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11

Cartas del archivo de Galdós, eds. Sebastián de la Nuez y José Schraiban, Madrid, Taurus, 1967, p. 121.

 

12

«asombra recordar, -afirma G. Ribbans- sobre todo después de la muerte de Manuel de la Revilla en 1881, la falta de atención crítica profunda que suscitan novelas tan centrales como La desheredada y Fortunata y Jacinta» («Los altibajos de la crítica galdosiana», en La elaboración del canon en la literatura española del siglo XIX (Barcelona, 20-22 de octubre de 1999), eds. L. F. Díaz Larios et alterum, Barcelona, Universitat de Barcelona-PPU, 2002, p. 360).

 

13

Denuncias semejantes habían aparecido con anterioridad. Dice en la segunda reseña a La desheredada: «¿Han escrito los periódicos populares, con motivo de este libro, artículos de sensación, de los que tienen titulejo o rótulo especial para cada párrafo? Nada; el silencio» (91). Y en la segunda a Lo prohibido: «la prensa apenas ha dicho nada de La de Bringas, ha dicho poco de Tormento y por las señas no parece dispuesta a decir mucho de Lo prohibido» (150).

 

14

A. Sotelo Vázquez, por la misma razón, habla de «parcos juicios» (Prólogo a la edición de Fortunata y Jacinta, ..., p. XVIII).

 

15

Véase: F. Caudet, «Fortunata y Jacinta: el «naturalismo espiritual», en Textos y Contextos de Galdós. Actas del Simposio Centenario de «Fortunata y Jacinta», eds. J. W. Kronik y H. S. Turner, Madrid, Castalia, 1994, pp. 91-104; J. Maurice, «Sobre dos capítulos de Fortunata y Jacinta: el "Naturalismo espiritual" en el texto», en Pensamiento y literatura en España en el siglo XIX. Idealismo, positivismo, espiritualismo, eds. Y. Lissorgues y G. Sobejano, Toulouse, Université de Toulouse-Le Mirail, 1999, pp. 179-188.

 

16

Sigo citando, y en adelante, por A. Sotelo Vázquez, ed., Galdós, novelista..., p. 90.

 

17

Téngase en cuenta que el propio modelo teórico clariniano se configura conforme a esto, y en él están desterrados el cientifismo, el carácter de escuela cerrada y el positivismo naturalistas. Véase: Del naturalismo -La Diana, febrero-diciembre, 1882-, Del estilo en la novela -Arte y Letras, julio-diciembre, 1882- y Prólogo a La cuestión palpitante (1883). Los rasgos naturalistas que el crítico asturiano alaba en La desheredada, en sus dos reseñas de El Imparcial, son: la sencillez del argumento, la presencia de las clases bajas, las voces de los personajes, el estilo indirecto libre y la composición natural, no artificiosa.

 

18

También había contemplado esto Leopoldo Alas en Lo prohibido (1885) al referirse al capítulo XI de la parte, Los jueves de Eloísa, como «estudio de observación y adivinación a lo Balzac» (145).

 

19

A. Sotelo Vázquez en su ed. citada, pp. XXXIII-XXIV, hace referencia a esta huella de Cervantes. Véase, entre otros: S. Gilman, que lo trata desde otra perspectiva, Galdós y el arte de la novela europea, 1867-1887, Madrid, Taurus, 1985, pp. 153 y ss.; R. Benítez, Cervantes en Galdós, Murcia, Universidad de Murcia, 1990; D. F. Urey, Galdós and the Irony of Language, Cambridge, Cambridge University Press, 1982.

 

20

H. Mitterand ha diferenciado este doble modelo en E. Zola. Véase: Zola et le naturalisme, París, PUF, 1986 y Zola. L'histoire et la fiction, París, PUF, 1990.