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La pedagogía y la escuela en Francia, Suiza y Alemania

Aureliano Abenza


Profesor (por oposición) de Estudios superiores de Pedagogía, nombrado por el Ministerio de Instrucción pública para estudiar la organización pedagógica de las escuelas en Francia, Suiza y Alemania, durante el último curso

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ArribaAbajoCarta-dedicatoria al Sr. Conde de Romanones

Excmo. Sr. Conde de Romanones

Presidente de la Asociación Nacional de Magisterio

Mi distinguido jefe: al dar por concluida la misión que en el extranjero me ha tenido durante un año para estudiar, designado por el Ministerio de Instrucción pública, la organización escolar de varios países, y al traducir en las siguientes líneas mis observaciones, he creído que a nadie mejor que a V., como iniciador de los viajes del profesorado al extranjero, debía yo dedicar el libro que con mis notas he formado.

Admítalo, pues, V. como un tributo a su incansable actividad y a sus constantes esfuerzos por modernizar nuestra patria, al par que como una prueba modesta, pero sincera, del cariño que conserva a V. el magisterio de 1.ª enseñanza y sobre todo del respetuoso afecto con que corresponde al inmerecido con que V. le honra, su más atento S. S.

Q. L. M. L. B.

El autor




ArribaAbajoPrólogo

El interés con que algunos periódicos profesionales insertaron unos y copiaron otros, algunos artículos míos sobre enseñanza, escritos desde el extranjero, me ha hecho considerar que el magisterio español ansía conocer la organización escolar de las naciones que en el mundo civilizado pasan fundadamente por ser las primeras; primacía que yo con mis propios ojos he visto es debida casi en exclusivo a su organización pedagógica. Dar, pues, a conocer ésta; ved ahí el motivo del presente libro del cual yo más que autor debo llamarme traductor, puesto que en gran parte no he hecho sino copiar disposiciones oficiales, o inspirarme en ellas al trazar estas páginas, que, desde luego, creo no han de dejar de ser útiles a los maestros españoles a cuyo criterio dejo estudiarlas, comentarlas y aplicarlas, si para esto último juzgan que hay oportunidad y valor pedagógico en cuanto yo he visto y en estas páginas digo.






ArribaAbajoParte Primera

Francia



ArribaAbajoEnseñanza obligatoria

La primera enseñanza es obligatoria para los niños y niñas comprendidos entre los 6 y 12 años de edad y las materias que abarca son:

La instrucción moral y cívica,

Lectura y escritura,

Lengua y elementos de literatura francesa,

Geografía, particularmente la de Francia,

Historia, especialmente la de Francia hasta nuestros días,

Algunas nociones usuales de derecho y de economía política,

Elementos de ciencias naturales, físicas y matemáticas, con sus aplicaciones a la agricultura, a la higiene, a las artes industriales, trabajos manuales y uso de los útiles de los principales oficios,

Elementos de dibujo, de modelado y de música,

Gimnasia,

Ejercicios militares para los niños,

Trabajos de aguja para las niñas.

Hay establecido un certificado de estudios primarios, que se otorga previo examen público al cual pueden presentarse los niños de 11 años de edad. Si el certificado se les concede quedan entonces dispensados del tiempo que aún les quedase de escolaridad obligatoria.

La ley toma toda clase de precauciones para que el precepto de la enseñanza obligatoria se cumpla, desde el simple advertimiento por los alcaldes hasta la aplicación del código penal. A este fin los maestros están obligados a dar noticia mensualmente a los alcaldes e inspectores de las faltas a clase de los niños, así como de la causa que las haya motivado.

Los niños que reciben la instrucción en su domicilio deben sufrir cada año, a partir del 2.º de enseñanza obligatoria, un examen ante un jurado que preside el inspector o un delegado suyo.

Está prohibido por la ley de 2 noviembre de 1892 admitir en fábricas ni talleres a los niños comprendidos en la edad escolar.




ArribaAbajoEstablecimientos de enseñanza primaria

Los establecimientos en los cuales se da la instrucción primaria se clasifican del modo siguiente:

1.º Escuelas maternales y clases infantiles.

2.º Escuelas primarias elementales.

3.º Escuelas primarias superiores y clases de enseñanza primaria superior anejas a las escuelas elementales y llamadas cursos complementarios.

4.º Escuelas manuales de aprendizaje.




ArribaAbajoEscuelas maternales y clases infantiles

Las escuelas maternales son en Francia, como en todas partes, establecimientos de primera educación más bien que de instrucción. Los niños pueden ser admitidos desde 2 años hasta 6.

Las clases infantiles forman el grado intermedio entre la escuela maternal y la elemental. Estas clases no existen sino como anejas de una escuela maternal o de una elemental, y a ellas asisten los niños desde la edad de 4 años hasta 7, recibiendo al mismo tiempo que la educación dada en las escuelas maternales, un comienzo de instrucción.

Tanto en las escuelas maternales como en las clases infantiles, la enseñanza versa sobre los siguientes asuntos:

1.º Juegos y movimientos graduados acompañados de canto.

2.º Ejercicios manuales.

3.º Primeros principios de educación moral.

4.º Conocimientos más usuales.

5.º Ejercicios de lenguaje sobre recitados y cuentos.

6.º Primeros elementos de dibujo, lectura, escritura y cálculo.

En toda escuela maternal los niños se clasifican en dos secciones con arreglo a la edad y al desarrollo de la inteligencia. Si el número de alumnos pasa de 50, debe haber en las escuelas, además de la maestra, una auxiliar. También hay en todas las escuelas maternales una sirviente nombrada por la maestra con aprobación del alcalde.


ArribaAbajoPedagogía de las escuelas maternales

Las instrucciones que acompañan los programas oficiales de 18 de enero de 1887 indican clara y detalladamente el objeto de las escuelas maternales, el método de enseñanza y el carácter propio de cada uno de los ejercicios. Ante todo se advierte a las maestras que «la escuela maternal no es una escuela, en el sentido ordinario de la palabra; y que forma el tránsito de la familia a la escuela, conservándose en ella la afectuosa e indulgente dulzura de la familia al mismo tiempo que se inicia al niño en el trabajo y en la regularidad de la asistencia».

Los resultados en la escuela maternal no han de buscarse en la suma de conocimientos comunicados, sino en las buenas influencias a las cuales el niño sea sometido y en los hábitos de orden, de aseo, de buenos modales, de obediencia y de actividad intelectual que adquiera. Como consecuencia de estos consejos pedagógicos que la legislación da a las maestras, éstas se preocupan menos de enviar a las escuelas elementales niños instruidos, que niños bien preparados para instruirse, o lo que es igual, atienden, según fiemos dicho, antes a la educación que a la instrucción.

Todos los ejercicios son, pues, condicionados según este principio pedagógico fundamental: Ayudar el desarrollo de las distintas facultades del niño sin fatigas para éste, sin exceso de aplicación y con el menor trabajo posible para de ese modo hacerle amar la escuela y el estudio.

