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Compatriota de Valenzuela, la dramaturga Griselda Gambaro, frecuentemente dramatiza a este esbirro o victimario «de segunda mano», Ver entre otras piezas, La malasangre.

 

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Que la belleza podría manifestarse de otra forma que la de la juventud prepubescente parecería impensable. Es quizá por eso que a su mujer se le describe como «veleidosa» (155), mudable, variable -pronto no será bella.

 

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Claro, se repetirá esta pauta con su propia hija.

 

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En otros relatos de esta colección, Valenzuela propone de forma parecida que el antagonismo entre madres e hijas es orquestado por lo menos en parte por y es producto de varias construcciones e instituciones sociopolíticos. Ver «Cuchillo y madre» y «Si esto es la vida, yo soy Caperucita Roja».

 

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Es interesante notar que aunque el guardabosque no quiere matarla con sus propias manos (porque es demasiado bella), está dispuesto a dejarla sola en el bosque donde está seguro que la comerá algún animal salvaje. De hecho, el motivo de comer aparece varias veces en el relato de Valenzuela. El Señor del Norte se refiere a su hija como «mi delicia» (155) y «dulce» (156). Las vírgenes que desfloró eran «tiernísimas» (153). Cuando el guardabosque le trae a la reina lo que supuestamente es el corazón de Blancanieves, ella lo cocina con la idea de servírselo a su esposo: «Ahora que diga no más ese desgraciado que su adorable hijita está como para comérsela, que está como para chuparse los dedos, que es un budincito» (157).

 

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También se ponen de manifiesto los paralelismos entre los dos momentos temporales: en cada instancia la Argentina se encontró bajo una dictadura militar.

 

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Valenzuela ha aprovechado del tema de la ambigüedad de lo de adentro y lo de afuera, y la percepción de que el peligro es lo de afuera cuando de verdad es lo de adentro en su novela, Novela negra con argentinos. Analizo este aspecto de la novela en «The New Novel/A New Novel».

 

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La diferencia, claro está, es que aquí «los amantes» no matan a las víctimas sino un tercero.

 

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Es revelador que los militares siempre se refieren a la patria y nunca a la madre patria.

 

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No puede ser irrelevante que las palabras enfatizadas aquí evocan los otros dos relatos ya analizados.