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Himenea

Bartolomé de Torres Naharro


[Nota preliminar: Edición digital a partir de Propaladiade Bartolomé de Torres Naharro, Nápoles, 1517. Edición facsímil de la Real Academia Española, Madrid, Tipografía de Archivos, 1936, y cotejada con las ediciones críticas de D. W. McPheeters (Madrid, Castalia, 1973, pp. 181-237) y Humberto López Morales (Madrid, Taurus, 1986, pp. 145-194). Seguimos preferentemente los criterios de actualización de la primera de las citadas ediciones.]

PERSONAJES
 

 
HIMENEO,   caballero.
MARQUÉS,   hermano de Febea.
FEBEA,   doncella noble.
DORESTA,   criada de Febea.
BOREAS,   criado de Himeneo.
ELISO,   criado de Himeneo.
TURPEDIO,   criado del Marqués.
Cantores.
 

Calle de una ciudad.

 


ArribaAbajoIntroito y argumento

Mía fe, cuanto a lo primero,
yo's recalco un Dios mantenga
más recio que una saeta,
y por amor del apero,
la revellada muy luenga
5
y la mortal zapateta.
¡Ahuera, ahuera pesares!
¡Sús d'aquí, tirrias amargas!
Vengan praceres a cargas
y regocijos a pares;
10
qu'el placer
más engorda qu'el comer.
Y an qu'esta noche garrida,
de los hombres y mujeres
quien menos huelga, más yerra;
15
sono que, juri a la vida,
s'han de buscar los praceres
hasta sacallos so tierra.
Yo, que más de dos arrobas
engordé los otros días,
20
mientras que en alcamonías
m'anduve empreñando bobas,
más d'un año
huý garañón del rebaño.
Caseme dend'a poquito;
25
mi mujer lugo parió
'n aquellotra Navidad
un dïabro de hijito
que del hora que nació
todo semeja al Abad.
30
Harto, soncas, gano en ello;
que sabrá por maraviella
repicar la pistoliella
y antonar el davangello.
Tras d'aquéste
35
quiero her un acipreste.
¿No sabés en quién quijera
hacer dos pares de hijos,
que me lo da el corazón?
En Juana la jabonera
40
que me haz mil regocijos.
Cuando le mezo el jabón,
pellízcame con antojo,
húrgame allá no sé dónde,
sale después que se asconde
45
y échame agraz en el ojo.
Ni an le abonda,
son que creo que va cachonda.
Por la fe de Sant'Olalla,
que la quiero abarrancar
50
si la cojo alguna vez.
Quizá si el hombre la halla,
podrá sin mucho afanar
matalle la cachondez.
Es un dïabro bulrrona,
55
peor que gallina crueca:
papigorda, rabiseca,
la carita d'una mona.
Y en beber
no nació mayor mujer;
60
con sus pies llenos de barro
nunca para ni sosiega
trasegando de contino.
No bendice sono al jarro,
ni cree so en la bodega,
65
ni an adora sono al vino.
Saben ya grandes y chicos
con qué fe se desternilla;
que a la hostia no se humilla
y al cález da de hocicos.
70
¡Gran devota
de la pasión de una bota!
Comenzó nuestra querencia
de la mitá del verano,
que guardaba los viñales.
75
Yo la vi, su percudencia,
con una honda en la mano,
que ojeaba los pardales.
A la fe, dola al dïabro;
yo me llego para allá.
80
¿Qué diré? Mas, ¿qué dirá?
Yo me aburro y os le habro.
Digo: Hermana,
¿has venido esta mañana?
La boba dizme, en llegando,
85
que dio la vuelta corriendo
más redonda que un jostrado.
¡Tirte, tirte allá, Herrando,
y al dïabro t'encomiendo,
que toda m'has espantado!
90
Échole mano del brazo,
y ella a mí del cabezón;
y en aquesta devisión
estovimos un pedazo
sin al ora
95
que se cayó la traidora;
y al dar de la bellacada
