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ArribaAbajoSoneto



   Estas palabras de su Silvia cruda
puso Silvano en esta haya umbrosa:
«Silvia, do vemos de cruel y hermosa
tales extremos que el mayor se duda,

   conociendo mi mal y que su ayuda  5
es sola en mi remedio poderosa,
mírame y de cruel en piadosa
muestra querer mudarse, y no se muda.

   Con tales muestras me sostiene en vida,
hasta que muerte o más dichoso hado  10
me aparten del Tesín y su ribera.

   Y si esto puede una piedad fingida,
considera, pastor enamorado,
lo que podría hacer la verdadera».




ArribaAbajoSoneto respondiendo a otro



   En leyendo, señor, vuestro soneto,
acabé de saber lo que creía
y afirmé la opinión en que os tenía
de honrado, virtuoso y de discreto;

   mas he hallado en él sólo un defeto,  5
que no es por falta vuestra sino mía,
y es que a un alto decir se requería
igual con las palabras el sujeto;

   mas tanto más ingenio en vos se muestra,
cuanto cosa más baja habéis alzado  10
con estilo delgado y elocuente;

   y yo a la voluntad y virtud vuestra
quedo de corazón tan obligado
cuanto debo quedarlo justamente.




ArribaAbajoSoneto



   Cierto escogí bien peligrosa vía
cuando primero en vos los ojos puse,
pues a pasar tal vida me dispuse
cual vos, señora, veis que ahora es la mía.

   Para más no vivir viví aquel día  5
y, porque al veros todo bien pospuse,
ni sé a quién acusar ni a quién excuse,
ni hallo parte en mí del que solía.

   Mas tomar tanto gusto en muerte ajena,
contra tanta humildad tal aspereza,  10
y obras a muerte tan enderezadas,

   sin dar jamás alivio a tanta pena,
ved vuestras manos, que de tal fiereza
por fuerza se han de ver ensangrentadas.




ArribaAbajoSoneto



   Por apartarme un tiempo de pasiones,
me apartaba de amor cuanto podía,
conociendo ya dél que se seguía
con ásperas y, duras condiciones;

   pero de aquellas mesmas ocasiones  5
por do más a temelle me movía
nacieron, como os vi, señora mía,
justas para seguirle mil razones.

   Así fui suyo sin sospecha alguna
en cuanto me amparó vuestra presencia  10
de los males que causa su cuidado;

   mas pesó deste bien a mi fortuna,
y al destierro mortal de vuestra ausencia
me trujo, donde moriré forzado.




ArribaAbajoSoneto a la soledad



   Pues se conforma nuestra compañía,
no dejes, soledad, de acompañarme,
que al punto que vinieses a faltarme
muy mayor soledad padecería.

   Tú haces ocupar mi fantasía  5
sólo en el bien que basta a contentarme,
y no es parte sin ti, para alegrarme
con todo su placer, el alegría.

   Contigo partiré, si no me dejas,
los altos bienes de mi pensamiento,  10
que me escapan de manos de la muerte;

   y no te daré parte de mis quejas,
ni del cuidado, ni del tormento,
ni dártela osaré por no perderte.




ArribaAbajoSoneto



   «Cantad, pastores, este alegre día
porque en las selvas memorable sea
y, pues tan altamente aquí se emplea,
de amor se canten versos a porfía;

   que hoy hinche nuestros campos de alegría  5
con su vista la bella Galatea;
hoy huye en parte do jamás se vea
la gran tristeza que sin ella había».

   Así dijo Damón, y los pastores,
al son de sus zampoñas, comenzaron  10
a alabar aquel día (tan) venturoso;

   las ninfas del Tesín, llenas de flores,
con süave concento acompañaron
el canto pastoral, dulce y sabroso.




ArribaAbajoSoneto



   Viendo Tirsi a Damón por Galatea
en un continuo llanto dolorido,
que con ansia mortal, cual nunca ha sido,
campos y montes sin parar rodea,

   porque el alto poder de Amor se vea,  5
como levanta un pastoral sentido,
seis versos en un mármol ha esculpido
do pena y nombre de Damón se lea:

   «Contra el poder del tiempo, señalado
quede este nombre y alto atrevimiento,  10
y permanezca aquí después que muera

   Damón, que, pastor siendo de ganado,
a poner se atrevió su pensamiento
donde por premio sola muerte espera».




ArribaAbajoSoneto en coloquio entre Fileno y Tirsi, pastores

FIL.
Pastor, ¿es cierto que por Galatea
vive nuestro Damón apasionado?
TIR.
Sí, que vive por ella en tal cuidado,
que, por salir ya dél, muerte desea.
FIL.
¿Pues es posible, di, que della sea 5
su canto y su saber menospreciado?
TIR.
Antes pienso que della es estimado,
mas hay dificultad en que él lo crea.
FIL.
Dime, ¿el saber, la gracia y hermosura
desta pastora es como cuenta della 10
la fama general en toda parte?
TIR.
Deso no me preguntes, que natura
jamás se satisfizo sino en ella,
y aquí pasó del pensamiento el arte.


ArribaAbajoSoneto al marqués del Vasto



   Señor, bien muestra no tener Fortuna
empresa alguna por dificultosa,
pues ha osado emprender tan alta cosa
como a vuestro valor ser importuna;

   que ni pudo hallar hazaña alguna  5
que acometer pudiese tan famosa,
ni menos a la fuerza poderosa
de vuestro corazón igual ninguna.

   Así todo su intento ha sido vano,
y su poder, al mundo tan terrible,  10
ha sido para vos poco y liviano,

   que con saber, con ánimo increíble,
con gran constancia y valerosa mano
vencistes la que llaman invencible.




