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Las firmezas de Isabela

Luis de Góngora y Argote


[Nota preliminar: Edición digital a partir del Manuscrito Chacón: Obras, vol III, Biblioteca Nacional (España), Res. 46, pp. 1-120. Ed. facsímil: Málaga, Caja de Ahorros de Ronda, 1991, 3 vols., Biblioteca de los Clásicos y cotejada con la edición crítica de Laura Dolfi en Teatro completo (Madrid, Cátedra, 1993, pp. 59-232). Recomendamos la consulta de esta edición, que cuenta con un documentado y abundante aparato crítico, para la correcta apreciación del texto de Góngora. En el mismo y con respecto a la fijación realizada por Laura Dolfi, hemos introducido variantes que afectan a 41 versos. Todas ellas son de escasa importancia].

PERSONAJES
 

 
OCTAVIO,   viejo mercader de Toledo.
ISABELA,   hija de OCTAVIO.
LAURETA,   criada de ISABELA.
FABIO,   mercader de Toledo.
VIOLANTE,   hermana de FABIO.
TADEO,   criado de FABIO.
GALEAZO,   viejo mercader de Sevilla.
LELIO,   por otro nombre CAMILO, hijo de GALEAZO.
EMILIO,   viejo mercader de Granada.
MARCELO,   hijo de EMILIO.
DONATO,   criado de EMILIO.
DOS CRIADOS.





ArribaAbajoActo I

 

Entra MARCELO, solo.

 
MARCELO
¿De qué seno infernal, oh pensamiento,
    o por dónde has venido,
si de tus alas torpes huye el viento?
De plumas no, de ingratitud vestido,
    y dos veces vendado, 5
ciego dos veces para mí es Cupido.
Sin luz procede el más despabilado,
    y al amor más despierto
sombras viste de sueño su cuidado.
Si tinieblas no pisa con pie incierto, 10
    entre escollos y arenas,
con leño frágil solicita el puerto.
Descansa, publicando al fin sus penas;
    yo solo, mudo amante,
los hierros callaré de mis cadenas. 15
¡Oh paredes, con quien el fuerte Atlante,
    que ya sostuvo estrellas,
sus espaldas trocara de diamante!
Vosotras incluís dos luces bellas,
    tales, que abrevia el cielo 20
sus faroles clarísimos en ellas.
Octava maravilla sois del suelo;
    nido de un fénix raro,
que argenta el aire con su dulce vuelo.
¡Oh bella hermana de mi amigo caro! 25
    ¿Qué dices? Lo que digo.
¿Negóme el sol? ¿Turbóse el aire claro?
Bien podías temer ese castigo,
    y otro mayor podías,
pues la fe adulteraste de un amigo. 30
Culpas tan graves, y más culpas mías,
    infamen el lenguaje:
no privilegie amor alevosías.
Ofenda las orejas este ultraje,
    pues hoy tan violada 35
llora su religión el hospedaje.
En esta casa, para ti sagrada,
    ¿deseó tu deseo
o de amistad o de lisonja nada?
En los palacios de un señor no creo 40
    que sirven su persona
con mayor ceremonia o más aseo.
A diligencia alguna no perdona,
    leyes haciendo el gusto,
tirano con imperio y sin corona. 45
No por tantas delicias lo robusto
    trocó el griego mancebo,
que en vez de clava el huso torció injusto.
El tierno francolín, el faisán nuevo,
    los generosos vinos, 50
en plata como y en cristales bebo.
No ya el flamenco los tapices finos,
    el turco vio, ni el moro,
ricas telas, brocados peregrinos,
con más puntualidad, con más decoro, 55
    vestir blancas paredes,
ilustrar lechos en columnas de oro;
que yo, subjeto vil de estas mercedes,
    huésped traidor de Fabio,
de Busiris lo fuera, o de Diomedes, 60
si a tanta merced paga tanto agravio.
 

(Entra FABIO.)

