Poeta y
político. Expulsado por conspirar contra España.
Volvió a su país tras el exilio. Fundador de la
revista El Artista en 1948.
La
pensativa
¿Qué piensas melancólica
hermosura
cuando fijas absorta tu mirada
en esa margarita deshojada,
imagen de un amor que fue
locura?
¿Qué piensas cuando besas con
ternura,
5
sus hojas, y febril y
apasionada
encierras en su cáliz
congelada
de tu vida la lágrima
más pura?
¡Qué
esperas! ¿Pero a qué te lo demando,
si tu frente se dobla
pensativa
10
al peso de recuerdos
opresores;
si encadenada
está, si estás llorando,
y en brazos del dolor te ves
cautiva
sin porvenir, sin patria y sin
amores?
Último
canto
Ni temo el odio,
ni el desdén me irrita,
ni late el corazón, ni el
alma inquieta
con la imagen de un lauro de
poeta
goza feliz; ni férvida
palpita.
El fuego de la
gloria no me agita,
5
ni está mi vida a la
ambición sujeta;
mi más bella ilusión
es cual saeta,
mi esperanza mejor es flor
marchita.
Versos...
delirios... lágrimas... anhelo...
nubes y nieblas son en mar
sombrío;
10
ni espero bien, ni de mi amor me
duelo;
sus alas pliega
el pensamiento mío,
y fijando los ojos en el cielo
tan sólo en Dios y en su
bondad confío.
Tu
imagen
De palmas y de
estrellas coronada,
de flores y de céfiros
vestida,
entre el cielo y la tierra
confundida
tu boca es miel y es gloria tu
mirada.
De Dios imagen
para mí formada
5
eres ángel de mi alma, y de
mi vida,
blanca perla de un lirio
desprendida,
pluma suave de un cisne en la
cascada.
Como rayo de sol
en agua pura,
o en cielo azul estrella que
enamora
10
mi espíritu se goza en tu
ternura;
me cubro con tu
sombra bienhechora,
tus huellas sigo, admiro tu
hermosura
y en dulce paz mi corazón te
adora...!
Soneto
Es a veces amor
profunda hoguera,
a veces hielo deslumbrante y
frío,
a veces nube de ardoroso
estío,
a veces flor de hermosa
primavera.
Es de esperanza
fuente placentera,
5
es de la duda, piélago
sombrío
donde van a morir cual manso
río
al mar, los sueños de la
edad primera.
Todo lo cubre su
esplendente velo,
todo lo enciende y de pasión
lo inflama,
10
y al mismo infierno lo convierte en
cielo.
Pero el divino
encanto de su llama
no quiere Dios que sirva de
consuelo
ni a viejo verde ni a provecta
dama.
Ausencia y
recuerdos
No es, no, de
amor la pena que me abruma,
no es de celos la fiebre que me
abrasa,
no es de acero el puñal que
me traspasa,
ni es de fastidio mi dolor, en
suma.
Es una imagen
leve como espuma,
5
que vive en mi alma y de mi ser no
pasa,
y que está siempre cual
flotante gasa
suspensa entre mis ojos y mi
pluma.
Un vago
sentimiento, una memoria,
mezcla feliz de lágrimas y
horrores,
10
de afán supremo y borrascoso
duelo.
La ausencia, en
fin, del centro de la gloria;
el recuerdo de Cuba y de sus
flores,
y el adiós de sus palmas y
sus cielo!...
A la memoria del mayor
general Francisco Vicente Aguilera
Trocada en cruz
por mano fementida
la espada con que al pueblo
defendiste,
del Gólgota en la cumbre al
mundo diste,
como Jesús, tu adiós
de despedida.
Un sueño
fue la tierra prometida,
5
y el sol de libertad antorcha
triste
a cuya luz nublado siempre
viste
el ideal más bello de tu
vida...
¡Oh,
mártir del deber! ¡Oh, imagen bella
de la sagrada flor con cuyo
aroma
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marca el martirio su profunda
huella;
si de la patria
el templo se desploma,
sobre sus ruinas se alzará
tu estrella...
la estrella de los mártires
de Roma!
La
indiferente
¿Dónde la flor de tu esperanza es
ida,
pálida virgen que enlutada
lloras?
¿Dónde la hermosa luz
de las auroras
que alumbraron la senda de tu
vida?
