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ArribaAbajoFigueroa, Francisco de

Alcalá de Henares. 1536 - 1620

Pertenece al grupo de poetas de Alcalá - Salamanca. Alcanzó el apelativo de «El Divino». Casado con María de Vargas. Cervantes incluyó en La Galatea uno de sus sonetos.




¡Ay, esperanza, lisonjera vana...


   ¡Ay, esperanza lisonjera y vana,
ministra de cuidado y de tormento,
que el más osado y loco pensamiento
haces juzgar segura empresa y llana!

   Si, cual suele llevar pluma liviana,  5
te me ha llevado de continuo el viento,
y con daño y verguenza, me arrepiento
de haber creído en confianza humana.

   Déjame, que si amor y mi fortuna
te han cortado, mil veces floreciendo,  10
¿qué puedes prometer, seca y perdida?

   Marchítanse tus flores en saliendo,
sin hacer fruto, y si le hace alguna,
es cebo dulce para amarga vida.




Blanco marfil, en ébano entallado


   Blanco marfil, en ébano entallado,
suave voz indignamente oída;
dulce mira - por quien larga herida
traigo en el corazón - mal ocupado.

   Blanco pie por ajeno pie guiado,  5
oreja sorda a remediar mi vida
y atenta al son de la razón perdida,
lado - no sé por qué - junto a tal lado:

   raras, altas fortunas: ¿no me diera
la Fortuna cortés durar una hora  10
de alto bien que desde vos reparte,

   o el sol, que cuanto mira, orna y colora
no me faltará aquí, porque no viera
un sol más claro en tan oscura parte?




Soneto


   Bendito seas, Amor, perpetuamente,
tu nombre, tu saeta, venda y fuego;
tu nombre, por quien vivo en tal sosiego
amado y conocido de la gente;

   tu flecha, que me hizo así obediente  5
de aquella, por quien todo el mundo niego;
tu venda, con que me hiciste ciego,

   y el fuego sea bendito, cuya llama
no toca al cuerpo, que es sutil y pura,
y el alma sola de su gloria siente.  10

   Y así el dichoso espíritu que ama
dirá, tu rostro viendo y tu figura:
«Bendito seas, Amor, perpetuamente.»




- IV -


   Dexa, Phili, gozar un poco al prado
de su preciado honor; dexa las flores
esmaltadas de perlas, las colores
vivas mostrar que Flora hoy les ha dado:

   Dexa vivir en libre, alegre estado  5
las Nimphas deste valle, y los pastores
del monte sin envidio y sin ardores;
y mira cual está Thirse parado;

   que dispuesto a morir, dice, tendido
sobre la hierba de aquel verde llano;  10
ya ves el fin de tu deseo cumplido.

   ¡Ah, por quien tantas lágrimas en vano,
tantos suspiros hasta aquí he esparcido,
y agora esparcirá sangre esta mano!




- V -


   Partiendo de la luz, donde solía
venir su luz, mis ojos han cegado:
perdió también el corazón cuitado
el precioso manjar de que vivía.

   El alma desecho la compañía  5
del cuerpo, y fuese tras el rostro amado;
así en mi triste ausencia ha siempre estado
ciego y con hambre y sin el alma mía.

   Agora que al lugar, que el pensamiento
nunca dexó, mis pasos presurosos  10
después de mil trabajos me han traído,

   cobraron luz mis ojos tenebrosos
y su pastura el corazón hambriento,
pero no tornará el alma a su nido.




- VI -


   Yace tendido en la desierta arena,
que casi siempre el mar baña y esconde
de Thirsi el cuerpo; el alma alberga donde
sembró Amor las simientes de su pena:

   Allí, mientras su llanto amargo suena,  5
entre las peñas, Eco le responde:
Thirsi, cuitado, ¿adónde estás?, ¿por dónde
saldrás a ver tu luz pura y serena?

   Aquí el cielo nubloso, el viento airado,
mantiene con el mar perpetua guerra,  10
y él, con estas montañas, que rodea.

   ¡Ah de Thirsi, de dolor cercado
más que de mar! ¡Cuándo será que lea
Phili, en tu frente, lo que el pecho encierra!




- VII -


   Lágrimas que salís regando el seno
por vuestra antigua exercitada vía,
seguras del temor justo que había
a vos y mis suspiros puesto el freno.

   Creced en río tan profundo y lleno  5
cuando el dolor, que el alma esconde y cría
por ver sembrada la esperanza mía
en glorioso, más áspero, terreno.

   Y aunque mil causas dolorosas mueven
el alma a tan amago sentimiento,  10
esta sola razón ha de causaros.

   Mas tan preciosas lágrimas no deben
perderse así, ni desparcirse al viento
tan gloriosos suspiros y tan caros.




- VIII -


   Fiero dolor, que alegre alma y segura
hacer pudieras triste y temerosa
¿cómo con mano larga y enojosa
derramas sobre mí tanta dulzura?

   No siente otro descanso, ni procura  5
mayor deleite el alma congojosa,
que abrir la vena fértil y abundosa
al llanto que me da mi desventura.

   Por ti le alcanza, que tu sombra encubre
la causa de mis lágrimas apenas,  10
confiada a mi mismo pensamiento.

   Mas sólo he de llorar las que van ellas
del fuego que me abrasa, y se descubre
que nacen de más áspero tormento.