ArribaAbajoSoneto



   Un novillo feroz y un fuerte toro
lidian delante su becerra amada,
y mirábalos Silvia descuidada,
de gracia y de beldad rico tesoro,

   cuando por la ribera un sacro coro  5
de ninfas vi venir, y en su llegada
fue dellas mi pastora coronada
de flores, que eran perlas sobre el oro.

   Y como el fuerte vencedor furioso
dio alegre fin a la obstinada empresa,  10
zampoña no quedó que no tocase,

   diciendo: «¡Oh bien nacido y venturoso
Silvano, si tu llanto, que no cesa,
con fin tan venturoso se acabase!»




ArribaAbajoSoneto



   Del bien del pensamiento se sustenta
el triste corazón entre mil males
que en mí se tratan como naturales,
y el alma hace ya la misma cuenta.

   El no sufrillos tiene por afrenta,  5
y por honra y valor sufrillos tales,
y págase, sintiéndolos mortales,
con sólo consentille que los sienta.

   Esto por bien muy grande se le niega,
y la vida ha tomado por partido  10
seguir en padecer su estilo usado,

   que llegando al extremo donde llega,
lo que con deseallo nunca ha sido,
no puede por razón serle negado.




ArribaAbajoSoneto



   Un tiempo me sostuvo la esperanza,
y Amor lo consintió porque sintiese,
cuando al estado en que estoy viniese,
que fue para mayor desconfianza.

   En gran fortuna me mostró bonanza  5
y aseguróme porque conociese,
cuando nuevo dolor menos temiese,
que en su seguridad hay más mudanza.

   Pasé con este alivio mi cuidado,
hasta que he conocido de hora en hora  10
que todo fue color para más daño;

   y con haberme ya desengañado,
conozco que hay en mí de nuevo agora
más aparejo para nuevo engaño.




ArribaAbajoSoneto



   Sin temer el camino voy contando
los pasos por do a muerte voy derecho
y, como quien trabaja en su provecho,
me voy de paso en paso apresurando.

   Vos, señora, y Amor vais estorbando  5
lo que procuro y, por mayor despecho,
mostráisme este descanso a poco trecho
y tenéisme suspenso, dilatando.

   Pero si bien tamaño no merece
como acabar por vos la triste vida,  10
al menos esforzad el sufrimiento,

   o consentí el remedio que se ofrece,
o moderad congoja tan crecida,
o mandad que no sienta el sentimiento.




ArribaAbajoSoneto



   Viendo su bien tan lejos mi deseo,
alejóseme tanto por seguille,
que tuve por difícil reducille
al derecho camino sin rodeo.

   Y ahora tal me tiene, que me veo  5
sin fuerza con que pueda resistille,
tan forzado me tiene a consentille,
que soy el que de mí menos poseo.

   Ninguna novedad hay que me aparte
de tal congoja, ni que yo la crea,  10
sino para mayor inconveniente;

   pues siendo yo de mí la menor parte,
por fuerza hace Amor que el todo sea,
sólo para sentir lo que él consiente.




ArribaAbajoSoneto



   En medio del placer que el pensamiento
me causa con mostrárseme presente,
Amor, que por ser bien no lo consiente,
le vuelve por usanza al mal que siento,

   Yo al gusto del primer contentamiento  5
le esfuerzo para el bien do me contente,
mas no me vale, que absolutamente
Amor en sólo el mal le tiene atento.

   Y aunque Amor todo su poder me diese,
no vale contra el vuestro, en siendo mío,  10
ni quiero yo que valga, aunque pudiese.

   Mi bien y mal podéis, de vos lo fío:
bástame el mal, si yo lo mereciese,
que pensar en el bien es desvarío.




ArribaAbajoSoneto



   Tiempo fue ya que Amor no me trataba
con tamaña aspereza como agora;
tiempo fue ya que puso en mi señora
honesta compasión, que no mostraba;

   tiempo fue ya que en parte mejoraba  5
todo lo que mis daños empeora;
tiempo fue ya del cual una sola hora
con mil veces morir no se pagaba.

   Háseme vuelto escura noche el día,
turbóse el tiempo cuando más sereno,  10
el sol, cuando más claro, escureció.

   Amor tornó a seguir lo que seguía,
y el bien que tuve, como bien ajeno,
de absoluto poder me le quitó.




ArribaAbajoSoneto



   Ajeno fue, pues fue sólo un momento,
y mil años el mal sin acabarse;
instable fue, pues vino a comenzarse
de nuevo el mal tras su contentamiento.

   Para más daño fue, pues su cimiento  5
tan sin firmeza en mí pudo fundarse;
grave fue mi bien, pues en mostrarse
al parecer fue bien y al ser tormento.

   Bien pudieras, Amor, con tantos males
acabarme de un golpe, pues podías  10
con uno y el menor de los que pruebo,

   sin juntar con mis penas, siendo tales,
el bien que tuve por tan breves días,
para nuevo dolor y caso nuevo.




ArribaAbajoSoneto



   Tal novedad me causa haber probado
el bien pasado, que, en el mal que pruebo,
lo mucho que me duelo, a lo que debo,
no puede ser con mucho comparado.

   Y Amor me tiene tan escarmentado,  5
que casi a desear bien no me atrevo;
determino moverme, y no me muevo,
voy vacilando de uno en otro estado.

   De todos vengo a conocer que el mío,
por natural razón, es apartarme  10
del derecho camino que me guía;

   pero cuando en seguirlo más me fío,
hallo que voy por tan contraria vía,
y al cabo escojo por mejor quedarme.




