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ArribaAbajo- 53 -


Desea afratelarse y no le admiten


ArribaAbajo   Muérome por llamar Juanilla a Juana
que son de tierno amor afectos vivos,
mas la cruel, con ojos fugitivos
hace que mi insistencia sea vana.

   Mas escucha: pues que eres flor temprana,  5
admite los requiebros primitivos
porque no vienen bien diminutivos
después que una persona se avellana.

   Para cambiar tu condición extraña,
más de alguna Juanaza de la villa  10
del engaño en que estás te desengaña.

   Créeme, Juana, y llámate Juanilla;
mira que la mejor parte de España,
pudiendo Casta, se llamó Castilla.




ArribaAbajo- 54 -


Rasgos y borrajos de la pluma


ArribaAbajo   Lazos de plata, y de esmeraldas rizos,
con la hierba y el agua forma un charco,
haciéndole moldura y verde marco
lirios morados, blancos y pajizos.

   Donde también los ánades castizos,  5
pardos y azules, con la pompa en arco,
y palas de los pies, parecen barco
en una selva, habitación de erizos.

   Hace en el agua el céfiro inquieto
esponja de cristal la blanca espuma,  10
como que están diciendo algún secreto.

   En esta selva, en este charco en suma...
pero, por Dios, que se acabó el soneto.
Perdona, Fabio, que probé la pluma.




ArribaAbajo- 55 -


A imitación de aquel soneto: «superbi colli»


ArribaAbajo   Soberbias torres, altos edificios
que ya cubristeis siete excelsos montes,
y ahora en descubiertos horizontes
apenas de haber sido dais indicios;

   griegos liceos, célebres hospicios  5
de Plutarcos, Platones, Jenofontes,
teatro que lidió rinocerontes,
olimpias, lustros, baños, sacrificios;

   ¿qué fuerzas deshicieron peregrinas
la mayor pompa de la gloria humana,  10
imperios, triunfos, armas y doctrinas?

   ¡Oh gran consuelo a mi esperanza vana,
que el tiempo que os volvió breves ruinas
no es mucho que acabase mi sotana!




ArribaAbajo- 56 -


A Bartolomé Leonardo


ArribaAbajo   La nueva juventud gramaticanda,
llena de solecismos y quillotros,
que del Parnaso mal impuestos potros
dice que Apolo en sus borrones nada,

   por escribir como la patria manda,  5
elementos los unos de los otros,
de la suerte se burlan de nosotros,
que suelen de un católico en Holanda.

   Vos, que los escribís limpios y tersos
en vuestra docta y cándida poesía,  10
de toda peregrina voz diversos,

   decid, si lo sabéis: ¿qué valentía
puede tener, leyendo ajenos versos,
copiar de noche y murmurar de día?




ArribaAbajo- 57 -


Al saco de Mantua por el ejército del César, con el verso de la Égloga nona de Virgilio. Escribe en seso porque hablaba de él


ArribaAbajo   ¡O gran Virgilio, si sangrientas vieras
de tu primera cuna las pizarras,
y el águila Imperial con pico y garras
morder murallas, y romper banderas!

   Con trompa, y no con lira, interrumpieras  5
el ocio a sombra de hayas y de parras,
y la pluma de cisne en las bizarras
del intrépido Marte convirtieras.

   Mejor, viendo que el César los soldados
Germánicos de nuevo galardona,  10
hicieras versos de dolor bañados.

   ¡Ay del verde laurel de tu corona
entre vestigios de ceniza helados!
¡Ay Mantua la vecina de Cremona!




ArribaAbajo- 58 -


A don Gabriel del Corral, en la traducción de los versos latinos de nuestro Santísimo Padre Urbano Octavo


ArribaAbajo   Yace a la sombra, que la gran montaña
las dos Castillas, árbitro de hielo,
divide altiva en el Hispano suelo,
florido un valle, que Pisuerga baña.

   Aquí tu Aurora espíritu acompaña,  5
Gabriel, tan vivo, que mudando el cielo,
pudo tu pluma con inmenso vuelo
del sol de Italia ser Faetón de España.

   Si el carro de oro no conduces solo,
no te aguarde el Eridano Occidente,  10
por su eclíptica vas de polo a polo.

   Sigue sus paralelos felizmente,
sol Castellano del Latino Apolo,
que a su lado tendrás eterno Oriente.




ArribaAbajo- 59 -


A la braveza de un toro que rompió la guarda tudesca


ArribaAbajo   Sirvan de ramo a sufridora frente
las aspas de la tuya, hosquillo fiero,
no sepan cuantos de civil tintero,
ni en pretina escolástica pendiente;

   jamás humano pie la planta asiente  5
sobre la piel del arrugado cuero,
antes al mayo que vendrá primero
corra dos toros el planeta ardiente.