Soneto


   Quien ve las blancas y hermosas rosas
de mano virginal recién cogidas,
y con diversos tallos retejidas,
guirnaldas bellas hacen y olorosas;

   quien gusta de las aves más preciosas  5
las tiernas pechuguillas convertidas
en líquidos manjares y comidas
süaves, odoríferas, sabrosas;

   y quien panales albos destilando
la rubia miel de la amarilla cera,  10
a lo que al gusto y vista más provoca,

   pues tal es de mi ninfa el rostro, cuando
mi vista de la suya reverbera
y bebo las palabras de su boca.




Con un cabello de oro...


   Con un cabello de oro delicado
Amor me tiene fuertemente asido;
con nieve la más blanca que se ha vido
vivo fuego en mi alma ha levantado.

   Con perlas orientales ha robado  5
mi pecho, y mi alegría ha empobrecido;
dos estrellas y un sol esclarecido,
me tienen de tinieblas rodeado.

   ¡Qué la nieve me encienda, que un cabello
cadena es para mí, que la luz pura  10
me ciegue, y me empobrezca la riqueza!

   ¿A qué me llevara mi desventura,
y más si vos, señora, echáis el sello,
juntando a este mi mal vuestra aspereza?




Soneto


   Maldito seas, Amor, perpetuamente,
tu nombre, tu saeta, venda y fuego;
tu nombre, que con tal desasosiego
me fuerza a andar perdido entre la gente;

   tu flecha, que me hizo así obediente;  5
de aquella falsa, de quien ya reniego;
tu venda, con qué me hiciste ciego
y así juzgue por ángel la serpiente;

   y el fuego sea maldito, cuya llama
no toca al cuerdo, que es muy gran locura,  10
y al necio sólo su crueldad consiente.

   Y así el cuitado espíritu que ama
dirá, tu rostro viendo o tu figura:
«Maldito seas, Amor, perpetuamente».




Soneto


   Bien puede hacer Amor lo que quisiere;
mas, ¿qué puede hacer ya que no haya hecho?
Secreto está mi mal acá en el pecho;
entiéndalo no más quien me entendiere.

   Yo callaré, señora, si pudiere;  5
y sí podré, por fuerza o por derecho.
Por ser tan bueno el mal que me habéis hecho
que no desearé más mientras viviere.

   Dentro en mi alma estáis siempre metida,
si no cabéis en ella por ser grande,  10
exceso es vuestro, que no falta suya.

   Sufrid por lengua y pluma que despida,
no lo forcéis que tan estrecha ande
que me aparte de vos y me destruya.




Soneto


   Perdido ando, señora, entre la gente,
sin vos, sin mí, sin ser, sin Dios, sin vida;
sin vos, porque no sois de mí servida;
sin mí, porque no estoy con vos presente;

   sin ser, porque de vos estando ausente  5
no hay cosa que del ser no me despida;
sin Dios, porque mi alma a Dios olvida
por contemplar en vos continuamente;

   sin vida, porque ya que haya vivido,
cien mil veces morir mejor me fuera  10
que no un dolor tan grave y tan extraño.

   ¡Qué preso yo por vos, por vos herido,
y muerto yo por vos de esta manera,
estéis tan descuidada de me daño!




- XVII -


   Cuando Thirsi siguiere otra pastora
o sintiere de Amor nueva herida,
volverá tras Sebetho su corrida,
y dará luz quien nos la encubre agora.

   Cuando Phili podrá vivir un'hora  5
sin Thirsi, vivirá sin alma y vida;
cuando será de ajeno Amor vencida,
se pondrá el Sol en faldas de la Aurora.

   Estas voces con lágrimas mezcladas,
escucha Aliso y llora juntamente  10
con la memoria de su bien perdido.

   Almas dichosas, dice, eternamente
vivid así, de igual fuego abrasadas,
de mudanzas seguras y de olvido.




Soneto


   Déjame en paz, Amor: ya te di el fruto
de mis más verdes y floridos años;
y mis ojos ligeros a sus daños
pagaron bien su desigual tributo.

   No quiero ahora yo con rostro enjuto,  5
sano y libre cantar más desengaños;
ni por alegres y agradables paños
trocar tu triste y congojoso luto.

   En llanto y en dolor presto y cargado
de tus antiguos hierros, la jornada  10
quiero acabar de mi cansada vida;

   mas no me des, Amor, nuevo cuidado,
ni pienses que podrá nueva herida
romper la fe que nunca fue doblada.




Epitafio a la muerte de Tirsi


   Crezca con el licor del llanto mío
la verde hierba de este fértil prado;
enfrene el triste son de mi cuidado
el presuroso curso de este río;

   resuene el bosque cavernoso y frío;  5
«Ya es muerte Tirsi, Tirsi es ya acabado,
en el dolor terrible sepultado,
que tuvo del entero señorío.»

   Sola esta solitaria selva umbrosa,
sola esta gentil verde ribera  10
del lamentable fin fueron testigos.

   Aquí cerró sus ojos muerte fiera,
y el miserable cuerpo aquí reposa,
llorándolo Damón, su firme amigo.




Las musas en venta


   ¿Hay quién quiera comprar nueve doncellas
esclavas. o a lo menos desterradas
de las tierras do fueron engendradas?
¿Hay quién las compre? ¿Quién da más por ellas?

   Fueron un tiempo en todo extremo bellas,  5
airosas, ricas, graves y estimadas;
y aunque de mucho fueron recuestadas,
bien pocos alcanzaron favor de ellas.

   Ahora van las tristes mendigando
de puerta en perta, rotas y baldías,  10
y aun por solo el comer se venderían.

   Pues no son muy golosas; que en hallando
hierbas, flores u hojas, pasarían
con sombras frescas y con aguas fría.




