahoga
en sangre
y la verdad
es un pozo cegado,
15
cuando todo,
todo,
se disuelve en horror
y asco
y miedo
20
porque un hombre grita
(aúlla)
en la noche,
en la luz,
en cada instante,
25
porque un hombre
cae
con la entraña abierta,
llamándonos,
llamando al mundo,
30
para que sea posible,
alguna vez,
la vida, el sueño.
MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ (1938). Poeta de muy recatado
y personal acento, no ha vacilado, sin embargo, en sumergirse en las turbias
aguas de los ríos sociales, donde navegan los encontrados llamados de
todo un pueblo, en la ardorosa búsqueda de la entera vigencia de
«la vida, el sueño» sin ataduras. Obras:
Oscuros días,
A destiempo.
—21→
Raquel Chaves
Tuneldestino
Estamos en salud
y manifiesta silencio
nuestro andar,
silencio muerto.
Magnificante gesto
5
en el espacio
extrañamiento de repiques
llegando al túnel.
Una sola voz sabe decir:
estamos solos en el día
10
se parte el alma cuando noche.
El sol se mira en las paredes
y heredan siempre
su tiempo los planetas.
Nadie por aquí se inmuta
15
estando perdido el horizonte.
A mí me late el sol
y más, más me destina
el túnel que atraviesa
nuestra historia.
20
Alejo García miró
las mismas selvas
y nunca cavó un encuentro
hacia adelante...
Y se fueron todos.
25
Los hacedores de ciudades
y los indios talladores
se olvidaron de sus santos.
Yo te recuerdo
piedra
30
—22→
sobre
piedra
(Es en mi tierra)
Están los túneles
comuni-canten
35
¡sombras...!
Están el tiempo y otros hombres.
Está el futuro.
La canción de la tierra
Yo quiero ser
¡oh tierra mía!
Un nuevo sol
que te refracte
mil veces tierra
5
de arista sumergida.
Broto de ti
alero-población y latitudes
y pido para ti
la luz-naciente idea
10
y pido que te subas
o te bajas al nivel
de hacer tu Historia
Antiguo lecho mío
tú me perturbas...
15
Intermitente herida,
contemporánea
de mi canción-espiga.
Yo quiero ver
la circunstancia de tus ríos,
20
la mutación entre tus hombres,
la densidad de tus forestas
con todo el amor
que bajo su arboleda exista.
Más quiero ver
25
y estoy pensando...
—23→
¡Amarga savia
amanecientes hombres!
Suavízate de piedras
y sé lecho de doncellas.
30
Describe en tu circuito
la aleación del hombre
tierra.
Búrlate del mito cotidiano
y recibe, cuando implacable,
35
la cosecha de mis huesos.
Pero antes déjame
en rito de agua
brindar con las garzas del estero
por un implume y alado compañero.
40
RAQUEL CHAVES (1939). Poeta de inclinaciones panteístas,
reunió en 1977 un manojo de sus versos en el cuadernillo titulado
La tierra sin males a la que vino a sumarse
recientemente su libro
Todo es del viento: siete viajes en 1984.
—24→
Gladys Carmagnola
Sí. «Hay un sitio»
A José-Luis Appleyard.
Sí.
Hay un sitio.
Es una oscura fosa de reptiles
y humanos confundidos.
En ella se une la sílaba infinita
5
con la oscura palabra sin sentido
y se encuentran veladas Mesalinas
platicando con Judas y Dionisios
en medio de plegarias
y rugidos.
10
Sí.
Hay un sitio
que no se lavará con la palabra
que nos lacera casi hasta el martirio
y nos quiebra la voz
15
porque de estar guardado tantos siglos
nuestro murmullo
se ha trocado en grito
que no encuentra en las cuerdas ni la forma
ni la ansiedad del corazón, sonido.
20
Es cierto:
Hay un sitio
donde todos los sueños se emponzoñan
de tanto y tanto recibir mordiscos.
Pero
25
también desde el umbral del sitio
se divisa una flor
como sobre las fauces de cualquier abismo.
1965
—25→
Reencuentro
Yo (también peregrina), habitante,
de un hermoso país de flor y fuego,
albergo, como tú,
una patria de voces y silencios,
áspera y dulce como la guayaba;
5
de aroma de jazmines y madero.
Patria de voces puras,
de adjetivos sencillos, simples verbos;
de sustantivos parcos, comedidos
-andamiaje aborigen: rudo, escueto-
10
y patria de quebrachos desgajados
y de cañaverales de silencio
regados por el vil brebaje amargo
y viscoso del miedo.