   Tú solo el vulgo mísero vengaste
de tanto palo, y con tu media esfera,  10
la tudesca nación atropellaste;

   pues desgarrando tanta calza y cuera,
tantas con el temor calzas dejaste,
tan amarillas dentro como fuera.




ArribaAbajo- 60 -


A la braveza de un toro que rompió la guarda tudesca


ArribaAbajo   Trece son los tudescos que el hosquillo
hirió en la fiesta, aunque en conciencia jura
que no lo hizo adrede, y me asegura
que él iba a sus negocios al sotillo;

   mas descortés el socarrón torillo,  5
sin hacer al balcón de oro mesura,
desbarató la firme arquitectura
del muro colorado y amarillo.

   Y como el polvo entre las nubes pardas
no le dejaba ejecutar sus tretas,  10
por tantas partes se metió en las guardas,

   que muchos que mostraron las secretas
en vez de las rompidas alabardas,
llevaban en las manos las braguetas.




ArribaAbajo- 61 -


A un secreto muy secreto


ArribaAbajo   ¡Oh qué secreto, damas o galanes,
qué secreto de amor, oh que secreto,
qué ilustre idea, qué sutil conceto!
Por Dios, que es hoja de me fecit Joanaes.

   Hoy cesan los melindres y ademanes,  5
todo interés, todo celoso efeto;
de hoy más amor será firme y perfeto,
sin ver jardines, ni escalar desvanes.

   No es esto filosófica fatiga,
trasmutación sutil o alquimia vana,  10
sino esencia real que al tacto obliga.

   Va de secreto; pero cosa es llana
que quiere el buen lector que se le diga;
pues váyase con Dios hasta mañana.




ArribaAbajo- 62 -


A un licenciado que le dijo por favor que deseaba predicar a sus honras


ArribaAbajo   Peniso amigo, codiciar mi muerte,
y ofrecer que a mis honras funerales
harás una oración como otras tales,
de que tu ingenio, acción y voz me advierte.

   Esa amistad, que yo quisiera hacerte,  5
(todos para morir somos iguales)
que por la condición de ser mortales
también te puede a ti tocar la suerte.

   No tomo la palabra, aunque me arguyas
de ingrato a los favores que me hacías,  10
que cuando eternidades constituyas.

   Mejor es que yo escriba en tales días
Sonetos tristes a las honras tuyas,
que no que me prediques a las mías.




ArribaAbajo- 63 -


Perdonaron a un regidor sentenciado a degollar, y la guarda por las albricias empeñaba la mula


ArribaAbajo   Era la mula de un Doctor hallada
en un zaguán, y perdonando el Credo
su Majestad al degollado en miedo,
quedó por las albricias empeñada.

   Corrió el Doctor con alma degollada,  5
y dijo al Tasador: Soldados, quedo,
que la crió un Canónigo en Toledo
a paja en flor, y almíbar de cebada.

   Si mientras que yo curo, se la llevan,
¿qué delito a mi mula se acumula?  10
pero pues todos la sentencia aprueban.

   Sea también para la mula nula,
porque como otros la coartada prueban,
probaré la mulada de mi mula.




ArribaAbajo- 64 -


A una dama cómica vestida de otra


ArribaAbajo   Reliquias ya de navegante flota
entre los pies de un empinado risco,
burla del mar, colmena de marisco,
dorada tablazón descansa rota.

   Sin estayes, sin brújula y escota,  5
picada de un pequeño basilisco,
la que fue de las nubes obelisco
perdió del rumbo la feliz derrota.

   En este, pues, deshecho anfiteatro,
que entre las siete maravillas nombro,  10
triste voz repitió por partes cuatro:

   «Yo soy aquella cómica de asombro,
reina de las acciones del teatro;
que hoy beso el pie de quien pisaba el hombro.»




ArribaAbajo- 65 -


A una dama que salió al balcón cortándose las uñas


ArribaAbajo   Retira del balcón la gallardía,
hermosa madre del rapaz Cupido,
que parece portento haber salido
el sol con uñas, y tan claro el día.

   Lo superfluo del nácar, que crecía  5
sobre la nieve del marfil bruñido,
daba temor al corazón, que herido,
a tan hermosas manos se rendía.

   Venid amantes, pretended, que cuando
la espada está sin filos, asegura,  10
que el duro golpe no será cortando.

   Mas, ¿qué importa, Leonor, si tu hermosura
tiene en los ojos uñas, que mirando,
desuellan almas con mayor blandura?




ArribaAbajo- 66 -


Díjole una dama que le enviase su retrato


ArribaAbajo   Si habéis visto el Sofí, sin caperuza
en dorado cuartel de boticario,
o a Barbarroja el ínclito corsario,
y en nariz de sayón tez de gamuza.

   Si habéis visto a Merlín, si al Moro Muza,  5
o a Juan Francés vendiendo letuario,
si el rostro de un Corinto cuartanario,
que quiso ser lechón, y fue lechuza.