 
FABIO
Marcelo amigo, ¿qué es eso?
¿qué andas pagando perdido
    hospedajes de escondido
con melancolías de preso? 65
    ¿Son ya memorias de Libia
las que te tienen de esa arte,
o en servirte y regalarte
hallas a Violante tibia?
    Que me diera mil enojos 70
y no fuéramos hermanos,
si remitiera a las manos
el servirte con los ojos.
    Cuando yo en tu casa malo
a lo último llegué, 75
milagros hizo tu fe
y finezas tu regalo;
    y así mi vida se allana,
que la debo por mitad
a la fe de tu amistad 80
y al regalo de tu hermana.
    Aliéntate, que confío,
cual yo con devoto ejemplo
di la mortaja a tu templo,
darás tu cadena al mío. 85
MARCELO
    Creía que en la gloria
    no había, Fabio, penas;
y que en la libertad no había cadenas.
    Glorioso ya y penado,
    libre y aprisionado, 90
al desengaño acude la memoria:
    no ya de Livia ausente
    que, como Libia ardiente,
    engendradora fuera
de toda cosa ponzoñosa y fiera.95
    Del artesón dorado,
    que ilustra el edificio,
no perdona el gusano al artificio:
    de púrpura y de nieve
    flores al áspid breve 100
le arman pabellones en el prado:
    yo en los gustos me aflijo
    de ser huésped prolijo;
    y esto me roe y muerde
en la gran sala y en el jardín verde. 105
FABIO
    Muy flaco, Marcelo, os siento
en confiar este día,
de la voluntad mía,
de mi agradecimiento.
Sed mi huésped años ciento, 110
que en los cien años que os pido
seréis siempre bien servido;
porque a mis hombros, Marcelo,
ni aun la máquina del cielo
les hará dar un gemido. 115
MARCELO
    ¡Oh Hércules toledano!
y aún más fuerte, pues no hay duda
que Hércules pidió ayuda
al que hoy es monte africano:
las estrellas cuenta en vano 120
quien tus grandezas alaba.
Sospecha tengo, pues, brava
de ser (con igual asombro)
cuando no esfera a tu hombro,
segundo Caco a tu clava. 125
FABIO
¿Qué vacas, di, por la cola,
en tu cueva has escondido?
MARCELO
Las vacas que te he comido,
si no te hurto una sola;
la mejor vaca española, 130
que al Tajo y a su espesura
debe cristal y verdura:
porque en destierros tan largos,
vigilantes ojos de Argos
no tendrán vaca segura. 135

 (Aparte.) 

    Loco estoy en cuanto digo:
un yerro añado a otro yerro.
FABIO
Melancólico el destierro
os tiene, Marcelo amigo.
Ya que no podéis conmigo 140
pasear hoy a Toledo,
voyme, aunque con vos me quedo.
Tadeo, ven al instante,
y vos entraos con Violante.
 

(Entra TADEO.)

 
TADEO

 (Aparte.) 

Entrará a quitalla el miedo. 145
MARCELO
    ¿Adónde vais?
FABIO
A buscar
a Camilo.
MARCELO
¿Para qué?
FABIO
Diréoslo, si la fe
me dais antes de callar.
 

(Hablan en secreto FABIO y MARCELO.)

 
TADEO

 (Aparte.) 

    Nunca yo entrara a servir, 150
porque no entrara a aprender
a escuchar para saber
y a saber para decir.
    No ha menester, si es discreto,
para llamarme mi amo 155
más campanilla o reclamo
que hablar con otro en secreto;
    pues partiré como un potro
a introducirme, importuno,
entre la boca del uno 160
y entre la oreja del otro.
    Este correr tan sin freno
siguiendo mi desvarío,
no es para provecho mío,
sino para daño ajeno; 165
    pues con propiedad no poca
imito a la comadreja,
que se empreña por la oreja
para parir por la boca.
    Y de la arte que embaraza 170
doblón al que ha de gastalle,
que sale luego a trocalle
en menudos a la plaza,
    tal yo, inclinado y sujeto
a lo que al cielo le plugo, 175
pregonero y aun verdugo,
hago cuartos un secreto.
    Esta inclinación cruel
condición es natural
del criado más leal, 180
de la dueña más fïel.
    Los más fïeles callaron
menos, instinto ruin,
fidelium omnium, al fin
famulorum famularum. 185
    No penséis que hablo de vicio,
que será el día final
un criado de metal
la trompeta del juicio.
MARCELO
    ¿Tan resuelto estáis en ello? 190
FABIO
Tanto, mas con condición,
que ni una imaginación
alcance Violante de ello:
    que tendré a grande mohína
que ella lo venga a saber, 195
porque en el darme mujer
por otro rumbo camina.
Desea que se concluya
lo que anda tratando ella
con cierta noble doncella, 200
grandísima amiga suya;
y yo lo deseo, porque
es Policena muy noble,
y afirmar quiero a lo doble
en dos estribos el pie. 205
    Y así os tomo la palabra
de que me tengáis secreto.
MARCELO
Que le guardaré os prometo
en el pecho, aunque ella le abra.
FABIO
    Tadeo.
TADEO

 (Aparte.) 

Temblando estoy.
210
FABIO
Tu patriota Camilo,
¿qué hombre es?
TADEO
¿Qué hombre?
FABIO
Dilo.
TADEO
De los que se usan hoy.
    Miento, que no se usa ya
la bondad que en él se ve. 215
FABIO
¿Es bien nacido?
TADEO
No sé.
La comadre lo dirá.
FABIO
    Para las veras que trato
muy de burlas, Tadeo, estás.
TADEO
Estos donaires y más 220
merece bien tu recato.
    ¿Tal soy yo que se me niega
la causa de tus preguntas,
y te andas haciendo puntas
como halcón de Noruega? 225
    Dímela sin más fatigas,
que no cairás por mí en mengua.

 (Aparte.) 

