Juan Meléndez Valdés; Emilio Palacios Fernández (ed. lit.)
La escena representa la enramada que describe Miguel de Cervantes en los capítulos XIX y XX de la segunda parte de su Historia de don Quijote.
La música es de don Pablo Esteve, compositor del Teatro de la Cruz, y las decoraciones del pintor don Antonio Carnicero.
Prólogo |
EL AMOR | ¿Quién puede resistir al triste lloro | | y angustia lastimera | | de un amante infeliz y abandonado?, | |
o ¿qué bárbara fiera | |
negarse puede a su clamor? El cielo, | 5 | el cielo mismo de su amargo duelo | | se mueve; y cual envía | | su benigno rocío al mustio prado, | | que le alegra y fecunda, así a su alma | |
torna por mí la suspirada calma, | 10 |
y alivia su cuidado, | | por mí, que soy el dios de la alegría, | |
las risas y el placer, Amor en suma, | | cual lo dicen mis alas, mi semblante, | | estas mis flechas y mi aljaba de oro. | 15 | Entonces el amante, | |
ledo y feliz, el sazonado fruto | | de su fe recogiendo, | |
goza en paz las ternuras de su amada, | | de mis flechas dulcísimas llagada. | 20 | ¡Dichoso entonces él, que, por tributo | | sus deliciosas lágrimas bebiendo, | | ya le ciñe la sien de tiernas flores, | | ya escucha sus favores, | | ya canta su hermosura, | 25 | ya encarece su ardor y su ventura! | | ¿Y habrá quien acusarme | |
pueda de ingratitud y ose llamarme | | vengativo y cruel? Vengan y vean | | los hombres lo que soy, si es que desean | 30 | al Amor conocer. Darles me agrada | |
hoy entre estos pastores inocentes | | un nuevo testimonio de mi pura | | sencilla inclinación, hoy la ternura | | será galardonada | 35 |
del mísero Basilio, y sus dolientes | | ansias se trocarán en alegría. | |
¡Cuál gime el infeliz! ¡Cuál se querella | | de su Quiteria bella!, | |
que éstos los nombres son de los zagales. | 40 | En años, en ternura, en todo iguales, | |
la enojosa pobreza | |
los lleva al duro trance de la muerte. | |
Mas ¿qué no puede Amor? ¿Qué la fineza | | de los dos no merece? La lazada | 45 |
que en uno junte su felice suerte, | | por mí les será echada; | |
y hoy Quiteria la hermosa | | será con su Basilio venturosa, | |
y él con su amada vivirá seguro. | 50 | Yo llamaré al Ingenio, y sus sutiles | | graciosas invenciones | |
a mi arbitrio usaré; de la Locura | | también he de valerme; | |
y aun la misma Amistad, su candor puro | 55 | olvidando, usará de la librea | | del Engaño falaz por complacerme. | | ¡Oh inmenso poder mío, que a su grado | |
todo lo ordena y muda! ¡Oh bien hadado | | Basilio fiel! ¡Oh hermosa, | 60 |
y mucho más dichosa, | | Quiteria! Vendrá un día | | cuando sonéis en plácida armonía, | | allá do besa humilde Manzanares | | los altos sacros lares | 65 |
del mayor de los Reyes, | | que dio a la tierra atónita sus leyes. | | Entonces, deliciosa, | |
la santa paz descenderá del cielo, | | y con su puro trasparente velo | 70 | el orbe cubrirá, mientras gozosa | | en duplicada prole su ventura | | logra Iberia segura. | |
Prole del alto empíreo acá enviada | | y a los ardientes votos acordada | 75 | del abuelo real y venerable: | |
¡vivid, creced, pimpollos florecientes!, | | ¡creced, preciosos niños, de las gentes | | españolas consuelo, | | y honor y gloria del humilde suelo! | 80 |
¡Oh príncipe benigno! ¡Oh Luisa amable! | | ¡Oh grande, oh justo Carlos! ¡Cómo os veo, | | de laurel coronados | |
y de iberos felices rodeados, | |
en medio de la Paz y la Victoria | 85 | subir al alto templo de la Gloria! | |
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Escena II
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BASILIO, CAMILO.