   Ese soy yo, que a la virtud atento
sólo concedo a su victoria palma,  10
que todo lo demás remito al viento.

   Pero supuesto, que el argén me calma,
tengo con ropa limpia el nacimiento,
la cara en Griego, y el Romance en alma.




ArribaAbajo- 67 -


Quejósele una dama de un bofetón que le había dado su galán


ArribaAbajo   Para que no compréis artificiales
rosas, señora Filis, Fabio os puso
las naturales, si el calor infuso
las puede conservar por naturales.

   Ya que no os da regalos, da señales  5
de que os los ha de dar, galán al uso,
puesto que en la venganza estoy confuso,
viendo perlas en vos sobre corales.

   Herir al sol en medio de su esfera,
cruel temeridad; matad a Fabio,  10
¡mas ay que vuestros brazos Fabio espera!

   Y si amistades son el desagravio,
tantos celos me dais, que más quisiera
vengar las amistades que el agravio.




ArribaAbajo- 68 -


Un lindo de este tiempo


ArribaAbajo   Galán Sansón tenéis, señora Arminda;
toda la fuerza tiene en las guedejas;
bravas salieron hoy las dos madejas;
llore Anaxarte, Dafne se le rinda.

   ¿Qué manutisa, qué clavel, qué guinda  5
en púrpura con él corrió parejas?
Y más con los bigotes a las cejas,
que en buena fe, que no sois vos tan linda.

   Y como escriben que la diosa trina,
globo de plata en el celeste raso,  10
los perros de los montes desatina,

   este hidalgo lebrel, sin hacer caso,
alzó la pierna, remojó la esquina,
y por medio se fue su paso a paso.




ArribaAbajo- 69 -


Desea el poeta que le piquen avispas


ArribaAbajo   Pensando que era flor una mañana
de Abril, meliflua abeja argumentosa
hizo mayor junto al jazmín la rosa
de la mejilla de la hermosa Juana.

   Bajó al dolor, para sí sola humana,  5
lágrima de sus ojos amorosa,
bebió la herida aljófar, y celosa
en punta de zafir trocó la grana.

   Juana, el cruel rigor de tus hazañas,
de tan pequeño mal tu pecho arguya,  10
pues tus ojos por él en perlas bañas.

   Y si ha de ser la medicina suya,
píquenme avispas, áspides y arañas
por una de cristal lágrima tuya.




ArribaAbajo- 70 -


A la muerte de Soto, el de las grandes fuerzas


ArribaAbajo   Aquel Hércules nuevo Castellano,
que atrás dejaba el vuelo del jinete,
el que barajas quebrantaba siete,
que no se cuenta del feroz Tebano.

   El que delante del Monarca Hispano  5
fuerza no halló que el brazo le sujete,
el que molía trigo en un bufete
con la robusta palma de la mano.

   Soto, que a los Titanes aventaja,
y que luchara con Milón membrudo,  10
el que los altos árboles desgaja.

   Con la muerte corrió una vez desnudo,
y dándole una echada de ventaja,
cuando se quiso levantar, no pudo.




ArribaAbajo- 71 -


Égloga sin imitación de Teócrito, Pomponio, Nemesiano, Bocacio, ni Calpurnio


ArribaAbajo   Al pie del jaspe de un feroz peñasco
pelado por la fuerza del estío,
dosel de un verde campo, tan sombrío,
que contra Febo le sirvió de casco.

   Damón con su rabel, y al lado el frasco,  5
para cantar mejor en desafío,
y Tirsi, claro honor de nuestro río,
con un violín de cedro de Damasco.

   Juez Elisio, que de un verde probo
a falta de laurel premio tejía,  10
céfiro hizo de los ecos robo.

   Mas cuando Tirsi comenzar quería,
ladró Melampo, y dijo Antandro, al lobo:
y el canto se quedó para otro día.




ArribaAbajo- 72 -


Alaba el poeta lo más esencial de la hermosura, sin ser parte de la armonía de las facciones


ArribaAbajo   Aura suave y mansa, que respiras
en el clavel de Juana, y las lucientes
hebras de sus mejillas transparentes
con blando soplo esparces y retiras.

   ¿Por qué a la rosa y al jazmín aspiras,  5
desde el coro de perlas de sus dientes,
pudiendo reparar mis accidentes,
cuando en su dulce hálito suspiras?

   El humor de sus labios purpurantes,
para criar aromas bebe Apolo,  10
del Alba ministrado en los diamantes.

   Porque respira tan fragante Eolo,
que ganará un millón tratando en guantes,
pues fueran de ámbar con el soplo sólo.




ArribaAbajo- 73 -


Que en este tiempo muchos saben griego sin haberlo estudiado


ArribaAbajo   Das en decir, Francisco, y yo lo niego,
que nadie sabe Griego en toda España,
pues cuantos Helicón Poetas baña,
todos escriben en España en Griego.