llévame rezio tras sí,
que no pude sostenella.
Mía fe, yo no me doy nada,
100
sino que al cuerpo de mí
déjom'ir encima d'ella,
tomo a la hija del puto
y abajele el ventrijón,
que la hice, en concrusión,
105
regoldar por el cañuto.
Dio un tronido
que atronó todo el ejido.
No penséis'n esta materia
qu'el hombre no resudaba
110
la gotaza sin remedio;
que, para Santa Quiteria,
la boca me salluzaba,
y el moco de palmo y medio.
No vistes mayor hazaña:
115
qu'el mozo perdió la habra,
y an la moza, pies de cabra,
que no mecía pestaña.
Dende acrás
quijo Dios y no hu más.
120
No me ve desde allí,
que con pracer anfenito
no se mea la camisa;
yo también, que, juri a mí,
como la miro un poquito
125
todo me meo de risa.
Perdonay mi proceder,
si habro más que conviene;
qu'es loco quien seso tiene
noche de tanto pracer.
130
¡Puto sea
el más cuerdo del aldea!
Y aunque vergüenza traía
de meter mis sucios pies
en un tan limpio lugar,
135
soprico a la compañía
perdone, pues que ansí es,
lo que se puede emendar.
Que si cayeron en mengua
mis groseros pies villanos,
140
ayudalles han las manos,
como a las manos la lengua,
por un modo
que el ingenio supla todo.
Mas porque, según yo veo,
145
querréis saber la verdad
de todo mi pensamiento,
acá m'arroja el deseo,
mándame la voluntad,
guíame el conocimiento,
150
tráeme vuestro valer,
dame voces vuestra fama.
Vuestra grandeza me llama;
no puedo menos hacer
de venir
155
do debo y quiero servir.
Cuando ninguno dijere
que me trae acá la sed
del gran haber que codicio,
pesemos lo que sirviere;
160
que no quiero más merced
de cuanto pesa el servicio.
Y aun si veo solamente
que agradecéis el cuidado,
desde ahora, muy de grado,
165
vos hago d'él un presente;
que más es
la gloria que el interés.
No penséis, aunque esto diga,
que el servicio es tan perfecto
170
como todas las bondades;
que es un poco de fatiga
sacada del intelecto
y envuelta en mil liviandades.
No es comedia de risadas,
175
pero la que es, ésa sea.
Intitúlase Himenea,
pártese en cinco jornadas.
Soy contento
de os decir el argumento.
180
Notaréis que en sus amores
Himeneo, un caballero,
gentil hombre natural,
traía dos servidores:
un Boreas, lisonjero,
185
y un otro, Eliso, leal.
Himeneo noche y día
penaba por una dama,
la cual Febea se llama,
que en llamas de amor ardía.
190
Tiene aquésta
una criada, Doresta.
Febea, aquesta doncella,
tiene un hermano, marqués,
que entendía la conseja,
195
el cual procura por ella
desque sabe el entremés
que Himeneo la festeja.
Buscando el Marqués remedio
para podellos coger,
200
suele consigo traer
un paje suyo, Turpedio.
Y es osado,
muy discreto y bien criado.
Perseverando Himeneo
205
con músicas y alboradas
en el amor de Febea,
el Marqués con gran deseo
de acortalle las pisadas
como aquel que honor desea,
210
y cuando no se cataron,
con el hurto los tomó;
sino que él se le escapó
porque los pies le ayudaron.
Huye y calla;
215
torna con gente a salvalla;
de manera que tornando,
para de hecho salvar
a su señora y su dama,
hallola a ella llorando,
220
que él la quería matar
por dalle vida a su fama.
Súpose tan bien valer,
que de allí parten casados,
y entr'ellos y sus criados
225
se toma mucho placer;
por tal arte,
que alcanzaréis vuestra parte.




