Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.


ArribaAbajoActo II

 

Entran ISABELA y LAURETA.

 
ISABELA
       Dichosa pastorcilla,
    que del Tajo en la orilla,
por ella más que por su arena rico,
    viste, sincera y pura,
    blancura de blancura, 5
nieve el pecho y armiños el pellico,
y al viento suelta el oro encordonado
cuando vestirse quiere de brocado.
       A sombras de un aliso,
    que al ruiseñor ya quiso 10
servir de jaula de sus dulces quejas,
    después que han argentado
    de plata el verde prado,
reduce a sus rediles sus ovejas,
do las ordeña, compitiendo en vano 15
la blanca leche con la blanca mano.
    Sus pies la primavera
    calzados, la ribera
de perlas siembra, el monte de esmeraldas.
    Síguenla los pastores 20
    coronados de flores,
porque a sus pies les deben sus guirnaldas;
y, siervos coronados, pagan ellos
sus libres pasos a sus ojos bellos.
       Pastorcilla dichosa, 25
    si ya la hizo esposa
dulce propia elección, no fuerza ajena;
    al de plumas lozano
    avestruz africano,
que vuela rey en su desnuda arena, 30
menosprecia la tórtola, y en suma,
más arrullos escoge y menos pluma.
       Yo, pobre de ventura,
    de caduca hermosura
rica, si bien nacida y bien dotada, 35
    plumaje diferente
    de pretendido ausente,
o pretensor vecino, tendré en nada,
si a los arrullos de Camilo un robre
tálamo ofrece alegre y lecho pobre. 40
LAURETA
    Tu dulcísimo clamor
tanto en un cajero pierde,
que ni posa en rama verde,
ni en árbol que tenga flor.
ISABELA
    Quien ama, aunque no convenga, 45
tanto pierde en lo que ama,
que ni posa en verde rama,
ni en árbol que flores tenga.
LAURETA
    Si un criado ha de costar
tanto, tan necio cuidado 50
es amar a hombre criado,
como a hombre por criar.
ISABELA
    Laureta, quiero que entiendas
que de aquella misma suerte
que estima prendas la muerte, 55
el amor estima prendas.
    Y puedes muy bien decir
que su guadaña y sus flechas,
si de madera son hechas,
son de varas de medir, 60
    porque los dos de una guisa
ese respeto han guardado
a las canas del brocado
que a los vellos de la frisa.
LAURETA
    No te niego que es galán 65
y gentilhombre Camilo.
ISABELA
Dilo muchas veces, dilo.
LAURETA
Las piedras te lo dirán,
    y él te lo dirá mejor
con sus desvíos ahora. 70
ISABELA
¿Qué, viene acá?
LAURETA
Sí, señora.
ISABELA
Favorézcame el amor.
 

(Entra CAMILO.)

 
CAMILO
    Carta, señora, ha llegado
de Sevilla, y tan sin pies
que hoy llega y su fecha es 75
del ordinario pasado.
    Dice en ella vuestro suegro.
ISABELA
¿Luego vuestro padre escribe?
CAMILO

 (Aparte.) 

Dulcemente me recibe.
ISABELA
De que sepáis de él me alegro. 80
CAMILO
    Galeazo dice en ella.
ISABELA
¿Galeazo suegro mío?
Eso no.
CAMILO
Iréme.
LAURETA

 (Aparte.) 

¡Oh desvío!
ISABELA

 (Aparte.) 

¡Oh amor!
CAMILO

 (Aparte.) 

¡Oh honra!
LAURETA

 (Aparte.) 

¡Oh estrella!
CAMILO
    Tú no me dejas decir. 85
ISABELA
Yo digo que tú me dejas.
CAMILO
Tú me matas con tus quejas.
ISABELA
Yo me quejo por morir.
CAMILO
¿Qué quieres de mí?
ISABELA
Que quieras.
CAMILO
¿A quién?
ISABELA
Mi fe te lo diga.
90
CAMILO
¿A mi señora?
ISABELA
A tu amiga.
CAMILO
Eso es burlas.
ISABELA
Esto es veras.
CAMILO
    Eres hija de mi dueño.
ISABELA
Eres dueño de su hija.
CAMILO
¡Oh blanca luna prolija! 95
ISABELA
¡Oh Endimión zahareño!
    ¡Bien mío!
CAMILO
Tus labios sella.
ISABELA
¡Llora el alma!
CAMILO
Llore un río.
ISABELA
Clamaré.
CAMILO
Clama.
LAURETA

 (Aparte.) 

¡Oh desvío!
ISABELA

 (Aparte.) 

¡Oh amor!
CAMILO

 (Aparte.) 

¡Oh honra!
LAURETA

 (Aparte.) 

¡Oh estrella!
100
ISABELA
    ¿Soy medusa que convierte
los hombres en piedra?
CAMILO
No,
mas la honra convirtió
mi fe en un pedernal fuerte.
ISABELA
¿Pedernal? Eso te niego, 105
que centellas asegura
un cuerpo de piedra dura
que tiene la alma de fuego.
CAMILO
    De cera soy.
ISABELA
¿Tú de cera?
¡Regaladle, manos mías! 110
CAMILO
Eso no.
ISABELA
¿Que te desvías?
CAMILO
Es mi voluntad sincera.
    Cera que del sol en breve
huye, no es cera muy mala,
y más la que se regala 115
entre unos dedos de nieve.
LAURETA
    ¿Es posible que te escucho
palabras de cera?
CAMILO
Sí.
ISABELA
¿Soy yo la que las oí?
CAMILO

 (Aparte.) 

Con dos enemigos lucho. 120
ISABELA
    ¿Mi señor?
CAMILO
¡Mi esposa bella!

 (Aparte.) 

Mal dije. ¡Gran desvarío!
ISABELA
Amigo.
CAMILO
Voyme.
LAURETA

 (Aparte.) 

¡Oh desvío!
ISABELA

 (Aparte.) 

