191
Ricardo Viñalet, op. cit., pág. 47.
192
En la continuidad
del siglo, se pueden introducir otras cuestiones que
ampliarían las perspectivas del americanismo de Altamira,
que aquí hemos centrado en la actividad desarrollada durante
el primer decenio del siglo XX y en la «reconquista»
espiritual planteada por Fernando Ortiz como clave temática
de su producción bibliográfica sobre las relaciones
entre España y América. La lectura de un documento de
1923, como es el prólogo que Rafael Altamira realiza a
Raza de bronce del boliviano Alcides Arguedas (Valencia,
Prometeo, 1924) nos abriría seguramente a un eslabón
más, dado que en este prólogo su lectura del
indigenismo refirma las posiciones anteriores. Teodosio
Fernández, en su artículo «Arguedas en su
contexto histórico. El regeneracionismo
español» (en Alcides Arguedas, Raza de bronce.
Wata Wuara, edición crítica de Antonio Lorente,
Colección Archivos, 1998, págs. 455-470) sitúa el
regeneracionismo arguediano en el contexto del regeneracionismo
español. Altamira en la década de los 20 lee el
Pueblo enfermo de Arguedas, novelado en Raza de
bronce, y saca conclusiones sociales: «Arguedas no da solución, porque en este
libro no es más, en cuanto a la forma, que el literato
creador de una imagen de realidad vista y sentida. Esa realidad
muéstrase igualmente inepta en los explotadores que en los
explotados, y por ello ambos no conocen más que un solo e
ineficaz camino: el de la violencia. Pero la visión de
inhumanidad y de sangre que Arguedas nos ofrece hace pensar
necesariamente en aquella política de tutela perpetua del
indio que fue la substancia de todo nuestro pensamiento colonial, y
en la posibilidad que descubre de un término medio entre la
quizá imposible asimilación al tipo de vida
occidental blanca, y el abandono total o la destrucción de
los inasimilables. No se percibe ningún argumento serio
contra la estimación de que, aun siendo absolutamente cierta
e invencible la inadaptación de ciertas razas no blancas a
la civilización que los blancos han creado, sea
menospreciable e ineficaz otra civilización adaptada a las
condiciones de aquéllas, sin violentarlas ni arrancarlas de
su cauce natural, haciendo que sirvan a la humanidad (y en primer
término a sí mismas) conforme a sus propias
condiciones, y sin añadir a éstas más que
aquellas cosas de nuestra modalidad que, por ser profundamente
humanas, son comunes a todas las razas y pueden ser entendidas y
vividas por todos los hombres»
. Otra cuestión que
ampliaría perspectivas tiene que ver con la mayor virulencia
que el tipo de debate centrado por Ortiz en relación a
Altamira adquiere en 1927 con la polémica del meridiano
intelectual, que ha reconstruido Carmen Alemany Bay en La
polémica del meridiano intelectual de Hispanoamérica
(1927). Estudio y textos, ed. cit. En el ámbito de esta
discusión, otros protagonistas, con otros modos desde luego,
se plantearon la lucha contra otra «reconquista».
193
Artículos citados en el cap. I.
194
España y los Estados Unidos. Buenos Aires 1898.
195
Idem íd.
196
Idem íd.
197
La raza latina. La guerra de España, etc. Buenos Aires, 1898.
198
La doctrina de Monroe y la América Latina. Buenos Aires, 1898.
199
Idem íd.
200
Tomo I. Córdoba, 1899. V., por ej., páginas 11, 12 y 19.