Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice
Abajo

Un instrumento usado en la evangelización de la Granada Nazarí: La «Breve Doctrina» de Hernando de Talavera

Jesús R. Folgado García






Introducción

La obra del monje jerónimo Hernando de Talavera (arzobispo de Granada, 1492-1507), titulada Breue e muy prouechosa doctrina de lo que deue saber todo christiano (= Breve doctrina), se trata de un catecismo que recoge todos los elementos doctrinales esenciales de la fe cristiana, siendo el instrumento utilizado para la evangelización de la población musulmana en el recién conquistado reino Nazarí. Así lo muestran las palabras de uno de los oficiales al servicio del arzobispo: Haga sacar traslados de la susodicha instrucción que fizo el arzobispo y repártalas por los de casa a cada uno el suyo, y dé asimesmo a los de fuera que le pidieren sin llevalles por ello cosa alguna1. De este modo, Fray Hernando, quiso que se repartiera masiva y gratuitamente para que toda la población a él encomendada la poseyera2.

Nuestro propósito en el presente trabajo radica en presentar dicha obra, que nos ayudará a comprender cuáles fueron los elementos doctrinales esenciales que se tuvieron en cuenta a la hora de evangelizar a la población morisca.




La Breve doctrina3

Bajo el título de Breue e muy prouechosa doctrina de lo que deue saber todo christiano se engloban ocho breves tratados4. Nosotros nos centraremos en el estudio del primero de ellos. La autoría de nuestro escrito ha de atribuirse a Fray Hernando de Talavera, estando presente en el mismo título de la obra: Breue doctrina y enseñaça que ha de saber y de poner en obra todo christiano y cristiana (...] Ordenola Fray Hernando de Talauera: primero arzobispo de la santa yglesia de Granada5.

Con respecto a su composición, desconocemos la fecha exacta en la que fue redactada, aunque se cree fue escrita con anterioridad a su toma de posesión como arzobispo de Granada recurriendo a ella por serle de gran utilidad y tal vez, retocándola ante la nueva situación en la que se encontraba6. Debido a este hecho no resulta sorprendente que la Breve doctrina no posea muchas alusiones para la población morisca para la que fue luego utilizada.

Lo que sí sabemos con seguridad es que la Breve doctrina fue impresa en Granada siendo Fray Hernando arzobispo de la misma. Probablemente date de 1496, aunque la obra carece de pie de imprenta donde se manifieste quiénes fueron los editores y la fecha7.

Aunque en el catecismo los distintos elementos aparecen yuxtapuestos nosotros los dividiremos para poder llevar a cabo un análisis interno:

-Título8: Nos sirve de síntesis para conocer cuál va a ser su contenido. Destacamos el que con ella no quiera sólo adoctrinar, al indicar que está recogido lo que se ha de saber, sino que este saber es para poner en obra. Se indica así una constante en todo el escrito: la interrelación existente entre el conocimiento de Dios y de la doctrina cristiana con la vida y el obrar concreto del cristiano. Llama la atención el hecho de que distinga entre christiano y cristiana no utilizando el genérico, tal vez se deba a que pretenda que cada hombre o mujer se identifique más con un contenido que afecta a todos por igual. El título indica, además, que va dirigida a los moçuelos, aunque este término puede referirse también a los nuevos convertidos, es decir, a «mozuelos en la fe». Esta indicación nos ayuda a comprender que la finalidad de la obra es mostrar los conocimientos básicos de todo aquél que quiera abrazar la fe cristiana, sea descendiente de cristianos o proveniente del paganismo, del judaísmo o del islam.

-El signar y el santiguar: Esta primera parte de la Breve doctrina explica cómo se ha de signar9 y cómo se ha de santiguar10 un cristiano. En primer lugar, podemos señalar el hecho de que al explicar al catequizando lo que debe decir al santiguarse, añada la expresión un dios. Ello se debe, tal vez al contexto musulmán en el que se encontraban, queriendo destacar en la señal del cristiano, que Dios es Trino y Uno, oponiéndose así a la acusación de politeístas que aparece en el Corán11; de esta manera querría hacer más cercana la confesión de Dios Trino, pues a la vez afirmaba su Unicidad, más familiar para los moriscos. Nos podríamos encontrar así con un añadido posterior al texto original -escrito fuera de la Granada Nazarí- debido al contexto islámico en el que se encontraba nuestro autor.

