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Acto tercero



El Foro de Roma. -Las estatuas. -La tribuna con la silla de oro. -En el fondo se divisa el Capitolio: a su derecha la roca Tarpeya, y a su izquierda el templo de Júpiter Capitolino. -Casas, templos y avenidas a un lado y otro de la escena. A la derecha del actor, en primer término, la casa de Marco Antonio, magnífico palacio con pórtico y escalinata de mármol.
Escena I
Grupos de CIUDADANOS en la plaza; muchos de ellos recostados en la escalinata de la casa del cónsul. -Sale de ésta el esclavo ENNIO, y baja las gradas con dificultad, por estorbárselo los que están allí echados.
UN CIUDADANO No me pises la toga.
OTRO                                   Esclavo, mira
dónde pones los pies.
ENNIO                                     No dejáis trecho. 925
CIUDADANO Pues no se pasa.
ENNIO                             Mi señor me espera;
es Casio el senador.
CIUDADANO                                   Y yo soy Elvio,
ciudadano romano.
OTRO                                  �Te figuras
que aún los patricios nos imponen miedo?
ENNIO No he dicho tal.
CIUDADANO                             Pasó su tiranía. 930
OTRO César domó su orgullo.
ENNIO                                        Es cierto, es cierto.
CIUDADANO Todos iguales somos. -Pasa, esclavo.
ENNIO �Perdonad, perdonad!
(Baja las gradas.)
 
Escena II
DICHOS, CASIO, luego LOS ESCLAVOS.
CASIO                                      �Por qué a mi siervo
amenazáis?
UN CIUDADANO                      Porque enseñar conviene
a algunos que lo olvidan el respeto 935
que al pueblo se le debe.
CASIO                                           Bien hicisteis:
y si otra vez lo olvidas, harás, Ennio,
que te lo acuerde el látigo.
ENNIO, arrodillándose.                                             �Perdona,
señor!
CASIO            �Levanta!
(Aparte.)
                            �Qué insolente pueblo!
(Apartándose con el esclavo.)
Habla con disimulo. �Qué quería 940
Marco Antonio de ti?
ENNIO                                      Que esté en acecho
de tus pasos, y a él sólo mis denuncias
comunique, guardando este secreto
de Lépido y de todos.
CASIO                                     Quiere él solo
saber lo que se trama. Ya penetro 945
su intención. -Bien está: vete al Pretorio.
Allí Bruto estará: busca un momento,
y como hiciste ayer, con maña arroja
este escrito a su silla, y vuelve luego.
(Le da un pergamino. -Se va Ennio.)
�Con qué motivo al pórtico del cónsul 950
corre la muchedumbre?
CIUDADANO                                         Hoy son los juegos
lupercales.
CASIO                    Lo sé.
CIUDADANO                                Con un banquete
festeja Marco Antonio a sus lupercos,
la flor de Roma, que en honor de César
ese rito consagran.
CASIO                                  �Y los restos 955
del banquete aguardáis?
CIUDADANO                                          Y la esportilla
verás cuán llena de manjares llevo.
CASIO �Y así vives feliz!
CIUDADANO                                De balde como:
pilas de jaspe en que bañarme tengo
cuando el ardor canicular, y estufas 960
donde burlar los fríos del invierno;
fieras y gladiadores en el circo;
en el teatro farsas de Laberio:
y luego al fin del año en los comicios
al que me da más suma el voto vendo. 965
�No he de vivir feliz? Cuando el reparto,
me dio César un campo; pero presto
me cansé de labrarlo; que a esa vida
este bullir de la ciudad prefiero.
Conque vendí mi campo y volví a Roma. 970
En la Suburra habito.
CASIO                                     �Y qué es del precio
que te dieron por él?
CIUDADANO                                    Me lo he comido.
CASIO �Y ya no tienes campo ni dinero?
