|
Cesa un instante siquiera, |
|
Cesa, avecilla, en el canto, |
|
Y no atraigas a los tuyos |
|
Con tu pérfido reclamo: |
|
El mismo dueño a quien sirves, |
5 |
|
Te arrancó del nido amado, |
|
Te robó la libertad, |
|
Te desterró de los campos; |
|
Y por complacerle ahora, |
|
De tanta crueldad en pago |
10 |
|
A tu esposo y a tus hijos |
|
Tú misma tiendes el lazo. |
|
La voz del amor empleas, |
|
Brindas con dulces halagos, |
|
Cuando la tierra y el cielo |
15 |
|
A amar están convidando; |
|
Pero entre tanto escondida |
|
La muerte acecha a tu lado, |
|
Pronta a salpicar con sangre |
|
Las bellas flores del prado |
20 |
|
¡Ay! deja al hombre cruel |
|
Valerse de esos engaños; |
|
Llamar con voz alevosa |
|
y vender a sus hermanos. |
|
Único asilo en mis eternos males, |
|
Augusta soledad, aquí en tu seno, |
|
Lejos del hombre y su importuna vista, |
|
Déjame libre suspirar al menos: |
|
Aquí, a la sombra de tu horror sublime, |
5 |
|
Daré al aire mis lúgubres lamentos, |
|
Sin que mi duelo y mi penar insulten |
|
Con sacrílega risa los perversos, |
|
Ni la falsa piedad tienda su mano, |
|
Mi llanto enjugue y me traspase el pecho. |
10 |
|
Todo convida a meditar: la noche |
|
El mundo envuelve en tenebroso velo; |
|
Y aumentando el pavor, quiebran las nubes |
|
De la luna los pálidos reflejos: |
|
El informe peñasco, el mar profundo |
15 |
|
Hirviendo en torno con medroso estruendo, |
|
El viento que bramando sordamente |
|
Turba apenas el lúgubre silencio, |
|
Todo inspira terror, y todo adula |
|
Mi triste afán y mi dolor acerbo. |
20 |
|
La horrible majestad que me rodea |
|
Lentamente descarga el grave peso |
|
Que mi pecho oprimió: por vez primera |
|
Se mezclan mis sollozos a mis ecos, |
|
Y apiadado el destino da a mis ojos |
25 |
|
De una mísera lágrima el consuelo... |
|
¡Llanto feliz! Cual bienhechor rocío |
|
Templa la sed del abrasado suelo, |
|
Calma la angustia, la mortal congoja |
|
Con que batalla mi cansado esfuerzo; |
30 |
|
Y en plácida tristeza absorta el alma, |
|
No envidiará la dicha ni el contento. |
|
Solo en el mundo, de ilusiones libre, |
|
De vil temor y de esperanza ajeno, |
|
Encontraré la paz que vanamente |
35 |
|
me ofreció con su magia el universo. |
|
¿Qué importa que a mi planta mal segura |
|
Aún falte tierra en que estampar su sello, |
|
Y al carcomido escollo amenazando, |
|
Me estreche el mar en angustioso cerco? |
40 |
|
¿No me basto a mí mismo? ¿No me es dado |
|
Alzar mis ojos sin pavor al cielo, |
|
Sentir mi corazón que quieto late, |
|
Y el mundo contemplar con menosprecio? |
|
Yo vi en la aurora de mi edad florida |
45 |
|
Sus encantos brindarse a mis deseos: |
|
Gloria, riquezas, cuantos falsos bienes |
|
Anhela el hombre en su delirio ciego, |
|
En torno me cercaron: oficiosa |
|
La amistad redoblaba mi contento; |
50 |
|
La pérfida ambición me sonreía; |
|
Me brindaba el amor su dulce seno |
|
Temí, temblé, me apercibí al combate, |
|
Demandé a mi razón su flaco esfuerzo; |
|
Y apenas pude en afanosa lucha |
55 |
|
Rechazar tanto hechizo lisonjero. |
|
¡Qué fuera, o Dios, si al rápido torrente |
|
Yo propio me arrojara! En presto vuelo |
|
Pasaron cinco lustros de mi vida, |
|
Y el cuadro encantador huyó con ellos; |
60 |
|
Huyó, volví la vista, lancé un grito |
|
Y en vez de flores encontré un desierto. |
|
Mientras el crudo diciembre |
|
Arroja nieve y granizo, |
|
Y del palacio las puertas |
|
Conmueve el ábrego impío, |
|
A su amparo en noche oscura |
5 |
|
Se acoge un mísero niño, |
|
Que abandonaron sus padres |
|
Y no halla en el mundo asilo: |
|
Ambas manos junto al pecho, |
|
Tiembla de susto y de frío; |
10 |
|
Y hasta el aliento le falta |
|
Para demandar auxilio... |
|
¡Jamás tuvo el inocente |
|
Quien oyera sus suspiros, |
|
Quien enjugase su llanto, |
15 |
|
Quien le llamara su hijo! |
|
En el hueco de unas rocas |
|
Le hallaron recién nacido, |
|
Sin más protector que el cielo, |
|
Ni más padre que Dios mismo; |
20 |
|
Sólo Dios, que abre su mano |
|
Para el tierno pajarillo, |
|
Y hasta en el aura derrama |
|
Las semillas y el rocío. |
|
|
Huérfano desventurado, |
25 |
|
No llores tan afligido; |
|
Y llama a la misma puerta |
|
Que hora te sirve de arrimo: |
|
Llama otra vez, que su dueño |
|
En blando lecho adormido, |
|
En sueños ve los tesoros |
|
Que conducen sus navíos; |
|
Y no ha de ser tan cruel, |
|
Que al escuchar tus gemidos, |
|
Te niegue un pobre sustento, |
35 |
|
Te niegue un mísero abrigo. |
|
|
«¡Amparad piadosos |
|
A un niño infeliz; |
|
Y Dios os lo premie |
|
Mil veces y mil! |
40 |
|
Solo y desvalido |
|
¡Ay triste! nací; |
|
Que mi propia madre |
|
Me alejó de sí... |
|
Si madre tuvisteis, |
45 |
|
A Dios bendecid; |
|
¡Y en memoria suya |
|
Doleos de mí! |
|
Nunca una palabra |
|
Cariñosa oí; |
50 |
|
Llanto de mis ojos |
|
Por leche bebí... |
|
|
Por Dios y su Madre, |
|
Piadosos abrid; |
|
Si no, a vuestra puerta, |
55 |
|
Me veréis morir!...» |
|
|
Apenas estas palabras |
|
Sollozaba el huerfanito, |
|
Cuando dentro del palacio |
|
Sonó de un can el ladrido; |
60 |
|
Cien esclavos acudieron; |
|
Y amenazaron al niño, |
|
Si en mal hora el dueño adusto |
|
Despertaba a sus gemidos. |