ArribaAbajoSoneto



   ¡Oh celos, mal de cien mil males lleno,
interior daño, poderoso y fuerte,
peor mil veces que rabiosa muerte,
pues bastas a turbar lo más sereno!

   Ponzoñosa serpiente, que en el seno  5
te crías, donde vienes a hacerte
en próspero suceso adversa suerte
y en sabroso manjar cruel veneno.

   ¿De cuál valle infernal fuiste salido?
¿Cuál furia te formó?, porque natura  10
nada formó que no sirviese al hombre.

   ¿En qué constelación fuiste nacido?,
porque no sólo mata tu figura,
pero basta a más mal sólo tu nombre.




ArribaAbajoSoneto



   Después, amor, que me privó tu mano
de aquella vista en que vivía seguro,
es vuelto en escabroso estilo y duro
el mío, que antes era humilde y llano;

   y en tal extremo, que si el más liviano  5
dolor que siento declarar procuro,
voy por áspera peña o alto muro
para haber de llegar al más cercano.

   La lengua al pronunciar está turbada,
que en tantas tan dañosas ocasiones  10
cada cual se le ofrece por primera:

   así sale la voz flaca y cansada,
y tan confusa de entre mil pasiones,
que de ninguna da razón entera.




ArribaAbajoMadrigal


   En el tiempo, señora, que encubría
lo que publico agora,
no tuve de descanso sola un hora.
Lo que sentía me forzó a quejarme,
y quedo más quejoso,  5
porque lo que busqué para aliviarme
me da menos reposo;
y pues todo camino es tan dañoso,
yo tomo por mejor
dejarme en vuestra mano y la de Amor.  10




ArribaAbajoEpitafio puesto en un retrato de una señora


   El que ensalzar procura su sentido
y de toda bajeza libre verse,
el que más sin remedio está perdido
y cobrarse quisiere con perderse,
y el que busca el deseo bien cumplido  5
y extremo que no pueda merecerse,
de gracia, de valor y hermosura
reposen, en mirando esta figura.




ArribaAbajoSoneto en respuesta del pasado



   Bien os puedo decir, considerando
lo que pruebo del mundo y lo que siento,
que, siendo los trabajos dél sin cuento,
se pueden los descansos ir contando;

   mas el fuerte varón, no desmayando,  5
esfuerza con valor el sufrimiento,
y al sabio da el saber un nuevo aliento
con que, puesto que teme, va esperando.

   Y si hay fortuna en el humano estado,
no es justo que ninguno desespere,  10
pues todo a su mudanza está sujeto;

   mas de remedio estar desconfiado
no se sufre, señor, en el que fuere,
cual sabemos que sois, fuerte y discreto.




ArribaAbajoA un buen caballero, y mal poeta, la lira de Garcilaso contrahecha



   De vuestra torpe lira
ofende tanto el son, que en un momento
mueve al discreto a ira
y a descontentamiento,
y vos sólo, señor, quedáis contento.  5

   Yo en ásperas montañas
no dudo que tal canto endureciese
las fieras alimañas,
o a risa las moviese
si natura el reír les concediese.  10

   Y cuanto habéis cantado
es para echar las aves de su nido,
y el fiero Marte airado,
mirándoos, se ha reído
de veros tras Apolo andar perdido.  15

   ¡Ay de los capitanes
en las sublimes ruedas colocados,
aunque sean alemanes,
si para ser loados
fueran a vuestra musa encomendados!  20

   Mas ¡ay, señor, de aquélla
cuya beldad de vos fuere cantada!,
que vos daréis con ella
do verse sepultada
tuviese por mejor que ser loada.  25

   Que vuestra musa sola
basta a secar del campo la verdura,
y al lirio y la vïola,
do hay tanta hermosura,
estragar la color y la frescura.  30

   Triste de aquel cautivo
que a escucharos, señor, es condenado
que está muriendo vivo
de versos enfadado,
y a decir que son buenos es forzado.  35

   Por vos, como solía,
no reprehende Apolo ni corrige
la mala poesía,
ni las plumas rige,
pues la vuestra anda sola y nos aflige.  40

   Por vuestra cruda mano
aquella triste tradución furiosa
no tiene hueso sano,
y vive sospechosa
que aun vida le daréis más trabajosa.  45

   Por vos la docta musa
no da favor a nadie con que cante,
y mil querellas usa
con un llanto abundante,
mas nunca escarmentáis para adelante.  50

   A vos es vuestro amigo
grave, si no os alaba, y enojoso,
y si verdad os digo,
daisme por ambicioso,
por hombre que no entiende o sospechoso.  55

   Si yo poeta fuera,
viendo la cosa ya rota y perdida,
a Apolo le escribiera,
pues que de sí se olvida,
que reforme su casa o la despida.  60

   Que no ha sido engendrada
la poesía de la dura tierra,
para que sea tratada
como enemigo en guerra
de quien se muestra amigo y la destierra.  65

   Ella anda temerosa
con sobrada razón, y tan cobarde,
que aun quejarse no osa,
ni halla quien la guarde
de que en vuestro poder no haga alarde.  70

   Y estáis os alegrando,
el pecho contra Apolo empedernido,
y a su pesar cantando,
de que él está sentido
y el coro de las musas muy corrido.  75

   Por ley es condenado
cualquier que ocupa posesión ajena,
y es muy averiguado
que con trabajo y pena
el oro no se saca do no hay vena.  80

   Pues ¿qué podrá decirse
de quien de versos llenos de aspereza
no quiere arrepentirse,
y para tal dureza
anda sacando fuerzas de flaqueza?  85