¡Oh amor!
CAMILO

 (Aparte.) 

¡Oh honra!
 

(Entra TADEO.)

 
TADEO
¡Oh estrella,
    que al sol le haces cosquillas 125
porque crinita te llaman
cuantos astrólogos maman
la leche de las Cabrillas!
    Y digo cuantos mamamos,
porque yo astrólogo soy. 130
CAMILO
¿Qué has pronosticado hoy?
TADEO
Que es muerte servir dos amos;
    porque esto de ser de a dos
no es sino para reales.
ISABELA
Y para doblones tales 135
como lo habéis sido vos.
TADEO
    ¿Yo doblón?
ISABELA
Y de dos caras.
TADEO
Si tengo cara detrás,
un ojo tendrá no más.
LAURETA
¡Así de los dos cegaras! 140
TADEO
    ¡Oh Laureta! ¿tanto mal
al Apolo, que algún día
verse abrazado querría
a ese tronco de cristal?
    ¿O verse al menos aquí 145
ceñido de tu laurel?
LAURETA
¿Tan lindo Petrarca es él,
para ceñirse de mí?
TADEO
    Cuando acaso me aproveche
de tus ramos, oh Laureta, 150
no sea como poeta,
ni sea como escabeche.
    ¿Yo poeta? ¿Yo sutil
de puro vano y tras eso,
de cristiano en carne y hueso, 155
hecho espíritu gentil?
    ¿Yo siempre comiendo uña,
no de vaca sino mía,
desuñándome a porfía
para ser mayor garduña, 160
    para hurtar muy contento
(¿quién vio ladronicio igual?)
cuando no a un vivo un real,
a un difunto un pensamiento?
    ¿Yo poeta de tu fe? 165
LAURETA
¿Yo laurel de tu poesía?
TADEO
Aun respeto no sería.
LAURETA
Aun saúco no seré.
TADEO
    ¿Tan desesperado estoy?
LAURETA
¿Y yo tan menospreciada? 170
TADEO
Yo, al fin, soy paje de espada.
LAURETA
Yo, sin fin, doncella soy.
TADEO
    ¿Doncellas perpetuas son
las que, sin filosofía,
con cenizas y agua fría 175
nos declaran a Platón?
LAURETA
    ¿Lacayo es pajizo aquel
que la edad le cincha hoja,
medio arrope y medio aloja,
que ni es vinagre, ni es miel? 180
ISABELA
    Amigos, no os digáis más,
que harto habemos reído.
CAMILO
Tadeo, ¿a qué eres venido?
TADEO
A lo que ahora sabrás.

 (En secreto.) 

    Fabio te llama, en efeto, 185
y te quería enviar
para más abreviar
catorce pies de un soneto.
    Movístele su veleta,
versificó poco a poco, 190
tu esperanza le hizo loco
y su locura poeta.
    Quiso enviar a su dama
este soneto denantes:
ved qué brinco de diamantes 195
le pide los de la cama.
    La pared tiene de motes
llena, y éste es el postrero:
«Aun en el infierno espero».
Yo le puse: «cien azotes». 200
CAMILO
    ¡Ojalá más le pusieras!
TADEO
El lapis, que se acabó
en la S, le quitó
cuatro años de galeras.
CAMILO
    ¿Y queda con él su hermana? 205
TADEO
No, sino Marcelo, y triste.
ISABELA
Ya, ya, caer me hiciste
do tropecé esta mañana.
    ¿Tanto consejo a mi padre
y tanto desdén a mí? 210
Mátenme, Laureta, si
hay cosa que más le cuadre.
CAMILO

 (En secreto.) 

    Porque la leña se emprenda,
sopla más.
TADEO
Dime, ¿estás loco?
CAMILO
Si el celo no sopla un poco, 215
no hayas miedo que se encienda.
ISABELA
    ¿Qué es el secreto, hidalgo,
doblón de a dos y aun de a diez?
TADEO
Acuñadme de una vez,
y sabremos lo que valgo. 220
ISABELA
    Descubriendo tierra voy,
Camilo ingrato.
CAMILO
Señora,
poca es la que ves ahora
para la que verás hoy.
ISABELA
    ¡Ah crüel!
TADEO
Señora mía,
225
mal pago das a Camilo
por gastar su buen estilo
en lo que verás hoy día.
CAMILO
    Octavio, mi señor, llama;
aguárdame, Tadeo.

 (Vase CAMILO.) 

LAURETA
Miente,
230
que durmiendo dulcemente
de la silla ha hecho cama.
TADEO

 (En secreto.) 

    Yo sé (Laureta nos guarde
las espaldas de Camilo)...
ISABELA
¿Qué sabes, hermano? Dilo. 235
TADEO
Que le ofrecerá esta tarde
    muchos ducados de dote
con su misma hermana Fabio,
porque hoy a tu padre Octavio
le tuerza tanto el garrote 240
    que con él te halle casada
cuando llegue Galeazo.
ISABELA
¿Qué dice él?
TADEO
Cierto embarazo
le hace no decir nada.
Vino concertado ya 245
de Sevilla.
ISABELA
¿Qué, Tadeo?
¿Concertado?
TADEO
Sí, y aun creo
que se ha de casar acá.
 

(Vuelve CAMILO.)

 
CAMILO
    ¿Es hora, hijo?
TADEO
Ya es hora.
ISABELA
¿Que en Sevilla concertado 250
de casar estás?
CAMILO
¿Di, honrado,
no callarás? Sí, señora;
mi padre me concertó
con la hija de un su amigo.
TADEO
Yo soy de ello buen testigo 255
y hoy la novia he visto yo
en su natural retrato,
que de puro natural
es el mismo original.
CAMILO

 (Aparte con TADEO.)  

