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ArribaAbajoDocumentos hallados en Sevilla (§§. 9 a 66, 77 y 78)

93. Comisionado segunda vez D. Juan Agustín Ceán Bermúdez por el Sr. D. Carlos IV para el examen y arreglo de los papeles del archivo general de Indias establecido en Sevilla, le encargamos confidencialmente en el año 1804 indagase el motivo que llevó a Cervantes a aquella ciudad. Después de cuatro años de las más exquisitas diligencias   -pág. 312-   halló por fin los documentos más apreciables concernientes a este escritor: nos lo avisó al momento, con prevención de que lo participásemos a la academia Española, a fin de que esta solicitase real orden para sacar un traslado autorizado de ellos. La academia lo practicó así, y a consecuencia de la real orden que se expidió por el ministerio de Estado en 10 de febrero de 1808, remitió el Sr. Ceán copia íntegra y exacta de los que ahora publicamos, precedida de un extracto o razón de todos, con expresión de aquellos antecedentes y del placer que tuvo por un hallazgo tan útil y oportuno para ilustrar la vida de Cervantes.

Información de Miguel de Cervantes de lo que ha servido a S. M. y de lo que ha hecho estando captivo en Argel, y por la certificación que aquí presenta del duque de Sesa se verá cómo cuando lo captivaron se le perdieron otras muchas informaciones, fees y recados que tenía de lo que había servido a S. M.

Miguel de Cervantes Saavedra, sobre que se le haga merced, atento a las causas que refiere, de uno de los oficios que pide.

R.or d. Núñez.

S.º Juan de Ledesma.

Señor.=Miguel de Cervantes Saavedra dice, que ha servido a V. M. muchos años en las jornadas de mar y tierra que se han ofrecido de veinte y dos años a esta parte, particularmente en la batalla naval, donde le dieron muchas heridas, de las cuales perdió una mano de un arcabuzazo, y el año siguiente fue a Navarino, y después a la de Túnez y a la Goleta, y viniendo a esta corte con cartas del Sr. D. Joan, y del duque de Sesa para que V. M. le hiciese merced, fue captivo en la galera del Sol, él y un hermano suyo, que también ha servido a V. M. en las mismas jornadas, y fueron llevados a Argel, donde gastaron el patrimonio que tenían en rescatarse, y toda la hacienda de sus padres   -pág. 313-   y los dotes de dos hermanas doncellas que tenía, las cuales quedaron pobres por rescatar a sus hermanos, y después de libertados fueron a servir a V. M. en el reino de Portugal y a las Terceras con el marqués de Santa Cruz, y agora al presente están sirviendo y sirven a V. M., el uno dellos en Flandes de alférez, y el Miguel de Cervantes fue el que trajo las cartas y avisos del alcaide de Mostagan, y fue a Orán por orden de V. M., y después a asistido sirviendo en Sevilla en negocios de la armada por orden de Antonio de Guevara, como consta por las informaciones que tiene, y en todo este tiempo no se le ha hecho merced ninguna. Pide y suplica humildemente, cuanto puede, a V. M. sea servido de hacerle merced de un oficio en las Indias de los tres o cuatro que al presente están vacos, que es el uno la contaduría del nuevo reino de Granada, o la gobernación de la provincia de Soconusco en Guatimala, o contador de las galeras de Cartagena, o corregidor de la ciudad de la Paz, que con cualquiera de estos oficios que V. M. le haga merced, la recibirá, porque es hombre hábil, y suficiente y benemérito para que V. M. le haga merced, porque su deseo es continuar siempre en el servicio de V. M., y acabar su vida como lo han hecho sus antepasados, que en ello recibirá muy gran bien y merced.=Busque por acá en que se le haga merced. En Madrid a seis de junio de mil quinientos noventa.=El Dr. Núñez Morquecho.

A la vuelta del memorial dice: Miguel de Cervantes Saavedra. A veinte y uno de mayo de mil quinientos noventa.=Al presidente del consejo de Indias.

El duque de Sesa.=Por haberme pedido por parte, y en nombre de Miguel de Cervantes, que para que a S. M. le conste de la manera que le ha servido, le conviene que yo le dé fe dello; por la presente certifico y declaro, que ha que le conozco de algunos años a esta parte en servicio de S. M.; y por información que dello tengo, sé y me consta que se halló en la batalla y rota de la armada del turco, en la cual, peleando   -pág. 314-   como buen soldado, perdió una mano, y después le vi servir en las demás jornadas que hubo en levante hasta tanto que por hallarse estropeado en servicio de S. M. pidió licencia al Sr. D.. Juan para venirse a Spaña a pedir se le hiciese merced, y yo entonces le di cartas de recomendación para S. M. y ministros; y habiéndose embarcado en la galera Sol fue preso de turcos, y llevado a Argel, donde al presente está esclavo, habiendo peleado antes que le captivasen muy bien, y cumplido con lo que debía, y de manera que así por haber captivado en servicio de S. M. como por haber perdido una mano en el dicho servicio, meresce que S. M. le haga toda merced y ayuda para su rescate: y porque las fes, cartas y recaudos que traía de sus servicios los perdió todos el día que le hicieron esclavo, para que conste dello di la presente firmada de mi mano, y sellada con el sello de mis armas, y refrendada del secretario infrascripto. Dada en Madrid a veinte y cinco de julio de mil quinientos setenta y ocho.=El duque y conde.=Ojo: a la glosa que va abajo de lo que se le ha dado por merced.=Por mandado de su Exc.ª=Bernardino de León.=S. M. a suplicación de Doña Leonor Cortinas, y en consideración de lo en esta certificación contenido, hizo merced de dar licencia para que del reino de Valencia se pudiesen llevar a Argel dos mil ducados de mercaderías no prohibidas, con que el beneficio de la dicha licencia sirviese para el rescate de Miguel de Cervantes en esta fe contenido, y así se dio el despacho a las partes, fecha en Madrid a diez y siete de enero de mil quinientos ochenta.=Tiene una rúbrica.=Esta merced desta cédula no está aún despachada ni vendida, porque no dan por ella sino sesenta ducados.=Fe de bien servido a Miguel de [...]=Está sellada con el sello de S. E.

La información de servicios ante un alcalde.=Mil quinientos setenta y ocho.=En Madrid a veinte y nueve de mayo de mil quinientos noventa.=Tiene una rúbrica.=Se presentó.

  -pág. 315-  

En la villa de Madrid a diez y siete días del mes de marzo de mill e quinientos e setenta e ocho años ante el ilustre Sr. Lic. Ximénez Ortiz, del consejo de S. M., alcalde en su casa e corte, e por ante mí Francisco de Yepes, scribano de S. M. e de provincia en esta corte, paresció presente Rodrigo de Cervantes, e presento un pedimento e interrogatorio de preguntas, que su tenor de lo cual es como sigue:

Ilustre Sr.: Rodrigo de Cervantes, estante en esta corte, digo que a Miguel de Cervantes, mi hijo, que al presente está cautivo en Argel, y a mí como su padre conviene averiguar y probar como el dicho Miguel de Cervantes, mi hijo, ha servido a S. M. de diez años a esta parte hasta que habrá dos años que le cautivaron en la galera del Sol, en que venía Carrillo de Quesada, y sirvió en todas las ocasiones que en dicho tiempo se ofrecieron en Italia y en la Goleta y Túnez, y en la batalla naval, en la cual salió herido de dos arcabuzazos, y estropeado la mano izquierda, de la cual no se puede servir, en lo cual lo hizo como muy buen soldado, sirviendo a S. M. A vmd. pido e suplico mande rescibir la dicha información de lo susodicho, y rescibida me la mande dar, signada en pública forma, en manera que haga fe, para la presentar ante quien y con derecho deba, e pido justicia, e para ello etc.=Rodrigo de Cervantes.

E visto por el dicho Sr. alcalde mandó se tomen e resciban al tenor del dicho pedimento los testigos que el dicho Rodrigo de Cervantes presentare, y lo que dijeren e depusieren se le mandó dar signado en pública forma en manera que haga fe, para el efeto que lo pide, y lo firmó de su nombre etc.=Nava e Sosa, scribanos de provincia.=Francisco de Yepes.

Por estas preguntas pido sean examinados los testigos que son o fueren presentados por parte de Rodrigo de Cervantes, estante en esta corte, sobre la información que ha pedido sobre el rescate de Miguel de Cervantes, su hijo.

1.ª Primeramente sean preguntados si conocen al   -pág. 316-   dicho Rodrigo de Cervantes y al dicho Miguel de Cervantes, su hijo, cativo.

2.ª Si saben etc. que el dicho Miguel de Cervantes, cativo, es hijo legítimo del dicho Rodrigo de Cervantes y de Doña Leonor de Cortinas, su mujer legítima, habido e procreado de legítimo matrimonio, y por tal ha sido criado y alimentado y nombrado, y es habido e tenido y comúnmente reputado entre todas las personas que los conoscen y de ellos han tenido y tienen noticia, e ansí es público e notorio.