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CAMILO |
(Saliéndole al paso.) | ¿Será posible | | hallazgo tan feliz, o mi deseo | | me burla en lo que veo? | | ¡Basilio!, ¿tú en el valle?, ¿tú en mis brazos? | 70 |
¡Mi querido Basilio! | |
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CAMILO | ¿Qué estrella tan dichosa | | a mis ojos te vuelve? Yo temía | |
algún fin desastrado | 75 | desde el aciago día | | en que el fatal concierto fue ajustado | |
de Camacho y Quiteria, | |
y tú, celoso, triste, dolorido, | | cual novillo furioso que vencido | 80 | fue en la lucha, del valle te ausentaste, | | llenándonos de amargo desconsuelo | | con las sospechas de tu cruda muerte. | |
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BASILIO | ¡Pluguiera al justo
cielo | | que ella hubiese acabado | 85 | con presto golpe mi infelice suerte! | |
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CAMILO |
¡Y en el día a las bodas señalado | | tornas a renovar tus desventuras | | entre sus regocijos y alegrías! | |
¿O has olvidado a tu enemiga bella? | 90 |
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BASILIO | No lo consiente mi contraria estrella, | | pastor amigo; las desdichas mías | | crecen como la llama | |
por intrincada selva en el estío. | |
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CAMILO | ¿Pues qué causa te vuelve? | 95 |
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BASILIO | El más impío | | furor, la más rabiosa | | determinada voluntad que pudo | | caber en pecho de pastor. Sí, bella | | cuanto falsa Quiteria, está segura | 100 | que presto, presto acabará tan crudo | | dolor, pues
tú lo quieres. | |
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CAMILO | ¡Oh anuncio infausto!, ¡oh nueva desventura!, | |
¡oh mísero zagal! Vuelve a tu seso, | |
y tu clara razón no ultrajes loco | 105 | con tan culpable exceso. | |
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BASILIO | ¡Aún te parece mi tormento poco! | | No, zagal; mi destino | | es morir por Quiteria; yo vivía | | para adorarla fino; | 110 | hoy a Camacho ha de entregar su mano, | | y la esperanza mía | |
acaba de agostarse. ¡Quién tan vano | | fruto coger temiera | |
de tan florida mies! ¡Quién tus palabras, | 115 | Quiteria fementida, no creyera! | |
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CAMILO | ¡Ah, zagal!, que deliras con el cuento | | de tu pasada gloria, | |
doblándote las ansias su memoria. | |
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BASILIO | No puedo refrenar el pensamiento. | 120 | Tú conoces mi amor; tú, amigo, sabes | | que de la edad más tierna | |
sola su ley mi voluntad gobierna. | | Pared en medio la enemiga mía | | de mi casa vivía; | 125 | casi a un tiempo nacimos, | |
y juntos nos criamos, | | y ya en la cuna misma nos amamos. | |
Apenas empezaba | |
a hablar aún balbuciente, | 130 | ya con gracia inocente | | su esposo me llamaba | | y a mis brazos corría, | |
y los suyos me daba y se reía. | | Yo la amaba también, y con mil juegos | 135 |
pueriles la alegraba, | |
ya travieso saltando | | tras ella en la floresta, | | ya su voz remedando | | con agradable fiesta, | 140 |
ya en pos de algún nevado corderillo | | corriendo en rededor de los rediles, | | o acechando el pintado jilguerillo | | en las varas sutiles | |
llenas de blanda liga. | 145 | Voluntad tan acorde y tan amiga | |