Soneto


   Gasto mis pasos y mis tristes días
tras un deseo loco y engañoso,
que sostiene el vivir dificultoso
con vanas esperanzas y alegrías;

   y encontrado mi daño por mil vías,  5
sin ser abierta senda a mi reposo,
doquier que vuelvo el rostro lastimoso,
hay campo lleno de miserias mías.

   Miseria será todo y desventura,
hasta que se ejecute la postrera  10
en los cansados años de mi vida.

   Pagará el pensamiento su locura,
y morirá el deseo cuando muera
el alma, que es vivienda aborrecida.




Soneto


   Hierbas floridas, verdes, deleitosas,
que con el blanco pie sois oprimidas
de aquella que en su bulto recogidas
tiene todas las gracias más preciosas.

   Dichosas sombras suaves y amorosas,  5
tan gratas a la que roba mil vidas
aire que del fino oro desparcidas
las hebras traes revueltas con las rosas;

   claras y frescas fuentes cristalinas,
que de bañar en vos sus blancas manos  10
os quiso hacer mi Filis tanto dignas;

   cuando sintáis sus pasos soberanos
direisle, si a mis ojos son benignas,
que no me sean los suyos tan tiranos.




Soneto


   Como Me viese amor desnudo y tierno,
temblando el triste va buscando un día
donde escaparse de la nieve fría
y el hielo mitigar del recio invierno.

   Mas como vido el resplandor eterno  5
que de la hermosa Fili allí se vía,
lumbre debe de haber aquí decía;
y entrando, busca a su dolor gobierno.

   Tocó en el seno el niño y dióle enojos,
que estaba frío más que nieve el seno,  10
y el corazón, que es piedra, mal le trata,

   huyó del corazón, fuese a los ojos,
y como vio lugar tan dulce y bueno,
allí quiso vivir, y de allí mata.




ArribaAbajoFigueroa, Luis Manuel

España. Siglos XVI - XVII

Poeta.




Soneto


   Por montes canos con el yerto invierno,
de mi prisión arrastro la cadena,
y sólo mi gemido ronco suena
por huecos valles, no mi llanto tierno.

   Que aun no merezco, por mi mal gobierno,  5
con mis gemidos publicar mi pena;
que la justa ocasión que me condena
sella mi boca con silencio eterno.

   Así, a costa de penas inmortales
sustento el fuego que en mis venas arde;  10
mas no me quejo de dolor tan fuerte.

   Quiero morirme y publicar mis males;
mas ¡ay! que llega el recuerdo tarde
cuando el mal se descubre con la muerte.




ArribaAbajoFrancia y Acosta, Francisco de

España. Siglo XVII

Poeta y amigo de Lope de Vega




Soneto


   Sedientos de celestes jerarquías,
vivo golfo de llamas superiores,
esperar no pudieron tus ardores
el término fatal que apetecías.

   En ti mismo ascendiendo, o nuevo Elías,  5
en ti carro triunfal de más fulgores,
águila en más lucientes resplandores,
muchos soles viviste en pocos días.

   Aprendiendo la lumbre que suspendes,
por engañar la sed con la memoria,  10
tú te resististe a ti y al suelo.

   Para más alta elevación desciendes,
por que tanto mayor será la gloria,
cuanto más tarde te corone el cielo.




ArribaAbajoFranco Barrero, Juan

Portugal. Siglo XVII

Poeta.




A la muerte del doctor Juan Pérez de Montalbán


   Murió Montano, el Cisne más canoro,
el más canoro Cisne de Helicona,
Montano, a quien Amor, a quien Belona
debe feliz tanto esplendor sonoro.

   Deidades sacas del Castalio Coro,  5
sienta la fría, y la abrasada Zona
la pérdida del Hijo de Latona,
y humedezca la tierra vuestro lloro.

   Aras de perlas en su fresca orilla,
entre aroma se vea Manzanares  10
coronado le erija de laureles.

   Octava fue del Orbe maravilla,
dando en admiraciones singulares,
alma a las Plumas, vida a los Pinceles.




ArribaAbajoFray Álvaro de Hinojosa y Carvajal

España. Siglo XVI

Poeta.




Soneto


   No sois vos, Virgen santa y escogida,
un Dios que rige el estrellado velo,
ni sois tampoco vos el mismo cielo,
no luna, sol, o estrella conocida.

   Ni sois tampoco vos la misma vida,  5
no ángel de ligero y presto vuelo,
ni como cosa alguna acá del suelo,
por más bella que sea, y más lucida.

   Digo lo que no sois, porque deciros
lo que sois, imposible me parece;  10
a Dios es reservado tal tesoro.

   Sólo el que sólo pudo produciros,
a quien toda esta máquina obedece,
podrá decir de vos bocados de oro.




ArribaAbajoFray Antonio Gual

España. Siglo XVII

Poeta, religioso y amigo de Lope de Vega




Soneto


   Contra Luzbel de tu valor medroso
pruebas apenas el acero santo,
honor del cielo, del infierno espanto,
en nuevo Marte, IGNACIO valeroso.

   En dulce cuando paz gozas dichoso,  5
divina luz bebiendo, sacrosanto
del sumo bien asomo, Febo en tanto
que forma siete círculos lustroso.

   Nuevo favor, ¿a quién no admira el verte
de la batalla a la señal primera  10
debida al vencedor gozar la gloria?

   Si el embestir te premia de esta suerte,
dinos, o tú que pisas ya la esfera
¿el cielo que te dio por la victoria?




ArribaAbajoFray Antonio Suárez

España. Siglos XVI - XVII

Poeta.