Dios ponga tiento en tu lengua
para que no me la digas;
    porque en menos granos vi 230
el azogue dividido,
que en novelas esparcido
lo que me dicen a mí.
    Secreto que da en Tadeo,
en muy buena esquina ha dado: 235
pegadlo con pan mascado
y decid que es jubileo.
FABIO
    No hay más causa, por tu vida,
que desear saber yo
quién es este mozo.
MARCELO
No
240
juega pelota perdida,
    ni es Fabio hombre de cautelas.
TADEO
Camilo, señor, Camilo...
FABIO
¿Qué dices? ¡Galante estilo!
¡Retórica de dos suelas! 245
TADEO

 (Aparte.) 

    ¿No es esto cosa pesada
que no sepa yo otro modo,
si no es decillo todo
o no saber decir nada?
    Ahora bien, Dios sea conmigo. 250

 (Vuélvese a FABIO.)  

Fabio, lo que te he callado
de aqueste mi amigo honrado,
que es honrado y es mi amigo,
    es por guardarle el decoro
a su calidad y hacienda, 255
que él no quiere que se entienda
más que forzarle a ser moro.
    Es hijo de un mercader,
que valen bien sus salvados
veinte o treinta mil ducados: 260
la artesa quisiera ser.
    Ha venido a esta ciudad
a hacer cierta experiencia,
que yo llamo impertinencia
y él llama curiosidad. 265
    Sirve a Octavio de cajero,
presuponiendo que Octavio
no tuviera por agravio
tener al mozo por nuero.

 (Aparte.) 

    Harto he dicho y harto callo,270
que para mí es cosa nueva;
quiero que Lelio me deba
lo que padezco en negallo.
FABIO
    ¿Tan rico Camilo es?
MARCELO

  (Aparte.) 

Ay de mí, que si es tan rico, 275
las paces hoy certifico
del amor y el interés.
TADEO
    Más hay, que es único hijo
de su padre de años lleno.
FABIO
¿Que es hijo único? Bueno. 280
MARCELO

 (Aparte.) 

Mil cosas de aquí colijo.
    Si él iba a ofrecerle antes
su alma y su corazón,
después de esta información
le ofrecerá cien Violantes. 285
 

(Entra VIOLANTE.)

 
VIOLANTE

 (Aparte.) 

    Huésped troyano has sido,
si no eres para mí caballo griego,
    oh mancebo escondido,
armas tus ojos y tu lengua fuego:
    con mi daño no se oya 290
    y callen con mi estrago
    la sangre de Cartago,
    las cenizas de Troya,
    que la bebió la arena,
el viento las llevó, y dura mi pena. 295
FABIO
    ¡Oh Violante!
TADEO
¡Oh vihuela
de las más cuerdas que vi!
MARCELO
¿Vihuela la llamas?
TADEO
Sí,
porque su armonía consuela;
    violín no, que es gran mohína 300
que suene más un violín
con las cerdas de un rocín,
que de un Duque de Medina.
MARCELO
    Muy bien has dicho.
VIOLANTE
Oh señores,
¿en qué se hablaba ahora? 305
TADEO
No en armas, dulce señora,
sino en damas y en amores.
FABIO
    ¿En damas? Miente Tadeo.
MARCELO
¿En amores? Tadeo miente.
TADEO

 (Aparte.) 

Alterada está la gente. 310
VIOLANTE
Ambas a dos cosas creo.
FABIO
    Dulce hermana, yo me voy.
Marcelo, un punto en la boca.
MARCELO
Fabio, si mi fe es tan poca,
en vano la fe te doy. 315
    Lleva con ella la mano.
 

(Vuelven a hablar en secreto MARCELO y FABIO.)

 
VIOLANTE
Tadeo, hijo, ¿qué es esto?
TADEO
Yo te lo diré bien presto,
mas no lo sepa tu hermano.

 (Aparte.) 

    No tiene alcalde más Bravo 320
en su casa y corte Amor
que el celo pesquisidor,
justiciero por el cabo.
    Quiero encomendarme a él,
sea verdad o sea malicia, 325
que él hoy me hará justicia
de esta sospecha cruel.
    Oh azulísima deidad
de los celos, si este día
hacer sabe anotomía 330
mi lengua de una verdad,
    maliciosa o verdadera,
en el templo de tu fe
o una lengua colgaré,
o un cuchillo de cera. 335
VIOLANTE
    ¿Tan dados las manos, di,
que hablan en puridad?
TADEO
La purísima verdad
es que se guardan de ti.
    Quiere tu hermano a Marcelo 340
casar hoy, mas será en vano.
VIOLANTE
¿A Marcelo?
TADEO
Sí.
VIOLANTE
¿Mi hermano?
TADEO

 (Aparte.) 

¡Oh benditísimo celo!
    ¡Gran pesquisidor!
VIOLANTE
¿Con quién?
TADEO
Con Isabela.
VIOLANTE
¡Oh mezquina!
345
¿Con cuál?
TADEO
Con nuestra vecina.
VIOLANTE

 (Aparte.) 