Habla, tonto, con recato. 260
ISABELA
    ¿Qué dices?
TADEO
Que ahora viene
de rompelle.
ISABELA
¿Rompe copias
quien en las entrañas propias
los originales tiene?
    Y dime, ¿tu esposa es dama? 265
CAMILO
Mucho.
ISABELA
¿Su nombre cuál es?
CAMILO
El tuyo, vuelto al revés.
ISABELA
¿Cómo?
CAMILO
Belisa se llama.
    Y tan parecida a ti
que te vengo a ver por ella. 270
ISABELA
No la quiés bien, pues a ella
la estás desdeñando en mí.
CAMILO
    Antes adoro en tu imagen
sus memorias.
ISABELA
Imagino
que burlas a lo divino. 275
CAMILO
Tus celos mi fe no ultrajen.
ISABELA
    Pues quien ama, ¿cómo huye
lo amado?
CAMILO
Por irlo a ver.
ISABELA
¿Pues dónde está tu mujer?
TADEO

 (Aparte.) 

Aquí es donde le concluye. 280
CAMILO
    Señora, está en un lugar
tan áspero como aquéste.
ISABELA
¿Vístela?
CAMILO
Sí.
ISABELA
¿Tenía peste,
que la volviste a dejar?
CAMILO
    Facilidades tenía 285
que para mí peste son,
impulsos de un corazón
con más alas que debía.
ISABELA
    Luego ¿no te casarás?
CAMILO
Sí, haré en estando seguro. 290
ISABELA
¿Qué experiencias? ¿qué conjuro
haces?
CAMILO
Presto lo sabrás.
ISABELA
    Tú pues, Camilo, más presto
sabrás quién es Isabela.
Quédate en paz.

 (Vase ISABELA.) 

TADEO
Ella vuela.
295
Tú, Camilo, quieres esto.
LAURETA

 (Aparte.) 

    Maldita la que no emplea
su corazón en su igual.
TADEO

 (Aparte.) 

Si la honra obliga a tal,
maldita la honra sea. 300
 

(Vuelve ISABELA.)

 
ISABELA
    Con Lelio estoy concertada;
mas la que, fiero enemigo,
se desconcertó contigo,
o contigo o con tu espada,
    cual otra reina fenisa 305
quedará infeliz amante:
o pretendas a Violante,
o te cases con Belisa,
    yo sombra seré y horror
de tus bodas.

 (Vanse ISABELA y LAURETA.)  

TADEO
¿Es posible
310
que un afecto tan terrible
tenga por padre al amor?
    ¿Las palomas de sus huevos
dan cuervos de obscuras plumas?
¿Los cisnes a las espumas 315
dieron basiliscos nuevos?
    ¿Y la palma levantada,
tan cortés como tardía,
da piedras en Berbería
o la támara encerrada? 320
    Cada cosa agredecida
responde a su natural;
sólo tú respondes mal
a la razón prometida.
CAMILO
    No al Tajo fue tan violento 325
ese ingenio cremonés
(que cazos le dio por pies
para buscar su elemento
    y para que, tributario,
pague al alcázar real 330
sus reales de cristal
en bolsas de mármol pario),
    como el honor, yo lo sé,
violenta mi voluntad,
apurando esta verdad 335
y decidiendo esta fe.
    Adoro a Isabela, y son
mi desvío y sus enojos
puñales que por los ojos
envaino en mi corazón. 340
    Mas este maldito honor
inquïeta mi sosiego,
que al oro examina el fuego
y la experiencia al amor.
TADEO
    ¿Qué vuelves, impertinente, 345
a la experiencia y examen?
Nunca los honrados amen,
si han de amar tan neciamente.
    Yo apostaré alguna cosa,
si beatas tiene Amor, 350
que eres la hermana mayor,
y la más escrupulosa.
    Si el repulgo austeridades
no te pone por la frente,
ama al uso de la gente: 355
deja singularidades.
 

(Vanse. Entran MARCELO y FABIO.)

 
FABIO
    Extremado es el soneto.
MARCELO
Y mirad cuán extremado,
pues aquí le he trasladado.
FABIO
Tenedle, amigo, secreto; 360
    porque desde esta mañana
anda peor que una turca
Violante.
MARCELO
Los aires surca,
por entendernos, tu hermana.
FABIO
    Mirad que no nos entienda. 365
MARCELO
¿Entender dices, o qué?
FABIO
De tu fe tengo tu fe,
que es bien católica prenda.
MARCELO
    Desde esta mañana estoy
de tu escrúpulo corrido. 370
Marcelo cual siempre he sido,
tal quiero ser y tal soy.
    Juro a la cruz de esa espada...
FABIO
No jures.
MARCELO
Quiero jurar,
pues que te veo dudar. 375
FABIO
    De tu fe no dudo nada;
de mi dicha mucho dudo.
MARCELO
Pues para que dudes poco
la mano en esa cruz toco
de ser en tus cosas mudo. 380
FABIO
    Basta, Marcelo. Yo quiero,
porque se haga esta tarde
(Camilo, si viene, aguarde),
buscar quién sea el mensajero.

 (Vase FABIO.)  

MARCELO
    ¿Qué experiencia quiere hacer 385
Fabio de mi amistad llana,
pues me fió ayer su hermana
y hoy me entrega su mujer?
    No lo sé. Si por el hilo
el ovillo he de sacar, 390
hay más mal: que le ha de dar
su bella hermana a Camilo.
    Yo voy siendo el instrumento
de esa música, y aun hoy
no sólo el órgano soy, 395
sino el follador y el viento.
    ¡Oh santa amistad, qué puedes!
A tus aras doy mi vida,
y de una cerviz rendida
la coyunda a tus paredes. 400
    ¡Oh fe, qué haces jurar!
¡Oh amor, qué fuerzas a hacer!
Yo juré de enmudecer
y moriré por callar.
    Diviérteme algo, soneto, 405
de esta desesperación.
Floridos los versos son
y el pensamiento discreto.

 (Lee entre sí y dice:) 

    Gallardo por aquí vuela,
dulce por aquí y galante; 410
mas con joyas de Violante
componer quiere a Isabela.
 

(Estáse mirando el soneto y entra VIOLANTE.)