   Señor, unos dejaron
fama en el mundo por lo que escribieron,
y de otros se burlaron,
que, en obras que hicieron,
ajeno parecer nunca admitieron.  90

   Palabras aplicadas
podrían ser éstas a vuestra escritura,
pero no señaladas,
porque es en piedra dura,
y ya vuestro escribir no tiene cura.  95

   Mas digo finalmente,
aunque decirlo es ya cosa excusada,
que no hagáis la gente
de vos maravillada,
juntando mal la pluma con la espada.  100

   Mueran luego a la hora
las públicas estancias y secretas,
y no queráis agora
que vuestras imperfetas
obras y rudo estilo a los poetas  105

   den inmortal materia
para cantar, en verso lamentable,
las faltas y miseria
de estilo tan culpable,
digno que no sin risa dél se habla.  110




ArribaAbajoSoneto



   De la alta torre al mar Hero miraba,
al mar, que siempre más se embravecía,
y esperando a Leandro se temía,
mas siempre con temerse le esperaba.

   Cuando la tempestad ya le acababa  5
de su vida la lumbre, y de su guía,
y el cuerpo sin el alma a dar venía
do el alma con el cuerpo deseaba,

   en esto la triste Hero, esclareciendo,
vio muerto a su Leandro en la ribera,  10
del viento y de las ondas arrojado,

   y dejóse venir sobre él, diciendo:
«Alma, pues otro bien ya no se espera,
éste al menos te será otorgado».




ArribaAbajoEl Viernes Santo al alma




Soneto



   Alma, pues hoy el que formó la vida
y el que tiene poder sobre la muerte,
sólo por remediar tu eterna muerte,
dio el precio inestimable de su vida,

   mira que es justo que en ti tengan vida  5
los méritos y pasos de su muerte,
y conoce que es viento, sombra o muerte
cuanto el error del mundo llama vida.

   Y así podrás, saliendo desta muerte,
entrar en posesión de aquella vida  10
que no la acabará tiempo ni muerte.

   Endereza el camino a mejor vida,
deja el siniestro que te lleva a muerte,
que el derecho es más llano y va a la vida.




ArribaAbajoAl Rey Nuestro Señor




Soneto



   Ya se acerca, señor, o ya es llegada
la edad gloriosa en que promete el cielo
una grey y un pastor solo en el suelo,
por suerte a vuestros tiempos reservada;

   ya tan alto principio, en tal jornada,  5
os muestra el fin de vuestro santo celo
y anuncia al mundo, para más consuelo,
un Monarca, un Imperio y una Espada;

   ya el orbe de la tierra siente en parte
y espera en todo vuestra monarquía,  10
conquistada por vos en justa guerra,

   que, a quien ha dado Cristo su estandarte,
dará el segundo más dichoso día
en que, vencido el mar, venza la tierra.




ArribaAbajoSoneto



   Si a decirte verdad soy obligado,
don Martín, pues sé bien la de tu pecho
y estás de mi amistad tan satisfecho
cuanto yo de la tuya confiado,

   te amonesto que dejes el errado  5
camino por do vas, que a poco trecho,
si le sigues, verás el mortal lecho
que para el sueño eterno está guardado.

   No apacientes tu hato en la ribera
del pequeño Sebeto, aunque te sea  10
agradable su agua y campo llano;

   mas huye de su ninfa Galatea,
que, aunque es hermosa, es cruda, ingrata y fiera.
No es Silvia, no, con su pastor Silvano.




ArribaAbajoRespuesta



   Pareciéndome flores los abrojos,
teniendo por atajo un gran rodeo,
corrí tras la esperanza y el deseo,
dejada la razón por los antojos;

   mas la miseria humana y sus enojos  5
me mostraran en fin mi devaneo
de suerte que, no viendo, agora veo,
que, yendo a despeñarme, abrí los ojos.

   Desde entonces quedé considerando
de cuán débil materia era el cimiento  10
donde fundé mil pensamientos vanos;

   y esfuerza mi flaqueza, procurando
seguir con obras al entendimiento,
mas, señor don Martín, somos humanos.




ArribaAbajoSoneto



   ¿En qué puedo esperar contentamiento,
si tras todo mi mal, señora mía,
consiente mi fortuna que a porfía
me venga ahora a dañar cada elemento?

   Mis esperanzas se las lleva el viento,  5
el fuego crece donde arder solía,
llevóme el agua cuanto bien tenía
y la tierra hará el apartamiento.

   Vos juntaréis con esto el olvidarme,
pues quedar no merezco asegurado  10
del contino temor de vuestro olvido;

   y no me quejaré por no aliviarme,
que no es justo que quede en otro estado
el que vivo quedó y os ha perdido.




ArribaAbajoMadrigal a una señora



   En un contino llanto
hasta acabar la vida,
¿quién no murió de ver vuestra partida?

   Y es muy poca señal de mal tan fuerte
tal pérdida llorada,  5
pues con el postrer daño, que es la muerte,
aun no fuera igualada.

   Sólo puede igualarle mi quedada,
pues siendo vos partida,
quedé yo sin el alma y sin la vida.  10




ArribaAbajoDamón



   Lavinio, al comenzar de mi cuidado,
vi que a mi perdición iba derecho,
pero juzgué tal daño por provecho,
y así lo hubieras tú también juzgado;

   por do el amonestarme es excusado,  5
que, aunque me pone ausencia en gran estrecho,
lo que piensas que sufro a mi despecho,
contento lo padezco y de mi agrado.