CIUDADANO �Qué importa! �Tengo a César! Mientras viva,
ni al frío, ni al calor, ni al hambre temo. 975
(Aparecen en lo alto del pórtico los esclavos con fuentes de oro, unas que contienen restos de jabalíes, de pescados, de pavos reales, otras con diversas frutas, todo lo cual van distribuyendo a los ciudadanos, que al verlos aparecer, se han agolpado a la escalinata.)
EL ESCLAVO �Ciudadanos! El cónsul os saluda,
y esto os envía en prueba de su afecto.
LOS CIUDADANOS �Viva Antonio!
CASIO, aparte.                            �Aplaudid! En el banquete
que os he de dar, con vuestro aplauso cuento.
UNO �Venid acá!
OTROS                      �Nosotros somos antes! 980
OTROS �Los que han tomado ya, dejen el puesto!
EL ESCLAVO Para todos habrá.
UNO                               Yo fui soldado.
OTRO Y yo estuve en Farsalia.
OTRO                                         Con Pompeyo.
OTRO Yo serví con Antonio.
OTRO                                       En los comicios
yo mi voto le di.
OTRO                             Por cien sestercios. 985
Yo le voté de balde: abridme paso.
(Aparecen en el vestíbulo los lictores y grita su jefe Valerio:)
VALERIO �El cónsul! �Plaza al cónsul!
UN CIUDADANO                                                �Yo me quedo
sin comer?...
EL ESCLAVO                        Ya no hay nada.
VALERIO                                                    �Plaza al cónsul!
(Abren paso y bajan por la escalinata. -Detrás de ellos viene Marco Antonio seguido de los jóvenes lupercos.)
 
Escena III
CASIO, MARCO ANTONIO, LOS LUPERCOS, EL PUEBLO, VALERIO, LOS LICTORES.
EL PUEBLO �Viva Antonio!
ANTONIO                           �Por Hércules, mi abuelo! 990
�Gran banquete! Si todos los romanos
aquí se juntan, para todos tengo.
UN CIUDADANO No para todos.
ANTONIO                          �Cómo no?
CIUDADANO                                               Aquí hay uno:
para mí no alcanzó, y estoy hambriento.
ANTONIO �Tienes hambre? �Te envidio! -Haced que coma 995
este buen ciudadano.
(El ciudadano sube al pórtico, y el esclavo se lo lleva dentro.)
                                    �Oh mis lupercos!
�Oh Quinto Cicerón! Pese a tu tío,
con nosotros estás. Corred, mancebos,
honrad a César, semidiós de Roma:
preparad en su honor el rito nuevo 1000
que hoy consagramos a su ilustre nombre.
�Con divino furor arde Lieo
en nuestras venas! �Evohé!
LOS LUPERCOS                                               �Corramos!
ANTONIO �Mil veces evohé! -Marchad al templo.
(Se van los lupercos.)
 
Escena IV
CASIO, MARCO ANTONIO, EL PUEBLO, LOS LICTORES.
ANTONIO Ciudadanos, las nuevas lupercales 1005
comienzan hoy. A presenciar los juegos
vendrá César al Foro; a su llegada,
señales halle del amor del pueblo.
Su estatua coronad; lauros y rosas
tenéis en mi jardín.
EL PUEBLO                                  �Sí! �Coronemos 1010
a César semidiós!
(Entran algunos en casa de Antonio, y salen luego con ramas de laurel y rosas, con las que tejen una corona y guirnaldas para adornar la estatua de César.)
ANTONIO                               �Oh Casio!, �vienes
con tu esportilla a recoger los huesos?
CASIO Aún, por gracia de César, no he llegado
a tal extremidad.
ANTONIO                              Por gracia, es cierto:
tú bien lo sabes.
CASIO                            �Yo! �Pues hay motivo 1015
para que Casio la merezca menos?
ANTONIO �Siempre torvo el mirar, pálido el rostro!...
�Qué rueda por tu mente?
CASIO                                            Un pensamiento
fijo, tenaz, constante... �no te asombre!,
una quimera, una ilusión, un sueño... 1020
�la libertad de Roma!
ANTONIO                                      �Tú conspiras!