 
VIOLANTE

 (Aparte.) 

    Desdichada Violante,
a la flor de tu nombre parecida;
    celosa como amante, 415
tan de azul, tan de púrpura teñida,
    que es amante y celosa,
un lilio breve, una pequeña rosa.

 (Llévase a MARCELO.)  

    ¡Oh, qué empapado que estás,
Marcelo, en ese papel! 420
¿Cuando fueras borrón de él
pudieras estarlo más?
 

(MARCELO, turbado, entra en la faltriquera el papel.)

 
MARCELO
    Es, oh Violante, un borrón
de un traslado; de un... ¿qué digo?
VIOLANTE
De un delito no hay testigo 425
tal como una turbación.
    De papeles delincuentes
sagrado es la faltriquera;
salga, Marcelo, acá fuera.
MARCELO
¡Oh Fabio!
 

(Busca VIOLANTE el papel en la faltriquera.)

 
VIOLANTE
No llames gentes.
430
    Yo le buscaré despacio,
y aun le sacaré.
MARCELO
¡Señora!
VIOLANTE
Pon tú el entredicho ahora,
que mi amor pondrá el cessacio.

 (Saca el papel.) 

    ¡Oh, qué arrugado que sale 435
el soneto! ¿Cuyos son
estos versos? ¡Oh ladrón!
La iglesia ya no te vale.
    ¿Versicos de Garcilaso
en tus uñas? ¿Fuerza poca 440
tienen tormentos de toca?
MARCELO
Triste de mí, que los paso.
VIOLANTE
    Aunque es delgada la mía,
tanto a un cuarteto apretó
que de plano confesó 445
esta grande alevosía.

 (Lee VIOLANTE el soneto.) 

    «¡Oh para mí, Isabela, más hermosa
que el prado por abril de flores lleno!
Guárdame los jazmines de tu seno
para mañana, que has de ser mi esposa». 450
    Soneto, por no haber fuego,
no eres cenizas ligeras.
Fallo que hecho cuartos mueras,
y que se ejecute luego.

 (Hácele pedazos.) 

    Ingrato, ¿cuyo es aquel 455
soneto? ¿No me respondes?
¿Con el silencio me escondes
lo que descubrió el papel?
    ¿Tu esposa será Isabela
mañana? Ved cual se halla 460
la malicia, pues que calla
y enmudece la cautela.
    ¿Eres sultán Bayaceto,
que a Livia quiés en Granada,
a Violante en tu posada 465
y a Isabela en tu soneto?
    Si mañana has de casarte,
¿para qué me decías hoy:
«Amiga, esperando estoy
la libertad que he de darte»? 470
    ¿Es ésta por dicha?
MARCELO
¡Oh Fabio!
VIOLANTE
¿Quiés a Fabio por testigo,
al que ha hospedado a un amigo
que le ha hecho tanto agravio?
    ¿Al necio, que a un fementido 475
le ofrece mujer mañana,
que dio galán a su hermana
y le desvió marido?
    ¿A éste llamas? ¿Para qué?
MARCELO
Para que por lo que he hecho 480
la espada me entre en el pecho
hasta la cruz que juré.
 

(Dice adentro un CRIADO.)

 
CRIADO
    Albricias, Marcelo, albricias.
MARCELO
Muy bueno estoy para dallas.
VIOLANTE
Enemigo, mucho callas. 485
MARCELO
Amiga, mucho malicias.
CRIADO
    Con cartas un mensajero
llega de tu libertad.
MARCELO
Lo primero sea verdad,
que lo segundo no quiero. 490

 (Vase MARCELO.)  

VIOLANTE
    Hay una flor que con el alba nace,
caduca al sol y con la sombra pierde.
La verde rama, que es su cuna verde,
la tumba es ya, donde marchita yace.
    ¡Oh cómo satisface 495
    no más su breve vida,
que el mortal celo de que está teñida,
a mi esperanza, que infeliz la nombro,
pues no fue maravilla y es asombro!
 

(Vuelve MARCELO.)

 
MARCELO
    Cartas de mi padre son 500
tan antiguas como él,
que las fió de un poltrón
pesado, pero fïel,
que es del peso la razón.
    De uno de sus criados, 505
tan libre de mis cuidados,
que, según la fecha es,
o allá se dejó los pies,
o plomos traía calzados.
    Trece días hace hoy 510
que salió este pies de lana,
y, según leyendo estoy,
mi padre está aquí mañana,
o yo Marcelo no soy.
    Escríbeme que saldría 515
luego otro siguiente día
y que, por darme contento,
fiaba del mismo viento
el papel que le pedía.
    Y el mismo viento es Donato, 520
tal que ahora no le injurio,
porque dirá de aquí a un rato
que tus talares, Mercurio,
no llegan a su zapato.
    El papel, dulce señora, 525
que a tus pies ofrezco ahora,
porque le pisen tus pies,
la carta de horro es
de aquella esclavitud mora.
VIOLANTE
    Alza el papel indiscreto. 530
A mis pies no quiero nada
tuyo, libre, ni sujeto.
Déjame aquí atropellada
de los pies de tu soneto.
    Álzale de ese lugar; 535
si a manos han de llegar
de Isabela esos renglones,
será fe de moniciones
para que os podáis casar.
MARCELO
    Para ti sola pedía 540
la firma que ahora enseña
el papel que se me envía,
de tu imperio mayor seña
que de la libertad mía.
VIOLANTE
    Fementido no una vez, 545
sino muchas más de diez;
poco Violante se alivia
que tu firma deje a Livia,
si tu fe se ha entrado en Fez.
MARCELO
    ¿En qué Fez o en qué Marruecos 550
se ha entrado mi fe?
VIOLANTE
¿Eso dudas,
cuando de tus embelecos
no hay calle con piedras mudas,
ni alto cigarral sin ecos?
MARCELO
    Dale a tus pies tus enojos 555
para pisar los despojos
que de Livia redimí;
mi firma en ellos, y en mí
pisa, Violante, los ojos.
VIOLANTE
    ¿Pisallos yo? El cielo santo 560
tronque el pie cuando tal quiera.
Álzalos.
MARCELO
Yo los levanto,
porque no entre alguno.