   Para entender el Venusino ciego,  5
querrás decir, por imposible hazaña,
si a las lenguas la ciencia no acompaña,
lo mismo es saber Griego que Gallego.

   Cierto Poeta de mayor esfera,
cuyo discipulado dificulto,  10
de los libros de Italia fama espera.

   Mas porque no conozcan por insulto
los hurtos de Estillani y del Cabrera,
escribe en Griego, disfrazado en culto.




ArribaAbajo- 74 -


Enfádase con las Musas porque intentaban escribir un poema


ArribaAbajo   Señoras Musas, pues que siempre mienten,
auque de Memnosine hermosas hijas,
sepan que se han quebrado las clavijas,
ya no hay que Euterpizar, chanzas inventen.

   De las horas perdidas se lamenten,  5
que al sol de la opinión miraron fijas,
desgreñen del cabello las sortijas,
y de moños donados se contenten.

   Miren que llevo errada la derrota,
por ser a la grandeza lisonjeras,  10
pues donde espero siete, me dan sota.

   Dejemos Metafísicas quimeras,
vuestras mercedes parlen en chacota
que no está el mundo para hablar de veras.




ArribaAbajo- 75 -


Da la razón el poeta, de que la boca de Juana fuese rosa


ArribaAbajo   Tiraba rosas el Amor un día
desde una peña a un líquido arroyuelo,
que de un espino trasladó a su velo,
en la sazón que Abril las producía.

   Las rosas mansamente conducía  5
de risco en risco el agua al verde suelo,
cuando Juana llegó, y al puro hielo
puso los labios de la fuente fría.

   Las rosas entre perlas y cristales
pegáronse a los labios tan hermosas,  10
que afrentaban claveles y corales.

   ¡O pinturas del cielo milagrosas!
¿quién vio jamás transformaciones tales,
beber cristales y volverse rosas?




ArribaAbajo- 76 -


Cánsase el poeta de la dilación de su esperanza


ArribaAbajo   ¡Tanto mañana, y nunca ser mañana!
Amor se ha vuelto cuervo, o se me antoja,
¿en qué región el sol su carro aloja,
de esta imposible Aurora tramontana?

   Sígueme inútil la esperanza vana,  5
como nave zorrera, o mula coja,
porque no me tratara Barbarroja,
de la manera que me tratas, Juana.

   Juntos Amor y yo buscando vamos
esta mañana; ¡o dulce desvaríos!  10
siempre mañana, y nunca mañanamos.

   Pues si vencer no puedo tus desvíos,
sáqueme cuervos de estos verdes ramos
los ojos, pero no, que son los míos.




ArribaAbajo- 77 -


Lo que han de hacer los ingenios grandes cuando los murmuran


ArribaAbajo   Un lebrel Irlandés de hermoso talle,
bayo entre negro de la frente al anca,
labrada en bronce y ante la carlanca
pasaba por la margen de la calle.

   Salió confuso ejército a ladralle,  5
chusma de gozques, negra, roja y blanca,
como de aldea furibunda arranca
para seguir al lobo en monte, o valle.

   Y como escriben que la Diosa trina,
globo de plata en el celeste raso,  10
los perros de los montes desatina.

   Este hidalgo lebrel sin hacer caso,
alzó la pierna, remojó la esquina,
y por medio se fue su paso a paso.




ArribaAbajo- 78 -


Memorias de amor


ArribaAbajo   Resuelta en polvo ya, mas siempre hermosa,
sin dejarme vivir, vive serena
aquella luz que fue mi gloria y pena,
y me hace guerra cuando en paz reposa.

   Tan vivo está el jazmín, la pura rosa,  5
que blandamente ardiendo en azucena,
me abrasa el alma, de memorias llena,
ceniza de su fénix amorosa.

   ¡Oh memoria cruel de mis enojos!
¿Qué honor te puede dar mi sentimiento,  10
en polvo convertidos sus despojos?

   Permíteme callar sólo un momento;
que ya no tienen lágrimas mis ojos
ni conceptos de amor mi pensamiento.




ArribaAbajo- 79 -


Al baño de dos ninfas aloques


ArribaAbajo   Una morena y otra blanca dama,
siendo por sus riberas y malezas
Manzanares la tabla de estas piezas,
de su breve cristal hicieron cama.

   La escultura en las dos era de fama,  5
compitiendo colores y bellezas,
si bien de dos iguales gentilezas
más la blancura se apetece y ama.

   En esta y clara fácil competencia,
un galán que pasaba por la orilla  10
dijo, por sosegar la diferencia:

   «Buenas entrambas son a maravilla,
la una de jazmines de Valencia,
la otra de polvillos de Sevilla.»




ArribaAbajo- 80 -


Encarece el poeta el amor conyugal de este tiempo


ArribaAbajo   Fugitiva Eurídice entre la amena
hierba de un valle, por la nieve herida,
del blanco pie de un áspid escondida,
pisándola clavel, cayó azucena;

   llorola Orfeo, y a la eterna pena  5
bajó animoso, y con la voz teñida
en lágrimas, pidió su media vida:
así la lira dulcemente suena.