CASIO �Conspirar!... �Y con quién? -Negar no quiero
que hay en los nobles y en la plebe misma
algunos... quizá muchos, que del pecho
en lo más hondo guardan y alimentan, 1025
cual las vestales, el sagrado fuego.
Muchos que el yugo de hoy, blando sin duda,
ansiando están por sacudir del cuello;
y que nuestra República renazca
segunda vez; y como en otro tiempo, 1030
sea el pretor, pretor, y el cónsul, cónsul.
ANTONIO �Son muchos, dices, los que piensan eso?
CASIO Los que lo piensan, muchos; los que osaran
ejecutarlo, pocos.
ANTONIO                                �Tú uno de ellos!
CASIO Si de mi voz en Roma tanta fuera 1035
la autoridad, te juro que, aun a riesgo
de perder la existencia, lo intentara.
�Inútil sacrificio! �El noble ejemplo
nadie siguiera del obscuro Casio!
El terror, la sospecha, el desaliento 1040
los ánimos embarga. Quién oculta
su humillación en el hogar materno,
como en Bruto lo ves: quién la disfraza
con máscara servil: testigos Decio,
Cimbro, Casca, Trebonio, que cortejan 1045
al dictador, odiándole en secreto.
No, Antonio, no conspiro: puede César
vivir tranquilo, de temor ajeno.
Sólo un romano existe, que pudiera
llamarse su rival: el que perplejo 1050
y vacilante y tímido a la orilla
le halló del Rubicón, y su ardimiento
le transmitió, y el límite vedado
le animó a traspasar: el que por medio
del borrascoso mar a Macedonia 1055
voló a salvarle de inminente riesgo:
el que en Farsalia hundió nuestra derecha,
que en persona mandaba el gran Pompeyo.
�Ése, el único es ese que si alzara
la poderosa voz!... �Qué estoy diciendo! 1060
Ése también en gárrulos banquetes,
por olvidar su indigno abatimiento,
su mente ofusca y su vergüenza ahoga
en bullentes raudales de falerno!
ANTONIO Y ése lo acierta, Casio. �Qué es la vida 1065
sin vino y sin amor? Bendice al cielo,
que nos depara en César quien alivie
a pretores y cónsules del peso
de gobernar a Roma. �Sois ingratos!
Le habéis nombrado dictador perpetuo: 1070
eso no basta. Del laurel que ciñe
su vencedora frente brotar veo
las ínfulas de rey.
CASIO                              �De rey!
ANTONIO                                             �Qué importa?
�No lo es acaso ya? -�Gracioso es esto!
�Sufren el hecho, y les asusta el nombre! 1075
Vamos, lictores. -Mira, mira al pueblo
coronando su estatua. -Dime, Casio;
y esos �fingen también?
(Riendo.)
                                         �Vamos al templo!
(Se va precedido de sus lictores.)
 
Escena V
CASIO, EL PUEBLO.
CASIO �Quiere ser rey? Los dioses le han cegado.
Y se acerca su fin. -Pues �no es más necio, 1080
teniendo el hecho, ambicionar el nombre?
Después de su clemencia, este es el yerro
que más le ha de pesar... si por ventura
de que le pese le dejamos tiempo.
�Y Antonio? Antonio me ha entendido; a César 1085
será también traidor con su silencio.
Pocos le quedan ya, y esa noticia...
Si a confirmarse llega, Bruto es nuestro.
�Qué lejano rumor!
EL PUEBLO                                  �Es Bruto! �Es Bruto!
CASIO Él se acerca.
EL PUEBLO                       Salgamos a su encuentro. 1090
CASIO �Bruto! Tu nombre sólo necesito
para acabar con César. Si vencemos,
a par del tuyo aclamarán el mío:
��Casio y Bruto!�, dirán: -�Casio el primero!
 
Escena VI
CASIO, BRUTO, EL PUEBLO.
(El pueblo se ha adelantado a recibir a Bruto y le abre paso, con señales de respeto. Bruto trae en la mano un pergamino arrollado.)