A Fray Pedro de Padilla por su Tesoro de poesías publicado en 1587


   Las nueve hermanas con amargo llanto,
y cual las del Phaetón están en lloro,
por ver perdido aquel rico tesoro,
que a su sagrado monte honraba tanto.

   Mas ya se quitó el luto, y negro manto,  5
ya no hay tristeza en todo el cato coro,
antes puestas las Ninfas coro a coro,
cantaron himnos en alegre canto.

   Que si muerte hacerles pudo ofensa,
quitándoles un Mena, un Gracilazo,  10
de tanto lustre, y bien privando el suelo.

   Dióles el cielo en larga recompensa
a vos Padilla gloria del Parnaso
y así mayor que el llanto, es el consuelo.




ArribaAbajoFray Arcángel de Alarcón

España. Siglos XVI - XVII

Poeta y religioso.


Sonetos




- I -


   Hoy la rama ha su tronco producido,
y el arroyo a su clara y limpia fuente,
y el rayo al mismo sol resplandeciente
de quien el ser y hombre ha recibido.

   Hoy la vara de Aarón ha florecido  5
sin humor de la tierra procedente,
y la zarza de Sina en el ardiente
fuego, verde y entera ha parecido.

   Hoy recibe la Virgen nuevo nombre,
admirable y gozoso a los mortales,  10
de hija de su Dios, madre y esposa.

   Cantemos, pues, con coros celestiales
la manera moral hecha gozosa
que el hombre es Dios inmenso y Dios es hombre.




- II -


   ¿Quién es la que del valle miserable
de lágrimas asciende tan lozana
que ni el alba rosada a la mañana
ni el sol a su beldad es comparable?

   ¿Más que la luna hermosa y agradable  5
decoro a la naturaleza humana,
como escuadrón fortísimo que allana
la enemiga virtud hecho admirable?

   Las que con tanta gloria se nos muestra
que hinche la tierra y cielo de alegría  10
y en perfecta humildad a todos pasa,

   es la que el Hijo y Dios pone a su diestra
sobre las soberanas jerarquías,
pues más que ellas de amor divino abrasa.




- III -


   Buscan al Niño el padre putativo
y la Virgen purísima afligidos,
con lágrimas, sollozos, y gemidos,
¡oh caso lastimoso y compasivo!

   Y aunque en su alma llevan al Dios vivo,  5
niño lo buscan, de su amor heridos,
entre parientes y entre conocidos,
con dolor penalísimo, excesivo.

   Y no lo hallan, dándonos ejemplo,
Jesús, de que si hallarte deseamos  10
no entre carne y sangre te busquemos.

   Y, pues tu Madre purísima en el templo
lo halla, también nos verte podremos
si en las cosas de Dios nos ocupamos.




- IV -


   ¡Oh qué dulces saetas se tiraron
de amor el hijo y madre lastimada
cuando de lo buscar llegó cansada
al templo do sus ojos lo encontraron!

   No disputando, o doctrinando, hallaron  5
la infinita Sapiencia disfrazada
con pueriles miembros y ocultada
a los que en sus respuestas se admiraron;

   Mas con mucha humildad escucha el Niño,
y con prudencia, a veces, les pregunta  10
como quien doctrinado ser desea.

   ¡Oh Cordero más blanco que el armiño!
la alta humildad, que ese silencio apunta,
dad, que mi alma siempre imite y lea.






ArribaAbajoFray Bernardo de Cárdenas

Sevilla. 1616




Don Quijote a la defensa de la Inmaculada


   Ensilla, Sancho amigo, a Rocinante,
dame la lanza y yelmo de Mambrino,
acomoda la alforja en el pollino,
y el bálsamo precioso por delante.

   Pues Dios me hizo caballero andante,  5
hoy desfacer un tuerto determino
que face a una doncella un malandrino,
jayán desaforado y cruel gigante.

   Dice que fue su esclava esta doncella,
y miente. Pues sé yo que cuando él dice  10
ella deshizo a coces su cabeza.

   A mí me toca, Sancho, el defendella,
pues soy su caballero, y voto hice
de defender su original pureza.»

   Subió con ligereza  15
y, tomando su yelmo, escudo y lanza,
le siguió su escudero Sancho Panza.




Coloquio entre un soldado y una beata


   Sol. Ya hago voto a Dios. Bta. Pues a Dios vota
hijo mío no tiemble cuando jura.
Sol. Yo voto, y juro por la Virgen pura,
y es obra de virtud santa, y devota.

   y juro a Dios. Bta. La sangre me alborota  5
viendo que persevera en su locura,
no jure hijo más. Sol. ¿Por qué me apura
madre, que la paciencia seme agota?

   Y así un millón de veces voto, y juro
de defender la honra de María,  10
pues mientras juro más, soy más premiado.

   Bta. Si eso es así verdad, jurar procuro,
también de defender la opinión pía,
mas ay que grande escrúpulo me ha dado.

   ¿Si habrá en jurar pecado  15
un alma que de ser perfecta trata?
Autor. Esto dudó en San Pedro una Beata.




ArribaAbajoFray Damián de Cornejo

Siglo XVI


Sonetos



   Yo no puedo vivir si no me capo,
porque si tengo bolas y no emboco,
y aunque te diga cabe, no te toco,
todo en gordo será vayna de trapo.

   Si de ser inocente así me escapo,  5
a lo menos de amante doy en loco;
pues nevando camisas, poco a poco,
si las mojo muchísimo no en-papo.

   Quién te viera no grave y espetada
cuando el amor se goza sin sospecha,  10
a mi manera atenta y no a mi modo:

   yo quedara contento y tú pagada
pues supiera cual es mi pix derecha
y me quisieras bien con vayna y todo.