   Que si Amor deste mal quiere que muera,
no me podrá quitar que esto no sea  10
remedio de mis males, y el más sano;

   porque, tras haber visto a Galatea,
¿qué bien podrá igualarse al que perdiera
en no padecer muerte de su mano?




ArribaAbajoSoneto



   Puede en amor la discreción obrarse
cuando se siente amor tibio o ligero,
que no teme peligro el verdadero
ni puede con razones desviarse.

   Es allegarse más el apartarse,  5
y el duro corazón más fuerte y fiero
viene a encenderse más que de primero
con lo que más espera remediarse.

   Por donde, en este mal tan congojoso,
sufrir es el más sano regimiento,  10
pues otro que aproveche no se halla;

   y el que en buscar remedio es presuroso
sé que vendrá a sentir lo que yo siento,
que la salud más cierta es no buscalla.




ArribaAbajoSoneto



   Dijo el docto Petrarca sabiamente:
«Pobre y desnuda vas, Filosofía»,
lamentando su tiempo, en que antevía
las faltas y miserias del presente,

   do el vicio reina ya tan sueltamente,  5
que valen poco, y menos cada día,
la bondad, el saber, la valentía
del mejor, o más sabio, o más valiente.

   Mas cuanto el mal está más encumbrado,
y el mundo aprueba más lo que debiera  10
tenerse por infamia y maleficio,

   tanto merece ser más estimado
el virtuoso obrar, pues ya no espera
la virtud premio, ni castigo el vicio.




ArribaAbajoDamón, ausente de Galatea



   Si Apolo tanta gracia
en mi rústica cítara pusiese
como en la del de Tracia
y, cuando se moviese,
desde el un polo al otro el son se oyese,  5

   y a los desiertos fríos
pudiese dar calor, y refrenase
el curso de los ríos,
las piedras levantase
y tras el dulce canto las llevase, lo  10

   jamás le ocuparía
en claros hechos de la antigua historia,
mas sólo cantaría,
para inmortal memoria,
el tiempo de mi pena y de mi gloria.  15

   La gloria que he perdido,
hermosa Galatea, y el reposo,
cuando, por ser vencido
de extremo tan hermoso,
llamado fui el pastor más venturoso;  20

   y cuando se alegraban
del Tesín y del Po las dos riberas
con verte, y se inclinaban
los montes y las fieras
a tu vista, a tu gracia y tus maneras;  25

   y cuando se cubrían
los prados ante ti de tiernas flores,
y en árboles se oían
cantar mil ruiseñores,
respondiendo en el canto a los pastores;  30

   do tú los escuchabas,
y por el campo con tu hermosura
pasando renovabas
al llano la verdura
y a la fresca ribera su frescura.  35

   Allí, de la torpeza
de mi tan rudo verso y tan sin arte,
juzgabas la pureza
de aquel sincero Marte,
digno de ser contigo alguna parte.  40

   Mas razón, ni ventura,
no iguala al menor bien de Galatea,
do el cielo y la natura
permiten que se vea
junto lo que por partes se desea.  45

   Sólo me fuese dado
no verme sin la luz de aquellos ojos
que de mi libre estado,
alegre y sin enojos,
hubieron la vitoria y los despojos.  50

   O, no pudiendo vellos,
su resplandor llegase al alma mía,
pues cualquier rayo dellos
la noche esclarecía,
escureciendo el sol de mediodía.  55

   Entonces yo gustaba
en ver en sujeción mi libre suerte,
que en tu vista hallaba,
sólo en mirarme o verte,
descanso en el dolor, vida en la muerte.  60

   Mas ahora, no te viendo,
vivo sin esperar jamás mudanza,
en mi vivir muriendo,
porque de ti esperanza,
como no se merece, no se alcanza.  65

   Ya tuvo en tu presencia
alivio mi pasión de mil consuelos,
mas en la triste ausencia
son solos los recelos
congojas sin remedio y desconsuelos.  70

   Pasó la gloria mía,
que se deshizo como niebla al viento;
huyóme el bien que vía,
que era contentamiento
para esforzar el alma en su tormento.  75

   Pasaron mis amores,
que el amor no podrá jamás pasarse;
quedáronme dolores,
que puedan renovarse
y primero acabarme que acabarse.  80

   Mi bien es ya pasado,
el mal espera por llevar la vida,
y harto la ha esperado
desde la despedida
dolorosa y cruel de mi partida.  85

   Así, pastora, el canto
que un tiempo tus oídos deleitaba,
cuando en mis versos tanto
tu nombre resonaba,
que el monte, llano y selva te llamaba,  90

   en llanto doloroso
le mudaron el tiempo y mi fortuna
con vuelo presuroso,
llevando de una en una
mis esperanzas sin dejar ninguna.  95

   Mudóse en triste invierno
aquella alegre y dulce primavera
por donde el llanto eterno
de mi voz lastimera
resonó ya del Istro la ribera.  100

   Y Skelt, mi canto oyendo
hora en la baja parte de Alemaña,
con ímpetu corriendo
por selvas y campaña,
al mar lleva la voz triste y estraña.  105

   Con ella va la pena
que siento, Galatea, en no mirarte
y, como Amor lo ordena
van juntas a hallarte:
tú juzga su verdad, pues falta el arte.  110




ArribaAbajoEstancias



   Tan alto es el favor y el bien que siento
en verme cual estoy tan bien perdido,
que nadie sufrió pena tan contento
de cuantos por amor han padecido;
y de tener ocioso el pensamiento  5
el tiempo que lo estuvo estoy corrido,
porque debiera estar, señora mía,
en vos sola ocupado noche y día.