¿Tal traición? ¿Tan gran desdén?
TADEO

 (Aparte.) 

    Ved cual estaba la muela,
y cual aguijón le dio
luego al punto que mordió 350
en el dátil de Isabela.
VIOLANTE
    ¿Con Marcelo? Enhorabuena.
Creí primero que Fabio
quería hacer agravio
a mi amiga Policena. 355
TADEO

 (Aparte.) 

    Aunque más lo disimules,
venció el celo, cosa es clara,
y en el campo de tu cara
sus señas desplegó azules.

 (Vuélvese a VIOLANTE.)  

    Más hay, que a pedir va ahora 360
que sea el casamentero
Camilo.
VIOLANTE
¿Quién?
TADEO
El cajero
del padre de la señora.
FABIO
    Voyme, y hacerlo confío
MARCELO
Vete, y procura hacello. 365
VIOLANTE

 (Aparte.) 

¡Que le solicita a ello!
MARCELO

 (Aparte.) 

¡Que ayude yo al daño mío!
VIOLANTE

 (Aparte.) 

    A Camilo va a hablar.
MARCELO

 (Aparte.) 

¡Ay, que va a hablar a Camilo!
TADEO

 (Aparte.) 

No suele al Egipto el Nilo 370
más sabandijas dejar
    que yo les dejo cuidados,
y pesadumbres les dejo.
MARCELO

 (Aparte.) 

¡Que dé yo en mi mal consejo!
VIOLANTE

 (Aparte.) 

¡Que engañen hombres honrados! 375
FABIO
    Ver quiero primero a Dios.
Llámame a Camilo.
TADEO
Voy.
FABIO
En la santa iglesia estoy
esperándoos a los dos.
    Vuélvete acá, que no es hora. 380
VIOLANTE
¿Por qué os detenéis, señor?
MARCELO

 (Aparte.) 

Esto aun tengo por peor,
que le llama la señora.
FABIO
    Entraos los dos a jugar.
MARCELO

 (Aparte.) 

No tengo más que perder. 385
VIOLANTE

 (Aparte.) 

Yo he ganado en conocer.
TADEO
Barato me habéis de dar.
 

(Vanse VIOLANTE y MARCELO.)

 
¡Oh gran bontà di cavaglieri erranti!
FABIO
       Verso es del Ariosto.
¿Y qué sientes tú de él, jarro de mosto? 390
TADEO
Pensar que era de Guido Cavalcanti,
que este autor tiene versos muy pacientes.
FABIO
Sagitario cruel de nuestras gentes,
       perdonen tus saetas
a extranjeros dulcísimos poetas. 395
TADEO
Condición es famular,
que algo debe de tener
de intención canicular:
rabiar por sólo morder,
morder por hacer rabiar. 400
FABIO
    Del concepto y del estilo
perdí totalmente el hilo
y recobrarle no quiero
si no me llamas primero
tu patriota Camilo. 405
TADEO
    ¿Que no me entendiste?
FABIO
No.
TADEO
Pues Camilo ha rato ya
que de su casa salió.
FABIO
¿Cómo lo sabes tú acá?
TADEO
A mí me lo he dicho yo. 410
    Todo fïel redomado
y católico crïado,
de astrólogo ha de tener
lo que baste para ser
respondón y mal mandado. 415
    Mandáisle y él, hoja a hoja,
sus efemérides pasa:
Saturno y su pierna coja
le dicen que no está en casa
al que llamar se os antoja. 420
    Replicáis que vaya, va,
mas donde gusto le da;
que una persona discreta
más crédito al peor planeta
que al mejor amo dará. 425
FABIO
    ¡Buena está la astrología!
TADEO
Esto a los pajes enseña
la docta poltronería;
pero al escudero y dueña,
gente de mayor cuantía, 430
    ocupando con su ciencia
cátedras de pestilencia,
la malicia una lección
lee a su mala intención
y otra a su mala conciencia. 435
    Las cuentas tiene en la mano
con que vuestras faltas nota
el escuderazo cano,
juez ya de la pelota
que os dejó pobre y malsano. 440
    Guardaos de él y de una Urganda,
que con blancas tocas anda;
porque de sus tocas sé
que, en armar contra la fe,
son todas velas de Holanda. 445
    Si Tadeo ahora fuera
escudero de tu casa,
¡qué murmurara y dijera,
y de lo que adentro pasa
qué publicara acá fuera! 450
    Mas como es paje de espada,
del huésped no dice nada
y del hospedador menos.
FABIO

 (Aparte.) 

Desatado ha sus venenos
en copa harto bien dorada. 455

 (Vuélvese a TADEO.) 

