Jornada primera |
|
Salen EL REY y ACOMPAÑAMIENTO, con memoriales, EL
DUQUE, ALEJANDRO y RUGERO, hijos del Rey.
|
REY | Una
silla me llegad; | | la gota me trae sin mí, | |
|
|
|
|
REY | (Ap. | Para males tan prolijos, | | que a mis dos brazos iguala, | | dos báculos me señala | | mi vejez en mis dos
hijos. | | Bien que impropio se desmiente | | entre los dos mi
retrato, | | pues éste tiene de ingrato | | lo que estotro
de obediente. | | Reñirle pienso otra vez, | | pues será
buena ocasión.) | | Hijos, paciencia, éstas son | | pensiones de la vejez. | | (Siéntase.) |
|
|
RUGERO | (Ap.) |
¡Que el Rey me estorbase así! | |
|
|
ALEJANDRO | (Ap.) | ¡Que
ahora el Rey me estorbase! | |
|
|
|
|
RUGERO | (Ap.) | Pero saldremos de aquí. | |
|
|
|
(Llegue EL DUQUE por un lado a hablar al REY.)
|
|
|
DUQUE | Mirad, | | que han reñido en este instante | | el Príncipe
y el Infante. | |
|
|
|
DUQUE | Porque
remediéis lo digo | | la causa de tantos males. | |
|
|
REY | Ya
os entiendo; memoriales; | | no quede nadie conmigo. | |
|
|
|
(Vayan dando memoriales, y hace que se va RUGERO.)
|
RUGERO | Voime, pues vengarme espero. | |
|
|
|
|
| (Vase.) |
DUQUE | Yo cumplí con ser leal. | | (Vase.) |
|
|
REY | Esperad; no os vais, Rugero. | |
|
|
RUGERO | (Ap. | ¡Hay tal vejez!
Vive Dios... | | ¡Que esto consiento!, ¡esto escucho!) | | ¿Qué
mandáis? |
|
|
REY | Yo
tengo mucho, | | Príncipe, que hablar con vos. | |
|
|
RUGERO |
Obedeceros intento. | | (Ap. | Largo ha de ser el sermón.) | |
|
|
REY | (Ap. | Dios temple su condición.) | | Estadme, Rugero,
atento. | | Seis años pienso que hará | | que mi
esposa y madre vuestra | | a ser mejor cortesana | | se partió
a mayor esfera, | | dejando a este reino triste | | la admiración
más suspensa, | | la imaginación con ojos, | | y
la emulación sin lengua; | | y a mí, con ser quien
la pierde, | | consolado, que es violencia | | culpar, siendo oficio
suyo, | | a la muerte lo que lleva, | | puesto que nos da de gracia | | todo aquello que nos deja. | | Decís que estoy ya muy
viejo | | (decís muy bien) y que fuera | | razón
que aquesta corona | | pusiera en vuestra cabeza. | | Esto ha de
salir de mí, | | que el gobierno y la grandeza | | no consiste
en procurarla, | | sino sólo en merecerla. | | ¿Sabéis
a lo que se expone | | el que un imperio gobierna? | | No hay cosa
bien hecha en él | | que a los suyos lo parezca: | | Si
es justo, cruel le llaman; | | si es piadoso, le desprecian; | | pródigo, si es liberal; | | avaro, si se refrena; | | si
es pacífico, es cobarde; | | disoluto, si se alegra; | | hipócrita, si es modesto; | | es fácil, si se
aconseja. | | Pues si la virtud no basta | | al que la virtud conserva | | vos, todo entregado al ocio, | | al apetito y torpeza, | | mal
podréis vivir buen rey | | si aun ser bueno no aprovecha. | | ¿Y cómo es posible, cómo | | (si ya el cielo
no lo trueca), | | que gobierne tanto imperio | | quien a sí
no se gobierna? | | Yo, pues, ahora me quejo, | | que vos, rompiendo
obediencias, | | preceptos atropellando, | | al Duque, que me sustenta | | la carga de mis cuidados, | | con rigor y con soberbia | | le
queréis quitar la vida, | | porque yo le quiero, y ésta, | | contra mi bien declarada | | viene a ser precisa ofensa. | | ¿El
Duque en qué os ofendió, | | que con la espada
sangrienta | | le buscáis puertas al alma | | y a vuestras
venganzas puertas? | | Y ahora con vuestro hermano | | habéis
tenido allá fuera | | un enojo. Ea, rapaz, | | prended el
labio a la lengua, | | pues él os da más discreto | | la respuesta sin respuesta. | | Noramala para vos, | | en las
alarbes fronteras | | gastad esas altiveces, | | y de la gola a
las grevas | | sobre el andaluz armado | | el rey Otomano os vea. | | ¡Con tu hermano! ¡Bien por Dios! | | Y con el Duque, que es
fuerza | | que por mí el uno le sufra, | | y otro por él
le consienta. | | ¿No queréis os dé consejo? | |
Pues sabed que en mí es fineza | | que aunque hay muchos
que aconsejen, | | son pocos los que aconsejan. | | Bien sé
que me aborrecéis; | | y aunque os diga vuestra idea | | que del que es aborrecido | | nunca es buena la sentencia | |
para ser recto el consejo | | es necesario que sea, | | no de aquél
que yo quisiere, | | sino de aquél que me quiera. | | Vos
injuriáis los humildes; | | pues temed con todas veras | | más hacer ofensa al pobre | | que hacer al señor
afrenta, | | porque el señor, cuando mucho, | | si se llama