3.ª Si saben etc. que el dicho Miguel de Cervantes es de edad de treinta años poco más o menos, y de diez años a esta parte ha servido como muy buen soldado a S. M. el rey D. Felipe nuestro Señor en las guerras que ha tenido en Italia y la Goleta y Túnez, y en la batalla naval, que el Sr. D. Juan de Austria tuvo con el armada del turco, adonde salió herido de dos arcabuzazos en el pecho, y otro en la mano izquierda, que quedó estropeado della: digan lo que saben.

4.ª Si saben etc. que cuando en la dicha batalla naval se reconosció el armada del turco estaba el dicho Miguel de Cervantes con calentura, y unos amigos suyos le dijeron que pues estaba tan malo, que se metiese debajo de la cubierta de la galera, pues no estaba sano para pelear, y el dicho Miguel de Cervantes respondió que no hacía lo que debía metiéndose so cubierta, sino que mejor era morir como buen soldado en servicio de Dios e del Rey, y así peleó como valiente soldado en el lugar del esquife, como su capitán le mandó; y después de la batalla sabido por el Sr. D. Juan de Austria cuan bien le había servido, le acrescentó cuatro ducados más de su paga.

5.ª Si saben etc. que podrá haber dos años, poco más o menos, que viniendo de Italia a España en la galera del Sol, en que venía Carrillo de Quesada, cativaron turcos de Argel al dicho Miguel de Cervantes, adonde al presente está cativo.

6.ª Si saben etc. que el dicho Rodrigo de Cervantes es hombre hijodalgo y muy pobre, que no tiene   -pág. 317-   bienes ningunos, porque por haber rescatado a otro hijo, que ansí mesmo le cautivaron la mesma hora que a dicho su hermano, quedó sin bienes algunos.

Los cuatro testigos presentados para esta información están contestes en las preguntas del interrogatorio, por haber presenciado u oído respectivamente lo que contienen; mediante lo cual, y en obsequio de la brevedad solo se hará aquí mención de sus nombres y clases, y de lo más notable que cada uno expuso o añadió.

1.º Mateo de Santisteban, natural de Tudela de Navarra, y alférez de la compañía que nuevamente se había levantado y conferido al capitán Alonso de Carlos. Fue camarada de Cervantes en Italia en la del capitán Diego de Urbina: vio la acción heroica de Cervantes en la batalla de Lepanto cuando le hirieron el pecho y le mancaron: oyó, que cuando su capitán, el mismo Santisteban, y otros muchos amigos de Cervantes le dijeron al ir a entrar en la acción, que se estuviese quedo abajo en la cámara de la galera, pues que estaba enfermo y con calentura, respondió: qué dirían dél, e que no hacía lo que debía, e que más quería morir peleando por Dios e por su Rey que no meterse so cubierta, e que su salud. Le vio pelear como valiente soldado en el lugar del esquife, adonde con otros soldados le destinó el capitán; pues estaba Santisteban en la propia galera, nombrada la Marquesa, que era de Juan Andrea Doria, situada en el cuerno de tierra. Volvió a verle en Nápoles el año 1575 cuando estaba para venir a España en la galera Sol con Carrillo de Quesada: y conoció también a Rodrigo de Cervantes, hermano de Miguel, en los parajes que a él.

2.º Gabriel de Castañeda, natural del lugar de Salaya, valle de Carriedo en las montañas de   -pág. 318-   Santander, y alférez: presenció el denuedo con que se distinguió Miguel de Cervantes en la batalla de Lepanto, peleando en el lugar del esquife con doce soldados que le entregó el capitán; habiendo oído que cuando le aconsejaban se retirase abajo, pues estaba enfermo, respondió muy enojado: «señores, en todas las ocasiones que hasta hoy en día se han ofrescido de guerra a S. M. y se me ha mandado, he servido muy bien como buen soldado, y ansí agora no haré menos aunque esté enfermo e con calentura; más vale pelear en servicio de Dios e de S. M. e morir por ellos, que no bajarme so cubierta; e que el capitán le pusiese en la parte e lugar que fuese más peligrosa, e que allí estaría e moriría peleando»; y entonces el capitán le entregó el lugar del esquife con doce soldados. Supo que en premio de lo que se distinguió le concedió D. Juan de Austria cuatro o seis escudos de ventaja. Le vio entrar después cautivo en Argel, porque ya entonces lo estaba también Castañeda: leyó las cartas que llevaba Cervantes de D. Juan de Austria, en que lo recomendaba a S. M. para que le diese una compañía de las que se formasen para Italia, por ser hombre de méritos y servicios: cuyas cartas hicieron que el capitán que le cautivó le tuviese en mucho para el rescate.

3.º Antonio Godínez de Monsalve, natural de Madrid, y sargento de la compañía de D. Juan de la Cárcel. Conoció y trató a Cervantes el año 1573 en la jornada de Túnez. Estando Godínez cautivo en Argel el año 1575 vio que Dalí Mamí, capitán de la mar, y otro capitán de galera, trajeron cautivos a Miguel y Rodrigo de Cervantes, hermanos: que este se rescató en 1577; y aquel quedaba allí en 78 esclavo de Cenagá, rey de Argel.

  -pág. 319-  

4.º D. Beltrán del Salto y de Castilla, residente en Madrid, a quien cautivaron los turcos de la Goleta el año 1574, y lo llevaron a Argel. Conoció aquí a Miguel de Cervantes, y le vio manco de la mano izquierda. Supo de él y de otras personas de crédito todo lo que refiere el interrogatorio. Cuando este testigo salió de allí rescatado en 1577 dejó a Cervantes cautivo en poder de un turco llamado Arnaute Mamí, capitán en aquella capital, quien lo tenía en gran estima a causa de ciertas cartas que le halló de D. Juan de Austria y del duque de Sesa, en que lo recomendaban a S. M. para que le hiciese merced de una compañía, como persona que lo merecía muy bien.

En seguida de esta información está repetida en el original la nota que hay al fin de la certificación del duque de Sesa, referente a la gracia concedida a solicitud de la madre de Cervantes.

Información hecha en Argel.

En la ciudad de Argel, ques tierra de moros en la Berbería, a diez días del mes de octubre, año de mil e quinientos y ochenta años, ante el ilustre y M. R. Sr. Fr. Juan Gil, redentor de España de la corona de Castilla por S. M., paresció presente Miguel de Cervantes, esclavo que ha sido, que agora esta franco y rescatado, y presentó el escripto de pedimento siguiente, con cierto interrogatorio de preguntas, lo cual uno en pos de otra es esto que se sigue etc.

Ilustre y M. R. Sr.=Miguel de Cervantes, natural de la villa de Alcalá de Henares en Castilla, y al presente estante en este Argel, rescatado para ir en libertad, dice: que estando él agora de camino para España, desea y le importa hacer una información con testigos,   -pág. 320-   ansí de su cativerio, vida y costumbres, como de otras cosas tocantes a su persona, para presentarla, si fuere menester, en consejo de S. M. y requerir le haga merced: y porque en este Argel no hay persona alguna cristiana que tenga administración de justicia entre los cristianos, y haciendo V. P., como hace en este Argel, la redención de cautivos por orden y mandado de S. M., representa por tanto su persona, y por el mesmo respecto también de su Santidad el summo Pontífice, cuyas veces tienen como delegados apostólicos los redentores religiosos de su orden de la Santísima Trinidad: por tanto, porque la dicha información tenga vigor y autoridad, suplica a V. P. sea servido interponer en ella su autoridad, y mandar a Pedro de Ribera, escribano y notario apostólico, el cual por mandado de S. M. usa este oficio en esta tierra de Argel ha muchos años entre los cristianos, tome los testigos que el dicho Miguel de Cervantes presentare sobre estos artículos, que con esta también presenta, y rescibirá merced.= Miguel de Cervantes.

Que tome Pedro de Ribera, escribano, los testigos que presentare el dicho Miguel de Cervantes sobre estos artículos que presenta.=Fr. Juan Gil, redenctor de captivos.

Yo Pedro de Ribera, notario apostólico entre los cristianos en este Argel, doy fe e testimonio como a los diez de otubre de mil e quinientos y ochenta años, Miguel de Cervantes, natural de la villa de Alcalá de Henares, ques en Castilla, estante en este Argel, al presente rescatado para ir en libertad, presentó al M. R. Sr. P. Fr. Juan Gil, redenctor de los cautivos de España por mandado de S. M., questaba en este mismo Argel, el memorial abajo escripto, firmado de su mano, con los artículos que adelante siguen, y esto en presencia de mí; y dello doy fe y testimonio en Argel a diez del mes de otubre deste año de mil e quinientos y ochenta.=Pedro de Ribera, notario apostólico.

Por estos artículos sean preguntados los testigos que Miguel de Cervantes presentare acerca de las cosas que   -pág. 321-   ha hecho para conseguir su libertad y la de otros muchos caballeros mientras está cautivo en Argel, por las cuales pretende que S. M. le haga merced.

1.º Lo primero si conoscen a el dicho Miguel de Cervantes, y cuánto ha que le conoscen, y si es deudo e pariente suyo: digan etc.

