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A restaurar tornaba
el nuevo día
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Aires suaves, que
mirando atentos
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Al pie de un monte
que divide a España
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Al pie de una alta
haya muy sombrosa,
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Al rebaño
mayor de sus cuidados
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Al tiempo que
Leandro vio la estrella,
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Alma del alma
mía, ardor más vivo,
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Amor me tira y casi
a vuelo lleva
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Amor me trae en la
mar de su tormento
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Amor mueve mis alas,
y tan alto
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Amor, fortuna y la
memoria esquiva
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Amor, si por amar
amor se aquista,
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«Amor,
¿de dónde nace un tan gran miedo?
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«Amor,
¿qué es esto?» «Amor» «Mayor
mal siento
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Ando siempre,
señor, de pena en pena,
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Aquel nudo que ya
debía ser suelto
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Aquel rumor que de
improviso suena,
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Aquella luz que de
la gloria vuestra,
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Atrevido
Carbón, tan animoso
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¡Ay, dulce
tiempo por mi mal pasado,
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¡Ay, falso
burlador, sabroso sueño,
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¡Ay,
mísero pastor!, ¿do voy huyendo?
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¡Ay,
qué plazo tan largo y tan extraño,
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¡Ay, sabrosa
ilusión, sueño suave!,
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¡Ay, vivo
fuego, ay, fiero pensamiento,
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Bastar debiera,
¡ay, Dios!, bastar debiera,
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Carbón, si
dar favor suele fortuna
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Cercado de terror,
lleno de espanto,
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«Como al pastor
que en la ardiente hora estiva
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Como al que grave
mal tiene doliente,
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Como al rayo de sol
nueva serpiente
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Como al salir del
sol se muestra el cielo
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Como de duro
entalle una figura
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Como el calor de la
celeste esfera
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Como el que de
escorpión fue ya mordido,
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Como el que
enfermedad de muerte tiene,
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Como en cera
imprimir sello podría
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Como enfermo a
quien ya médico cierto
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Como está el
alma a nuestra carne unida,
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Como garza real
alta en el cielo,
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Como joya oriental
rica y preciosa
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Como la obscura
noche al claro día
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Como la simplecilla
mariposa
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Como se turba el sol
y se oscurece
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Como teniendo en
tierra bien echadas
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Con ansia que del
alma le salía,
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Con aquel poco
espíritu cansado
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Con aquel recelar
que amor nos muestra,
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Con gran
curiosidad, con gran cuidado,
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Con la casta virtud
vive abrazado
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Contento con el mal
de Amor vivía,
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Contra el influjo
del contrario cielo
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Corre con tempestad
furiosa y fuerte
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Cosa es cierta,
señora, y muy sabida,
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Cruel y venturosa
celosía,
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Cual doncella
hermosa y delicada
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Cual en la deseada
primavera
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¿Cual fiera
tempestad, cual accidente
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¿Cuál
hombre fue jamás tan sin sentido
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Cuando a contemplar
vengo el curso breve
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Cuando a escribir
de vos el alma mía
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Cuando algún
hecho grande y glorioso
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Cuando del grave
golpe es ofendido
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Cuando oro bajo y
de grosera mina
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Cuando pienso me da
dolor doblado;
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Dama, tan claro en
vos Amor me muestra
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De aquella voluntad
que a mi tormento
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De error en error,
de daño en daño,
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De la
contemplación del pensamiento
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De la incierta salud
desconfiado,
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De la pena de
Sísifo se cuenta
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De las doce a las
cuatro había pasado,
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De Menalca pastor
la ninfa Flora
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De sola la
ocasión ledo y gozoso,
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De sola
religión vana movido,
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Debajo de un pie
blanco y pequeñuelo
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Deje el estilo ya
la usada vena,
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Del dulce fuego que
en el pecho me arde
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Del más
subido ardor, del más precioso
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¡Dichoso
desear, dichosa pena,
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Dórida,
hermosísima pastora,
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Dulce enemiga
mía, hermosa fiera,
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Dulce, sabrosa,
cristalina fuente,
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Ejemplo del valor
de las Españas,
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El amoroso
piélago corría
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El cielo de sus
altos pensamientos
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El despojo mortal
yace aquí solo,
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El dulce fruto en la
cobarde mano
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El más alto y
más dulce pensamiento
