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ArribaAbajoCapítulo III

¿Quién puede efectuarla? -¿Por qué precisamente ha de ser el Beato Lulio? -¿Han hecho tentativas otros, y cuáles, y por qué han fracasado?



ArribaAbajoArtículo 1.º

El Beato es el único que ha efectuado la conciliación platónico-aristotélica.


§. 1.

Estado de la cuestión.

1.- ¿Quién puede efectuar la conciliación entre la Academia y el Peripato?

Nosotros estamos convencidos de que la tendencia ideológica de Platón es tan connatural al hombre como la misma tendencia ideológica de Aristóteles. Ambas son para nosotros, y solamente ellas, las tendencias de la humanidad, y, por lo mismo, perennes.

2.- Siendo las dos connaturales al hombre, las tenemos por conciliables.

¿Cómo no, si se concilian de hecho en el hombre? ¿No decimos que, consciente o inconscientemente, las practican todos los hombres?

De consiguiente, la oposición que entre ellas se nos ofrece a primera vista, no puede ser irreductible.

3.- Mas ¿quién podrá efectuar esa conciliación?

El problema en que disienten Platón y Aristóteles es un problema radicalmente ideológico. Pero es de advertir que todo problema radicalmente ideológico incluye por necesidad otros problemas que son tres: el cosmológico, el lógico y el criteriológico.

El primero es anterior al problema ideológico; y los otros dos son subsiguientes.

4.- Inferimos nosotros de aquí, que solamente podrá efectuar la conciliación entre la Academia y el Peripato, quien, abordando de frente, y no de otra manera, los cuatro problemas: el cosmológico, el ideológico, el lógico y el criteriológico, les dé una solución satisfactoria.

5.- ¿Cuándo diremos que es satisfactoria la solución?

No dejemos de vista el hecho de ser ambas connaturales al hombre las dichas tendencias ideológicas.

Pues bien; parece ser que, siendo connaturales al hombre ambas tendencias ideológicas, para que la solución conciliadora, o armonizadora de las dos, sea satisfactoria, requiere de toda necesidad que la solución propuesta no venga a destruir ninguna de las tesis fundamentales o substanciales de alguna de aquellas tendencias ideológicas. ¿Cómo podríamos calificar de verdadera una solución A, B, C, si nos destruye lo fundamental o substancial de una cosa que sabemos de antemano que es connatural al hombre, y, por lo tanto, indestructible, y, por ende, verdadera?

6.- Ambas tendencias son connaturales al hombre, ¿no es verdad?

-Sí.

-Pues hay que respetar lo fundamental o substancial de ambas.

¿Que esto no es posible? Pues entonces no es posible la conciliación o armonía que buscamos.

¿Es posible la conciliación? Pues entonces ha de ser pos ible respetar lo fundamental o substancial de dichas tendencias.

7.- ¿Cómo es posible respetar lo fundamental o substancial de dos tendencias ideológicas al parecer opuestas?

-Evidenciando radicalmente o in radice, que esa oposición no existe.

-Demostrando que la tendencia A, por ejemplo, nace de la misma tendencia B, o viceversa.

8.- Si una nace natural y lógicamente de la otra, clara cosa es que ambas reconocen un mismo origen; evidente cosa es que se respeta aquí lo fundamental o substancial de las dos.

9.- Buscamos la conciliación y armonía entre dos cosas al parecer opuestas; ¿puede darse una conciliación y armonía más legítimas, lógicas y naturales, que decir, y decirlo en verdad:

Estas cosas no son opuestas, como parece; al revés, se concilian y armonizan admirablemente, porque las dos son hijas de una sola y misma madre?

§. 2.

El Beato Lulio es el único que ha reunido las condiciones debidas para poder efectuar la conciliación platónico-aristotélica.

1.- Siendo esto así, como realmente es, solamente podrá efectuar la conciliación entre Platón y Aristóteles el filósofo que

a) aborde de frente, y no tan sólo de soslayo, los cuatro consabidos problemas: cosmológico, ideológico, lógico y criteriológico, en aquello, claro está, en que disienten los dos Filósofos de la Grecia;

) respete, en la resolución propuesta, lo fundamental o substancial de las dos tendencias ideológicas;

c) demuestre que las dos tendencias ideológicas (ambas connaturales al hombre) se rigen por unas mismas leyes originarias, es a saber, que una tendencia nace de otra, que la tendencia A nace de la tendencia B, o viceversa. Por lo que las dos tendrán un mismo origen, las dos tendrán su asiento en los pliegues más recónditos del espíritu humano, dado que, según el sentir unánime de los filósofos, una de aquellas dos tendencias debe ser forzosamente la tendencia connatural al hombre; de donde inferimos, que entonces, y solamente entonces, las dos se regirían por unas mismas leyes originarias.