jamás fue vista en una edad tan breve. | | El par más fiel de tórtolas amantes, | | en el más hondo valle retiradas | |
y sólo a acariciarse abandonadas, | 150 | eran para los dos ejemplo leve. | | Una la voluntad, uno el deseo, | | una la inclinación, uno el cuidado, | | amar fue nuestro empleo | | sin saber que era amor, y en tanto grado | 155 | que ya por la alquería | |
de todos se notaba y se reía | | nuestra llama inocente. | | Después, en la puericia floreciente, | | mi anciano padre a gobernar me puso | 160 | el hato de mis cabras, y su padre | | igualmente dispuso | | que ella a pastar por los alegres prados | |
sacase sus ganados. | | ¡Ay, qué felices días!, | 165 |
¡qué sencillas y puras alegrías! | | Si ella se enderezaba hacia un otero, | | yo estaba allá primero; | | y si al valle bajaba, | | en el valle esperándola me hallaba. | 170 | No hubo flor, no hubo rosa de mi mano | | cogida que en su seno no parase; | |
no hubo dulce tonada | | que yo no le cantase, | | ni nido que en su falda no pusiese. | 175 | Mis cabritos saltando la seguían, | | y la sal sus corderas me lamían | | en la palma amorosas. | |
De esta suerte las horas deliciosas | | en grata unión pasábamos felices, | 180 | cuando un deseo de saber nos vino | | qué era amor, de manera | | cual si un encanto fuera, | |
y a un zagal ya maestro preguntando: | | «Un niño hermoso», respondió burlando, | 185 | «halagüeño, festivo, bullicioso, | |
con alitas doradas, | | que causa mil placeres y dolores. | | Gusta de los pastores | | y de edad floreciente, | 190 |
el pecho agita y mil suspiros cría, | | hace hablar a los rudos dulcemente, | | hace velar, y el corazón abrasa, | |
y olvida del ganado, | | pensando sólo en el sujeto amado, | 195 |
y sólo con su vida da alegría...» | | Quiteria se encendía, | |
y yo turbado estaba aquesto oyendo, | | consigo mismo cada cual diciendo: | | «Yo me agito y suspiro, | 200 |
yo canto dulcemente y yo me abraso, | | velo, me quejo y lloro: | | ¡ay!, a Quiteria; ¡ay!, a Basilio adoro». | |
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CAMILO | ¡Discurso bien extraño, y más extraña | |
simplicidad la vuestra! | 205 |
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BASILIO |
Desde entonces, | | sabiendo que era amor, a amar nos dimos | |
con inquietud tan rara | | que en vano a ponderártelo bastara | |
contando un día entero mis venturas. | 210 | ¡Qué promesas hicimos!, | |
¡qué afectos!, ¡qué ternuras!, | | ¡qué dulce libertad y qué delicias! | | Imagina Camilo, las caricias, | |
las miradas, los juegos, los favores | 215 | que hallarían dos pechos abrasados | | en el amor más puro. | |
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CAMILO | Fingírselos no puede el mismo amante | | fuera de aquel afortunado instante. | |
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BASILIO | Siete veces abril tornó florido | 220 | y diciembre aterido, | | viviendo yo seguro | |
sin recelar mudanza, | | cuando Camacho, ¡oh bárbara memoria!, | | vino a arrojar por tierra mi esperanza, | 225 | y yo resuelto me partí del valle | |
a dar fin a mi vida | | desesperado y fiero. | |
No de intención mudé; mas ora quiero | | (Con determinación.) |
que ante sus ojos sea, | 230 |
y que la ingrata, la perjura, vea | | en el momento de sus tristes bodas | |
con qué extremo la amaba | |
este desventurado, | |
y hasta qué punto mi despecho llega. | 235 |