   En vos debiera siempre de ocuparse,
como en más digna y excelente parte,  10
do vemos cuanto puede desearse
y cuanto bien el cielo acá reparte;
y vemos obra que, para formarse,
convino por razón que fuese el arte
igual al pensamiento, y la natura  15
al mundo lo mostró en vuestra figura.

   Temor tengo, señora, de alabaros,
y nace del que tengo de ofenderos,
mas el que, viéndoos, no sabía estimaros
tampoco mereció ni supo veros;  20
y al entendido bastará miraros
para poder en parte conoceros,
en parte de aquel todo que nos muestra
el ser la hermosura gracia vuestra.

   Tampoco en estos versos escribiros  25
pensé, ni presumí lo que padezco,
porque aun lo menos no sabría deciros
y sé que me diréis que lo encarezco;
mas de mi voluntad para serviros,
si es poco lo que muestro y lo que ofrezco,  30
tomad lo que en el alma está más cierto
y para vos es claro y descubierto.

   Y claro está también, si considero
vuestro valor y partes de una en una,
hallar que, si por vos mil veces muero,  35
no puedo merecer merced ninguna;
pero por no esperar, como no espero,
bien por mano de Amor ni de Fortuna,
escojo antes por vos desconfianza
que por otra que vos cierta esperanza.  40

   Y no podrá el vivir desconfiado,
ni el tiempo, de quereros apartarme,
ni de seguir intento tan honrado
bastará la aspereza a desviarme.
El mal que ha de venir casi es pasado,  45
pues tan apercibido ha de hallarme,
y en tal firmeza esperará mi suerte
al tiempo, a la ventura o a la muerte.




ArribaAbajoSoneto



   Jamás pudo quitarme el fiero Marte,
por más que en su ejercicio me ha ocupado,
que en medio de su furia no haya dado
a Apolo de mi tiempo alguna parte;

   pero quiero, Lavinio, ahora avisarte  5
que ya me tiene ausencia en un estado
do casi yerran el discurso usado
mi estilo, mi razón, mi ingenio y arte.

   Lo que en mí fue cantar silencio sea,
y canten los que esperan de su canto  10
que el amor baste a mejorar su suerte;

   a mí me quede sólo el triste llanto,
pues muero no mirando a Galatea,
y el podella mirar también es muerte.




ArribaAbajoÍcaro



   Con Ícaro, de Creta se escapaba
Dédalo, y ya las alas extendía,
y al hijo, que volando le seguía,
con amor paternal amonestaba:

   que si el vuelo más alto levantaba,  5
la cera con el sol se desharía,
y en el mismo peligro le pondría
el agua y su vapor, si más bajaba.

   Mas el soberbio mozo, y poco experto,
enderezóse luego al alto cielo  10
y, ablandada la cera en el altura,

   perdió las alas y, en el aire muerto,
recibiéndole el mar del alto vuelo,
por el nombre le dio la sepultura.




ArribaAbajoF[a]etón



   Con tal instancia siempre demandaba
el gobierno del sol por solo un día,
que, aunque no convenirle conocía,
Febo al hijo Faetón se lo otorgaba.

   Ya el carro y los caballos le entregaba  5
con que la luz al mundo repartía,
poniéndole delante el mal que habría
si en el camino o en el gobierno erraba.

   Mas él, de la oriental casa salido,
fue el orbe y hemisferio traspasando  10
con furia y con desorden tan extraña,

   que el carro, los caballos, y él, perdido,
sobre el lombardo Po cayó, abrasando
riberas, aguas, montes y campaña.




ArribaAbajoSoneto



   En su fiera grandeza confiando,
los ánimos tan alto levantaban
los gigantes de Flegra, que esperaban
de vencer a los dioses guerreando;

   y contra el alto cielo, no dudando,  5
las belicosas máquinas alzaban,
y a comenzar el hecho ya se estaban
con superbo furor aparejando;

   cuando Júpiter, esto conociendo,
luego quiso que fuesen castigados  10
del bestial movimiento de su guerra,

   y con rayos el aire escureciendo,
después de todos ser despedazados,
con ellos abrasó toda la tierra.




ArribaAbajoSoneto



   Amor, pues me guiaste a vela y remo
por el dichoso mar de la esperanza,
¿cómo permites que de tal bonanza
se levante fortuna en tal extremo?

   Si el grado en mi esperar fuera supremo,  5
pudiérasle bajar con tal mudanza,
mas dime en qué fundaste tu venganza,
si tanto no esperé cuanto ahora temo.

   Responder se me puede de tu parte
que todo lo que digo y lo que siento  10
es tratar de razón do no hay ninguna;

   mas quiero en pago desto asegurarte
que nunca mudarán mi pensamiento
tu bonanza jamás, ni tu fortuna.




ArribaAbajoVenus quaerens filium



   No ponga a los mortales mi venida
admiración ninguna ni recelo;
la diosa soy que fui en la mar nacida,
y que gobierno y mando el tercer cielo.
De puro maternal amor movida,  5
busco mi hijo con incierto vuelo;
el que supiere dél luego lo diga
si, amando, quiere a Venus por amiga.

   En caza de una fiera le he perdido,
que otras veces así suele perderse,  10
y no sé cómo dél yo no he sabido,
que do quiera que esté debría saberse;
pues si quiero pensar que esté escondido,
con gran dificutad puede esconderse,
que, cuando más se esconde y más se encubre,  15
el rastro que ha dejado le descubre.

   El que dél me mostrare una pisada,
o de su vuelo la dudosa vía,
por ello me tendrá tan obligada,
que no le faltará la gracia mía;  20
mas porque dél es cosa acostumbrada,
para desconocerse cada un día,
mudar de forma, de hábito y razones,
sus señas os diré y sus condiciones.