(Palomar, campanarios y sonidos
15
-ansia testimonial de un hemisferio).
Antigua voz oculta
que todo ser humano lleva dentro
es la que escapa hoy a los caminos
de tajy, yerba mate y cocotero
20
para decirte sólo una palabra
breve, imperturbable ante el horror del vértigo
y fiel -como se dice sólo han sido
algunos pocos perros.
Sus dos sílabas puras
25
en las que crees tú, en las que creo,
viven aún aquí, en esta tierra
que nos une a los dos como en un beso,
y han de darnos la voz en esta hora
impostergable ya para el reencuentro.
30
1983
GLADYS CARMAGNOLA (1939). Poetisa de grandes condiciones ha
escrito antes que nada buenos poemas infantiles. Obras:
Ojitos negros,
Navidad,
Piolín y Lazo esencial, en 1982.
A la intemperie en 1984.
—26→
Mauricio Schvartzman
Han encerrado a un hombre hace tantos
años
Aquellos,
sin cubrir el vientre de todos los días,
sin atender el ruido que se envuelve en los costados
están siempre aquí
por donde camino,
5
tan en silencio,
infinitos.
Una fuerte claridad de sol cocido desde afuera de las
paredes
cae sobre mi sol de lápiz y papel
que guardo en mí.
10
Caen días sobre batallas, la gente sobre sus
rabias,
y alcohol sobre la sangre que no se cierra jamás
porque ni hiere ni duerme.
Frente al aire tan alargado
y húmedo,
15
nace un mundo duro de cemento y olores.
Como si fuera mis pulmones,
es el encierro.
Aquí no cruza cualquier río con todos sus
lamentos
ni crecen las cordilleras cualesquiera
20
ni se adornan los domingos con camisas blancas.
Aquí se respira fuerte y se sueña a golpes
y se alarga el cuchillo.
Y casi siempre se vence a la madrugada
ahogándola en sus estanques.
25
Y revienta todo el trigo del mundo por el aire
y el corazón ya no late simplemente.
El corazón ya no late simplemente.
Limpias estaban las sábanas y pocas eran las horas,
señores.
30
Antes de la humedad y el cemento yo fui puro,
señores.
Respetaba la siesta inundada
y compraba una calle para caminarla
—27→
o una cabellera completamente dorada
o una noche con adulterios y cerveza.
35
Pues ya no tengo vergüenza ni tristezas,
soy ladrón de calles y veredas que bajan hasta el
río
y cuando se me da la gana,
rompo tus vestidos, mi amor.
Y hasta soy capaz
40
de decir
una
sola
verdad
frente
45
a un millón
de hombres.
Para abrir una cárcel y vencer
a los ángeles que la guardan,
no es preciso que fuese puro,
50
señores.
Si tengo una espada y una cachiporra,
si tengo tu mirada, hombre,
qué me falta para odiar
y rugir,
55
qué para ser yo mismo una tempestad
y vos, libertad, mi sudor y mi calentura,
qué, entonces.
Sí, mi ejército lleno de muchachones con poco
brillo en los ojos,
están creándose en un vivac pleno de
canciones.
60
Mi ejército, nosotros, quiero decir, tu
ejército,
cruzará la ciudad
más colonial y más cruel que nunca.
Mil veces tendré en la guerra una sola mala
palabra.
Mil veces he de encender la obscuridad
65
con esa mala palabra.
Y nosotros,
los inclinados, los caídos, los malditos,
seremos inmortales.
La ciudad entonces resucitará al pie de sus quemados
murallones;
70
porque ningún árbol,
de esos grandes, orinados y obscuros,
ha crecido por aquí,
—28→
porque nunca un relámpago
reventó en este cuarto
75
y sacudió nuestro sueño:
porque nunca las campanas de la Catedral
que suelen volar
a veces,
cuando pienso,
80
fue la mitad del tiempo entre estas paredes:
porque no puedo amarte
desde hace tantos días
ni salir por tus costillas
ni amanecernos,
85
aquí en este suelo total y único:
porque entonces, mal heridos la mañana y el
pájaro
-muy mal hecho, señores,
que mal parido habéis sido-,
nosotros somos
90
un hombre que está encerrado hace trece
años.
Poema
Era de noche todos volvían a sus casas
todos estaban cansados del ruido
los edificios altos y viejos se escondían en las
sombras
y espiaban con sus luces
dos enamorados se alejaban como siempre
5
era un día cualquiera del calendario
no importa
hay muchas cosas que ya no me acuerdo
de ese día
que después de tanto tiempo volví a mirar
10
la noche
esta noche nuestra en común que siempre nos asiste en
el fin del día
Javier Heraud poeta
del Perú y de los hombres
que había escrito:
15
«No tuve miedo
de la muerte,
no pude sembrar
el amor como
—29→
quería,
20
recogí algunas
frutas caídas
y supuse que
al final moriría
alguna tarde
25
entre pájaros
y árboles.
