De su hermosa descripción | 120 |
os quiero hacer un borrón, | |
puesto que la habéis de ver. | |
Sevilla o Híspalis bella, | |
que de Hispalo así se dice | |
o de Hispán, de quien España | 125 |
tiene su primer origen, | |
aunque un escritor moderno, | |
seis letras con que se escribe, | |
a las cuatro del romano | |
quiere también que se apliquen, | 130 |
diciendo en ellas:
Senatus, | |
equae, virtutis, iustitiae | |
legibus, Augustus, que es | |
blasón que mi lengua explique | |
hoy ansí: «Senado igual, | 135 |
para que más se eternice, | |
de valor y de justicia, | |
leyes exenta y libre.» | |
Y para que estas seis letras | |
por los orbes se publiquen, | 140 |
de sus lábaros y escudos | |
eran soberanos timbres; | |
aunque leídas después | |
sin puntos, comas ni tildes, | |
en ingenioso anagrama, | 145 |
Sevilla las seis repiten. | |
Fué de Hércules fundación, | |
no el Tebano, de quien fingen | |
tantos emblemas los hombres | |
gloriosos como imposibles, | 150 |
sino del egipcio, hermano | |
del que con nombre de Osiris | |
dios se llamó, haciendo a Menfis | |
que incienso le sacrifique; | |
cuyas caducas memorias | 155 |
en brazos del tiempo gimen | |
ruinas lisonjeadas | |
de las hiedras que las visten | |
Pero después Julio César | |
la trasladó a los felices | 160 |
llanos en que hoy coronada | |
lo mejor de Europa rige, | |
Ennobleciola de muro, | |
Zodiaco que la ciñe | |
de doce signos, que en tantas | 165 |
puertas Sevilla se sirve; | |
y es la copla que entra y sale | |
por ellas tan increíble, | |
que para salir y entrar | |
unos a otros se impiden. | 170 |
Son de sus lienzos las torres | |
pasamanos apacibles | |
que en torno de la ciudad | |
forman hermosos países | |
Por cuyos círculos bellos | 175 |
mil soles, mil serafines | |
discurren en escuadrones | |
para que el sol las envidie. | |
El Betis besa sus pies | |
con cuyo llanto es el Tibre | 180 |
una lágrima y el mar | |
de España menos humilde. | |
Éste en sus cristales funda | |
otra ciudad invencible, | |
Cuyos edificios son | 185 |
como en sus aguas movibles. | |
En él verás por las tardes | |
en fugitivos jardines | |
y en fáciles primaveras | |
hecho pedazos a Chipre; | 190 |
y en su margen más sirenas | |
que engendra el mar en sus sirtes, | |
con quien no hay sordas orejas | |
ni hay ingeniosos Ulises. | |
En esta calle de plata | 195 |
della a Triana dividen | |
arrabal en tal ciudad | |
y entre otras ciudad insigne. | |
El imperio de sus aguas | |
edificios no permite | 200 |
de piedra, que estando loco, | |
no es mucho que piedras tire. | |
Y así diecisiete barcos, | |
con que los hombros le oprime, | |
un bucentoro se carga, | 205 |
que en él parece un esquife | |
este monte de madera, | |
que está entre cadenas firme, | |
no leño a leño enojado, | |
que astilla a astilla divide. | 210 |
Es Babel de su Arenal, | |
si no menfítica esfinge, | |
la antigua Torre del Oro | |
lisonja de los gentiles. | |
Mirando su hermoso Alcázar, | 215 |
Troya su Ilión olvide, | |
y en sus muros Babilonia | |
sus vividores pensiles, | |
pues los que allá en las murallas, | |
acá en los cimientos sirven, | 220 |
allá para que los vean, | |
acá para que los pisen. | |
Veinte sierpes de cristal | |
que blancas piedras despiden, | |
son de un estanque alimento, | 225 |
dulce hospedaje de cisnes. | |
De los jardines los cuadros | |
ciernen en granos sutiles | |
cristales, que por los aires | |
en átomos se dividen. | 230 |
Éstos salpicando damas, | |
si en su marfil no se engríen, | |
dejan en gotas de plata | |
tachuelas en sus chapines. | |
En un cuarto a sus Monarcas | 235 |
media naranja le exprimen, | |
tan rica, que a ser entera | |
fuera de hacerlo imposible. | |
En la sala de los reyes | |
parece que siempre asiste | 240 |
Júpiter en lluvias de oro, | |
o en ella el alba se ríe. | |
El templo de Salomón | |
o el que vio Jonia subirse | |
en cien mármoles al cielo, | 245 |
que hoy yace en cenizas viles, | |
rasguño son, si no sombra | |
del que ves, donde se miden | |
el arte y la admiración, | |
y la admiración se rinde. | 250 |
Cincuenta y cuatro pilares | |