ArribaAbajoJornada I

HIMENEO
Guarde Dios, señora mía,
vuestra graciosa presencia,
mi sola felicidad,
aunque es sobrada osadía
sin tomar vuestra licencia5
daros yo mi libertad.
Pero en mi primer miraros
tan ciego de amor me vi,
que cuando miré por mí
fue tarde para hablaros 10
hasta agora,
que de mí sois ya señora.
Habeisme muerto de amores
y dejaisme aquí en la plaza
donde publique mis yerros, 15
como aquellos cazadores
que desque matan la caza
la dejan para los perros.
Dondequiera que me halle
diré siempre que es mal hecho, 20
pues yo vos guardo en mi pecho,
vos me dejáis en la calle.
Bien me viene
que sin culpa muera y pene.
BOREAS
¿Aun agora comenzamos, 25
y tantos duelos tenemos?
HIMENEO
¿Qué hablas allá, villano?
BOREAS
Digo, señor, que nos vamos,
que mañana tornaremos,
y quizá con mejor mano. 30
HIMENEO
Mas vame por la vihuela;
quizá diré una canción
tan envuelta en mi pasión
que todo el mundo se duela,
sino aquella 35
que dolor no cabe en ella.
BOREAS
No podrás, señor, tañer,
porque le falta la prima
y están las voces gastadas.
HIMENEO
No cures, hazla traer, 40
que el dolor que me lastima
las tiene bien concertadas.
BOREAS
Aunque te sepa enojar,
haremos bien de nos ir.
HIMENEO
¿Y es tiempo d'ir a dormir? 45
BOREAS
Y aun ora de levantar.
HIMENEO
Calla, loco,
que en mis males sabes poco.
BOREAS
Sepas que estás en error,
si tan grosero me hallas 50
como tú me certificas;
pues de cierto sé, señor,
que con la pena que callas
es nada cuanto publicas.
Y si mueres por tal dama, 55
tienes muy justa querella;
pues otros mueren sin vella
que se ahogan en su fama
con decir
que es la vida bien morir. 60
ELISEO
Dile d'eso y medraremos.
HIMENEO
¿Qué hablas allá entre dientes,
almacén de negligencia?
ELISEO
Que presto lo llevaremos
con los otros inocentes 65
a la Casa de Valencia.
HIMENEO
No medre quien te vistió.
¿Y a quién tienes de llevar?
Tú de mí debes hablar.
ELISEO
Vos lo decís, que no yo. 70
HIMENEO
¡Oh, borracho,
mal criado y sin empacho!
ELISEO
Mas, señor, pues que ansí es,
tu Señoría provea
que ninguno aquí te halle, 75
porque su hermano, el Marqués,
de la señora Febea
visita mucho esta calle,
trae muy buenos criados,
y tú los tienes mejores. 80
Reniega de los amores,
no vamos descalabrados.
HIMENEO
Yo me quedo;
váyase quien les ha miedo.
ELISEO
Si quieres, señor, probar 85
cuánto miedo les tenemos
y saber cuánto nos tienen,
anda, vete a reposar;
nosotros nos quedaremos
a respondelles si vienen. 90
HIMENEO
Pues catad qu'estéis velando,
porque vernán más de dos.
ELISEO
Vengan diez, cuerpo de Dios,
que no se irán alabando.
BOREAS
Ya viniesen, 95
con tal que no nos huyesen.
HIMENEO
Mientras que no os enojaren
no los corráis por ahora,
que sería inconviniente;
sino que, si bravearen, 100
por amor de mi señora
los espantéis solamente.
ELISEO
Ve con Dios; deja hacer,
que del lodo te pornemos.
BOREAS
Habla paso, y acordemos 105
lo que más es menester.
HIMENEO
¡Digo, Eliso!
Haz que estéis sobre el aviso.
ELISEO
Muy modorro sois, amigo,
porque yo me sé guardar 110
de los peligros mundanos.
BOREAS
A la fe que estás conmigo.
Hagamos, por nos salvar,
como dos buenos hermanos;
huyamos d'esta congoja 115
y apartémosnos del mal;
que, a la fe, todo lo ál
es andar de mula coja.
ELISEO
Pues sabrás
que agora te quiero más. 120
BOREAS
Bien tengo que te decir
d'una cierta amiga mía
que se deshace por mí;
pero, por no te mentir,
yo tengo en la fantasía 125
que no estamos bien aquí.
ELISEO
Pues no temamos, par Dios,
aunque en tus cosas hablemos;
que si nada sentiremos,
bien corremos todos dos. 130
BOREAS
No sé nada;
mas, ¿si la calle es tomada?
ELISEO
No temas, aunque eso sea;
que por las casas caídas
nos iremos con la luna, 135
y sin que nadie nos vea
salvaremos nuestras vidas,
y sin deshonra ninguna.
BOREAS
Voto a Dios que has dicho bien
y que alabo tu razón. 140
Pero mira aquel cantón,
que parece no sé quién.
ELISEO
Ven seguro,
que era la sombra del muro.
BOREAS
Mira bien a cada parte. 145
ELISEO
Ya lo tengo bien mirado,
y es ansí como te digo.
BOREAS
Pues de mí puedo jurarte
que no me había quedado
gota de sangre conmigo. 150
ELISEO
Pierde ahora esos temores
si no has perdido el correr,
y hazme tanto placer
que me cuentes tus amores
mientra vemos 155
