Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.


ArribaAbajoJornada II

BOREAS
¿No hay nadie?
HIMENEO
Habla callando.
Mira que tengo sospecha
que aún están por ahí.
BOREAS
Yo los vi, señor, cantando
por esta calle derecha, 5
buen rato lejos de aquí.
HIMENEO
Pues, sús, buen ora es aquésta
si no duermen mis amores.
Haz llegar esos cantores
y demos tras nuestra fiesta. 10
ELISEO
Aquí vienen.
HIMENEO
Llámalos, que se detienen.
ELISEO
Caminad. ¿Qué estáis parados?
HIMENEO
Callando, ¡cuerpo de Dios!
¿Qué voces son ora aquéstas? 15
ELISEO
Pues si los tengo llamados
una vez y más de dos.
¿Helos de traer a cuestas?
HIMENEO
No corrompas mis placeres.
Por tu fe que nos oigamos; 20
aquí sólo no riñamos,
y en casa cuanto quisieres.
CANTORES
¿Qué haremos?
HIMENEO
Señores, que comencemos.
CANTORES
Acaba con esos trastes. 25
CANTORES
Calla pues, tú, majadero.
CANTORES
¡Cómo sobras de cortés!
CANTORES
¿Diremos lo que ordenastes?
HIMENEO
Sí, bien: la canción primero,
y el villancico después. 30
Pero yo os ruego, por tanto,
que vaya la cosa tal,
que se descubra mi mal
en vuestras voces y canto.
Por ventura 35
se aliviará mi tristura.

Canción

Tan ufano está el querer
con cuantos males padece,
que el corazón se enloquece
de placer 40
con tan justo padecer.
La pena con que fatigo
es de mí tan favorida,
que, de envidiosa, la vida
ya no quiere estar conmigo. 45
Ella se quiere perder;
vuestra merced lo merece,
y el corazón se enloquece
de placer
con tan justo padecer. 50