UNOS �Salud a Bruto!
LAS MUJERES                            �Al hijo de Servilia! 1095
OTROS �Al amigo de César!
BRUTO                                    �Qué estoy viendo!
�Su estatua coronáis?
UNOS                                     Lo mandó el cónsul.
BRUTO Casio, �lo ves? El lamentable ejemplo
que los patricios dan, la plebe imita.
�Oh! �La degradación! -�Para ver esto 1100
al Foro me citaste? -Ciudadanos:
el cónsul que lo manda, y los que ciegos
obedecen su voz, ni a César aman,
ni son romanos, ni merecen serlo.
�Arrancad de su estatua esos adornos: 1105
quitadle esa corona! �No estáis viendo
a Junio Bruto allí, que ya indignado
salta del pedestal?
UNOS                                Hoy a los juegos
viene César aquí.
BRUTO                              �Venga en buen hora
y halle romanos; pero nunca siervos! 1110
No imaginéis que la servil lisonja
complace al dictador. Que vuestro acento
le aclame �Padre de la patria�; y basta
a colmar su ambición. -Echad al suelo,
quitadle, os digo, esa corona, insignia 1115
odiosa a Roma, a César el primero.
�Su amigo me llamáis? Pues imitadme:
su amigo quiero ser; y así lo pruebo.
(Arranca los adornos de la estatua de César.)
UNOS Imitemos a Bruto.
OTROS                                Él es amigo
de César.
OTROS                  El mayor.
OTROS                                    Sabrá que en esto 1120
le complace.
OTROS                       �No hay duda!
OTROS                                                �Pues a tierra
esa corona!
TODOS                     A Bruto obedecemos.
(Despojan la estatua de los adornos.)
CASIO Si al Foro te cité para que vieses
despierta a Roma, nunca fue mi intento
en esa baja multitud mostrarte 1125
a Roma: eso no es Roma: es un revuelto
mar que furioso aquí o allí se lanza,
obedeciendo al soplo de los vientos;
y ese soplo es tu voz. Verás a Roma
en sus nobles patricios, herederos 1130
del gran poder tradicional, que ahora
nos usurpa un tirano. Aquí muy presto
llegarán, al rumor del nuevo insulto,
todos en justa indignación ardiendo.
BRUTO �Qué nuevo insulto, di?
CASIO                                         Bruto: esa mano 1135
que al simulacro inmóvil, ha un momento,
la corona arrancó, �sabrá arrancarla
de la frente de César?
BRUTO                                     �No lo creo!
�Casio, no puede ser! �Un rey en Roma!
�César envilecerse hasta ese extremo! 1140
�Casio, no puede ser! -�Yo le conozco!
César en todo es grande: todo el sello
de su grandeza lleva. En sus conquistas,
en sus lides del Foro, en su destierro,
en sus leyes... �qué más?, �hasta en su misma 1145
tiranía hay grandeza! �Oh! �Yo alimento
una vaga esperanza en los impulsos
de su elevado espíritu! Su genio
no ama el poder por el poder; no, Casio:
en él la usurpación no es fin, es medio. 1150
Y acabada su obra, sometidas
las naciones, en paz el universo,
Roma imperando... -�Te sonríes, Casio?
CASIO �Sueña, feliz mortal, sueña! No quiero
por tan breves instantes arrancarte 1155
las ilusiones de tu dulce sueño.
Corto será: y el despertar �qué amargo!
BRUTO �Conque ya no hay virtud? �Conque derecho,
justicia, amor de patria, son palabras,
palabras nada más? �Conque yo duermo? 1160
Hoy otra vez me lo recuerdan: mira.
(Mostrándole el escrito.)
CASIO �En tu casa?
BRUTO                      �En la silla!
CASIO                                          Y son diversos
los caracteres; pero el mismo grito.
(Leyendo.)
��Despierta, Bruto!�
                                   �Inútiles lamentos!
César le adormeció: dejadle: César 1165
a despertarle va: tranquilo espero.