   Niño hermoso, y el color de fuego  25
tal, que su rostro es una llama ardiente;
dulce en la habla y de muy gran sosiego,
mas siempre variable y diferente;
juega bien, como niño, mas el juego
convierte en dolor grave fácilmente;  30
en fiestas le veréis, pero sus danzas
son siempre baja y alta de esperanzas.

   Veréisle con los ojos atapados,
mas desto no os fiéis, antes sed ciertos
que, cuando los tuviere más cerrados,  35
no verán tanto los de lince abiertos:
desde el desierto mira en los poblados,
y del poblado alcanza a los desiertos,
y pasa, sin hallar quien le resista,
a lo oculto del alma con la vista.  40

   Desnudo va sin vestidura alguna,
que sólo el pensamiento trae cubierto;
de sus saetas basta a matar una,
que no sale del arco tiro incierto;
la tierra, el cielo y la infernal laguna,  45
todo para sus tiros está abierto;
a Júpiter hirió y a mí apasiona,
y es tal, que aun a sí mismo no perdona.

   Del hombro le veréis colgar la aljaba
do la más débil flecha es de tal punta,  50
que fuertes armas y defensa brava
pasa de claro en claro, y no despunta;
no lleva yerba, mas sin ella traba
del triste corazón, que es donde apunta;
y a él estas heridas y este fuego  55
son burla, pasatiempo, risa y juego.

   Una hacha encendida trae en la mano,
que sobre todas su gran llama extiende,
y, como nunca tira el arco en vano,
así con ésta el mismo hielo enciende:  60
lo que está más seguro y lo más sano
es donde más lastima y más ofende;
si en el cielo a los dioses hace guerra,
¿qué cosa habrá segura acá en la tierra?

   Febo, que al mundo da luz y alegría,  65
de resplandor y rayos rodeado,
al ardor deste niño y su porfía
jamás hizo contraste ni fue osado;
antes errar se vio la usada vía,
de sus dulces engaños trasportado,  70
y al cabo vino a estar tan encendido,
que el carro puso, y aun a sí, en olvido.

   Trataros ha al principio blandamente,
que con esto asegura al recatado,
mostrándose no amor sino acidente  75
que ni basta a dar pena ni cuidado;
y en descuidándoos, absolutamente
el alma y corazón os ha ocupado,
y entonces viene claro a conocerse
cuanto en el comenzar debía temerse.  80

   El llanto, la tristeza y mal ajeno
es lo que le da gusto y le sustenta;
jamás concederá rato sereno
sin que le sigan años de tormenta;
pensaréis huir dél cuando en el seno,  85
lo más cerca del alma, se aposenta,
y no se partirá desta morada
sin ver la razón muerta y sepultada.

   Ora corre, ora vuela; en un momento
suele dar voces y quedarse mudo;  90
y haciendo las promesas ciento a ciento,
hallaréisle, en efeto, escaso y crudo.
Cuando se enoja, sólo el sufrimiento
le puede resistir más que el escudo,
que es la mayor salud no contrastalle,  95
y el remedio más cierto es no buscalle.

   En su trato veréis muy gran soltura,
y mucha cortedad por otra parte;
es áspero, y tras esto su blandura
ablanda el hierro y el furor de Marte.  100
No más del alto que del bajo cura,
y el esfuerzo, valor, ingenio y arte
se los veréis poner, con la bajeza,
iguales al temor y a la simpleza.

   Muévese con extraña ligereza,  105
y a veces con muy grave pesadumbre;
acaba de espantaros con fiereza,
y vuélveos a halagar con mansedumbre.
A la estabilidad y a la firmeza
es contraria su ley y su costumbre,  110
sus condiciones buenas y sus malas
son más que los colores de sus alas.

   De lo que os dice, y que tendréis por cierto,
lo que hace veréis que es al contrario;
escogerá, pudiendo tomar puerto,  115
la fortuna y peligro voluntario.
El remedio os tendrá más encubierto
cuando verá que os es más necesario,
o vendráoslo a poner casi en la mano
do, por habelle, trabajéis en vano.  120




ArribaAbajoSoneto



   Mil veces de tu mano me he escapado
y al punto de la muerte y fin venido,
y tantas he tornado y te he seguido,
Amor, y nunca quedo escarmentado;

   mil veces he propuesto y he jurado  5
de no seguir tu bando y tu partido,
viéndome en tu poder triste y perdido,
y tantas mi palabra y fe he quebrado.

   Ahora, en este trance y mal que siento,
causado de tus manos crudamente,  10
bien justo era cumplir el juramento;

   mas, triste, ¿qué haré, que no consiente
la dura suerte, el áspero tormento,
que el siervo del señor se halle ausente?