Villancico

Es más preciosa ventura
vuestra pena
que cualquiera gloria ajena.
La pena que vos causáis,
los sospiros y el tormento, 55
con vuestro merecimiento
todo lo glorificáis.
Más codiciosa dejáis
vuestra pena
que cualquiera gloria ajena. 60
Los que nunca os conocieron
penarán por conoceros;
y los que gozan de veros,
porque más antes no os vieron.
Que por mayor bien tovieron 65
vuestra pena
que cualquiera gloria ajena.
HIMENEO
No más, señores, ahora;
dejemos para otro día.
Poco y bueno es lo que place. 70
También porque esta señora
se paró a la gelosía;
quiero saber lo que hace.
CANTORES
Vamos.
CANTORES
Vamos.
HIMENEO
Id con Dios.
BOREAS
¡Ce, señor, buen tiempo tienes! 75
HIMENEO
¡Oh, mayor bien de los bienes!
¿Es mi bien?
FEBEA
Mas, ¿quién sois vos?
HIMENEO
Quien no fuese,
ni más un hora viviese.
FEBEA
No os entiendo, caballero. 80
Si merced queréis hacerme,
más claro habéis de hablarme.
HIMENEO
Y aun con eso sólo muero,
que no queréis entenderme,
sino entender en matarme. 85
FEBEA
Cómo's llamáis os demando.
HIMENEO
Por las llamas que me dais,
del fuego que me causáis
lo podéis ir trasladando.
FEBEA
Gentil hombre, 90
quiero saber vuestro nombre.
HIMENEO
Soy el que, en veros, me veo
devoto, para adoraros,
contrito, para quereros.
Soy aquel triste Himeneo 95
que, si no espero gozaros,
no quisiera conoceros.
Porque en ser desconocida
me matáis con pena fuerte,
sabiendo que de mi muerte 100
no podéis ser bien servida.
Pero sea,
pues por vos tan bien se emplea.
FEBEA
Bien me podéis perdonar,
que, cierto, no os conocía. 105
HIMENEO
¿Por qué estoy en vuestro olvido?
FEBEA
En otro mejor lugar
os tengo yo todavía,
aunque pierdo en el partido.
HIMENEO
Yo gano tanto cuidado 110
que jamás pienso perdello,
sino que, con merecello,
me parece estar pagado,
pues padezco
menos mal d'el que merezco. 115
FEBEA
Gran compasión y dolor
he de ver tanto quejaros,
aunque me place de oíros;
y por mi vida, señor,
querría poder sanaros 120
por tener en que serviros.
HIMENEO
Ojalá pluguiese a Dios
que queráis como podéis,
porque mis males sanéis,
que esperan a sola vos. 125
FEBEA
Dios quisiese
que en mí tal gracia cupiese.
HIMENEO
Ésa y todas juntamente
caben en vuestra bondad,
pues os hizo Dios tan bella; 130
pero d'ésta solamente
tengo yo necesidad,
aunque soy indigno d'ella.
FEBEA
Más merecéis que pedís,
aunque lo que es no lo sé; 135
mas de grado lo haré
si puedo como decís;
pero he miedo
que sin dañarme no puedo.
HIMENEO
Pláceme, señora mía, 140
que me habéis bien entendido.
No os quiero más detener;
vuestra misma fantasía
vos dirá que lo que pido
lo compra bien mi querer. 145
Y las mercedes pesadas
que con fatiga se hacen
son las que alegran y placen
y las que son estimadas;
de las cuales 150
todas las vuestras son tales.
FEBEA
Pues si puedo complaceros,
aclaradme en qué manera,
porque tengáis cosa cierta.
HIMENEO
Que cuando viniere a veros 155
en la noche venidera,
me mandéis abrir la puerta.
FEBEA
¡Dios me guarde!
HIMENEO
¿Qué, señora?
¿Revocaisme ya el favor?
FEBEA
Sí, porque no me es honor 160
abrir la puerta a tal hora.
HIMENEO
No son ésas
vuestras pasadas promesas.
FEBEA
Pues, ¿cómo queréis que os abra?
Que en aquellos tiempos tales 165
los hombres sois descorteses.
HIMENEO
Señora, no tal palabra.
Si queréis sanar mis males,
no busquéis esos reveses.
Ya sabéis que mis pasiones 170
no me mandan enojaros,
y no debéis escusaros
con escusadas razones,
de tal suerte
que me causáis nueva muerte. 175
FEBEA
No puedo más resistir
a la guerra que me dais,
ni quiero que me la deis.
Si concertáis de venir,
yo haré lo que mandáis, 180
siendo vos el que debéis.
HIMENEO
Debo ser siervo y cautivo
de vuestro merecimiento,
y ansí me parto contento
con la merced que recibo. 185
FEBEA
Id con Dios.
HIMENEO
Señora, quede con vos.
BOREAS
Señor, pues has conseguido
la merced que deseaste,
tan conforme a tu querer, 190
cúmplenos lo prometido,
pues sabes que nos mandaste
las albricias del placer.
HIMENEO
Hermanos, de muy buen grado,
que es razón en todo caso. 195
Toma tú el sayón de raso,
y tú el jubón de brocado,
que otro día
yo os daré mayor valía.
BOREAS
Dios haya de ti memoria 200
y acreciente tu vivir
con honra y fama sin par,
y te dé tanta vitoria
que no tengas que pedir,
pues no te falta que dar. 205
ELISEO
Yo no quiero tus brocados,
ni consiento, ni es honesto
que quedes tú descompuesto
por componer tus criados.
Ten cordura, 210
que tu largueza es locura.
BOREAS
Bien dices.
HIMENEO
No quiero yo
sino daros esto y más.
ELISEO
No queremos un cabello.
HIMENEO
¿Por qué?
ELISEO
Señor, porque no;
215
sino que lo que nos das
te debes honrar con ello.
HIMENEO
Pues callad, hermanos míos;
sed los que sois por entero,
que yo os daré, si no muero, 220
más que ropas y atavíos;
que el amor
es de hermano y no señor.
ELISEO
Por eso, señor, tomamos
la voluntad por el hecho 225
de tu mucha cortesía;
mas si quieres que nos vamos,
sernos ha mayor provecho,
porque se hace de día.
Esta tarde tornaremos 230
yo y Boreas paseando,
para ver disimulando
con qué esperanza vernemos.
HIMENEO
Ansí sea.
Quede Dios con mi Febea. 235
TURPEDIO
Ce, señor, ¿oyes qué digo?
Veslos allá do han pasado,
que ahora parten de aquí.
MARQUÉS
Pese al diablo conmigo
porque nos hemos tardado, 240
que no se fueran ansí.
TURPEDIO
Déjalos, señor, andar.
Tu Señoría no pene,
porque la noche que viene
no nos pueden escapar; 245
que haremos
de modo que los tomemos.
MARQUÉS
¿Cómo se podrá hacer
que si yo la noche vengo
pueda ver toda la fiesta? 250
Porque aunque sepa perder
la persona y cuanto tengo,
yo sabré qué cosa es ésta.
Y aun si lo tomo con ella,
prometo a Dios verdadero, 255
y a fe de buen caballero,
de matar a él y a ella;
que la vida
por la fama es bien perdida.
TURPEDIO
Pues, señor, en conclusión, 260
a vos no's cumple venir
antes de ser prevenidos;
y detrás de aquel cantón
estaremos a sentir
sin que seamos sentidos; 265
y de allí, si estás alerta,
lo podrás ver bien entrar,
y ansí podemos saltar
para tomalle la puerta.
Lo demás 270
se hará como querrás.
MARQUÉS
Pues luego bueno sería,
sin que más aquí tardemos,
que nos vamos a comer
y que durmamos el día, 275
pues la noche velaremos
como será menester.
Y aun venir acompañados
nos será cosa muy sana.
Quizá vernemos por lana, 280
no tornemos tresquilados;
y por ende
vengamos como se entiende.
TURPEDIO
Antes, señor, te prometo
que con ayuda de Dios 285
tú y yo podemos bastar;
y también porque el secreto,
después que sale de dos,
es una cosa vulgar.
Pues si no recibes pena, 290
solos nos cumple venir,
porque no des a sentir
si tu hermana es mala o buena.
Ten buen seso,
que su honra está en tu peso. 295
MARQUÉS
Y aun por eso yo procuro
que aunque venga acompañado
me la pague todavía.
TURPEDIO
D'aqueso yo te aseguro
que ningún enamorado 300
se pagó de compañía.
Y cuando bien la trajere,
traerá sus dos criados,
que de sombras de tejados
hüirá cual más pudiere. 305
MARQUÉS
Ya se alcanza
hasta dó llega su lanza.
TURPEDIO
Pues, señor, no nos curemos
ni de sus armas temamos,
pues que no son Aníbales. 310
Vengamos como debemos,
que nosotros dos bastamos
para cuatro lanzas tales.
MARQUÉS
Bien me consejas, por cierto;
yo me confío de ti. 315
Pero vámosnos de aquí,
no sientan nuestro concierto;
que en consejas
las paredes han orejas.