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México libre

Melodrama heroico en un acto




No hay un poder bastante
a subyugar a un pueblo que ha jurado
su unión y libertad, y las defiende
de justicia, valor y acero armado.


Escena última                




PERSONAJES
 

 
LA LIBERTAD
AMÉRICA
MARTE
PALAS
MERCURIO
EL DESPOTISMO
LA DISCORDIA
EL FANATISMO
LA IGNORANCIA
CORO DE MEXICANOS





ArribaAbajoEscena primera

 

AMÉRICA, CORO.

 
CORO
Nuestro clamor atiende;
apresura tu vuelo,
hija del almo cielo,
divina Libertad.
AMÉRICA
Suspended vuestro ruego,
y convertidlo en gozo y en sosiego.
Jamás a vuestros padres ha alumbrado
más bello y claro día
que el que Anáhuac hasta ora infortunado
mira rayar con plácida alegría.
La Libertad preciosa,
del alto trono que le alzó el ibero
en la orilla feliz del Manzanares,
ha de venir con ala presurosa
a visitar también vuestros hogares.
Estas cadenas duras
ha de romper su poderoso brazo,
dando fin a mis crueles desventuras.
Haced, oh mexicanos, que no llegue
a alejarse jamás de mi regazo.
CORO
Tus leyes nos dicta,
oh, patria querida,
y aun la dulce vida
daremos por ti.
Sufrir ya no es dado
de esclavos el trato,
y nos es más grato
mil veces morir.
AMÉRICA
Esa constancia noble y generosa
que nunca ha desmentido
en dos lustros que cuenta
el mexicano audaz de cruda guerra:
ese sagrado fuego
que el patriotismo derramó en su pecho,
y que a pesar de la contraria suerte
en los rudos combates lo ha animado
a arrostrar los peligros y la muerte,
alientan mi esperanza y mi consuelo,
y harán mi dicha cierta con la ayuda
que benigno me ofrece el justo cielo.
Tres siglos su decreto irrevocable
a la coyunda mi cerviz ligara
de la Europa feliz, que protegida
de Palas y de Marte,
dos númenes excelsos y potentes,
vio su poder del orbe respetado
y a mis pueblos sencillos e inocentes
sucumbir a su yugo detestado;
pues aquella nación impone leyes
y humilla altivos reyes
que a los afanes de la guerra dura
sabe hermanar la ciencia y la cultura.
El tiempo que girando
en su incansable rápida carrera,
ya el poder macedonio derribando
con su guadaña cruda,
ya hollando la altivez de Roma fiera,
la faz del orbe muda
quiso que esas benéficas deidades,
inspirando al sencillo americano
a par del culto y bélico europeo,
viniesen a fijar nuevas edades
en la historia del mundo,
tornando de Colón el vasto imperio
a aquel antiguo estado de ventura
en que lo puso próvida natura
y perdió en doloroso cautiverio.
De Washington y Franklin los primeros
esfuerzos coronar al cielo plugo
para vengar del septentrión los fueros
y osados sacudir el anglo yugo.
El hijo de Atahualpa y Moctezuma,
y el hijo de Cortés y de Pizarro
sienten después el divinal influjo
de libertad ardiendo en fuego vivo;
y a par que el mundo al español bizarro
atónito miraba
como del galo altivo
humillaba los ínclitos pendones,
yo gozosa llenaba
de puras bendiciones
a Hidalgo, a Matamoros y a Morelos,
que en heroicos afanes y desvelos,
de la nación hispana
no ya hija servil me proclamaban
sino amiga y hermana.
¡Honor, honor eterno
a su memoria cual la miel sabrosa!
La cruel Discordia, el Fanatismo ciego
y otras furias salidas del averno
cortaron su carrera majestuosa;
pero del patriotismo el santo fuego
por ellos derramado
do quiera discurría,
y de su tumba helada se extendía
de Arauco hasta el confín jamás domado.
La generosa Cádiz entretanto
sobrecogióse de terror y espanto
y sus excelsos muros retemblaron,
al acercarse en ominoso carro
la infanda tiranía,
que con cetro de hierro dirigía
las numerosas huestes que previno
para oprimirme más, doquier llevando
muerte y esclavitud, y que la suerte
empleó propicia en el feliz destino
de terminar mi esclavitud y muerte.
A Quiroga guerrero
concede el justo cielo la alta gloria
de derrocar con brazo poderoso
al Despotismo fiero;
y a su clamor de libertad divino,
respondió libertad el fuerte ibero,
libertad el latino,
libertad el valiente lusitano,
y libertad en fin el mundo entero.
Las sombras de las víctimas ilustres
que fueron en mis aras inmoladas,
libertad, libertad, clamando errantes,
alientan a los bravos mexicanos;
y encendido su pecho generoso,
libertad, libertad, unidos claman;
y tanto los devora el patrio celo,
que como estrellas cuenta el ancho cielo,
y como el mar arenas,
a limar así vuelan mis cadenas:
y uniéndose a los fieros escuadrones
que un tirano poder jamás domara,
restos preciosos de la lid terrible
que el héroe de Dolores provocara,
forman nuevas legiones,
que bajo de caudillos inmortales
libertad, libertad, gritan ufanas,
al escuchar las voces soberanas
que Palas con sus labios divinales
y el genio de la guerra sanguinoso
que a mis hados preside,
dictaron en Iguala al ardoroso,
al inmortal, al ínclito Iturbide.
Enfrenó su valor al Despotismo;
acalló su prudencia los partidos
hijos del inflamado patriotismo,
que ciegos iban a rasgar mi seno;
y dio fin a mis llantos y gemidos.

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