 (Va a levantar el papel y písale VIOLANTE.)  

VIOLANTE
Espera,
que no lo digo por tanto.
    Ay Livia, que aun al papel 565
áspid le has hecho cruel,
pues al pisalle sospecho
que el veneno de mi pecho
se le debo todo a él.
    Romperéle, porque no 570
más pesadumbre me dé.

 (Va a levantarle VIOLANTE písale MARCELO.)  

MARCELO
Pisalle quiero antes yo,
para borrar con el pie
lo que la mano firmó.
VIOLANTE
    ¿Búrlasme?
MARCELO
El descomedido
575
pie de caminante ha sido
que tu mano juzgar debe
por copo de blanca nieve
en Guadarrama caído.
    Tu fuego abrase divino, 580
pues excusallo no puedo,
pie que estuvo tan vecino
del cristal, que cada dedo
corona de un rubí fino.
VIOLANTE
    ¿Qué rubí, traidor, corona 585
la mano que no perdona,
antes la pone en aprieto
o ya el pie de tu soneto,
o ya el pie de tu persona?
 

(Álzale MARCELO.)

 
MARCELO
    Despedaza este papel 590
y el pecho donde un arpón
dorado, pero cruel,
me dejó sin corazón
y tu nombre en lugar de él.
 

(Tómale VIOLANTE.)

 
VIOLANTE
    Ya con acuerdo mejor 595
le perdona mi rigor,
que él y yo, si amor porfía,
alevosos algún día
seremos para un traidor.
    No es ya cédula ésta, no, 600
sino, decillo bien puedo,
poder que Livia me dio
para no creer en Toledo
al que en Granada mintió.
    Cadáver es, aunque feo, 605
este papel, que al deseo
le dice: «Mira por ti,
que cual tú te ves, me vi,
y te verás cual me veo».
    Él me defiende, Marcelo, 610
de aquel soneto liviano,
que bien podrán ser consuelo
desengaños en la mano
de palabras en el suelo.
    Buenos consejos me ha dado, 615
aun con haberle agraviado
la suela de mi chapín,
que un papel letras al fin
tiene, ya que no es letrado.
 

(Entra TADEO.)

 
TADEO
    ¿Fabio, mi señor, dó está? 620
MARCELO
Ya viene. ¿Camilo dónde
queda?
TADEO
En el zaguán responde
y creo que sube acá.
VIOLANTE

 (Aparte.) 

    Ved si preguntó por él.
MARCELO

 (Aparte.) 

Esto es hecho, y yo acabado. 625
¡Oh Marcelo desdichado!
¡Cielo injusto! ¡Amor cruel!
 

(Entra CAMILO.)

 
    Seas, Camilo, bien venido.
CAMILO
Tú bien estado, Marcelo.
MARCELO
Muchas gracias doy al cielo 630
por haberte conocido.
CAMILO
    Yo a Dios se las doy mayores
por besar tus manos hoy.
VIOLANTE

 (Aparte.) 

Yo al desengaño las doy
oyendo a estos dos señores. 635
¡Qué de lisonjas que gastan!
Centellas para mí son,
uno piedra, otro eslabón.
TADEO
Y por letra: «Pocas bastan».
CAMILO
    ¡Oh tú, cuyo nombre ahora 640
y siempre es hermosa flor,
fragantísimo esplendor
del cabello de la aurora!
    Dale tus manos a un hombre,
que a buscar viene, y no en vano, 645
blancos lilios en tu mano
y violetas en tu nombre.
VIOLANTE

 (Aparte.) 

    Marcelo, pues la ocasión
a las manos se me vino,
de mi mano determino 650
pagarme de tu traición.

 (Vuélvese a CAMILO.) 

    Camilo, aunque me debías
esos floridos favores,
no gastes el tiempo en flores
buscando las manos mías, 655
    que aquí las tengo y con ellas
la voluntad que me ofreces.
CAMILO
Vuelvo, oh Violante, mil veces
a besar tus manos bellas.
MARCELO

  (Aparte.)  

    La voluntad le ha ofrecido. 660
 

(Entra LAURETA.)

 
LAURETA
Entrado me he de rendón
hasta el postrero rincón
y a muy buen tiempo he venido.
TADEO

 (Aparte.) 

Laureta viene.
VIOLANTE
¡Oh Laureta!
CAMILO

 (Aparte.) 

¿Qué querrá Laureta ahora? 665
LAURETA
¡Oh bellísima señora!
VIOLANTE
¡Oh amiga mía discreta!
TADEO

 (Aparte.) 

    Entiendo, y no entiendo mal,
que tras de su costal vino,
que es cuerda quien va al molino 670
a ver moler su costal.
CAMILO

 (Aparte.) 

    Isabela la envió,
que no se viniera ella,
pues crea que he de molella,
aunque me enharine yo. 675
LAURETA
    Mi señora por aquellos
cabellos me envía aprisa,
que ayer le mandaste en misa.
TADEO

 (Aparte.) 

La ocasión por los cabellos.
VIOLANTE
    Yo te los daré al momento. 680
MARCELO

 (Aparte.) 

Y yo celos, mi señora,
más que cuidados ahora
me ha dado tu ofrecimiento.
VIOLANTE
    Si es para suplir los suyos,
no valen un caracol. 685
MARCELO
¿Fáltanle rayos al sol,
que viene a pedir los tuyos?
LAURETA
    Para unos rodetes son.
VIOLANTE
Peinaduras tengo mil.
CAMILO
Hurtó el peine de marfil, 690
mas pagó como ladrón.
VIOLANTE
    ¿Cómo, Camilo?
CAMILO
Muriendo
a tus manos su blancura.
LAURETA

 (Aparte.) 