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El que está
como yo tan desvalido,
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El tiempo es tal que
cualquier fiera agora
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El triste recordar
del bien pasado
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¿En
cuál región, en cuál parte del suelo,
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En el gozo mayor,
en el contento
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En el paso
más duro y más estrecho,
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En esto
podéis ver, señora mía,
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En medio de mi mal
vino cubierto
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En un bastón
de acebo que traía
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En un olmo Vandalio
escribió un día,
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Entre armas, guerra,
fuego, ira y furores,
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Entre osar y temer,
entre esperanza
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Es lo blanco
castísima pureza;
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Escrito, aunque
imposible al fin parece,
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Está en mi
alma mi opinión escrita
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Esta guirnalda de
silvestres flores,
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Este andar y
tornar, ir y volverte,
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Estrella que mi mal
todo influiste,
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Excelso monte do el
romano estrago
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«Fuego queme
mi carne y por incienso
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Golfo de mar con
gran fortuna airado
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Gran señal
es el ver que me arrepiento
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Héroes
gloriosos, pues el cielo
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Hiere el puerco
montés cerdoso y fiero,
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Hora podrás
vencer, fiero recelo;
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Horas alegres que
pasáis volando
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Huyendo baja el
monte aquella fiera
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Huyendo va la
trabajosa vida
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Ilustre honor el
nombre de Cardona,
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Ira y amor me
están dentro en el pecho
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La gran dea de los
partos envidiosa
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La nueva luz en el
nacer del día
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La víbora
cruel, según se escribe,
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Laura, si cuando en
la gran selva Idea
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Lavinio, si el
hallarme el alma ajena
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Leandro que de amor
en fuego ardía,
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Llorando vivo y si
en el fiero pecho
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Luz de estos ojos
tristes que solía
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Luz que a mis ojos
das luz más serena,
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Luz que en el fuego
vivo, en el tormento
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«Marina de
Aragón yace aquí. Espera,
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Más
fácil es, señora, el abstenerse
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Mientra con gran
terror por cada parte
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Mientra el fiero
dolor de su tormento
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Mientra el franco
furor fiero se muestra
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Mientra en mí
la esperanza florecía
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Mientra, por
alegrarme, el sol mostraba
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Mientras el fiero
león, fogoso, ardiente,
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Mientras las tiernas
alas, pequeñuelo,
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Mientras que de sus
canes rodeado
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Mil veces mientra en
vos estoy pensando,
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Mirando cómo
va soberbio, airado,
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Musas italianas y
latinas,
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Ni la africana
sierra excelsa y brava,
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Ni la alta piedra
que de César cierra
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Ni la fuerza del
mal, ¡oh Cariteo!,
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Ni por mostrarse
blanda ni piadosa
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No es falta de
dolor faltarme el llanto,
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No es sabrosa la
música ni es buena,
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No fuera Alcides,
no, famoso tanto,
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No hallo ya en el
mal inconveniente,
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«No
más, como solía, jocundo y vago
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No me
engañaréis más, vana esperanza,
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No por el cielo ver
correr estrellas,
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No puede un
corazón apasionado
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No tenga yo
jamás contentamiento,
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Notorio es en el
mundo aquel tormento
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¡Oh pasos,
tan sin fruto derramados,
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¡Oh sol, de
quien es rayo el sol del cielo,
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Ojos, rayos del sol,
luces del cielo,
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Ojos, ¿ojos
sois vos? No sois vos ojos,
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Padre me llama el
sol del alegría,
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Padre Océano,
que del bel Tirreno
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Para justificarme en
mi porfía
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Para ver si tus ojos
eran cuales
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Pasan tan prestos
los alegres días,
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Pastor,
¿cuál ocasión, cuál cosa
extraña,
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Pincel divino,
venturosa mano,
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Ponzoña que
se bebe por los ojos,
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Por el airado mar a
la ventura
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Por esta faz, por
esta bella mano
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Por los ojos amor
entra y derrama
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Por nuestro polo el
sol no parecía,
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Por repararse de una
gran tormenta
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Por una alta
montaña, trabajando
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Por vos
ardí, señora, y por vos ardo,
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Pues dio fin de
Fetonte su osadía,
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Pues todavía
queréis ir mis suspiros
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¿Qué
alteración es ésta, Amor, que siento?