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CAMILO | ¡Ay, Basilio infelice! Que te ciega | | tu celosa pasión. | |
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BASILIO |
Quizá, mudado | |
su pecho, entonces llorará mi suerte; | | vivo gozar queriendo | 240 |
al que ahora por pobre da la muerte. | |
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CAMILO | ¡Vano consuelo para mal tan grave! | |
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BASILIO |
¿Cuál?, dímelo, Camilo... | 245 |
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CAMILO |
El que tú hablaras | |
a Quiteria, esforzando | | su corazón cobarde, | |
que aún constante te adora | |
y por tus celos agraviada llora. | 250 |
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BASILIO | ¡Yo a Quiteria...! Primero | | el fuego será frío, el sol escuro, | | y el mayo irá sin flores, | | que yo la hable ni vea. | |
No, zagal, yo no quiero | 255 | ponerme de la infiel a los desvíos, | |
ni a su intención contravenir en nada, | | turbando en vano con los ruegos míos | | la luz serena de sus claros ojos | |
ni las purpúreas delicadas rosas | 260 | de sus mejillas. | |
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CAMILO |
¡Tu feliz ventura | | tú mismo estorbas! | |
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CAMILO |
Pues por no hablarla perderás su mano. | 265 |
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BASILIO |
¿Cómo, amigo? ¿Qué dices? | |
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CAMILO |
Que aún puede haber retorno tu fineza. | | De Quiteria el silencio, la tristeza, | | su despego a Camacho, su desvío, | |
sus suspiros, sus ojos, | 270 | más de una vez me han dicho que te adora. | |
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CAMILO | Bailando en la enramada el otro día, | |
sin ser notado, y viéndola elevada | | como en ti contemplando, | 275 |
yo le dije burlando: | | «Olvídale, zagala, pues le niegas | | el premio a tantas ansias merecido». | | Turbose en escuchándome, encendido | |
su rostro de vergüenza, y sus mejillas | 280 | salpicó alguna lágrima, que en vano | | quiso ocultar su mano. | |
Háblala pues. | |
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BASILIO | ¡Oh firme, | |
malograda esperanza! Vuelve, vuelve | 285 | de nuevo a florecer; mas ¡sin ventura!, | | ¡cómo yo la he de hablar en este día | |
y en tanta confusión! No, no me ha dado | | Amor tal osadía. | |
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CAMILO |
Pues yo por ti lo haré. Mira en qué grado | 290 | tu dicha anhelo, y dispondré de modo | |
que en secreto os veáis. | |
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BASILIO | ¡Ah, dulce amigo!, | | pues eres de mis lágrimas testigo, | | sensible le pondera | 295 |
mi amor, mi fe sincera. | |
Haz esto, y premio pide: mi ganado, | | cuanto vale Basilio, todo, todo | |
está, Camilo fiel, a tu mandado. | | Y adiós, que podrán verme. | 300 |
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CAMILO | Aquí me espera | |
dentro de un hora. | |
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BASILIO | Tornaré ligero, | | cual hambriento cordero | | de la madre al balido. | 305 | (Vase.) |
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Escena III
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CAMILO, DON QUIJOTE, SANCHO.