2.- Al llegar aquí ¿nos será lícito declarar humildemente que, según nuestro parecer, el Beato Raimundo Lulio reúne todas estas condiciones en la solución por él propuesta para conciliar a Platón con Aristóteles?

Más aún: digo que «solamente las reúne él, entre los muchos que han ensayado dicha conciliación y armonía.

3.- En consecuencia, ha de ser precisamente nuestro Doctor y Maestro quien efectúe la conciliación entre la Academia y el Peripato, porque solamente él reúne, en la solución propuesta, todas las condiciones para ello exigidas.

Lo veremos cuando expliquemos dicha solución en sus cuatro aspectos cosmológico, ideológico, lógico y criteriológico.




ArribaAbajoArtículo 2.º

¿Han hecho tentativas otros, y cuáles, y por qué han fracasado?


§. 1.

Conciliación excogitada por Fox Morcillo

1.- Sí, las han hecho. Pero las tentativas que merezcan propiamente tal nombre, son pocas. Los conatos de conciliación, ya son más. Los filósofos que han buscado simplemente analogías en el pensamiento de Platón y Aristóteles, alcanzan, sí, un número subidísimo.

2.- Ni en los conatos dichos, ni en los que simplemente buscaron estas analogías, para nada debemos ocuparnos. ¿A qué fin?

3.- La tentativa más seria es la que realizó el filósofo sevillano Sebastián Fox Morcillo en el siglo XVI en sus obras De naturae philosophia seu de Platonis et Aristotelis consensione y In Platonis Timaeum Commentarii.

¿Por qué fracasó?

-Sencillamente porque, aun siendo la más seria o concienzuda, resulta ser incompletísima.

4.- Como hemos dicho, los problemas en que disienten Platón y Aristóteles son cuatro: el cosmológico, el ideológico, el lógico y el criteriológico. Y Fox Morcillo únicamente presenta la solución conciliadora del problema cosmológico.

5.- Pero, ¿cómo armonizar el origen de las ideas platónicas con el origen de las ideas según el Estagirita?

¿Cómo armonizar la Lógica de Platón con la Lógica de Aristóteles, siendo aquélla real e intencional a la vez, y ésta solamente intencional?

6.- Nada dice de estos problemas igualmente importantes, o más todavía, si cabe, que el problema cosmológico, en los disentimientos que hallamos entre la Academia y el Peripato.

Eacute;sta es la razón por que no ha dado sus frutos la armonía excogitada por el filósofo hispalense.

7.- Decimos más: la misma conciliación platónico-aristotélica que, en lo concerniente al problema cosmológico, nos presenta Fox Morcillo, es incompleta asimismo; pues se reduce a ofrecernos un texto de Aristóteles donde el Estagirita dice lo mismo que Platón tocante a la existencia de una Forma Primera y divina y universal (creatriz de todas las demás formas llamadas particulares), a la que se refieren todas éstas como a su fin, y que, además, existe separada de los seres concretos.

8.- Bueno; todo esto está muy bien.

Es un excelente punto de partida para la conciliación tan deseada.

Pero ello solo no basta.

9.- Admitida por Aristóteles la Forma primera y divina y universal de Platón, ¿cómo esa Forma reúne en sí misma los caracteres o notas propiísimas que Aristóteles asigna a las llamadas formas particulares o que insiden en las cosas? ¿Cómo explicar todavía las consecuencias que nacen de ahí?

Fox Morcillo guarda silencio sobre todo esto.

10.- Y, en lo relativo a la Materia, sólo busca analogías entre los dos Filósofos de la Grecia, sin descender al fondo de la cuestión debatida.

Veámoslo brevemente.

11.- Los disentimientos entre el Filósofo de Atenas y el Filósofo de Estagira, en el problema cosmológico, consisten en que no aprecian del mismo modo dichos filósofos la naturaleza de los elementos constitutivos de la substancia corporal, o sea, la Forma y la Materia.

A.

Conciliación foxiana en lo relativo a la Forma

12.- Separa Platón aquella Forma o idea que presenta, de la concreción de las cosas corpóreas, y la coloca en el Intelecto divino como ejemplar de cualquier producción.