La salud; el desarrollo de los sentidos, mediante ejercicios y juegos graduados; la adquisición de ideas exactas y claras; hábitos en los cuales pueda luego apoyarse una enseñanza metódica; gusto por la gimnasia, el canto y el dibujo; disposiciones para escuchar, ver, observar, imitar, preguntar y responder; atención y docilidad; y por último, un alma abierta a todas las buenas impresiones morales, tales deben ser los resultados de los primeros años pasados en la escuela maternal. Si el niño entra así preparado en la escuela elemental, poco importa que sepa algunas páginas más o menos del silabario.

El método de enseñanza es el que seguiría toda madre inteligente y celosa. Ya lo indica el calificativo maternal de estas escuelas.

Como el propósito no es desenvolver ni ejercitar un orden de facultades con detrimento de las otras, sino desenvolverlas todas armónicamente, no se sigue con exclusivismos ninguna metodología especial que se funde sobre sistemas más o menos artificiales. Por el contrario, de todos los métodos particulares se toman aquellos ejercicios más simples que puedan poner en juego todas las facultades del niño, y todo ello realizado de un modo esencialmente natural o familiar.

El plan de enseñanza y la división de las materias es como sigue:

Los juegos se clasifican en juegos en la clase y juegos en el patio: un material adecuado hay para unos y para otros.

El canto acompaña los juegos y las evoluciones.

Los ejercicios manuales consisten en trenzado, plegado, pequeñas obras de tricot, engarzado de cuentas, trabajitos en cartón, paja, etc., etc.

Los trabajos de costura están prohibidos así como aquellos otros que puedan fatigar a los niños.

Los primeros principios de educación moral se dan, no en forma de lecciones seguidas, sino en forma de conversaciones familiares, recitaciones o cantos destinados a inspirar a los niños el sentimiento de sus deberes para con la familia, para con Dios y para con la patria.

Los conocimientos de cosas usuales versan sobre nociones muy elementales de la habitación, el vestido, el alimento, el hombre, las plantas, los colores, las estaciones del año, los países del mundo y su propio país, etcétera. Esta enseñanza, se procura que sea intuitiva por medio de objetos reales o de imágenes.

Los ejercicios de lenguaje (que no se separan de ninguna de las demás enseñanzas) tienen por fin habituar a los niños a expresar sus ideas de una manera simple a la vez que correcta y extender su vocabulario en la medida del desarrollo de su inteligencia y de sus necesidades.

El dibujo comprende: 1.º, combinaciones de líneas por medio de palitos, pajas, etc.; reproducción en el encerado de las mismas combinaciones, y dibujos fáciles que la maestra hará también en el encerado para que después los copien los alumnos; 2.º, reproducción sobre las pizarras de objetos usuales y de ornamentación muy sencillos.

Para la enseñanza de la lectura se suelen emplear las letras móviles y se escogen palabras corrientes y frases comprensibles y fáciles de formar. Tanto la lectura como la escritura se reservan para los niños de la primera sección.

Los elementos del cálculo comprenden: 1.º, formación y representación de los números hasta 100, con la ayuda de objetos manejados por los alumnos (palitos, granos, monedas, botones, etc.); 2.º, las cuatro operaciones fundamentales aplicadas a las primeras centenas, siempre con el auxilio de objetos; 3.º, representación por cifras de los cien primeros números.

No se descuida tampoco el cálculo mental.

Las recitaciones o cuentos se hacen casi siempre sobre imágenes y se toman como motivo escenas de la vida infantil, anécdotas, descripciones, episodios de viaje u otros asuntos que hagan nacer en el espíritu del discípulo el amor a la patria.

La duración de los ejercicios no pasa nunca de 20 minutos, pues aunque en los cuadros de distribución del tiempo figuran 30 minutos, siempre se ocupan 10 en los cantos y evoluciones, que separan unos ejercicios de otros.




ArribaAbajoPedagogía práctica

Para concretar más lo que venimos explicando, y en la imposibilidad de dar cabida a los programas de todas las materias, vamos a copiar el programa de lecciones de cosas que rige para las escuelas maternales del departamento de Seine-et-Oise.

1.er mes1. La vendimia. Viña, uva, vino. Cuba, tonel, botella, vaso, tapón, litro. Manzanas, sidra. Lúpulo, cerveza.

2.º mes. La labranza. Arado, semillas. El alumbrado, bujías, lámparas, gas. Faros.

3.er mes. Calefacción. Frío, nieve, hielo, aludes; Suiza, los Alpes; patinaje, trineos. Termómetro. Sartén, chimenea. Leña, carbón, fósforos. Sabañones, resfriados. El hogar; la familia.

4.º mes. Año nuevo; movimiento de la tierra alrededor del Sol. Felicitaciones, regalos, caridad. Naranjas, castañas. El vestido. Pieles, mantas, edredones; lana, algodón, paño, franela; tejido, hilado, tintes; agujas, alfileres.

5.º mes. El cuerpo humano. Principales órganos de los sentidos. La alimentación. Comidas y bebidas; el panadero, el carnicero, vendedores de frutas y de ultramarinos; hambre, apetito, indigestión.

6.º mes. La habitación. Madera, piedra, hierro, ladrillo; pizarra, yeso, cal; teja, paja (para los tejados), zinc. Diversas industrias de construcción. Las abejas. Colmena, celdillas, cera, miel.

7.º mes. La vegetación. Granos, raíces, tallo, flores, etc. Los insectos. Saltón, oruga, gusano de seda. Los nidos de los pájaros. Servicios que prestan los pájaros. Golondrinas.

8.º mes. El agua. Arroyos, afluentes, ríos, mar, mareas, baños fríos, natación. La pesca. Peces de mar y peces de agua dulce. El lavado. Jabón, aseo.

9.º mes. El cortijo. Siega del heno. Caballo, asno, mastín, lobo, oveja, cerdo, pavo, gallina, ganso, cisne, paloma. Lechería, leche, manteca, queso.

10.º mes. El tiempo. Relámpago, trueno, granizo, viento, pararrayo, arco-iris. Las frutas. Cerezas, fresas, albaricoques, peras, manzanas, ciruelas.

11.º mes. La recolección. Trigo, cebada, avena, harina, pan, masa, horno, panadero, pastelero. Los viajes. Carreteras, ferrocarriles, vapores, mapas, puntos cardinales, brújula, imán; Cristóbal Colón; razas humanas, la patria, el mundo.

12.º mes. La caza. Corzo, ciervo, jabalí, lobo, zorra, liebre, conejo, perdiz, alondra, codorniz; escopeta. La fiesta del pueblo. Feria, comercio; fuegos artificiales; pólvora. Moneda.




ArribaAbajoDistribución del tiempo

Para completar las observaciones prácticas, que sobre la organización de las escuelas maternales venimos anotando, damos cabida al cuadro adjunto que sirve para una escuela con dos maestras, y el cual está en vigor también en el departamento de Seine-et-Oise.

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ArribaAbajoEscuelas elementales

La instrucción primaria elemental comprende:

Enseñanza moral y cívica,

Lectura y escritura,

Lengua francesa,

Cálculo y sistema métrico,

Historia y geografía, especialmente la de Francia,

Lecciones de cosas, y primeras nociones científicas2,

Elementos de dibujo; canto; trabajo manual, principalmente en sus aplicaciones a la agricultura (trabajos de aguja en las escuelas de niñas),

Ejercicios gimnásticos y militares.