2. º Iten, si saben o han oído decir como ha cinco quel dicho Miguel de Cervantes está cautivo en este Argel, y que se perdió en la galera del Sol el año de mil e quinientos y setenta y cinco, la cual galera iba de Nápoles a España con otras personas principales, que allí se perdieron, caballeros, capitanes y soldados: digan etc.

3.º Iten, si saben o han oído decir quel dicho Miguel de Cervantes es cristiano viejo, hijodalgo, y en tal tenido e comúnmente reputado y tratado de todos: digan etc.

4.º Iten, si saben lo han oído decir que llegado cativo en este Argel, su amo Dalimamí, arráez renegado griego, le tuvo en lugar de caballero principal, y como a tal le tenía encerrado y cargado de grillos y cadenas, y que no obstante todo esto, deseando hacer bien y dar libertad a algunos cristianos, buscó un moro que a él y a ellos llevase por tierra a Orán, y habiendo caminado con el dicho moro alguna jornada, los dejó, y ansí les fue forzoso volverse a Argel, donde el dicho Miguel de Cervantes fue muy maltratado de su patrón, y de allí en adelante tenido con más cadenas y más guardia y encerramento etc.

5.º Iten, si saben o han oído decir que en el año de quinientos y setenta y siete, habiéndole sus debdos enviado dineros para su rescate, y no pudiendo acordarse con su patrón porque le tenía por hombre de mucha calidad, deseando servir a Dios y a S. M., y hacer bien a muchos cristianos e principales caballeros, letrados, sacerdotes que al presente se hallaban cativos en este Argel, dio orden como un hermano suyo207, que se llama Rodrigo de Cervantes, que deste Argel fue rescatado el mes de agosto del mesmo año de los   -pág. 322-   mesmos dineros dichos del dicho Miguel de Cervantes de su rescate, pusiese en orden y enviase de la playa de Valencia y de Mallorca y de Ibiza una fragata armada para llevar en España los dichos cristianos, y para efectuar esto se favoresció del favor de Don Antonio de Toledo y de Francisco de Valencia, caballeros del hábito de San Juan, que entonces estaban en este Argel cativos, los cuales le dieron cartas para los visorreyes de Valencia y Mallorca y Ibiza208, encargándoles y suplicándoles favoresciesen el negocio: digan etc.

6.º Iten, si saben o han oído decir que esperando la dicha fragata dio orden como catorce cristianos209 de los principales que entonces había en Argel cativos se escondiesen en una cueva, la cual había él de antes procurado fuera de la cibdad, donde algunos de los dichos cristianos estuvieron escondidos en ella seis meses y otros menos, y allí les proveyó y procuró proveer y que otras personas proveyesen de lo necesario, teniendo el dicho Miguel de Cervantes el cuidado cutidiano de enviarles toda la provisión, en lo cual corría grandísimo peligro de la vida, y de ser enganchado y quemado vivo, hasta que ocho días antes del término en que la fragata había de venir, el dicho Miguel de Cervantes se fue a encerrar en la cueva con los demás: digan etc.

7.º Iten, si saben o han oído decir que en efeto la dicha fragata vino, conforme a la orden quel dicho Miguel de Cervantes había dado, y en el tiempo que había señalado, y habiendo llegado una noche al mismo puesto, por faltar el ánimo a los marineros210, y no querer saltar en tierra a dar aviso a los que estaban escondidos no se efetuó la huida: digan etc.

8.º Iten, si saben o han oído decir que estando así desta manera todos escondidos en la cueva, todavía con esperanza de la fragata, un mal cristiano que se llamaba el Dorador, natural de Melilla, y que sabía del negocio, se fue al rey que entonces era de Argel, que se llamaba Azan, y le dijo que se quería volver moro por complacerle, le descubrió los que estaban en   -pág. 323-   la cueva, diciéndole quel dicho Miguel de Cervantes era el autor de toda aquella huida, y el que la había urdido, por lo cual el dicho rey el último de setiembre del dicho año envió muchos turcos y moros armados a caballo y a pie a prender a el dicho Miguel de Cervantes y a sus compañeros: digan etc.

9.º Iten, si saben o han oído decir como llegados los turcos y moros a la cueva y entrando por fuerza en ella, viéndose dicho de Cervantes que eran discubiertos, dijo a sus compañeros que todos le echasen a él la culpa, prometiéndoles de condenarse él solo, con deseo que tenía de salvarlos a todos, y así en tanto que los moros los maniataban, el dicho Miguel de Cervantes dijo en voz alta, que los turcos y moros le oyeron: ninguno de estos cristianos que aquí están tiene culpa en este negocio, porque yo solo he sido el autor dél, y el que los ha inducido a que se huyesen: en lo cual manifiestamente se puso a peligro de muerte, porque el rey Azan era tan cruel que por solo huirse un cristiano e porque alguno le encubriese o favoresciese en la huida, mandaba ahorcar un hombre, e por lo mismo cortarle las orejas y las narices; y ansí los dichos turcos, avisando luego con un hombre a caballo de todo lo que pasaba al rey, y de lo que el dicho Miguel de Cervantes decía que era el autor de aquella emboscada y huida, mandó el rey que a él solo trujesen, como le trujeron, maniatado y a pie, haciéndole por el camino los moros y turcos muchas injurias y afrentas: digan etc.

10.º Iten, si saben o han oído decir como presentado así maniatado ante el rey Azan, solo sin sus compañeros, el dicho rey con amenazas de muerte y tormentos, queriendo saber dél cómo pasaba aquel negocio, él con mucha constancia le dijo que él era el autor de todo aquel negocio, y que suplicaba al Su Alteza si había de castigar a algunos, fuese a él solo, pues él solo tenía la culpa de todo; y por muchas preguntas que le hizo nunca quiso nombrar ni culpar a ningún cristiano, en lo cual es cierto que libró a muchos   -pág. 324-   de la muerte, que le habían dado favor y ayuda, y a otros de grandísimos trabajos, a quienes el rey echaba la culpa, y particularmente fue causa como el M. R. P. F. Jorje de Olivar, que entonces estaba en Argel redentor de la orden de nuestra Señora de la Merced, el rey no le hiciese mal, como deseaba, persuadido que él había dado calor y ayudado a este negocio: digan etc.

11. Iten, si saben o han oído decir que después, habiéndole el rey mandado meter en su baño, cargado de cadenas y hierros, con intinción todavía de castigarle, al cabo de cinco meses el dicho Miguel de Cervantes, con el mesmo celo del servicio de Dios e de S. M. y de hacer bien a cristianos, estando ansí encerrado envió un moro a Orán secretamente con carta al Sr. marqués D. Martín Córdoba, general de Orán y de sus fuerzas, y a otras personas principales, sus amigos y conoscidos de Orán, para que le enviasen alguna espía o espías y personas de fiar que con el dicho moro viniesen a Argel, y le llevasen a él y a otros tres caballeros principales que el rey en su baño tenía etc.

12. Iten, si saben o han oído decir que el dicho moro llevando las dichas cartas a Orán fue tomado de otros moros a la entrada de Orán, y sospechando dél mal, por las cartas que le hallaron, le prendieron y le trajeron a este Argel a Azan-bajá, el cual vistas las cartas, y viendo la firma y nombre del dicho Miguel de Cervantes, a el moro mandó empalar, el cual murió con mucha constancia sin manifestar cosa alguna, y al dicho Miguel de Cervantes mandó dar dos mil palos: digan etc.

13. Iten, si saben o han oído decir como después en el año de mil e quinientos y setenta y nueve, en el mes de setiembre, estando en este Argel un renegado de nación español, y que decía que su padre era de Osuna, y él ser natural de Granada, y siendo cristiano se llamaba el licenciado Girón, el cual se vino a hacer moro a esta tierra de Argel, y en moro se llamaba Abdaharramen, entendiendo el dicho Miguel de Cervantes quel dicho renegado mostraba arrepentimiento   -pág. 325-   de lo que había hecho en hacerse moro, y deseo de volverse a España, por muchas veces le exhortó y animó a que se volviese a la fe de nuestro Señor Jesucristo, y para esto hizo con Onofre Exarque, mercader de Valencia, que entonces se hallaba en este Argel, diese dineros, como dio más de mil e trescientas doblas, para que se comprase una fragata armada, persuadiéndole que ninguna otra cosa podía hacer más honrosa, ni al servicio de Dios y de S. M. más acepta, lo cual ansí se hizo, y el dicho renegado compró la dicha fragata de doce bancos y la puso a punto, gobernándose en todo por el consejo y orden del dicho Miguel de Cervantes: digan etc.

14. Iten, si saben o han oído decir que el dicho Miguel de Cervantes, deseando servir a Dios y a S. M. y hacer bien a cristianos, como es de su condición, muy secretamente dio parte deste negocio a muchos caballeros, letrados, sacerdotes y cristianos que en este Argel estaban cativos, y otros de los más principales, que estuviesen a punto e se apercibiesen para cierto día, con intinción de hacerlos embarcar a todos y llevar a tierra de cristianos, que sería hasta número de sesenta cristianos, y toda gente la más florida de Argel: digan etc.