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CAMILO |
¡Cuán fácil es, cuán fácil al olvido, | | zagalas, vuestro pecho! La corriente | | del arroyo, del céfiro el ambiente | |
tienen en su inconstancia más firmeza, | | pues torna un solo día | 310 | en odio crudo la mayor terneza, | | si el orgullo, el antojo, la porfía | |
o el interés el ánimo os provoca. | | ¡Felice yo, que la esperanza loca | |
lanzar del pecho conseguí...! ¿Mas cómo | 315 | haré en bullicio tanto que se vea | | con Quiteria Basilio? De su lado | | no se aparta Camacho..., de zagales | |
todo el valle está lleno..., la alegría..., | | la confusión..., las danzas... ¡Ah...!, su hermana... | 320 | Petronila es buen medio: | | ella es vana y sagaz, y con envidia | |
ve a Quiteria dichosa, | |
y ama a Camacho, y estará celosa. | | Buscarla me conviene. | 325 |
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DON QUIJOTE | (Empezará a descubrirse hablando con SANCHO, de modo que al llegar a CAMILO acabe el razonamiento de los dos.) | ¿Bien arrendado a Rocinante dejas? | |
Que además la cuïta de Basilio | | solícito me tiene. | |
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SANCHO | Yo me atengo | |
al ricote Camacho; muy bien hizo | 330 | la zagala en cogelle, | | no sino estar sin blanca, y por las nubes | |
querer luego casarse: cada oveja | |
vaya con su pareja... ¡Cielo santo! | | (Viendo a CAMILO.) | ¡Qué garrido zagal! Tal sea mi vida. | 335 |
¡Qué sayo!, ¡qué limpieza! | |
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DON QUIJOTE | Calla, calla, | | Sancho hablador, que tú como villano | | sirves al interés. Pastor hermano, | | (Llegándose a CAMILO.) |
hoy que en esta floresta la alegría | 340 | y el regocijo viven, | | ¿licencia habrá un andante caballero | | de ver con su escudero | |
unas fiestas tan célebres y nuevas | | cual la fama pregona? | 345 |
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CAMILO | Un huésped tal de nuevo las abona. | | Mas ¡qué traje!, ¡qué arreo...! | |
(Admirado.) |
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DON QUIJOTE | Non vos faga | |
pavor, zagal amigo, su extrañeza. | |
Un caballero soy de los que dicen | 350 | van a sus aventuras, | | e que maguer de tiempos tan perdidos, | |
al ocio renunciando y las blanduras, | | huérfanos acorriendo y desvalidos | |
y enderezando tuertos y falsías, | 355 |
si el cielo no le amengua su esperanza, | | ha de resucitar la antigua usanza. | |
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SANCHO | Es mi señor el más valiente andante | | que tiene el mundo todo; a Rocinante | | oprime el fuerte lomo, y deja fechos | 360 | cien mil desaguisados. | |
Señora universal de sus cuidados | | es la sin par princesa Dulcinea... | |
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CAMILO | Yo no os entiendo, amigo. | | (A SANCHO, interrumpiéndole.) |
Mas vos, señor, en tan felice día | 365 | (A DON QUIJOTE.) | de aquí no partiréis; nuestra alegría | |
venid, venid a honrar, y del esposo | | a recibir obsequios y favores. | |
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DON QUIJOTE |
Ya sabidor me hicieron dos pastores | | que es cortés cuanto rico, | 370 |
siéndolo en todo extremo; | | y otro que tal la desposada hermosa | |
como él rico y cortés; y la manera | | insólita en que quiere | | sus bodas celebrar y su ventura. | 375 |
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CAMILO |
Vence la verdad pura | | cuanto contar pudieron: en riquezas | | no hay mayoral alguno que le iguale. | | Estas sierras pobladas | |
tiene con sus vacadas, | 380 | y valles y laderas | |
de cabras y corderas, | |
siendo a par dadivoso que hacendado. | | De la hermosa Quiteria enamorado, | | al fin su honesta mano ha conseguido, | 385 | y celebrar los desposorios quiere | |
con mil regocijadas invenciones. | |
Las grandes y abundosas prevenciones | | no me es dado contar: veréis tendido | | el albo y rico pan así en rimeros | 390 | cual suele el trigo estar en el ejido; | |
así veréis arder olmos enteros | | cociendo las vïandas | | cual si fuesen lumbradas de verano; | |
así caza colgada por los robles | 395 | cual si su fruta fuera. | | Ha enramado este valle de manera | |