No estoy muerto».
Javier Heraud poeta
del Perú y de los hombres
30
había
muerto
con sus veintiún años como veintiún
cañonazos
el «15 de mayo de 1963
en medio del río Madre de Dios
35
frente a la ciudad de Puerto Maldonado».
Lo supe una noche en que todos volvían a sus casas
y algunos esperaban encontrar a sus hijos
y otros volvían para descansar
y otros para entrar al sindicato
40
y otros para soñar un poco
veintiún cañonazos desordenaron mi sangre
y quise ser poeta
todo el mapa americano del Perú
con un enorme río Madre de Dios en el medio
45
se deshizo en las veredas
después estuve pensando
en la naturaleza
del hombre
y del canto
50
en los jóvenes que no tienen zapatos
me acordé recordando los apellidos del mundo
de los cinco hijos muertos por hambre de una mujer
que vendía diarios
y de los analfabetos
y me puse a escribir un discurso
55
para los señores senadores que legislan sin respeto
para el vigilante que está en la esquina con todo el
respeto de su oficio
para las damas que con mi mayor respeto
juegan a la canasta en un club de solidaridad con los perros
para este respetuoso buen padre de familia admirador
—30→
de Truman y de los subterráneos neoyorquinos
60
para todo el estiércol deformadamente florecido
de este mundo
escuchen
la venganza
que golpea las viejas paredes de las montañas
y sale de la última profundidad de la tierra
65
de la tierra de los hombres
en nombre de la humanidad y de sus miles de millones de
almas
en nombre de esta manifestación de quinientos
mil obreros que piden pan
en nombre de mis hijos de mis pequeños hijos
después
70
remontaré algún día en un barco cargado de
hierros y piedras
la dura serpiente del río Madre de Dios.
Poema
en este hemisferio
celeste
más bien sucio
desteñido más bien
las noches son interminables porque no tienen rumbo
5
simplemente es de noche porque anochece
y porque alguien quiso dormir y no tuvo cama
aquí la noche no tiene puertas
no se puede amar como durmiendo
el cariño vuela por el campo como un pájaro
nocturno
ni árboles que abracen inmóvilmente en la
obscuridad
ni tan solo un hombre que lance su voz
y cante
20
—31→
ni tan sólo un canto que lo contenga
los que pueden usan guantes blancos y medallas
los demás ni tienen fuerzas para descansar
y los que no quieren ser los demás
fabrican en la cárcel los días que han de
venir
25
así es la noche en este hemisferio celestial
mas bien con pena
celeste sin ganas más bien
en este hemisferio con hambre
con insomnio y con rabia
30
simplemente mis amigos se van y se pierden en las sombras
en las altas horas de la noche
simplemente mis amigos se van
MAURICIO SCHVARTZMAN (1939). Poeta de perfiles propios, cuya
poesía es profunda y dramática y de conmovedor mensaje. Ha
publicado en revistas y periódicos, faltándole el libro que lo
perennice. A finales de 1985 apareció, sin embargo, su primer
poemario.
—32→
J. A. Rauskin
Areguá
En Areguá las horas pasan apenas
la fina red del espacio.
Es una red dorada y las horas
son muy blancas o de plata.
En las casas el tiempo arde muy lento
5
por eso las cocinas nunca se apagan
cuando se apagan el viento entra en ellas
para llevarse la ceniza a otras casas.
Pero otras casas no hay. Todas
se fueron alguna vez o se irán mañana.
10
En Areguá las casas no tienen
aleros, tienen alas.
Y cuando las alas se van
sólo su sombra dejan
como el amor olvido
15
cuando los cuerpos pasan.
Señora, no tengo ganas
Señora, no tengo ganas
de ser o no ser nada.
Cuando la tarde viene
por el fondo de la casa
señora, no tengo ganas
5
Pasa que el tiempo pasa
y yo solo veo una gallina
que me mira con tu cara.
Señora, no tengo ganas
de ser o no ser nada.
10
—33→
J. A. RAUSKIN (1941). Poeta de fino lirismo, sus observaciones
sociales se dirigen a reflejar el poco dinamismo de la realidad vivida junto a
un desgano motivado por su inconsistente perspectiva... Obra:
La casa perdida, 1971. Odas:
Linceo.