A las escuelas elementales pueden asistir los niños desde 6 años hasta 13. No puede admitirse ningún alumno antes de los 6 años, si en el pueblo existe cercana alguna escuela maternal, ni antes de los 7 años si hubiese alguna clase infantil.


ArribaAbajoCursos y distribución de los alumnos

La enseñanza en las escuelas elementales se divide en tres cursos llamados: curso elemental, curso medio y curso superior. Esta división es obligatoria cualquiera que sea el número de clases y de alumnos que tenga la escuela.

La duración y distribución de los estudios se hace de esta manera:

Sección infantil: uno o dos años (según que los niños ingresen a los 6 años o a los 5).

Curso elemental: dos años (de 7 a 9 años).

Curso medio: dos años (de 9 a 11).

Curso superior: dos años (de 11 a 13).

En las escuelas que no tienen más que un maestro y una clase, no se hace ninguna división ni en el curso medio ni en el superior, ni tampoco se hacen más de dos divisiones para los niños menores de 9 años.

En las escuelas que no tienen más que dos maestros, uno de ellos se encarga de los cursos medio superior y otro del curso elemental y de la sección infantil, si la hay.

Si la escuela tiene tres maestros, cada uno se encarga de un curso.

Si la escuela es de cuatro clases, el curso elemental se divide en dos clases, y los demás solamente tienen una.

Cuando la escuela tiene cinco clases, se dividen en dos los cursos elemental y medio.

En las escuelas de seis clases, cada curso se divide en dos, a menos que el número de alumnos del curso superior no permita reunirlos en una sola clase.

Siempre que un mismo curso comprende dos clases, una forma el 1.er año del curso y la otra el 2.º año. Dichas dos clases siguen el mismo programa, pero siendo los ejercicios y las lecciones graduados de tal modo que los alumnos en el 2.º año repasan, recuerdan y completan los estudios hechos en el 1.º

Aunque las clases pasen de seis, ningún curso consta de más de dos años. Las clases cuyo número excede de seis no comprendida la sección infantil, son clases paralelas destinadas a disminuir el efectivo, sea del año 1.º, sea del 2.º

Todos los años al principio del curso son repartidos los alumnos, según su instrucción en las diversas clases de la escuela. Esa distribución la hace el director con la autorización del inspector primario. El certificado de estudios da derecho al ingreso en el curso superior.

Cada alumno a su entrada en la escuela recibe un cuaderno especial que se conserva en el establecimiento para que todos los primeros ejercicios de cada mes los haga el niño en dicho cuaderno. De este modo, a cualquier hora, son fáciles de apreciar los progresos que anualmente haya podido realizar un alumno. Este cuaderno que en España ni la ley obliga a tenerlo, ni los maestros han entrado en la costumbre de establecer, es una de las cosas más convenientes y que más facilitaría la pronta y verdadera inspección de una escuela. Recomendamos, pues, el asunto a los inspectores.




ArribaAbajoDistribución del tiempo

El cuadro de la distribución del tiempo lo hace en el comienzo del año escolar el director de una escuela y lo remite al inspector que lo examina y lo aprueba.

Las condiciones generales que ha de tener todo maestro presentes para el reparto de los ejercicios, son las que por el artículo 19 del arreté de 18 de enero de 1887 se prescriben y que yo voy a extractar:

1.ª Cada sesión escolar debe costar de varios ejercicios diferentes, separados por las recreaciones reglamentarias.

2.ª Los ejercicios que requieren mayor esfuerzo de atención, tales como los de aritmética, de gramática y de redacción, serán puestos preferentemente por la mañana, o al principiar la clase si la escuela es de medio tiempo.

3.ª Toda lección, lectura o ejercicio escrito se acompañará de explicaciones orales y de interrogaciones.

4.ª Las 30 horas semanales de clase3 se repartirán como sigue:

a) Habrá todos los días, en los dos primeros cursos, una lección, que en forma de conversación familiar o de una simple lectura, se dedicará a la instrucción moral. En el curso superior esta lección sera, si es posible, el desarrollo metódico del programa de moral.

b) La enseñanza del idioma (ejercicios de lectura, lecturas explicadas, dictados, análisis, lecciones de gramática, ejercicios ortográficos, recitaciones, ejercicios de composición, etc.) ocupará todos los días dos horas aproximadamente.

c) La enseñanza científica ocupara por término medio y según los cursos una hora u hora y media cada día, a saber: tres cuartos de hora o una hora para la aritmética y los ejercicios que a ella se refieren, y el resto para las lecciones de cosas y las primeras nociones científicas.

d) La enseñanza de la historia y de la geografía, a la cual se refiere la instrucción cívica, comprenderá próximamente una hora diaria de lección.

e) El tiempo consagrado a los ejercicios de escritura propiamente dicha será de una hora a lo menos cada día en el curso elemental se reducirá gradualmente a medida que los niños puedan desarrollar por escrito los trabajos de las demás enseñanzas.

f) La enseñanza del dibujo principiará por lecciones muy cortas en el curso elemental y ocupará dos o tres lecciones semanales en los otros cursos.

g) Las lecciones de canto ocuparán de una a dos horas semanales, independientemente de los ejercicios de canto que tendrán lugar todos los días a la entrada y salida de las clases.

h) La gimnasia, ocupará todos los días, o a lo menos cada dos días, una sesión de la tarde: esto sin contar los movimientos o ejercicios que dentro de la clase se realicen alguna vez. Además, en los pueblos donde los batallones escolares estén establecidos, los ejercicios militares no podrán tener lugar sino los jueves y domingos, determinando el tiempo de duración el instructor militar y el director de la escuela puestos de acuerdo.

i) Lo mismo para los niños que para las niñas habrá dos o tres horas semanales destinadas al trabajo manual.

Hasta aquí llegan las indicaciones legislativas. Después habrá ocasión de observar que en la práctica no todas se cumplen, como ocurre con los trabajos manuales, suprimidos de hecho, como también las lecciones de canto en las escuelas elementales de niños.




ArribaAbajoLibros de texto: su uso en la escuela

La elección de los libros de texto está sujeta en Francia a las reglas que vamos a exponer. Todos los años se hace en los departamentos una lista de los libros reconocidos como convenientes para la enseñanza. A este propósito los maestros y maestras de cada cantón4 reunidos en conferencia especial forman en la primera quincena de julio, lo más tarde, una lista de los libros que consideran propios para ser usados en las escuelas.

Todas las listas se remiten a la Inspección d'Académie y allí una comisión compuesta del director y directora de las Escuelas Normales, profesores de estos establecimientos y los inspectores primarios, presididos todos por el inspector d'Académie revisa las listas y decreta cuáles son los libros que han de aprobarse. Esta aprobación ha de ser después autorizada por el rector.

Escogidos de esta manera los libros de texto, vamos ahora a ver cómo los emplean los maestros franceses, de los cuales he de decir, aunque sea de pasada, que ni estudian, ni saben, ni sobre todo conocen más la pedagogía que los maestros españoles, a los que, sin embargo, aventajan en el modo de enseñar principalmente por dos razones: la 1.ª porque trabajan en mejores condiciones mediante la organización graduada; y 2.ª (y éste es mérito de ellos) porque saben hacer la enseñanza más práctica.

Verdad que esa es cualidad que distingue a toda la enseñanza, primaria y no primaria, del extranjero como la demasiada teoría y el afán de erudición son notas características de la enseñanza española.