Al terminar de santiguarse Fray Hernando enseña: Y ha de besar luego la cruz hecha con los pulgares de ambas manos12. Se reduplica así la cruz, indicándonos la costumbre existente en la época. El cristiano debería hacer la señal de la cruz cada vez que se levanta o acuesta, recomendando que se haga también al comienzo de cualquier obra o cada vez que sale de casa13. De este modo, el arzobispo de Granada, invita al nuevo cristiano a tomar conciencia en todo momento de la presencia constante de Dios en su quehacer ordinario, santificando también con este gesto sencillo todo el día.

-Oraciones necesarias: Enumerará las oraciones que debe saberse el cristiano14, recomendando que las primeras se recen quando se acuesta e quando se leuanta15. Así con gestos y oraciones sencillas, quiere dar un sentido cristiano a la existencia del nuevo creyente. Fray Hernando enseñará que estas oraciones deben saberse en la lengua romance16, el castellano, rompiendo con la costumbre existente en el resto de reinos hispanos donde se rezaban en latín. De esta manera, quiere facilitar al converso el acercamiento de la fe, interés que llevará hasta aconsejar a los antiguos moriscos que recen en su propia lengua, el árabe nazarí17.

En el Credo18 al hacer mención de Jesucristo afirma: un señor nuestro, confesando la divinidad de Jesucristo puesta en cuestión por la fe musulmana. Se pondría así en relación la afirmación de la unicidad de Dios, al enseñar a santiguarse, junto con la divinidad de Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Se reforzaría, además, la unión hipostática puesta en cuestión por el islam19.

-Conducta en el templo: El Arzobispo enseñará cómo ha de situarse el cristiano en la iglesia tanto externa como internamente, pues es en este lugar santo donde podrá encontrarse con Dios. Para lograr su objetivo recomienda que cada día se acuda a ella a encomendarse a Nuestro Señor, pudiendo, si es posible, oyr missa20. El agua bendita posee un papel importante pues ha de signarse con ella al entrar y al salir del templo con mucha deuocion mientras dice esta agua bendicta me sea spiritual salud e vida21; de esta manera se hace memoria de nuestra condición de pecadores y de cómo somos redimidos, recordando también el bautismo. Nuestra mente deberá estar solamente en las cosas buenas e sanctas para obtener frutos de santidad, así como se demandará a nuestro señor perdon de los pecados. Invita a rezar ante la custodia en que esta el cuerpo de nuestro señor, o ante el crucifijo o ante el altar mayor, así como rezar y fijar la mirada ante las imágenes y retablos presentes en el templo. En esta situación el fiel debe dedicarse a decir allí con mucha devoción las oraciones antes señaladas. Con estas indicaciones Talavera está dando muestras de su talla de maestro en la vida espiritual.

Para obtener este recogimiento interno es necesaria la reverencia externa que se manifiesta muy particularmente en nuestra postura corporal y en el silencio, para lo cual recomienda: Ha de escusar alli todo habla e solamente se ha de ocupar de rezar o en oyr el officio diuinal22. La mirada ha de estar fija ante el altar al que otorga una triple simbología (muy alejado del exceso alegórico existente desde Amalario): representa la santa humanidad de Cristo; la santa mesa en la que celebró la Última Cena con los discípulos; la santa Cruz en la cual nosotros fuimos redimidos23. De este modo indica cómo en torno a él se produce la auténtica comunión de los santos. Se deduce, pues, que en cada celebración se une todo el cuerpo místico de Cristo, cuyo centro es el altar como auténticos ónfalos del cosmos pues, como ha señalado, representa a Cristo. Al comprender el significado simbólico del altar entendemos por qué recomienda que el fiel nunca ha de estar de espaldas a los altares24.

-Misa: posturas y actitud en misa y en el Oficio Divino25: La importancia que el catecismo otorga a oyr misa entera los domingos y fiestas de guardar, a escuchar el sermón y a participar en el Oficio Divino, así como a la postura corporal, ponen de manifiesto el papel relevante que Fray Hernando otorgaba a la celebración litúrgica como pedagogía para la vida cristiana.

La Breve doctrina nos muestra el desarrollo de las celebraciones litúrgicas en el siglo XV, explicándonos cuándo había que estar en pie26 y cuándo sentado27; con la cabeza descubierta28; de rodillas29; cuándo signarse y santiguarse30; cuándo «herirse» o golpearse los pechos31 e inclinarse e hincar la rodilla32; así como algunas jaculatorias en la misa33 y las respuestas que deben dar los fieles cuando asisten a la celebración de la eucaristía o del Oficio Divino34.