—34→
«El pueblo en marcha»
podríamos titular a este expresivo dibujo del periódico
El pueblo donde hombres de diversas
extracciones sociales se unen para acuñar la historia de la patria, y
marchan en pos de sus más preciados ideales: tierra, pan y
libertad.
para gritarme adentro el silencio de mi libertad
desgarrada,
15
y esconder del vacío mi palabra adulta:
-eje apuntalado en el despejado círculo-.
Y entonces,
crecer como un hombre en ese signo,
yo, hijo sobreviviente de la nada,
20
en camino sobre su círculo...
Libertad
Dinamita que debieras volar murallas;
enigma siempre royendo carne;
por ti
la sombra es hogar.
El cielo,
5
techo abierto a la mirada
donde vuelan alas pensativas;
—36→
ideales cubiertos de tierra;
hombres envueltos de palabras,
huérfanos,
10
en la lucha contra la muerte,
de tu nombre.
El barro
en incesantes llamas desatadas
quema tu vida libertad.
15
No eres más que cenizas
recorriendo las almas.
¡Lágrimas humedeciendo el mundo!
¡Cuántas vidas apuñalaste!
Sin embargo,
20
tú a nadie dejaste sin vida.
Ellos te dejaron sin sangre.
¿Quienes?
Los eternos...
(Pero aún la oscuridad
25
está herida de luz
y hay corazones apuntando,
como bayonetas,
hacia el vértice)
De pie frente al dolor
Yerto sobre el rocío del dolor
extiendo la voz que emerge
de la tumba donde le acostó el silencio.
Ya no es hora de conformarse
con la campana que murió en la plaza.
5
¡Ni con los caminos amarillos y delgados
donde las pisadas dejaron su beso viajero!
¡Mi corazón es una estrella apagada
que quiere arrancar fuego al sol!
—37→
Quiero mojar la arena de la siesta
10
que abre surcos en las plantas
de los hombres cautivos de la tierra.
¡Quiero limar los cerros de sus manos
y arrancar de sus ojos la resignación!
Si las paredes acribilladas de pobreza
15
pudieran acercar su voz a los oídos sordos,
a las miradas de puñales indiferentes,
y lanzar al viento su queja amarga:
¡Cuántos días el pan ha estado
ausente!
¡Cuántos cuerpos, en edades desiguales,
20
enlazó el invierno
y el pecado fue un bocado de la noche!
¡Ya basta...!
No quiero seguir tocando la cuerda,
el hilo de sangre que teje la sombra
25
del universo, de latinoamérica.
Sólo de pie frente al dolor
quiero levantar un muro de esperanza,
un muro de hierro que detenga
la tristeza que viene arrollando
30
-roca desprendida de los Andes-
la alegría que ha nacido a deshora.
Y creer que el viento de la noche
se ha llevado
el miedo que dormía en la llanura.
35
JUAN ANDRÉS CARDOZO (1942). Poeta de circunspectas
palabras, es por ello poeta de conceptos. Es además un lúcido
ensayista, de entre los pocos existentes en el país, que busca
esclarecer muchos aspectos de nuestra aparentemente yerta realidad nacional.
Obra en verso:
De pie frente al dolor, en 1966.
—38→
Osvaldo González Real
Juglar de ausencias
A Augusto Roa Bastos
Catador de músicas extrañas
viejo juglar de ausencias
escuchaste el cantar de las Sirenas
viajando el incurable mar del recuerdo.
Tu raza ha fatigado los caminos de la impotencia
5
tu patria es el lenguaje del Exilio
y tu Reino -a la intemperie-
la voz que fluye de las sombras.
Has de volver, hijo pródigo
-comedor de cenizas-
10
con dulces palabras nuevas
con el fervor de otras tierras
y el fulgor de otros soles.
Cantarás tu historia
mendigo de la esperanza peregrino-Prometeo
15
sangrando del buitre que roe
tu alma.
Has profanado la gloria de la infancia
peregrino de lo absoluto
bardo de la palabra perdida
20
tú que has conocido la vasta amargura de tu pueblo
viejo juglar de ausencias
único sobreviviente de la muerte
del Verbo.
Himno a la nada
Entre el temor y el temblor
mi castillo de gritos sobre el Abismo
Vacío de asfixia, amargo de la espera
quemando el pulmón del cansancio,
circunvalante Ser
5
de blando rostro, acechando
en el orín de los espejos.
—39→
Veo a la Náusea crecer viscosa
como la baba del Gusano
en las axilas del Tiempo.
10
la Nada tiende su lengua húmeda
como una sábana hambrienta, pero:
¿y la angustia y el cáncer?