Si los que alguna vez han censurado en la prensa el gran número de libros de que ha de proveerse un alumno del bachillerato en España fuesen a Francia y viesen los que emplea un niño en la escuela, seguramente que encontrarían más motivo para sus censuras. Pero éstas habrían de quedar retiradas por los mismos que las hiciesen en cuanto vieran el uso que allí se hace del libro.

Se puede con pocos libros caer en el defecto didáctico del memorismo, y se puede también con muchos textos dar una enseñanza completamente racional, sin abrumar al alumno con el surmenaje.

En las escuelas francesas de niños el memorismo y la rutina están más en lo verbal y en el tono que emplean los alumnos al recitar (hay clase de recitación, casi con visos de declamación) que no en las lecciones de memoria. Éstas se puede bien propiamente decir que no existen.

Los 19 ó 20 libros que allí tiene todo niño de la sección superior en cualquier escuela, no le sirven para estudiar, le sirven para leer y para escuchar. Ahora explicaré esto. Antes voy a hacer unas ligeras indicaciones acerca de la manera con que están escritos los libros franceses.

En primer lugar están ordenados en tres o cuatro ciclos, siendo el último volumen un tratado completo de la materia respectiva. Cualquier tratado de aritmética, de geometría o de gramática, por ejemplo, de los que hay en las secciones superiores de escuelas de niños, son tan extensos o más que los tratados de esas mismas asignaturas estudiadas en una Escuela normal o en un Instituto de España.

Sobre la mesa tengo, en el momento de escribir las presentes líneas, una geometría que llega hasta el número 601 en las cuestiones que pudiéramos llamar teóricas, o sean teoremas, problemas y fórmulas generales y que además tiene 1265 proposiciones o ejercicios de carácter practico y concreto. Es un libro que reúne dos excelentes cualidades: es verdaderamente científico y verdaderamente ameno, a pesar de lo poco que a la amenidad se prestan las matemáticas.

De que tal libro es también eminentemente práctico no digo nada, puesto que acabo de citar el número de ejercicios de esta índole que comprende.

Otros textos que allí manejan a diario, por lo menos los niños de las tres o cuatro secciones superiores, son los atlas y el diccionario. Cada niño tiene éstos entre sus libros. El diccionario (compendiado en un volumen), es el célebre de Larousse.

Dicho lo que antecede, expliquemos cómo se usa el libro para la enseñanza. Voy a fijarme en una asignatura: la de historia de Francia. Los niños y el maestro tienen el tratado de historia abierto por la página donde está la lección respectiva de aquel día. El maestro o un niño leen un párrafo, que después el primero detenidamente explica, pero no para añadir nada que el libro no ponga, sino generalmente para aclarar conceptos o para señalar las particularidades de mayor importancia que comprende el asunto.

Para esto último suele hacer que los niños se fijen en los grabados, explicándoles también entonces quienes son los personajes retratados y haciendo notar el cargo, posición social, actitud, etc. de los individuos, que, en el hecho histórico de referencia, intervinieron y que en el grabado figuran. (Algo de esto parecerá trivial; mas sigan los lectores hasta la conclusión).

Después de la explicación vienen, como es natural, las preguntas para saber el concepto que los alumnos han formado del asunto.

Como se ve, y sobre esto yo deseo que se fijen principalmente los lectores de las presentes líneas, en la lección de historia que acabo de referir no había habido previo hecho de memoria. Ved aquí por lo que yo decía que el libro no sirve en las escuelas francesas para estudiar, sino para escuchar y para leer.

Ahora vengamos a dos conclusiones: ¿es así como se utiliza el libro en las escuelas de España? Generalmente, no. ¿Cuál es mejor modo de servirse de él para la enseñanza de los niños? Indudablemente el de Francia.

Después de esto queda por ventilar, puesto que yo escribo para ver si algo de lo bueno de otros países nos sirve a los españoles; queda por ventilar, digo, si pueden los maestros españoles, dadas las condiciones de sus escuelas, servirse del libro de la misma manera que se sirven los maestros franceses. Yo no digo que sí, ni que no; cada maestro verá por la organización que tiene en su escuela, si dicha organización le permite a él hacer lo que hagan otros. Yo lo que sí he de recordar es que el libro es el mejor auxiliar del profesor, pero que no sirve de nada, antes al contrario, perjudica, si ha de utilizarse para echar lecciones de memoria, como se dice vulgar y aun no vulgarmente en España, sin caer en la cuenta de que esas palabras retratan toda una enseñanza que por rutinaria o irracional está desacreditada y debe desaparecer.

Esto ha sido causa para que algunos pretendan la supresión del libro en las escuelas de primera enseñanza y que la instrucción sea exclusivamente verbal.

Los que tal cosa quieren van demasiado lejos en sus pretensiones. El libro será siempre el medio más factible que todas las personas han de tener para instruirse. No habría, pues, de servir más que para familiarizarse con él, tomarle cariño y ejercitarse en su manejo y todo ello serían motivos suficientes para que el niño use libros; y cuantos más, mejor.

Pero que los use según antes hemos dicho. Si al hombre los libros le han de servir para estudiar, al niño sólo deben servirle para leer. Así se usa el libro en las escuelas francesas que he visitado; así debiera usarse en todas partes. Este es un medio completamente pedagógico.






ArribaAbajoEducación física

Acerca del concepto que la educación física merece a los maestros franceses, nada de particular tenemos que decir por ser el mismo que los maestros españoles conocen por los estudios de la pedagogía. Vamos, sin embargo, a ver cómo se enseñan las materias que directamente se refieren a la educación física y que son: 1.ª la gimnasia, los ejercicios militares y los juegos; 2.ª los trabajos manuales, y 3.ª la economía doméstica. (De la higiene nos ocuparemos al hablar de la enseñanza científica).


ArribaAbajoLa gimnasia

La gimnasia que se practica es predominantemente militar con lo cual pierde algo el carácter pedagógico que esta enseñanza debiera tener. Los ejercicios suponen estudio y trabajo intelectual en momentos que debieran ser dedicados al descanso de la inteligencia y no constituir una lección más del programa. Es decir, que la gimnasia militar supone precisión en los movimientos y por consiguiente requiere esfuerzos de atención, lo cual no sucedería si la enseñanza de la gimnasia revistiese un carácter de más libertad.

Por otra parte, la gimnasia practicada y entendida como se hace en las escuelas francesas, tiene su aspecto ético nada recomendable. Amor y no odios; uniones y no separaciones es lo que hay que buscar entre las personas y los pueblos, mas tales cosas no suele producirlas la gimnasia militar.

Los mejores ejercicios gimnásticos son los del trabajo manual, si puede establecerse en todas las escuelas, y sino realizar ejercicios imitando por ejemplo al trabajador que sierra, que cepilla madera, que machaca, que siega la mies, etc. Aficiones al trabajo es lo que la humanidad necesita, más que aficiones a la guerra siempre bárbara, salvaje y anticristiana.

Una cosa es defender la patria cuando la necesidad lo requiera y otra cosa muy distinta es enseñar al niño a guerrear.