 
Escena VII
CASIO, BRUTO, CICERÓN, EL PUEBLO.
(Cicerón viene por la izquierda del fondo.)
CICERÓN �Dame albricias, oh Casio! �Aún estas canas
pueden salvar a Roma!
CASIO                                        No te entiendo.
CICERÓN �Quieren darnos un rey!
BRUTO                                        �Un rey!
CICERÓN                                                       �La obra
deshacer quieren de tu heroico abuelo! 1170
BRUTO �Un rey!
CICERÓN                No lo temáis.
CASIO                                       �Habla!
CICERÓN                                                     Llamado
fui a casa de César ha un momento.
Voy, llego, me introducen, y hallo juntos
a Hircio, Lépido, Pansa, Planco, Decio,
a los suyos en fin, que un grave asunto 1175
tratando estaban. Salen a mi encuentro
todos, y con benévolo semblante
asiéndome las manos: �Tú eres nuestro,
me dicen, Marco Tulio; tú, lumbrera
del Senado y del Foro; tú, el primero 1180
en ciencia y en virtud... (Esto decían.)
Oye: vas a juzgar. Se ha descubierto
que, según en los libros sibilinos
escrito está desde remotos tiempos,
no vencerá a los Partos quien no lleve 1185
el título de rey. César, dispuesto
a marchar a esa guerra, el vaticinio
desprecia del oráculo. �Y es cuerdo
que por su temeraria confianza
la victoria de Roma aventuremos? 1190
�Apóyenos tu voz en el Senado,
rayo de la elocuencia! �Suene el eco
de esa tu ardiente inspiración divina,
que es orgullo al romano, envidia al griego!...
(Esto decían.) Habla, y la corona 1195
a César das; y a Roma el triunfo cierto.�
CASIO �Y hablarás?
CICERÓN                       No hablaré. Tranquilizaos:
no será rey; a Túsculo me ausento.
CASIO �Callar! �Partir! �Qué dices? A la patria
no le basta tu fuga y tu silencio. 1200
Esa elocuencia que al tirano niegas
se la debes a Roma. Aquí es tu puesto,
en el Senado. Y cuando llegue el día,
álzate audaz, y como en otro tiempo,
grítale entonces: ��Hasta cuándo, César, 1205
abusarás del sufrimiento nuestro?�
Cicerón, tu palabra a los traidores
dará espanto; y a todos, con tu ejemplo,
nos verás contra el pérfido tirano
la voz alzar, y si es preciso, el hierro. 1210
CICERÓN �El hierro! -De tus años juveniles
el ciego ardor, la inexperiencia veo,
y perdono el ultraje. �El hierro, dices!
�Piensas que torne a renacer de nuevo
la libertad aquí, donde bañado 1215
Sila en sangre de nobles y plebeyos,
cansado de matar, depuso el hacha,
y vivió impune, y expiró en su lecho?
�No hubo un puñal en Roma contra Sila
y le habrá contra César? -No acusemos 1220
de injusticia a los dioses. -Ya se junta
el pueblo aquí. Yo parto. A ver los juegos
César vendrá: que mi partida sepa.
No será rey. Para estorbar su intento
basta echar, noble Casio, en la balanza 1225
de Cicerón la ausencia y el silencio.
(Se va.)
 
Escena VIII
CASIO, BRUTO, TREBONIO, CASCA, EL PUEBLO.
(Va llegando al Foro por diversos puntos el pueblo. Trebonio y Casca llegan al marchar Cicerón, y hablan misteriosamente con Casio. -Bruto está aparte, caviloso.)
TREBONIO �Dónde va Cicerón?
CASIO                                     Al Tusculano.
CASCA �No apoyará el sacrílego proyecto?
CASIO �Sabéis?...
TREBONIO                    �Todo!
CASCA                                  �Qué es esto? �Huye el cobarde?
�Vendrá el día, Trebonio, y no tendremos 1230
su autorizada voz! �Nos falta un nombre
popular que a los tímidos dé aliento!