¿Por
qué a la nave del silencio asida,
5
ni amor te inflama ni consuelo
imploras,
y en la sombras del tiempo
aterradoras,
la imagen ves de tu ilusión
perdida?
Si aún
tienes corazón, espera, y lucha
por derrocar el tenebroso
imperio
10
de la duda que oprime tu
existencia:
Mas si no late
por tu mal, escucha:
A gemir en perpetuo
cautiverio,
te condena tu propia
indiferencia.
Mendoza, Carlos
España.
Siglo XIX - XX
Poeta.
Enero
El mes de los
amores de los gatos;
el mes de las felinas
aventuras;
Acuario, allá en las
célicas alturas,
pretende a todos convertir en
patos.
Un turba de
necios turulatos
5
sale a ver de los Reyes las
monturas;
los niños, esperando mil
venturas,
ponen en los balcones sus
zapatos.
Cubre la nieve la
fragosa sierra
y obstruye los caminos y los
puertos;
10
al triste caminante el frío
aterra,
yacen los campos
mudos y desiertos,
y el pobre centinela cae en
tierra
ateridos los pies, los brazos
yertos.
Febrero
Mes con careta,
tornadizo y loco,
en que hacen su agosto cierta
damas,
Piscis preside, símbolo de
escamas
en que la gente reflexiona
poco.
Allá en el
baile, con disfraz barroco
5
y echando por los ojos vivas
llamas,
la chica, sin andarse por las
ramas,
ir a cenar exige con descoco.
Mezclado el
rufián con el mendigo,
esperan del sarao la salida
10
hambrientos ambos, sin hogar ni
abrigo.
Ya vanidosa, ya
de envidia roída,
brinca también la infancia,
y en castigo
de danzantes la fosa queda
henchida.
Marzo
Mes de
transición, mes pastelero;
Germinal con Ventoso se ha
abrazado;
mes arlequín, ni carne ni
pescado
aunque el sol esté en Aries,
el Carnero.
Corre de la
Cuaresma el tiempo austero;
5
consigue el pecador ser
perdonado;
mas ¡ay que la Cuaresma aun
no ha acabado
cuando ya torna el delinquir
primero!
Celébrase
la fiesta de los Pepes
con los indispensables
requesones
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y chispas de Jerez, Champagne y
Yepes.
Siéntense
por el cuerpo comezones
que la gente combate con
julepes,
y abundan los diviesos y
flemones.
Abril
Terrible mes que
deja en desamparo
a cuantos so la capa o
sobretodo
disimular pudieron de algún
modo
la vista de su traje viejo o
raro.
Pide la lluvia el
labrador avaro
5
y que lleguen las mieses hasta el
codo;
piden los limpiabotas que haya
lodo
y piden los paseantes que
esté claro.
Muy buenas de
dormir son sus mañanas,
mejores de pasear sus
tardecicas;
10
de amapolas y rosas
castellanas
hácese
grande acopio en las boticas,
y llegan las
compañías italianas
para en un periquete hacerse
ricas.
Mayo
Funesta fecha,
espanto del gandul
que nunca ha estudiado la
lección
y del suspenso ve la
relación
con la paterna tranca de
abedul.
Véndese
mucho blanco y mucho azul
5
para hacer la primera
comunión,
despachando el hortera con
fruición
miles de metros de barato tul.
Ya ha empezado la
fiesta nacional,
asiste a las carreras lo más
chic,
10
y aspiran a alcanzar gloria
inmortal
los émulos
de Goya y de Van Dick,
mientras otros suspiran por su
mal
prisiones de la capa o del
carrick.
Junio
Mes que espera
gozoso el prestamista
y que impaciente ansía el
usurero:
precisa hacerse con algún
dinero
a fin de darse tono de
bañista.
El zapatero, el
sastre y al modista,
5
que tomaban paciencia desde
Enero,
con ímpetu terrible y porte
fiero
quieren cobrar sus cuentas a la
vista.
Es fiesta cada
día en este mes
con Corpus, las verbenas y
demás;
10
hacen su agosto fondas y
cafés;
viajan los
enfermos cual jamás;
mientras otros se quedan sin
parnés
por culpa de una sota o de
algún as.
Julio
Valles, montes y
pueblos son estufas;
reinan sólo el sopor y la
indolencia;
expórtanse horchateras de
Valencia
y con ellas limón, cebada y
chufas.