Como los maestros franceses participan de estas mismas ideas que yo expongo y que están en consonancia con los preceptos de la pedagogía, han sido tachados por algunas gentes superficiales de antipatriotas y de socialistas; pero ellos queriendo dejar las cosas en su punto, en el 4.ºCongreso des Amicales de France celebrado en Lille a últimos de agosto próximo pasado, votaron una orden del día que dice: «Los maestros franceses están firmemente adheridos al partido de la paz y tienen por divisa: guerra a la guerra, mas al mismo tiempo no están menos resueltos para defender su patria el día que ella sea objeto de una agresión brutal».




ArribaAbajoEl trabajo manual

Aunque el trabajo manual figura en el programa de las escuelas elementales, no se practica. Hablaremos, por tanto, en teoría y para dar idea de este asunto voy a insertar aquí uno de los artículos que desde Francia envié a periódicos españoles y el cual dice así:

En el prólogo a los programas oficiales vigentes, de 18 de enero de 1887 se marcaba el carácter con que la enseñanza del trabajo manual había de darse en las escuelas elementales. Allí, en aquellas disposiciones oficiales, se dice que el objeto del trabajo manual es proporcionar a los niños cualidades de destreza y agilidad; esa destreza de la mano, esa prontitud y esa seguridad de movimientos que, preciosos para todos, son más particularmente necesarios a los alumnos de las escuelas primarias destinados la mayoría de ellos a las profesiones manuales.

«Sin perder su carácter esencial de establecimientos de educación (continúa la disposición legal a que me refiero); sin cambiarse en taller la escuela primaria, puede y debe dejar a los ejercicios del cuerpo un lugar suficiente para preparar y predisponer de cualquier suerte los niños a los futuros trabajos del obrero y del soldado; las niñas a las ocupaciones de la casa y a las faenas de la mujer».

Respecto al método de enseñanza, el trabajo manual de los niños se divide en dos grupos: uno comprende los diversos ejercicios destinados de una manera general a dar soltura a los dedos y a hacer adquirir destreza, rapidez y precisión en los movimientos; y el otro grupo comprende los ejercicios graduados de modelaje, que sirven de complemento al estudio correspondiente del dibujo y, sobre todo, del dibujo industrial.

El trabajo manual de las niñas, además de las obras de costura y de corte, debe comprender un cierto número de lecciones, de consejos, de ejercicios, por medio de los cuales la maestra se proponga no hacer un curso regular de economía doméstica, sino más bien inspirar a las niñas por un gran número de ejemplos prácticos el amor al orden, el hacerles adquirir las cualidades propias de lo que se dice mujer de su casa o mujer de gobierno y de ponerlas en guardia contra los gustos frívolos o perjudiciales.

Es decir, que la enseñanza del trabajo manual en Francia no tiene por fin hacer ejecutar el más grande número de ejercicios, ni hacer confeccionar obras de arte u obras maestras. Esta es la misma palabra que usa la inspección d'Académie del departamento de Seine-et Oise en las instrucciones que dirigió al Magisterio con fecha 12 de julio de 1894, las cuales después aprobó el Consejo departamental para que constituyesen la organización pedagógica de las escuelas.

De aquella organización pedagógica puesta en vigor en 1.º de octubre del citado año y en la cual se han inspirado los inspectores y maestros de otras provincias, voy a tomar algunas ideas para que las conozcan los maestros españoles.

El trabajo manual para los varones se reduce a las aplicaciones de la geometría y al dibujo con el empleo por única materia del papel.

Más adelante daré yo mi opinión e indicaré por qué no se cumple en este punto lo que disponían los programas de 1887 que daban al trabajo manual de los niños una esfera de acción mas amplia, empleando no sólo el papel sino la madera, el alambre, las cintas, la lana, etcétera, etc.

Al trabajo manual para las niñas se le da más importancia, y en las observaciones generales que se hacen a las maestras, observaciones que muchas pueden servir igualmente para los maestros, se les advierte una vez más que el trabajo manual es esencialmente educativo y que asocia en la medida más extensa la inteligencia a la acción de los dedos; que desenvuelve el gusto, la habilidad, la destreza de quien lo ejecuta y le hace comprender la importancia del trabajo en la vida dando el hábito de él y haciéndole amar.

La enseñanza es graduada y simultánea. Cada lección da lugar a demostraciones colectivas en el encerado. El estudio de las formas y el cuidado de las proporciones no tienen menos valor (se dice a las maestras), que la perfección de los puntos y de las mallas.

Como obras de ejecución se escogen las más usuales en la localidad o en la comarca, pues el fin principal, aparte el fin educativo, ha de ser que la niña que sale de las escuelas elementales sea capaz de preparar la ropa blanca y los vestidos de la familia siendo también de desear, se agrega, que pueda esa misma niña ejecutar por sí los objetos de trousseau, los trajes de los niños y los vestidos ordinarios.

Según vemos, el trabajo manual de las niñas no ofrece novedad alguna, salvo las indicaciones teóricas que la superioridad hace respecto al método y a la distribución de ese mismo trabajo que minuciosamente se detalla en los programas oficiales.

Ahora examinemos el por qué en las escuelas de niños el trabajo manual está reducido hoy a las aplicaciones de la geometría y del dibujo, pues advierto que todo lo que llevo dicho es teoría legislativa.

Cuando yo he preguntado a los maestros sobre este particular, unos me han contestado que el trabajo manual se practica más por extenso en las escuelas superiores y en las escuelas de comercio (también superiores primarias). En estas últimas, como ocurre en la de Cette, se destinan al trabajo manual unas treinta horas semanales. Esta es la causa de haberlo suprimido en las escuelas elementales: así me lo dicen algunos maestros.

Otros me han dado a entender que el trabajo manual no había producido los resultados que se esperaron de él al establecerlo.

Yo, francamente, como tales contestaciones no me han satisfecho, porque soy de los que tienen fe en la virtualidad del trabajo manual educativo, y porque pedagógicamente no podían satisfacerme, he recapacitado sobre el hecho y he sacado la conclusión siguiente: aquí los maestros se desorientaron, como se desorientarán también los maestros españoles si en el trabajo manual ven una nueva asignatura, una enseñanza más, y no comprenden que el valor de él está en considerarlo como un medio de educación que abarca conjuntamente lo físico, lo intelectual y lo moral del individuo que se educa.

Pues qué, ¿es poco conseguir que una misma ocupación escolar dé habilidad y fortaleza al cuerpo, buen criterio a la inteligencia y firmeza de carácter a la voluntad para que por ella el hombre ame el trabajo y no anhele vivir en la holganza? ¿Es que para el porvenir de la sociedad, esto nada supone?

¿No hemos convenido en que la escuela es centro de educación y de preparación para la vida más que centro puramente de instrucción?

¿Es que los maestros, como cualquier profano en pedagogía, no van a ver en su misión más que los fines del presente sin alcanzar a vislumbrar la trascendencia de su obra como cultivadores de una niñez a la cual las leyes ordinarias de la naturaleza han de encargar el día de mañana de los destinos del mundo?

Los maestros franceses se desorientaron, repito, como se desorientarán los españoles, si entre todos no procuramos extender la idea de que el trabajo manual no debe ser fin, sino medio, y medio que maravillosamente cumple su objeto de hacer del niño un hombre lo más perfecto posible en su cuerpo y en su espíritu, en sus energías corporales y en sus dotes de moralidad y de inteligencia.