   Esta mañana, en Dios y enhorabuena
salí de casa y víneme al mercado;
vi un ojo negro al parecer rasgado,
blanca la frente y rubia la melena,

   llegué y le dije: «Gloria de mi pena,  5
muerto me tiene vivo tu cuidado,
vuélveme el alma, pues me la has robado
con ese encanto de áspid o de sirena.»

   Pasó, pasé, miró, miré, vio, víla;
dio muestras de querer, hice otro tanto;  10
guiñó, guiñe, tosió, tosí, seguíla.

   Fuese a su casa, y sin quitarme el manto,
alzó, llegué, toqué, besé, cubríla,
dejé el dinero y fuime como un santo.






ArribaAbajoFray Damián de Vegas

España. Siglos XVI - XVII

Poeta y religioso.




La verdadera nobleza


   Si el alma es la cabeza y la corona
del ser humano, bien se verifica
que el alma noble y de virtudes rica
ennoblece e ilustra a la persona.

   Luego de noble en vano se blasona  5
de hidalgo en balde o caballero pica
el que a los vicios y maldad se aplica
y las santas virtudes abandona.

   Así si el mundo solamente honra
al linajudo y rico, aunque vicioso,  10
y el virtuoso pobre estima en poco,

   No curéis de su honra y su deshonra,
pues ya sabéis que el mundo es mentiroso
y fanfarrón y lisonjero y loco.




Soneto


   Si está de sol vestida y adornada,
porque al eterno sol vimos en Ella,
si con sus plantas a la luna huella,
de más vivos albores circundada:

   Y si también de estrellas cornada  5
San Juan miró esta cándida Doncella;
cuál será el cuerpo, cuál el alma de Ella,
cosa es de los mortales no alcanzada.

   Si los Ángeles puros siempre han sido,
y por Reina la adoran en profundo  10
acatamiento, ¿quién de su grandeza,

   nunca manchada, dudará atrevido,
cuando de polo a polo clama el mundo,
que no hay bajo de Dios igual pureza?




Soneto


   En toda la extensión del bajo suelo,
¿quién será digno de ofrecer la historia
de la más alta en la virtud y gloria,
de la en que estuvo el Hacedor del Cielo?

   ¿Cuál águila se vio emprender su vuelo  5
por mar, de cuyo cabo no hay memoria?
¿Quién flecha el arco si es cosa notoria
no llegar con mil leguas al señuelo?

   Y pues, Virgen dichosa, no se espera
con acierto decir cuánto subistes  10
sobre todo lo que hay, que Dios no ha sido;

   Sólo diré, que si por Vos no fuera,
siendo Madre de Dios, como lo fuistes,
no se mirará el mundo redimido.




ArribaAbajoFray Diego de San Miguel

España. Siglo XVII

Poeta, religioso y amigo de Lope de Vega




Soneto


   En agua crasa el fuego convertido,
que del cielo al altar había bajado,
setenta años en ella sepultado
estuvo, sino muerto, amortecido.

   Después sobre la víctima vertido  5
como de muerte al fin resucitado,
generoso abrasándola ha pagado
al cielo cuanto al cielo hubo debido.

   Sagrado IGNACIO, fuego fuiste, y fuego,
que poderse ocultar por siete días  10
mayor prodigio fue que aquel portento.

   Muerto al mundo en la saltas Jerarquías,
refiriendo tus llamas vuelves luego,
cuanto más detenido, más violento.

   Y al alto firmamento  15
en víctimas le pagas sacras cuanto
incendios debes a su incendio santo.




ArribaAbajoFray Domingo de Ochoa

España. Siglo XVII

Poeta, religioso y amigo de Lope de Vega




Soneto


   Ejecuta de amor la activa llama
sin términos, sin plazos, sin espera,
que sujetos amados son esferas,
que a gozarlas el mismo afecto llama.

   Ama el esposo IGNACIO, y porque ama  5
con superiores y efectivas veras
menos que con presencias verdaderas
el fuego no sosiega, que le inflama.

   Salga pues en olvido venturoso
del sentido exterior al que concierta  10
otro más superior y misterioso.

   Gócele siete días dulce puerta,
por donde mira en gozo luminoso
gloria no en posesión, en prenda cierta.




ArribaAbajoFray Francisco de Castro

Valencia. 1572

Religioso, poeta y hermano de Guillén de Castro.




Soneto


   Vistió Jesús de pobre el primer manto,
cual niño simple entre los simples crece,
joven sirve a sus padres y obedece,
varón se muestra el más perfecto y santo.

   Su vida religiosa causa espanto,  5
en sus milagros su virtud parece,
las penas de su muerte a Dios ofrece,
deja a sus padres con tristeza y llanto.

   Este es el curso de la vida santa
de Domingo Anadón tan a medida  10
que al suelo y cielo, es gran razón que asombre.

   Pues mereció gozar ventura tanta
que la vida de aquel que le dio vida,
esa es la suya con mudarse el nombre.




ArribaAbajoFray Gaspar de San Diego

España. Siglo XVII

Poeta y amigo de Lope de Vega




A San Isidro


   Los campos de Madrid, Isidro santo,
el Ángel rompe, y vos rompéis el cielo,
sirve de labrador arando el suelo,
y vos suplís las voces de su canto.

   El ara, y vos oráis, subiendo tanto,  5
cuanto él baja a la tierra el sacro vuelo,
y al paso que del curso el paralelo
sigue, seguís de Dios el curso en llanto.