Desde el ombligo del mundo
se intuye la sombra
15
y se manifiesta el absurdo
del Hombre.
OSVALDO GONZÁLEZ REAL (1942). Crítico de literatura
y arte. Su concepción de la realidad es dura y desapacible. Tiene un
libro de ensayos:
Anticipación y reflexión y un
reciente libro de poemas
Memoria del Exilio, cuyo contenido
según el proemio del libro es «expresión del destierro
interior que desde hace tantos años aprieta el pecho de los
paraguayos...».
ROQUE VALLEJOS (1943). Un lenguaje descarnado a veces
dramático ha constituido el estilo predominante de este poeta. El
aspecto pesimista o negativo de la existencia actual ha sido destacado una y
otra vez en su poesía, como en los
Arcángeles ebrios. Otro de sus libros
es
Pulso de sombra.
—44→
Miguel Ángel Caballero Figun
Abrid las sepulturas
Abrid las sepulturas, verdugos de la tierra
que ya llegan las nubes
de huracanados vientos.
Ya nuestra tierra roja se puebla de centellas,
estallan los silencios,
5
renacen los latidos
de verde primavera.
Abrid las sepulturas que el tiempo huele a vida,
¡que griten nuestros muertos!
Se acercan silenciosas
10
las luces de los hombres,
el rayo de los pueblos.
Se va la noche triste,
la de las sombras negras
y llega el tiempo joven
15
desparramando estrellas.
¡Abrid las sepulturas que tiemblan ya los huesos
de mártires sin nombre,
los mártires callados
de nuestra Patria eterna!
20
Las sombras
- I -
Somos las sombras,
las sombras vengadoras
de tu oscuridad secular, Patria de sueños,
las sombras comuneras irredentas
de tus entrañas hondas.
5
Venimos de la noche
de las espadas largas,
de rostros desamparados y miradas suplicantes,
de ojos perdidos
en la ancha oscuridad que no termina.
10
—45→
Somos tu Voz, tu Verbo,
tu Canto y tu Esperanza.
Los muertos
nos legaron sus huesos germinados
y hoy recogemos los frutos
15
aún húmedos de sangre.
¡Patria de los azahares,
cuándo podrás por fin
clavar tu centelleante dentadura
sobre el chacal y el lobo
20
y triturar sus garras aceradas
con la ciclópea fuerza acumulada
en lustros de maldición para el olvido!
La sangre derramada
se verterá en el anchuroso río
25
poblada de reflejos siderales
fecundando la tierra
con sed de libertades infinitas.
El tiempo de los hombres
regresará desde la selva virgen
30
para cumplir su ciclo vital no concluido
y destruir el tiempo
del dolor.
- II -
Mirad,
mirad los surcos desolados
35
en la extensión desierta,
mirad los bosques vírgenes talados
por el hacha extranjera.
Mirad los silos,
tal vez estén repletos
40
con granos de amargura
o llenos de soledad y de silencios.
Mirad nuestros yerbales de agonía,
los mudos arrozales de escarmiento
y la esperanza marchita en los ojos profundos
45
del hombre del sol.
—46→
Y allá por las riberas
del Paraná de estrellas
nuestra nueva frontera del progreso
poblada de amarillos taciturnos
50
y de orientales de ojos sin mirada.
Por latitudes lúgubres penetran
los nuevos traficantes de ilusiones,
verdugos de esperanzas.
- III -
Nueva Reconstrucción,
55
tiempo de estatuas,
panegíricos, nombres y medallas,
héroes de barro de alboradas rotas,
cenizas coronadas.
Manes del deshonor en el sagrario
60
del honor traspasado de la Patria,
príncipes del terror, tiempo sin tiempo,
relámpagos de aurora amordazada.
Primavera de rostros ateridos
en la paz sepulcral de las espadas,
65
solitario coloquio con la muerte
de voces enterradas.
Ojos sin fuerza en el silencio largo
de un espacio de celdas calcinadas,
sombras vagando entre sangrientas sombras,
70
sombras de libertad desesperada.
Me duele mi país
Me duele mi país, sé que me duele,
me duele como llagas horadantes,
pesadilla monstruosa, alucinante
que en cada noche aparecerse suele.
Me duele su dolor, duele, me duele,
5
me duele su mirada suplicante,
—47→
me duele en todo tiempo, en cada instante
me duele mi país, sé que me duele.
Me duele cada canto de cigarra,
me duele cada nota de guitarra
10
y el silencio sin luz de los desiertos.
Yo quiero el viento que la flor deshoja,
¡Dadme un fusil de llamaradas rojas
que haga sombras de paz sobre sus muertos!