Aristóteles la une a las cosas, como otra parte de la substancia corpórea.

¿Qué armonía cabe aquí?

13.-Escuchemos al Filósofo de Sevilla:

«Platón en el Timeo, en el Parménides, en el Fedón y en otros textos, pone esta Idea o Forma, como principio separado de las cosas que se hacen, en la Inteligencia divina, porque el que crea todos los seres preciso es que tenga alguna norma para esta producción...

Aristóteles, que se contentaba con el conocimiento de las causas más próximas de cualquier cosa, prescindiendo casi de las restantes, quiere sea la Forma que inside en las cosas principio de su constitución...

No obstante, el Estagirita, en el libro II de su Física, señala cierta Forma divina, de la cual todas las demás formas proceden y a la que éstas integran.

Por donde me parece que coincide Aristóteles con Platón, o que, impugnando (Aristóteles) la opinión de este último, casi no sabe que se equivoca.

Si, pues, juzga que existe alguna Forma primera y divina, a la que como a su fin se refieren todas las otras (deberá admitir que es aquella Forma universal platónica), en cuanto algo universal separado es necesario que lo conciba como distinto con preferencia a la cosa misma.»

14.- «Itaque Plato in Timaeo, Parmenide, Phaedone, locisque aliis, Ideam hanc veluti principium a rebus quae fiunt semotum, in Dei mente collocavit, quoniam agens omne rationem aliquam efficiendi...

At vero Aristoteles, qui propinquis cujusque rei causis contentus, reliqua fere neglexit, Formam rebus insitam principium constitutionis esse vult...

Nihilominus tamen ipse, in secundo Physicorum libro, divinam quandam Formam statuit, a qua caeterae formae omnes oriantur, quas eadem Ipsa complectitur.

Qua in re mihi ille videtur cum Platone sentire aut in pugnantem sententiam pene inscius prolabi. Si enim Formam aliquam primam ac divinam esse putat, ad quam veluti ad finem aliae referantur omnes... tanquam universale quiddam separatum ante re ipsa sejunctum faciat, necesse est.» (De naturae philosophiae seu de Platonis et Aristotelis consensione libri quinque; lib. I, cap. 6).

15.- Tiene razón D. Urbano González de la Calle: la conciliación platónico-aristotélica aparece con más relieve y precisión determinada, por lo que a la idea y a la forma concierne, en los Comentarios foxianos al Timeo (parte II, pág. 57 y 58). Dice en esta obra el Filósofo hispalense:

«Aristoteles Peripateticique multi easdem (formas) prorsus sustulere, minimeque separari a materia posse asseruere; quod multis locis Aristoteles affirmat.

Sed si rem melius contemplari volumus, ex ipsius etiam Aristotelis verbis ideam esse a formis substantialibus diversam probare possumus. Nam cum duplicem ille formam proponat, libro II Physicorum...

Quo fit ut cum Aristoteles ideas tollit, minime quidem tollat primam illam Formam reliquarum procreatricem, sed eas quae, cum materiae adjunctac sint, separari posse dicuntur: is enim substantiales cujusque rei formas a materia sejungi negat, quod Plato etiam admittit.

At vero primam illam Formam, separari posse, cum Platone intelligit.»

16.- Versión castellana.

«Aristóteles y muchos peripatéticos, de ninguna manera quisieron admitir formas separadas de los seres concretos, y afirmaban que las formas eran inseparables de la materia: esto es lo que, en muchos lugares, enseña Aristóteles.

Empero, si estudiamos la cuestión con más detenimiento, no nos será difícil demostrar que, según el mismo Estagirita, la Idea platónica no es diversa de las formas substanciales del propio Estagirita. Pues afirma éste, en el libro II de su Física, la existencia de una doble Forma.

Por donde, rechazando Aristóteles las ideas separadas de los seres concretos, no por eso rechaza aquella Forma primera, creatriz de todas las demás, sino que rehuye tan sólo afirmar que puedan estar separadas de la materia las formas que insiden en la materia.»

Aristóteles niega que las formas substanciales de las cosas puedan estar separadas de la materia. Y lo mismo establece Platón.

Además, afirma Aristóteles, que aquella Forma primera puede estar separada de la materia. Que es precisamente lo enseñado por Platón.»