15. Iten, si saben o han oído decir como estando todo este negocio a punto y en tan buenos términos, que sin falta suscediera como estaba ordenado el negocio, fue descubierto y manifiesto al rey Azan, que era deste Argel, y según es fama pública y notoria se lo envió a decir por Cayban, renegado florentín, y después en persona se lo confirmó el doctor Juan Blanco de Paz, natural de la villa de Montemolín, junto a Llerena, que dicen haber sido frayle profeso de la orden de Santo Domingo en Santisteban de Salamanca, por lo cual el dicho Miguel de Cervantes quedó en muy gran peligro de la vida, y dende entonces quedó mal y en grande enemistad con el dicho doctor Juan Blanco, por ser cosa cierta que él era descubridor y ponía a riesgo tantos cristianos y tan principales: digan etc.

  -pág. 326-  

16. Iten, si saben o han oído decir que divulgándose y sabiéndose que el rey Azan tenía noticia deste negocio, y que disimulaba por coger a los cristianos en el hecho, cortados todos de miedo, por ser cruelísimo contra cristianos, Onofre Exarque, que le había dado el dinero para la dicha fragata, y era participante de todo, temiendo que el rey, que de todo estaba informado, no hiciese con tormentos que el dicho Miguel de Cervantes, como más culpado de todos, manifestase los que eran en el negocio, y el dicho Onofre Exarque perdiese la hacienda, la libertad, y quizá la vida, cometió y rogó y persuadió a el dicho Miguel de Cervantes se fuese a España en unos navíos que estaban para partir, y que él pagaría su rescate, a el cual el dicho Miguel de Cervantes respondió animándole questuviese cierto que ningunos tormentos, ni la muerte misma sería bastante para que él condenase a ninguno, sino a él mesmo; y lo mesmo dijo a todos los que del negocio sabían, animándoles que no tuviesen miedo, porque él tomaría sobre sí todo el peso de aquel negocio, aunque tenía cierto de morir por ello; y a cabo de poco tiempo el rey mandó con público pregón buscar al dicho Miguel de Cervantes, que se había escondido hasta ver el movimiento que el rey hacía, so pena de la vida a quien le tuviese escondido: digan etc.

17. Iten, si saben o han oído decir que en conformidad desto, viendo el dicho Miguel de Cervantes el cruel bando que contra quien le tuviese escondido se había echado, por respeto que no viniese mal a un cristiano que le tenía escondido, y temiendo también que si él no parescía el rey buscaría otro a quien atormentar e de quien saber la verdad del caso, luego de su propia voluntad se fue a presentar ante el rey, e que amenazándole el dicho rey con muchos tormentos que le descubriese la verdad de aquel caso, y qué gente llevaba consigo, y mandándole por más atemorizarle poner un cordel a la garganta y atar las manos atrás, como que le querían ahorcar, el dicho Miguel de Cervantes nunca quiso nombrar ni condenar a alguno, diciendo   -pág. 327-   siempre al rey, y con mucha constancia, quél fuera autor y otros cuatro caballeros que se habían ido en libertad, los cuales habían de ir con él, y que si más gente había de llevar que ninguno lo sabía ni había de saber hasta el mesmo día; por lo cual el dicho rey se indignó mucho contra él, viendo cuán diferente respondía de lo que le estaba informado por el dicho doctor Juan Blanco, y ansí lo mandó meter en la cárcel de los moros, questaba en su mesmo palacio, y mandó con gran rigor le tuviesen a buen recaudo, en la cual cárcel le tuvo cinco meses con cadenas y grillos, donde pasó mucho trabajo, con intinción de llevarle a Constantinopla, donde si allá le llevaran no podía tener más libertad, ni la tuviera, si no fuera quel Sr. P. Fr. Juan Gil, redentor de los cativos de España por S. M., movido de compasión de ver en los peligros en que estaba el dicho Miguel de Cervantes, y de los muchos trabajos que había pasado, con muchos ruegos e importunaciones, y con dar quinientos escudos de oro en oro211 al dicho rey, le dio libertad el mismo día y punto quel dicho rey Azan alzaba velas para volverse en Constantinopla: digan etc.

18. Iten, si saben o han oído decir quel dicho Miguel de Cervantes, que ha estado en este Argel cativo, son cinco años, vivió siempre como católico y fiel cristiano, confesándose y comulgándose en los tiempos que los cristianos usan y acostumbran, y que algunas veces que se ofrescía tratar con algunos moros y renegados siempre defendía la fe católica, posponiendo todo peligro de la vida, y animaba algunos que no renegasen, viéndolos tibios en la fe, repartiendo con los pobres lo poco que tenía, ayudándoles en sus necesidades, ansí con buenos consejos, como con las obras buenas que podía.

19. Iten, si saben o han oído decir que en todo el tiempo que el dicho Miguel de Cervantes ha estado en este Argel cativo siempre y de contino ha tratado, comunicado y conversado con los más principales hombres cristianos, ansí sacerdotes, letrados, caballeros y   -pág. 328-   otros criados de S. M. con mucha familiaridad, los cuales se holgaban de tenerle por amigo, tratar y conversar con él: y particularmente si es verdad que los M. RR. PP. redentores que aquí han venido, como el M. R. Fr. Jorje Olivar, redentor de la corona de Aragón, y el M. R. P. Fr. Juan Gil, redentor de la corona de Castilla, le han tratado, comunicado, conversado con él, teniéndole a su mesa, y conservádole en su estrecha amistad: digan etc.

20. Iten, si saben o han oído decir que en todo el tiempo que el dicho Miguel de Cervantes ha estado aquí cativo, no se ha visto en él algún vicio notable o a escándalo de su persona, sino que siempre ha dado en palabras y obras muestras de persona muy virtuosa, viviendo siempre como católico y fiel cristiano, y por tal es de todos y ha sido habido, tenido y comúnmente reputado: digan etc.

21. Iten, si saben o han oído decir quel dicho doctor Juan Blanco de Paz, arriba dicho, siendo como era su enemigo, la cual enemistad se causó por el dicho Juan Blanco haber manifestado al dicho rey Azan lo de la fragata que arriba se dijo, y porque el dicho Miguel de Cervantes se quejaba con razón, que él había quitado la libertad a él y a toda la flor de los cristianos cativos de Argel, como era pública voz y fama y cosa muy sabida, el dicho doctor Juan Blanco, viéndose aborrescido de todos, corrido y afrentado, y ciego de la pasión, amenazaba a el dicho Miguel de Cervantes, diciendo que había de tomar información contra él, para hacerle perder el crédito y toda la pretensión que tenía de que S. M. le había de hacer merced por lo que había hecho e intentado de hacer en este Argel.

22. Iten, si saben que en conformidad desto, y para efetuar este su dañado deseo en el mes de junio pasado deste dicho año de mil e quinientos y ochenta se nombró y publicó que era comisario del santo oficio, y por otra parte decía que S. M. le había enviado una cédula y comisión para que usase del tal poder de comisión de la santa inquisición, e siendo requerido   -pág. 329-   de algunas personas principales cativos en este Argel, y principalmente del Sr. P. Fr. Juan Gil, a quien requirió le diesen obediencia como a comisario general, a los PP. redentores que entonces aquí estaban que mostrase los dichos poderes si los tenía, le dijo que no los tenía, ni los mostró.

23. Iten, si saben o han oído decir que para efetuar su mala intinción, pensando que con esto quitaría el crédito al dicho Miguel de Cervantes el dicho Juan Blanco de Paz se puso a tomar algunas informaciones como comisario del santo oficio, según decía que era el susodicho, y particularmente contra algunos contra quienes tenía odio y enemistad, especial contra el dicho Miguel de Cervantes, inquiriendo de sus vidas y costumbres: digan etc.

24. Iten, si saben o han oído decir que porque el dicho Miguel de Cervantes no publicase en España la traición que el dicho doctor Juan Blanco de Paz había hecho, procuró tomar, como se ha dicho, contra él información, por ponerle miedo, y para esto andaba sobornando a algunos cristianos, prometiéndoles dinero y otros favores, porque depusiesen contra el dicho Miguel de Cervantes y contra otros, cuyos dichos tomó y escribió: digan etc.

25. Iten, si saben o han oído decir quel dicho doctor Juan Blanco en todo el tiempo que ha sido cativo en Argel, que será tres años y medio, ha sido hombre revoltoso, enemistado con todos, que nunca dijo misa en todo este tiempo, ni le han visto rezar horas canónicas, ni confesar, ni visitar o consolar enfermos cristianos como lo acostumbran a hacer otros sacerdotes cristianos; antes, siendo reprendido del mal ejemplo que daba de dos religiosos en el baño del rey, donde el susodicho habitaba, a el uno de ellos dio un bofetón, y a el otro de coces, por donde dio grande escándalo, y le tuvieron en mala reputación: digan lo que saben.=Miguel de Cervantes.