Los balnearios,
con promesas bufas,
5
atraen enfermiza concurrencia;
mas en punto a curarse la
dolencia
es buscar en el golfo las
cotufas.
Prosperan
trapisondas y ruletas,
fabrícanse partidos y
programas,
10
Dios sabe lo que pasa en las
casetas,
pasan muchas
busconas por ser damas,
y se quedan vacías las
gavetas,
tornándose los baños
luego en dramas.
Agosto
Mes de pereza,
mes de insolaciones:
achicharra el calor de la
canícula,
y todo el mundo busca un
partícula
de aire fresquito para sus
pulmones.
Quedan en cuadro
muchas poblaciones
5
por haberse hecho cosa asaz
ridícula,
si aparece en la piel cualquier
vesícula,
no irse a dar algunos
chapuzones.
Sólo
quedan los pobres e indigentes
que sudan como patos
trabajando
10
en fábricas, talleres y
oficinas,
debiendo
resignarse a ser leyentes
de cómo los demás
están holgando
en juergas y casinos y
cocinas.
Septiembre
Mereciera este
mes ¡voto al dimoño!
ser el primero en todo el
calendario.
Es Septiembre el famoso
vendimiario
el mes del equinoccio del
otoño.
Florece
allí en los bosques el madroño,
5
no siendo caso muy
extraordinario
encontrarse algún tipo
estrafalario
del blasón de Madrid hecho
retoño.
Tornan a la
ciudad los estudiantes
jurando a su beldad amor
eterno,
10
tornan a casa los veraneantes
a ver si
desempeñan los de invierno,
y, presa de usureros y
tunantes,
recomiendan la vida del
infierno.
Octubre
Comienzan en las
clases las lecciones:
mucho gastar en libros y en
enseres;
comienzan a velar en los
talleres
y esperan la salida los
moscones.
Da el novato
sensibles tropezones
5
en su afán de entregarse a
los placeres,
víctima candorosa de
mujeres
que huelen que ha traído
patacones.
l tiempo es
brusco en este mes de octubre
y ahuyenta a los que están
en las montañas,
10
la miseria invernal ya se
descubre,
no cesan de las
tisis las guadañas,
hacen su agosto Le
Printemps y el Louvre,
y danse en grande número
castañas.
Noviembre
Conmemórase ahora los difuntos,
va la gente en tropel al Campo
santo,
y oye luego el Tenorio con
encanto,
teatro y devoción andando
juntos.
Son la ropa y la
lumbre los asuntos
5
que ocasionan el mayor
quebranto,
teniéndose los pobres, con
espanto,
sin fuego, por cadáveres
presuntos.
S abren de los
ricos los salones,
se cierran como pueden los
desvanes,
10
goza, el que tiene, caras
diversiones;
padece, el que no
tiene, mil afanes;
y si hay quien se duerme entre
edredones
muchos más se adormitan como
Adanes.
Diciembre
Es un mes del que
hay mucho que decir,
pues no hay otro tan lleno como
él:
mes delicioso, abominable,
cruel,
muy bueno de llorar y de
reír.
El ricacho se
puede divertir
5
y encuentra que diciembre es todo
miel;
pero al pobrete se le antoja
hiel,
llegando hasta el extremo su
sufrir.
El premio gordo,
el pavo, los turrones,
la hartura de los buches ya
repletos,
10
alternan con los agrios
lagrimones
que vierten mil
vivientes esqueletos;
y aquí doy punto a mis
lucubraciones
y se acaban el año... y los
sonetos.
Menéndez Barriola, Emilio
Argentina. Siglos
XIX - XX
Poeta.
Los «nuevos
ricos»
La tragedia fue
horrible: la humanidad, demente,
amontonó cadáveres,
paralizó los puertos,
convirtió las ciudades en
páramos desiertos,
e hizo temblar los muros de todo un
continente.
Al resplandor
siniestro de la hoguera imponente,
5
hubo seres astutos, negociantes
despiertos,
que, entre el hambre, las ruinas,
los heridos, los muertos,
recogieron el oro, y hoy levantan
la frente...
Yo
también: en la ruda silenciosa contienda
que pasiones e instintos libraron
en mi senda,
10
acaparé un tesoro de
infinito valor:
Mi
corazón, que antaño fue mísero y austero,
es hoy una manopla de reluciente
acero
maravillosamente forjado en el
dolor!