que a hurto el sol ha de entrar, si a vernos viene. | | Danzas y bailes de zagalas tiene, | | y de zagales juegos y carrera. | 400 |
Finalmente este día | | es todo del placer y la alegría, | | de Quiteria merced a la hermosura, | |
pues cual la rosa es reina de las flores, | | ella lo es de la gracia y gentileza. | 405 |
Sus ojos amorosos | |
son más que el sol lumbrosos, | | y sus luengos cabellos | | no hay valor para vellos. | | De la boca destila miel y azahares, | 410 | y su cuello preciado | |
alabastro es labrado, | |
venciendo a su beldad su gallardía, | | y a ésta su honestidad y cortesía. | |
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SANCHO | Pardiez que es la zagala, | 415 | después de mi señora Dulcinea, | |
lo mejor que ver pienso. El oro, el oro | | sabe allanarlo todo; y a la larga, | |
a la liebre más suelta el galgo carga. | |
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CAMILO | Decís bien: de Quiteria | 420 |
otros muchos la mano codiciaron, | | y en mil tiernas canciones | | sus ansias y sus celos ponderaron. | | Estos olmos veréis de letras llenos | | que en la dura corteza | 425 |
publican su desdén y su belleza. | | Sobre todos Basilio | |
ya en la niñez más tierna la servía, | | y ella su honesto amor favorecía; | | mas el oro triunfó de este cuidado. | 430 | Es Basilio un zagal tan acabado | | en gracias cuanto pobre: | | suelto y ágil al salto y la carrera, | |
de dulce voz, de razonar süave | | y gentil hermosura; | 435 |
y ámala de manera | | que cuantos sus finezas conocemos | |
algún fin desastrado de él tememos. | |
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SANCHO | El que fortuna olvida | 440 |
ha de sobra la vida. | |
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CAMILO | Así es verdad, y sólo por ser pobre, | | mientras Camacho ríe, | |
Basilio triste y despechado llora. | |
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DON QUIJOTE | ¡Oh riqueza!, en mal hora | 445 | (Con entusiasmo.) |
la madre tierra de su seno duro | | te lanzó entre los hombres. | |
Tú lo conturbas todo, y el seguro | | amor tornas olvido; | |
por ti el mérito yaz escurecido, | 450 | virtud es otrosí desacatada, | | e hubo en el suelo la maldad entrada. | | Ya non vale ni afán esclarecido, | | ni sangre por la patria derramada, | |
ni feridas gloriosas | 455 |
de caballero fuerte... | |
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CAMILO | Permitidme | | avisar de la dicha que hoy le viene | | al felice Camacho. | | (Vase.) |
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Escena IV
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DON QUIJOTE, SANCHO.
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SANCHO |
(En acción de oler, y muy alegre al descubrir las calderas.) | ¡Sancho, Sancho! | 460 |
¡Oh, qué olor tan divino!, | |
¡qué calderas aquéllas! No las vide | | tamañas en mi vida. ¿Pues las ollas? | | Son seis grandes tinajas. | | Bien la aventura empieza; | 465 |
a esto me atengo, y no a la gentileza | | y gracias de Basilio. | |
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DON QUIJOTE | Sancho, hijo, | | (Con mesura.) | non denuestes al pobre, que los bienes | | por eso son llamados de Fortuna, | 470 | porque los da sin discreción alguna | | esta inconstante diosa; | |
y es sandez además tanta alegría. | |
Mal haya, a decir vuelvo, el negro día | | (Con entusiasmo.) | en que topó codicia con el oro. | 475 |
Por él se amengua el virginal decoro | | de la tierna doncella, y puerta tiene | | franca el recuestador... | |
|
|
SANCHO | Habilidades | |
(Interrumpiéndole.) | son sin él necedades; | 480 |
nunca en casa del rico el duelo viene; | | el dar, peñas quebranta; los dineros, | | vuelven en caballeros. | |
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|
DON QUIJOTE |
El cielo te confunda y tus refranes. | |
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|
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(Un CORO de doncellas galanamente vestidas empieza a asomar por entre la enramada. DON QUIJOTE se entona con mucha gravedad, y SANCHO se admira con sus rústicas demostraciones.)
