Figura 42.- El nicho del retablo del altar de San Ignacio
Dijimos en el Capítulo II, que el plano y alzado de la iglesia jesuítica de Quito, calcados en los del «Gesú» de Roma, son, sin embargo, copia del plano y alzado del templo de San Ignacio de esta misma ciudad. Esta identidad de organización corrobora la tradición de que los planos vinieron, no de España, como sucedió con la iglesia de San Francisco de Quito, sino de Italia. Ahora bien: si consideramos que la romana de San Ignacio fue edificada por el padre Horacio Grassi, arquitecto jesuita, según los planos del Dominiquino, de 1626 a 1685, deduciremos, con sobra de lógica, que no pudo comenzarse a edificar la iglesia quiteña antes de su —73→ modelo, es decir, antes de 1626, pudiendo muy bien haber sido el mismo padre Grassi quien trazara los planos. Para reforzar esta nuestra argumentación, digamos de una vez, que esa identidad entre San Ignacio de Roma y la Compañía de Quito llega a tal extremo que los altares del crucero son copia fiel y exacta de los de San Ignacio, trazados por el padre Pozzi en 1680, y copiados también en la basílica de la Merced y en la iglesia del Hospital de la misma ciudad de Quito.
Figura 43.- Quito. Basílica de la Merced. La capilla de San Ramón Nonato en el crucero izquierdo de la iglesia
(Foto Laso)
Pero si comprendemos ya que la iglesia de Quito no pudo edificarse antes de 1626, es decir, antes de principiada la de San Ignacio en Roma, nos podemos preguntar: ¿se comenzaría a edificar aquélla una vez concluida ésta, es decir, después de 1685? Veámoslo examinando otro dato muy interesante que nos da luz para —74→ esclarecer el problema. Es la descripción hecha de la iglesia por Diego Rodríguez Docampo, que fue, no sólo secretario del venerable deán y cabildo de la Catedral de Quito, sino también de la Universidad de San Gregorio Magno desde su fundación, y lo seguía siendo en 1650, cuando escribió su Descripción y relación del estado eclesiástico del Obispado de San Francisco de Quito, por encargo del Obispo de esta ciudad, don Agustín de Ugarte y Saravia. Y por ser aquel un documento esencial para nuestro estudio, transcribámoslo en sus partes pertinentes.
Figura 44.- Detalle del altar de San Ignacio
(Foto Laso)
Figura 45.- El nicho del retablo del altar de San Francisco Javier
(Foto Laso)