Para excusar prolijidad se resumirá aquí la declaración de cada testigo; y solo se insertará   -pág. 330-   a la letra lo que por más circunstanciado o singular induzca a esta excepción.

1.º Alonso Aragonés, natural de Córdoba, contesta la verdad de todas las preguntas, y afirma especialmente: que conocía a Cervantes el tiempo como de cuatro años: que la fragata de que hablan la 5.ª, 6.ª, 7.ª y 8.ª fue dos veces a Argel, y se perdió en la segunda; y que los cristianos, ya cautivos, que iban en ella, le dijeron que venían por Cervantes y sus compañeros: que conoció al llamado el Dorador, por cuya delación fue preso Cervantes, y le conoció también cuando ya era moro: que indignado el rey Azan del proyecto de Cervantes mandó echarle de entre sus esclavos cristianos y darle dos mil palos; pero que no se los dieron por haber mediado empeños: que conoció al renegado Girón, y le vio andar con Cervantes: que la fragata cuya compra se hizo con los dineros que dio Onofre Exarque, se puso en orden por dirección de Cervantes, que todo lo solicitaba, andaba y procuraba como abtor de todo: fue este testigo uno de los cautivos a quienes Cervantes convidó para escapar en la segunda fragata; y añade que estaban todos alegres y contentos viendo cuan prósperamente iba el negocio hasta aquel punto, en que no quedaban sino dos días para efectuar la partida, cuando este testigo supo por Cervantes que lo sabía ya un renegado del rey, que se decía Cayban, quien lo participó al rey; habiendo sido después notorio haberlo descubierto el cautivo del mismo rey Juan Blanco de Paz, que era tenido por frayle dominico, y a quien el rey agasajó con un escudo de oro y una jarra de manteca: que cuando se echó el bando contra quien ocultase a Cervantes, todos suponían «que si el rey le había a las manos no escaparía con la vida   -pág. 331-   o por lo menos sin orejas y narices, por ser la condición del dicho rey tan cruel y el negocio ser para en la Berbería de mucho escándalo»: que presentado Cervantes de propia voluntad «el rey holgó mucho de tenerlo en su poder, creyendo saber dél toda la verdad del negocio y destruir a Onofre Exarque y a Baltasar de Torres, mercaderes valencianos, que eran participantes y consortes en la dicha huida; pero el dicho Miguel de Cervantes, no haciendo caso de las crueles amenazas que le hacían, ni las promesas que le prometía, jamás quiso condenar a ninguno, guiando el negocio por tan buen término, dando tales salidas a las preguntas quel rey le hacía, que el dicho rey quedó confuso y satisfecho, sin poder averiguar la verdad, la cual él ya sabía por relación del dicho Juan Blanco de Paz, y en esto mostró el dicho Miguel de Cervantes grandísimo ánimo y discreción, resumiendo el negocio en sí solo y en otros cuatro caballeros, los cuales ya estaban en libertad; y este testigo tiene por cosa cierta que si el dicho Miguel de Cervantes dijera lo que sabía, que muchos caballeros que estaban en el negocio, tenidos por sus patrones y amos por gente pobre, fueran descubiertos y vinieran a manos de Azan-bajá, rey de dicho Argel, de quien no se rescataran sino por precios excesivos, y fuera desto los dichos mercaderes perdieran sus haciendas y quedaran cautivos; y asimismo sabe quel dicho Miguel de Cervantes estuvo preso en la cárcel de los moros cinco meses con mucho trabajo y cadenas, y de allí traído a una galera, donde estaba con dos cadenas y unos grillos». Y asegura haber visto a Cervantes en todo el tiempo de su cautiverio «tratar y conversar con los más principales cristianos, sacerdotes, letrados, religiosos, caballeros y capitanes y otros criados de   -pág. 332-   S. M. con mucha familiaridad, procediendo en cosas casta y honestas, regocijadas, de limpios y castos pensamientos... y sabe que los redentores que aquí han venido a rescatar, así agora como otras veces, por orden de S. M., como el R. P. Fr. Jorje de Olivar, de la corona de Aragón, y el M. R. P. de la corona de Castilla, que al presente agora está en el dicho Argel, le han hecho mucha merced, comunicando con él sus cosas y teniéndolo a su mesa, y haciéndole mucha amistad».

2.º Diego Castellano, alférez y cautivo, natural de Toledo: conocía a Cervantes desde 1570: supo en Nápoles que lo habían cogido los turcos en la galera Sol; la cual ellos abandonaron, porque vieron acudir otras dos: fue uno de los convidados para escapar en la fragata del renegado Girón; y el que ocultaba en cierta banda secreta a Cervantes cuando el rey mandó pregonarlo; de que el mismo testigo fue a darle aviso, y entonces Cervantes, por evitar mayor daño, y fiado de su buen ánimo para no culpar a nadie, sino a sí solo, por más tormentos que le diesen, emprendió presentarse al rey, valiéndose de la protección de un arráez, muy grande amigo del mismo rey, llamado Maltrapillo, que era renegado español: afirma que de lo poco que Cervantes tenía socorría a cristianos pobres, ayudándoles a pagar sus jornadas y pasar su vida: se halló presente cuando el P. redentor Fr. Juan Gil dijo al doctor Juan Blanco de Paz que mostrase los despachos reales con que se suponía para ejercer allí de comisario del santo oficio, según había requerido a los PP. redentores de España y Portugal. Dice, contestando la verdad de la 24.ª pregunta, que el Juan Blanco de Paz fue a rogar al capitán sardo Domingo Lopino, cautivo allí a la sazón, «con muchas mandas de ruegos y sobornos, y   -pág. 333-   promesas de darle o hacerle dar libertad, y diez doblas, que ante todas cosas le dio para sus necesidades, y más le dijo, que no tuviese pena por verse pobre, que él le proveería de lo necesario, y que si él sabía quien le emprestase dineros que los buscase, que él saldría por fiador». Y está conteste en todo lo demás que comprende el interrogatorio.

3.º Rodrigo de Chaves, natural de Badajoz, rescatado a la sazón: conocía a Cervantes como de tres años antes: contesta la certeza de todas las preguntas; y tratando de Juan Blanco de Paz, de quien dice había sido amigo, afirma que este echaba la culpa de su propio delito al doctor Domingo Becerra, y aun le amenazó de abofetearlo, «porque él (le decía Blanco) era el que le había quitado la libertad a él y a los demás, lo cual paresció después ser verdad quel dicho Juan Blanco era el que lo había manifestado a el dicho rey, y no el dicho doctor Becerra».

4.º Hernando de Vega, maestredaxa, vecino de Cádiz, está también conteste a todas las preguntas: conocía a Cervantes desde que este entró allí cautivo; y dice de más notable: que teniéndole el patrón (que lo era de ambos) por persona de mucha cuenta y reputación «lo trajo aherrojado y cargado de hierros y con guardias, siendo vejado y molestado, todo a fin de que se rescatase y le diese buen rescate, por salir de tener y pasar mala y estrecha vida, como la suelen y acostumbran dar los moros y turcos a las semejantes personas quel dicho Miguel de Cervantes»: que el negocio de la fragata fue cosa tan notoria, que en Argel era asunto de conversación hasta de la gente principal: que era Cervantes muy discreto, y de tan buenas propiedades y costumbres que todos holgaban de tratar y comunicar con él, admitiéndole   -pág. 334-   por amigo así los PP. redentores como los demás cristianos, caballeros, capitanes, religiosos, soldados; «y es tal persona que no obstante ques querido, amado y estimado de todos los que dicho tiene; pero las demás gentes de comunidad lo quieren y aman y desean, por ser de su cosecha amigable y noble, y llano con todo el mundo».