a la defensa, | | o con la espada se incita | | o con el plomo
se altera. | | Pero el pobre con el llanto; | | mirad, pues, la
diferencia | | que hay entre el llanto y la espada; | | que el
rico una vez se venga, | | y el pobre se está vengando | | todo el tiempo que se queja. | | A las letras os negáis, | | y puesto que es evidencia | | que buena ciencia sin sangre | | o se escurece o se afea, | | también a una buena sangre | | es menester buena ciencia. | | Nunca al que os pide le dais; | | pues aunque no lo merezca, | | ya merece lo que os pide | | siquiera
por lo que os ruega | | porque no hay cosa más cara | |
que la que cuesta vergüenza. | | En estas calles y plazas, | | siempre que la aurora argenta | | cuando ha de dorar con rayos | | el padre de las estrellas, | | se hallan muertas mil personas, | | y la desdicha es aquesta; | | que es tal vuestra mala fama, | | que aunque el vulgo las cometa, | | dice, hecho una lengua
todo, | | que tenéis la culpa dellas. | | De suerte, que
vos, Rugero, | | citando me llamo a clemencias, | | os provocáis
a rigores; | | si os muestro amor, vos soberbia | | si doy premio
a mis vasallos, | | castigáis al que se premia; | | avaro
sois, si yo doy; | | libre, si os suelto la rienda; | | si os detengo,
os incitáis | | los consejos os molestan, | | los avisos
os perturban, | | los rigores os desvelan, | | las venganzas os
incitan, | | la crueldad os atropella, | | sois mal quisto con
los vuestros, | | y no hay vasallo que os quiera; | | y tal vez
puede mentir | | una lengua y otra lengua | | pero todas, no es
posible, | | pues el pueblo, es evidencia | | que habla por lengua
de Dios | | y es imposible que mienta. | | Gobernad vuestras acciones | | para que Polonia vea | | que os reducís a vos mismo, | | y que hoy de nuevo se trueca | | vuestro rigor en piedad, | |
y sois, con acciones nuevas, | | comedido en las palabras, | |
justiciero en las sentencias, | | piadoso en la ejecución, | | disimulado en la ofensa | | advertido en los peligros | | y firme
en las resistencias. | | Si esto hiciéredes, Rugero, | | mi corona, mi grandeza, | | cuanto aquesta espada rige, | | cuanto
estas canas gobiernan, | | será vuestro desde luego; | | pero si no se reserva, | | ni un hermano que os obliga, | | ni
un valido que os respeta, | | ni un pueblo que os obedece, | |
ni un padre que os amonesta; | | si soy padre, seré rey, | | porque en tan graves materias, | | quien no premia, no es prudente | | ni el que no castiga, reina. | |
|
|
RUGERO | Ya que en cualquiera
ocasión | | cuanto imagino os molesta, | | hoy me habéis
debido en ésta | | el cuidado y la atención. | | Y aunque llegue a merecer | | con vos nombre de importuno, | |
a esos cargos uno a uno | | os tengo de responder. | |
|
|
REY | Cuando
airado y ofendido | | me hallo de vuestro rigor, | | perderé
en ser vencedor | | y ganaré el ser vencido. | | ¡Oh, plegue
al cielo, que aquí, | | Rugero, me convenzáis | |
|
|
RUGERO | Sí haré, si atento me estáis, | |
|
|
|
RUGERO | Digo
así: | | Cuando al despedirse triste | | el estío
rigoroso, | | con voces de llamas muertas | | iba llamando al otoño; | | cuando a castigar las flores, | | examinando los sotos, | | salió
juez de residencia | | severamente el Agosto; | | cuando el dorado
Setiembre | | de los esquilmos dichosos, | | puntales pone a los
cielos | | de granos de fruto en oro | | entonces con mis monteros | | medí al monte los contornos, | | ya conquistando los
sauces, | | ya averiguando los poyos. | | Cuando viendo que no
hallamos, | | ni aquel animal cerdoso | | que hace alfanjes los
colmillos | | para destroncar los chopos; | | ni hallando entre
tanto monte | | al venado, que ganchoso, | | coronista de su vida, | | se la escribe en sus dos troncos; | | nos apeamos los tres, | | y en la margen de un arroyo | | que por no tener con quien | | murmuró consigo propio, | | haciendo alfombras de flores | | nos descansó lo frondoso, | | elevó lo cristalino | | y suspendió lo sonoro. | | Al descanso ya entregados, | | viéndonos tristes y solos, | | tratamos de murmurar, | | que éste es el manjar del ocio. | | Gobernamos tus Estados, | | dispusimos sentenciosos, | | culpamos unos ministros, | | diferenciamos
a otros: | | Materia que tantos tocan, | | y que la entienden tan
pocos. | | ya a mormurar destinados, | | yo, más entonces
que todos, | | a tu fama me adelanto | | y a tu impiedad me provoco. | | ¿Cómo (les dije) mi padre | | no sacude de los hombros | | el peso de esta corona, | | flaco Atlante a tanto globo? | | ¿Piensa,