|
SANCHO | ¡Válame Dios! ¡Qué danzas! ¡Qué zagalas! | 485 | En sólo vellas se me van los ojos. | |
¡Oh, qué alegres!, ¡qué sueltas! No parece | | sino que sus cabellos extendidos | | semejan de oro puro unos manojos. | | ¡Qué sartas de corales! No hay pagallas. | 490 |
¡Pues montas los vestidos! | |
¡Oh, bien haya Camacho y su riqueza! | | Eso que tienes vales. | |
|
|
|
(El CORO irá pasando y dividiéndose en dos bandas.)
|
CORO 1.º | Tras el divino fuego | |
de su adorada esposa, | 495 | Camacho vuela ciego | | cual tierna mariposa. | |
|
|
CORO 2.º | Quiteria, desdeñosa, | | su ardor huir procura, | | cual virgen vergonzosa, | 500 | cual niña mal segura. | |
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|
LOS DOS COROS |
Pues baste de extrañezas, | | y en tálamo de flores | |
|
|
|
CORO 2.º | temple ya sus ardores. | 505 |
|
|
LOS DOS COROS | En tálamo de flores | | goce ya sus finezas, | | temple ya sus ardores. | |
|
|
DON QUIJOTE | Fuyamos de aquí al punto. No, no quiero. | | (Indignado.) |
que el ocio muelle o femenil halago | 510 |
me embarguen en mis altos pensamientos. | |
Hay huérfanos, vïudas y pupilos | | (Como fuera de sí.) | que amparar, hay doncellas | | que acorrer, hay gigantes | |
soberbios y arrogantes | 515 |
con quien lidiar, ¿y yo me detendría? | | Dulce señora mía, | | (Elevado.) |
non, vuestro caballero | |
non fará sandez tal. Fuyamos, Sancho. | |
|
|
SANCHO | ¿Cómo es eso de huir? ¿Para esto sólo | 520 | fue sin yantar dormir en la floresta | |
y hacerme despertar cuando hacen salva | | en sus nidos los pájaros al alba, | | hablando de la fiesta | |
y de Basilio mísero? ¡Ay, abuelo!, | 525 | sembrasteis alazor, nació anapelo. | |
|
|
|
SANCHO | ¿Quién sabe si aquí puede | | saltar tal aventura, | | que cuantas hasta ahora hemos tenido | 530 |
nada con ella sean? | |
|
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Escena V
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DON QUIJOTE, SANCHO, BERNARDO, CAMACHO.
|
CAMACHO | Bien venido | |
seáis a honrarme en mi felice boda; | |
que ya el zagal con quien habéis hablado | | de todo me ha informado, | 535 |
y así rendido os ruego | |
deis el último punto a mi alegría | | con vuestra compañía. | |
Éste es día de gracia y regocijos; | | venid a ver los que a Quiteria hermosa | 540 | ordenar, aunque rústico, amor sabe, | | y hacedla en esto sólo más dichosa. | |
|
|
DON QUIJOTE | Yo, gentil mayoral, sólo lo fuera | |
si ofertas tales disfrutar pudiera, | |
como sé agradecellas comedido. | 545 |
|
|
|
DON QUIJOTE |
En fiestas non es dado | | (Entonado.) | por ley a caballero detenerse, | | de las altas empresas olvidado | |
a que el cielo le llama. | 550 | Él te haga con Quiteria venturoso | |
luengos siglos, mancebo generoso, | | y licencia me da... | |
|
|
SANCHO |
Señor, teneos. | |
¿Cómo queréis partir, y a ruegos tales | 555 | ser desagradecido, | | habiendo siempre sido | | la misma cortesía? | |
¡Miren qué monta un día | | para un tan valeroso caballero! | 560 | Vos pedídselo, hermano. | |
(A BERNARDO.) |
|
|
BERNARDO | Aunque no quiero, | | señor, importunaros, si estas canas | | y esta edad algo pueden, | | no hagáis que nuestras súplicas sean vanas; | 565 |
y el anciano Bernardo, de Quiteria | |
padre feliz, añada esta ventura | |
a cuantos hoy Camacho le asegura. | |
|
|
|
SANCHO | ¡Qué dureza! | 570 |
Dad luego, y dais dos veces, que lo mismo | | es negar que tardar. | |
|
|
DON QUIJOTE | Agraviaría | |
esas canas, Bernardo venerable, | | y tu discreta afable cortesía, | 575 |