Las materias escogidas en la escuela para el trabajo manual importan poco; eso es lo de menos. Tome cada maestro... cualquier substancia agrícola o industrial, la que más económica resulte: algodón, corcho, alambre, el esparto mismo y, mejor que todo, la madera como se usa en Nääs5, patria del trabajo manual educativo; pero que se empleen esas materias como en Nääs se emplean, no para hacer artífices ni artistas en carpintería, sino para hacer hombres fuertes, perspicaces y laboriosos que conozcan lo que vale el trabajo y lo que merece el hombre que, en vez de estar ocioso, trabaja y produce para sí y para su patria.

Por algo dice el proverbio que la ociosidad es madre de todos los vicios; por algo el hombre que trabaja no será vicioso; por algo sociedad hacendosa sera sociedad moral.

Si los maestros franceses hubiesen esperado del trabajo manual estos frutos, no se hubiesen llamado a engaño o no hubiesen sufrido decepción alguna; pero se equivocaron al escoger los fines y los propósitos, y el trabajo manual no les dio en las escuelas lo que no podía dar, esto es, no les dio resultados positivos visibles por el presente, puesto que el trabajo manual escolar es obra de resultados, y de provecho para el porvenir.

Este fue el yerro, esta fue la equivocación.

Sin embargo, no falta quien achaca a incompetencia, falta de preparación, incuria o abandono de los maestros lo que yo llamo error. Mi juicio no es tan malicioso; pero bueno es tomar nota de todas las observaciones que a uno se le hacen.




ArribaAbajoEconomía doméstica

Esta asignatura, en Francia como en España, se estudia únicamente por las niñas, dándose la enseñanza por medio de conversaciones familiares, lecturas apropiadas y ejercicios. Para éstos no en todas las escuelas hay facilidad, ya por falta de tiempo, ya por falta de local o de material apropiado. En París hemos tenido ocasión de ver clases (los cursos complementarios) donde las alumnas se ejercitan diariamente en las faenas de la casa, tales como el planchado, la cocina o el arreglo de la ropa.

Pero las maestras, si de un modo practico no pueden todas dar la enseñanza de que nos ocupamos, procuran a lo menos inspirar a las niñas gusto a las cosas de la familia y de la casa, valiéndose, entre otros medios, de trabajos que las alumnas realizan en el propio domicilio y que luego llevan a que la maestra los inspeccione y corrija, si para ello hay facilidad. En consonancia con esto, los programas comprenden una parte teórica que se estudia en la escuela y otra parte práctica que se realiza en las casas.

La parte teórica tiene como puntos principales cuanto se refiere a la administración de una casa, la higiene, el vestido, alimentos, bebidas, etc., y la parte práctica tiene ocupaciones con éstas: preparar una lámpara, barrer y limpiar una habitación, lavado y planchado de una prenda, preparación de una tisana, composición de una comida.

Algunas maestras exigen que las niñas se provean de un cuaderno especial para que en él anoten los consejos y enseñanzas dados en la escuela.






ArribaAbajoEducación intelectual: observaciones generales

El ideal de la escuela primaria en Francia no es enseñar mucho, sino enseñar. Así se les dice oficialmente a los maestros franceses, pues en la instrucción primaria, por razón de la edad de los alumnos y de las carreras a las cuales puedan dedicarse, no se dispone ni del tiempo ni de los medios precisos para hacerles recorrer un cielo de estudios igual al de la enseñanza secundaria. Lo que sí puede hacer por ellos es que esos estudios les aprovechen tanto, en una esfera más humilde, como los estudios secundarios a los alumnos de los Liceos (Institutos); esto es, que los unos como los otros obtengan de la enseñanza pública, desde el principio, una suma de conocimientos en armonía con sus futuras necesidades, y después y sobre todo buenos hábitos del espíritu, una inteligencia despierta, ideas claras, juicio, reflexión, orden y precisión en el pensamiento y en el lenguaje.

El objeto de la enseñanza primaria no es, según lo que antecede, saber todo cuanto sea posible en las diversas ramas de conocimientos que comprende, sino aprender en cada una de ellas lo que no deba ser permitido ignorar. Entendido de esta manera el objeto de la enseñanza primaria, se deduce que el método ha de ser aquel que haga intervenir a la par al maestro y a los alumnos para que éstos y aquél mantengan un cambio continuo de ideas bajo formas variadas y con ingeniosa gradación.

En toda enseñanza se sirven los maestros para principiarla de objetos sensibles haciendo ver y tocar las cosas para después pasar poco a poco de las realidades concretas a las ideas abstractas, comparando y razonando acerca de éstas sin necesidad ya de ejemplos materiales.

La enseñanza, pues, principia por ser esencialmente intuitiva y práctica; intuitiva, que vale tanto corno decir, fundamentada en el sentido común, en la fuerza de la evidencia por la cual conocemos sin demostraciones, verdades simples, pero esenciales e innatas; práctica, porque no debe olvidarse que los niños de las escuelas no han de perder el tiempo en curiosidades ociosas, teorías científicas o disquisiciones escolásticas, pues los cinco o seis años que asisten a las escuelas no son tiempo sobrado para proveerles del pequeño tesoro de ideas de que han necesidad, ni, sobre todo, de ponerles en estado de que sepan conservarlas y aumentarlas cuando de la escuela hayan salido.

Otra nota distintiva que ha de tener la escuela, según oficialmente también se dice y los maestros franceses cumplen, es lo que con poca propiedad se llama colectividad y simultaneidad, o sea que el maestro se debe por igual a todos sus discípulos y que por los resultados obtenidos en toda la clase y no en una parte de ella, ha de apreciarse la labor pedagógica. Cualesquiera que sean las desigualdades de inteligencia que los alumnos presenten, hay un mínimum de conocimientos que todos ellos deben adquirir: en esto todos deben ser iguales.

Expuestas estas líneas generales acerca de la educación intelectual, pasemos a examinar una por una las enseñanzas que afectan principalmente a dicha parte de la educación.


ArribaAbajoLectura

Mientras los niños están aprendiendo a leer, la enseñanza es simultánea en la única sección en que todos están agrupados. A los ejercicios preparatorios se suelen dedicar los cinco primeros meses del curso, y a la lectura, ya algo corriente, la segunda parte del año.

Después se hacen de los niños dos divisiones: la primera con los niños que leen seguidamente (de corrido que se dice en España); la segunda con los retrasados y con los que han ingresado en la escuela ya principiado el curso. A esta segunda sección se la obliga a repetir los ejercicios del primer semestre.

Los ejercicios de lectura corriente, sobre todo en los comienzos, los realizan todos los niños en común teniéndose la precaución de colocar un alumno adelantado al lado de otro retrasado. En estos ejercicios el objeto principal que los maestros se proponen es el de obtener una articulación correcta y el de hacer que desaparezcan los tonillos o acentos regionales. De que la lectura sea expresiva y el tono natural, no se ocupan los maestros sino cuando los niños saben ya leer con seguridad y rapidez.

Las lecciones principian siempre por una explicación que hace el maestro del asunto. Enseguida el mismo maestro lee un trozo cuyas dificultades explica también. Después leen los alumnos y por último proceden éstos a hacer un resumen oral.