    Dos años ha que partí
de este antiguo cerro noble,
de este monte de edificios
cuyos árboles son torres;
a quien invidioso el Tajo 460
grillos ya de oro le pone,
porque grillos de cristal
fueran flacos para un monte.
Partíme para la feria,
que se celebraba adonde 465
los dos ríos, los dos reyes
de la Andalucía, corren
a besar el pie a una palma,
porque ella siempre corone
las siempre gloriosas sienes 470
del que es palma de los condes.
Despaché cuanto era mío
y empleé mi caudal pobre
en la riqueza mayor
que Palma tenía entonces: 475
en aqueste caudaloso
granadino gentilhombre,
que no sólo hoy en mi casa,
pero en mi alma se esconde.
Disolviéronse los tratos, 480
y Marcelo y yo, conformes,
con ánimo igual fundimos
caudales y corazones.
Partimos juntos a ver
aquella fénix del orbe, 485
que debajo de sus alas
tantos hoy leños recoge:
gran Babilonia de España,
mapa de todas naciones,
donde el flamenco a su Gante 490
y el inglés halla a su Londres;
escala del Nuevo Mundo,
cuyos ricos escalones,
enladrillados de plata,
son navíos de alto borde. 495
Con sus grandezas Sevilla
diez días nos tuvo o doce,
y dejámosla al fin de ellos
pagada en admiraciones.
Salimos para Granada 500
cuando el mancebo bicorne,
de pámpanos coronado,
néctar pisaba a los dioses.
De los granates más finos
engastados los mejores 505
hallamos en las aldeas,
entre bárbaros capotes.
Alfombras tejía el otoño
de las hojas de los robres,
que pisase la hermosura, 510
ciudadana de los bosques:
la hermosura de Granada,
cuyo pie da al campo flores,
cristal su mano al Genil,
y al cielo sus ojos soles. 515
Celebraban las vendimias
con más gala y más primores
que sufren las alquerías
y que se halla en la Corte.
De un pueblo vagando en otro, 520
ya damas, ya labradores
con sus bailes revocaban
a las imaginaciones
las gracias, que acompañando
la madre de los amores 525
coros tejía en las selvas
con los sátiros disformes.
Llegamos a la ciudad,
silla ya de reyes, donde
la beldad vistió almalafas 530
y la valentía albornoces;
de cuya corona vi
los rayos, que hoy se conoce
mostrar aún en sus ruinas
sus antiguos esplendores. 535
Las fuerzas vi de la Alhambra,
invencibles a los golpes
del tiempo, si bien los años
basiliscos son de bronce.
Bien hospedado y alegre, 540
no perdonaba estaciones
de admiración y de gusto,
ya en caballos y ya en coches,
cuando el cielo desnudó
contra mi pecho un estoque: 545
un dolor a este costado,
vaina ya de otros dolores.
Peligroso estuve, y tanto,
que al seteno los doctores
mi alma y mi testamento 550
mandaron poner en orden.
Más perlas le debo a Cintia
que el Sur a sus caracoles
y que los blancos jazmines
a los primeros albores; 555
Cintia, mi enfermera bella,
dulce hermana de este joven,
cuyas manos a la muerte
los privilegios le rompen.
Emilio, su padre, ocupa 560
de sus más devotos monjes
los templos con sacrificios,
las celdas con oraciones.
Remitió al onceno el mal
las cuerdas de su garrote, 565
porque el cielo permitió
que la apelación me otorgue
aquel alcalde de hueso,
que no hay año que no cobre
el tercio de todos santos 570
y de todos pecadores;
cuyas insignias reales
son una vara de Corte,
tan de corte que es guadaña,
sin topar a quien perdone. 575
Convalecí en pocos días
y aun granjeé fuerzas dobles,
porque registró mi mesa
cuanto vuela y cuanto corre:
si de paces las Canarias 580
tributaban sus pipotes,
de guerra tocaban cajas
las islas de los Azores.
Deseando, pues, volverme
al Tajo, mi patrio norte, 585
pedí licencia y partí,
de salud rico y de dones.
No muchos meses después,
este mozo enamoróse
de un serafín, cuyas plumas 590
visten de Amor los virotes.
Conquistóle sus criadas
y al fin, en breves razones,
de la concha fue de Venus
tan forzado galeote, 595
que de un postigo y su honor,
que tiene puertas menores,
la llave maestra fue
una firma de su nombre.
Gozóla, y no muchos días, 600
porque estas ciegas pasiones,
como artículos tomistas,
se resuelven en cuestiones.
Cierto competidor suyo
quiso embestille una noche, 605
mas él, como un jabalí,
dejó tendido al Adonis.
Vínose para Toledo
con estas dos ocasiones,
que bendigo como causa 610
de mi dicha y sus favores;
porque las adversidades
son, Tadeo, los crisoles
que examinan la amistad
y califican los hombres. 615
Murió el rival otro día,
y su madre y dos leones,
hermanos suyos, aspiran
amenazas y rigores.
Mas lo que no acaba Emilio 620
con lágrimas y con voces,
maullando lo acabarán
los gatos de sus doblones;
que las puertas del perdón
graves parecen y torpes, 625
mas, untándoles los quicios,
plumas son, y muy veloces.
Livia, que ya de liviana
tiene la mitad del nombre,
la cédula trocar quiere 630
a mil escudos de dote;
que el hombre rico, Tadeo,
desde el tribunal de un cofre,
despachando sus reales,
despacha sus provisiones. 635
Por sanear tus malicias
te he contado lo que oyes,
si lo que digo a Tadeo
no lo escucha Escariote.
TADEO
    Un caballo valenzuela, 640
Fabio, tu retórica es,
que, al arrimarle la espuela,
plumas se calzan sus pies
y en el campo llano vuela.
    Corrido en extremo has, 645
y lo que pondero más
de tu carrera y de mí
es que me llevas tras ti,
dejándote el viento atrás.
FABIO
    Gracias doy a Dios, que muevas 650
de tus malicias el pie.
TADEO
Cosas fueran esas nuevas;
yo no digo sino que
de los cabellos me llevas.
FABIO
    La razón suele eso hacer. 655
TADEO