5.º Juan de Valcázar, natural de Málaga, compañero también de Cervantes en la casa de Dalí Mamí, y cautivo al mismo tiempo que él en la galera Sol: conocíale seis años había: contesta a las más de las preguntas, solo por haber oído lo que contienen, excepto a las 22.ª y 24.ª, de que nada sabía, porque había estado algún tiempo en Tetuán con su amo: afirma que D. Juan de Austria, el duque de Sesa y los demás caballeros capitanes tenían a Cervantes en mucha reputación, y por muy buen soldado y principal: que los cristianos que salieron con él para Orán, según dice la 4.ª pregunta, eran personas principales, a quienes conoció Valcázar, «las cuales eran Don Francisco de Meneses, capitán que fue en la Goleta por S. M., y el otro conosció que se decía D. Beltrán, y el alférez Ríos, y el sargento Navarrete, y otro caballero que se decía Osorio, y otro hidalgo que se decía Castañeda, y otros muchos que por no saber sus nombres no los expresa». Supo en Tetuán la tentativa de Cervantes para libertarse a sí y a otros en la fragata comprada por el renegado Girón, porque este mismo, que era su amigo y nada le reservaba, se lo dijo cuando por resulta de ello fue allí desterrado. Y dice, calificando la virtuosa y cristiana conducta de Cervantes, «que hacía bien y limosnas a pobres cativos, sustentándoles de comer y pagándoles sus jornadas, para efeto de evitar de   -pág. 335-   que sus patrones no les maltratasen de darles palos y otros malos tratamientos; y que asimismo sabe y vido este testigo como a cinco muchachos, que eran renegados de los más principales turcos de Argel, el dicho Miguel de Cervantes les animó y confortó, dándoles aviso y industria que yendo en viaje en galeras con sus patrones para huirse en tierra de cristianos, respeto que los dichos muchachos eran de arráez de galeras, como en especial fueron los dos dellos del capitán mayor de Argel Arnaute Mamí, y otros dos del patrón de este testigo y del dicho Cervantes, que era Dalimamí, que también es capitán por el gran turco, y los demás de particulares; lo cual si no fuera por el buen industria y ánimo del dicho Miguel de Cervantes que las dio, los dichos muchachos se estuvieran todavía en Argel y fueran moros, y prosiguieran en su mala inclinación, y suscedieran en los oficios de sus amos, porque los tales renegados privan mucho en esta tierra con los semejantes patrones; y no solamente hizo un solo bien el dicho Miguel de Cervantes en encaminarles que se volvieran a la verdadera fe de Jesucristo, que de antes tenían, mas evitó a que no permanesciesen en andar por la mar en coso, martirizando a los cristianos que vogaban el remo, por hacerse bien querer de sus patrones y amos... y por esta causa el dicho Miguel de Cervantes meresce premio e galardón».

6.º Domingo Lopino, capitán, natural de Cerdeña: conocía a Cervantes el tiempo como de cuatro años, que podría haber llegó él allí cautivo de Constantinopla: conviene en todo el contenido del interrogatorio: era uno de los que debían libertarse en la fragata del licenciado Girón: celebra el buen nombre y opinión que Cervantes tenía en Argel, especialmente desde la acción generosa   -pág. 336-   de disculpar a sus compañeros, echando sobre sí todo el cargo; por lo cual él y todos deseaban su trato y amistad, y tenía envidia a su virtud y honradez: y confirma con bastante individualidad cuanto se dice de la delación, conducta y enemiga de Juan Blanco de Paz; quien trató de atraer a este testigo, ofreciéndole dones y protección, y visitándole diariamente en el calabozo en que estaba cargado de cadenas para que depusiese contra Cervantes en las informaciones que emprendió recibir para desacreditarle, y de que hizo el mismo Lopino por disuadirle y apartarlo.

7.º Fernando de Vega, natural de Toledo: conocía a Cervantes desde 1578, en que entró cautivo en Argel: no vio lo que contienen las primeras preguntas; pero lo sabía por notoriedad, y especialmente el lance de la primera fragata y de la cueva lo oyó referir al sargento Yepes y a Martínez, esclavos antiguos y ya en libertad; y afirma todo lo demás, como testigo ocular y porque fue uno de los que se habían escondido para escapar en la fragata del renegado Girón.

8.º Cristóbal de Villalón, natural de Valbuena, cerca de Valladolid: conocía a Cervantes desde 1576, en que volvió él a Argel, porque estaba con su amo en Ténez, de donde este era gobernador: supo lo que refieren las primeras preguntas, y lo tenía por cierto y seguro, como muy notorio: declara que se había frustrado el proyecto de la primera fragata porque cuando llegó al punto acordado vieron de ella una barca de pescadores, que teniéndola por otra cosa de más peligro, intimidó a la gente y se retiró: fue uno de los que debían huir en la segunda fragata: confirma cuanto, según el interrogatorio, sucedió en este negocio; y a él dijo Cervantes cuando   -pág. 337-   iba a presentarse al rey, que no se escondiese ni tuviese miedo, pues a todos defendería, y a sí no más echaría la culpa.

9.º D. Diego de Benavides, natural de la ciudad de Baeza: presentolo Cervantes para que declarase lo que sabía sobre las preguntas 1.ª, 3.ª, 19.ª, 20.ª y 25.ª, por no haber más que como dos meses que había llegado de Constantinopla para rescatarse, como ya a la sazón lo estaba. Contestando ser cierto el contenido de ellas, dice: que así que consiguió su libertad preguntó a otros cristianos «qué caballeros había en Argel, personas principales, con quien se pudiese comunicar, e le respondieron que principalmente estaba uno muy cabal, noble y virtuoso, y era de muy buena condición, y amigo de otros caballeros, lo cual se dijo por el dicho Miguel de Cervantes; y así este testigo lo buscó y procuró, y hallado luego, el dicho Miguel de Cervantes, usando de sus buenos términos, se le ofresció con su posada, ropa y dineros que él tuviese, y así lo llevó consigo, y lo tiene en su compañía, donde comen de presente juntos, y están en un aposento, donde le hace mucha merced, en lo cual este testigo halló padre y madre, por ser nuevo en la tierra», y esperaban ocasión de volverse juntos a España: que el trato y conversación de Cervantes era con las personas más lustrosas y principales de la esclavitud; y que el P. Fr. Juan Gil, redentor de España, holgaba y tomaba contento de tratar y comunicarse con él, y lo sentaba a comer a su mesa, como sucedía en aquel mismo día.

10.º El alférez Luis de Pedrosa, natural de Osuna, vecino de Marbella: había dos años que llegó cautivo a Argel, y este era el tiempo que conocía a Cervantes: conviene en todo el contenido   -pág. 338-   de las preguntas, parte de ello por saberlo como tan notorio, y lo demás como testigo presencial: mas dice especialmente, que Cervantes era nieto de Juan de Cervantes, corregidor que fue de Osuna por nombramiento del conde de Ureña, padre del duque que entonces era de Osuna, atendiendo a sus méritos, pues fue tenido y estimado en aquella villa por un principal y honrado caballero; lo que sabía sin género de duda, porque su padre (de Pedrosa) había sido muy amigo del corregidor: que cuando Cervantes proyectaba lo de la segunda fragata, antes de tratarlo con Exarque ni con el renegado Girón, se informó reservadamente del propio Pedrosa sobre la conducta del segundo, por ser su paisano y de una misma tierra; le aseguró que podía fiarse de él: que frustrado este negocio, Cervantes, ya presentado al rey, envió a decir secretamente a este testigo (como uno de los cómplices) que ni él ni los demás temiesen, pues tenía bastante valor para excusar a todos, y que así lo avisase de mano en mano a cada uno, para que echasen la culpa siempre a él; habiendo eludido Cervantes tan discretamente los cargos que el fiero rey le hacía, que cobró gran fama, loa y honra y corona, y era digno de grande premio: que aunque había otros no menos buenos caballeros, Cervantes sobresalía en hacer bien a cautivos y en casos de honor, pues en extremo tiene especial gracia en todo, porque es tan discreto y avisado que pocos hay que lo lleguen. Y atestiguando la delación hecha al rey por Juan Blanco de Paz, dice: que por ser Cervantes el caudillo y autor del hecho, quejábase y clamaba con razón contra Blanco más que todos los demás, «Porque lo sintió por extremo, como era razón sentirlo, porque había trabajado mucho en ello en buscar muchas   -pág. 339-   personas principales que entrasen en ello, como buscaba y entraban, demás de otras gentes comunes, hombres de hecho, que tenía prevenidas para el remo, todos los cuales gemían e se afortunaban con grandes sopiros contra el dicho Juan Blanco de Paz».

11.º Fr. Feliciano Enríquez, natural de la villa de Yepes, en el reino de Toledo, religioso carmelita: conocía a Cervantes desde que este entró allí cautivo: conviene en todo el contenido del interrogatorio, con solo la excepción de no saber que Juan Blanco de Paz efectuase la recepción de informaciones contra Cervantes y otros; aunque aquel le preguntó un día si sabía de algunas personas que tuviesen vicios, para que lo jurase, pues debía averiguarlo como comisario del santo oficio: expone además, que fue cómplice en el proyecto de la segunda fragata; dio dineros para su habilitación, y estuvo preso con el renegado Girón y con Cervantes: que fue algún tiempo enemigo de este por haber oído cosas feas de él a una persona; pero sabiendo después que todo era calumnia, se hizo muy amigo suyo, como lo eran todos los demás cautivos, quienes envidiaban su hidalgo proceder, cristiano y honesto y virtuoso.