En algunas escuelas se destina la última parte de la clase del martes para una lectura que hace el maestro con objeto de dar a conocer a los niños trozos literarios de los mejores escritores.




ArribaAbajoEnseñanza del idioma

Ya nos hemos ocupado de la enseñanza en las escuelas maternales. Nuevamente ahora vamos a decir algo de ellas para relacionar la enseñanza del idioma en aquéllas con la de las escuelas elementales. Este asunto es importante y por ello lo tomamos desde su principio.

En las escuelas maternales los ejercicios de lenguaje van combinados con los de lectura y escritura y tienen por principal objeto preparar para la adquisición del vocabulario, de una buena pronunciación y de una exacta construcción en la frase.

Las reglas a que el profesorado sujeta su plan metódico son poco mas o menos las siguientes:

1.ª Para constituir el vocabulario de los niños se nombran por la maestra y se hacen nombrar también por los alumnos los objetos más usuales.

9.ª Se ejercita a los niños en frecuentes ejercicios de memoria.

10.ª Se les ejercita asimismo en la construcción de frases cortas sobre asuntos que les sean familiares, ya sea teniendo las cosas a la vista o ya por medio de láminas.

4.ª Los ejercicios escritos, luego que los niños saben leer, se hacen dictándoles, primero palabras aisladas, luego dos o tres, y por último breves frases.

5.ª En el último trimestre del año escolar suelen darse algunas nociones acerca del nombre, del verbo y del adjetivo.

6.ª La enseñanza simultánea de la lectura y de la escritura se realiza con el empleo de las letras móviles.

En las escuelas elementales el programa de lengua francesa comprende tres partes, que aunque distintas, van unidas estrechamente en la enseñanza: 1.º la gramática con sus diversas aplicaciones; 2.º la recitación, y 3.º la redacción y la composición.

En la sección infantil los ejercicios son de lenguaje y no de gramática; ejercicios orales durante los cinco primeros meses del año, y orales y escritos en los cinco meses restantes del curso. Estos ejercicios escritos sirven al mismo tiempo para la enseñanza de la escritura.

En los cursos elemental y medio, los programas son concéntricos. El primer mes se destina a dar una idea general de la palabra, las letras y la preposición. Luego se divide el tiempo por igual entre la gramática propiamente dicha y la conjugación del verbo. Durante la semana hay dos lecciones de gramática, dos de conjugación y una de redacción.

A medida que las partes del programa se van estudiando, van repasándose por los ejercicios de análisis, orales sobre todo.

Todas las lecciones dadas en la escuela principian por la corrección de los temas escritos señalados a los alumnos el día anterior. Esta corrección, con las interrogaciones consiguientes, permiten al maestro cerciorarse de si la lección precedente fue comprendida y se sabe.

Después el maestro explica las nuevas reglas que han de estudiarse, las cuales siempre son deducidas de los ejemplos que se escriben en el encerado o de los que dicen los niños para confirmarlas. Todas las lecciones van seguidas de ejercicios de aplicación, primero orales y luego escritos, pero siempre variados y cortos.

También hay diariamente ejercicios de dictado leyendo y explicando el sentido de cuanto ofrezca alguna dificultad. A los niños principiantes suele dejárseles que antes del dictado estudien el periodo, el cual se compone de frases cortas en el curso elemental y de trozos escogidos en los cursos medio y superior.

Para la recitación se eligen temas de cualquier asignatura y se procura que sean acomodados a la índole de la localidad, de las costumbres, de la edad, etc.

El fin principal de la recitación es el de auxiliar los ejercicios de redacción y además fortificar la memoria, aumentar el vocabulario del niño y formar su buen juicio y su buen gusto.

Antes que los niños aprendan el trozo para la recitación, lo lee el maestro y lo explica.

Para los ejercicios de redacción y composición, la primera circunstancia que los maestros tienen presente es la de que no se trata de hacer retóricos sino procurar que el discípulo sepa expresar con claridad y corrección sus pensamientos, cosa que no es seguramente fácil de obtener.

No se destina a estos ejercicios más que una lección semanal, porque el estudio de todas las asignaturas de la escuela da a diario motivo para la redacción y composición. Esto se comprenderá mejor sabiendo que en las escuelas francesas los niños escriben mucho y hasta se puede decir que todas las lecciones las dan por escrito más que oralmente.

En el principio de los ejercicios de redacción se proponen temas o cuestiones donde el niño apenas tenga que esforzarse para buscar ideas, dejando al alumno el trabajo de ordenarlas y revestirlas de forma y de lenguaje correctos. Más tarde, cuando ya el caudal de conocimientos del niño ha aumentado, se exige de él la invención en cuanto al fondo. Llegada a este punto la enseñanza, lo esencial es que el niño sepa hacer la selección entre lo importante y lo accesorio para que así lo trate en el ejercicio de redacción. Toda lección de redacción consta de dos partes: 1.ª, corrección de ejercicio de la semana precedente y 2.ª, explicación del ejercicio que sigue.

Las correcciones prescribe la ley que las haga el maestro fuera de las horas de clase; pero como esas correcciones hechas particularmente en el cuaderno de cada alumno no son suficientes para que el niño se de cuenta exacta de los defectos, suelen los maestros explicar verbalmente en clase el asunto y las faltas principales que ha notado. Algunos maestros completan la corrección escribiendo en el encerado el trabajo de redacción según considera él que debió ser desarrollado para que los niños lo copien al lado del ejercicio que en sus cuadernos hicieron.

En los cursos complementarios y en las escuelas superiores, la marcha metódica para la enseñanza del idioma viene a ser la misma que acabamos de exponer para las escuelas elementales. Los programas son la revisión de los elementales con un detenimiento especial acerca de la sintaxis. En las escuelas superiores los ejercicios prácticos versan sobre el sentido propio de las palabras sinónimas y sobre las preposiciones, su coordinación y subordinación. También se estudian algunas nociones de la historia de la literatura francesa.

Los ejercicios de redacción y composición se practican haciendo que los alumnos describan objetos previamente examinados bajo la dirección del maestro, resumiendo una lectura o una lección o examinando y haciendo la crítica de un hecho histórico, de un pensamiento moral, etc. También se les ejercita en la redacción de cartas y documentos. Asimismo se procura que sepan exponer y explicar de viva voz trabajos de la índole de los precedentes.

No indiqué antes, pero lo indicaré ahora, que la recitación que yo he observado en las escuelas es un tanto afectada; se aparta de la naturalidad y de la espontaneidad que a mi juicio debiera ser el carácter esencial de este ejercicio. Se quiere figurar que el niño habla y acciona a lo hombre y esto, a la verdad, aunque sea de poca importancia, no resulta pedagógico.

Además, hay mucho de rutina en estas recitaciones, que a mí me han hecho recordar los discursitos y hasta discursazos que algunos maestros y maestras españoles (maestras sobre todo) dedican por boca de sus alumnos a las Juntas locales, cuando éstas se dignan visitar alguna vez las escuelas con miras de celo por la enseñanza y no con propósito preconcebido de hostigar al profesorado.

Prescindiendo de esas rutinas y de esas afectaciones de que hablo, los ejercicios de redacción no me parecen mal.