¡Gran lisonja!
TADEO

 (Aparte.) 

Mucho apura
Lelio al amor. No lo entiendo. 695
LAURETA
    Camilo, ¿acá te he hallado?
CAMILO
¿Mis pasos quiés tú sabellos?
No vengo por los cabellos
como tú, sino de grado:
    porque aquí los ojos ven 700
hermosura angelical.
LAURETA

 (Aparte.) 

Mirad si la quiere mal.
MARCELO

 (Aparte.) 

Mirad si no digo bien.
TADEO

 (En secreto.) 

    ¿Camilo, no ves aquella
que escucha?
CAMILO
Quien la envió
705
con más oídos quedó
que llevará lengua ella.
Menos dirá que ella le oya.
TADEO
Condición tienes bien recia.
La honra destruyó a Grecia 710
y la confianza a Troya.
MARCELO
    Laureta, ¿para el rodete
serviríase Isabela
de unas cintas de hojuela,
que un granadino promete? 715
LAURETA
    De un granadino rubíes
se prometen por acá,
que cintillas la Alcaná
blancas tiene y carmesíes.
MARCELO
    Y allá cualquier granadino 720
blanco tiene el grano, amiga;
esta sortija lo diga
con este diamante fino,
    que de firmeza también
dará bastante señal. 725
VIOLANTE

 (Aparte.) 

Mirad si la quiere mal.
TADEO

 (Aparte.) 

Mirad si no digo bien.
LAURETA
    En tu sortija hermosa
se queden, y en su diamante,
las señas que das de amante 730
y yo di de cudiciosa:
    porque no la he de llevar,
ni la querrá mi señora.
MARCELO
En su nombre desde ahora
mi dedo la ha de guardar. 735

 (Aparte.) 

    Gran falso, amor, hecho has.
Bueno está. Baste por hoy.
VIOLANTE

 (Aparte.) 

Celos, por restarme estoy
con lo que he visto no más.
TADEO

 (Aparte.) 

    Con las martas de un erizo 740
se lisonjean los tres,
si con las garras no es
de cualque gato invernizo.
    Esta rabia, aquella espía,
uno es mazo, otro es artero. 745
«Todo lo miraba Nero,
y él de nada se dolía».
LAURETA
    ¿Camilo, quiéreste ir?
CAMILO
No, amiga, que aún no he llegado.
VIOLANTE
A ti no te he despachado 750
y a él tengo que decir.
MARCELO

 (Aparte.) 

    Si le dirá del soneto,
¿Fabio que dirá de mí?
LAURETA

 (Aparte.) 

Háblele en público aquí,
mas no le hable en secreto. 755
VIOLANTE
    Más pesadumbre he de darte,
Marcelo, que tú me diste.

 (Vuélvese a CAMILO.)  

Camilo, ven acá.
MARCELO

 (Aparte.) 

Ay triste,
que le quiere hablar aparte.
CAMILO
    ¿Qué mandas?
MARCELO

 (Aparte.) 

¿Hay tal desdén?
760
VIOLANTE
Cúbrete.
CAMILO
No haré tal.
MARCELO

 (Aparte.) 

Mirad si le quiere mal.
LAURETA

 (Aparte.) 

Mirad si no digo bien.
VIOLANTE
    O cúbrete, o callaré.
CAMILO
Habla, que ya me cubrí. 765
VIOLANTE

 (Aparte.) 

¿Para qué le aparté aquí,
si no tengo para qué?

 (Vuélvese a CAMILO.) 

    Unas pastillas, amigo,
tengo aquí para Isabela,
que guardo de esa mozuela 770
y quiero enviar contigo.
    Para ellas un papel
me busca.
CAMILO
Aquí hallo dos.
MARCELO

 (Aparte.) 

Del soneto hablan, por Dios,
pues se ha bajado por él. 775
VIOLANTE
    Cualquiera es sucio y pequeño.
CAMILO
Más lo ha sido aquel, Violante,
que tal te ha puesto delante.
TADEO

 (Aparte.) 

No hiciera más un leño.
CAMILO
    Por blanco, a tu mano bella 780
aquéste mejor compete.
LAURETA

 (Aparte.) 

Basta, que le dio un billete.
MARCELO

 (Aparte.) 

Basta, que le tomó ella.
VIOLANTE
    ¿Son motes éstos?
CAMILO
No sé. 785
VIOLANTE
¿Pues, qué son?
CAMILO
Serán, en suma,
rasgos probando una pluma,
letras probando una fe.
VIOLANTE
    Para lo que me aprovecha 790
muy a propósito ha sido.
LAURETA

 (Aparte.) 

Después de haberle leído
en la manga se le echa.
CAMILO
    Las pastillas se me den.
VIOLANTE
Olor tienen celestial. 795
MARCELO

 (Aparte.) 

Mirad si le quiere mal.
LAURETA

 (Aparte.) 

Mirad si no digo bien.
 

(Llama FABIO de adentro.)

 
FABIO
    Hola, Tadeo, ¿dó estás?
TADEO
Parece que oigo a mi amo.
FABIO
Hola, Tadeo, ¿a quién llamo? 800
TADEO
Sube arriba y lo sabrás.
    Las olas te habrán echado
como a Leandro.
FABIO
Por cierto
que pensaba que eras muerto.
TADEO
No fuera mal oleado. 805
 

(Entra FABIO.)

 
FABIO
    ¡Oh buen Camilo!
CAMILO
¡Oh señor!
FABIO
De buscar vengo cansado
a uno que fue mi criado.
MARCELO
¿Pareció?
FABIO
No aun por olor.
TADEO
    Pusiérase él mis zapatos, 810
que tú dieras con él luego.
FABIO
¿Qué tienen?
TADEO
Cosa de juego,
algalia de algunos gatos,
    que no son gatos de algalia.
Llamásteme; salí aprisa, 815
pisé blando. ¿Quién tal Pisa
no se la dejó en Italia?
FABIO
    Sal allá.
VIOLANTE
Tadeo, sal.
TADEO
Sin duda que estoy dañado,
pues tanta sal me han echado, 820
y a fe que no han hecho mal.
MARCELO
    Un muy gentil caminante,
Fabio, os tengo, y tan ligero
que tardará un año entero.
FABIO

 (En secreto.) 

