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Dichos, PALAS y MARTE.

 
PALAS Y MARTE
Yo te salvo con mano propicia;
yo quebranto tus duras cadenas:
yo doy fin a tus míseras penas;
por mí gozas feliz libertad.
MARTE
A mí debes, América dichosa,
tanta felicidad: a mí que vine
a sacudir el sueño en que yacía
la mexicana tierra
con el trueno espantoso de la guerra.
PALAS
Son mucho más antiguos los favores
que yo te he dispensado;
pues cuando Marte vino,
y tremoló sus hórridos pendones
ya tus hijos oían
llenos de ansia mis útiles lecciones.
MARTE
Aunque a Palas primero conociste,
y alumna suya fuiste
mucho antes que guerrera,
faltando mi asistencia
son vanos los tesoros
que guarda ocultos la profunda ciencia.
PALAS
Cuando mi luz desprecia
desdeñoso el soldado
se ve de la victoria abandonado;
pues sólo la consigue
el que ansioso me busca y fiel me sigue.
MARTE
Si a la pluma el cañón no responde,
es sin fruto el trabajo del sabio;
y por mucho que esfuerce su labio,
no hay quien ose a su voz responder.
PALAS
Si al cañón no responde la pluma,
suda el héroe, trabaja y se afana;
y por una victoria que gana
mil alcanza del sabio la voz.
MARTE
Sólo llega a triunfar la justicia
con la ayuda del bravo guerrero,
que esgrimiendo en la lid el acero
pone freno a un tirano poder.
PALAS
Nunca pudo escuchar un tirano
de Minerva los claros acentos,
sin probar angustiosos tormentos,
sin llenarse de espanto y horror.
MARTE
De las ciencias la luz no refleja
en los ojos del déspota erguido,
si del brillo a la par no es herido
con que luce el escudo y arnés.
PALAS
Es la guerra una plaga que al mundo
en sus iras los dioses envían,
si el consejo y prudencia no guían
y moderan el bélico ardor.
PALAS Y MARTE
Yo te salvo con mano propicia:
yo quebranto tus duras cadenas:
yo doy fin a tus míseras penas;
por mí gozas feliz libertad.
AMÉRICA
Cese vuestra contienda generosa.
Son tantos los favores que hoy recibo
con tu luz alumbrada, oh sabia Palas,
y de ti protegida, oh fiero Marte,
que decidir será muy ardua cosa
quién en mi dicha tiene mayor parte.
Guerreros son briosos
Bustamante, Negrete, Filisola,
Guerrero, Bravo, Quintanar, Herrera,
y otros grandes caudillos
cuya memoria sola
es largo recordar; y aunque en lid fiera
para vengar mis fueros han entrado
con firme pecho y con sereno aliento,
y de lauro su sien han coronado,
también al dulce acento
de la razón han fiado
mil veces el honor del vencimiento.
Todos siguen las huellas a porfía
del adalid proclamador primero
de la divina triple garantía:
y en este gran guerrero
nadie podrá decir lo que más brilla,
si el belicoso ardor del crudo Aquiles,
si del anciano Néstor la experiencia,
o del divino Ulises la prudencia.
MARTE
Ya que tus labios la virtud pregonan
del grande campeón...
PALAS
          ... Ya que has mentado
las glorias de Iturbide...
PALAS Y MARTE
Oye con atención: después decide.
MARTE
Como arbolillo
que el hortelano
desde temprano
sabe regar:
tal Iturbide
por mí guiado,
fue acostumbrado
al rudo afán.
PALAS
Como la rosa
desplega flores,
y esparce olores
en el abril:
su alma sublime
tal he adornado,
tal la he llenado
de dones mil.
MARTE
Mi escudo y lanza
le di en campaña,
le di mi saña,
mi intrepidez.
Ceñí de lauro
su invicta frente,
del rayo ardiente
su diestra armé.
PALAS
Hícelo astuto,
prudente y sabio,
puse en su labio
la persuasión;
y si a su brazo
no hay quien resista,
también conquista
su dulce voz.
MARTE Y PALAS
Yo te salvo con mano propicia:
yo quebranto tus duras cadenas;
yo doy fin a tus míseras penas;
por mí gozas feliz libertad.