ArribaAbajoEscritura

Las condiciones principales a que está sujeto el método para enseñar la escritura son:

1.ª En la sección infantil los ejercicios se hacen en pizarras y después en papel, empleando el lapicero y más tarde la pluma. El cuerpo de la letra está formado con el trazo mediano. Se llevan simultáneamente la enseñanza de la lectura y de la escritura, procurando que los niños aprendan a leer las mismas letras que escriben. Los cortos ejercicios escritos del segundo semestre, de que nos hemos ocupado en la enseñanza del idioma, son ejercicios de escritura tanto como de lenguaje.

2.ª En los cursos elemental y medio, la enseñanza se da con arreglo a un método de escritura, donde las letras están agrupadas de una manera racional, o sea de un modo parecido a como lo están en el método Iturzaeta (por radicales y derivadas). El cuerpo de la letra lo forma el trazo medio al principio y después el de la escritura ordinaria. El programa sólo comprende la letra cursiva.

3.ª En el curso superior y a los alumnos que repitan el curso medio, se les enseñan alguna vez las escrituras redondilla y bastarda, así como adornos y cuadros caligráficos.

4.ª Todas las lecciones, estén o no explicadas en los cuadernos, las explica el maestro también y las escribe en el encerado. Además, corrige individualmente los trabajos de cada niño. Si el defecto es bastante común o general, la corrección se hace en el encerado.

5.ª La posición del cuerpo, del papel y de la pluma debe preocupar a los maestros: sin embargo, nosotros hemos visto posturas muy viciosas que los maestros no corregían, a pesar de las insistentes recomendaciones oficiales que se les hacen en nombre de la higiene.




ArribaAbajoHistoria

La enseñanza de la historia en las escuelas persigue un doble fin: el fin positivo de dar a los niños conocimientos indispensables, y el fin educativo de desarrollar el juicio e inculcarles el amor a la patria.

En la sección infantil las lecciones no constituyen un curso seguido y se dan por medio de conversaciones familiares, recitados biográficos muy simples sobre los personajes y hechos mas notables, anécdotas y curiosidades de todo género que puedan atraer la atención de los discípulos hacia el asunto.

En el curso elemental ya se van relacionando los hechos unos con otros, pero conservando la lección el carácter que se le ha dado en el curso anterior.

Por el contrario, en el curso medio se estudia la historia con vigor metódico, haciendo notar a los alumnos el encadenamiento natural que hay entre los hechos históricos anteriores y los posteriores.

El programa comprende la parte mas importante de la historia francesa, o sea desde fines de la Edad Media hasta nuestros días.

El libro se considera como la base de la enseñanza. Respecto a su empleo remitimos al lector de estas líneas a lo que ya hemos indicado al tratar del uso que se hace del libro. Sobre aquello añadiremos que la lección de historia comprende: preguntas sobre la lección del día antes; una lectura explicada, comentada y desarrollada del asunto que se va a aprender, y el dictado de un resumen, que alguna vez aprenden de memoria los alumnos.

Todas las lecciones se dan sobre el mapa.

Siempre que hay ocasión oportuna, se estudian los hechos particulares de la región, juntos con los hechos generales de la historia nacional.

Según ha podido observarse, no se estudia la historia por el orden cíclico, más conveniente para la historia que para otras materias, puesto que el curso elemental se consagra6 a los periodos anteriores al año 1453 y los cursos medio y superior al periodo que se extiende desde 1453 hasta nuestros días. Hay, sin embargo, algunas inspecciones d'Académie que dicen a los maestros no hallan inconvenientes serios en que reserven varias semanas de las últimas del año en el curso elemental para dar un vistazo rápido a la historia del segundo periodo, y que las primeras semanas de clase en el curso medio se destinen al repaso del primer periodo.

En el curso superior se sigue el mismo método que en el curso medio, y se estudian unas ligeras nociones de historia general, especialmente aquellos sucesos que guardan más relación con la historia de Francia.




ArribaAbajoGeografía

En geografía no juega el libro papel tan importante como en historia, pero en cambio se emplean mucho los mapas, que por cierto no están recargados de líneas, de datos ni de detalles. Ninguna lección se da sin que los niños señalen en el mapa los sitios nombrados, o sin que sean trazadas en el encerado las líneas o puntos que son objeto de estudio.

Las lecciones de geografía que los niños escriben en sus cuadernos van siempre acompañadas de algún ejercicio cartográfico, en el cual únicamente se dibujan los datos más importantes.

Si el asunto lo requiere alguna vez, se relaciona la enseñanza de la historia con la de la geografía.

Como medio de estudio se emplean, igual que en historia, las lecturas descriptivas, las reseñas de exploraciones, de aventuras de viajes y otras que tanto gustan a los niños.

Los programas suelen ser cíclicos para los tres cursos.




ArribaAbajoInstrucción cívica

La instrucción cívica tiene por objeto dar a conocer a los niños la organización social y política del país. Tal enseñanza fue establecida en 1882. El fin debe ser el de conseguir que los alumnos de las escuelas primarias salgan de ellas en camino de ser ciudadanos ilustrados a quienes no puedan seducir las utopías peligrosas que se apoderan de los espíritus incultos.

En el método de enseñanza se toman como punto de partida las instituciones locales y las del cantón, estudiando después las del departamento, y pasando por último a las del Estado.

La forma interrogativa juega el papel principal; la expositiva se emplea poco.




ArribaAbajoAritmética y sistema métrico

La enseñanza de la aritmética se realiza por procedimientos concretos, especialmente en el curso elemental. La idea de los números enteros o fraccionarios se da mediante objetos, procurando hacer comprender al niño que los números escritos en el encerado no son un puro símbolo, sino que representan una colección de unidades o de varias partes iguales de la unidad. El sistema métrico sirve de base para los principios de la enseñanza, sobre todo bajo el punto de vista de las aplicaciones.

Luego que la enseñanza se separa de las cosas concretas tiene por fin el razonamiento, y entonces es cuando se da también valor a las definiciones, por ejemplo en las fracciones donde la mayor parte de los teoremas se demuestran apoyándose en la definición. Se procura siempre que los niños no aprendan nada de memoria, para lo cual se cambian a menudo los datos propuestos para los razonamientos.

Hay mucho esmero en el lenguaje, en el que se atiende cuidadosamente a la precisión, pues se considera que las matemáticas tienen un lenguaje propio que han de saber los niños sino han de incurrir en la vaguedad.

Los cálculos hechos en el encerado son preparados con riguroso orden matemático al objeto de acostumbrar a los niños para lo sucesivo. En los problemas se proponen cuestiones de la vida práctica para que los niños se familiaricen con el valor de las cosas y con las medidas usuales, en particular con las del sistema métrico.

Al tratar de éste debieran los maestros enseñar el manejo de las medidas y pesas más corrientes, pero en Francia como en España es ésta una cosa que está bastante desatendida; tal vez porque se piensa que después en la vida hay ocasión para aprenderlo. Lo cierto es que en muchas clases se carece hasta de un simple metro que puede adquirirse por unos cuantos céntimos.

En la enseñanza de las pesas y medidas no se olvida el dar a conocer las del sistema antiguo, y tanto al dar a conocer éstas como las modernas prácticamente, las pocas veces en que de este modo se hace, se aprovecha la ocasión para dar lecciones de cosas.



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