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ArribaAbajo[V] [Palmera]

Enfrente de la casa de Miguel en la calle Arriba, en el callejón de entrada, junto a Santo Domingo, observamos actualmente cómo crece una palmera datilera, palmera que Miguel veía desde la puerta de su casa.

Según Francisco Esteve (2002, 79): Él mismo se define: «alto soy de mirar a las palmeras», en «Silbo de afirmación en la aldea», aunque de forma contradictoria se lamentase en su poema «Del ay al ay por el ay» que «Las palmeras / no me quieren hacer alto/». Las alusiones a este árbol abundante en el levante español, se repetirá a lo largo de la cosmovisión hernandiana.

En «Anda, columna, ten un desenlace / de surtidor», si no se supiera la solución sería muy difícil saber que es una metáfora de palmera, salvo que hubiéramos leído «El ciprés de Silos» de Gerardo Diego, donde encontramos además una similitud entre palmera y ciprés, como muy bien observó Agustín Sánchez Vidal (1976, 89):


Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.



En el poema «El huerto de la Petenera», de Federico García Lorca del ciclo de Poema del Cante Jondo, leemos (1995, 305):


Los cipreses son negros
surtidores de rosales [...]



En el verso 3 de la primera octava de «Abril-gongorino», Miguel, escribe: «con espuelas de palmas surtidoras». Lo cual es un guiño a las lecturas de Gerardo Diego.

Continúa la octava con ricas metáforas surrealistas en el verso 3, con: «Pon a la luna un tirabuzón». Las lanceadas hojas de las palmeras son como cabellos en forma de tirabuzón, sobre todo cuando vemos la luna entre las copas de las palmeras. El lenguaje es un sistema de signos convencionales, entendemos copas como parte superior de las palmeras, pero tirabuzón de las palmeras como es una asociación novedosa, no nos es familiar, porque tiene similitudes por asociación de formas con la cabeza de la palmera.

En «camello más alto de canela», lo que nos viene a decir es que el color de la joroba del camello es color canela, y además por asociación de lugares hay un parangón entre las palmeras de los oasis y los camellos del desierto.

La segunda parte de la octava real entenderemos que, el «viento esbelto pace» entre las copas de las palmeras que es como un claustro de hojas y columnas, «a toda vela / con gargantillas de oro», es obvio que las gargantillas de oro son los dátiles, el fruto como el de un collar en la garganta, esta gargantilla se mueve a toda vela como si fuera veleta de la torre de un campanario.

En «fundada en ti se iza la sierpe», caben las posibilidades de que la palmera sea como la camisa o funda que muda la sierpe, o bien que la culebra se puede izar o elevarse a través de la palmera y una vez arriba canta o silba su victoria.

En la ilustración vemos a un «camello más alto de canela», cuya joroba se sitúa a la altura de la copa o joroba de la palmera. Una de las hojas pone un tirabuzón a la luna, mientras el viento pace en el oasis.

Palmera



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