Mirad que está aquí Violante. 825
VIOLANTE
    Laureta, vente conmigo
y llevarás los cabellos.
CAMILO

 (En secreto.) 

Mira que lleves con ellos
cuanto pienso y cuanto digo.
LAURETA
¡Ah ingrato Camilo!

 (Vanse VIOLANTE y LAURETA.)  

MARCELO
Apenas
830
saliste de la posada,
cuando tuve de Granada
cartas de mi padre.
FABIO
¿Buenas?
MARCELO
    Tales que podrás leellas
por privilegio rodado 835
o por bulas, que el criado
que las trajo es plomo de ellas.
FABIO
    ¿Tanto con ellas tardó?
MARCELO
Trece días se detuvo.
TADEO
¿En qué galápago anduvo 840
o en qué jarro se cayó?
FABIO
    Llámale, que la jornada
que le encomendaré ahora
en menos de un cuarto de hora
podrá tenerla acabada. 845
MARCELO
    Si durmiendo no está ya,
llama, Tadeo, a Donato.
FABIO
Mejor es que ocupe un rato
a mi hermana, que entra ya.
    Vámonos a otro aposento. 850
 

(Vanse FABIO, MARCELO y CAMILO y entra VIOLANTE.)

 
TADEO

 (Aparte.) 

Piensa Camilo que nada
en un mar de agua rosada,
y es de azar este elemento.
VIOLANTE
¿Quién ha nadado?
TADEO
Un perdido.
VIOLANTE
¿Quién es?
TADEO
Yo lo diré presto.
855
Un mal Leandro, que a Sesto
deja sin haber Abido.
Deja una Hero fïel
más que mereció su pecho
y métese en un estrecho, 860
que no sé si saldrá de él.
VIOLANTE

 (Aparte.) 

    Marcelo es éste.

 (Vuélvese a TADEO.)  

¿Es Marcelo
ese Leandro?
TADEO

 (Aparte.) 

¡Qué poca
prudencia tiene una loca!
Diré que es él.

 (Vuélvese a VIOLANTE.) 

Yo me duelo
865
    de tu fe y corazón sano,
señora mía, y reniego
de éste, o sea andaluz griego,
o granadino troyano,
    que ahora por Isabela 870
te deja, pues te gozaba.
VIOLANTE
¿Gozar? No tiene en su aljaba
arpón el niño que vuela
    tan dulce, tan penetrante,
tan dorado, tan mortal, 875
que a tal me obligue; y si a tal
ha de obligar a Violante,
    o en ceniza convertida,
o en mármol antes se vea,
tal que su persona sea 880
el sepulcro de su vida.
TADEO

 (Aparte.) 

    No es eso lo que cheriva
hoy mi deseo saber.
VIOLANTE
La bien nacida mujer
de honrada peca y de altiva; 885
    y orillas del mar espera
sus ruinas, sin cuidar
si no diere nombre al mar,
que el suyo en las ondas muera.
    Déjame, Tadeo, y deja 890
mis pensamientos conmigo.
TADEO
Señora, por lo que digo
no me busques daño o queja.
VIOLANTE
    Ni yo te buscaré daño,
ni queja habrá a quien la dé. 895
TADEO
Suplico a vuesa mercé
que no muera el hombre hogaño.

 (Vase TADEO.)  

VIOLANTE
    Juróme, y no sin lágrimas, Marcelo,
que sobre la corona de este muro
al Tajo le vería antes seguro 900
dorar estrellas, salpicando el cielo,
    que me dejase una hora; y ya recelo
en la alta cumbre ver su cristal puro,
porque es el artificio de un perjuro
ingenioso más que el de Juanelo. 905
    Un río dijo él, pero dos ríos
verá desde hoy Toledo si repara,
que sí reparará, en los ojos míos.
Si ya espada no es su amistad cara
que tal revés me ha dado, sus desvíos 910
con dos tajos me dejan por la cara.
 

(Vase. Salen ISABELA y LAURETA.)

 
LAURETA
    Ése es el mismo papel
que a Violante darle vi,
y no hay que saber de mí
pues lo está diciendo él. 915
ISABELA
    Si ya fuera prenda amada
guardárala, si no es loca.
LAURETA
Yerta la mano a la boca,
o divertida, o turbada;
    ¿no errará, señora mía, 920
con la manga de la ropa
y, entre las cosas que topa,
con el papel que te envía?
ISABELA
    Pondéralo bien, que yo
con este papel me encierro; 925
que ella no envió por yerro
y que él por yerro escribió.
LAURETA
    ¡Gran confianza!
ISABELA
A leello
quiero irme a mi retrete.
LAURETA
Leamos aquí el billete. 930
ISABELA
Billete ha de ser sin sello.

 (Lee ISABELA.) 

    «En la libertad esclavo
-dice- y libre en la cadena».
A fe que la letra es buena.
LAURETA
Los rasgos, señora, alabo, 935
    que ramales deben ser
de la cadena del triste.
ISABELA

 (Aparte.) 

Ciego Dios, si a alguna diste
tus ojos para leer,
    hoy me los presta, y tu llama 940
a mi entendimiento luz.
LAURETA

 (Aparte.) 

Haciéndole está el buz
a Cupidillo mi ama.
    Ella tiene buen aliño.
El suceso dirá luego 945
qué ojos le ha dado un ciego
y qué entendimiento un niño.
ISABELA
Oye. Motes son, sin duda,
éstos, Laureta, que leo.

 (Vuelve a leer.) 

«Pretendo lo que poseo 950
y hablo con lengua muda».
    No sé, amiga, que me inspira
la alta amorosa deidad.