por ventura, piensa | | mi padre, que por ser mozo | | no sabré
regir el cetro, | | cuando a los alfanjes corvos | | puso freno
aqueste acero. | | Y del fronterizo moro | | más cabezas
dio a la Parca, | | que flores agosta el Noto? | | Ya la política
he visto, | | ya tengo previsto el modo | | de saber regirse un
rey; | | no es difícil, pues con sólo | | ser afable
de ordinario, | | ser a veces rigoroso, | | con no ser todo de
nadie | | y ser a un tiempo de todos, | | ser remiso en los castigos, | | no ser tardo en los negocios, | | con pedir consejo a muchos | | y determinar con pocos, | | con oír cuanto le digan, | | con valor y sin enojo | | (que Príncipe que no escucha | | no puede vivir dichoso), | | con tener buenos ministros | | (que
en esta parte es el todo), | | ni subir a unos de presto, | | ni
bajar de presto a otros, | | será un Príncipe
perfecto, | | liberal, sabio y dichoso; | | si esto es lo que te
dijeron, | | ni lo niego ni lo ignoro. | | Ya he satisfecho esta
parte | | mas volviendo a los enojos | | de tu privado y mi hermano, | | ambos tan tuyos en todo | | que el Duque en tu Estado reina | | cuando mi hermano en tus ojos, | | digo: que al Duque aborrezco, | | porque lisonjero y loco, | | atrevido, descompuesto | | en mi
agravio y en su abono | | contigo me ha descompuesto; | | él
te enoja si me enojo, | | cuando soy cruel, te avisa; | | calla,
cuando soy piadoso; | | si galanteo, lo sabes; | | no disimula,
si rondo; | | dícete si vengo tarde, | | cállate
si me recojo; | | conquista lo que conquisto, | | pretende lo que
enamoro. | | Y en cuanto a mi hermano, digo, | | que por los cielos
hermosos | | por cuyos trópicos bellos | | discurre el ardiente
Apolo, | | que he de tomar la venganza | | del fuego a que me provoco, | | si ya en mí, como en su sangre, | | la satisfacción
no cobro. | | ¿Bueno es que yo con el Duque, | | o me incite escandaloso, | | o imprudente me atropelle | | a decirle mis ahogos, | | y vuelva
por él mi hermano | | en esa cuadra, y no sólo | | a la defensa se incite, | | sino que ardiente y furioso | | contra
mí el acero empuñe?... | | ¡Oh!, ya repartido
en trozos | | desasido de tu esfera, | | baje ese encendido globo | | a desvanecerme en llamas | | que el viento reparta en polvo. | | Si antes que la aurora borde | | de luz y esplendor dos polos, | | con hilos de aljófar éste, | | y esotro con hebras
de oro, | | no he de tomar la venganza | | que debe a mi honor
heroico! | | ¿Contra mí empuñar la espada? | | ¿Cómo
¡oh cielos! rayos, cómo | | ni vosotros me vengáis, | | ni me socorréis vosotros? | | en fin, tú tienes
la culpa, | | tú, Señor, de que animoso | | me incite
mi hermano mismo | | me ofenda un vasallo impropio. | | De hoy
más, guárdese Polonia | | y mi hermano de tu solio, | | de tu palacio real | | no mueva los pies medrosos, | | que de
sus venas mi acero | | ha de sacar valeroso, | | si el cielo no
le sepulta, | | sangre que despida en golfos; | | rayo he de ser
desgajado | | de ese primer promontorio | | que se desvanece en
lanzas | | si no se desala en copos. | | Y pues no te ablandan
ruegos, | | ni te obligan mis sollozos, | | ni mi razón
te apacigua, | | ni a quien me incite perdono, | | ni a quien me
obligue consiente, | | ni a quien me aplaudiere abono, | | siendo
áspid, veneno, furia, | | ira, pena, rabia, asombro, | | prodigio, cometa, rayo, | | Etna, incendio, volcán,
monstruo, | | vívora, ponzoña, fiera, | | venganza,
injurias, enojo | | que si en todo estoy culpado | | más
dicha es, será más logro, | | que si he de llevar
la pena | | de los delitos de todos | | sólo ejercite la
culpa | | quien ha de pagarlo solo. | |
|
|
REY | (Ap. | En tanta resolución | | hoy, que su error no mitigo | | ¿qué haré? si
aquí le castigo | | irrito su indignación. | | Cuando
intenté reducirle, | | amonestarle o moverle, | | ni me
ha bastado prenderle, | | ni me ha faltado reñirle. | |
¡Válgame Dios! ¿qué he de hacer? | | Hijo, tú
tienes razón... | | (Ap. | Así atajo su pasión; | | de esta manera ha de ser.) | | Dame los brazos. |
|
|
|
REY | Llégate, Rugero, a mí, | | que bien conozco
de ti, | | con tu obediencia tu amor. | |
|
|
|
|
RUGERO | (Ap.) | Sus lisonjas adivino. | |
|
|
REY | (Ap.) | Que
abrazo al que no me inclino, | | por conservar al que quiero. | |
|
|
RUGERO | (Ap.) | ¿A mí el Rey me muestra amor? | |
|
|
|
(Abrázale, y no le mira RUGERO.)