-
¿Qué
aprovecha, señor, andar buscando
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Querría
saber, amantes, cómo es hecha
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Quien tanto de su
propio mal se agrada,
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Quien tiene tan
honrado pensamiento,
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Remedio incierto
que en el alma cría
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Remorder de dolor
el alma siento
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Sabe Dios sin saber
de vos deseo,
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Señor,
mientra el valor que en vos contemplo,
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Señor, si
vuestro andar continuo errando
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Señora, pues
mis ojos merecieron,
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Señora, si
es amor, como se entiende,
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¿Será
verdad, ¡ay, Dios!, serán antojos
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Sesenio, pues que
vas do vengo agora,
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Si así
durase el sol sereno cuanto
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Si como vas,
Lusitano, yo fuese
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Si con cien ojos
como el pastor Argos,
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Si contra Amor,
señora, andáis armada
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Si de Amor y de vos
tan poco fío,
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Si de Roma el ardor,
si el de Sagunto,
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Si de una piedra
fría enamorado,
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Si el celeste pintor
no se extremara
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Si el justo desear,
padre Silvano,
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Si el mudarme el
color, si el alterarme,
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Si es verdad, como
está determinado,
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Si está en
opinión, Lavinio caro,
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Si jamás el
morir se probó en vida,
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Si mientra el
hombre al sol los ojos gira,
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Si no fuese juzgado
atrevimiento,
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Si no os digo
verdad, si en algo os miento,
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Si no socorre Amor
la frágil nave,
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Si os amo, si os he
amado y si he de amaros
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Si por prueba mayor
de su victoria
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Si puede honrar una
famosa muerte
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Si saber del amor
sola esta parte,
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Si tantas partes hay
por vuestra parte
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Si tras de tanto
mal me está guardado
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Si vos
pensáis que por un ceño airado,
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«Siendo de
vuestro bien, ojos ausentes,
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Sigue a la oscura
noche el claro día,
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Sigue su curso el
sol ya destinado,
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Sin poderse alegrar
de cosa alguna,
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Sobre las ondas del
helado Ibero,
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Solía cantar
de amor dulces clamores,
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Tan alta al desear
hallo la vía,
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Tan puesto tengo en
vos el pensamiento
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Tanto espacio de
tierra y tan gran seno
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Tanto tiempo he en
amar perseverado
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Temía hasta
aquí de entristecerme,
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Temor de mayor mal
a algunos suele
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¡Temor
desventurado y trabajoso,
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Tiéneme en
duda Amor, por más tormento,
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Tiéneme ya el
dolor tan lastimado,
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Tras lo que temo
más voy rastreando
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Triste avecilla que
te vas quejando
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Un año hizo
ayer, ya es hoy pasado,
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Un blanco,
pequeñuelo y bel cordero
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Un nuevo sol vi yo
en humano gesto
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Un temor me
destruye el pensamiento,
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Ved si el Amor,
señora, es cauteloso,
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Venturoso ventalle
a quien ha dado
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Vete, falsa
visión, no me atormentes,
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Vos sois todo mi
bien, vos lo habéis sido;
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Vuestro nombre,
señora, que asegura
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Ya me vi de pavor
puesto tan alto,
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Ya mis males se van
casi acabando,
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Ya parece, pastor,
que vas gustando
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Yo, señora,
pensaba antes, creía,
-
«¿Por
que es ciego el Amor?» «Porque con ojos
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«¿Qué pérdida,
qué mal, qué sentimiento,
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«¿Quién yace muerto
aquí?» «Pero Mexía.»