que partir no nos debemos.
BOREAS
Pues que, hermano, tu deseo
mis cosas saber desea,
la verdad d'ellas es ésta:
cuando nuestro amo, Himeneo, 160
se enamoró de Febea,
yo de su sierva Doresta;
y es tan hermosa doncella,
tanto gentil criatura,
que su ama en hermosura 165
puede bien vivir con ella.
Mas es tal
que la juzgan sin igual.
ELISEO
¿Hasle hablado algún día?
¿Cómo sabes que te quiere? 170
Guarda no pises abrojos.
BOREAS
Sin hablalle juraría
que por verme pena y muere,
si no me mienten los ojos.
ELISEO
Yo no creo a enamorada 175
que me quiera bien jamás,
si como Santo Tomás
no le toco en la lanzada.
BOREAS
Yo confío
que es su querer cual el mío. 180
ELISEO
¿Y no has leído aquel texto,
que maldito debe ser
hombre que en hombre se fía?
Pues si verdad es aquesto,
quien se fiase en mujer 185
muy más maldito sería.
A la fe, para gozallas
y no perderse tras ellas,
oíllas y no creellas,
sacudillas y dejallas. 190
No lo digo
porque les soy enemigo.
BOREAS
Mucho tienes de grosero.
Bien parece, Eliso hermano,
que aún no te conoce amor; 195
que pensarías primero
que no está más en su mano
del verdadero amador.
Porque aquel que pena y muere,
si bien ama y es ansí, 200
no puede hacer de sí
sino lo que amor quisiere
desque dio
su libertad a quien vio.
Por ende no hables más 205
en juzgar vidas ajenas,
pues das a muchos molestia;
que si no quieres, querrás,
y penarás si no penas,
y caerás de tu bestia. 210
Pornás en amor tu fe
y alabarás sus fatigas,
por mucho que agora digas
d'esta agua no beberé;
que por damas 215
honramos vidas y famas.
ELISEO
Boreas, hermano mío,
recia cosa es la razón
contra lenguas desarmadas;
y dicen que es desvarío 220
dar coces al aguijón
y a la carreta pernadas.
Acuerda, si nos iremos,
que será bien que nos vamos,
y también que proveamos 225
en buscar que almorzaremos.
BOREAS
Nunca he gana
de almorzar por la mañana.
TURPEDIO
¿Quién va allá? ¿Jugáis de pies?
Tornad un poco, galanes, 230
y llevaréis que contar.
MARQUÉS
¡Turpedio!
TURPEDIO
Señor.
MARQUÉS
¿Quién es?
TURPEDIO
No sé cuántos rufïanes
que andaban a capear.
MARQUÉS
Mas, ¿si los has conocido? 235
Guarda, no fuese Himeneo.
TURPEDIO
Par Dios, señor, no lo creo,
porque no hobieran huido.
MARQUÉS
Antes, cierto,
huye de ser descubierto. 240
TURPEDIO
Puede ser; mas aquí viene
cada noche y cada día
con músicas y alboradas.
MARQUÉS
Si esa presunción él tiene,
¡voto a la Virgen María 245
yo le ataje las pisadas!
TURPEDIO
Déjalo, señor, hacer,
que es usanza del palacio,
y es un modo de solacio
festejar y dar placer, 250
y un deporte
sin el cual no hay buena corte.
MARQUÉS
Bien me place el festejar,
mas no en mi casa, par Dios,
la verdad ora hablando; 255
porque tras d'este cantar
yo sé bien que más de dos
se quedan después llorando.
TURPEDIO
Bien siento dó van tus flechas.
No temas, aunque eso sea, 260
que la señora Febea
no es d'esas que tú sospechas.
¡Qué doncella
para burlarse con ella!
MARQUÉS
Tocaremos a la puerta 265
por ver qué hace, siquiera;
no nos vamos sin hablalle.
TURPEDIO
No estará, señor, dispierta;
sería cosa grosera
dar voces ora en la calle. 270
MARQUÉS
Pues, ¿dónde iremos ahora?
TURPEDIO
Vamos por la Sillería,
que presto será de día
y abrirá aquella señora,
y aun haremos 275
que nos dará que almorcemos.
MARQUÉS
No nos debemos partir,
que a esta hora suelen dar
las músicas y alboradas;
y si aquél ha de venir, 280
no puede mucho tardar.
Oigamos sus badajadas.
TURPEDIO
Sí, que no vienen campanas
en las músicas que ordenan.
MARQUÉS
Vernán badajos que suenan 285
maitines por las mañanas.
TURPEDIO
Sin mentir
por nos se puede decir,
porque ha diez horas, señor,
que andamos por la ciudad 290
sonando como badajos,
y cogemos poco honor,
a decirte la verdad,
de aquestos vanos trabajos.
Bien es un poco, por ende, 295
pasear sobre la cena,
y es usanza justa y buena,
para mancebos, se entiende;
lo demás
va muy fuera de compás. 300
MARQUÉS
Pues yo te diré qué sea:
vámosnos ora a dormir
lo que queda hasta el día.
Quédese con Dios Febea;
mañana podré venir 305
a tentar su fantasía.
Dame un poco ese laúd,
iré tañendo quequiera.
Forsa aquella escopetera
que querrá hacer virtud. 310
TURPEDIO
Sí hará,
aunque en ella nunca está.

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