|
REY | Puesto
que me halle corrido, | | siendo el que me habéis vencido | | vengo a ser el vencedor. | | Hoy en vos mi edad reposa; | | ¿aún
no me queréis mirar? | | (Ap. | No puede disimular | | su
condición vigorosa.) | | Los dos uno hemos de ser | | pues
tanto amor os abona, | | vuestra será esta corona | | como
vuestro mi poder. | |
|
|
RUGERO | Guárdete el ciclo, que así | | seré hechura de tu mano. | |
|
|
|
|
|
Sale ALEJANDRO.
|
|
|
|
REY | Salí, Alejandro, allá fuera. | |
|
|
ALEJANDRO | Sólo que me oigáis quisiera. | |
|
|
REY |
¿Me replicáis? Vive Dios, | | que si palabra me habláis... | | (Ap. | ¡Ay hijo del alma mía!) | |
|
|
ALEJANDRO | Deciros sólo
quería... | | Mas voime. |
|
|
REY | Tened,
no os vais. | | (Ap. | Sin causa le estoy riñendo, | | y crece
en mí la congoja, | | que agasajo al que me enoja | | y
al que he de estimar ofendo.) | |
|
|
ALEJANDRO | (Ap.) | Mi hermano
se ha declarado, | | cuando es él que me ha ofendido. | |
|
|
REY | ¿En fui, que vos atrevido, | | con vuestro hermano indignado... | |
|
|
RUGERO | Yo arrojado, yo cruel. | | De todo la causa he sido. | |
|
|
REY | ¿Pues sois vos el ofendido, | | y estáis volviendo
por él? | |
|
|
ALEJANDRO | Yo soy quien dio la ocasión. | |
|
|
REY | (Ap. | ¿Qué humildad la suya iguala?) | | No repliquéis,
noramala, | | llegad, pedidle perdón. | |
|
|
ALEJANDRO | Mirad,
Señor... (Ap. ¡Esto espero!) | |
|
|
RUGERO | (Ap.) | ¡Qué
esto aguardo!, voto a Dios. | |
|
|
REY | Pedidle los brazos vos, | |
y dádselos vos, Rugero. | |
|
|
ALEJANDRO | (Ap. | Para tan prolijos
daños, | | con más penosa pensión | | me da
el cielo la razón, | | y me la quitan los años. | | Mas si es fuerza que ha de ser, | | yo llego y perdón
le pido, | | y sufra el que no ha nacido | | cuando él quisiera
nacer.) | | Para evitar tus enojos, | | quisiera en esta ocasión, | | que acudiera el corazón | | con lágrimas en los
ojos. | | Corrido y avergonzado | | tus brazos, hermano, pido | |
no por haberte ofendido, | | sí por haberte enojado; | | que intento cuando me arrojo, | | para evitarte esa furia, | | quedarme yo con la injuria | | porque olvides el enojo. | |
|
|
RUGERO |
(Ap.) | ¿Quién creerá que me he alegrado, | | que
el Rey, mi padre, advertido, | | mi cólera haya impedido | | y mi enojo reportado? | | Pues tanto a querer se arroja | | a
mi hermano mi valor, | | que le tengo más amor, | | todo
cuanto más me enoja; | | y si al riesgo me arrojaba, | | o a castigar la osadía, | | porque dije lo hacía, | | y no porque lo intentaba. | |
|
|
ALEJANDRO | ¿No me abrazas? Cruel
estás. | |
|
|
REY | Aún no se vuelve a mirarle. | |
|
|
RUGERO |
(Ap.) | ¡Que esté deseando abrazarle, | | y valga conmigo
más | | mi condición que mi amor! | | ¿Cuál
será, pues, lo que espero, | | si aún lo que quiero
no quiero? | |
|
|
|
ALEJANDRO | (Ap. |
¡Gran rigor!) | | ¡Qué!, ¿mi amor no te reporta? | |
|
|
|
RUGERO | (Ap. | ¿Mas si le amo
para mí, | | para los demás qué importa?) | | Vete, Alejandro, con Dios; | | digo que estás perdonado. | |
|
|
REY | Rugero, lo que he mandado | | es que os abracéis
los dos; | | ea, acaba. |
|
|
|
|
RUGERO | ¿Para qué me agradecéis | | lo que no hago yo por mí? | |
|
|
|
ALEJANDRO | Voime. (Ap. ¡Qué cruel y airado!) | |
|
|
REY | (Ap. |
Aún no estoy asegurado, | | mas yo sé lo que he
de hacer.) | | Dios te eche su bendición. | |
|
|
ALEJANDRO | (Ap.) |
Alguna desdicha espero. | |
|
|
REY | Alejandro, daros quiero | | vuestro
cuarto por prisión; | | no salgáis della, y mirad, | | que con vos me enojaré. | |
|
|
ALEJANDRO | Digo que obedeceré; | | mas mire tu Majestad... | |
|
|
|
ALEJANDRO | (Ap.) |
¡Qué severo! | | ¡Ah, quién decirle pudiera... | |
|
|
REY | Alejandro, no vais fuera; | | no salgáis fuera, Rugero. | |
|
|
|
|
|
REY | (Ap.) | A Alejandro he de ir a ver. | |
|
|
ALEJANDRO | (Ap.) |
Yo he de ir a ver mi esposa. | |
|
|
|
(Llevan al REY.)