   La gracia entonces con tremendo labio
Plutón concede al conyugal deseo  10
del marido, más músico que sabio.

   En fin, sacó su esposa del Leteo;
pero en aqueste tiempo, hermano Fabio,
¿quién te parece a ti que fuera Orfeo?




ArribaAbajo- 81 -


De la buena cosecha de poetas, conforme al pronóstico de los almanaques


ArribaAbajo   Si de Poetas la abundancia apruebas,
Elisio, en nuestro Hispánico distrito,
a los panes y peces te remito,
sino sabes el número que llevas.

   Año de brevas y de malas nuevas  5
nunca le veas, tiene el vulgo escrito,
mas cierto Matritense manuscrito,
dice Poetas, donde dijo brevas.

   ¿Piensas que alguno en tantos la campaña
podrá cantar de Marte en las ajenas,  10
con las banderas de la invicta España;

   las naves contra Holanda de armas llenas?
pero de tal acción te desengaña
sobrar Poetas, y faltar Mecenas.




ArribaAbajo- 82 -


Quéjase a Venus el poeta


ArribaAbajo   Luciente estrella con quien nace el día,
que el oscuro crepúsculo interpreta,
alma Venus gentil, luz que sujeta
cuanto mortal naturaleza cría;

   dulce dispara a la enemiga mía  5
flecha sutil en forma de cometa;
así de trino estés con el planeta
que parece español en la osadía.

   Si sales a la tarde en el zafiro,
purpúreo ya, si el alba en oro y grana,  10
siempre me ves en un mortal suspiro.

   ¡Oh dulce hasta del cielo envidia humana!
Pues siempre al lado de tu sol te miro,
tú a mí jamás al de mi hermosa Juana.




ArribaAbajo- 83 -


Dándole a una dama un abanillo que se le había caído


ArribaAbajo   Este que en el jardín de vuestra cara
zafiro artificial templó la rosa,
rosa donde yo fuera mariposa,
si Venus Licenciados transformara.

   Este padre del aire, en cuya clara  5
región tanta cometa luminosa
sale encendida de la luz hermosa,
que de esos ojos el Amor dispara.

   Pongo en mi frente y doy a vuestra pura
nieve con el debido acatamiento;  10
con que podéis, señora, estar segura.

   Que no os podrá faltar este elemento,
ni faltará jamás vuestra hermosura,
si fuera el tiempo, como soy el viento.




ArribaAbajo- 84 -


Juntábanse en una casa a murmurar de los que sabían, ciertos hombres que no sabían


ArribaAbajo   Cubre banda de pájaros difusa
torre de Iglesia, o capitel de quinta,
de negra vana las pizarras tinta
máquina chilladora circunfusa.

   Pero al primer rumor de voz intrusa,  5
cuando más el pirámide se pinta,
partiendo el aire de volante cinta,
con descompuesto error huye confusa.

   Así cubren, Leonel, los detractores
tu casa en rudo son, y los espanta  10
la voz de los canoros ruiseñores.

   Chillen en tanto pues que los levanta
el rumor de las aguas y las flores,
para aplaudir, que Filomena canta.




ArribaAbajo- 85 -


No hay remedio contra malos vecinos


ArribaAbajo   Trajo un galán de noche una ballesta
al sitio en que una dama requebraba,
con que de su ventana retiraba
una vecina en escuchar molesta;

   entonces ella, una caldera puesta  5
en la cabeza, volvió a ver si hablaba;
tiraba el caballero, y resonaba
en el herido cobre la respuesta.

   En carros dijo el Momo peregrino
que las casas debieran fabricarse,  10
o como son portátiles al chino;

   que a quien se conviniere recatarse
de lengua y ojos de un traidor vecino,
no tiene más remedio que mudarse.




ArribaAbajo- 86 -


Rigores de Juana


ArribaAbajo   Si digo a Juana, cuanto hermosa, fiera,
lo que la quiero, ingrata corresponde;
si digo que es mi vida, me responde
que se muriera porque no lo fuera.

   Si la busco del soto en la ribera,  5
entre los verdes álamos se esconde;
si va a la plaza, y la pregunto adónde,
con la cesta me rompe la mollera.

   Si digo que es la hermosa Polixena
dice que miento, porque no es troyana,  10
ni griega ni la igualo con Elena.

   Eres hircana tigre, hermosa Juana;
mas ¡ay! que aun para tigre no era buena,
pues siendo de Madrid, no fuera hircana.




ArribaAbajo- 87 -


Al nacimiento del Príncipe Nuestro Señor


ArribaAbajo   Sin pagar nueve mesas de posada,
salís a España, hermoso niño Austrida,
y con tener la bolsa proveída,
según afirma una comadre honrada.