Asimismo, nos muestra también la costumbre de la época de tomar el pan bendito35, que recibían en compensación los que por aquel entonces no podían o no solían recibir la comunión eucarística. Excluye de esta recepción a aquellos que estén fuera de la comunión de la iglesia. De igual manera, invita a no querer destacar en la asamblea al ir el primero a recibirlo.

-Conductas cristianas: Fray Hernando recomienda que en toda casa Ha de tener en lugar honesto alguna devota imagen que despierte a devoción e a hacer oración36. Particularmente importante es esta breve indicación al dirigirse a antiguos fieles mahometanos cuya doctrina prohibía el uso de imágenes. Esta indicación está en continuidad con la que Talavera hará en el Memorial a los vecinos del Albaicín al hacer la misma advertencia37. Se prueba así el sostén evangelizador que Hernando veía en las efigies sacras en continuidad sobre lo que de ellas dijo al referirse a la conducta en el templo.

Exhortará a que se bendiga de la mesa y se dé gracias por los alimentos recibidos38, con lo que querrá mostrar cómo la fe abarca todo ámbito de la existencia. En esta línea de querer hacer presente a Dios se encuentra el que a lo largo de la jornada se llame en ocasiones a la oración del «Ave María»39. Podríamos pensar que de esta manera, sobre todo al referirse al quando tañen la plegaria, querría compensar la práctica de la oración musulmana a lo largo del día.

Tiene interés también en hacer caer en la cuenta de la importancia de algunas solemnidades cristianas como el Miércoles de «corvillo» o ceniza, donde se ha de recibir con devoción la ceniza, el Domingo de Ramos40 y la bendición de las candelas en el día de la Candelaria, dejando tanto los ramos como las candelas bendecidas cerca de la cama donde se duerme, y a algunas procesiones como a la de San Marcos41 o a la de los tres días de las letanías antes de la ascensión. Enseñará también cómo se ha de celebrar la Semana Santa42 acudiendo a los «oficios divinos» de estos días, a los que por extensión de los maitines del Viernes Santo denomina tinieblas43.

-Sacramentos: Al explicar el sacramento de la unción lo pone en relación tanto con el viático como con la confirmación. Pide que se acompañe al sacerdote con una candela encendida al llevar el viático para la celebración del sacramento de la «'extrema unción» y que si es posible algún fiel esté presente cuando el enfermo la reciba de manos del sacerdote44. De esta forma, se querría poner de relieve la dimensión eclesial del sacramento llevando a cabo la obra de misericordia que más adelante señalará: socorrer a las personas en sus menesteres spirituales e corporales45. Asimismo, aquél al que se le imparte la unción deberá recibir también la confirmación si no lo ha hecho ya se encuentra en peligro de muerte46. La unción se recibiría despues de confessado e comulgado.

Aconseja confesarse cada vez que haya peligro de muerte y cuando se deba recibir algún otro sacramento, así como al menos cada año desde el uso de razón. La confesión debe hacerse en la pascua de resurrecion o en la semana santa: o en la semana de pascua47, de este modo está animando a «cumplir con el precepto pascual»48.

Relaciona la confesión con la comunión eucarística queriendo transmitir que se ha de estar en gracia para recibirla49, explicando, además, cuáles han de ser las disposiciones internas para recibirla, de modo que el sacramento aproveche al fiel y no le dañe. La eucaristía llevará al cristiano a restituir el mal que se hizo. Sobre este punto reduce a seis el mal que se ha podido hacer: Aver dañado a alguno en su alma mouiendole a hazer algund peccado; averle dañado en su vida; en su salud; en su fama; en su honra; en su hazienda. Además no debe existir malquerencia hacia ninguna persona. Y despues de recebido: se deue guardar al menos por aquel dia todo lo suso dicho, prolongando la gracia recibida en el sacramento eucarístico. Vincula, asimismo, el ayuno, del que tratará posteriormente, con la Eucaristía, refiriéndose éste a lo siguiente: ayunar de mucho comer, beber, reírse y mentir, de hacer burla, de murmurar, y de ayuntamiento carnal, si buenamente se pudiere escusar. Junto al tiempo de ayuno propiamente eucarístico anima, si fuera posible, a ayunar el día anterior. Exceptúa del ayuno eucarístico a los que están enfermos.

La penitencia50 ha de ser preparada para recibir el fruto sacramental para lo que explicará cuáles deben ser las disposiciones del fiel. En este sentido invita a realizar un buen examen de conciencia, e incluso a recurrir a libros donde se recojan exámenes de conciencia51.