ArribaAbajoEpigrama a la muerte del emperador Carlos Quinto




La Fama



   Yo, que soy la que levanto
de la sepultura al hombre
y con mi voz puedo tanto,
que hago inmortal el nombre
de los famosos que canto,  5
con mil lenguas y clamores
cantaré de los mayores
el más famoso y mayor,
y el monarca emperador
de reyes y emperadores.  10

   De quien los más poderosos
su poder reconocieron,
y su nombre los famosos,
y al que humillados rindieron
sus armas los belicosos.  15
Y en cuyo valor se encierra
cuanto en la paz y en la guerra
merece que más se alabe,
lo que en mil lenguas no cabe
ni en el orbe de la tierra.  20

   Do justicia y fortaleza,
y con ellas temperancia,
con muy constante firmeza,
vivieron en propia estancia,
unidas con su grandeza.  25
Y él fue en ellas tan entero
y amador tan verdadero,
que en todas tres en el mundo
a ninguno fue segundo,
y a los mayores primero.  30

   Así se ha de anteponer
a pasados y presentes,
pues extendió su poder
do no conocidas gentes
le vienen a conocer;  35
y do, en viendo las primeras
de sus invictas banderas,
se le dan por mil razones
las más bárbaras naciones,
reinos y provincias fieras.  40

   Triunfó de la esclarecida
Provincia, que fue señora;
temióle la más temida,
y la antigua vencedora
fue de sus armas vencida:  45
y por ellas en un día
vio acabada la porfía,
la conquista sin ganancia
de todo el poder de Francia,
y a su rey preso en Pavía.  50

   Puso, como defensor
del santo nombre cristiano,
a su enemigo mayor,
con armada y fuerte mano,
duro freno de temor;  55
tal que, cuando acometía
la Cristiandad y venía
con poder innumerable,
huyó con daño notable,
quedando segura Hungría.  60

   Por él fueron conquistados,
para ser restituidos,
grandes reinos, y amparados;
los reinos desposeídos,
y en su posesión tornados:  65
que la virtud más loable,
y el hecho más memorable
de un poderoso, es el ser
escudo con su poder,
y amparo del miserable.  70

   Los tiranos rebelados
de la Fe y dél en su tierra,
con gran liga conjurados,
fueron dél en justa guerra
presos y desbaratados;  75
y por él, en conclusión,
la Cristiana Religión,
perseguida y trabajada,
fue en sus tiempos amparada
de toda persecución.  80

   Por do fue merecedor
que Dios le quisiese dar
de sí tan gran sucesor,
que le pudiese llamar
traslado de su valor;  85
a quien el Cielo concede
que con sus reinos herede
su misma felicidad,
la cual de edad en edad
a sus sucesores quede.  90

   Y al fin hubo otra vitoria
que la más clara escurece,
y es digna de tal memoria,
que por sí sola merece
divina, no humana historia:  95
pues fue solo él vencedor
de su grandeza y valor,
cuando del humano estado
despreciando el summo grado,
ganó el Imperio mayor,  100




ArribaAbajoSonetos atribuidos


ArribaAbajo- 1 -



   Galatea cruel, ¡qué pago has dado,
qué amargo fin a cuanto te he querido,
que hubiera ya de lástima movido
un tigre, y a mí un mármol ablandado!

   ¡Oh duro golpe en pecho desarmado  5
y en sangre de quien nunca te ha ofendido,
si no es culpa ponerse así en olvido
y en ti poner la vida y el cuidado!

   ¡Oh ingratos ojos a los ojos míos!
¡Oh frente para mí nunca serena,  10
corazón sin amor, duro, inhumano!

   Cuándo os acabaréis, de llanto ríos?
¿Cuándo no ha de acabar la mortal pena,
que no la sufre ya el sufrir humano?




ArribaAbajo- 2 -



   ¡Oh sin ventura yo, oh mal nacido!
¿En qué estrella cruel vine a la tierra
sujeto a eterno llanto, a dura guerra,
a siempre amar sin serme agradecido?

   ¿Cuál hado inexorable me ha traído  5
a manos de un tigre, en quien se encierra
beldad del cielo y crueldad de tierra,
mi alma en el abismo del olvido?

   ¡Ay, enemiga cruel!, ¿y quién creyera
que estaban en mi muerte conjurados  10
tan nueva ingratitud y tal crueza?

   ¡Ay vida, y tiempo, y horas mal gastadas!
¡No quiera Dios que adore yo una fiera
que paga tanto amor con tal dureza!




ArribaAbajo- 3 -



   Ribera un dulce río, a medio día,
con un peine de plata se peinaba
(sus) cabellos una ninfa que quitaba
con ellos el poder que el sol tenía.

   Y ansí podéis juzgar qué sintiría  5
un pastor que de lejos la miraba,
que sin poder llegar donde ella estaba,
con suspiros y lágrimas decía:

   «Si tantas como tú tienes cabellos
tuviera vidas yo, me las llevaras  10
colgada cada cual del uno dellos;

   y pues que tú a quitármelas bastaras,
verás no es mucho darte una por vellos
de tantas commo en tantos me quitaras».




ArribaAbajo- 4 -



   Apenas el aurora había mostrado
las flores que en la noche había escondido,
cuando un pastor, de amor entristecido,
penoso estaba a un árbol arrimado.

   Hablando con su hato y su cayado,  5
alzó con ronca voz un gran gemido,
diciendo: «Para qué dejas perdido
el cuerpo, pues el alma [me] has llevado,

   pastora desleal? ¿En quién pusiste
el querer que con palabras me mostraste  10
en pago del amor que me ofreciste?

   ¿Por quién tan sin razón, di, me trocaste?
Pues otro mayor bien no pretendiste
que verme muerto aquí do me dejaste».




Arriba- 5 -



   Pensando en su ganado, a la ribera
del mar, y no en amar, Silvano estaba
seguro, porque el triste no pensaba
que en él toda su fuerza Amor pusiera,

   cuando vi(d)ó una pastora que pudiera,  5
con sólo la hermosura que alcanzaba,
hacer que, cuando el sol se nos mostraba
más claro, muy obscuro paresciera.

   Quedó el pastor de sólo aquesta vista
herido de la muerte que aquí pinto,  10
con lágrimas los prados bañando,

   diciendo: «No hay sujeto que resista,
pastores, a mí mal, porque el distinto
que tengo se me va, triste, acabando».