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21

El discurso epistolar como señala Ana Rueda, se resiste a la totalización del discurso monológico y orgánico. Art. cit., pp. 383-384.

 

22

Solamente en una ocasión aparece en Tristana esta fórmula propia de esta especie narrativa. Tras la mención al término «botiquín» leemos lo siguiente: «Nota del colector: Llamaban botiquín al mar, por aquel cuento andaluz del médico de a bordo, que todo lo curaba con agua salada», p. 1579 a.

 

23

«Galdós y el vocabulario de los amantes» en Anales Galdosianos, I, 1966. Recogido en Forma literaria y sensibilidad social, Madrid, Gredos, 1967, pp. 105-138.

 

24

Empieza también aquí a desplegar Tristana, sus asombrosas dotes artísticas, en esta ocasión relacionadas con la pintura. Sobre la metamorfosis constante del personaje, a lo largo de la novela, vid. R. Gullón, ed. cit.

 

25

Recuérdese el enfoque de la cuestión feminista, ya señalado.

 

26

Frente a la situación que encontramos en el género de la memoria.

 

27

Art. cit., p. 663.

 

28

Escribe al respecto Susan Wright: «in intimate correspondance, there tends to be little explicit narrative and detail -this is unnecessary since this kind of communication is built on a large body of mutual background knowledge, of shared presuppositions». «Private language made public: the Language of Letters as Literature». Poetics, 18, 1989, pp. 549-578, p. 551.

 

29

Véase el mismo inicio, carta primera, en la que es curioso advertir ese singular vocabulario forjado entre ambos personajes, producto aquí de la amistad.

 

30

Muy distinta se presenta, desde luego, la obra epistolar que gira alrededor de otros ejes temáticos, como pueda ser el motivo del viaje. Piénsese en las famosas obras de Montesquieu o Cadalso.