 (Aparte.) 

A mi bronce no hay buril,
porque si ángel puede ser
espíritu ministril,
lo es sólo en aprehender.
FABIO
    Pues te dejo reducido, 660
a la santa iglesia luego
me lleva a Camilo.
TADEO
¿Asido?
FABIO
De tu amistad y mi ruego,
que otra fuerza no te pido.

 (Vase FABIO.)  

TADEO
    ¡Qué contento el señor va 665
con que me redujo ya!
Así lo quedara yo
con la contera que echó
a lo que contado me ha.
    Motejóme de traidor 670
con llamarme Escariote;
a su huésped haga el mote,
que le conviene mejor,
    pues besa y vende. Confieso
que aunque la venta es tan mala, 675
arrendara la alcabala,
si la alcabala es el beso.
    Él un sol, ella una luna,
yo astrólogo: plega a Dios
la conjunción de los dos 680
no cause creciente alguna.
    Mas ¿qué se le dará a Fabio,
si el hospedaje después
el casamentero es
y le da en dote el agravio? 685
    Por eso veis que desdeña
mi aviso. ¡Muera el ruin,
nacido en lugar, al fin,
que todo a sufrir enseña.
    ¡Oh patria mía dichosa, 690
tan descargada y tan llana,
que si no es el aduana
no sufre carga otra cosa!
    No ya este cerro hojaldrado,
que tanta paciencia presta, 695
casa sobre casa puesta,
tejado sobre tejado.
    No viva yo muchos días
adonde son orinales
mis tejas de tus canales, 700
tus canales de las mías.
    Tierra (si puedo decillo)
que al sufrimiento honra tanto,
que sin darle templo al santo,
le dan al nombre castillo. 705
    Súfrala quien nació en ella
para callar y sufrir,
que yo me voy a reñir
a quien me hizo conocella:
    a Lelio, aquel indiscreto, 710
que ya se llama Camilo.
¿Tal dices, Tadeo? Dilo,
que se corrompe un secreto.
    Si cuatriduano es,
Satanás le sufrirá, 715
que a un secreto la O en A
se le convierte después.
    Escuchad, pues. ¿A quién digo?
Conmigo quiero hablar,
que si juré de callar, 720
no fue de callar conmigo.
    No pisó un tiempo las Gradas,
ni ahora pisa la Lonja,
mercader de más caudal,
ciudadano de más honra, 725
que Galeazo en Sevilla,
padre de Lelio, que ahora
con máscara de Camilo
su propio nombre arreboza.
Muchos años ha que tiene 730
correspondencias muy hondas
con Octavio, aquí en Toledo,
persona bien caudalosa;
invidiado en el lugar,
no por sus riquezas solas, 735
sino por la de sus dichas,
si lo son hijas hermosas.
Tiene la hija más bella
que se conoce en Europa,
Isabela, cuyo nombre 740
es beldad del Tajo y gloria.
Deseando, pues, los viejos,
como prudentes personas,
el trato hacerle deudo
y vincular sus memorias, 745
por cartas se convinieron,
porque entre esta gente toda
no sólo efecto las firmas,
mas las palabras son obras.
Lelio, pues, el desposado, 750
que entre rayos y entre olas,
si no se quema las plumas,
a fe que no se las moja,
viendo que es el matrimonio
la más estrecha mazmorra 755
que tiene Argel y que llaman
a las mujeres esposas,
pidió licencia a su padre,
y su padre se la otorga,
para ver antes de España 760
las ciudades más remotas.
Salimos juntos los dos
a sombra de esta Tizona,
que es del libro de la muerte
la más bien escrita hoja. 765
Vino derecho a Toledo,
donde apeado, se informa
de las riquezas del viejo,
de las partes de la moza;
y cuando más pensé ver 770
los muros de Zaragoza,
veo a Lelio hecho Camilo
sirviendo en su casa propia,
cajero del suegro hecho
y espía de la señora, 775
tan legal como debía,
tan noble como le importa;
donde a pocos días entrado,
Isabela se enamora,
no se de cuál diga más, 780
de su talle o sus lisonjas.
Basta saber que le quiere
y él los favores perdona,
que es la fruta intempestiva
del cuerno y no de la copia. 785
Allí está con más clausura
que un cartujo y que una monja,
gozando lo que se niega,
negándose lo que goza.
Quiere purgarse en salud 790
y experimentar las drogas;
yo, como servidor suyo,
reniego de tales cosas.
La prueba de la triaca
se haga donde hay ponzoña, 795
que donde malicia falta
cualquier experiencia sobra.
Para hacer anotomía
quitan a uno de la horca,
que en un cuerpo vivo fuera 800
tiranía muy curiosa.
No quiero quintas esencias
del amor, ni de la honra,
que lambicando finezas
se rompen muchas redomas. 805
A mí, pues, me acomodó
por amigo y patriota
con el Corzo de Toledo,
porque a Fabio así le nombran
por las riquezas que tiene 810
en trato, en muebles y en joyas,
con que pretende sacar
el huevo que Lelio empolla.
Ésta es, pues, señor Tadeo,
la mal digerida historia, 815
que el estómago no sufre
y que se os viene a la boca.
    Ningún testigo he tenido,
gracias a Dios puedo dar.
A Lelio quiero llamar, 820
pero a mal tiempo he venido,
    que en el zaguán a su amo
le está mostrando un papel.
Mal haré en llegarme a él,
peor haré si le llamo. 825
    Tras de esta esquina le aguardo.
 