 (Vuelve a leer.) 

«Si tu firmeza es verdad,
la del diamante es mentira». 955
    ¿Óyesme, Laureta?
LAURETA
Sí.
ISABELA
Confirmado me ha el diamante
que no habla con Violante
y que esto ha dicho por mí.
LAURETA
    ¿Por ti? Si él en tal se mete, 960
me den ducientos azotes.
ISABELA
Dénmelos a mí, si motes
son primicias de un billete.
    Pensamientos desatados
en la adarga del galán, 965
y del paje en el zaguán,
nos publican los cuidados;
    no en los billetes, que en ellos
claridades y dulzuras,
no enigmas se leen obscuras 970
en versos, aunque sean bellos.
LAURETA
    ¿Qué enigma jamás se vio
a esta tuya semejante,
que el papel diese a Violante
quien para ti le escribió? 975
ISABELA
    Digo que sí, no porfíes.
LAURETA
¿Sí dices? ¿Estás en ti?
ISABELA
Sí digo, y diré otro sí,
y este aposento de síes.
 

(Entran OCTAVIO, CAMILO y DONATO.)

 
OCTAVIO
    Mal podré, a lo que imagino, 980
esta noche, hija amada,
negalle nuestra posada
a un devoto peregrino,
que el término a su camino
ha puesto y a mi cuidado, 985
de veneras coronado,
no del apóstol gallego,
sino las que verá luego
vuestro templo venerado.
    Quiero decillo, y no oso, 990
decillo con más extremos,
que en breves horas tendremos
yo huésped y vos esposo.
Lelio, mi yerno dichoso,
desde Illescas me apercibe, 995
y cual mariposa escribe
que alas solicita bellas,
para llegar a perdellas
a los ojos donde vive.
CAMILO
    Su venida sea gloriosa 1000
tanto como yo me alegro,
al palacio de tal suegro
y al cielo de tal esposa.
Logradle, Isabela hermosa,
con cuanta felicidad 1005
merece vuestra beldad,
que vencerá vuestra gloria
los lejos de la memoria,
los términos de la edad.
LAURETA
    Venga muy en hora buena 1010
el venturoso galán,
para quien guardado se han
dos rosas y una azucena.
Digo una salvilla llena
de claveles y jazmines; 1015
digo uno y cien jardines,
donde, hecho abeja, Amor
no sólo no toca a flor,
mas ni aun vuela sus confines.
OCTAVIO
¿Qué me dices, hija mía? 1020
Que esa mesura, en verdad,
que pasa de honestidad
y llega a melancolía.
Yo la vergüenza querría,
mas no, Isabela, el empacho, 1025
que es un melindre gabacho.
DONATO
Yo soy Donato Guillén,
un mensajero de bien,
que he traído ese despacho.
    Si es gabacho el que camina 1030
desde Illescas a Toledo,
como quien pasa en un credo
de una casa a otra vecina,
    gabacho soy, pero honrado.
OCTAVIO
Amigo Donato, di: 1035
¿tal imaginas de mí?
Dame un abrazo apretado.
    A mi hija reprehendía
el empacho que mostraba
y, si de ti me acordaba, 1040
Dios olvide el alma mía.
    Abrázame más, amigo,
en señal de lo que te amo
y dime algo de tu amo.
DONATO
Bésoos las manos y digo 1045
    que, aunque ha venido a la sorda,
mi amo oyó los mosquitos,
que hubo esta noche infinitos
en el Mesón de la Gorda.
OCTAVIO
    ¿Pues, oye mi yerno mal? 1050
DONATO
Sí, cuando murmuran de él.
OCTAVIO
Disparate es, y cruel,
hablar más con hombre tal.
CAMILO
    ¿Es galán Lelio?
DONATO
¿Galán?
De tan gallarda persona, 1055
cual no le vio Melïona
blandir lanza contra Orán.
OCTAVIO
    Calla, antes que este bufón
la arme contra el evangelio.
DONATO
A recibir vuelvo a Lelio 1060
a la puerta del Cabrón.
CAMILO
    Del Cambrón la puerta es,
que esotra dará cuidado
a cualquiera desposado
que en ella ponga los pies. 1065
OCTAVIO
    Entre con felicidad
por la puerta de Bisagra,
que el matrimonio es bisagra
de una y otra voluntad.
DONATO
    Vuélvome.
OCTAVIO
Vayas con Dios.
1070
 

(Vase DONATO.)

 
Hijo, pues ves lo que pasa,
aderézame la casa;
llama a los vecinos dos
    que reciban a mi yerno:
digo a Fabio y a su hermana. 1075
CAMILO

 (Aparte.) 

Ella invidiosa y galana
vendrá, tanto cuanto él tierno.
OCTAVIO
    Yo me voy a encomendar
a Dios en el templo santo.
Tú, hija mía, entretanto 1080
te puedes aderezar.
    Según tu silencio es,
en gran cuidado me pones,
si no guardas las razones
para tu esposo después. 1085

 (Vase OCTAVIO.)  

ISABELA
    Monasterios hay, Laureta,
y aceros labra Toledo
adonde profesar puedo
o morir como discreta,
    antes que la mano dé 1090
al que espero sevillano
y que le niegue la mano
al que le he dado la fe.
CAMILO
    ¿Quién es, Isabela?
ISABELA
¿Quién?
Un ingrato, un confiado, 1095
un dichoso, un desdichado,
un... Tú conócesle bien.
CAMILO
    Yo, señora, no soy dino;
que un pobre gusano soy.
ISABELA
Vete, ingrato.
CAMILO
Yo me voy,
1100
pues viene el otro camino.

 (Vase CAMILO.)  

ISABELA
    Encuentra el mar, estándose ella queda,
la roca, o levantada sea o robusta,
y sin moverse con el viento justa
la dura encina, honor de la arboleda: 1105
       tal quiero que suceda
con mi firmeza hoy, que determina
ser roca al mar y al viento ser encina.

 (Vanse.)