Viento de la patria
- I -
Viento de la Patria,
suspiro largo de dolor y sueños,
llamarada y dolor.
Infierno verde,
se apaga el alba...
5
Tristes esqueletos,
derramad en nuestra noche
el antiguo resplandor de las estrellas
y la mirada de furia
de los ojos de ayer.
10
Vientos,
llevad la paz,
la paz de los sepulcros
y empapad los rincones de la tierra
con nuestro olor a muerte.
15
Triste
mi tierra,
águila herida,
tus alas inmensas
buscan el aire,
20
tu boca abierta
bebe la luz.
Morada de los sueños fulminados,
nido de trueno...
Viento de la Patria,
25
—48→
agua del río,
torrente de silencios,
trago de sol
y el aluvión del cielo.
Sinfonía de estrellas sepultadas
30
en los ríos de sangre,
en las oscuras noches de exterminio...
- II -
Mirad en el dibujo de los surcos
esa sed de rocíos germinales
y derramad cual nieve sobre el mundo
35
nuestra lágrima azul de soledades.
Hoy nos duele esta tumba de silencios
y esta paz de sepulcros congelados.
Ya nos llaman las voces de los muertos
como un grito de guerra despiadado.
40
- III -
Hijos de nuestros hijos enterrados,
viento de la Patria,
acre olor a sangre y pólvora,
llévate nuestro aliento enamorado
de un dolor ancestral,
45
amor y fuego,
latitud matinal del tiempo joven,
ceniza y flor.
Vuelve a la Patria,
besa a sus muertos,
50
así podrás amar la tierra roja,
templar la cordillera de sus senos
con el beso del hombre
y fecundar su vientre con tu soplo.
- IV -
Y después
55
del fruto:
sangrando en su dolor
la Libertad.
—49→
MIGUEL ÁNGEL CABALLERO FIGUN (1944). Su poesía es
vibrante, «cargada, según la presentación de su
último libro
Ecos del silencio de una fuerza vital
manifiesta». Otros libros:
Del tiempo gris,
Los otoños,
Las márgenes del cielo...
—50→
Renée Ferrer de Arréllaga
Ex combatiente
Soy un mástil de latido torrencial,
un ayer,
y un volver hacia el recodo
donde esperan los bártulos yacentes.
Un galope tronando
5
sobre la ilímite vastedad de la mirada,
una atroz hemorragia de rendijas abiertas.
Soy un páramo viejo
apostado en un tiempo de distancia,
un ansia de brújula errabunda
10
en las cañadas del silencio,
la mano suplicante al minuto furtivo
que penetra en la nada.
Fiero yunque de tanta lejanía
y un laurel en el alma.
15
Soy un avaricioso centinela
de un palmeral desierto,
vigía solitario bajo ausentes estrellas.
El miedo del instante irrepetible
de morir y vivir eternamente,
20
el salto de una vena encabritada
en la valla del imposible.
Y ahora, tantas veces,
un terrón olvidado
bajo el aguacero de la vida.
25
RENÉE FERRER DE ARRÉLLAGA (1944). Poetisa de
talento, de abundante producción. Obras:
Hay surcos que no se llenan,
Voces sin réplica,
Desde el cañadón de la memoria.
Ha obtenido distinciones en concursos de cuento y poesía.
—51→
De izquierda a derecha: José A. Bilbao,
María Luisa Artecona (quien habla), José Luis Appleyard,
Hipólito Sánchez Quell, Luis María Martínez,
Aurelio González Canale, Francisco Pérez
Maricevich.
—52→
Aurelio González Canale
Paciencia en la llaga
Umbrosa torrentera de músculos salvajes
fuertes como la savia del «pety»
tostados de enero
breve en su descanso de mosto,
casi agachado, corcoveando,
5
en la parrilla del muelle
el estibador deshilacha la madeja de su tormentosa carga.
100 kg... 130 kg, a cuesta
y el salitroso diluvio por el cuerpo hipotecado
ora refrescándolo
10
ora hastiándolo.
(Del Norte, con olor de indiada
tanino, maderas, pieles, bananas y cal;
del Este, con atávicas, heridas de mensú
yerba mate, café, ganados;
15
del Oeste, con el temporal de los Andes
leche, manteca y queso;
del Sur, bebidas, turrones y trigo,
y de donde quiera, en contrabando, wisky,
cocaína...
y los vicios embalados).
20
Toneladas en la chillona carretilla.
los dedos hierven de callos
mientras los yugulares se hinchan de un grito contenido.