(Entran OCTAVIO y CAMILO.)

 
OCTAVIO
Basta, Camilo, que viene.
CAMILO
Galeazo, señor, tiene
un sujeto muy gallardo.
OCTAVIO
    Treinta y dos años ha, y más, 830
que nos tratamos por cartas
y, habiendo ocasiones hartas,
nunca nos vimos jamás.
    Con bien fácil ocasión
ahora quiere venir. 835
No sé qué pueda decir.
CAMILO

 (Aparte.) 

Amor, mis desdichas son.
TADEO
    No sé qué oigo que me altera.
OCTAVIO
Muy bien venga Galeazo.
TADEO
Vive Dios, que diera un brazo 840
porque mi amo viniera.
CAMILO
    Señor, la causa adivino
de esta su venida, y es
que mis renglones los pies
le han puesto hoy en el camino. 845
    Hízote saber la ausencia
de su hijo. Respondí,
acusándole por ti
haberle dado licencia;
    y en tu nombre ponderé, 850
si no la instancia contina,
la siempre fuerza vecina
de este Fabio y de su fe.
OCTAVIO
    Todo lo firmé después
que leí tu buen estilo. 855
CAMILO
Si la pluma es de Camilo,
la mano de Octavio es.
    Yo juraré, como quien
los sevillanos penetra,
que fue espuela cada letra 860
    de su alma.
OCTAVIO
Dices bien.
    Camilo, pues que conoces
a Lelio, ¿qué dices de él?
CAMILO
Que, aunque varia, es muy fiel
la fama, y lo dice a voces: 865
    en costumbres y en edad
quien ve a Camilo, ve a Lelio.
TADEO
Diciendo está el evangelio
en cuanto dice verdad.
CAMILO
    Lo malo que tiene es sólo 870
parecerse tanto a mí.
OCTAVIO
¿Qué tan símil tuyo es?
CAMILO
Sí,
otro no tiene este polo.
    Y digo con todo eso,
que quien destierra a su hija, 875
por tormento que le aflija,
no se queje del suceso.
    O ya vecinos ducados
para ti no son dineros,
o ducados extranjeros 880
están mejor acuñados,
    o aquellos aparta el cielo,
que convecinó de casas.
TADEO
¿Amor, por aquello pasas,
que abogue contra ti el celo? 885
CAMILO
    Bien puedo serte prolijo,
pero yo tan mal abrazo
el venirse Galeazo,
como el ausentarse el hijo.
OCTAVIO
    Quédese esto entre los dos, 890
que buscar misa querría,
porque en Dios comience el día,
para que se acabe en Dios.

 (Vase OCTAVIO.) 

CAMILO
    ¡Oh del sol de la prudencia
peinados rayos lucientes, 895
hilos que tenéis pendientes
los sellos de la experiencia!
    ¡Blancas hojas de la historia,
que más desengaños trata,
do gastó tinta de plata 900
la pluma de la memoria!
    ¡Oh canas de Octavio viejo,
sabio como venerable,
cuyo aspecto, aunque no hable,
nos está dando consejo! 905
    ¡Qué bien respondiste al mío
con callar! ¿Qué haré ahora?
 

(Llégase TADEO a CAMILO.)