   Mas no quieren que de ella gastéis nada,  5
sino que la tengáis tan recogida,
que dándoos Dios dichosa y larga vida,
casado la gocéis bien empleada.

   Indias y amores os ofrece España,
y yo os ofrezco a falta de tesoros  10
un caballito regilero y caña.

   Con que podáis después, no digo toros,
(que siendo Carlos, es su propia hazaña)
correr los gallos y matar los Moros.




ArribaAbajo- 88 -


Pobre y desnuda vas, Filosofía


ArribaAbajo   «Pobre y desnudas vas, Filosofía»,
dijo el Petrarca; luego siempre ha sido,
Fabio, la ciencia, en miserable olvido,
desprecio de la humana monarquía.

   Llorad la vuestra, que la inútil mía,  5
ni aun el nombre merece que ha tenido;
olió, tiempo y estudio habéis perdido:
tales efectos la esperanza cría.

   Dicen, cuando en los males no hay mudanza,
que la paciencia es premio de la ciencia;  10
¿qué hará quien, por ser premio, no la alcanza?

   ¡Aforismo cruel, cruel sentencia!
Récipe para estíptica esperanza,
ayudas de silencio y de paciencia.




ArribaAbajo- 89 -


A una virtuosa pobre y hermosa que no quería ser rica


ArribaAbajo   Sale a la aurora en verde error la rosa,
y en espinoso manto aumenta el brío;
bebe la flor de lis, luz y rocío
en las hojas de espada más hermosa.

   No pierde en la confusa zarza hojosa  5
la cándida mosqueta el señorío,
ni por el sol del abrasado estío
la dormidera está menos pomposa.

   Tus rotas galas no te causen miedos,
puesto que hermosa y pobre al mundo espantes,  10
que tu virtud no ha menester enredos;

   porque eres, Flora, tú como los guantes,
que cortados con arte por los dedos,
por lo rompido muestran los diamantes.




ArribaAbajo- 90 -


A una señora manteniendo un torneo con otras damas


ArribaAbajo   La que venció desnuda, ahora armada,
Venus gentil, bordado el tonelete
de corazones de oro, y el copete
preso del pabellón de la celada.

   Cupido por padrino de la entrada,  5
a Juno y Palas mantener promete,
que el premio de hermosura le compete
a tres del fresno, y cinco de la espada.

   Palas sin más respuestas, ni preguntas,
con paso airoso la palestra adentro  10
se opuso armada de aceradas puntas.

   Retumban cajas de su esfera al centro,
tercias las lanzas, y las rompen juntas,
¡quién fuera valla de tan dulce encuentro!




ArribaAbajo- 91 -


A una dama roma y fría


ArribaAbajo   Contaba, Clori, ayer un estudiante
que Hércules os hizo la mamona,
de cuya hazaña el bárbaro blasona
como si fuera trompa de elefante.

   Que de veros tan frígida me espante,  5
no me puede negar vuestra persona;
pero no diré yo que fuisteis mona,
por más que me lo pida el consonante.

   Ninguno con razón en vos se emplea;
calva sois de nariz, y así no toma  10
nadie vuestra ocasión, por más que os vea.

   Nacisteis cuerva, y presumís paloma;
muchas faltas tenéis para ser fea,
pocas gracias tenéis para ser Roma.




ArribaAbajo- 92 -


Díjole una dama que para qué escribía disparates


ArribaAbajo   La locura del mundo me defiende,
que del estudio la virtud estraga,
que la objeción, Lucinda, satisfaga,
culto me vuelva, y el estilo enmiende.

   Si escribo veras, nadie las entiende;  5
si burlas, vos decís que no las haga;
si alabanzas, ninguno me las paga,
¿pues qué tengo de hacer, si todo ofende?

   ¿He de quedarme Bachiller en Artes,
sin que halle estilo que este humor consuma  10
nacido en cuarta luna, aciago un Martes?

   Mas si escribir es fuerza que presuma,
écheme el Dios Apolo a aquellas partes
a donde más se sirva de mi pluma.




ArribaAbajo- 93 -


A un elogio que se hizo en Roma a su muerte fingida


ArribaAbajo   La fama que del Tibre a la ribera,
de lenguas de mi muerte mal vestida,
Paulo, llegó, parece que fingida
me enseña a prevenir la verdadera;

   aunque jamás pensé que ser pudiera  5
más dichosa mi muerte que mi vida,
si a vuestro sol, en fénix convertida,
con nuevas plumas renacer espera.

   La envidia que mis años, como espuma
ir a la playa de ola en ola advierte,  10
no es mucho que ya muerto me presuma.

   Dichoso yo, pues me mató de suerte,
que puedo oír de vuestra docta pluma,
después de muerto, elogios a mi pluma.




ArribaAbajo- 94 -


Desmayose una dama de ver un ratón, y habla con él el poeta


ArribaAbajo   Vete a roer legajos procesales,
fiero animal, o versos de Poetas,
las cartas atrasadas de estafetas,
o las cuentas de sastres inmortales.