Al explicar el matrimonio52 se limita a señalar que la celebración debe hacerse delante de un cura o clérigo con las debidas licencias53para recibir de esta manera las velaciones e bendiciones, que se realizan en la celebración sacramental. Sí que exhorta a recibir el sacramento en gracia por lo que recomienda confesarse y no haberse allegado a su mujer. No aparece ninguna alusión a la problemática de los matrimonios mixtos o de nuevos cristianos que fueron, tanto en los años del pontificado de Fray Hernando, como en los posteriores, fuente continua de conflictos, lo que generó multitud de normas tanto eclesiásticas como civiles. Hasta tal punto, que el Sínodo de Guadix (1554) ordenó que los moriscos que desearan casarse debían presentarse ante su obispo o la persona indicada para ello, de modo que pudieran recibir legítimamente la bendición y la licencia, pasando un examen de doctrina cristiana, además de confesarse un día antes; si cumplían todo esto podrían recibir el sacramento54. Esta normativa se promulgó debido a la confusión existente entre las bodas moriscas y las costumbre cristianas55.

-Mandamientos de Dios y de la Iglesia56: Señala que todo cristiano sepa y guarde el decálogo, comentando tanto el tercero como el cuarto. Con respecto al tercero, no sólo señala el hecho de santificar las fiestas en servicio de Dios sino que también invita a que las fiestas se utilicen para realizar oficios diuinos, siendo éstos visitar enfermos, hospitales y cárceles y el consolar tristes y afligidos, esforzándose en estos días a guardarse más que del trabajo corporal de pecar. En relación al cuarto, exhorta a cuidar a los ascendientes y proveerles sus necesidades antes que a los estraños. Y si fueran difuntos ayudarles con oraciones y otros beneficios espirituales.

Al tratar los de la Iglesia se limita a recalcar la importancia de la obediencia a la legítima autoridad, bien sea civil o eclesiástica. Esto lo hace con una simple frase: Obedecer e cumplir los mandamientos de los prelados e mayores ecclesiásticos e seglares, e honrarlos a cada uno en su estado.

-Obras de misericordia57: Se dividen entre espirituales y corporales, reseñando de ellas: corregir aparte caritatiuamente al que yerra y perder enojo de quien quiera que nos hizo mal. La corrección se debe hacer aparte y siempre desde la caridad, siguiendo el mandato que el Señor nos indica en el Evangelio.

-Pecados capitales58: No los denomina pecados capitales, simplemente se refiere a ellos afirmando que hase de guardar de caer en estos pecados. A diferencia de otros apartados en este sí desarrolla cuáles son, tal vez para que el cristiano pueda guardarse mejor de conocerlos.

-Ayuno59: Lo une a las grandes festividades litúrgicas limitándose a señalar los días pero sin especificar en qué consiste60; la unión entre el ayuno y las fiestas da al primero el carácter de preparación para ellas. Sin embargo, no describe en qué consiste este ayuno en cuanto a alimentos, etc., lo cual sería de enorme interés debido a que está en un contexto musulmán, máxime sabiendo que éste es uno de los pilares fundamentales de la fe islámica61. Lo que sí está claro es la diferencia de concepción entre el ayuno cristiano y el islámico, pues mientras que el primero tiene un sentido ascético claro que prepara para celebrar con fruto una festividad, el segundo se convierte en norma ritual como deformación del espíritu ascético originario al permitir romperlo a la puesta del sol62.

El indicar las fiestas en las cuales ha de guardarse ayuno nos muestra las más importantes: Asunción de Nuestra Señora: que es cuando Nuestra Señora la Virgen María pasó desta vida, é fue llevada á los cielos, é asentada á la diestra de su precioso hijo Jesucristo Nuestro Señor63; Purificación o Candelaria: en que Nuestra Señora presentó é ofreció en el Templo de Jerusalem á su precioso hijo; San Juan Bautista (esta festividad cristiana tenía para los musulmanes una importancia especial ya que ellos celebraban la fiesta de Yanayr correspondiente a nuestra fiesta de la Circuncisión. Esta coincidencia dio origen a que los moriscos aceptaran rápidamente esta fiesta, pero no en el sentido cristiano, ocasionando graves altercados ante los cuales la autoridad eclesiástica tuvo que reaccionar prohibiendo toda manifestación de origen musulmán64 ); San Lorenzo; Todos los Santos, donde era costumbre que para las vísperas de estas fiestas se ofreciese por los difuntos un poco de trigo, cebada o centeno, candelas al igual que al día siguiente el día de todos los difuntos65. Y además las fiestas de: todos los apóstoles, San Juan Evangelista, San Felipe y San Bernabé, aunque en estas no se ayunaba.