(Desde la sombra del refrigerio
haciéndose cosquillas con su propia carcajada de reptil
insaciable
25
el ventrudo).
¡No importa el martirologio del hambriento
ni la ingrata y sonriente procesión de los
parásitos:
lo que importa, estibador,
es que aún tenga fuerza en los párpados para
alzar la mirada
30
¡y por fin agotar la última humedad de la
paciencia!
—53→
Balada para el poeta triste
(Fragmento)
Amigo poeta,
si eres Sembrador y desciendes del Sol,
¿qué es eso de permanecer mudo en tus
andrajos?
¿dónde está el vestido blanco de tu
sonrisa?,
¿adónde dejaste ese torrente de alegría de
tu pecho amante?,
¿quien pudo más que tu himno glorioso, heroico,
religioso
¡Poeta! ¿quién osó silenciar la
música de tu corazón?
¿El hombre?... quien hombre. Excusas. Nunca
jamás
podrán contener la
fuerza de tu Libertad,
nunca jamás podrán con tu acento firme, gallardo
y sonoro.
Excusas, amigo poeta. Tu sangre, semilla de árbol, no
será contenida por
ninguna represa.
¡Tú eres la fuerza de la flor que desafía a
la espina y vence a la pólvora!
... ¡Vamos!,
levántate, yérguete cantante-sembrador desde tu
soledad y con el secreto
hondo de la sangre que vuela en canto,
... entre la multitud, de empleados con rostros
ausentes, que abandona los
hospicios de cementos y cristales,
entre la familia mojada de agricultura y de calor meridiano,
entre los enfermos, los reclusos, las viudas... ¡y los
niños!
acompaña, lucha y combate con ellos entonando Odas de
Amor... ¡Odas al Hombre Caminante!
Sí, señor, a cantar a la naturaleza. A
reconquistar al hombre. A dominar
la transparencia y la pureza del Canto.
Vierte, compañero, tu savia de luchador; y de tu
mástil inquebrantable echa
raíces en la corriente profunda del pensamiento y del
sentir del Hombre.
Vierte tu sudor en la brecha de los que salen a buscar
el pan en las calles
—54→
inconclusas, terminadas en abismos.
Pulsa tu latido de soldado en la trinchera cotidiana de los
obreros que desafían al fuego por el sueño de sus hijos.
Levántate y pon tu hombro a la carga, a ese fardo,
que busca las aguas del Sur.
Levántate y domina al dolor con tu voz de hombre
guerrero.
¡Poeta!, iza tu bandera en la plaza pública. Alza
tu verbo libre y alto.
Resurge, poeta, entre los escombros de la angustia, de
la ignorancia, de la
desesperación (la de los niños hambrientos y
espectrales
que atracan a media noche las mesas de los bares por el
resto de los platos abandonados) y habla a la gente
como Cristo lo hiciera
en el mercado, donde y cuando César compraba y
cuando
y donde César vendía: o bien, dialoga como
Sócrates con
los jóvenes sobre los problemas de la ignorancia y
sobre las eternidades del
Bien...
Nunca se adueñen de ti el egoísmo y la
cobardía. Doméñalos como a un toro
con tu alegría, con tu música limpia y
telúrica.
¡Nunca estés triste, es tu vocación! Tu
deber es cantar y tu vivir es ser
caminante.
¡Nadie te negará victoria!
Tu raza es imbatible. Tu raza es poderosa,
de sus raíces nacieron la montaña, el mar, la
selva;
de su estirpe se engendraron el viento, la savia, el sol;
de su tronco, el hombre para el Amor.
¡Tu raza no nació para dormir! ¡Tu raza no
conoce el cansancio! ¡Nunca tuvo tiempo para el sollozo! ¡Tu
raza ignora la muerte!
AURELIO GONZÁLEZ CANALE (1943). Poeta y ensayista, de
acento puro y democrático, donde la libertad aspira a desplegar sus
grandes alas incansables... Ha contribuido a difundir la voz de los escritores
desconocidos del Paraguay a través de sus revistas
Signos y
Hoy. Obra en verso:
Carta a un poeta,
Grito entre las venas,
Pureza,
Dejar de ser en él,
Cuando Otoño.
—55→
René Dávalos
Historia del hombre
(Fragmentos)
Atenta en la noche la insólita cabeza escucha:
del tiempo al tiempo va la muerte cerrando las
ventanas tristes,
su paso no suena porque no pisa el suelo
pero el oído maldito conoce su silencio.
La vida pasa, la esperanza como árbol de
otoño
alfombra los pasos duros que caminan a la muerte,
llama como ángel cuya música dulce
acaricia con cabellos perfumados
o como tarde florecida, como espejo
donde trémulos cuerpos desconocen sus cenizas...