   Destruye las despensas figonales,  5
o las farmacopólicas recetas;
y si otra vez a Fílida inquietas,
fulmínente sus ojos celestiales.

   No halles queso bullicioso o triste,
caigas en ratoneras de lacayos,  10
si celada de gatos no te enviste.

   Pero también te debo en sus desmayos
poder mirar al sol, cuando volviste
nieve las rosas, y cristal los rayos.




ArribaAbajo- 95 -


A una dama tuerta


ArribaAbajo   Habiendo hecho en ti naturaleza
Julia, el ojos derecho tan perfecto,
juzgó que era bastante, o fue defecto
de no acertar a darle igual belleza.

   De Antígono pintó al gentileza,  5
puesto de un lado aquel pintor discreto,
yo como necio alabo lo imperfecto,
que no supe tener tanta destreza.

   Las partes que en tu rostro se desean,
¿qué lunar pudo haber que las deshaga?  10
que tal vez los defectos hermosean.

   Mas cuando a la objeción no satisfaga,
basta que en el matar iguales sena,
como quien riñe con espada y daga.




ArribaAbajo- 96 -


Enójase con Amor con mucha cortesía


ArribaAbajo   Vuestra merced se temple en darle penas,
señor Amor, a un hombre de mi fama,
que si quiso Aristóteles su dama,
también la desterraron los de Atenas.

   Malas comidas, y peores cenas,  5
y como calle pasear la cama,
súfralo, Amor, un toro de Jarama,
que ya no es tiempo de templar Jimenas.

   Mande vuestra merced, señor Cupido,
que Juana me respete como debe,  10
y valga el Montañés sobre raído.

   Si los paños me manda que le lleve,
y alguna rosa de sus labios pido,
cuanto fuego le doy, me trueca a nieve.




ArribaAbajo- 97 -


Este soneto de la pulga es atribuido a Lope


ArribaAbajo   Picó atrevido un átomo viviente
los blancos pechos de Leonor hermosa,
granate en perlas, arador en rosa,
breve lunar de invisible diente;

   ella dos puntas de marfil luciente  5
con súbita inquietud bañó quejosa,
y torciendo su vida bulliciosa,
en un castigo dos venganzas siente.

   Al expirar la pulga, dijo: «¡Ay triste,
por tan pequeño mal dolor tan fuerte!»  10
«Oh pulga, dije yo, dichosa fuiste;

   detén el alma, y a Leonor advierte
que me deje picar donde estuviste,
y trocaré mi vida con tu muerte.»




ArribaAbajo- 98 -


Quéjase de que le aborrece Juana hablando como astrólogo


ArribaAbajo   Si en la parte duodécima tuviera
de los Peces la luna, Juana mía,
en dignidad de Venus aquel día
que vi saliendo a luz la luz primera,

   y tú en la misma, indisoluble fuera  5
el amor de los dos; mi suerte impía
te dio a Saturno, con que helada y fría
de tu rigor la causa persevera.

   No digo yo que fuerzan las estrellas;
que inclinar digo; pero tú no quieres  10
por tu elección ni porque inclinan ellas.

   Amor, ¿qué se ha de hacer de las mujeres
que ni vivir con ellas ni sin ellas
pueden nuestros pesares y placeres?




ArribaAbajo- 99 -


A una dama que le preguntó qué tiempo corre


ArribaAbajo   El mismo tiempo corre que solía,
que nunca de correr se vio cansado;
deciros que es menor el que ha pasado,
demás de necedad, vejez sería;

   o mayor o menor, hay noche y día,  5
sube o declina, Filis, todo estado;
dichoso el rico, el pobre desdichado,
con que sabréis cual fue la estrella mía.

   Hay pleitos, y de aquestos grandes sumas,
trampas, mohatras, hurtos, juegos, tretas,  10
flaquezas al quitar, naguas de espumas;

   nuevas mentiras, cartas, estafetas,
lenguas, lisonjas, odios, varas, plumas,
y en cada calle cuatro mil poetas.




ArribaAbajo- 100 -


Burla vengada


ArribaAbajo   Mintió Juanilla entonces, como ahora
ella me abrió, lo que me dijo callo,
metiome en un corral, donde no hallo
ni aun la esperanza, con que entré a deshora.

   Vuelva de Amor la mano vengadora  5
por este Licenciado su vasallo,
pues entre cien gallinas sin ser gallo,
muerta de risa me mira el Aurora.

   Mas yo que ya la burla conocía,
pésquele dos detrás de unas tinajas,  10
vino y abriome al comenzar el día.

   Mas no sé si en la burla me aventajas,
que del mal pagador, Juanilla mía,
mejor es en gallinas, que no en pajas.