gentil Camacho, en resistir más tiempo. | | Vuestro me constituyo; a vuestro grado | |
ordenad; os veréis obedecidos. | |
|
|
BERNARDO y CAMACHO | Hacedlo vos, pues nos tenéis | | rendidos. | 580 |
|
|
SANCHO |
Bueno, cayó; no ayuno | | cuentes al importuno. | |
Dios mejora las horas, Sancho; afuera | | (Muy alegre.) | la escuderil miseria; y al buen día | |
abre y mételo en casa. ¡Oh, qué bien huele...! | 585 | Conforta el airecillo. Buen Bernardo, | | (A BERNARDO.) | ¿habrá, decid, manera..., solamente..., | |
de probar..., no el olor...? | |
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DON QUIJOTE | ¡Oh vil!, ¡infame!, | | ¡mal nacido escudero! ¡Así me amenguas! | 590 | Viven los altos cielos, | |
donde más latamente se contiene... | |
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BERNARDO | Venid hacia este lado, | | (A SANCHO.) | que yo os haré placer. | 595 |
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CAMACHO | A mi Quiteria | |
la dicha a decir vamos que en vos tiene. | | (A DON QUIJOTE.) |
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Escena VI
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DON QUIJOTE, SANCHO.
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SANCHO | (Yéndose por un lado con BERNARDO.) | ¡Válame Dios, qué día a Sancho viene! | | Tiernas pollas..., cabritos..., y conejos..., | | (Mirando a lo que dicen los versos, que ha de verse colgado por los árboles.) |
pichones..., lechoncillos..., allá lejos | 600 | asándose un novillo... ¡Ay, dulces zaques! | |
¡Aquí también os hallo! Ya mis ojos, | | finos enamorados, | |
no pueden de vosotros apartarse. | | Ea, Sancho, animarse; | 605 | y pues hay vino, afuera los cuidados. | |
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DON QUIJOTE | (Yéndose con CAMACHO y un poco detrás, como embebido en las memorias de su Dulcinea.) |
Fermosa y encantada Dulcinea, | | soberana señora | | de este vuestro afincado caballero, | |
membraos de mí, pues yo por vos me muero. | 610 |
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(CORO primero de zagales y zagalas.)
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TODO EL CORO | Ven, dulce Amor; | |
de tus zagales | | oye el clamor. | | Ven, dulce Amor; | | ven, dulce Amor. | 615 |
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CORO DE ZAGALES | Tú nos previenes | | todos los bienes; | | tú el orbe alientas | | y le sustentas
como señor. | |
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CORO DE ZAGALAS | Sin ti la rosa | | fresca, olorosa, | | no nacería: | | todo lo cría | |
tu suave ardor. | 625 |
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CORO DE ZAGALES | Con dócil cuello, | | el joven bello | | busca a su amada, | | por ti apiadada | 630 | de su dolor. | |
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CORO DE ZAGALAS | Tú a la doncella | | tímida y bella | | rindes al blando | 635 | yugo, triunfando | | de su temor. | |
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CORO DE ZAGALES | Tú a sus desvelos | | das mil hijuelos | 640 | bellos, graciosos, | | frutos preciosos | |
de un mutuo ardor. | |
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CORO DE ZAGALAS | Ven, y en el suelo | 645 | la paz del cielo | | nunca alterada | | reine, ayudada | | de tu favor. | |
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CORO DE ZAGALES |
De tus zagales | | oye el clamor. | |
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