|
|
Salen COSCORRÓN y CLAVELA, con luces.
|
COSCORRÓN |
Pon, Clavela, en el bufete | | las luces. |
|
|
|
|
|
COSCORRÓN | Yo también ¿no soy criado? | |
|
|
CLAVELA |
Entrambos de un dueño somos. | |
|
|
COSCORRÓN | ¿Tenemos
lenguas entrambos? | |
|
|
|
COSCORRÓN | Pues
va de murmurar, | | porque siempre me he preciado | | de cumplir
con los preceptos | | del oficio con que trato. | |
|
|
CLAVELA | La lengua
me hace mur, mur, | | y tengo aquí rebalsados | | chismes
de cuatro semanas. | |
|
|
COSCORRÓN | Yo nunca los guardo tanto, | | porque aún no los he sabido | | cuando ya los he gastado. | |
|
|
CLAVELA | En efecto, Coscorrón, | | servimos los dos... |
|
|
|
CLAVELA | A Casandra, la Duquesa... | |
|
|
COSCORRÓN |
Yo a la iglesia la acompaño, | | que no en todas las
comedias | | he de servir de lacayo. | |
|
|
CLAVELA | Yo la sirvo de
doncella, | | y estando en tan bajo estado | | no me sirvo a mí
de nada. | |
|
|
|
CLAVELA | Al
caso. | | Como digo de mi chisme, | | ya conoces a Alejandro, | |
el Infante, y el querido | | del Rey su padre, el hermano | | de
Rugero. |
|
|
COSCORRÓN | Sí
conozco, | | pues todas las noches le hallo | | tan esquina en
esa calle, | | que no sé si me he llegado | | a orinarle
alguna vez. | |
|
|
|
|
CLAVELA | Digo, pues, que cierta noche, | | yo vengo, tomo,
¿y qué hago? | | hágome un poco dormida | | mi ama
estaba rezando: | | Llegóse a mirar si duermo; | | ronco
un poco, un poco aguardo | | suelta un poco los chapines, | | echa
en la manga el rosario, | | yo, por ver lo que pasaba, | | hago
como que me rasco | | y por entre dedo y dedo | | voy mirando y
más mirando; | | ella, quedo y más quedito, | | como
la que va pisando, | | los huevos de las despensas, | | que esotros
ya se acabaron; | | abre una puerta, y abierta, | | hétele
por do va entrando | | muy rubito y muy falsito | | el susodicho
Alejandro. | | -¿Estamos solos?, -la dijo. | | -Sí, esposo,
solos estamos, | | -le respondió mi Señora, | | y
entráronse paso a paso. | |
|
|
COSCORRÓN | Aquí
no hay que proseguir, | | supuesto que se han entrado. | |
|
|
CLAVELA |
Pues oye ahora otro cuento. | |
|
|
COSCORRÓN | Juro a Dios
que estoy rabiando | | por murmurar otro poco; | | déjame
llegar al plato, | | y puesto que hay para todos, | | cenemos,
Clavela, entrambos; | | ¿al Príncipe ya conoces? | | ¿a
Rugero, aquel hermano | | de este Alejandro que has dicho? | |
Pues sabe, que enamorado | | está también de mi
ama. | |
|
|
|
|
|
(Dentro ruido.)
|
|
COSCORRÓN |
Yo
nací | | murmurador desgraciado, | | pues me han reducido
al cuerpo | | lo que iba ya vomitando. | |
|
|
|
Sale CASANDRA,
duquesa.