ArribaAbajo- 101 -


A un gorrión, a quien daba de comer una dama con la boca, y el poeta por honestidad le llama jilguero


ArribaAbajo   ¿Quién te dio tanta dicha y osadía,
que en fe de las pintadas plumas oses
llegar, jilguero, donde el pico enroses
en las rosas que Amor enciende y cría?

   Confieso, pajarillo, que no había  5
creído la comida de los Dioses;
mas ya que en ti la he visto, así reposes,
que envidio tu ventura y su ambrosía.

   Bebe el cristal, que entre el clavel te espera,
come en el plato más hermoso y rico,  10
que abrió en rosa y jazmín la primavera.

   Pero que no te fíes te suplico,
que a un tiempo te dará la hermosa fiera
fuego en le corazón, y agua en el pico.




ArribaAbajo- 102 -


Enójase con el pájaro porque le mordió la lengua


ArribaAbajo   Desnuda los esmaltes de jilguero,
y el paño pardo de tus plumas viste,
villano gorrión, que ingrato fuiste
a tal piedad, y como ingrato fiero.

   En vez de agradecido y lisonjero,  5
entre las perlas el clavel mordiste,
flecha de amor, e indigno descubriste
el bajo ser y el natural grosero.

   Haga de ti con un azor sangriento
el águila de Júpiter justicia  10
en árbol, en tejado o en el viento;

   mas, ¡ay!, que es tal la ciencia y la codicia
de tu siempre lascivo pensamiento
que pienso que fue amor, y no malicia.




ArribaAbajo- 103 -


Que desfavorece la patria los hijos propios, con el ejemplo del excelente Camoes


ArribaAbajo   En esto de pedir, los ricos, Fabio
saben muy bien las enes y las oes,
porque por más que la grandeza loes,
no topa con su altura mi astrolabio.

   Con ser divino, que llegar al labio  5
no tuvo el fénix Portugués Camoes,
y envuelven su cadáver en aloes
después de muerto contra tanto agravio.

   Con dos laureles fue tan importuna
de espada y pluma su contraria suerte,  10
que no le dio favor persona alguna.

   Decid, si algún Filósofo lo advierte,
¿qué desatinos son de la fortuna,
hambre en la vida y mármol en la muerte?




ArribaAbajo- 104 -


A los Raguallos de Bocalini, escriba de sátiras


ArribaAbajo   ¿Señores Españoles, qué le hiciste
al Bocalino, o boca del infierno,
que con la espada y militar gobierno,
tanta ocasión de murmurar le diste?

   El Alba, con que siempre amaneciste,  5
noche quiere volver de oscuro invierno,
y aquel Gonzalo y su laurel eterno,
con quien a Italia y Grecia oscureciste.

   Esta frialdad de Apolo y la Estafeta
no sé que tenga tanta valentía,  10
por mas que el decir mal se la prometa.

   Pero sé que un vecino que tenía,
de cierta enfermedad sanó secreta,
poniéndose un Raguallo daca día.




ArribaAbajo- 105 -


Responde a un amigo que sentía que hablase tan mal de España


ArribaAbajo   Burguillos, el raguallo no me ofrece
tanta seguridad, ni os lo permito;
que la lengua en que viene el libro escrito,
peligroso remedio me parece.

   Con poco y vil estudio le acontece  5
difusa fama al sátiro delito;
yo al bien hablar los hombres la remito,
que todo lo demás no la merece.

   Los que no saben escribir en ciencia,
por la sátira van hacia la fama,  10
que nunca le faltó correspondencia;

   aunque tiene tal vez el que difama,
con ser para la frente diligencia,
en las espaldas del laurel la rama.




ArribaAbajo- 106 -


La necesidad en las mujeres es disculpa


ArribaAbajo   Penélope dichosa, no disputo
si fuiste casta o no, porque tenías
muy gentiles capones, que comías
mientras faltaba tu marido astuto.

   Las tocas bajas y le funesto luto  5
deja la falta de comer dos días,
dura necesidad, que si porfías
será traidora Porcia al mismo Bruto.

   Las mujeres son todas principales,
si alguna su valor y ser desprecia,  10
necesidad la obliga a casos tales.

   No estaba pobre la feliz Lucrecia,
que a darle don Tarquino dos mil reales
ella fuera más blanda y menos necia.




ArribaAbajo- 107 -


Escribe a un amigo el suceso de una jornada


ArribaAbajo   Claudio, después del Rey, y los tapices
de tanto grande y forastero incauto,
no tiene la jornada a ver el auto,
que te pueda escribir que solemnices.

   Fue todo cortesanas meretrices  5
de las que pinta en sus Comedias Plauto,
anduve casto, porque ya soy cauto
en ayunarlas, o comer perdices.

   Ya los ventores con el pico al Norte
andaban por las damas circunstantes,  10
que al recibir las cartas se da el porte.

   Partiose el Rey, llevose los amantes,
quedó al lugar un breve olor de Corte,
como aposento, en que estuvieron guantes.

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