Hállase a continuación una providencia en que el P. redentor Gil manda dar a Cervantes, según él pedía, un testimonio de la precedente información, en la cual el mismo padre interponía su autoridad; y seguidamente las certificaciones de este tenor:

Yo Fr. Juan Gil, de la orden de la Santísima Trinidad, y redentor de los captivos de España, estante en este Argel por mandado de S. M. y su Real consejo, por esta firmada de mi nombre doy fe y verdadero   -pág. 340-   testimonio a todos los que leyeren o vieren, o les fueren presentados estos testigos y testimonios arriba escritos, sacados del propio original fiel y verdaderamente, y firmados al cabo y aprobados por Pedro de Ribera, escribano y notario entre cristianos en este Argel: primeramente que yo conozco a todos los testigos que en esta información han hecho su deposición y dado sus testimonios, firmados de sus nombres, los cuales son de los principales y más calificados cristianos que hay en este Argel, personas de honra y de verdad, y por tales tenidos y habidos de todos, y que sus testimonios no dirían sino la verdad en todo lo que han dicho y jurado. Iten más, doy también fe y testimonio que Pedro Ribera, estante en este Argel, es ordinario escribano entre todos los cristianos, ansí mercaderes, como otros libres y captivos, y ha muchos años que usa el dicho oficio de escribano público y notario apostólico, y a sus actos y escripturas, aquí y en tierra de cristianos, se da entera fe, y se tienen por firmes y valiosos, y ansí la misma fe se debe dar a este traslado y copia de testimonio que él sacó o mandó sacar del propio original, y que van autenticados y firmados de su firma, y señal de público escribano, que es la que era arriba; y el propio original que yo mismo he visto y leído, que conforma en todo a este traslado y copia, queda en poder del mismo Pedro Ribera, escribano. Iten, de la misma manera doy fe y testimonio que dende el tiempo que estoy en este Argel haciendo la redención por mandado de S. M., que son seis meses, he tratado y conversado y comunicado particular y familiarmente al dicho Miguel de Cervantes, en cuyo favor se hizo esta información, y le conozco por muy honrado, que ha servido muchos años a S. M.; y particularmente en este su captiverio ha hecho cosas por donde meresce que S. M. le haga mucha merced, como más largamente consta por los testigos arriba escriptos y or[...] (faltan a la hoja como cuatro dedos, en el testimonio)... y verdad que no dirían mentira, y si tal en sus obras y costumbres no fuera, ni fuera por   -pág. 341-   tal tenido y reputado por todos, yo no le admitiera en mi conversación y familiaridad; y porque todo lo arriba dicho pasa ansí y de verdad, firmé de mi mano en Argel a veinte y dos de octubre de mil quinientos ochenta, y va sellado del sello de que usa en las cosas de la redención.=Fr. Joan Gil, redentor de captivos.

(+ Lugar del sello.)

Yo el Dr. Antonio de Sosa, captivo al presente en este Argel, doy fe y testimonio verdadero a todos los que leeren o veeren esta cédula y rellación, firmada de mi nombre, como yo he visto y leído estos artículos arriba escritos, que Miguel de Cervantes presentó al M. R. Sr. P. Fr. Juan Gil, redentor de los captivos por S. M.; y pues por causa de mi continuo y estrecho encerramiento en que mi patrón me tiene en cadenas no he podido dar mi testimonio, y deposición sobre cada uno dellos, diré aquí lo que en mi consciencia entiendo y sé dellos desta manera:

1.º Y cuanto al primer artículo, yo no soy deudo ni pariente del dicho Miguel de Cervantes, y cuanto a lo demás contenido en este artículo es verdad que todo el tiempo que ha que estoy captivo en este Argel, que son tres años y ocho meses, lo conozco, y he comunicado y tractado muy a menudo y familiarmente.

2.º Cuanto al segundo artículo sé que es verdad lo contenido en él, porque es notorio y lo entendí de muchas personas que con el mismo Miguel de Cervantes captivaron juntamente.

3.º Cuanto al tercer artículo sé que es verdad lo contenido en él, porque le he visto siempre ser tractado y reputado de todos por tal, y en sus obras y costumbres no he visto o notado cosa en contrario alguna, antes he visto muchas en que mostraba ser tal como en este artículo se dice.

4.º Cuanto al cuarto artículo sé que es verdad lo contenido en él, porque demás de se me quejar el dicho Miguel de Cervantes muchas veces de que su patrón le hubiese tenido en tan grande opinión, que piensaba ser de los más principales caballeros de España, y   -pág. 342-   que por eso le maltractaba con más trabajos y cadenas y encerramento; lo mismo también he oído muchas veces decir, y a muchos que lo sabían y habían visto con sus ojos: y de la misma manera sé lo demás contenido en el dicho artículo, y de cómo procuró dar libertad de aquella manera a los dichos cristianos, porque era cuando yo captivé muy notorio, y lo oí decir a personas que no dirían sino verdad.

5.º Cuanto al quinto artículo digo, que todo lo contenido en el dicho artículo pasa ni más ni menos en la verdad como en él se dice, porque yo fui uno de los con quien el dicho Miguel de Cervantes comunicó muchas veces, y en mucho secreto, el dicho negocio, y que para el mismo negocio fui muchas veces dél convidado y exhortado; y no se hizo cosa en el tal negocio que particularmente no se me diese dello parte, y cierto que se debe mucho al dicho Miguel de Cervantes, porque lo trató con mucha cristiandad, prudencia y diligencia, y merece se le haga toda merced.

6.º Cuanto al sexto artículo, sé que es verdad lo contenido en él, y de la manera que en él dice, porque, como tengo dicho de antes en el otro artículo, el dicho Miguel de Cervantes cuando enviaba a la cueva los cristianos, me avisaba luego de todo, y daba parte de su cuidado y diligencias que hacía, y cómo los proveía y enviaba ver y proveer y visitar, importunándome muchas veces que yo también me encerrase con los demás en la dicha cueva; y el día que se fue él encerrar en ella se vino despedir de mí; y es muy gran verdad que se puso a manifiesto peligro de una muy cruel muerte, cual estos turcos suelen dar a los que hallan en semejantes tractos y negocios.

7.º Cuanto al séptimo artículo, es verdad lo contenido en él, porque demás de ser muy notorio, yo mismo hablé después y lo supe de marineros que con la misma fragata vinieron, que captivaron después, y me contaron por extenso como vinieron dos veces, y la causa de su temor, y como por poco no se efectuó una cosa de tanta honra y servicio de Dios.

  -pág. 343-  

8.º Cuanto al octavo artículo, sé que es verdad lo contenido en él, porque fue cosa muy notoria y pública por todo Argel, y el mismo día y hora que el dicho Dorador hizo tan grande maldad, pensando él que yo también esperaba por aquella fragata pasar en ella, se vino a casa de mi patrón y a mi aposento, y comenzó con fingidas y colocadas palabras a excusarse no le pusiesen la culpa de aquella traición, y sé que ansí como él prometió al rey hacerse moro se hizo después, y vivió moro tres años, hasta que murió en el mismo día que descubrió este negocio al rey Azan, que fue el día de San Gerónimo, postrero de setiembre, y sé también que es verdad que el dicho rey envió los turcos y moros a pie y a caballo a prender al dicho Miguel de Cervantes y sus compañeros, como en el dicho artículo se dice, porque fue cosa muy pública y muy notoria en este Argel.

9.º Cuanto al noveno artículo, sé que es verdad lo contenido en él, porque lo he oído decir a los que se hallaron allí presentes entonces y estaban escondidos en la dicha cueva, y vinieron con el dicho Miguel de Cervantes presos, y ansí se vido por experiencia que a solo Miguel de Cervantes maniataron los turcos por mandado del rey, y solo él se cargaba toda la culpa, y sin duda él escapó de una buena, porque pensamos todos le mandase matar el rey.

10. Cuanto al décimo artículo, sé que fue ansí como en él se dice todo verdad, porque fue cosa notoria y pública en Argel, y lo he oído contar y decir algunas veces a quien lo sabía, y particularmente sé que desta manera fue libre de grandísimo peligro de la vida el M. R. P. Fr. George Olivar, comendador de la Merced de la ciudad de Valencia, el cual aquella misma mañana me envió a mí luego avisar del temor en que estaba, y que le guardase una casulla, piedra de ara y un retablo y corporales, y otras cosas sagradas, que temía que los turcos, que el rey enviase a su casa a prenderle, no se las tomasen y profanasen.

11. Cuanto a undécimo artículo, todo lo contenido   -pág. 344-   en él es verdad, porque ansí fue fama pública, y lo oí decir a muchas personas que me lo vinieron decir y contar a mi aposento y cadenas.

12. Cuanto al duodécimo artículo, lo contenido en él es verdad, porque también, como lo arriba dicho, fue muy público y notorio, y lo supe luego de personas que lo sabían y vieron en palos al dicho moro.

13. Cuanto al decimotercio artículo, sé que todo y cada cosa contenido en el dicho artículo es verdad, porque el dicho Miguel de Cervantes comunicó muchas veces el negocio conmigo, dándome rellación de lo que hacía y ordenaba, y como después lo tenía ordenado y a punto, y me convidó a ser uno de los que en la dicha fragata habían de ir, y ansí no se tractó cosa sobre este negocio que él y los dichos mercaderes no tractasen y comunicasen conmigo y tomasen mi parecer y consejo sobre ello.

14. Cuanto al decimocuarto artículo, sé de cierto que todo lo contenido en él pasa en la verdad, porque como tengo dicho yo fui uno de los que el dicho Miguel de Cervantes avisó, y que estaba ya aparejado para con él ir en la dicha fragata y con otros muchos caballeros, sacerdotes y letrados y criados de S. M., y cuasi toda la flor de los cristianos que entonces había en Argel, y vuelvo a decir que se debe muy mucho al valor del dicho Cervantes.