Palabra humana
(Fragmentos)
- II -
Este año angosto del hombre
oh qué duras estaciones tiene
por ejemplo sus días
de puñal clavado en la madera
esperando su filo
cortando el recuerdo de su cielo
en pedacitos tristes.
Y su mirada de otoño
circunscrita en sí misma
volviendo sin salir
a estarse, habitarse otra vez
dolerse en su desastre
oh si volver a sí mismo a mí mismo
vacío como el cielo de una tarde
ávido, estúpido, anhelante
a mí, misterio sin misterio
camino y fin de mi camino.
—56→
- III -
¡Qué paso detenido el hombre
que sombra dolorosa
en días como umbrales
de una casa enorme
a la que nunca entramos!
¡Qué larga esta espera
en la que vamos yendo:
las cosas como hechas de pedazos de sueño
el alma como círculo que no logra alcanzarse!...
RENÉ DÁVALOS. Nació en Asunción en
1945, falleció en accidente en 1968. Colaborador de la revista literaria
Criterio. En las páginas culturales
del diario
ABC publicaba críticas, comentarios y
poesías.
En sus artículos revelaba mayor claridad antes que en sus
poesías, cuyos aspectos sociales son desvaídos e inconcretos, con
notas pesimistas. Poesía:
Buscar la realidad,
Cuadernos del colibrí.
—57→
Nelson Roura
Poema
Enamorado del Caribe estoy
y te canto coplas.
Cuba, niña, no madura aún para el amor,
terciopelo y lana, azúcar y caña,
tu sonrisa viaja en la mañana
5
del mundo ecuatorial...
Yo, un negro respetable, sí, señor,
te quiero cantar coplas de amor.
¡Acaba tu pena, sí,
el maldito esclavista murió en ti!
10
Leyenda
Por las calles van esos
duros hombres y blandos animales,
por el cielo las estrellas van,
por el cuerpo la sangre camino del amor,
y por el río peces y camalotes
5
y el bote soñador de don Caronte,
camino del amarradero de Paso Colorado,
todo va...
Sólo quedo yo.
Y cuento las mariposas,
10
para ir matando las horas.
Sólo con mi negro sueño.
Y, se amontonan, se amontonan
las dulces de pies descalzos,
infelices, descarnadas,
15
moradas como húmedas frutas,
jocosas, traviesas,
tiran de mi barba,
y me hacen reír.
Cometen crímenes de terciopelo.
20
Un revólver perfumado
humea sobre la víctima aún tibia.
—58→
Me atrevo a decir:
a e i: hurgan entonces más labios
o huyen en bandadas temerosas
25
como las tímidas gacelas.
Y en el reino
del perfume soy rey;
absolutamente, sin oposición.
Fusilamientos a discreción,
30
torturas en cámaras refinadas,
espías, dagas, Borgias, estilistas.
Me rodeo de sicofantes de la muerte,
de condottieris sin perdón,
de rojizos carceleros
35
y húmedos verdugos.
Me rodeo de espinas escarlatas.
NELSON ROURA (1945-1969). Poeta de grandes condiciones prontamente
desaparecido. Su amigo Carlos Báez Samaniego refiere que Roura
«Odiaba la injusticia, y muchas veces lo hemos visto enfrentar
activamente, ya con las palabras sino con su acción, las violencias de
un orden establecido». Obra:
Poemas.
—59→
Egidio Bernardier
Vengo de la calle
Geométricas miradas,
rostros,
sombras transitantes,
por el viento
y el polvo
5
y la miseria.
Vengo de la calle
donde hombres y mujeres
y niños harapientos
esperan con paciencia en los portales
10
la palabra que es muda y prometiente.
Una sola...
para satisfacer la fiebre,
el ansia,
la desesperación que late
15
en sus gargantas.
Llego a la casa,
y una nueva esperanza
pareciera florecer en los rincones.
Pero llego,
20
voy adentro de la casa,
y busco la sonrisa que me espera,
pero nada...,
como si todos a un tiempo
los labios se cerraran.
25
La casa es una ronda de tristeza,
desde la puerta al fondo
del último rincón más escondido.
Sarcásticas figuras en el aire,
y en mí, la imagen trunca de una risa.
30
EGIDIO BERNARDIER. Autor de
Suplicio de silencio,
La danza del verano, entre otros, es al decir
del poeta José Luis Appleyard alguien que siente y habla con la
espontaneidad de la cual estaba huérfano hace tiempo nuestro lirismo
nacional».