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ArribaAbajo[XXXIX] (Lavandera)

La octava real está dedicada a las lavanderas que iban al río Segura o «Segral» a lavar, cuando «en el río se bañaba la hacienda». (Gabriel Miró «I. Casa de don Daniel Egea») y no un colector de residuos contaminantes e insalubres, como hoy día, que es el río más contaminado de Europa. Una vez Miguel se rompió la ceja izquierda al tirarse de cabeza al río.

Caroline London, del grupo de apoyo jurídico a la Comisión Europea, llegó a comparar el Segura con una estación de tratamiento de aguas residuales rusa y se asombró de que en una región europea exista un río así. Ha sido la primera en advertir del riesgo que corre Murcia de que las autoridades de Bruselas veten nuestras verduras en los mercados comunitarios en cuanto comience a funcionar la nueva Agencia Alimentaria Europea. El propio Ministerio español de Medio Ambiente reconoce públicamente la inadmisible contaminación en siete puntos de la Cuenca del Segura.


(La Economía de Murcia n.º 32. Francisco Poveda).                


Regresando a la octava real nos encontramos que el primer verso: «Bajo el paso a nivel del río, canta», se refiere a un puente donde la corriente del agua canta, bien porque hay un desnivel o alcanza a las pilastras. Los versos 3 y 4: «sobre la piedra, de quejarse, fina / en el agua de holanda batir tanta». Deshaciendo el hipérbaton, descubrimos a las grandes piedras de lavar junto al río, sobre las que se queja la lavandera y la ropa, piedras que se mostraban finas de tanto golpear y batir la ropa (holanda es un lienzo fino).

La segunda parte de la octava es más complicada, asistimos a la escena desde los ojos del típico mirón o voyeur que acecha a la lavandera, y podría referirse al acto de tender la ropa sobre los cordeles (crines de los corceles). El gesto de la lavandera de agacharse y tomar la ropa del cubo, elevarla y colgarla en los cordeles, es lo que parece evocarnos el poeta con «botija es toda cuanta», el culo de la lavandera al agacharse parecen dos botijos o cántaros (cuantas). «Al aire van dos ínsulas afines» (v. 7), y haciendo un gran esfuerzo de imaginación más la indicación que ya nos aventuró en 1976 Sánchez Vidal, podemos intuir y por el significado conceptual de ínsula (pequeño gobierno) que nos indica los pechos de la mujer, de la lavandera, que en realidad son dos pequeños gobiernos que alimentan con su leche a los hijos y además impone autoridad cuando los empitona. Porque además la mujer, al considerarse la procreadora de la especie humana, se considera imprescindible, y ello causa instintivamente en el hombre un sentido de protección.

En la ilustración vemos a una lavandera desnuda, una escena en la imaginación del mirón, junto al puente de un río tendiendo la ropa. El plenilunio ilumina el paisaje nocturno. Esta lámina está dedicada a José Carlos Rovira en agradecimiento por escribirme el prólogo de este libro.

La lavandera



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