   Mas aunque labra el Ángel con arado
la tierra dura, no cobra el tributo,  10
que Dios paga de gloria al trabajado.

   Que como sembró el bien con rostro enjuto,
no coge, Isidro sí, que le ha ganado,
sembrando aquí sus lágrimas, el fruto.




ArribaAbajoFray Hernando Camargo y Salgado

España. Siglo XVII

Religioso de la Orden de San Antonio. Poeta y amigo de Lope de Vega




Al insigne Lope de Vega Carpio


   Ahora sí que hay fénix, que hasta ahora
se tuvo por fantástico y fingido,
pues Félix es ya el fénix renacido
de los que el orbe ingenios atesora.

   Rompiendo niebla amaneció su Aurora,  5
índice contra el tiempo y el olvido,
que de su fama y nombre esclarecido
fue, cual del sol el Alba precursora.

   ¡O espíritu celeste en quien se apresta
de más que ilustre honor fecunda fama,  10
que de este al otro mundo manifiesta!

   ¡Elogios en el nombre de la fama!
pues me oprime sin ti noche funesta,
mi origen es tu luz, mi labio inflama.

   Mas no, que en tanto abismo  15
tu ingenio es coronista de ti mismo.




ArribaAbajoFray Hortensio F. Paravicino y Arteaga

España. 1580 - 1633

Teólogo, predicador, literato y poeta.




Viendo una pieza de un leño del navío anegado


   ¡Oh reliquia fatal de errante vaso,
vasto cadáver de uno y otro pino,
que en mucha mar preñado animó lino
y en poca tierra cerco abrevia escaso!

   No en ti castigos intentó el fracaso,  5
que acechó entre la arena tu destino,
si en monte aquestas cosas peregrino,
selva incapaz naciste a tanto paso.

   Tu patria te usurpó segur villana,
sed codiciosa te arrojó a las ondas,  10
siempre oprimido de la industria ajena.

   Ten, pues, por puerto a aquesta playa llana,
redime a nueva inquisición tus ondas,
descansa y goza tu primera arena.




A una fuente oprimida de una mano


   En vano oprimes con la mano impura,
que el pirámide cándido devora,
envidia vil, la fuente que el sol dora,
y en rayos de cristal perennes dura.

   Si cuanto baja de mayor altura,  5
tanto sube después fuente sonora,
la que del cielo, donde fue su Aurora,
por fuerza ha de subir tan alta y pura.

   Qué importa, envidia, que a vencer te animes
sus linfas claras, de Cleopatra uniones,  10
que aumentas perlas, y en el agua imprimes.

   Que puesto que pretendan tus acciones
que piense, quien te mira, que la oprimes,
para hurtarle el cristal, la mano pones.




ArribaAbajoFray Jerónimo de San José

1587 - 1654




A nuestra madre Santa Teresa


   A sus hijuelos a volar provoca
el águila real, y al sol los lleva;
de la fineza de sus ojos prueba
mientras el rayo de su luz los toca.

   Ella después, bajando, en una roca,  5
para aguzarlo, el corvo pico ceba,
y en una fuente toda se renueva
prolongando la edad que el tiempo apoca.

   Así la caudal águila, Teresa,
aprueba la fineza de sus hijos  10
en la contemplación del sol que adora.

   Y, ella en la piedra, Cristo, haciendo presa,
emplea el pico, en quien los ojos fijos,
bañándose en sus llagas se mejora.




Invocación al sueño


   Imagen de la vida y de la muerte
(que vida y muerte son un breve sueño),
treguas de paz al riguroso ceño
de la más infeliz y dura suerte.

   Pues en ti su rigor el arco fuerte  5
afloja, y calma el combatido leño,
recíbeme en tu paz, en cuyo empeño
mi guerra entrego, hasta que en paz despierte.

   Ya que otro bien no ofreces, sueño amigo,
sino privar del mal, y eres figura  10
del no ser (privación del todo extrema),

   no me niegues el seno de tu abrigo,
donde hallando su fin mi desventura,
n más miseria, ni mayor, la tema.




A la muerte del capitán Esquerra de Rozas


   Al puerto de la vida (que es la muerte),
llegaste, ¡oh, dulce hermano! En Cartagena,
donde tu embarcación el cielo ordena
a mejor patria, a más felice suerte.

   Pasaste aquel estrecho, a todos fuerte,  5
desembarcando en la inmortal arena,
donde pagado el flete, breve pena
en gozo perdurable se convierte.

   Dichoso tú que libre ya y seguro
del último naufragio, alegre gozas  10
en un inmenso mar, inmenso puerto.

   Triste de mí que en este golfo escuro,
mientras en ese tú, la edad remozas,
navego del suceso siempre incierto.




Soneto


   Al trasmontar del sol, su luz dorada,
cogió de unos fantásticos bosquejos
la tabla, y al matiz de sus reflejos,
dejóla de colores variada.

   Aquí sobre morado cairelada  5
arden las fimbras de oro en varios lejos,
acullá reverbera en sus espejos
la nube de los rayos retocada;

   suben por otra parte, en penachera
de oro, verde y azul, volantes puros,  10
tornasolando visos y arreboles;

   mas, ¡oh breve y fantástica quimera!,
pónese el sol, y quedan luego oscuros
los vaporcillos, que eran otros soles.




El ruiseñor y la rosa


   Aquélla, la más dulce de las aves,
y ésta, la más hermosa de las flores,
esparcían blandísimos amores
en cánticos y nácares süaves.

   Cuando suspensa, entre cuidados graves,  5
un alma, que atendía a sus primores,
arrebatada a objetos superiores,
les entregó del corazón las llaves.

