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31

A Aleixandre se le han hecho muchas preguntas sobre los Sonetos debido a este comentario, y ha dicho muchas veces que los únicos sonetos que Lorca leyó en su presencia fueron los cuatro que han sido publicados y recogidos en OC. (Véase Gabriel Celaya, «Un recuerdo de Federico García Lorca», Realidad, n.º 9 [abril 1968], p. 12, y Comincioli, p. 85, n. 1). Tal vez sea así, pero es seguro que había mucho más que cuatro sonetos en este libro (una fuente recuerda una docena, «un cuento», y Rosales ha afirmado que eran treinta y cinco; véase Apendice I); es extraño que los cuatro que Aleixandre había oído leer hayan sido exactamente los mismos cuatro exhumados desde entonces.

 

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A quien agradezco una charla útil aunque breve. En la correspondencia de Humphries con Louise Bogan hay alusiones a las andanzas de este libro, cuyo manuscrito estuvo a punto de perderse; la correspondencia que se refiere a su publicación se encuentra entre los papeles de Humphries en el Amherst College. Humphries dio sus ejemplares de El Mono Azul y otros materiales que tenían relación con la literatura española a Calvin Cannon.

 

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En los papeles de Louise Bogan, en el Amherst College, todavía sin catalogar. Las respuestas de Louise Bogan que Humphries conservaba fueron donadas por él a la American Academy of Arts and Letters de Nueva York. Algunos fragmentos de su epistolario pueden leerse en Ruth Limmer, ed., What the woman lived: Selected letters of Louise Bogan, Harcourt, Brace, Jovanovitch, Nueva York, 1973.

 

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Espero que el lector tolerará uno inocente: «La música mexicana me parece francamente mala; al menos su aspecto vocal; los instrumentos se agrupan de cualquier modo y los cantores se apiñan a su alrededor y les cantan con agresividad, como si vociferaran ante un animal acorralado, un gatito o algo parecido; yah, yah, yah. Y cuanto más chillan, mejor». (Carta a Louise Bogan, 22 octubre 1938).

 

35

Véase la New Republic (31 agosto 1938), p. 112, y El Nacional, México (26 septiembre 1938), segunda sección, pp. 1 y 7. Efectivamente, éste era el proyecto primitivo, como puede verse por las cartas siguientes; tradujo la mayoría de los textos que pudo conseguir, incluyendo una buena parte de Canciones, el Romancero gitano, el Llanto, dos Odas y cinco poemas de Poeta en Nueva York.

 

36

Carta a Louise Bogan, 4 octubre 1938.

 

37

Carta a Louise Bogan, 2 noviembre 1938.

 

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Loc. cit. Ernesto da Cal y Mildred Adams me hablaron los dos del error de Humphries al traducir «papá» por «daddy», en el verso «que no baile et papá» («Danza de la muerte»).

 

39

Lament for the death of a bullfighter and other poems, Heinemann-Oxford, Londres-Nueva York, 1937. Humphries publicó una reseña de este libro en The Nation, CXLV (1937), pp. 293-294.

 

40

Véanse las críticas de Dudley Fitts, Saturday Review; de 26 de agosto de 1939, pp. 12 y 13, y de 10 de agosto de 1940, p. 10; John Gold Fletcher, «Lorca in English», Poetry, LVI (1940), pp. 343-347; Muriel Rukeyser, «Lorca in English», Kenyon Review, III (1941), pp. 123-127, y Lloyd Mallan, Fantasy, VI, n.º 4 (1940), pp. 64-65, y VII, n.º 1 (1941), pp. 76-77.