 
TADEO
Bailar con tu matadora.
CAMILO
¿Llegó ya tu desvarío?
    Cúbrete, Tadeo.
TADEO
No puedo.
910
CAMILO
¿Quieres que otra vez lo mande?
TADEO
Cúbrome, pues me haces Grande
en las Cortes de Toledo.
CAMILO
    Mi padre a vernos camina.
TADEO
No me digas lo que he oído, 915
que ha muy gran rato que he sido
una piedra de esa esquina.
Quien saliere al zaguán, calle,
si ya sus luces no aplica,
como candil de botica, 920
a la tienda y a la calle.
CAMILO
    Si lo oíste, mi cautela
te obligará a hacer tres cruces,
pues hizo el candil tres luces:
a Octavio, a ti y a Isabela, 925
    que, tras del zaguán, atenta,
oyendo estaba el consejo
que contra mí daba al viejo,
y poniéndole a mi cuenta.
TADEO
    ¿Cómo estás con ella, di? 930
CAMILO
Apurando su afición.
TADEO
¿De la Purificación
te has hecho cofrade?
CAMILO
Sí.
TADEO
¿Qué quiés?
CAMILO
Experimentar
su fortaleza.
TADEO
¿Ha de ser
935
puente?
CAMILO
No, sino mujer
por donde yo he de pasar.
    Mujer concertada ya
para casarse, y también
pretendida antes de quien 940
tan junto a su casa esta,
    de este tan pretendida,
que te entré en su casa de él
como criado fïel
y centinela perdida, 945
    si en no mucho más de un mes
se rindió tanto a un cajero,
¿es negocio tan ligero
que muy pesado no es?
    Tentarlo quiero mejor 950
y mirarlo con sosiego,
que al oro examina el fuego
y la experiencia al amor.
TADEO
    No estoy bien con esas cosas,
ni en hacer, que es necedad, 955
en mi propia enfermedad
experiencias peligrosas.
    Déjate de impertinencias,
que en la más buena salud
son varas de su ataúd 960
peligrosas experiencias.
    Médico de novedades
ni aun la muerte le consiente.
Ama al uso de la gente:
deja singularidades. 965
CAMILO
    Mientras el crisol, Tadeo,
no sobra en la platería,
no sobrará mi porfía
en la tienda del deseo.
    Afínese con verdad, 970
si es por dicha esta afición
afecto de corazón
o efecto de liviandad.
Alcohole mi rigor
los ojos del niño ciego; 975
que al oro examina el fuego
y la experiencia al amor.
TADEO
    Plata que no tiene duda
mal hace quien la acrisola,
y peor quien se alcohola 980
con una navaja aguda.
    ¿Mírate Isabela?
CAMILO
Bien.
TADEO
¿Mírasla tú?
CAMILO
Con respeto.
TADEO
¿Qué te pide ella?
CAMILO
Secreto.
TADEO
¿Y tú qué le das?
CAMILO
Desdén.
985
TADEO
    ¿Qué temes?
CAMILO
Facilidades.
TADEO
¿Amas?
CAMILO
Ternísimamente.
TADEO
Ama al uso de la gente:
deja singularidades.
CAMILO
    Quien no sabe, como extraño, 990
más del camino real,
o tarde llegará o mal
al pueblo del desengaño.
    Yo sigo trocha mejor,
y la seguirás tú luego; 995
que al oro examina el fuego
y la experiencia al amor.
TADEO
    Dejar el real camino
por las trochas, es doctrina
que, por ser tan peregrina, 1000
no la sigue peregrino.
    La mula de los abades
pasa el río por la puente.
Ama al uso de la gente:
deja singularidades. 1005
CAMILO
Déjese de dar consejo
el que ayer le apuntó el bozo,
que el que sirve siempre es mozo
y el que es loco nunca es viejo.
TADEO
    Dejaréte muy aprisa, 1010
pues tan remozado me has,
mas ¿dónde voy?
CAMILO
¿Dónde vas?
TADEO
A llevarte, Lelio, a misa;
    que en la santa iglesia Fabio
te aguarda más ha de una hora. 1015
CAMILO
El saber de Fabio ahora
me lo quitaste del labio:
    que, porque a los dos importa,
a buscarle yo salía,
para hacer teatro el día 1020
de una fábula no corta.
    La traza que dando estoy
me valdrá un gran desengaño.
TADEO
¿Lelio, has de venir hogaño?
CAMILO
Vete, que tras de ti voy. 1025
 

(Vase TADEO.)

 
    Donde armados de nieve los Trïones
al sol le hurtan la Noruega fría,
tan breves son los términos del día,
cuan ligeros de alas los halcones.
    Dales el Norte en todas sus regiones 1030
alas de viento y garras de harpía
para cebarse. ¡Oh diligencia mía,
poco vuelas y a mucho te dispones!
Hambre de honor alados pasos mueve,
y por cebarse en dulces desengaños 1035
peligro corre, aunque valor enseña.
    Experiencias intentan hoy mis años,
que si el Po a otros fue sepulcro breve,
a ellos será el Tajo urna pequeña.

 (Vase.) 


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