   «Si aquí -dijo- en el yermo de esta vida
tanto una rosa, un ruiseñor eleva  10
(¡tan grande es su belleza y su dulzura!),

   ¿cuál será la floreta prometida?
¡Oh dulce melodía siempre nueva!
¡Oh siempre floridísima hermosura!»




ArribaAbajoFray Jerónimo Vélez

España. Siglo XVII

Poeta, religioso y amigo de Lope de Vega




Soneto


   Siete soles un rayo a tanta gloria,
IGNACIO, cuya ley el orbe espera,
en el Sinaí supremo reverbera
con luz divina a la mortal notoria.

   Entre las armas goza la victoria,  5
y resplandores de la inmensa esfera
liba en Tabor eterno, que venera
rendida a suspensiones la memoria.

   En la de Dios su fábrica sublime
consulta, obras quietud (idea clara  10
del ocio santo y de la acción) medita.

   Y en su pecho, no en mármoles imprime
tablas de ley, que lo mortal repara,
y en Dios vio confirmada, antes que escrita.




ArribaAbajoFray Juan de Toledo

España. Siglo XVII

Poeta y religioso, amigo de Lope de Vega.




A San Isidro


   Los campos de Madrid, Isidro santo,
fértiles brotan olorosas flores,
después que los cultivan labradores
duchos del paraíso sacrosanto.

   En ello se oye sonoroso canto,  5
que arando entonan hechos ruiseñores,
cuando subís la voz diciendo amores
al que Anfión movéis divino canto.

   No es mucho el campo opimo se anticipe
a cuantos dora el sol con limpios rayos,  10
y Flora rinde pródigo tributo.

   Si da el cielo cultores, y Felipe
un santo que nos pecha en ricos Mayos,
sembrando aquí sus lágrimas, el fruto.




ArribaAbajoFray Juan Félix Girón

Sevilla. Siglo XVII

Poeta y carmelita. Se graduó en la Universidad de Sevilla en 1653.




En agradecimiento al vejamen, que al graduarle le hizo don Juan Antonio de Miranda


   Graduando el Rector más soberano
su sagrado Colegio de Doctores,
les entregó los títulos mejores
en sal, luz y ciudad de tanta mano.

   Sal que se deshiciera, mas no en vano,  5
sino haciendo saber a mil sabores;
luz que diese eficaces resplandores;
ciudad que se descubra a todo llano.

   Así s esparce igual, luce y encumbra
el claustro sevillano y tal retrata  10
una antorcha, un farol luces iguales;

   salga pues a la luz esta que alumbra
de que aun en burlas, cuando se desata,
reparte luces y descubre sales.




ArribaAbajoFray Luis de León

Belmonte (Cuenca). 1528 - Madrigal de las Altas Torres (Ávila). 1591

Aunque estudió en diversas universidades (Alcalá, Toledo) su persona está inseparablemente ligada a la ciudad de Salamanca. Uno de los grandes místicos de la poesía española.


Sonetos




- I -


   Amor casi de un vuelo me ha encumbrado
a donde no llegó ni el pensamiento;
mas toda esta grandeza de contento
me turba y me entristece este cuidado.

   Que temo que no venga derrocado  5
al suelo por faltarle fundamento;
que lo que en breve sube en alto asiento,
suele desfallecer apresurado.

   Mas luego me consuela y me asegura
al ver que soy, señora ilustre, obra  10
de vuestra sola gracia, y en vos fío;

   porque conservaréis la vuestra hechura
mis faltas supliréis con vuestra sobra,
y vuestro bien hará durable el mío.




- II -


   Alargo enfermo el paso, y vuelvo, cuanto
alargo el paso, atrás el pensamiento.
No vuelvo, que antes miro siempre atento
la causa de mi gozo y de mi llanto.

   Allí estoy firme y quedo, mas en tanto  5
llevado del contrario movimiento,
cual hace el extendido en el tormento,
padezco fiero mal, fiero quebranto.

   En partes, pues, diversas dividida
el alma, por huir tan cruda pena  10
quisiera dar ya al suelo estos despojos.

   Gime, suspira y llora desvalida
y en medio del llorar sólo esto suena,
¡cuándo volveré, Nise, a ver tus ojos!




- III -


   Ahora con la aurora se levanta
a mi luz, ahora coge en rico ñudo
el hermoso cabello, ahora el crudo
pecho ciñe con oro la garganta.

   Ahora vuelta al cielo pura y santa  5
las manos y ojos bellos alza, y pudo
dolerse ahora de mi mal agudo;
ahora incomparable tañe y canta.

   Así digo, y del dulce error llevado,
presente ante mis ojos la imagino,  10
y lleno de humildad y amor la adoro.

   Mas luego vuelve en sí el engañado
ánimo, y conociendo el desatino,
da rienda suelta largamente al lloro.




- IV -


   ¡Oh cortesía, oh dulce acogimiento,
oh celestial saber, oh gracia pura,
oh, de valor dotado y de dulzura,
pecho real, honesto pensamiento!

   ¡Oh luces, del amor querido asiento,  5
oh boca donde vive la hermosura,
oh habla suavísima, oh figura
angelical, oh mano, oh sabio acento!

   Quien tiene en sólo vos atesorado
su gozo, y vida alegre y su consuelo,  10
su bienaventurada y rica suerte,

   cuando de vos se viere desterrado,
¡ay!, ¿qué le quedará sino recelo,
y anoche, y amargor y llanto y muerte?




- V -


   Después que no descubren su lucero
mis ojos lagrimosos noche y día,
llevado del error, sin vela y guía,
navego por un mar amargo y fiero.