-Diezmos66: Con una simple frase (ha de pagar diezmo de toda cosa que nuestro señor da o acrescienta) exhorta a pagar los diezmos. Se sitúa en el contexto de la tradición judeo-cristiana en el cual el diezmo es acción de gracias al Señor por los beneficios recibidos. Sin embargo, no hace ninguna separación entre el diezmo cristiano y los tributos que daban los mahometanos67.

Concluye el catecismo recordando la importancia de cumplir los votos68 que se han hecho ante Dios e insistiendo en la importancia de mantener el respeto sagrado, como ya antes había señalado, ampliando este respeto al camposanto. Cierra el texto la confesión general o «Yo, pecador»69que se asemeja poco a la formulación tradicional. Al igual que en el título de la obra distingue entre yo pecador o pecadora, tal vez para que de este modo se identifique más cada cristiano, sea hombre o mujer.






A modo de conclusión

En el memorial a los vecinos del Albaicín, que venimos citando, les dice: Que sepáis y hagáis que sepan vuestras mujeres e vuestros hijos e hijas, grandes y pequeños, signar y santiguar y entrar en la iglesia y tomar agua bendita y decir Paternóster y Avemaría y Credo y adorar allí a Nuestro Señor Jesucristo en la santa misa y adorar la santa cruz y hacer a las imágenes la reverencia que les es debida. Teniendo en cuenta esta advertencia que les hace, y que sería prototipo de la actividad pastoral del Arzobispo para toda la evangelización de los moriscos, bien podemos pensar que este catecismo, que hemos intentado analizar, podría haber sido el instrumento para lograr tal fin, pues sus contenidos dan respuestas a toda la exhortación que les hace el pastor granadino.

Querríamos hacer algunas observaciones generales a modo de conclusión:

-Teniendo en cuenta la población a la que se dirige tenemos que señalar, a nuestro entender, algunos aciertos y algunas carencias. Aunque desde el primer momento, al explicar cómo santiguarse, podemos atisbar el intento por mostrar a Dios como Uno y Trino, fundamental en el contexto musulmán en el que se encuentran, debemos señalar que no profundiza en otros temas de posibles conflictos en dicho ambiente como pudieran ser el matrimonio o el ayuno. Sí insiste, sin embargo, en la necesidad de las imágenes de piedad para fortalecer y fomentar la fe, hecho que frontalmente choca con la doctrina mahometana.

-Llama poderosamente la atención el interés por hacer caer en la cuenta a los nuevos cristianos de la continua presencia de Dios en su quehacer cotidiano, intentando que éstos vivan de esa presencia, bien mediante el rezo de distintas oraciones tanto por la mañana como por la noche, indicadas al principio de su escrito, bien por la recomendación de la constante recitación de oraciones a lo largo del día; asimismo, para reforzar esta idea manifiesta el interés de que sus fieles asistan diariamente a la Iglesia recordándoles además las distintas festividades del año litúrgico. Debemos señalar aquí el valor educativo de la oración litúrgica como forjadora de la fe cristiana.

-Se esfuerza por señalar cómo la relación con Dios debe transformar nuestra existencia ordinaria y, de esta manera, la existencia de aquellos que nos rodean. De manera especial se pone de manifiesto al comentar el tercer mandamiento; el santificar las fiestas se cumple cuando con nuestra vida santificada por Dios somos capaces de santificar a los demás, al visitar a los enfermos en sus casas o en los hospitales, a los encarcelados, consolando a los tristes y afligidos,... Santificación que se lleva a cabo cuando no sólo nos apartamos del trabajo físico sino cuando rechazamos el pecado que nos lleva a apartarnos de Dios. Esta idea queda reforzada al indicar cómo el fruto de la eucaristía nos transforma en imagen de Dios y repercute en nuestros actos, como hemos señalado al hablar de ella.

-También debemos señalar el interés de Fray Hernando por acercar la fe a una población recientemente convertida. Prueba de ello, se encuentra el interés por explicar las partes de la misa, las respuestas y el hecho de que muchas oraciones, comúnmente conocidas por la cristiandad en latín, él se esfuerce porque se aprendan en lengua romance.

Tras el estudio de este texto, debemos afirmar que las enseñanzas de Fray Hernando, siguen vigentes en nuestros días; sobre todo porque intentan que nuestro creer y nuestro orar se plasmen en nuestro actuar. No en vano, al principio de la obra, nos indica como las enseñanzas que va a relatar no son sólo para saberlas sino para ponerlas en práctica.



 
Indice