|
|
|
CASANDRA | ¿Qué hacéis tan solos
entrambos? | |
|
|
COSCORRÓN | Hemos urdido una tela, | | un vestido
hemos cortado, | | hase aforrado en lo mismo | | y ya se estaba
acabando, | | porque yo lo abotonaba | | y ésta le estaba
ojalando. | |
|
|
|
|
|
|
|
COSCORRÓN | Por
san Pablo | | que me has de escuchar por fuerza, | | o que, de
hacer lo contrario, | | te has de volver a llevar | | todo cuanto
has murmurado. | |
|
|
|
(Vanse.)
|
CASANDRA | Supuesto que ya se han ido, | | la puerta del jardín abro, | | pues vi desde estotra
reja, | | que ya mi esposo ha llegado | | con la llave del postigo. | |
Sale ALEJANDRO muy triste, sin mirarla.
| Dueño,
señor, Alejandro, | | esposo... |
|
|
|
CASANDRA | Llega, Infante, y en mis brazos... | |
|
|
ALEJANDRO |
Cierra, cierra ese postigo. | |
|
|
CASANDRA | Va, Señor, está
cerrado, | | (Cierra.) | dame los brazos ahora. | |
|
|
|
CASANDRA | ¿Pues
qué embarazo, | | qué enojo, qué suspensión | | de ti te enajena tanto, | | que ni te ves en mis ojos | | ni descansas
en mis brazos? | | ¿Apenas ayer ¡ay Dios! | | nuestras dos almas
juntamos | | al tálamo de himeneo: | | Apenas con amor casto | | te di la mano de esposa, | | y hoy a mis ojos trocado | | vas
reduciendo en despegos | | los que ayer fueron halagos? | | ¿Pésate
de ser mi esposo? | | Dilo, Alejandro, habla claro | | pero esto
no puede ser, | | pues cuando ¡ay desdichas! cuando | | suceda
por mujer propia, | | que debieras he pensado, | | ya que a aborrecer
me llegues | | siquiera disimularlo; | | si es porque Infante naciste, | | si no te excedo, te igualo, | | que el sol, planeta mayor, | | lo está rubricando en rayos. | | Mi padre fue el duque
Urbino, | | y en el sarraceno campo | | por la defensa del tuyo | | tantos triunfos dio a su brazo, | | que cansada ya la muerte | | de llevar tantos paganos, | | mató a mi padre de oficio, | | diciendo al campo contrario, | | si a éste dejo que
os dé muerte, | | no he de entenderme con tantos. | | ¿Temes,
di, que el Rey, tu padre, | | alcance que te has casado? | | Sólo
los dos lo sabemos, | | y el Duque, a quien has fiado | | el alma
de este secreto. | | No te receles, que cuando | | tu padre llegue
a saberlo, | | podrá, cruel y arrojado | | castigarte inobediente, | | mas no culparte indignado. | | ¿No me miras?, no me mates; | | ¿no te debe mi agasajo | | siquiera que me respondas? | | Cuenta,
cuenta tus cuidados, | | que si son muchos, Señor, | | mejor
te ha de ser contarlos, | | porque se gastan las penas | | entre
la lengua y el labio | | acaba, por Dios, esposo. | |
|
|
ALEJANDRO |
Casandra, si no he contado | | de mis recelos la causa, | | es
porque son tan extraños | | que no tengo otro consuelo | | sino el que en decirlos hallo, | | y si los digo, es muy cierto | | que he de empezar a llorarlos. | | Pero ahora con pensar | | que
he de tener aquel rato | | de consuelo en referirlos, | | con más
paciencia los paso | | pero en pasando el consuelo | | ninguna
templanza aguardo, | | que moriré de sentirlos | | ya que
viva de contarlos. | |
|
|
CASANDRA | Pues repártelos conmigo, | | yo los lloraré escuchados, | | tú a mí
me consolarás | | por ver que los voy llorando, | | y cumpliremos
a un tiempo | | con los males en llorarlos, | | con el amor en
decirlos, | | y así hallaremos entrambos | | el consuelo
en la desdicha | | y la templanza en el llanto. | |
|
|
ALEJANDRO | Allá
ya voy a enternecerle. | |
|
|
CASANDRA | Cuéntalos presto,
Alejandro, | | que no habrás menester mucho, | | que ya
se están asomando | | a mis ojos mis suspiros | | en lágrimas
congelados, | | que las lágrimas son penas | | que por el
alma buscaron. | | La lengua que las pronuncie, | | y por no acertar
el labio | | resolvieron en aljófar | | cuanto en fuego
congelaron. | |
|
|
ALEJANDRO | Dígote, pues, que esta noche, | | apenas del lecho casto | | y de tu amor me aparté | | sin
sentirme tus criados, | | cuando a cumplir con mi padre | | vuelvo,
Casandra, a palacio. | | Segunda vez me desnudo, | | a otro tálamo
me llamo, | | bien que el tuyo fue de amor | | y estotro fue de
cuidados; | | duérmome, no me dormí, | | porque el
sueño es un ensayo | | de cada día, en que todos | | la muerte representamos, | | y aun es paso que se yerra | | con
estar tan ensayado: | | Sueño, pues, que mal herido | |
del acero de mi hermano | | anegaba mis suspiros | | entre mi sangre
y mi llanto. | | Soñando, la espada empuño | | y
dormido me levanto, | | despierto y no desperté, | | pues
con estar levantado, | | fue tanta la aprehensión | | de
aquel confuso letargo, | | que con verme en pie y despierto | | dudé por muy grande rato | | si era sueño el
verme libre | | o era verdad lo soñado. | | Vístome;
silgo a la sala; | | busco a Rugero... ¿Llamaron? | |
|
|
|
(Llaman.)