CASIO No faltará: �mirad!
CASCA                                 �Bruto!
TREBONIO                                               �Es posible?
CASIO Nuestro será.
BRUTO, aparte.                        �No acabo de creerlo!
(Movimiento en el pueblo, que dirige sus miradas hacia la izquierda, y procura tomar sitio, trepando algunos a la escalinata, a los pedestales de las estatuas y los capiteles. -Casca y Trebonio se dirigen hacia la izquierda a unirse a la comitiva.)
UNOS �César! �César!
OTROS                           �Ya viene!
UNO                                              �Ciudadanos! 1235
�Saludémosle todos!
OTRO                                    No olvidemos
el consejo de Bruto.
OTRO                                   Sí: aclamarle
debemos: �Padre de la patria!
OTRO                                                  Es cierto:
sólo ese grito le complace.
OTRO                                              Bruto
nos lo ha dicho.
VARIOS                             Sigamos su consejo. 1240
(Entretanto ha salido la guardia de César, y se ha colocado detrás de la tribuna.)
CASIO �Siempre con él su guardia de españoles!
 
Escena IX
CASIO, BRUTO, CASCA, TREBONIO, CÉSAR, DECIO, LÉPIDO, CIMBRO, CINA, PUBLIO SIRO, LABERIO, SENADORES, GUARDIA, PUEBLO DE AMBOS SEXOS, LICTORES.
(Sale por la izquierda del Foro César, vestido de ropas triunfales, precedido de los lictores y acompañado de las personas que antes se citan.)
PUEBLO �Salud a César!
CÉSAR                            �Al romano pueblo
salud!
PUEBLO            �Salud al Padre de la patria!
(Sube César a la tribuna, donde estará colocada la silla de oro. Decio se acerca al paso con disimulo a Casio.)
DECIO �Se decidió?
CASIO                       Aún vacila.
DECIO                                            Será nuestro
de aquí a un instante: aguarda.
(Los sacerdotes de Luperco aparecen por la derecha del Foro con una ara donde arde una llama y con instrumentos músicos.)
UN SACERDOTE                                                    Tu mandato 1245
se espera, �oh César!
CÉSAR                                    Comenzad los juegos.
(César se sienta: los sacerdotes colocan el ara delante de la tribuna y queman perfumes, que se elevan hasta César en nubes de humo, entonando al son de la música el siguiente coro:)
HIMNO A LUPERCO
Sacro ministro del potente Jove:
fuente de vida, animador del mundo:
numen fecundo, tutelar de Roma,
               �divo Luperco! 1250
Blando rocío los sedientos prados
riegue, y del grano, que su seno encierra,
brote la tierra, a tu amoroso aliento,
               frutos opimos.
Hoy solitaria, contemplando en torno 1255
tálamo estéril, silenciosos lares,
va tus altares a colmar de ofrendas
               casta matrona.
Vele tus formas vaporosa nube:
deja el Olimpo, los espacios hiende: 1260
numen, desciende: su mayor tesoro
               Roma te fía.
�Numen, desciende! La fulmínea espada
César esgrime contra el Parto rudo:
cubra tu escudo al dictador de Roma, 1265
               �divo Luperco!
(Durante el coro, el pueblo ha abierto calle a las carreras, y los lupercos, desnudos de medio cuerpo arriba y coronados de pámpanos, han cruzado corriendo, azotando con correas a los que hallaban al paso, principalmente a las mujeres que presentaban las palmas de las manos para recibir el golpe, por creer que así dejaban de ser estériles. Al terminar el coro aparece, por la derecha del Foro, Marco Antonio, seguido de sus lupercos -él y ellos con el traje propio de la ceremonia- y Lucio Cota.)
 
Escena X
LOS ANTERIORES, MARCO ANTONIO, LUCIO COTA Y LOS LUPERCOS.