tal pesadumbre reciben | |
sobre sus gigantes frentes, | |
con quien agobiados gimen. | |
Éstos son todos tan gruesos, | 255 |
que dije mal cuando dije | |
pilares, porque son torres, | |
aunque en tal fábrica mimbres. | |
La longitud de su iglesia | |
es tal, que se juzga lince | 260 |
el que de una puerta en otra, | |
entrando, un hombre divise. | |
Dos imágenes venera | |
en dos capillas insignes, | |
adonde todos los días | 265 |
doscientas misas se dicen. | |
En ella, después del cielo, | |
con más majestad se sirve | |
a Dios, perdóneme Roma, | |
si Toledo lo permite. | 270 |
Es un edificio eterno | |
el monumento, y tan firme, | |
que por sus huecos pilares | |
al chapitel más sublime | |
suben los hombres, adonde | 275 |
admirados despabilen | |
tal vez por hachas estrellas, | |
que unas con otras compiten. | |
Como de cirios pascuales | |
otras iglesias se sirven, | 280 |
ésta de montes de cera, | |
donde por llama el sol vive, | |
que a no enfrenarla con agua | |
de la cárcel que derrite, | |
desatada, se abrasara, | 285 |
tal lumbre de sí despide. | |
Referirte otras grandezas | |
con que te asombres y admires | |
no quiero, porque en su torre | |
todas las que has visto cifres. | 290 |
Que a ser hecha antes de aquella | |
que de Babilonia escriben, | |
con la soberbia se alcanza | |
y con su memoria insigne. | |
Sobre cuya postrer bola, | 295 |
cosa de creer difícil, | |
el coloso, honor de Rodas, | |
a los vientos se corrige. | |
Estatua de rubio bronce, | |
que por sus giros le dicen | 300 |
la Giralda, y por mujer | |
mudable, inconstante y libre. | |
Parroquias en que a la gente | |
Sacramentos administren, | |
con otra más que aumentara, | 305 |
contara dos veces quince. | |
Solemnidades y fiestas | |
más célebres que imagines, | |
viendo su Semana Santa, | |
es fuerza que las olvides, | 310 |
que en sesenta procesiones | |
que con majestad se rigen, | |
verás, dando en mar, de sangre, | |
a Dios, preciosos rubíes. | |
Tras inmensas obras pías, | 315 |
doscientos dotes redimen | |
huérfanas, doncellas pobres, | |
que el serlo es Argel terrible. | |
Tiene más de cien conventos, | |
y entre ellos dos tan insignes, | 320 |
que en edificios y gente | |
ciudades pueden decirse. | |
Sustenta doce hospitales | |
en que a pobres beneficien, | |
y entre ellos el de la Sangre, | 325 |
donde un Ribera eternices. | |
Los edificios, las calles, | |
los comercios que se impiden | |
unos a otros los tratos, | |
artes soberbios y humildes. | 330 |
Las naos, que vieron alegres | |
de la aurora los confines | |
y los reinos de la noche; | |
perlas, coral, amatistes, | |
bordados, brocados, telas, | 335 |
pasamanos y tabíes, | |
y, al fin, cuanto el sol engendra | |
y el mar y la tierra rinden | |
para que el hombre lo goce, | |
lo gaste y lo desperdicie | 340 |
en Sevilla está cifrado | |
mas no es mucho que se cifre, | |
si el mundo se cifra en ella, | |
y ella los orbes oprime. | |
Y en sí tanta gente encierra, | 345 |
que por las calles se aflige, | |
y los muros, reventando, | |
barrios levanta en que habiten. | |
Los hombres son liberales, | |
gallardos como invencibles, | 350 |
inventores de las galas | |
que en toda España se visten. | |
Las mujeres son bizarras, | |
briosas, altivas, Circes | |
en hablar, y en el obra, | 355 |
constantes, honestas, firmes, | |
aunque a su cordura en coches | |
Ya la vanidad embiste. | |
Paladiones preñados | |
de mil partos infelices | 360 |
vencerán su honestidad | |
como los coches porfíen, | |
que es la más fuerte lisonja | |
para la beldad esfinge | |
¡Maldito tú, Faraón, | 365 |
que los inventaste y diste | |
al mundo, aunque entre las aguas | |
pagaste invención tan libre! | |
Mas ya que no de los coches | |
Dios de cocheros nos libre, | 370 |
gente que por nuestras culpas | |
entre nosotros permite. | |
Ésta es Sevilla, que al huésped | |
por una legua recibe | |
de calzadas, despreciando | 375 |
los romanos arrecifes. | |
Corto en su alabanza quedo, | |
pues verás cuando la habites | |
que es más la grandeza suya | |
que cuanto della se escribe. | 380 |