|
|
ALEJANDRO | ¿Quién
podrá ser, | | que sin llave se haya entrado | | hasta el
jardín? |
|
|
CASANDRA | Será
el Duque, | | a quien una llave he dado | | para que entre a cualquier
hora. | |
|
|
|
|
|
Sale EL DUQUE, turbado.
|
DUQUE | ¡Infante!
¡Duquesa hermosa... | |
|
|
|
|
|
|
|
DUQUE | Excusad el preguntarme, | | puesto que ya me
adelanto, | | y escuchad a lo que vengo. | |
|
|
ALEJANDRO | Prosigue,
ya te escuchamos. | |
|
|
DUQUE | Ya te acuerdas que el príncipe
Rugero, | | tu hermano, vengativo, cruel, y fiero, | | esta mañana
se enojó conmigo; | | y tú, como mi amigo, te
pusiste a mi lado; | | y que Rugero, el príncipe, enojado, | | tú leal y piadoso y él severo, | | quiso indignar
la mano y tú el acero; | | que el Rey salió a
este punto, | | que él quedó más airado
y tú difunto; | | que porque diste causa a tal exceso | | dentro en mi cuarto te mandó estar preso. | | También
lo supe yo, no pues te espante | | que en caso semejante, | | cuando
atenciones a mi voz conquisto, | | te refiera otra vez lo que
tú has visto. | | Que para referir penas tan fieras | |
es preciso acordarte las primeras. | | Apenas con el alma recelosa | | esta noche veniste a ver tu esposa, | | cuando en Palacio,
de tu amor llevados, | | señores, oficiales y criados, | | en la antesala juntos, | | verdaderos retratos o trasuntos | | de unión y confianza, | | cada cual por su enojo se
abalanza | | a abonar tu lealtad, culpar tu hermano, | | llamándote
obediente y a él tirano. | | Cuando al lance primero, | | los parciales y amigos de Rugero, | | queriendo a su Señor
mostrarse fieles, | | aunque pocos, por suyos muy crueles, | |
sin aguardar razones por cansadas, | | remiten la venganza a
las espadas, | | sea por lisonjeros o leales. | | ¿No suele verse
en unas fiestas reales | | todo un vulgo arrojarse a los aceros, | | y ocasionados todos, todos fieros, | | sin saber con quien
riñen indignados, | | mucho más que ofendidos
irritados, | | aunque su mismo empeño los disculpa | | buscarse
la venganza sin la culpa, | | y que al mismo concurso desta
gente | | llega un toro atrevido e impaciente. | | Y sin que de
sus ímpetus se espante | | juega la media luna por montante, | | y derribando sus altivos cuellos, | | los mete en paz para
reñir con ellos? | | Rugero, así atrevido, así
arrojado, | | los divide cruel y denodado; | | al que del otro
acero le apartaba, | | mas presto entre su sangre le apuraba; | | tanto, que el que se halló con nueva suerte, | | se
apartó de una muerte a la otra muerte. | | Sale tu padre,
y todos, en efeto, | | o huyeron de temor o de respeto, | | tan
sano y con afectos diferentes, | | que el valor no repara en
accidentes, | | que al Príncipe premió y a sus
criados, | | y con la guarda a los demás culpados | | puso
en prisión la causa averiguando: | | Entró luego
a tu cuarto, y no te hallando | | como en él te dejó
primero preso, | | sintió la inobediencia, no el exceso; | | y aun pensando que fueras el culpado | | del suceso pasado, | | por no hallarte obediente subió a tanto | | el sentimiento,
que pasó a ser llanto; | | y como entre decrépitas
y airadas | | destilaba las lágrimas cansadas, | | dio con
nuevos despojos | | parasismos de aljófar a sus ojos, | | y helándose sus lágrimas, si ufanas, | | naciendo
perlas, acabaron canas: | | y mandando que todos te buscasen, | | y puesto que te hallasen, | | a una torre te lleven al momento, | | quizá por dar al Príncipe escarmiento, | | o
porque la prisión has quebrantado, | | o porque piensa
el Rey que has provocado | | a tus amigos, y por eso huiste. | | Aquí, Señor, en ti tu honor consiste, | | y aun
lo más que tu crédito interesa, | | si estimas
a tu esposa, la Duquesa, | | huye del Rey la ira, pues infiero | | que por mostrar que es recto y justiciero | | ha de estrenar
en ti el primer castigo. | | Tu vasallo soy siempre, y soy tu
amigo; | | cuerdo eres, sabio el Rey; tú, pues, infiero | | que se castiga más lo que se quiere, | | y en el rigor