ANTONIO �No prosigáis! En vano a las deidades
el triunfo les pedís. Caerá de nuevo,
como Craso cayó, quien a los Partos
pretenda sojuzgar, contra el decreto 1270
inmutable del hado. -Lucio Cota,
quindecemviro: tú, que los misterios
penetras de los libros sibilinos,
habla: �qué dicen?
LUCIO COTA                                 �Que ningún guerrero,
que rey no sea, vencerá a los Partos.� 1275
ANTONIO �César, vas a marchar! Para vencerlos
falta a tu frente la real diadema
y yo en nombre de Roma te la ofrezco.
(Dice esto subiendo a la tribuna y haciendo ademán de poner la corona real sobre la cabeza de César. Óyese un ruido sordo y confuso entre el pueblo.)
PUEBLO �Un rey! �Un rey!
LOS LUPERCOS (Aplaudiendo.)
                                �Salud al rey de Roma!
CÉSAR �Qué haces, Antonio? -Aparta: no la acepto. 1280
(Aparta con la mano la corona: el pueblo aplaude.)
PUEBLO �No! �Viva César, Padre de la patria!
CÉSAR (Poniéndose en pie.)
Ese nombre me basta. Yo no anhelo
más que la dicha y el amor de Roma.
El título de rey en otros tiempos
fue grato a la ciudad. Rey se llamaba 1285
Rómulo, fundador de este gran pueblo.
Rey Anco Marcio, y Tulio, y Numa, �Numa,
sabio legislador, rey justiciero!
De la impúdica frente de Tarquino,
indigno sucesor del noble Servio, 1290
esta, que Roma veneraba un día,
sagrada insignia del poder supremo
deslustrada cayó. No, ciudadanos,
no ceñirá mi sien, sin que primero
purificada sea. Al capitolio 1295
llevadla al punto. A Júpiter excelso
con ella coronad. �Júpiter sólo
puede ser rey de Roma! -Si por medio
de la voz de su oráculo nos manda
transmitirla a otra frente, porque en ello 1300
libra la patria su salud, su gloria,
el triunfo de sus armas, el aliento
de las legiones, júzguelo el Senado.
Si él lo decreta, y lo sanciona el pueblo,
obedecerlo juro: si uno y otro 1305
lo rechazan, �no importa! Yo contento
a la lid partiré, llevando el nombre
que he llevado hasta aquí. Basta el que tengo:
�César! �Ya lo conoce la victoria!
�Hay quien sospeche que ceñir pretendo 1310
la regia insignia para ser tirano?
PUEBLO �No! �No!
CÉSAR                   Desde hoy a vuestro amor me entrego.
disuélvase mi guardia. Veteranos:
yo os relevo del sacro juramento.
Os llamaré cuando a la guerra parta: 1315
�ya ciudadanos sois, volved al pueblo!
(La guardia se disuelve y confunde con la multitud, que abraza a los soldados. -César baja de la tribuna.)
PUEBLO �Gloria a César, al Padre de la patria!
CÉSAR �Lictores, apartad!
(Al pueblo.)
                                Aquí indefenso
tenéis a César. El pesado yugo
con su muerte romped: he aquí mi cuello, 1320
romanos: si teméis mi tiranía,
llegad, herid: desnudo os lo presento.
(Adelantándose en medio del pueblo y retirando de su cuello la toga.)
PUEBLO �César es nuestro padre, nuestro numen!
CÉSAR �No hay más numen que Júpiter supremo!
Vamos al templo. Dadme esa corona: 1325
�yo en su cabeza colocarla quiero!
�Seguidme al Capitolio!...
PUEBLO                                           �Al Capitolio!
(El pueblo se lleva a César en triunfo al Capitolio.)
LABERIO, aparte. �Publio Siro, qué actor!
PUBLIO SIRO, aparte.                                        �Qué actor, Laberio!
(Siguen la comitiva de César.)
CASIO, a Bruto. �Lo has oído?, �lo has visto?
BRUTO                                                  �Oh desventura!
CASIO �Duermes, Bruto?
BRUTO                                �No, Casio: estoy despierto! 1330

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