17.- Y nada más escribe Fox Morcillo para conciliar las enseñanzas de la Academia y del Peripato acerca la Forma.

Repitámoslo: nuestro Filósofo enfocó muy bien la conciliación platónico-aristotélica sobre este punto; pero, así que hubo comenzado a andar, detuvo sus pasos.

18.- Admitida por ambos Filósofos la existencia de una Forma separada, primera, divina y universal, tenía que explicarnos Fox Morcillo de qué manera la Idea o Forma separada de Platón (principium generationis rerum -principio del ser de las cosas)

a) inside en las cosas particulares,

) siendo en ellas principio del ser,

c) principio de acción,

d) y principio de finalidad; que éstas son las cuatro cosas que afirma terminantemente de sus formas substanciales el Filósofo de Estagira.

19.- Este fragmento de conciliación platónico-aristotélica ha sido olvidado de los sabios, y no ha producido fruto alguno para el adelantamiento de las ciencias (como ha de producirlos forzosamente una verdadera conciliación entre la Academia y el Peripato), por incompleto o insuficiente en sí mismo.

B.

Conciliación foxiana en lo relativo a la Materia.

20.- Dice el señor González de la Calle: «En este problema transcendental, transcendentalísimo, de la Materia, Fox concilia a Platón con Aristóteles pretendiendo tan sólo mostrar analogías, sin que explique, en base de ellas, las reales diferencias que separan a los dos eximios pensadores de la filosofía helénica.» (Estudio histórico-crítico de las doctrinas de Fox Morcillo, pág. 99; Madrid, 1903).

Estas palabras, a nuestro humilde entender, son exactísimas.

Veámoslo.

21.- Dios la Idea y la Materia: he aquí las tres causas de todas las cosas, al decir de la Academia.

a) De donde, la Materia, según Platón, y así lo afirma él mismo, es eterna, no producida e independiente de la causalidad de Dios.

) Es una masa caótica, que carece, por lo mismo, de formas distintivas.

c) Esta materia es el origen y causa del mal.

d) Es madre y receptáculo de las formas.

e) De esta materia ha nacido el mundo sensible.

«Totius materiae disputationem brevi quadam conclusione hic colligit Plato, ipsam enim describens quasi matrem et receptaculum formarum appellat, ex eaque mundum hune sensibilem natum esse dicit.» (In Platonis Timaemum Commentarii, part. III, pág. 277, edición citada).

f) La Materia tiene duración indefinida; es ingenerada, incorruptible, y se ofrece unida siempre a alguna forma corporal.

g) Es cierto incorpóreo receptáculo de todas las cosas, que tiene la facultad, por su propia naturaleza, de recibir distintas formas.

22.- Esta Materia, de que hasta aquí nos ha hablado Platón, ¿corresponde a la materia prima de Aristóteles?

-Parece que sí; pero no lo dice el filósofo ateniense.

-¿Qué nos dice Platón de la materia segunda?

-Nada.

23.- Ahora, que hable Aristóteles.

La Materia puede ser, o prima o segunda.

1) «Materia prima es uno de los dos elementos constitutivos de una substancia corporal, el que de sí mismo está privado de toda determinación específica y recibe su determinación de la forma substancial; o más brevemente, sujeto indeterminado, perfectible.»

2) «Materia segunda, o cuerpo sensible: substancia material completamente constituida, naturalmente afectada de partes cuantitativas, y que no puede ya recibir otras formas que las accidentales.» (Tratado elemental de Filosofía, de Lovaina; tomo II, Vocabulario filosófico, página 170; Barcelona, 1910).

24.- ¿Cómo conciliar o armonizar todo esto?

Que hable Fox Morcillo, o mejor, por ser más breve, que hable el señor González de la Calle:

«Al llegar a este punto ofrece Fox el concepto tan discutible de la Materia primera y de la Materia segunda, para ver de alcanzar la anhelada conciliación platónico-aristotélica.

Esta última, dice que es la que por las varias esencias de las cosas se ofrece como ampliamente difundida.

La primera, en cambio, es aquel común receptáculo de todas las cosas, que comprende tanto el mundo como sus partes, y que por su infinita duración se llama eterna, inmutable, ingenerada e incorruptible.

La materia segunda se da en cada uno de los cuerpos particulares; y aun cuando no difiere de la primera en cuanto a su esencia y propiedades, sí difiere de ella en cuanto es susceptible de división en partes.