contemplo | | que no hay desdicha como ser ejemplo; | | aquí
te han de buscar, puesto que es fama | | que es Casandra, no
dueño, sino dama; | | y si te prenden, pierdes a tu esposa; | | no te des a la plebe maliciosa, | | que se toma licencia | | de
reducir a culpa la inocencia; | | huye aquesta prisión,
que en esta parte | | ha de querer el Rey asegurarte | | y tenerte
guardado | | si el Príncipe contigo está indignado. | | Un caballo te traigo, hijo del viento, | | poca esfera a su
curso un elemento, | | a Belflor, villa mía, | | te puede
trasladar antes del día. | | Tu amigo soy, y no soy lisonjero; | | quiérote amigo, aunque señor te quiero, | | y
si no te parece que he acertado, | | en tu defensa siempre,
y a tu lado | | como debo, arrojado e impaciente, | | ya cuerdo,
ya advertido, ya impaciente, | | ya exponiendo la honra, ya
la vida, | | o en pedazos el alma dividida, | | o entero mi valor
para ayudarte, | | o dispuesto mi ingenio a aconsejarte, | | he
de ser siempre quien te ayude en guerra, | | quien te acompañe
en mar, imite en tierra, | | siga en el monte, busque en el
poblado, | | porque he nacido honrado; | | y sobre ser honrado
otra vez digo, | | que aunque soy tu vasallo, soy tu amigo | |
|
|
|
(Pone un lienzo CASANDRA en los ojos.)
|
ALEJANDRO |
Mucho debo a mi valor, | | pues en ocasión igual, | | siendo
el mayor este mal | | aun le esperaba mayor. | | ¡Oh pena!, templa
el rigor | | con que mi suerte atropellas, | | si ya viendo estas
querellas | | no solicitas durar | | para poderte alabar | | que te
lloran las estrellas. | |
|
|
CASANDRA | No juzgues inadvertido | | que
porque el lienzo he llegado, | | mis lágrimas he enjugado, | | que antes las he detenido; | | iba el dolor divertido | | a entregarse
a mis enojos, | | o a dar el alma en despojos | | de piedad con
mi dolor, | | y echó la presa el valor | | al corriente
de mis ojos. | | ¿Tú no estimas mi cuidado? | |
|
|
ALEJANDRO |
Tuyo, Casandra, es mi ser. | |
|
|
CASANDRA | Esto es saberse vencer. | | ¿Rugero, no está indignado? | |
|
|
ALEJANDRO | Así
el Duque lo ha contado. | |
|
|
CASANDRA | ¿Quebrantaste la prisión? | |
|
|
ALEJANDRO | Por verte fue la ocasión. | |
|
|
|
|
CASANDRA | Pues no aventures aquí | | con tu vida mi opinión; | | porque aunque mi amor me llama | | a impedirle esta partida, | | a ti te vale la vida | | y a mi me importa la fama; | | o algo
se apure la llama | | u obre la ausencia en su ser, | | que puesto
que has de volver | | a un pecho que el tuyo adora, | | cuanto
se consume ahora | | se ha de volver a encender. | |
|
|
|
|
|
CASANDRA | Es
quererte; | | si la ausencia es mayor muerte | | apuremos el dolor. | | Quien no mira por mi honor, | | ¿para qué me quiere
a mí? | |
|
|
ALEJANDRO | ¿Pues yo he de ausentarme? |
|
|
|
ALEJANDRO | ¡Hay vida más afligida! | | ¿De qué
me sirve la vida | | si he de apartarla de ti? | |
|
|
CASANDRA | (Ap.) |
Si me pretende Rugero | | sin mi esposo, ¿qué he de hacer? | |
|
|
DUQUE | Bien te puedes resolver, | | huye el enojo primero. | |
|
|
ALEJANDRO |
Pues ya obedeceros quiero. | |
|
|
DUQUE | Presto, Señor, volverás, | | y de tu amor gozarás, | | pues esto importa a los dos. | |
|
|
ALEJANDRO | Quédate, esposa, con Dios. | | (Apártase
y vuelve la cara.) |
|
|
CASANDRA | Vete, Alejandro, ¿te
vas? | |
|
|
ALEJANDRO | Sin tus brazos no me iré. | |
|
|
CASANDRA |
Toma, y en eternos lazos... | | mas no he de darte los brazos, | | vete, Alejandro. |
|
|
|
CASANDRA | Porque si yo te troqué | | un alma
a otra alma en que muero, | | si las juntamos, infiero | | que
no se han de conocer, | | y ansí se pueden volver | | adonde
estaban primero. | |
|
|
|
DUQUE | Vamos,
Señor, | | que allí el caballo te espera. | |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
CASANDRA | ¡Qué
enojos! | | Vuélvate el cielo a mis ojos. | |
|
|
ALEJANDRO | Vuélvame
el cielo a tu cielo. | |
|
|