En ello coinciden Juliá y Bruerton.
Vid. J. L. Sirera: «Los trágicos valencianos», en Cuadernos de Filología, III, 1-2 (1981), pp. 67-91.
La división en escenas es nuestra. Para ello nos basamos en la definición de escena que propone Marcus remitiendo a Jansen: «Intervalo máximo de tiempo en donde no haya cambio por lo que se refiere al decorado o a la configuración de personajes». S. Marcus: «Estrategia de los personajes dramáticos», en A. Helbo et al.: Semiología de la representación (Barcelona: Gustavo Gili, 1978), pp. 87-105. La cita en p. 87.
Por comodidad utilizamos las abreviaturas correspondientes: EAC, El amor constante; ECA, El Conde Alarcos; MCV, Los mal casados de Valencia; DQM, Don Quixote de la Mancha; MdC, Las mocedades del Cid, I; DyE, Dido y Eneas.
J. Oleza, «La propuesta teatral del primer Lope de Vega», Cuadernos de Filología, III, 1-2 (1981), pp. 153-223.
No son totales cuantitativos, sino cualitativos; es decir, desglosados. Si una acotación hace referencia a tres sistemas sígnicos se cuenta como tres.
Obtengo toda esta serie de datos de J. L. Sirera, La evolución del teatro en Valencia en los ss. XVI y XVII, Tesis de Doctorado, Universidad de Valencia, 1980.
Íd. Íd.
Especialmente Juliá, Valbuena Prat, Froldi y Alborg. El primero en las Observaciones, y los demás cuando en sus conocidas obras de carácter general tratan a Guillén de Castro.
Esta sería la opinión concreta de Froldi y Ruiz Ramón.