15. Cuanto al decimoquinto artículo, es verdad lo contenido en él, porque fue cosa muy notoria y manifiesta, que lo descubrieron al dicho rey Azan, y se murmuró por todo Argel, y entre todos los cristianos se afirmaba que Juan Blanco de Paz lo había dicho a Cajuan, renegado del rey, y que después él en persona lo ratificara y confirmara delante del rey, por lo cual el dicho Juan Blanco de Paz era muy odiado y malquisto de todos, y hubo cristianos que me dijeron que estaban para le dar de puñaladas por haber hecho tal cosa, a los cuales yo rogué y persuadí se dejasen de tales pensamientos y de hacer a un sacerdote cosa tan horrenda como matarle y darle de puñaladas; y en efecto   -pág. 345-   el dicho Juan Blanco tenía por enemigos a todos los que entraban en este negocio y eran dél participantes, no les hablando y huyendo dellos, y particularmente entendí que tenía más enemistad con los dichos mercaderes que dieron el dinero para comprar y aparejar la fragata, como de la boca de los mismos mercaderes lo oí y entendí muchas veces, y también la tenía particular con el dicho Cervantes, a quien luego quitó la habla y conversación, y Miguel de Cervantes también a él le tenía gran temor, y con razón que le viniese de aquello algún gran mal y pérdida de la vida.

16. Cuanto al decimosexto, es verdad lo contenido en el dicho artículo, porque el dicho Onofre Xarque me comunicó esta su intención de enviar al dicho Cervantes a España, y me pareció que acertaba en ello, aunque el dicho Miguel de Cervantes no lo quiso aceptar, y de lo demás contenido en este capítulo fue también entonces pública fama y voz como de cosa notoria.

17. Cuanto al decimoséptimo artículo, sé ser verdad lo contenido en él, porque ansí fue público y notorio, y lo entendí de personas que tenían a cargo saber lo que pasaba con el rey el dicho Miguel de Cervantes por respecto del temor en que estaban muy muchos cristianos no fuesen ellos descubiertos y el rey los mandase matar o tomar por esclavos; y ansí fue cosa muy manifiesta cómo se defendió el dicho Miguel de Cervantes, y cómo el rey no pudo saber dél cómo pasaba aquel negocio, y cómo el rey le mandó meter en cadenas en la cárcel, y le tuvo allí muchos meses; y cierto le llevara a Constantinopla y nunca tuviera libertad, si el M. R. Sr. P. Fr. Juan Gil, redentor de los captivos y de la orden de la Santísima Trinidad, el día mismo que el mismo rey Azan se partió para Constantinopla, que fue a los diez y nueve de setiembre, no le rescatara en quinientos escudos de oro.

18. Cuanto al decimooctavo artículo, es verdad lo contenido en el dicho artículo, porque lo he ansí oído decir a muchos, que se confesaba y comulgaba y oía sus misas, y hacía bien a cristianos, y exhortaba   -pág. 346-   los pusilánimes y flacos y tibios; y en la conversación estrecha que con el dicho Miguel de Cervantes he tenido todos estos tres años y ocho meses, siempre noté en él costumbres y señales de muy buen cristiano, y sé que se ocupaba muchas veces en componer versos en alabanza de nuestro Señor y de su bendita Madre, y del Santísimo Sacramento, y otras cosas sanctas y devotas, algunas de las cuales comunicó particularmente conmigo y me las envió que las viese.

19. Cuanto al decimonono artículo, es verdad todo lo contenido en él, y de la manera que en él se dice, porque parte lo he visto con mis ojos, y parte de los mismos principales cristianos y de los redentores lo he oído, que lo tractaban y tenían por amigo, y tenían en su casa algunos de ellos y ponían a su tabla.

20. Cuanto al veinte artículo, es verdad lo contenido en él, y en tres años y ocho meses que ha que converso al dicho Miguel de Cervantes no he notado o visto en él, ni vicio, ni cosa de escándalo, y si tal no fuera, yo tampoco no le tractara ni comunicara, siendo cosa muy notoria que es de mi condición y tracto no conversar sino con hombres y personas de virtud y bondad.

21. Cuanto al veinte y un artículo, lo contenido en él he oído decir y afirmar a algunas personas dignas de fe, y tengo para mí ser verdad ansí como en él se dice.

22. Cuanto al veinte y dos artículo, sé que es verdad que el dicho Juan Blanco de Paz este mes de julio pasado y el de agosto se hacía y publicaba en este Argel por comisario del santo oficio, y como tal requirió al M. R. P. Fr. Juan Gil, del orden de la Santísima Trinidad, redentor de los captivos, y a su compañero el P. Fr. Antonio de la Bella, y a los PP. Teatinos de Portugal que entonces aquí se hallaban redimiendo captivos, que le diesen obediencia y reconociesen por tal, y les hizo a todos hacer deso sus actos, firmados de todos, y también a mí me requirió, día del apóstol Santiago, estando yo en mi aposento, do entró con licencia   -pág. 347-   de mi patrón, que le diese también la misma obediencia; y demandándole yo me mostrase con qué poderes era él comisario del santo oficio, me dijo que no los tenía aquí, y yo le repliqué que pues no me los mostraba ni me constaba por otra vía legítima que él fuese comisario del santo oficio, se fuese en buen hora y no me tractase deso; antes le requerí de parte de Dios y de S. M., y del santo oficio, que mirase lo que hacía y cómo usaba de poderes de comisario del santo oficio tomando informaciones y dando juramentos, porque podían suceder grandes escándalos, y que aguardase primero qué orden le darían para ello los señores del santo oficio; y lo mismo sé que le riquirió después el Sr. P. Fr. Juan Gil, redentor de España, y que le mostrase los poderes que tenía, y él no los mostró, y dijo no los tener. Con todo he sabido después que el dicho Juan Blanco, usando todavía de oficio de comisario del santo oficio, había tomado muchas informaciones contra muchas personas, y particularmente contra los que tenía por enemigos, y como contra el dicho Miguel de Cervantes, con el cual tenía enemistad.

23. Cuanto al artículo veinte y tres, es verdad lo contenido en él, y lo sé porque ansí lo entendí de muchos cristianos, los cuales dichos estaban y están muy escandalizados del dicho Juan Blanco, y oí decir a algunos que decía el dicho Juan Blanco que tomaba aquellas informaciones y contra aquellas personas, como era el dicho Miguel de Cervantes, porque los tenía por enemigos, y porque si ellas en España dijesen dél algo, sus testimonios y dichos no fuesen valiosos ni creídos.

24. Cuanto al artículo veinte y cuatro, digo lo mismo que en el artículo veinte y tres, y que ansí lo he oído decir y platicar a muchos en este Argel como y de la manera que en el dicho artículo veinte y cuatro se dice y se contiene.

25. Cuanto al artículo veinte y cinco, por estar de continuo encerrado en esta casa oscura y cargado de cadenas, no sé lo contenido en este capítulo o artículo,   -pág. 348-   más de lo que he ansí oído decir a algunos cristianos.

La cual rellación y deposición mía en la forma y manera que arriba tengo dicho, pasa en la verdad, y como tal lo afirmo y juro, y quiero se dé fe y verdadero crédito, y por tal lo firmo de mi mano en Argel a veinte y uno de octubre de mil quinientos ochenta.=Pedro de Ribera: notario apostólico.=El Dr. Sosa.

Digo yo Fr. Juan Gil, de la orden de la Santísima Trinidad, y Redentor de captivos por S. M. en este Argel, que yo conozco al Dr. Antonio de Sosa, al presente captivo en este Argel, porque familiarmente le tracto y converso todo el tiempo que ha que estoy en Argel, y sé que es de tanta honra y tal cualidad, que en todo lo arriba dicho no diría sino la pura verdad, como quien es, y esta escriptura es de su propia mano, esta firma arriba puesta es la suya propia; en testimonio de lo cual firmé aquí de mi mano hoy veinte y dos de octubre de mil quinientos ochenta en Argel.=Fr. Joan Gil: Redentor de captivos.

(+ Lugar del sello.)

El Sr. Ceán concluye la copia de los precedentes documentos con el siguiente certificado.

«De ser esta copia exacta y cumplida; de estar conforme con su original, por haberse cotejado con él, letra por letra; de quedar el original en el archivo general de Indias formando un solo legajo, con este título: Simancas.=Papeles curiosos, pertenecientes a Miguel de Cervantes Saavedra.=Año mil quinientos noventa, para colocarle con otros preciosos, escogidos e interesantes, en los dos estantes o armarios que están en la sala llamada del Patronato; y de haberse remitido esta misma copia al Excmo. Sr. D. Pedro Cevallos en este día, mes y año, para que S. E. se sirva mandar pasarla a la Real academia Española, certifica y da fe, en la forma que puede, el comisionado, que la hizo sacar en virtud de   -pág. 349-   la real orden referida en el principio. Y por ser verdad lo firma de su nombre en Sevilla a nueve de marzo de mil ochocientos ocho.=Juan Agustín Ceán Bermúdez».