En este punto, y después de tantos esfuerzos, reposa Fox, y dice que Platón y Aristóteles quedan conciliados.» (Obra citada; pág. 97 y 98).

25.- ¿Qué concepto nos merece la conciliación excogitada por Fox Morcillo?

-Desfavorable por demás.

En nuestro sentir, no hay tal conciliación. Es la manifestación de un buen deseo: nada más.

Las analogías nunca constituirán una verdadera y propiamente dicha conciliación o armonía.

26.- El Filósofo de Sevilla no ha sabido mostrarnos de qué manera

a) el concepto platónico de la Materia corresponde a la Materia prima de Aristóteles;

) ni, tampoco, de qué manera el mismo concepto platónico de la Materia pueda corresponder a la Materia segunda del Peripato.

Y estas dos cosas son de absoluta necesidad en toda conciliación platónico-aristotélica.

27.- Nos hacemos nuestras estotras palabras del propio González de la Calle: «En el problema de la Materia se atiene Fox Morcillo a las analogías del pensamiento de ambos filósofos; pero no muestra el camino que sigue para precisarlas, y como por especie de intuición las señala rápidamente.» (Obra citada; pág. 264).

He aquí el por qué fracasó la conciliación platónico-aristotélica que excogitara Sebastián Fox Morcillo.

§. 2.

Otros conatos de conciliación

1.- Y si ésta fracasó por tan grande motivo por tantas razones como hemos dicho, siendo, como realmente es, la más seria, la más concienzuda y la más completa de cuantas vemos en la Historia de la Filosofía (si exceptuamos la excogitada por el Beato Lulio), ¿qué diremos de todas las restantes?

Casi se puede afirmar que los demás partidarios del armonismo platónico-aristotélico se han limitado a establecer, que «los dos filósofos griegos difieren uno de otro por la forma más que por el fondo.»

2.- Que es la tesis del Cardenal Bessarión, seguida por muchos de su tiempo en Italia, foco a la sazón de platonismo; y también en España, en el mismo siglo XVI, seguida por el Cardenal García de Loaysa y el célebre cronista Ambrosio de Morales.

3.- ¿Ni para qué hablar de la fantástica región (según el señor Menéndez y Pelayo) en que planteó y resolvió a su modo el problema de la conciliación platónico-aristotélica Juan Pico de la Mirándola?

4.- El señor Menéndez y Pelayo en sus Ensayos de crítica filosófica, pág. 163 y 164, ha vulgarizado unos textos de Edmundo Zeller y de Alfredo Fouillée (los cuales, según él mismo, vienen a decir lo mismo) acerca de la tan deseada, (si bien poco buscada), armonía o conciliación de Platón con Aristóteles.

5.- ¿Concilian verdaderamente e integralmente a la Academia con el Peripato esos críticos modernos?

-De ninguna manera.

6.- El Autor de la Historia de la Filosofía de los griegos se limita a escribir que las ideas platónicas «forman el centro de las especulaciones de Aristóteles», pues la idea platónica equivale a la forma aristotélica; explicando luego el por qué Aristóteles se resistió a relegar a la forma fuera del mundo sensible, como lo hizo Platón con su idea.

7.- Pero esto, con ser todo verdad, y gran verdad,

1) ni nos explica cómo la idea platónica realiza todos los actos y funciones de la forma aristotélica;

2) ni nos dice nada acerca del otro problema parcial de la Materia;

3) ni tampoco nos dice nada del problema ideológico;

4) ni, por último, nada nos cuenta del problema criteriológico.

ERGO, todo eso debe ser llevado al Museo de la Historia; no al mercado corriente de la ciencia contemporánea.

8.- El Autor de la Psicología de las Ideas fuerzas se limita a manifestar que ambos filósofos griegos tienen razón, es decir, que nuestro principio es externo a nosotros y al mismo tiempo interno. Externo, como decía Platón; interno, en sentir de Aristóteles.

De suerte que el primer filósofo consideró solamente una parte de la realidad o del ser; y el otro filósofo consideró o estudió la parte complementaria.

¿Quién no ve, con luz meridiana, que a Fouillée le podemos objetar lo que hemos objetado a Zeller?

Actualmente el profesor polaco señor Lutoslawski, repite lo dicho ya por Zeller y Fouillée.

10.- Los excelentes deseos manifestados (que no verdaderas conciliaciones) por lo señores Gumersindo Laverde Ruiz y su discípulo Menéndez y Pelayo, son de todos conocidos.