El
dinero
Áureo
disco, sonoro, que embellece la vida,
sugestión rutilante del
mundano vaivén;
al tintín armonioso de su
danza atrevida
se trasforman los hombres y
doblegan la sien.
Su poder y
virtudes colman toda medida,
5
pues trasmuta valores con egregio
desdén;
es un dios arbitrario de conciencia
torcida:
se da al Mal con argucias, con
dolores al Bien.
Prodigioso
amuleto, brinda locas mercedes;
va sembrando tragedias, cuelga
pérfidas redes,
10
y con guiños aviesos rinde
todo a su afán.
Todo, no..., pues
hay cosas tan sutiles baluartes,
y jamás don Dinero
logrará con sus artes
ni la lira de Apolo ni la flauta de
Pan.
Menéndez Pelayo, Enrique
Santander. 1861 -
1921
Hermano de
Marcelino. Estrenó algunas obras dramáticas en
Madrid. Poeta y novelista.
El
ciprés
Hay un
ciprés en el jardín vecino,
negro como la imagen de la
pena,
al que más de una vez la
luna llena
a dar aspecto de fantasma
vino.
En torno suyo el
gusto peregrino
5
transforma sin cesar la agreste
escena:
donde ayer hubo césped, hoy
arena;
lo que era bosque ayer, hoy es
camino.
¡Sólo el resiste a la común
mudanza!
Yo, cuado del vivir siento la
herida,
10
miro al ciprés y calmo mis
lamentos,
pensando que,
memoria o esperanza,
algo crece en el huerto de la
vida
que no abaten los hombres ni los
vientos.
El
rosario
El altar de la
Virgen se ilumina
y ante él de hinojos, la
devota gente
su plegaria deshoja lentamente
en la inefable calma
vespertina.
Rítmica,
mansa, la oración camina
5
con la dulce cadencia
persistente
con que deshace el surtidor la
fuente,
con que la brisa la hojarasca
inclina.
Tú, que
esta amable devoción supones
monótona y cansada, y no la
rezas,
10
porque siempre repite iguales
sones,
tú no
entiendes de amores ni tristezas:
¿qué pobre se
cansó de pedir dones?
¿Qué enamorado de
decir ternezas?
Voz
amiga
Junto a esa
fuente que en la sierra brota
pasara yo la vida que me resta
en una dulce, interminable
siesta,
nunca por el afán ni el
tedio rota.
Y al blando son
de la canturia ignota
5
con que huye el agua por la verde
cuesta,
apurara, tendido en la
floresta
la paz que va disuelta en cada
gota.
Parece que en la
voz de sus cristales
prendieron, aguardando mi
venida,
10
las voces más amadas y
leales:
la palabra de
Dios que en todo anida,
el dejo de los cantos
otoñales
y del amor la queja dolorida.
Octubre
Pasó el
rápido engaño con que Flora
hizo amable el vivir. Pasó
el riente
verano, con el sol sobre la
frente
y en las manos la espiga
tembladora.
Pasó
cuando la vida alumbra y dora,
5
cuanto alegra los ojos y la
mente:
la tibia noche, el sosegado
ambiente,
la tarde azul y la rosada
aurora.
Pasaron
¡ay! los que en mi huerto echaron
semillas de virtud, granos de
vida,
10
que los vientos del mundo
malograron.
Eterna ley
dictaba su partida,
¡y en vano a Dios mis ansias
suplicaron
que no fuese esta vez
obedecida.
Bajo una
ventana
Dicen que no
saldrás, y yo maldigo
oyéndolo decir, la suerte
mía:
¡Esta noche, bien mío,
que traía
tantas risueñas
cábalas conmigo!
Yo que tuve a ese
sol por enemigo,
5
pensando que ya nunca se
ponía,
¿qué haré de
lo que falta todavía
hasta la hora de soñar
contigo?
El aura de la
noche mansa eleva
los vanos restos de mis
sueños de oro
10
y a tu muda ventana se los
lleva...
¡En
qué noche te ausentas, mi tesoro!
¡Hoy que pensaba darte la
gran nueva
de que con alma y corazón te
adoro!
Menéndez Pelayo, Marcelino
Santander. 1856 -
1912
Uno de los
más prestigiosos eruditos españoles. Estudió
Filosofía y Letras. Historiador. Bibliotecario y miembro de
la Academia. Catedrático de Literatura de la Universidad de
Madrid. Director de la Academia de la Historia.