   El deseo, la ausencia, el carnicero  5
recelo, y de la ciega fantasía
las olas más furiosas a porfía
me llevan al peligro postrimero.

   Aquí una voz me dice: «Cobre aliento,
señora, con la fe que me habéis dado,  10
y en mil y mil maneras repetido.»

    «Mas ¿cuánto de esto allá llevado ha el viento?»
respondo; y a las olas entregado,
el puerto desespero, el fondo piso.




- VI -


   Cuando me paro a contemplar la vida,
y echo los ojos con mi pensamiento
a ver los lasos miembros sin aliento,
y la robusta edad enflaquecida,

   y aquella juventud rica y florida,  5
cual llama de candela en presto viento
batida con tan recio movimiento,
que a pique estuvo ya de ser perdida,

   condeno de mi vida la tibieza
y el grande desconcierto en que he andado  10
que a tal peligro presto me tuvieron.

   Y con velocidad y ligereza
determino de huir de aqueste estado,
do mis continuas culpas me pusieron.




- VII -


   Tiéneme el agua de los ojos ciego,
del corazón el fuego me maltrata,
cualquiera de los dos por si me mata,
mas nunca al fin de aquesta muerte llego.

   De esta agua alguna parte mata el fuego,  5
y el agua parte de este fuego mata,
lo que el uno deshace y desbarata
el otro torna y lo renueva luego.

   El uno viene cuando el otro muere,
y con entrambos vivo y muero junto.  10
¡Ay, gran dolor! ¡Ay, desigual ventura!

   Por si cualquiera darme muerte quiere,
pero impedido el uno y otro al punto
la vida me renuevan triste y dura.




Si para Dios...


   Si para Dios, con Dios nos disponemos,
hombres de Dios, sin Dios ¿qué imaginamos?;
y si la puerta es Dios y a Dios entramos,
a Dios, que es luz, sin Dios no atinaremos.

   Si el medio es Dios y a Dios por fin tenemos,  5
y Dios es el camino y a Dios vamos,
decid: ¿por qué sin Dios a Dios buscamos?;
¿pensáis que a Dios, sin Dios, hallar podremos?

   Henchid, pues, Dios de Dios, nuestras entrañas;
que, si las toca Dios, por Dios movidas,  10
harán, por Dios, a Dios cosas extrañas;

   y si por Dios no van en Dios regidas,
serán, sin Dios, a Dios nuestras hazañas,
como fuera de Dios, aborrecidas.




Soneto


   Si pan es lo que vemos, ¿cómo dura
sin que comiendo de él se nos acabe?
Si Dios, ¿cómo en el gusto a pan nos sabe?
¿cómo de sólo pan tiene figura?

   Si pan, ¿cómo le adora la criatura?  5
Si Dios, ¿cómo en tan chico espacio cabe?
Si pan, ¿cómo por ciencia no se sabe?
Si Dios, ¿cómo le come su hechura?

   Si pan, ¿cómo nos harta siendo poco?
Si Dios es ¿cómo puede ser partido?  10
Si pan, ¿cómo en el alma hace tanto?

   Si Dios, ¿cómo le miro yo y le toco?
Si pan, ¿cómo del Cielo ha descendido?
Si Dios, ¿cómo no muero yo de espanto?




A las exequias de la reina doña Isabel


   Mucho a la Majestad sagrada agrada
que entienda a quien le está el cuidado dado
que es el Reino de acá prestado estado
y todo al fin de la jornada nada.

   La silla Real por afamada amada  5
el más sublime y más pintado hado
está en sepulcro encarcelado helado
su gloria al fin por desechada echada.

   Si el que ver lo que acá se adquiere quiere
y cuanto la mayor ventura dura  10
mire que a Reina tal sotierra tierra.

   Y si el que hoy ojos tuviere viere
pondrá o mundo en su locura cura
que el que fía de bien de tierra yerra.






ArribaAbajoFray Nicolás Garcés

España. Siglo XVII

Poeta y de la Orden de San Agustín.




Al grande cuanto malogrado ingenio del doctor Juan Pérez de Montalbán, heredero único del de Lope de Vega Carpio


   Yace aquí, mas no yace, antes revive,
para que en nuestra pluma más se eleve
una décima Musa, que a las nueve,
no emulación, olvido sí, apercibe.

   Vive, pues aquel Fénix, aquel vive  5
que el aliento, y espíritu le bebe
a otro Fénix, a Lope, a quien se debe
el plectro en que el segundo Lope escribe.

   Talóse aquella Vaga a nuestra España,
¡gran pérdida! si bien menos sentida,  10
quedando Montalbán, florida Vega.

   Mas ¡ay! que la agostó fatal guadaña,
con que de un golpe ya Cloro atrevida
pudo quitarnos dos Lopes de Vega.




ArribaAbajoFray Pedro Gracián

Belmonte (Cuenca). Siglo XVII

Hermano de Baltasar Gracián. Poeta y religioso.




Soneto


   Entre cenizas hoy nuevo renace
la Fénix de gran día, y el gusano,
que no en cuna de aromas sale ufano,
si en túmulo fatal pálido nace.

   El ser le da, y al otro morir hace,  5
gusano roedor del pecho humano;
con nueva vida, nuevo cortesano
quiere ser de Señor que nunca yace.

   ¡Oh, Fénix la más rara que produjo
brillante sol entre el incienso ardiente!  10
¡santa transformación no comprendida!

   Sólo el rayo de luz, sólo el influjo,
te da el ser de aquel sol, que omnipotente
sacó de propia muerte ajena vida.



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